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Corín Tellado / La escritora más prolífica del mundo

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FICCIONES




DRAGON




Corín Tellado
LA ESCRITORA MÁS PROLÍFICA DEL MUNDO
(1927 - 2009)

María del Socorro Tellado López, conocida como Corín Tellado, (Viavélez, El Franco, Asturias, 25 de abril de 1927 - Gijón, 11 de abril de 2009) fue una extremadamente popular y prolífica escritora española de unas de 5.000 novelas principalmente románticas entre 1946 y 2009, que fueron traducidas a 27 idiomas. Es autora también de fotonovelas, cuentos infantiles y novelas eróticas. En 1991 publicó Lucha oculta, su primera novela larga. Se le considera la escritora más prolífica del mundo.
Al finalizar la Guerra Civil, Corín Tellado se trasladó junto a su familia a Cádiz, donde completó sus estudios y se inició en la redacción de narraciones cortas. En 1946 la editorial Bruguera publicó su primera novela, Atrevida apuesta, narración de corte romántico y sentimental que tuvo una gran acogida entre el público. Ese primer éxito la llevó a colaborar con la misma editorial al ritmo de una novela corta por semana; desde 1951, por otra parte, amplió considerablemente su número de lectores al firmar un contrato con la revista Vanidades, de gran difusión en Hispanoamérica.
Sus títulos, distribuidos en los quioscos, se difundieron de tal manera que ya en 1962 la Unesco afirmó que Corín Tellado era la autora más leída en español. A finales de 1966, la escritora se adentró en el terreno de la fotonovela; gracias a la colección “Corín Ilustrado”, llegó a vender en una semana 750.000 ejemplares de Eres una aventura. Su producción literaria, traducida a varias lenguas, alcanzó tal popularidad que se multiplicaron las adaptaciones cinematográficas basadas en su obra; la primera de ellas fue Tengo que abandonarte (Antonio del Amo, 1970).
En 1979 Corín Tellado abandonó momentáneamente la novela rosa para lanzar, también con la editorial Bruguera, la colección de novelas eróticas de bolsillo “Especial Venus”, que firmó con el seudónimo de Ana Miller. El hundimiento de Bruguera en 1986 supuso para la escritora el comienzo de una nueva etapa en su trayectoria literaria. Así, enriqueció su prosa con nuevos registros y géneros, y redactó una colección de cuentos juveniles para las editoriales Júcar y Cantábrico. Entre la producción de esta época destacan títulos como Cuando llega PizcaEl circo del corazónLa rebeldía de BorisPerico y Nanay y muchos otros más que conquistaron al público más joven.
Su popularidad sin parangón en el mundo literario femenino le permitió abrirse paso en el mercado audiovisual estadounidense al ceder en 1990 los derechos de 26 de sus novelas a la productora G&G Partners; más tarde, varias cadenas americanas y las españolas Telecinco y Antena 3 emitirían una serie de capítulos basados en sus novelas. Al año siguiente Corín Tellado escribió, junto a la periodista Blanca Álvarez, su autobiografía, publicada por la editorial Grupo Libro 88 dentro de su colección “¿Yo soy así?”.
El mismo año apareció su primera novela larga, titulada Lucha oculta, y en 1994 la editorial Edimundo publicó la obra completa de la prolífica escritora, que entró en el libro Guinness por haber firmado más de cuatro mil títulos. En 2000 publicó su primera obra en Internet, Milagro en el camino. Homenajeada en diversos encuentros literarios, su trayectoria literaria le valió, entre otras distinciones, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (1998), la Medalla de Plata de Asturias (1999), el Premio El Comercio 2001 a la proyección de Asturias en el exterior y el título de Hija Adoptiva de Gijón (2003).




La receta de Corín


AMELIA CASTILLA
ANDRÉS FERNÁNDEZ RUBIO
Madrid 10 MAR 1996

Corín Tellado fue una pionera de los superventas con sus novelas románticas y, según lo cuenta ahora, el fracaso sentimental que marcó su vida también podría servir de argumento para una de sus obras. Con 4.000 títulos publicados y "dicen que 400 millones vendidos", la escritora afirma que ha utilizado siempre una serie de ingredientes "que son como peones que uno mueve de distinto, modo". "La pasión, el amor y el deseo", dice. "Sin eso no haces nada. Después, la comprensión. Luego, los seres humanos, que son muy buenos o muy malos".Corín Tellado se autodefine como "una escritora de entretener, de novelas que las coges en una estación y las tiras al llegar". Y añade que su principal rasgo es que es "una adicta al amor, a la familia y al matrimonio". "Lo que pasa es que fracasé. No podía soportar su egoísmo. Yo detestaba su mezquindad y su egoísmo. Acabé harta, y cuando algo te va muy mal no te quedan ganas de empezar de nuevo. A mí me pesa, pero era en el 62. Tuve luego ocasión de rehacer mi vida y no lo hice porque sencillamente tenía miedo a un segundo fracaso y eso hubiese sido muy decepcionante. Sigo viviendo como puedo, a. mí escribir me gusta mucho y nunca dejaré de hacerlo".

Cuando empieza una novela, Corín Tellado no sabe nunca lo que va a salir. "Los protagonistas me llevan por donde quieren, yo lucho, pero esa lucha tampoco es buena porque significa rebelión, y lo que tú necesitas es que el personaje vaya funcionando solo para que te salga de carne y hueso, no de papel".

Corín Tellado hace la señal de un metro y dice que el amor, la pasión y la sexualidad son 6 centímetros. Lo otro queda para la comprensión, la cordialidad y el respeto. Poniéndose generosa, alarga hasta 14 los centímetros pasionales. "Si yo hubiera tenido por donde engancharlo, no lo hubiera soltado", dice respecto a su pasado amor. "Aunque fuera por una esquinita, porque la soledad es aceptable pero obligada. Vivo con mi hija y cinco nietos. Soy feliz con ellos. La única persona con la que fallé fue con mi marido, tan terriblemente egoísta".

Corín Tellado no tiene planteamiento alguno a la hora de escribir. "Sencillamente, es lo que vengo haciendo desde los 17 años. Lo echo de menos cuando no lo hago, y estos días no lo estoy haciendo", dice la escritora, convaleciente de una gripe.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de marzo de 1996













"He sacrificado mi vida a la literatura. Me hice daño a mí misma. Pero dejaré de escribir, cuando me caiga la cabeza sobre la máquina. Yo no me rindo."



Corín Tellado





"A insinuar me enseñó la censura, porque decía las cosas claras y eso me lo rechazaban. Hubo meses que me rechazaron hasta 4 novelas. Algunas novelas venían con tantos subrayados que apenas quedaba letra en negro. Me enseñaron a insinuar, a sugerir más que a mostrar. Aprendí a contar lo mismo pero con sutileza, así nunca me dejé nada por decir."

Corín Tellado

Corín Tellado
Muere Corín Tellado, maestra de lo sentimental

Escribió 4.000 novelas y millares de relatos; vendió 400 millones de libros


JAVIER CUARTAS
Oviedo 12 ABR 2009

Corín Tellado, la escritora más prolífica en castellano, la más leída en español (según la Unesco) tras Cervantes, y paradigma de la cumbre de la novela sentimental en los últimos 60 años, falleció ayer en su domicilio de Gijón (Asturias), a los 82 años, 15 días antes de que cumpliera 83. Deja una vasta obra de más de 4.000 novelas cortas del género rosa, 400 millones de ejemplares vendidos y numerosos relatos, que siguió publicando quincenalmente hasta su fallecimiento.

Desde que en 1946, con 19 años, publicara Atrevida apuesta, por la que le pagaron 3.000 pesetas de la época, Tellado se erigió en una referencia de la vida española para millones de lectoras. Denostada muchas veces por el tipo de género que cultivó, de corte amoroso y sin mayores pretensiones, su literatura fue, a juicio de su autora y de cuantos la han reivindicado, una escritura sin especial mérito estilístico, pero con gran destreza y eficacia, técnicas para conectar con el público popular ("alguien tenía que hacer las historias de amor", dijo). También abrió una ventana a la felicidad para muchas mujeres. Incluso fue avanzadilla en la liberalización: en sus novelas había besos mientras en la calle se prohibían.
















Guillermo Cabrera Infante la calificó como "la inocente pornógrafa"

Tellado puso en pie una producción novelística vastísima que trascendió fronteras, ocultándose ella misma de la curiosidad ajena, hasta que en 1981 la visitaron en Gijón Mario Vargas Llosa y Guillermo Cabrera Infante.
Su obra ocultaba el talento de una mujer de rompe y rasga, libérrima, capaz de sacar adelante una familia en solitario. Construyó historias de enamoramientos idealizados, pero su vida sentimental encalló en un matrimonio fracasado, del que tuvo dos hijos, que siempre vivieron con ella y que le han dado seis nietos. "He sacrificado mi vida a la literatura. Me hice daño a mí misma".
María del Socorro Tellado López fue la única mujer de los cinco hijos de un ama de casa y un maquinista naval de la marina mercante. Socorrín -diminutivo que derivó a Corín- halló en los juegos infantiles la vía de superación de la timidez congénita.
En esa transición fue decisivo el hallazgo, en el desván de la casa familiar, de un baúl donde su padre guardaba obras de grandes escritores. Los Dumas, Blasco Ibáñez y otros le permitieron descubrir un mundo de creatividad. Sus inicios como escritora fueron producto del orgullo. Uno de sus hermanos escribió una novela durante una larga convalecencia. A su madre le gustó, pero Corín la juzgó poco real. Al día siguiente escribió su primer relato para demostrar su superioridad.
En 1945, el librero al que compraba novelas la puso en contacto con la editorial Bruguera. En 1946 se publicó su primera novela, Atrevida apuesta, y al año siguiente Bruguera ya la incluyó en su nómina. Ahí arranca un fenómeno que llega hasta fines del siglo XX, con una sistemática de trabajo que arrancaba a las cinco de la madrugada, con un café solo, un paquete de cigarrillos mentolados y una máquina de escribir Hispano Olivetti.
La revista Vanidades, que entonces se editaba en Cuba, le contrató en 1951 dos relatos al mes. Con ella, la tirada pasa de 16.000 a 68.000 ejemplares. El corrector de pruebas era Guillermo Cabrera Infante, quien años después calificó a Tellado como "la inocente pornógrafa, aunque ni era tan pornógrafa ni tan inocente".
Varias de sus obras (Tengo que abandonarte, Mi boda contigo y otras) fueron llevadas al cine a partir de 1970. Y en 1977 debutó en la radio con el serial Lorena.Con la democracia, Tellado dio un giro a sus novelas. En 1979, con el seudónimo de Ada Miller, publicó hasta 26 novelas eróticas de bolsillo.
La quiebra, en 1985, de la editorial Bruguera le devolvió la libertad. Irrumpe entonces como autora de novelas juveniles. Aún tardaría una década en dar el salto a la novela larga, su eterna aspiración. Lo hizo con Lucha oculta (1993), un retrato de la España de la transición, a la que le siguieron tres más. En 1992 le fue diagnosticado un problema renal que le obligaría desde entonces a seguir sesiones de diálisis en días alternos. Continuó escribiendo, aunque a partir de entonces dictó los textos a su nuera, y cumpliendo su compromiso quincenal con Vanidades. "Dejaré de escribir, cuando me caiga la cabeza sobre la máquina. Yo no me rindo", dejó dicho.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de abril de 2009









"Ni soy romántica ni escribo novelas románticas. Soy positiva y sensible, y escribo novelas de sentimientos, que no es lo mismo. Para mí, la novela puede ser sentimental, no me molesta que me encasillen en la novela rosa, pero es evidente que muchos ignoran que la denominación rosa procede de cuando las tapas de la novela eran de ese color. El amor nunca pasa de moda y aunque mis novelas puedan parecerse entre sí, todas son diferentes. El desamor es lo que más está presente en ellas."

Corín Tellado






La boda de Corín Tellado con Domingo Egusquizaga en Covadonga, en 1959.

Corín jamás dijo "te amo"


Javier Cuartas
19 de abril de 2009

La mayor fabuladora de novelas románticas no tuvo una vida en rosa: dura y pragmática, se separó de su marido a los tres años de matrimonio y nunca rehízo su vida sentimental. Durante años, su esposo le siguió enviando cartas. Ella jamás las abrió. Al morir él, las quemó sin leerlas. "Yo nunca he dicho 'te amo", confesó años después

Corín Tellado, la maestra del género rosa en castellano y autora de una gigantesca obra literaria de temática sentimental que sedujo a varias generaciones de mujeres durante más de medio siglo, no logró en sus casi 83 años de vida la dicha amorosa que transmitió en las más de 4.000 novelas que, con una disciplina de trabajo indesmayable y una fantástica capacidad de fabulación, publicó semanalmente durante 53 años hasta su fallecimiento en su domicilio de Gijón (Asturias) el pasado día 11.
Su vida amorosa, truncada a los tres años de matrimonio por una separación que ella impuso, fue la única trama argumental a la que nunca quiso ponerle un final feliz. Ni hubo reconciliación conyugal ni volvió a rehacer su vida sentimental con otro hombre. Las cartas que le escribiera su marido durante años tras la separación quedaron sin abrir y la escritora las quemó, el mismo día que enviudó, sin haberlas leído. Ya octogenaria, confesó: "Me olvidé de vivir".
Corín jamás cayó rendida a las pasiones que promovió. "Nunca estuve locamente enamorada. Quise apaciblemente". Y también: "No he sufrido nunca ese amor ardiente y arrebatado". La autora de la más extensa obra literaria amorosa en castellano, con más de cuatro millones de ejemplares vendidos, no fue el prototipo de mujer sentimental y romántica al uso, sino una persona de carácter recio, muy aguerrida y pragmática, por más que, bajo su apariencia de dureza, latiera la nobleza de un ser sensible: "Soy realista", le confesó a este periodista en julio de 1987. "Me emocionan las cosas reales, las que palpo, las que tienen vida. No me seducen las puestas de sol, ni las estrellas, ni la luna llena. Yo nunca he dicho 'te amo', 'te quiero', 'vida mía'. Sólo lo sugiero en las novelas para que se emocionen otros. A mí me conmueven los animales, los prados, las personas, la roca viva, los acantilados".
María del Socorro Tellado López (Viavélez, Asturias, 1926) ya era Corín Tellado cuando conoció a su futuro marido y padre de sus dos hijos. La afamada escritora descubrió a quien creyó que iba a ser el hombre de su vida en el verano de 1958 en Gijón. Domingo Egusquizaga, delegado comercial de una compañía vasca, había acudido a la Feria Internacional de Muestras de Asturias. La escritora tenía ya 32 años y llevaba 12 publicando una producción novelística de entrega semanal en la que sublimaba (aun con sufrimientos, avatares y desamores) las relaciones de pareja. Domingo era, según Corín, "guapo, bien plantado, limpio, dicharachero... Era el hombre perfecto".
Aunque nacida a orillas del Cantábrico, en una casa blanca que se levanta junto a una palmera de ensoñaciones ultramarinas, la escritora quiso que su boda se celebrara en las montañas de Covadonga. En la gruta, sobre una cascada de agua y al pie de la Santina, Corín y Domingo se dijeron "sí, quiero" en plenos Picos de Europa, en 1959, un año después de su primer encuentro. Pero la relación se demostró fallida de inmediato. Ya durante el viaje de novios intuyó que su matrimonio había sido una equivocación. "Qué gran error. No pegábamos ni con cola. Él hubiera sido feliz con otra mujer, y yo lo hubiera sido con otro hombre, pero juntos éramos un fracaso como pareja. No teníamos nada en común". El matrimonio siguió resquebrajándose con la convivencia diaria. Un año después de la boda nació la hija mayor, Begoña, y un año más tarde, el varón, Chomín. Pero Tellado toma en 1962 una decisión radical para la época: impone la separación y se queda con los niños. A Tellado, que ya publicaba en la revista Vanidades, de Miami, le propusieron mudarse a Florida para que pudiera rehacer su vida, pero la escritora optó por quedarse en Gijón.
Las causas de su fracaso matrimonial fueron varias. "Yo era mucha mujer", comentó en julio de 1987. Años después fue más explícita: "Yo quise mucho a mi marido. Era guapo y buena persona, pero era un fastidio. No era un hombre malo, pero su carácter era fastidioso, reñía, era un cascarrabias".
La separación se produce en un momento cumbre de la escritora. La Unesco acababa de proclamarla como el segundo autor en castellano más leído en el mundo, sólo tras Cervantes. Amén de sus novelas semanales para la editorial Bruguera, seguía publicando una historia quincenal en Vanidades, de difusión en Hispanoamérica. Y a fines de aquel mismo 1962 aparecieron las fotonovelas Corín Ilustrada.
Se levantaba a las cinco de la madrugada y se encerraba con un café y una cajetilla de cigarrillos mentolados Kool en el despacho, donde tecleaba en una Hispano-Olivetti 50 hasta la hora de la comida. A veces corregía por las tardes. Cuando terminaba una novela, en un par de días, ya había concebido la siguiente.
La relación con su marido ya no se recompuso. Hace 22 años le confió a este periodista que durante años siguió recibiendo cartas de su marido, pero que nunca las leyó ni las abrió. Y el mismo día que le notificaron su fallecimiento, las quemó sin leerlas. Tampoco acudió al entierro de su marido en San Sebastián. "Fue mi hija Begoña y vio que tenía la casa llena de recuerdos de su familia, mis novelas y cartas dirigidas a mí que nunca envió. No supo manifestar lo que sentía. Sus cartas las rompí sin leerlas". "Murió como buscó morir: solo. Pero lo respeté siempre. Si nos vemos en el más allá, le daré la mano".
Como un trasunto de sus relatos, donde también aparecen mujeres de carácter, incluso adelantadas a su época, pero constreñidas por el ambiente pacato de la época, ella no fue una excepción. Aunque rompedora con su conducta, se puso el mundo por montera como mujer emancipada, triunfadora en su oficio, separada y que ya en los cincuenta circulaba por Gijón en una Vespa cuando era insólito ver una mujer en moto -"me importaba un rábano lo que dijeran de mí"-, hubo fronteras que nunca se atrevió a cruzar. Quizá sus hijos -lo insinuó en alguna ocasión- pesaron más que su temperamento indómito. El caso es que no se permitió una segunda oportunidad sentimental: "Soy mujer de compañero, pero fallé una vez y eso me marcó".
Sólo al final de su vida comentó que fue víctima de una época sin libertades. "Lamento no haberme casado otra vez. Pero nunca me divorcié. Cuando pude hacerlo, no existía el divorcio en España, y cuando se legalizó, el sol había pasado ya por mi puerta. Yo creo en el matrimonio. Mi madre murió con 78 años, y no paso un solo día sin recordar a mi padre. Eso es acabar bien la vida. Y yo estoy rodeada de los matrimonios de mis hijos. El amor existe". Capaz de combinar la causticidad con la ternura, la nobleza con el coraje y la apariencia de frialdad con el afecto profundo, Tellado era, al igual que su estilo literario, de trato directo y frontal -"no soy mujer a la que le gusten las ceremonias"- y ocultaba su verdadera personalidad bajo la impronta de un genio vigoroso: "Doy la impresión de ser mujer fría y distante, y aparentemente tengo mal carácter, pero sólo aparentemente. La gente que me conoce bien sabe que no es cierto. Lo que sí tengo es temperamento, eso no lo puedo negar, pero eso no es malo. No hubiera llegado aquí sin ese temperamento".
Los más cercanos, y entre ellos sus seis nietos, que la llamaban Tatín, lo avalan. Corín Castro Tellado, de 19 años, escribió el lunes a su abuela: "Fuiste (...) más que una madre. Lo fuiste todo para tus hijos. Y ahora ellos lloran tu ausencia. Todos te echamos de menos". Sólo en muy contadas ocasiones admitió haber sufrido: "La gente piensa que Corín Tellado es un portento y que vive divinamente, pero no, yo he sufrido, he llorado, he sentido como cualquier otro. He puesto en las novelas un sentimiento muy común, muy cercano y por eso nunca me extrañó que las chicas me leyeran con tanto entusiasmo".
En realidad, Tellado fue una mujer que, ya desde muy pequeña, aspiró a ocultar sus debilidades. Sus primos y vecinos la recuerdan de niña en Viavélez, antes de la Guerra Civil, como una muchacha muy tímida que superaba sus complejos adoptando una actitud de rebeldía. Aquella Socorrín -diminutivo familiar del que derivó el sobrenombre de Corín-, y única mujer de cinco hermanos, halló en las travesuras infantiles, que hicieron fama en Viavélez, la vía de superación de la timidez congénita y la forma de dar cauce a la imaginación desbordante que luego reconduciría hacia la escritura. Vivió la Guerra Civil en Viavélez. Conoció el desosiego de la familia "poniendo colchones en las ventanas" para protegerse de la metralla y tuvo el primer contacto con la muerte: "Vi cadáveres en las cunetas". Pero también descubrió la magia de la literatura en los libros que su padre atesoraba en el desván de la vivienda familiar.
Al término de la contienda, el ascenso laboral de su padre a jefe de máquinas supuso la mudanza de la familia: el buque en el que navegaba Guillermo Tellado dejó de hacer escalas en Asturias y la familia decidió su traslado a Cádiz. En la capital gaditana, Corín se recuerda como una muchacha "muy vergonzosa, muy tímida, que ni siquiera jugaba en los recreos", pero una compañera de la época, Ana María Morgado, la recordó como una adolescente "muy lanzada, que montaba en bicicleta cuando estaba mal visto y que fumaba cigarrillos a escondidas".
También mantuvo su afán lector: su debú como escritora, cuando estaba a punto de entrar a trabajar en una zapatería para contribuir a la economía familiar, fue producto del desafío y la emulación. Corín, que empezó a escribir relatos por las noches mientras velaba a su padre en el lecho de muerte, en 1945, escribió su primera obra para demostrarle a uno de sus hermanos que era capaz de escribir mejor que él. El librero gaditano al que compraba libros gestionó la publicación de su primera novela.
Fue en 1946. Tellado tenía 19 años y aquello cambió su vida. La muerte del padre había dejado a la familia en una situación económica maltrecha, y Corín había tenido que renunciar a seguir estudiando. Un contrato con Bruguera sólo un año después, en 1947, es el espaldarazo. La editorial le encarga un título a la semana. "El amor no era nada para mí cuando escribí mi primera novela. Allí le eché imaginación. Yo no sabía nada de hombres ni de amores. Pero desde aquel día nunca me faltó un sueldo".
Con los primeros ingresos económicos, se permite en 1948 una visita a Asturias. Lo que iba a ser una estancia breve se convirtió en definitiva: "Nada más apearme del tren reencontré aquella parte de mí misma que había quedado atrás y supe que éste era mi sitio y mi tierra". Corín mantiene su febril actividad de escritura en Gijón. Luego llegó el noviazgo, la boda, los hijos y la separación. El ritmo incesante de producción literaria se acelera. No terminaba una novela cuando ya estaba pergeñando la siguiente. Nunca se detuvo. Siguió tecleando en la Hispano-Olivetti y tratando de acompasar su novelística a los nuevos tiempos modernizadores y al avance de la sociedad y de las costumbres. "Me he divertido poco. Salía a veces con una amiga, pero no a bailar, sino al teatro, al cine, a escuchar a Antonio Molina... No, no era una vida divertida, pero no echaba nada de menos".
Ya no se la conocen nuevas relaciones afectivas aunque más de una vez declaró: "Hay cosas de mi vida que sólo yo conozco y que nadie sabrá jamás. Mi verdadera vida no se la digo ni se la diré a nadie. A nadie".
Con la llegada de la democracia y la superación del género rosa tradicional por los nuevos vientos de la libertad, Tellado evolucionó sus propias novelas (aparecen divorcios, abortos y desamores) y pulsó otras temáticas. En 1979, bajo el seudónimo de Ada Miller, publicó 26 novelas eróticas de bolsillo, pero no se sintió cómoda en el género. Pero el cambio social en España es arrollador y su novelística, sin llegar a desaparecer, sufre una merma en la atención del público. Ha dejado al menos dos novelas acabadas y el miércoles 8, tres días antes de su muerte, acabó de dictar la última historia para Vanidades.
La escritora, que acumuló un apreciable patrimonio, repartió sus bienes en vida entre sus dos hijos y vivió en los últimos años de una pensión y de los derechos de autor. La última reunión familiar se había producido el Viernes Santo, la víspera de su muerte. Su nieta Corín Castro Tellado aseguró que el mayor empeño de su abuela fue mantener unida a la familia. "Lo ha conseguido", sentenció. Corín afrontó su último trance con afán escudriñador: "Soy católica con reparos. Sólo siento curiosidad por saber lo que hay más allá. Si no hubiera algo, sería decepcionante".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de abril de 2009








"Yo hilvano un argumento en 5 minutos. Las historias de la vida cotidiana me inspiran. Yo recopilo las vivencias de la calle y las acoplo a mis cosas. Mis personajes tienen una tremenda humanidad. Hay muchas chicas que en la vida real han vivido lo que viven mis personajes. Yo adorno con fantasía las realidades, siempre escribo de gente de la alta sociedad, rodeada de lujos."



Corín Tellado




LA INOCENTE PORNÓGRAFA


En 1975 el escritor Guillermo Cabrera Infante estudió su obra en un capítulo de su libro O. Describió a Corín como «la inocente pornógrafa», por su capacidad para describir la pasión sin escenas de sexo. Cabrera Infante, dijo que la lectura de sus novelas fue determinante para su posterior dedicación a la escritura. Le dijo a la autora: "Conozco muchas novelas tuyas, que he leído por obligación pero también con gusto. Esas novelas tuyas aparecían periódicamente en la revista Vanidades, de La Habana. Donde yo trabajaba por entonces de corrector de pruebas, razón que justifica esa necesidad de leer todos tus textos, que me gustaban mucho".









Un fenómeno


MARIO VARGAS LLOSA
12 ABR 2009



Corín Tellado fue un fenómeno social y cultural extraordinario. Hizo leer a gente que jamás lo hubiera hecho, personas a las que les permitió soñar. Yo nunca leí ninguna de sus novelas, pero la entrevisté: me encontré con una persona sencilla, muy natural. Conectó con la gente simple y llegó a un público inmenso. Pocos autores habrán tenido tanto público. Me sorprendió por lo poco que conocía de la enorme difusión de su obra. No tenía consciencia de su repercusión. Creo que los editores ganaron con ella más dinero que la propia Corín, una mujer de provincias que vivió siempre en la periferia soñando en su mundo de fantasías románticas, de seres imposibles e irreales. Con esas novelitas ligeras daba a sus lectoras esa ración de fantasía e irracionalidad sin la que los seres humanos no podemos vivir. La traté con respeto, como era lógico, y desde entonces siempre me mostró una gran simpatía y cariño. Las tres únicas veces en que la vi siempre percibí ese cariño en las conversaciones cordiales que manteníamos. Por eso siempre la he guardado mucha estima. La primera vez me recibió con reticencias, porque ETA acababa de pedirle dinero, pero congeniamos. Fue creadora de una literatura menor y popular, sin pretensiones intelectuales, dirigida a un público humilde y poco informado. En cambio, era una fabuladora nata, sin una gran formación, pero con una intuición romántica que iba al compás de los tiempos. Cuando esos tiempos cambiaron, fue cediendo en dosis de credulidad. Seguro que hoy habrá muchos lectores que la estarán recordando con cariño y nostalgia.



BIBLIOGRAFÍA

Registrar más de cuatro mil quinientos títulos es una tarea imposible.

ADAPTACIONES

  • Diario de una enfermera (1988) Dirigida por Luis Eduardo Gutiérrez (Rebeca López y Enrique Tobón)
  • El enigma de Diana (1988) Dirigida por Luis Eduardo Gutiérrez (Raquel Ércole y Julio César Luna)
  • Pecar por amor (1988)
  • Te ayudaré siempre (1988)
  • Si no fueras tú (1988)
  • Nunca te engañé (1988)
  • Mentira sentimental (1988)
  • Así aprendí a quererte (1988)
  • El amor llegó más tarde (1988)
  • La conciencia de Lucía (1989) Dirigida por Gabriel Suau (Giselle Blondet y Carlos Vives)
  • En aquella playa... (1989) Dirigida por Gabriel Suau (Rudy Rodríguez y Osvaldo Ríos)
  • Mentira sentimental (1989) Dirigida por Gabriel Suau (Lourdes Morán y Rafael José)
  • Aquel bello amanecer (1989) Dirigida por Álvaro Tavera (Marisol Correa y José Luis Paniagua)
  • Encuentro final (1990) Dirigida por Martha Reguera (Silvian Rada y Arturo Bonin)
  • Juego de amor (1991) Dirigida por Miguel Varoni (Patricia Díaz y José Luis Paniagua)
  • Milagro de amor (1992) Dirigida por Pablo Alarcón (Claribel Medina y Pedro Juan Figueroa)
  • Un novio original (1993) Dirigida por Felipe González (Margarita Durán y Víctor Hugo Ruiz)
  • El primer amor (1994) Dirigida por Ignacio Agüero (Paulina Urrutia y Juan Falcón)
  • Tu silencio y el mío (1995) Dirigida por Vicente Sabatini (Lorene Prieto y José Manuel Secall)
  • Tu pasado me condena (1996)
  • Ambiciones (1997) Serie de 55 Capítulos.
  • Matrimonio por poder (1997)
Durante toda la década del 90 la programadora colombiana Jorge Barón Televisión hizo un dramatizado con varias de sus obras en un solo capítulo

CINE
  • Tengo que abandonarte (1969) Dirigida por Antonio del Amo.
  • Notre marriageMi boda contigo (1984) Dirigida por Valeria Sarmiento.



Philip Seymour Hoffman

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Philip Seymour Hoffman como Truman Capote

(1967 - 2014)

(Philip Seymour Hoffman nació en Fairport, Nueva York, el 23 de julio  de 1967 y falleció en la misma ciudad el 2 de febrero de 2014. Actor estadounidense. Después de casi veinte años de carrera en cine y teatro interpretando personajes de gran complejidad psicológica, frecuentemente secundarios, cobró fama y popularidad a partir del Oscar al mejor actor principal que mereció su actuación en la película Capote (2005), basada en la vida del escritor estadounidense.

Philip Seymour Hoffman fue el tercero de los cuatro hijos de un ejecutivo de la Xerox y de una luchadora ama de casa que adquirió una marcada conciencia feminista cuando, a raíz de la ruptura de su matrimonio, se vio obligada a sacar adelante a sus cuatro hijos sola. Ya desde el colegio, su competitiva madre, abogada a la sazón, le alentó a que hiciese realidad su vocación de actor.


Philip Seymour Hoffman


A los veintidós años, según propia confesión, comenzó “a temer seriamente” por su vida y decidió poner fin a sus andanzas nocturnas y a su adicción al alcohol. Hasta ese momento había sido un joven como los demás, que alternaba su participación en producciones modestas con su trabajo de camarero (que siempre odió) y con una curiosa afición por la lucha libre (que abandonó por una lesión).
Después de licenciarse en teatro en 1989 por la Tisch School of Drama de Nueva York, Philip Hoffman agregó a su nombre el de su abuelo, Seymour, y comenzó a frecuentar los escenarios y a aparecer en papeles secundarios tanto en películas independientes como en producciones de Hollywood.

La teleserie Ley y orden supuso su bautismo, y, cuando en 1992 participó en la primera película de renombre, Esencia de mujer, junto a Al Pacino, era la quinta vez que entraba en los estudios de grabación. Aunque su papel distaba de ser relevante, él siempre aseguraba que su experiencia en este filme determinó el resto de su carrera profesional. Lo cierto es que Hoffman siempre escogió cuidadosamente a sus personajes, relegando a un segundo plano el beneficio económico que pudieran reportarle.

Ese mismo año montó la compañía de teatro independiente LAByrinth Theater, que se mantendría profesionalmente activa durante mucho tiempo, estrenando al menos una obra al año. También por aquellas fechas comenzó a impartir clases en la Escuela de Artes de la Universidad de Columbia.

Diez filmes como Twister o Cuando un hombre ama a una mujer median entre Esencia de mujer y el trabajo que, un lustro más tarde, le convirtió en uno de los rostros habituales del cine independiente. Se trataba del filme coral Boogie Nights (1997), en el que, dando vida a un operador de cine porno gay enamorado de una estrella del género, interpretada por Mark Wahlberg, completó un reparto de lujo que incluía tanto a veteranos de la escena (Burt Reynolds) como a jóvenes promesas (Heather Graham, Julianne Moore o el propio Wahlberg). Desde ese momento pasó a ser uno de los actores incondicionales de su director, Paul Thomas Anderson, quien siempre le proporcionó papeles de peso, aunque fueran secundarios.



Secundario con carácter

Hoffman se reveló inmediatamente como un profesional de gran carácter, sumamente sacrificado y comprometido con su trabajo. Este comentario en una entrevista es revelador de la forma en que entendía su profesión: “Una vez, mientras rodábamos, alguien me preguntó si me estaba divirtiendo. ¡Por supuesto que no me divierto, en absoluto! Cuando he terminado, lo que me divierte es ver que he hecho un trabajo jodidamente bueno, que está aportándole algo a alguien. Es ahí cuando encuentro toneladas de diversión, pero no antes.”

Con esa mentalidad, no es extraño que en sólo un año su presencia brillara de modo tan fugaz como intenso en películas como Hapiness (1998), de Todd Solonz, El gran Lebowski (1998), de los hermanos Coen, o Magnolia (1999), de Paul Thomas Anderson. Los roles, dispares pero siempre extremos: enMagnolia daba vida a un abnegado enfermero que trataba de dar con el hijo del moribundo a quien tenía bajo su cuidado; en Hapiness, a un solitario degenerado que acosa a su vecina con llamadas obscenas; en El gran Lebowski, al despistado mediador de un millonario cuya hija ha sido secuestrada.

FOT0

En 1999, su aparición en El talento de Mr. Ripley, de Anthony Minghella, robó protagonismo a un trío estelar: Matt Damon, Jude Law y Gwyneth Paltrow. Poco a poco, Hoffman ganaba experiencia como actor multidisciplinar y camaleónico, conocedor profundo de todos los géneros, desde el drama más crudo hasta la comedia más ácida, sin contar con el teatro. Y es que, de modo paralelo, logró hacerse con dos nominaciones a los Tony como mejor actor de teatro en obras como El mercader de Venecia, de Peter Sellars.

Iniciado el nuevo milenio, los cinéfilos fueron acostumbrándose a verle en producciones del más variado pelaje, siempre como eterno y eficaz secundario: desde State and Main (2000) de David Mamet, hasta El Dragón Rojo (2002), tercera entrega de la saga de Hannibal Lecter, pasando por la comedia Punch-Drunk Love (2002), de nuevo bajo las órdenes de Paul T. Anderson, o Cold Mountain (2003), dirigida por Anthony Minghella, entre otras muchas. Pero parecía difícil imaginarlo en un papel principal. Hasta que un buen día su agente le comunicó un encargo radicalmente distinto (en lo que a protagonismo se refiere) de todo lo que había aceptado hasta entonces.

Fueron dos de sus amigos de la adolescencia, Bennet Miller y Dan Futterman, quienes proporcionaron a Hoffman su primer papel protagonista de importancia, al proponerle interpretar nada menos que al escritor Truman Capote. El perfeccionista Hoffman aceptó, aun a sabiendas de que existía un enorme handicap, dado que el físico del actor y el del autor de Música para camaleones no tenían nada que ver.

El trabajo de inmersión (no cabe calificarlo de otro modo) de Hoffman en la personalidad de Capote fue de una profesionalidad estremecedora. Además del documental de los hermanos Albert y David Maysles With love from Truman, que le resultó extremadamente útil para captar la idiosincrasia gestual del escritor, el actor recurrió a las más diversas fuentes.


Philip Seymour Hoffman en Capote (2005)


“He tratado de hacer papeles de todo tipo, que me mantienen trabajando e interesado”, comentó. “Los personajes, como Capote, que viven realmente fuera de la experiencia y de la existencia cotidiana de uno son mucho más placenteros y satisfactorios.” El filme de Bennett Miller abarcaba los seis años durante los cuales el extravagante novelista escribió su obra maestra, A sangre fría, publicada en 1966, época en la que hurgaba en la psicología de dos condenados a pena de muerte por el asesinato de una familia.

El corpulento actor se vio obligado a adelgazar 18 kilos para parecerse ligeramente a su personaje. Consciente de que su meta no debía ser la imitación (que hubiera resultado inverosímil en dos personas con un físico y un tono de voz tan dispares), trató de rodearse de personas que habían tratado de cerca al escritor. Probablemente quien más datos pudo aportar a su visión del personaje fue el famoso fotógrafo Richard Avedon, íntimo amigo de Capote. Antes de fallecer en 2004, Avedon tuvo tiempo de mostrar a Hoffman cientos de fotografías del hombre a quien debía encarnar en la pantalla.

El resultado de tan exhaustivo trabajo fue una verdadera lluvia de premios (Boston, BAFTA, Chicago…) que culminó con el Oscar al mejor actor principal. Era el reconocimiento a una carrera soberbia, en la que los personajes secundarios fueron siempre la tónica. Secundarios en minutaje, ya que para Hoffman tienen la misma importancia que los principales. En el momento de recibir su Oscar, Philip tuvo emocionadas palabras de recuerdo para su madre, de quien heredó ese espíritu luchador que, finalmente, obtuvo recompensa.


En Antes que el diablo sepa que has muerto (2007)

Tras el Oscar, las cosas cambiaron para Hoffman, que se convirtió en un actor cotizado al que le llovían proposiciones millonarias de las grandes productoras del cine de género. Algunos podían pensar que, a sus treinta y nueve años, gozaba de un reconocimiento tardío, pero lo cierto es que actores como Henry Fonda sólo ganaron un Oscar a título póstumo. De momento, terminada su participación en Misión Imposible III (haciendo de “malo”), sus nuevos proyectos incluían trabajar junto a Tom Hanks y Julia Roberts en La guerra de Charlie Wilson (2007) de Mike Nichols, en un papel de asesor de un congresista que le valdría una nominación al Oscar al mejor actor secundario.

Hoffman se puso a las órdenes del prestigioso Sidney Lumet para otro filme muy bien recibido por la crítica,Antes que el diablo sepa que has muerto (2007), y un año después confirmó su condición de perfecto secundario con la segunda nominación al Oscar en tal categoría por La duda (2008), en la que encarnó magistralmente a un sacerdote acusado de pedofilia. Su carrera proseguía a buen ritmo, con uno o dos rodajes al año y títulos destacados: Increíble pero falso (2009), Los idus de marzo (2011), Moneyball: Rompiendo las reglas (2011), The Master (2012)... Nada hacía pensar que El último concierto (2013) iba a ser su última película; había vuelto a su antigua adicción a las drogas, y en mayo de 2013 se sometió a una cura de desintoxicación. Ocho meses después fue hallado muerto en su apartamento, víctima de una sobredosis.


BIOGRAFÍAS Y VIDAS


"Las películas son siempre ficción, no documentales. Incluso un documental es una forma de ficción".
Philip Seymour Hoffman


La doble vida del actor Philip Seymour Hoffman

MARÍA RAMÍREZ
Nueva York
08/02/2014

A finales de diciembre, en un grupo de terapia para drogadictos al sur de Manhattan, Philip Seymour Hoffman (46) levantó la mano y se presentó. Dijo su nombre y anunció que llevaba 28 o 30 días "sobrio". El actor estaba lúcido e iba bien vestido y afeitado, según contó un compañero de Narcóticos Anónimos al 'New York Times' esta semana: "Tenía muy buen aspecto. Parecía completamente normal".
Pero, en realidad, no lo era tanto. Un par de meses antes se había mudado a un apartamento en la calle Bethune, una callejuela del West Village neoyorquino. El piso estaba a pocas manzanas de la casa de la calle Jane, donde había vivido hasta entonces con Mimi O'Donnell, una diseñadora de vestuario y directora artística teatral con quien compartía su vida desde hacía 15 años y con la que tenía tres hijos: Cooper (10), Tallullah (7) y Willa (5).
Su vida parecía corriente hasta unas horas antes de que su cadáver fuera encontrado
Vecinos y conocidos describen la relación de la pareja como "intermitente" en los últimos meses. Se seguían viendo a menudo y Hoffman hacía planes con sus hijos. Días antes de su muerte, los llevó a un restaurante cerca de casa y varios testigos relatan haber visto allí una escena familiar de un padre encantado que se reía mucho con sus niños. Su vida parecía corriente hasta unas horas antes de que su cadáver fuera encontrado el domingo pasado con una aguja clavada en el brazo y rodeado de papelinas de heroína. De hecho, el sábado fue a tomar el 'brunch' con unos amigos en The Standard, un lujoso y moderno hotel junto a la High Line, el parque construido en las antiguas vías elevadas del metro en el oeste de Manhattan.
Uno de sus mejores amigos, el guionista David Katz [ha asegurado que demandará a la revista National Enquirer por publicar que, en realidad, él y Hoffman eran amantes], lo había visto unos días antes y le pareció que el actor estaba "sobrio y limpio, como antiguamente". "De verdad creía que ese capítulo había terminado", dijo. Pero no era así. Katz fue la persona que encontró el cadáver.
Hoffman había sido un adicto a la heroína y otras drogas cuando era un veinteañero en la Universidad de Nueva York. En 2006, confesó los abusos de su juventud durante una entrevista en '60 Minutes', el programa de la CBS: "Todo eran drogas y alcohol. Consumía cualquier cosa que me daban. Me gustaba todo. Pero al final fui a un centro de desintoxicación y lo dejé con 22 años. Aquello me dio pánico. Comprendo muy bien a esos actores jóvenes que tienen 19 años y que de repente son guapos, ricos y famosos. Si entonces hubiera tenido tanto dinero, hoy estaría muerto", confesó.

Recaída en otoño

En otra entrevista posterior publicada en 'The Guardian' se quejaba sin embargo del énfasis que había puesto la CBS en ese relato: "Hablamos durante cuatro horas y varios días, y eso fueron unos dos minutos y no tan importantes. Es algo que pasó cuando tenía 22 años. Fue un hecho grave, pero también hubo otros importantes que me formaron".
En mayo, ingresó en un centro de desintoxicación de Nueva York durante 10 días
Según el propio actor, después de más de dos décadas sin probar las drogas, recayó por primera vez el año pasado. En mayo, ingresó en un centro de desintoxicación de Nueva York durante 10 días. Él mismo contó a la web TMZ que había "metido la pata". Entonces aseguró que volvía a renegar de las drogas.
Colegas y críticos alababan su trabajo en el cine o en Broadway, donde protagonizó 'Muerte de un viajante en 2012'. El versátil actor de Capote encajaba bien en los personajes de cínico, deprimido y pasado de rosca como el entrenador de Moneyball o el consultor político de 'Los idus de marzo'. Pero casi cualquier actuación era bien recibida.
Seguía con sus proyectos en teatro y cine, no se perdía ningún estreno (el último, Esperando a Godot con Ian McKellen y Patrick Stewart) y acudía a festivales con regularidad, por ejemplo el de Sundance en Utah, el pasado 19 de enero.

Como un mendigo

En la mayoría de las citas parecía ser el de siempre, rápido de mente y cercano con sus amigos y sus hijos. Pero también estaba más gordo y despeinado que de costumbre y a veces aparecía muy cansado, como si no hubiera dormido nada la noche anterior.
En un vuelo de Atlanta a Nueva York a finales de enero, de vuelta del rodaje de 'Los juegos del hambre', Hoffman tuvo que ser escoltado por agentes de seguridad porque no se mantenía casi en pie y estaba desorientado. Varios testigos cuentan que tiró los zapatos en la cinta de seguridad, estuvo a punto de perder los pantalones y apenas entendía lo que se le decía. Otra persona llegó a creer que era un mendigo.
En la mayoría de las citas parecía ser el de siempre, rápido de mente y cercano con sus amigos y sus hijos.
O'Donnell, la madre de sus hijos, contó que lo vio a las dos de la tarde del sábado en un parque de juegos donde quedaron para estar con sus hijos. Entonces le pareció que el actor estaba "colocado". También habló con él por la noche y tuvo la misma impresión. Al día siguiente, cuando no apareció a las nueve de la mañana para recoger a los niños, ella se alarmó. Llamó a David Katz, una de las últimas personas que intercambió mensajes con Hoffman.
A las 20.45 del sábado el actor le mandó un par de mensajes proponiéndole que fuera a su casa a ver el final del partido de los Knicks y sugiriéndole que se pasara por allí "sobre las 22.15". Katz no vio el mensaje hasta casi dos horas después. "Acabo de salir de cenar. ¿Dónde estás?", le escribió a las 23.30 horas. Hoffman no contestó.
Ante la preocupación de O'Donnell y su propia inquietud, Katz pidió a la asistente del actor las llaves de su casa. Los dos entraron en el apartamento. Se lo encontraron tirado en el suelo del baño, en camiseta y calzoncillos y con una jeringuilla clavada en el brazo junto a decenas de papelinas vacías y un vaso de plástico con agujas usadas. Hoffman aún llevaba las gafas puestas.
O'Donnell se puso a gritar cuando lo supo. Entró en la casa de Hoffman, pero la policía y los servicios de emergencias no la dejaron llegar hasta el lugar donde estaba el cadáver. Tuvo que declarar durante horas como parte de la investigación abierta para esclarecer la muerte del actor y localizar a sus camellos.
La escena era la de un adicto que compraba muy a menudo.
La policía encontró más de 50 papelinas con los sellos de un as de espadas y un as de corazones, las marcas de las drogas. La heroína estaba junto a fármacos para intentar curar la adicción.
Sólo dos días después, la policía detuvo en un edificio de la calle Mott, en el norte del Soho a tres hombres y una mujer que podrían haberle vendido drogas a Hoffman. Los arrestados fueron Robert Vineberg, un músico de 57 años, Thomas Cushman, 48, y la pareja, Max Rosenblumm, y Juliana Luchkiw, de 22 cada uno. Vivían en el mismo edificio al que se cree que Hoffman acudía en busca de heroína.

Sus camellos

Todos fueron imputados por posesión de drogas, pero sólo Vineberg tenía un cargamento significativo en su casa y una conexión más clara con el actor. El número de Hoffman estaba en la agenda de su móvil. En casa de Vineberg se encontraron la mayoría de los tres centenares de papelinas incautadas en el registro. Su hija confesó al 'New York Post' que su padre conocía a Hoffman desde el otoño pasado.
El abogado de Vineberg asegura que su cliente no tuvo ningún papel en la muerte del actor: "Buscar un chivo expiatorio para resolver el caso de la sobredosis de un adicto es misión imposible. Mi cliente no es responsable de su muerte".
No está claro quién recibió el efectivo que Hoffman llevaba encima la última noche de su vida. Fuentes policiales aseguraron al 'Wall Street Journal' que el actor sacó 1.200 dólares (unos 900 euros) del cajero entre las 20.00 y las 21.00 horas. No encontraron ese efectivo en su apartamento.
El actor había vuelto a enfrentarse a sus viejos demonios. El guionista Aaron Sorkin cuenta que cuando rodaron juntos en 2007 La guerra de Charlie Wilson Hoffman y él solían hablar de sus adicciones del pasado. En los descansos, salían del estudio a pasear y comentar los horrores del abuso de drogas. El creador de El ala oeste de la Casa Blanca recuerda en Time una conversación con Hoffman que le dejó impresionado: el guionista le contó al actor su adicción pasada, pero le dijo que se sentía "afortunado" porque era "quisquilloso" y tenía miedo a las agujas. Hoffman le aconsejó que siguiera «siendo quisquilloso». «Si uno de nosotros muere por una sobredosis, probablemente habrá 10 personas que no morirán». Sorkin explica: "Quería decir que nuestras muertes saldrían en las noticias y tal vez asustarían a alguien tanto como para dejar las drogas".
El guionista tiene claro qué le pasó a Hoffman: "No murió porque estuviera todo el día de fiesta salvaje o porque estuviera deprimido. Murió porque era un adicto".
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Heroína ‘vintage’

A raíz de la muerte de Seymour Hoffman, aquello que parecía impensable, ha sucedido: esta droga ha conquistado de nuevo la primera plana de la prensa americana

ELVIRA LINDO
8 FEB 2014 - 17:00 CST

Si hace 30 años a usted no le soltaron un pequeño discurso sobre las bondades de aquella droga prodigiosa es porque, o bien no era joven en esa época, o bien era usted uno de esos seres inocentes que andan sin pisar el suelo. No había forma de librarse de que algún conocido te describiera las alucinantes sensaciones que provocaba esa sustancia a la que algunos llamaban la Reina.
No era necesario internarse en el lumpen para escuchar esa hagiografía, a veces se trataba de un compañero del colegio con el que te encontrabas en una esquina del barrio, y como una cosa lleva a la otra te tomabas una caña improvisada. Pagabas tú, por descontado, y si la conversación se prolongaba transitando por los viejos tiempos (porque la juventud también tiene viejos tiempos) tu amigo sentía que ya tenía el terreno abonado para pedirte un préstamo. Debo decir que a mí jamás nadie me ofreció heroína. Algo en mi aspecto resultaba refractario a ese ofrecimiento, pero sí fui víctima de algunos sablazos, y aún podía haber sido más víctima de haberle concedido a un amigo el favor de llevarle un paquete a un colega que tenía en París aprovechando un viaje que le conté que tenía que hacer. Yo era una inocente pero debo decir que el ángel de la guarda, porque solo el ángel de la guarda pudo obrar el milagro de salvarme de aquel ambiente pegajoso, no me dejó un momento a solas.
A pesar de haber leído estudios analizando la adicción y crónicas sobre aquellos tiempos, nunca escuché hablar sobre la heroína con tanta precisión, intensidad y arrobo como a aquellos que la consumían. Parte del lenguaje que creían propio lo habían tomado prestado del romanticismo cultural que envolvía aquellas papelinas; extrañamente ocurría que tras unos años de adicción todos los yonquis hablaban el mismo idioma, el yonqui de pueblo balbuceaba palabras parecidas a las del yonqui de barrio: la heroína actuaba como elemento aglutinador, como así actúa la fe en la mente de los creyentes. Cada cual se expresa a su manera, pero todos vienen a decir lo mismo: quien está fuera de su religión no experimenta la pura esencia de la vida. Aunque sea complicado de explicar era fácil sentirse una idiota escuchando ese tipo de revelaciones.

Desde el punto de vista sociológico la heroína representa, según los psiquiatras, un ‘revival’ romántico de los ochenta

A quien no vivió aquel ambiente puede parecerle sencillo no haberse dejado arrastrar por él, pero el enigma para aquellos que convivimos con aquella peligrosa diversión es por qué unos cayeron en la tentación y otros no. Hubo víctimas de brillante inteligencia y víctimas sin dos dedos de frente; unos con una gran sensibilidad, otros carentes de ella. Tal vez lo que les igualaba era esa peculiar audacia de quienes siempre son los primeros en tirarse a la piscina.
La muerte el domingo pasado del actor Philip Seymour Hoffman nos ha dejado sin habla: en primer lugar, porque era un actor especial, admirado por el público, respetado por la crítica, rentable para la industria y un maestro en algo que, como señalaba la revista New Yorker, ha creado una escuela distinta de la de Brando o Pacino: al contrario que este tipo de actores tan carismáticos que parecen describirse a sí mismos en cada papel, Seymour Hoffman ha sido especialista en hacerse invisible, en aparecer fagocitado por el personaje que encarna.
A raíz de su muerte, aquello que parecía impensable, ha sucedido: la heroína ha conquistado de nuevo la primera plana en la prensa americana. The New York Times ya advirtió hace un tiempo de este revival que se ha cobrado su primer batallón de víctimas en zonas rurales. Esta misma semana se hablaba de “amnesia generacional”, esos cuarenta años que han sembrado el olvido en aquellos que no habían nacido para presenciar lo que fue un paisaje devastado.

Deseo que aquellos que tuvimos ojos y oídos para seguir el proceso que derrotó a toda aquella juventud no admitamos palabrería romántica al respecto

Personalmente, deseo, con todas mis fuerzas, que la muerte de Hoffman sirva de aviso, jamás de aliciente, y que aquellos que tuvimos ojos y oídos para seguir el proceso que derrotó a toda aquella juventud no admitamos palabrería romántica al respecto. No se fueron los mejores ni los más sensibles, murieron aquellos que no tuvieron fuerzas para luchar contra su adicción. No estaban solos, muchos tenían una familia que les respaldó cuanto pudo, que pagó tratamientos y fue víctima también de sus embustes.
Me dice una psiquiatra, la doctora Lamela, que desde el punto de vista sociológico se habla de un revival romántico de los ochenta, que incluye a la heroína como un objeto vintage. En los noventa llegaron otras drogas que fueron asociadas a la opulencia. Por tanto, la heroína cuadra mejor con nuestro presente estado de ánimo. En el olvido han quedado los monos, el destrozo familiar y el sida, convertido ya en enfermedad crónica.
Tan a favor juega el olvido para favorecer una vuelta de esta droga que ya vuelven las viejas interpretaciones: Hoffman padecía una terrible soledad después de que su mujer le pidiera que se alejara de los niños hasta que estuviera limpio: ¿no hay ningún periodista que recuerde cómo era tener un heroinómano en casa?, ¿no hay nadie que contemple cómo asumieron la muerte de sus padres los huérfanos de la heroína? Por fortuna, en nuestro país no se aprecia un regreso de esta droga, aunque sí la idealización de una época en la que se enmarcan nuestras batallitas de juventud. ¿No va siendo hora de madurar y de contar la verdad?





Tributo a Philip Seymour Hoffman: 
la muerte del (anti)héroe
Por Juanes Roures
“El éxito no te hace feliz; el éxito es hacer lo que te hace feliz”, dijo una vez Philip Seymour, quien el pasado 2 de febrero fue hallado muerto en su apartamento por su amigo, el escritor David Bar Katz. El departamento policial de Nueva York no tardó en revelar que se trataba de una muerte por sobredosis, un triste final para uno de los mejores actores del panorama cinematográfico actual que nos recuerda, una vez más, que las estrellas de Hollywood también son de carne y hueso.

Philip Seymour Hoffman en Capote (2005)
Hoffman ganó su primer y único Oscar por
su primera nominación por el drama Capote
Hoffman se une así a una larga lista de artistas afectados por el consumo de drogas, las cuales son especialmente peligrosas si se combinan con el dinero… Al final, la fama ha servido de poco para prevenir la tragedia. La  muerte del gran Hoffman deja a su esposa, la diseñadora de vestuario Mimi O'Donnell, con tres hijos a su cargo. Pero no es por ello por lo que este gran actor merece ser recordado.

Philip Seymour Hoffman no era, ni por asomo, lo que se entiende por una estrella. Hijo de protestante padre de ascendencia alemana y católica madre de ascendencia italiana, Hoffman nació en Fairport, Nueva York, el 23 de julio de 1967, probablemente uno de los mejores años de la historia del cine, y se sumergió en la interpretación en el instituto, después de que una lesión en el cuello le obligara a dejar la lucha libre. A los 9 años vivió el divorcio de sus padres y a los 17 asistió a la escuela de teatro en New York State Summer School of the Arts, donde conoció a Bennett Miller y Dan Futterman, quienes años después serían los respectivos director y guionista de Capote (2007), por la que Hoffman obtendría, entre otros, el Oscar, el BAFTA, el Globo de Oro y el premio del sindicato de actores al mejor actor al encarnar a la perfección al amanerado y engañoso escritor Truman Capote.

Philip Seymour Hoffman en Magnolia
Hoffman es una de las almas torturadas de Magnolia
Tras graduarse, Hoffman continuó sus estudios de interpretación con Alan Langdon como profesor y se tituló en la Tisch School of Arts de la Universidad de Nueva York, donde, junto al actor Steven Schub y el mencionado Miller fundó la compañía teatral Bullstoi Ensemble. Fueron aquéllos los tristes tiempos en que Hoffman se adentró en el mundo de las drogas, llegando a ser ingresado en un centro de rehabilitación.

Ya recuperado (aunque, como se ha visto, no es fácil recuperarse de las drogas del todo), obtuvo su primer papel en 1991 en un episodio de la serie Law & Order donde interpretó a un abogado (“The violence of summer”). Pero su golpe de suerte llegó en 1992, cuando obtuvo interesantes papeles de secundario en las olvidadas Triple Bogey on a Par Five Hole (Amos Poe), My new gun (Stacy Cochran) y El charlatán (Richard Pearce) y en la aclamada Esencia de mujer (Martin Brest), que fue nominada a mejor película, director y guión, aunque tan sólo Al Pacino subió al escenario a recoger la estatuilla de mejor actor. Es este film, donde Hoffman bordó el papel de estudiante sin escrúpulos, el que marcó el comienzo de su prometedora carrera.

Philip Seymour Hoffman en Tha Master
La polémica The Master constituye uno de
los mejores papeles de Philip Seymour Hoffman
Desde entonces, su popularidad creció a un ritmo vertiginoso, con papeles en varios films cada año, algunos tan populares como Patch Adams(Tom Shadyac, 1998), pero en general de escasa calidad. En 1996 trabajó en el thriller Sidney, ópera prima de Paul Thomas Anderson, con quien dio comienzo una fructuosa relación profesional que incluiríaBoogie Nights (1997), cómica crítica de la industria del sexo; Magnolia (1999), defendida con orgullo por el actor como “una de las mejores películas de la historia; Embriagado de amor (2002), peculiar comedia de Adam Sandler; y The Master (2012), es decir, todos los films del peculiar cineasta con la única excepción de Pozos de ambición (2007). Con cada colaboración, aumentaba la importancia de Hoffman y la fuerza de sus papeles, alcanzando la cumbre con la aclamada The Master, por la que ambos fueron premiados en el Festival de Venecia.  En este impactante y polémico drama, Hoffman encarnó a Lancaster Dodd, un intelectual que crea una organización religiosa (similar a la Iglesia de la Cienciología) que gana popularidad en EE.UU. durante los años 50. Hoffman salió airoso del potente duelo interpretativo con Joaquín Phoenix y Amy Adams y los tres obtuvieron por ello las únicas nominaciones al Oscar del film.

Philip Seymour Hoffman en La duda
En La duda, Hoffman borda un personaje lleno
de matices que hace dudar a todos
Con anterioridad, Hoffman había optado a la estatuilla dorada a mejor actor de reparto en dos ocasiones, curiosamente por dos películas que, al igual que The Master, contaban con Amy Adams en el reparto: el drama político La guerra de Charlie Wilson (Mike Nichols, 2007), donde superó interpretativamente a Tom Hanks y Julia Roberts, y el drama eclesiásticoLa duda (John Patrick Shanley, 2008), junto a una impresionante Meryl Streep cuya sombra Hoffman logró evitar al interpretar con maestría a un carismático sacerdote que trata de modernizar una parroquia del Bronx.

Philip Seymour Hoffman en El talento de Mr. Ripley
La decepcionante El talento de Mr. Ripley
reposa en brillantes interpretaciones 
Sin duda a Hoffman se le dan bien los papeles relacionados con la religión, pues también bordó al pastor obsesionado con matar a su mujer enCold Mountain (Anthony Minghella, 2003). De hecho, su poco agraciada apariencia a menudo le ha relegado a papeles depresivos (Happiness, de Todd Solondz, 1998), extravagantes (Nadie es perfecto, de Joen Schumacher, 1999), molestos (El talento de Mr. Ripley, de Minghella, 1999), carentes de escrúpulos (El dragón rojo, de Brett Ratner, 2002) o directamente desagradables (Y entonces llegó ella, de John Hamburg, 2004). Y, pese a trabajar en films de prestigio como las comedias El gran Lebowski (Joel Coen, 1998) –una de sus tres interpretaciones junto a Julianne Moore– o Casi famosos(Cameron Crowe, 2000) –durante la cual hubo de actuar con gripe–, los papeles protagónicos escasean en su carrera. Pero no por ello ha renunciado él nunca a su pasión por el cine: “mi parte favorita de la interpretación es sentarme solo delante del guión y empezar a hacerme preguntas”, afirmó en una ocasión.

Philip Seymour Hoffman en Cold Mountain
Cold Mountain supone una de las pocas incursiones
de Hoffman en las superproducciones de Hollywood
Fue precisamente su hermano mayor, el guionista Gordy Hoffman, quien le dio la oportunidad de protagonizar el film que escribió:Con amor, Liza, ópera prima de Todd Louiso, interesante cinta independiente sobre un hombre deprimido por la muerte de su esposa. La película falló a la hora de confeccionar la historia, pero dejó claro que Hoffman era un actor merecedor de encabezar cualquier reparto. Fue quizá ello lo que le permitió protagonizar la cinta canadiense Owning Mahowny (Richard Kwietniowski, 2003), como un hombre con talento numérico y debilidad con el juego, así como el papel de su carrera en la mencionada Capote, cuyo Oscar dedicó Hoffman emotivamente a su madre por educar a cuatro hijos con éxito.

Gracias a dicho premio, Hoffman empezó a ser considerado como uno de los intérpretes más dotados del cine contemporáneo, pero ni siquiera así lo tuvo fácil para obtener papeles protagonistas. Entre las excepciones están dos interesantes películas del 2007: la comedia dramática independiente La familia Savages (Tamara Jenkins), sobre dos hermanos (Laura Linney y Hoffman, nominado al Globo de Oro a mejor actor de comedia y ganador del Spirit Award) que, tras años separados, deben convivir para cuidar de su también desconocido padre enfermo; y el thriller Antes que el diablo sepa que has muerto (Sidney Lumet), donde interpreta a un ejecutivo adicto a la heroína (sí, la misma sustancia que terminaría acabando con su vida) que, propone a su hermano (Ethan Hawke) atracar una joyería sin violencia. Albert Finney y Marisa Tomei completan un reparto que fue merecidamente premiado por los premios Gotham y Satellite.

Philip Seymour Hoffman en El último concierto
El último concierto es uno de los papeles más
emotivos del actor neoyorkino
Aún así, tanto los dos films mencionados como la comediaRadio encubierta (Richard Curtis, 2009) o el drama El último concierto (Yaron Ziberman, 2012), ambas con la música como clave, presentan un protagonismo compartido, siendo el curioso drama independiente Synecdoche, New York (Charlie Kaufman, 2008), sobre un director teatral que desea representar una obra con una réplica de Nueva York de tamaño natural, uno de los pocos films que lo presentan como indiscutible y único actor principal. Parece que Hollywood todavía no está dispuesto a que el peso de un film descanse sobre un actor maduro sin atractivos… Quizá su muerte sirva para que varios productores y directores se arrepientan de no haber confiado más en él; para que el talento tenga algún día más importancia que la imagen.

Philip Seymour Hoffman optó 4 veces al Oscar,
pero sólo ganó la primera vez
Fue quizá la falta de papeles interesantes lo que llevó a Hoffman a dirigir su propio film: Jack goes boating (2010), sobre un conductor de limusinas de Manhattan que decide comportarse de forma estrafalaria a nivel laboral y personal. Aunque el papel de perdedor nato le iba a Hoffman como anillo al dedo, quedó claro que éste es mejor intérprete que director y la película fue por completo ignorada pese a no carecer de interés y una ternura poco habitual en los papeles del actor neoyorkino (es precisamente el maravilloso film de animación Mary & Max (Adam Elliot, 2009), en el que da la voz a Max, su papel más emotivo)

De todos modos, recientemente Hoffman se estaba alejando de su estética desaliñada, aprovechando su prestigio y presencia para obtener papeles de maestros, líderes y personas de confianza, como los interpretados en Moneyball: rompiendo las reglas(Bennett Miller) y Los idus de Marzo (George Clooney) -por la que optó al BAFTA-, ambas de 2011, y la superproducción Los juegos del hambre: en llamas (Francis Lawrence, 2013), brillante segunda parte de una saga que el actor deja inacabada.

Philip Seymour Hoffman en Los juegos del hambre: en llamas
La popularidad de Los juegos del hambre incitó
a Hoffman a formar parte del gran reparto
Aunque sus creativos tendrán que apañárselas para disimular la ausencia de Hoffman en las dos siguientes películas de la saga, Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 2, cuyo estreno se prevé para 2015, supondrá la última aparición de este actor en la gran pantalla. También póstumamente se estrenará un film completamente distinto: la comedia dramática independiente God´s pocket (John Slattery), recientemente presentada en el Festival de Sundance, donde Hoffman interpreta a un hombre que suma a una esposa poco complaciente y una deuda imposible de saldar, las extrañas circunstancias en que fallece su hijastro, cuya muerte trata de cubrir; clásico papel de hombre maduro entre la espada y la pared que supone una apropiada despedida para un actor que nunca ha tratado de ser un modelo heroico.

Philip Seymour Hoffman en Synecdoche, New York
El maquillaje de Synecdoche, New York permite
contemplar la versión anciana de Hoffman
Así, la magia del cine nos permitirá disfrutar de este excelente actor dos ocasiones más en gran pantalla y, por supuesto, de todos los grandes papales que ha encarnado durante estos años en films tan distintos como la brillante sátira rural State and Main (David Mamet, 2000) o la irregular pero popular cinta de acciónMisión Imposible III (J. J. Abrams, 2006), en la que, como cabía esperar, interpretaba al antagonista. Conocido por su pausado y apático modo de hablar, Hoffman demostró también ser un gran actor teatral, siendo nominado al Tony en dos ocasiones. Él nunca tuvo problemas en encarnar a personajes desagradables que otros intérpretes habrían dejado de lado, personajes necesarios sin los cuales no existiría el cine: “Como actor, tengo una responsabilidad con el personaje que interpreto. Nunca juzgo o pongo etiquetas. Me limito a interpretarlo de la forma más honesta, expresiva y creativa que puedo con la esperanza de que gente que normalmente reaccionaría con desprecio ante el personaje cambie su manera de verlo”, afirmó una vez con sabiduría. Él no fue una estrella ni un héroe; de hecho, fue el arquetipo del anti-héroe, tanto laboral como personalmente, pero su trabajo se caracterizó siempre por la profesionalidad y calidad que sólo ofrecen los grandes y su contribución al séptimo arte es ya imborrable. Hasta siempre, Philip Seymour Hoffman.


LA ESTACIÓN DEL FOTOGRAMA PERDIDO





FILMOGRAFÍA
TRIPLE BOGEY ON A PAR FIVE HOLE (1991) de Amos Poe
SZULER (1992) de Adek Drabinski
MY NEW GUN (1992) de Stacy Cochran
EL CHARLATÁN (1992) de Richard Pearce
ESENCIA DE MUJER (1992) de Martin Brest
JOEY BREAKER (1993) de Steven Starr
¡QUÉ MUERTO DE NOVIO! (1993) de Bob Balaban
QUE NO HACER CON UN MILLÓN DE DÓLARES (1993) de Ramón Menéndez
LA HUIDA (1994) de Roger Donaldson
CUANDO UN HOMBRE AMA A UNA MUJER (1994) de Luis Mandoki
NI UN PELO DE TONTO (1994) de Robert Benton
SYDNEY (1996) de Paul Thomas Anderson
TWISTER (1996) de Jan de Bont
BOOGIE NIGHTS (1997) de Paul Thomas Anderson
MONTANA (1998) de Jennifer Leitzes
PRÓXIMA PARADA: WONDERLAND (1998) de Brad Anderson
EL GRAN LEBOWSKI (1998) de Joel Coen
HAPPINESS (1998) de Todd Solondz
PATCH ADAMS (1998) de Tom Shadyac
NADIE ES PERFECTO (1999) de Joel Schumacher
MAGNOLIA (1999) de Paul Thomas Anderson
EL TALENTO DE MR. RIPLEY (1999) de Anthony Minghella
STATE AND MAIN (2000) de David Mamet
CASI FAMOSOS (2000) de Cameron Crowe
CON AMOR, LIZA (2002) de Todd Louiso
PUNCH-DRUNK LOVE. EMBRIAGADO DE AMOR (2002) de Paul Thomas Anderson
EL DRAGÓN ROJO (2002) de Brett Ratner
LA ÚLTIMA NOCHE (2002) de Spike Lee
OWNING MAHOWNY (2003) de Richard Kwietniowski
COLD MOUNTAIN (2003) de Anthony Minghella
Y ENTONCES LLEGÓ ELLA (2004) de John Hamburg
TRUMAN CAPOTE (2005) de Bennett Miller
MISIÓN IMPOSIBLE III (2006) de J. J. Abrams
LA GUERRA DE CHARLIE WILSON (2007) de Mike Nichols
LA FAMILIA SAVAGES (2007) de Tamara Jenkins
ANTES QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO (2007) de Sidney Lumet
LA DUDA (2008) de John Patrick Shanley
RADIO ENCUBIERTA (2009) de Richard Curtis
UNA CITA PARA EL VERANO (2010) de Philip Seymour Hoffman
MONEYBALL (2011) de Bennett Miller
LOS IDUS DE MARZO (2011) de George Clooney
THE MASTER (2012) de Paul Thomas Anderson
EL ÚLTIMO CONCIERTO (2012) de Yaron Zilberman
LOS JUEGOS DEL HAMBRE: EN LLAMAS (2013) de Francis Lawrence
EL HOMBRE MÁS BUSCADO (2014) de Anton Corbijn
LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO PARTE 1 (2014) de Francis Lawrence
EL MISTERIO DE GOD’S POCKET (2014) de John Slattery
LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO PARTE 2 (2015) de Francis Lawrence






George R.R. Martin

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DRAGON

George R. R. Martin 

George Raymond Richard Martin 

GRRM 

(1948)



Nació el 20 de septiembre de 1948 en Bayonne, Nueva Jersey.



Hijo del estibador Raymond Collins Martin y Margaret Brady Martin. Tiene dos hermanas más jóvenes, Darleen y Janet. Su padre era de ascendencia italiana y su madre con ascendencia irlandesa. Además tiene raíces francesas, inglesas, galesas y alemanas.



Desde muy joven se inició en la lectura y no tardó en empezar a escribir sus propios relatos, historias de monstruos que vendía a niños del vecindario. George tomó el nombre adicional de Richard cuando fue confirmado a la edad de 13 años, convirtiendo su nombre en en George R. R. Martin.










Estudió periodismo en la Northwestern University de Evanston, Illinois, donde se graduó en 1971. Realizó la prestación social sustitutoria al ser objetor de conciencia, después dio clases de periodismo en el instituto Clarke de Dubuque, Iowa entre 1976 y 1978. También trabajó cuatro veranos como escritor de deportes, cubriendo el béisbol.

En los años 70, escribió muchas obras cortas de ficción y With Morning Comes Mistfall, fue la primera que recibiría el premio Hugo Award and Nebula Awards. Posteriormente aparecen sus sus primeras novelas siendo la primera una de las más populares Dying of the Light (1977). Se dedicó exclusivamente a la literatura mezclando terror, ciencia ficción y fantasía. Empezó a trabajar como guionista tras las bajas ventas de su cuarta novela The Armageddon Rag (1983). Después de esto nadie quería publicar su quinta obra.

Escribió para series de televisión como The Twilight Zone (1986) y The Beauty and the Beast (1987) y fue editor de la serie sobre la Segunda Guerra Mundial, Wild Cards. En 1987, apareció Tuf Voyaging, colección de relatos dedicados a la ciencia ficción y considerada una de sus obras más destacadas.

En 1996, Se retiró a Santa Fe (Nuevo México), donde inició la novela Juego de tronos (A Game of Thrones, 1996), primera de la serie A Song of Ice y Fire, por la que tuvo buena crítica y buenas ventas. Estuvo en la lista de los más vendidos del New York Times con A Clash of Kings y vendieron más de 60 millones volúmenes de la saga en 45 idiomas. HBO compró los derechos de televisión de toda la serie en 2007 y comenzó a transmitir la serie en Estados Unidos desde el 17 de abril de 2011 con el título de Game of Thrones. La primera temporada fue nominada para 13 Emmy Awards.

En 2013, compró el cine Jean Cocteau de Santa Fe, que en 2014 se convirtió en uno de los más importantes cines independientes de Estados Unidos. También adquirió el Coffee House, donde se han realizando exposiciones itinerantes de arte y otros proyectos.

George R. R. Martin es un experto jugador de ajedrez que dirigió torneos para la asociación continental de 1973 a 1976.

Estuvo casado con Gale Burnick de 1975 a 1979. En 2011 contrajo matrimonio con Parris McBride.




El creador y productor ejecutivo de 'Juego de Tronos' George R. R. Martin.
El creador y productor ejecutivo de 'Juego de Tronos' George R. R. Martin.  REUTERS

George R.R. Martin

“Siempre me atrajeron las cosas raras, desde que era pequeño”

Antonio Jiménez Barca
Lisboa, 22 de abril de 2012

A los doce años, George R. R. Martin vendía a los amigos de su manzana historias de monstruos que inventaba en su casa y redactaba a golpe de bolígrafo. A los 21 comenzó su carrera de escritor de novelas fantásticas y de ciencia ficción. Durante una década, se reconvirtió en guionista y productor en Hollywood. Pero en 1991 concibió el conjunto de novelones englobados bajo el epígrafe Canción de hielo y fuego, compuesto de siete volúmenes de unas 1.000 páginas cada uno de los que ya ha acabado cinco. La serie de televisión de la cadena HBO Juego de tronos (cuya segunda temporada se estrena hoy en Canal +) recrea minuciosamente el mundo inventado en esa saga en el que hay muros de hielo erigidos para contener a figuras fantasmales que vagan por la nieve, muchos reyes y pocos tronos, batallas medievales, crías de dragón y una descarnada lucha por el poder.
Una mezcla de Los Soprano y El Rey Lear, de Shakespeare. Su creador, nacido en New Jersey en 1948, tocado con su eterna gorra de capitán de barco, se encuentra promocionando sus libros y la serie en un hotel de Lisboa. El revuelo de cámaras y su agenda de ministro indican que ha alcanzado el rango de escritor-estrella, de ventas millonarias. Pero él se comporta como lo que es: un tipo amable, inteligente, bonachón y simpático que hace lo que más le gusta desde los doce años.
Pregunta. ¿Algún día imaginó un éxito así?
Respuesta. No, claro que no. Uno sueña con eso: tener muchos lectores, vender muchos libros. En mi caso, no siempre fue así: yo tuve éxitos pero también fracasos. Así que sé apreciar y agradecer lo que me ocurre ahora. Muchos me comparan con Tolkien, lo que es un gran honor.
P. ¿Y está de acuerdo?
R. No somos lo mismo, venimos de universos diferentes. Tolkien fue un hombre del siglo XIX, un estudioso, un famoso profesor universitario experto en inglés antiguo, enamorado de Inglaterra. Y eso se refleja en sus libros: las pequeñas ciudades, los arroyos, los árboles, el paisaje. A mí me parece maravilloso, pero yo provengo de otro sitio: pertenezco a la primera generación del baby boom, crecí en un entorno de clase trabajadora, mi padre era estibador y en los paisajes de mi infancia no hay nada rural.
P. ¿Y qué tienen sus libros para que se vendan tanto?
R. No lo sé. Si tuviera un secreto, lo habría puesto en práctica antes, créame. Supongo que encierran una buena historia, con un mundo propio poblado por personajes interesantes de los que la gente quiere saber más y más. Pero he hecho lo mismo en otros libros que han fracasado. Uno nunca sabe.
P. ¿Cómo tuvo la idea de esta saga?
R. Corría 1991, yo estaba en Hollywood, trabajando de guionista. Pero la serie se canceló, volví a Nuevo México, que es donde vivo, y decidí concentrarme en la escritura de una novela de ciencia ficción en la que había pensado mucho. En eso estaba, llevaba cuarenta páginas cuando se me apareció la idea del primer capítulo de Juego de tronos. Era algo muy atrayente, así que dejé la novela y en tres días tenía el primer capítulo. Un capítulo llevó al otro y hasta ahora.
P. ¿Por qué tanta obsesión con el poder?
R. Es algo fascinante. Tal vez porque es un deseo universal que todos tenemos. En todas las sociedades y en todo tipo de sociedades. Yo di clases durante algunos años en Iowa y presencié grandes luchas por el poder, por ver quién se convertía en el presidente de nuestro departamento.
P. ¿Por qué eligió para llevar a la pantalla su historia una serie de televisión?
R. Cuando el libro comenzó a venderse mucho llegaron las ofertas de Hollywood. Pero el cine nunca me convenció. Por una razón: la saga es demasiado larga. El Señor de los anillos se compone de tres libros que se reflejaron en tres películas. Y aún así, hubo que dejar cosas fuera. Cualquiera de mis libros de esta saga es más grande que El Señor de los anillos. ¿Cuántas películas habría que hacer? ¿Tres? ¿Cuatro? ¿27? Así que llegué a la conclusión de que solo podría convertirse en una serie de televisión y la cadena ideal era HBO, que tiene unos niveles de calidad extraordinarios y que ha hecho las mejores series de televisión: Roma, Los Soprano y The Wire, entre otras.
P. ¿Cuál fue su grado de implicación en la serie?
R. No tenía la última palabra. Pero me impliqué mucho. En el casting, por ejemplo. Además, hago un guion por temporada.
P. ¿Siempre escribió ciencia ficción o novelas fantásticas?
R. Siempre, desde que era pequeño. Ciencia ficción, mundos imaginarios, monstruos. Siempre me atrajeron las cosas raras, desde que era pequeño.
P. ¿Ahora está escribiendo el sexto volumen de la saga?
R. Sí. En total van a ser siete. Al menos, ese es el plan.
P. ¿Y la serie seguirá a los siete libros?
R. Eso espero. Pero esto es televisión. Nadie sabe lo que va a ocurrir, cuándo te van a cancelar un contrato. La serie se vende muy bien. Si todo esto continúa así, creo que tenemos un gran futuro por delante en la serie, diez u once temporadas. Pero repito: en televisión no se puede dar nada por seguro.


Hielo en el Muro de Adriano

George R.R. Martin presenta en Barcelona ante 700 fans 'Danza de dragones', quinta entrega de su saga fantástica 'Canción de hielo y fuego'


CARLES GELI
Barcelona 27 JUL 2012 - 16:58 COT
















George R. R. Martin ante el cartel del CCCB que indicaba su presencia.
George R. R. Martin ante el cartel del CCCB que indicaba su presencia. CCCB

 Fría tarde de otoño de 1981 en la frontera. El viento avisa: el invierno está llegando. El sol se pone y el Muro de Adriano que separa Inglaterra de Escocia está casi solitario: los escasos turistas han marchado. El periodista, escritor y guionista George R.R. Martin, que por vez primera ha salido de EEUU y viaja por Inglaterra acompañado de la coautora de su recién libro Refugio del tiempo, Lisa Tullet, no puede reprimir encaramarse a lo alto y mirar al Norte. “Y se me ocurrió: ‘¿Qué pensaría un legionario romano enviado desde Italia?, ¿Qué peligros habrá allí delante?¿Qué ideas defienden? ¿Cómo viven?’ Ese ejercicio de imaginación me dio escalofríos... Faltaban 10 años para que escribiera Juego de tronos, pero pensé que algún día crearía una historia con un reino que tendría una frontera en el Norte y un muro. La fantasía es un género que requiere algo grande, por eso le puse 300 millas de largo y no tres; le di 700 pies de altura y en vez de piedras y arena, lo imaginé de hielo”.
Ayer, el escritor norteamericano estaba encaramado a lo más alto del Centro de Cultura Contemporáneo de Barcelona (CCCB) y quizá por eso evocó la gestación del best-seller mundial Canción de hielo y fuego, cuya quinta entrega, Danza de dragones (Gigamesh; Alfaguara, en catalán) presenta hoy sábado en el mismo centro ante 700 incondicionales afortunados: los que pudieron adquirir la entrada antes de que se agotaran en dos días (el CCCB ha decidido ofrecerlo en streaming en la web del centro).
“Los escenarios son capitales en la fantasía; eso lo aprendí de Tolkien y su Tierra Media, sigo su estela; en mi etapa de universitario, en los años 60, en las habitaciones no había posters de Frodo o de Légolas, ni de la portada del libro, sino mapas de la Tierra Media; en este género, el entorno se acaba convirtiendo en un personaje más, por eso hay que cuidarlo mucho”, aconsejaba Martin con una espectacular voz grave, idónea para contar historias, al heterogéneo y anómalamente numeroso grupo de periodistas (fans jovencísimos y alguna madre camuflados con cámaras; más de 60 personas…).
Martin (Bayonne, New Jersey, 1948) se mostró generoso con su audiencia, dando respuestas proporcionalmente tan largas como sus libros y que sonaban muy sinceras, muy humanas. Por ejemplo, empezó admitiendo que, a pesar de trabajar en la saga desde hace tanto tiempo, le costó horrores escribir Festín de cuervos (cuarta entrega, de 2005) y ahora Danza de dragones. “Iba en una dirección equivocada: quería que hubieran transcurrido cinco años desde Tormenta de espadas (tercera entrega, 2000) y cuando llevaba más de un año de trabajo lo tiré todo y volví a empezar y la ubiqué cinco minutos después de donde acababa la otra”. Danza de dragones, por su parte, la concibió “como un solo libro, así estaba en mi mente, me costó mucho cuadrarlo; hay quien hace lecturas intercaladas porque responden a una división geográfica y no cronológica. Son gemelos separados al nacer y que ahora están de nuevo juntos”.















Los lectores se sienten de una comunidad y se cabrean si la acción no transcurre como ellos quieren 

También descubrió, manos juntas y dedos entrelazados, su técnica narrativa tan elogiada. “No escribo en el orden de lectura: doy voz a personajes con un léxico y procesos mentales específicos por lo que cada vez que cambio de punto de vista de narrador es como pillar un bache en la carretera y me ralentiza mucho, me cuesta meterme en la cabeza de los personajes aunque sean mis criaturas; por eso escribo seguido varios capítulos de uno y luego cambio”. Y eso se traduce en una técnica. “Soy un firme creyente del punto de vista limitado: con el recurso de la tercera persona tienes un control limitado de la situación, estás fuera de los personajes; y la técnica de la primera persona, el narrador omnisciente, no me gusta nada, es una técnica desfasada, ha perdido el interés: quiero que mi lector se sumerja en cada personaje, por eso cojo el narrador en punto de vista, quiero que cada protagonista --y con él, el lector-- tenga una percepción distinta y limitada de la realidad”.
El proceso es complejo y extenuante. Martin empequeñece aún más los ojos tras las gafas y chasquea la lengua. “Si escribiera sobre la II Guerra Mundial con personajes narradores en punto de vista, necesitaría un soldado norteamericano que invadiera Alemania; pero me quedaría todo el frente del Pacífico, por lo que necesitaría otro; pero, ¿y toda la parte de la trastienda política? Requeriría un tercero tipo Churchill; ¿y los alemanes?... Si quiero seguir bien todo el conflicto necesito muchos puntos de vista de personajes... Pues yo estoy escribiendo un enfrentamiento épico de carácter mundial y huyendo de la típica fantasía de buenos y malos; ahí sigo a Homero con su Ilíada: el héroe de un bando es el villano del otro”.















De la serie se han vendido ya en España 800.000 libros en castellano y 45.000 en catalán

Con este planteamiento, es obvio que a Martin no le afecta en su manera de escribir la adaptación de la saga que lleva a cabo la norteamericana HBO y que en España emiten Canal+ y Antena 3 TV (“sería una tontería cambiar ahora el estilo por ello”) y que a partir de ahora, por cierto, ya no irá más a temporada por libro. “Para Tormenta de espadas ya necesitaremos dos temporadas y es posible que en esa última ya haya detalles del cuarto libro”. Tampoco hace mucho caso de las activísimas páginas web y foros dedicados a su obra, que sólo en España ha vendido 800.000 libros en castellano y 45.000 en catalán. Antes de responder, se mece la larga barba blanca, digna de sus personajes. “Hay muchas teorías sin piezas ni cabeza pero otros lectores aciertan y eso me ponía nervioso, había la tentación de cambiar el final, pero si cedes estás abocado al desastre porque te pasas tres cuartas partes de un libro dando pistas y si hacia el final lo cambias todo se vuelve un engaño y yo no quiero engañar a mis lectores”.
En la red también hay críticas, en especial a esta última entrega. “El problema son los años de espera entre una entrega y otra: la gente se imagina cómo seguirá y luego hay una decepción en algunos por cómo lo he resuelto; pero desde el principio que juego con los lectores y sus expectativas; antes de escritor he sido lector y aún leo hoy muchísimo; y no hay peor libro que el que es predecible; yo quiero estar inquieto cuando leo y yo también quiero a mi lector de puntillas… pero ocurre que con mis libros se sienten de una comunidad y se cabrean si no ocurre como piensan; por suerte, son una minoría… Miren: el arte no es democrático, ni puedes contentar a todo el mundo; es mi historia y esa es la que quiero compartir; acepto que no les guste, pero que escriban la suya”.
Final de la rueda de prensa: Martin, de pie, camiseta y pantalón negros, tirantes del mismo color, encaja aplausos, fotografías con fans intentado colgarse de su notable humanidad, autógrafos... Pues parece que gusta. Y por eso ahí sigue, desde siempre encaramado.
EL PAÍS


Sean Bean como Ned Stark



Agarrados a una espada

Canal + estrena la serie 'Juego de Tronos', un universo de reyes y guerreros basado en el éxito de George R. R. Martin


Toni García
8 de mayo de 2011



Se abre el telón y empieza el invierno. La épica se convierte en un animal decrépito, los castillos no relucen bajo el sol y las espadas no han sido forjadas en parajes de leyenda: por fin ha llegado Juego de Tronos. La densidad de la literatura de George R. R. Martin se ha trasladado con fidelidad y brillantez al universo televisivo, de la mano de -la casi siempre sabia- HBO y la oscuridad que se esconde en sus páginas, donde casi todos parecen tener segundas y terceras intenciones, alcanza en la pequeña pantalla momentos de auténtica maestría.
Canal + estrena este lunes a las 22.00 la gran apuesta catódica de la temporada, una serie que abraza un mundo lleno de reyes y traidores (a veces ambas cosas a un tiempo), guerreros y princesas con la convicción del que se sabe capaz de hacerlo. No eran pocos los que temían que nadie sería lo suficientemente atrevido para llevar a buen puerto la obra de Martin, que 17 millones de libros después, se ha convertido en la saga fantástica más seguida de la historia (con permiso de El señor de los anillos, cuyo trono no está en cuestión). La cuestión es que HBO ha decidido ir por partes y atacar la primera entrega con todo el armamento disponible. La escenografía, completada por unos magníficos efectos especiales, es magistral; el vestuario, adaptado a cada una de las -cuatro- tramas que persigue la serie en el episodio piloto, es un auténtico diccionario de la excelencia; el reparto, encabezado por un descomunal Sean Bean (Eddard Stark) y punteado por la deslumbrante Emily Clarke (la princesa Daenerys), recita sus diálogos como si hubieran pasado la vida viviendo en los Siete Reinos o patrullando por el Muro. Ese muro que los separa de un enemigo cada vez menos invisible.















Un arranque de sexo y sangre da pie a la reflexión sobre la supervivencia

Actores como Mark Addy (el rey Robert Baratheon) o Peter Dinklage (Tyrion Lannister) son capaces de otorgar a su personaje un plus de humanidad ciertamente desarmante: el primero en su rol de rey crepuscular, sometido a las inclemencias de la corte; el segundo, aportando una dosis de comedia que consigue rebajar ligeramente la espesura dramática de un relato donde el hierro parece ser la única solución a todos los problemas.
Desde los títulos de crédito se advierte que el aficionado no quedará defraudado por la magnitud de la empresa. Juego de tronos desafía cualquier convención erigiéndose -por ambición- en lo más prometedor de la temporada televisiva estadounidense (y, por ende, mundial). Su profundidad y calado, que empieza con un poderoso despliegue de sangre y sexo (incluyendo una decapitación de terribles efectos secundarios), deja pronto paso a una intensa reflexión sobre los mecanismos de supervivencia y los laberintos de la política en una época en la que pocos litigios se resolvían con ausencia de violencia. Si a ello se le suma el punto de fantasía necesario (y que adquiere plena vigencia a lo largo de la trama) nos encontramos con un producto prácticamente perfecto que adapta el primer libro de una saga de cinco.
Martin, como no podía ser menos, ha supervisado todo el proceso, escrito un capítulo de la primera temporada y revisado cada guión de la serie. Los guionistas, David Benioff y D.B.Weiss, se aseguraban de esta manera que la esencia de la obra no se les escurriera entre las manos. A juzgar por el resultado lo han conseguido y hasta han tenido su premio: Juego de tronos ya ha sido renovada para una segunda temporada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 8 de mayo de 2011





Joffrey / Jack Gleeson

"Sigo a Homero con su 'Ilíada': 
el héroe de un bando es el villano 
del otro"
George R.R. Martin

Jaime Lannister / Nikolaj Coster-Waldau

Cersei Lannister / Lena Heady

Bran Stark / Isaac Hempstead-Wright

Jon Nieve / Kit Harington


Daenerys Targaryen / Emilia Clarke


Espadas y dragones

El poder de emoción y la popularidad de 'Juego de tronos' deben mucho a la materia prima de sus historias, con las viejas espadas y dragones, y también con el sexo


Jacinto Antónn
10 de junio de 2013

“Un dragón no es una fantasía frívola”. La frase es de J. R. R. Tolkien, que sabía de lo que hablaba. Las espadas tampoco son nunca intrascendentes. Hay que tomárselas muy en serio, porque matan, y quitan y ponen reyes. Está en su naturaleza, como en la del dragón vomitar fuego. En una espada, como en un dragón, relampaguean revividas las antiguas leyendas. Eso las hace fascinantes.
“Mis espadas las he tomado de los viejos mitos”, me explicó hace años el novelista Michael Moorcock, uno de los grandes nombres de la fantasía épica, el género del que bebe Juego de tronos. Yo le señalaba a Moorcock las semejanzas entre el arma de uno de sus grandes personajes, Elric de Melniboné, y las famosas espadas de las sagas nórdicas. En la Hervarar saga, del siglo XIII, por ejemplo, aparece la espada maldita del rey Svafrlami, Tyrfing, que solo puede guardarse, una vez desenvainada, tras segar una vida. La espada de Elric posee esa misma siniestra característica. “Es que la saqué de ahí”, me confesó Moorcock, “como muchas otras cosas”.
Espadas y dragones están de moda. Las novelas de Martin y la serie televisiva nos los han devuelto. El poder de emoción y la popularidad de Juego de tronosdeben mucho a la materia prima de sus historias, con las viejas espadas y dragones (también con el sexo, queda dicho: una combinación ganadora). Como Tolkien o como Moorcock, Martin ha saqueado el baúl de los mitos y cuentos (y de paso, a sus predecesores del género y todo lo que ha podido, desde las hipocracias de los jinetes mongoles, hunos o cosacos –los dothrakis– hasta los eunucos turcos, el fuego griego y el Muro de Adriano; ¡vaya cómo ha arramblado con todo, y cómo lo ha recreado Martin!).
Ahí está la espada Hielo, el emblemático mandoble de los Stark (con esa espada ejecuta Lord Stark a un desertor de la Guardia de la Noche, y con ella, cerrando el círculo, él mismo es decapitado); la ligera Aguja de Arya –de esgrimista, que habría gustado a Scaramouche, y que recuerda a Dardo, la hoja élfica de Frodo–; la Garra Larga que regalan a Jon Nieve customizada con un lobo huargo en el pomo, un arma bastarda como él, o la Portadora de Luz de Stannis Baratheon, cuya hoja quema. Espadas de la estirpe de Excalibur, de la Balmung (o Nothung)vuelta a soldar por Sigfrido, primas de las tolkinianas Glamdring –espada mágica de Gandalf.
Antes de que se me olvide en esta tormenta de espadas, ¿no es Jaime Lannister, el Matarreyes, al que cercenan una mano (sin anestesia) un avatar martiniano de Tyr, el guerrero dios manco de la mitología nórdica que pierde el mismo miembro en las fauces de Fenrir, el lobo del Ragnarok? El Ragnarok –la batalla del fin del mundo–, por cierto, estará precedido, según los mitos, por el Fimbulvetr, el gran invierno, que sugiere la cruel estación (y sus peligros) que amenaza el mundo de Canción de hielo y de fuego. No he encontrado referencias a un Trono de Hierro forjado con las espadas de los enemigos como el de la serie. Es sabido que el Trono de Hierro lo hizo construir Aegon I Targaryen como metáfora de la dificultad de mantenerse en el poder. En el impresionante sitial podríamos percibir resonancias del Trono Oscuro de Sauron en Mordor y de la costumbre de levantar trofeos con las armas de los vencidos.
En el pastiche que es la serie de George R. R. Martin, uno de los grandes disfrutes es discernir la procedencia de tantos elementos y la enorme gracia con que lo ha hecho. Saber mezclar pasajes dignos de las fantasías dunsanyanas con escenas propias de Dallas, el lenguaje poético con la grosería, los altos ideales con las más bajas pasiones, la belleza con la atrocidad, es parte del secreto del éxito.
Arya Stark / Maisie Williams

Juego de tronos’, más allá de los libros

La quinta temporada no ha sido la mejor de la serie, pero ha tenido un último tercio colosal


ÁLVARO P. RUIZ DE ELVIRA
17 JUN 2015 - 06:13 COT

Cuando parecía que este año la serie no iba a más, que estaba estancada, llegaron los tres últimos episodios. Juego de tronos lo ha vuelto a hacer: epatar con muertes (¿o supuestas muertes?) traumáticas para los espectadores y momentos violentos (ay, Cersei) y de violencia (ay, Arya). Tras siete capítulos en los que parecía que no pasaba demasiado, tan mal acostumbrados nos dejó la cuarta temporada, y siguiendo la estela de los aburridos tomos cuatro y cinco de la saga literaria Canción de hielo y fuego, los guionistas han dejado para el tramo final lo más destacado. La serie de HBO (emitida en España por Canal +) ha llegado al punto en que ya ha sobrepasado lo contado en los libros y la sexta temporada, que no llegará hasta la primavera de 2016, va a ser por fín un descanso en la lucha continua entre espectadores y lectores que sabían lo que estaba por venir.
La última escena de la quinta temporada, con el linchamiento de uno de los personajes principales al más puro estilo Shakespeare, es bastante fiel al libro (qué difícil ha sido para los lectores mantener este secreto los últimos años). Así como el momento en el que Cersei, humillada, tiene que atravesar a pie la ciudad que dominaba hasta entonces con altivez y arrogancia. Pero se han apreciado muchos cambios y omisiones a lo largo de estos diez capítulos que han vuelto a fomentar el debate entre lectores y espectadores.
La serie de Juego de tronos, como se dijo desde el primer día, es una adaptación, por lo que es un producto con vida propia que se debería disfrutar a la par que los libros. ¿Que hay diferencias? Mejor. ¿Que la adaptación es la correcta? Esa es otra historia. Pero está claro que son necesarios los atajos, algunos inmensos como la llegada de Tyrion a Mereen. ¿Hasta qué punto les importan los lectores a los productores? Sin perderles el respeto, probablemente poco. Esta temporada hemos visto la muerte de un personaje femenino secundario que en los libros publicados hasta la fecha sigue vivo. Y los productores han confirmado que en la próxima entrega del escritor George R. R. Martin ese personaje morirá en circunstancias parecidas. Un spoiler en sentido inverso, de la serie hacia los libros.


















‘Juego de tronos’, más allá de los libros
Sansa Stark / Sophie Turner


Esta temporada, que tras su ecuador empezaba a compartir junto a la segunda el título de la peor hasta la fecha, ha remontado gracias a los colosales momentos del tercio final. Giros y escenas demoledoras que los espectadores acaban comentando y recordando. Pero no es suficiente, porque la historia general, la lucha por el trono (cada vez menos importante) y la amenaza de los caminantes blancos se ve perjudicada.
Un ejemplo que vale para casi todas las tramas: Cersei tiene un final apoteósico, pero necesitaba más elaboración su relación con el Gorrión Supremo, ha sido todo demasiado rápido y breve. Incluso las acusaciones por las que es juzgada la madre Lannister son más flojas y menos pecaminosas que en el libro, donde quizá está más justificado ese paseo de la vergüenza. Y da la sensación de que hay más minutos de la perturbadora caminata de la reina madre que de la explicación de cómo se ha llegado ahí. Incluso la introducción de un nuevo personaje que la protege a su entrada al castillo ha estado mal ejecutada. El paseo de Cersei permanecerá en las retinas de los espectadores como una de las imágenes más potentes de toda la serie, incluso aunque se note un poco que en algunos momentos se ha usado un doble de cuerpo y se ha insertado la cara de la actriz digitalmente.






























DIEZ MESES DE NOTICIAS Y RUMORES


No habrá más Juego de tronos hasta la primavera de 2016, pero los más acérrimos seguidores atesorarán durante los próximos meses todos los rumores y noticias que van a ir saliendo sobre el rodaje de la sexta y, supuestamente, penúltima temporada. De momento está confirmado que el rodaje vuelve a Islandia, Irlanda y España (Girona y Peñíscola esta vez).
El sexto libro, Vientos de invierno, no se espera hasta el año que viene también (su publicación en inglés, en España suele llegar meses después), pero no hay confirmación de si saldrá antes o después de la próxima entrega de la serie. Lo que sí se sabe es que George R. R. Martin vuelve a escribir uno de los episodios, por lo que su retiro voluntario de la última temporada para acabar las novelas ha terminado.

Lo mismo ha ocurrido con Arya, cuyo paso por la Casa de Blanco y Negro ha sido tan tedioso como en el cuarto tomo literario hasta la impactante revelación final. Eso sí, para compensar, hemos visto una de las mejores escenas de la joven Stark, en su conversión a una asesina profesional implacable. La temporada ha tenido otros momentos flojos, como todo lo ocurrido en Dorne con Jaime Lannister y su hija/sobrina, aunque los espectadores españoles hemos estado más atentos en devorar los detalles del Alcázar de Sevilla.
Se ha acusado a los guionistas y productores (el autor de los libros incluido) de matar a demasiados personajes principales, de extrema violencia, sexo y escenas de desnudos gratuitos, pero hay que admitirlo, nada de eso va a cambiar a estas alturas y es parte de lo que hace que esta serie sea algo diferente, algo que se sale de lo normal. Ya es imposible verla y adivinar lo que está por venir. Además, es la primera vez que el último capítulo deja tantos momentos impactantes y tramas a medias. Hasta ahora el décimo capítulo siempre había sido uno de transición. Quizá el misterio sobre si realmente el personaje que es apuñalado ha muerto o no sea la causa. Hay muchas teorías al respecto.
Y encima, a partir de ahora los lectores ya no sabemos nada, como Jon Nieve.






























ALGUNOS CAMBIOS RESPECTO A LOS LIBROS


Los cambios respecto a los libros han sido varios: Tyrion llega a Mereen para encontrarse con Daenerys, pero en el libro se encuentra por el camino con un pretendiente a casarse con la khaleesi y nunca es acompañado por Varys; Sansa nunca va Invernalia y permanece cerca del Nido de Águilas; el bastardo Bolton se casa con una chica que hacen pasar por Arya; Jaime nunca va Dorne (va otro caballero en su lugar), en los libros tiene la misión de acabar con los últimos señores fieles a Robb Stark; Ser Barristan no muere; la princesa Shireen no es sacrificada y Stannis, aunque sufre, no muere; Aemon fallece en otro lugar; Jon Nieve no sale del muro para salvar a los salvajes, ocurren varias cosas que en la serie han sido muy resumidas; Daenerys llega a casarse con Hizdah: Drogon no llega a la arena de combate casualmente, le atrae el olor de la sangre de las batallas, que incluyen muchos animales y es Daenerys quien tiene que calmarle, en ningún momento aparecen los Hijos de la Arpía; Arya nunca se encuentra con Meryn Trant... y muchos otros cambios que han hecho que la serie sea ya 100% independiente.
EL PAÍS

















Los personajes de Jon Nieve y Sam, en el capítulo final. Vídeo: Making of del 5x09 de 'Juego de tronos'.


"Ay, mi dulce niño de verano, ¡qué sabrás tú del miedo! El miedo es cosa del invierno, mi pequeño señor, cuando la capa de nieve es de cincuenta varas y el viento aúlla gélido desde el norte. El miedo es para la larga noche, cuando el sol oculta el rostro durante años enteros, los bebés nacen, viven y mueren en la oscuridad, los huargos están famélicos y los caminantes blancos recorren los bosques."


George R.R. Martin
Juego de tronos
Bogotá, PRHGE, 2015, p. 232


Algunos personajes de la antología de 'Wild Cards'.













































Nunca habrá otro ‘Juego de tronos’



En la obra literaria de George R. R. Martin hay material suficiente para otras buenas series, pero que nadie espere el éxito y aceptación logrado por la HBO


ÁLVARO P. RUIZ DE ELVIRA
19 AGO 2016 - 03:24 COT

Nunca habrá otro Juego de Tronos en la televisión. Ni falta que hace, que para eso están los Dvds, las reposiciones y la esperanza de ver si productores, guionistas y creadores televisivos nos sorprenden con algo completamente diferente, como decían los Monty Python. Por eso, que nadie se haga esperanzas con la nueva serie con el sello de George R. R. Martin, porque ni siquiera él es el autor de las historias (bueno, de alguna). Wild Cards, cuyos derechos ha adquirido NBC/Universal para hacer una o varias series, es una antología de relatos y novelas cortas coordinada y editada por Martin desde 1987 en una veintena de tomos en la que ha podido dar rienda suelta a su pasión por los superhéroes y los mutantes de sus adorados cómics de Stan Lee y Jack Kirby.
El 1 de agosto fue el vigésimo aniversario de la publicación de Juego de tronos, el primer tomo de Canción de Hielo y Fuego. Hace dos décadas pocos fuera del ámbito de la ciencia ficción y del fantástico sabían quién era George R. R. Martin, pero entonces, sin siquiera tener una larga trayectoria de publicaciones, ya tenía material suficiente para películas o series de televisión donde ya explotaba sus fuertes: historias trabajadas, personajes carismáticos (y trágicos) y un amor incondicional por el género.
Martin no tiene decenas de novelas pero sí cientos de ideas. Solo de la saga de Hielo y Fuego se podrían hacer miles de series con sus millones de personajes (incluso con los que sobran de los tomos cuatro y cinco). Los libros de Juego de Tronos están estructurados como si cada capítulo fuera el episodio de una serie. Su buen hacer, más toda la maquinaria de la HBO, han hecho de los libros la serie más famosa de la historia. Martin tiene la televisión entre ceja y ceja, es un tipo que se ha criado con imágenes en la televisión y con los cómics de Marvel. Como adolescente devoró indistintamente a los X-Men como Dimensión desconocida. Escribe con imágenes y se le lee como si fuera cine.
Cuando la literatura le falló, por no vender, se instaló en Hollywood. Allí aprendió los tiempos y estructuras de la escritura para la televisión, aunque nunca tuvo suerte. Hasta que triunfó con la saga literaria de Canción de Hielo y Fuego y se desquitó en televisión con el éxito de Juego de Tronos, para la que ha escrito varios guiones y ha ejercido de productor. El sueño de un guionista que tuvo que arrasar en ventas con sus libros para triunfar en la televisión que amaba.
Pero el sello de Martin no es sinónimo de triunfo. La NBC/Universal porta un lastre importante con el fenómeno de Juego de Tronos, y según cómo lo gestione, le funcionará o le saldrá rana. Igualmente, siguen quedando balas en la recámara. Sueño del Fevre (1982) es una historia de vampiros realistas en Nueva Orleans de la que AMC, por ejemplo, podría hacer una miniserie estupenda. La recopilación de Los viajes de Tuf (1986), olvidando la penosa portada medieval (es una historia galáctica) de su edición española de Zeta, daría para tres temporadas cortas en Netflix. Y Muerte de la luz cabría a la perfección en la sensibilidad de FX. Todas tendrían su público, pero que nadie espere otro Juego de tronos.

Arya Stark

¿Por qué ‘Game of thrones’ surgió de un fracaso?

'The Armaggedon Rag' obtuvo malos datos en ventas y acabó momentáneamente con la carrera de George RR Martin






¿Por qué ‘Game of thrones’ surgió de un fracaso?
Daenerys Targaryen / Emilia Clarke

Este viernes George RR Martin, autor de Juego de Tronos, acude a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Los boletos para el evento se fueron soltando de 500 en 500, el sistema colapsaba por tantos fans y el último lote se sorteó con una trivia casi imposible realizada por expertos en su universo y su vida. Al autor le tuvieron que contratar una escolta porque en muchos países sus seguidores se han llevado jirones de su ropa para conservar algo del autor. Pero esto no siempre fue así.
Martin empezó su carrera a los 21 años y tuvo bastante éxito comercial hasta que salió su cuarta novela, The Armaggedon Rag, que pintaba para ser un best-seller, pero resultó un fracaso total en ventas. Es más, acabó momentáneamente con su carrera de escritor: después de esto nadie quería publicar su quinta obra.

El creador de Juego de Tronos contó en una entrevista que su desesperación llegó a tal nivel, que vendió su casa y entró en un curso de “compre bienes raíces casi sin dinero”. Si entonces alguien le hubiera dicho que en 2012 entraría a la lista de Forbes de los autores mejor pagados, George RR Martin habría pensado que se trataba de una fantasía similar a los dead walkers o los dragones de su saga.
Irónicamente, el fracaso de The Armageddon Rag le abrió la puerta de Hollywood: su siguiente novela se subastó como película y uno de los interesados fichó al escritor para hacer guiones para la serie Twilight. Tampoco habría esperado que sus libros futuros compitieran en éxito en ese campo tanto tiempo después.
Hace dos décadas se publicó Juego de Tronos, su sexta novela y el primer libro de la saga Song of Ice and Fire. Martin se coló en la lista de los más vendidos del New York Times con A Clash of Kings y a la fecha se han vendido más de 60 millones volúmenes de la saga en 45 idiomas.
Los libros son los maestros más baratos y variados que hay, y en este caso la vida del autor es una maestría sobre el éxito y la perseverancia. Los seres humanos nos empeñamos en creer en la suerte, el éxito instantáneo y los resultados sin esfuerzo. Ahí la razón de tanto producto milagro y estafas piramidales.
El principal consejo del autor de Juego de Tronos para los aspirantes a novelistas de ciencia ficción y fantasía es que pasen por lo menos cinco años escribiendo y publicando cuentos para entrenarse, como hizo él.
Para George RR Martin el éxito es una cuestión de “seguir tirando los dados” y miles de horas de trabajo: a sus 68 años ha escrito 15 novelas, más cuentos y guiones, y pasó décadas de su vida creando un universo completo, con intrincados árboles genealógicos, detalles y geografía única. Es esa minuciosidad lo que le ha valido enamorar a sus millones de lectores alrededor del mundo.
Disfruten la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y si son de los afortunados que ven a George RR Martin, admiren no sólo su universo, sino la perseverancia con la que lo construyó.
Sofía Macías es especialista en educación financiera, autora de la serie de libros Pequeño Cerdo Capitalista. 
BIGLIOGRAFÍA
The Second Kind of Loneliness 1972
Override 1973
A Song for Lya 1974
And Seven Times Never Kill Man 1975
A Song for Lya 1976
Nobody Leaves New Pittsburg 1976
This Tower of Ashes 1976
Dying of the Light 1977
Songs of Stars and Shadows 1977
Sandkings 1979
The Way of Cross and Dragon
The Ice Dragon 1980
Windhaven 1981
Sandkings 1981
Fevre Dream 1982
In the Lost Lands 1982
Songs the Dead Men Sing 1983
The Armageddon Rag1983
Nightflyers 1985
Tuf Voyaging 1986
The Glass Flower 1986
Portraits of His Children 1987
The Skin Trade 1989
A Game of Thrones 1996
A Clash of Kings 1998
The Hedge Knight 1998
A Storm of Swords 2000
Quartet 2001
GRRM: A RRetrospective 2003
The Sworn Sword 2003
A Feast for Crows 2005
Hunter's Run 2007
The Mystery Knight 2010
A Dance with Dragons 2011
The Wit and Wisdom of Tyrion Lannister 2013
The Princess and the Queen 2013
The Rogue Prince 2014
The World of Ice & Fire Reference book 2014
The Ice Dragon 2014
A Knight of the Seven Kingdoms 2015
The Sons of the Dragon Forthcoming
The Winds of Winter
A Dream of Spring 



Diana de Gales / Princesa del Pueblo

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Diana de Gales

PESSOA

DE OTROS MUNDOS
Diana de Gales
PRINCESA DEL PUEBLO
(1961 - 1997)




Diana Frances Spencer nació en Park House, Sandringham (Norfolk) el 1 de julio de 1961. Hija menor de John Spencer, octavo conde de Althorp, y de Frances Ruth Roche, creció en una familia de la pequeña nobleza junto a sus dos hermanas, Sarah y Jane, y su hermano menor, Carlos. Pasó los primeros años de su vida en la residencia familiar de Sandringham, donde recibió su primera educación de manos de institutrices.
En 1968, tras el divorcio del matrimonio Spencer, la pequeña Diana quedó bajo custodia paterna, y aquel mismo año ingresó en la escuela de King's Lynn. En 1970 se trasladó al internado femenino de Riddlesworth Hall, y en 1973 ingresó en West Heath, otro internado en el condado de Kent. Entre 1977 y 1978 estudió en Suiza y finalmente se estableció en Londres. Allí trabajó para varias empresas hasta que en noviembre de 1977 conoció al príncipe Carlos, primogénito de la reina Isabel II de Inglaterra y heredero del trono británico, a quien se unió sentimentalmente dos años después.
El 24 de febrero de 1981 el portavoz del Palacio de Buckingham anunció el compromiso oficial de lady Diana Spencer y el príncipe Carlos; desde ese momento Diana trasladó su domicilio a Clarence House, residencia de la reina madre. La boda de la pareja, que se celebró el 29 de julio de 1981 en la catedral londinense de Sant Paul y fue oficiada por el arzobispo de Canterbury, se convirtió en un acontecimiento de amplísima repercusión internacional, retransmitido por televisión a setecientos millones de espectadores; en Londres convocó a más de un millón de personas, y no faltaron a la ceremonia los principales miembros de la aristocracia europea y ciento setenta jefes de Estado.

Diana Frances Spencer

Diana y Carlos de Inglaterra
La boda de Diana


Diana, marido e hijos

Por su enlace con Carlos, príncipe de Gales, Diana recibió el título de princesa de Gales, si bien su familiaridad y simpatía popularizó en seguida entre sus súbditos el apelativo «Lady Di». El 21 de junio de 1982 la flamante princesa dio a luz a su primogénito, el príncipe Guillermo, en el hospital Saint Mary de Paddington. Aquel mismo año Diana de Gales efectuó su primer viaje oficial en solitario para asistir al funeral de la ex actriz y princesa de Mónaco Grace Kelly. En abril del año siguiente, Diana acompañó al príncipe Carlos a Australia y Nueva Zelanda en el que fue el primer viaje oficial de los consortes. El segundo hijo de los príncipes de Gales, Enrique, nació el 15 de septiembre de 1984.
Aunque Diana trató de llevar una vida familiar dedicada al cuidado de sus hijos, en su agenda se imponía la limitación de los más de quinientos compromisos oficiales que el matrimonio estaba obligado a atender anualmente. Hasta 1985, los príncipes de Gales no mostraron desavenencias en público, pero a partir de 1986 la prensa sensacionalista británica comenzó a divulgar indicios de crisis matrimonial. A pesar de que la familia trataba de ofrecer una imagen de unidad, lo cierto es que cada vez se hacían más frecuentes los viajes de Diana en solitario, y en mayo de 1992, después de regresar de la India y Egipto, saltaron a la opinión pública los primeros rumores de separación.

Con sus hijos Guillermo y Enrique
La publicación de un libro de Andrew Morton sobre Diana, en el que el autor se reafirmaba en la tesis del fracaso matrimonial, y la confirmación de que su marido Carlos de Inglaterra mantenía una relación con su vieja amiga Camila Parker Bowles, convirtieron en noticia las especulaciones de los meses anteriores. A principios de diciembre de 1992 los príncipes de Gales se separaron, salió a la luz la relación sentimental de Diana con James Gilbey y se desató una auténtica guerra de acusaciones mutuas entre los defensores de la princesa y la casa real británica. Algunas fuentes revelaron entonces que tanto el príncipe Carlos como Diana de Gales reclutaron periódicos nacionales para publicar sus propias versiones sobre el detonante de la ruptura. El matrimonio se rompió de forma definitiva en marzo de 1994, y el 29 de febrero de 1996 Diana aceptó divorciarse de Carlos.
En los años siguientes a la separación, Diana prestó su imagen pública a diferentes organizaciones humanitarias y apareció en multitud de actos en favor de los sectores más marginados de la sociedad. Entretanto, la prensa sensacionalista había explotado todas las facetas imaginables de su vida privada. La propia Diana llegó a reconocer su adulterio y la lista, real o inventada, de los amantes de Lady Di fue creciendo: a James Gilbey se unieron los nombres de Barry Mannakke, Philip Dunne, Oliver Hoare y James Hewitt.

Diana

El último hombre con quien se relacionó a Diana fue el millonario de origen egipcio Dodi Al-Fayed. La noche del 30 al 31 de agosto de 1997 ambos perdieron la vida en un aparatoso accidente de automóvil, cuando trataban de evitar a los paparazzi y circulaban a gran velocidad por el túnel del puente del Almá en París. Al-Fayed murió en el acto; Diana Spencer fue llevada al Hospital de la Pitié-Salpêtrière, donde falleció pocas horas después. La casa real británica, que al principio mostró no pocas reticencias, accedió al reclamo popular y celebró en su honor un soberbio funeral en Westminster, que fue retransmitido en directo por televisión y al que asistieron cerca de dos millones de personas.
La vida de Diana Spencer, tanto durante su matrimonio como después de su separación, fue tema recurrente de la prensa rosa y de los tabloides sensacionalistas y objeto continuo de atención no solamente entre los súbditos británicos; la llamada «dianamanía», en efecto, se extendió más allá de las fronteras del Reino Unido. Todas sus apariciones en público recibieron un tratamiento especial por parte de los medios de comunicación internacionales, e incluso su peinado y su modo de vestir fueron imitados hasta la saciedad. Según la revista Majesty, Lady Di generó cerca de quince millones de libras en publicidad a los fabricantes de los artículos que utilizaba. Su popularidad acabó siendo inversamente proporcional a la de su marido; fue siempre considerada una madre ejemplar, y tras su muerte hubo incluso propuestas de canonización que, finalmente, fueron desestimadas.


Diana de Gales


"La mayor dolencia que el mundo sufre actualmente es el mal de la falta de amor. Sé que puedo dar mucho a esas personas carentes, por un minuto, una hora, un día o un mes, y es eso lo que quiero hacer. Es preciso que alguien que posea una vida pública pueda dar cariño y afecto a las personas, y hacerlas sentir importantes. Personas como yo pueden apoyarlas y ser una especie de luz en el final del túnel. Para mí ese es el único camino posible. Nada me hace más feliz que intentar ayudar a los más débiles y vulnerables de la sociedad. Si alguien que precisa de mí, me llama, voy a su encuentro no importa donde este. Me gusta tocar a las personas, es un gesto que me nace naturalmente, no es premeditado, brota del fondo de mi corazón. Nunca me consideré a mí misma como la reina de mi país. Me gustaría ser la reina del corazón del pueblo".

Diana de Gales


Diana de Gales

"En este matrimonio éramos tres, demasiada gente."

Diana, referiéndose al romance de Camilla Parker 
con el príncipe Carlos. 
Diana frente al Taj Mahal
Agra, India,1992

CRONOLOGIA

29 de julio de 1981: Contrae matrimonio con el príncipe Carlos, heredero de la Corona británica, en la catedral de San Pablo. Carlos es 12 años mayor que ella.

1982-1986

21 de junio de 1982: Nace el príncipe Guillermo.
15 de noviembre de 1982: El palacio de Buckingham desmiente que la princesa Diana padezca anorexia nerviosa, tras la publicación de la noticia por tres diarios.
15 de septiembre de 1984: Nace el príncipe Enrique.
1986: La prensa sensacionalista británica publica los primeros rumores de crisis matrimonial de los Príncipes de Gales.

1987

29 de julio: Los príncipes de Gales pasan separados su sexto aniversario de boda. En los últimos meses Carlos había viajado solo a Escocia, Italia, Gstaad (Suiza), Suráfrica y al desierto de Kalahari.
1 de noviembre: La prensa del corazón difunde la noticia de que Carlos y Diana viven desde hace tres meses en palacios separados.
3 de noviembre: Tregua conyugal con motivo de una visita oficial de los príncipes de Gales a Alemania.

1988

11 de abril: La prensa sensacionalista difunde que el príncipe de Gales pasó sus vacaciones de Semana Santa en compañía de Dale Tyron, de origen australiano, conocida como Kanga.

1991

1 de julio: Nuevos rumores sensacionalistas sobre el enfriamiento de las relaciones de la pareja, que se recrudecen con motivo del 30 cumpleaños de Diana.
29 de julio: Décimo aniversario de boda, que es celebrado.
7 de agosto: Crucero de 10 días por el Mediterráneo. La prensa calificó este viaje de "segunda luna de mel".

1992

15 de marzo: El periódico News of the World se hace eco del escándalo causado por la biografía de la princesa de Gales, escrita por Colin Campbell, en la que afirma que Diana ha tenido "montones de amantes".
19 de marzo: El palacio de Buckingham anuncia la separación del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, duquesa de York.
11 de junio: La princesa de Gales rompe a llorar en público durante la inauguración de una residencia para ancianos enfermos de cáncer, en Londres. El mismo día, el príncipe de Gales acude sin la princesa a las celebraciones de las bodas de plata de la reina Margarita II de Dinamarca y el príncipe Enrique.
15 de junio: Tras meses de especulaciones sobre la situación del matrimonio, el libro de Andrew Morton Diana, su verdadera historia afirma que Carlos tiene una larga relación extramatrimonial con una mujer casada, Camilla Parker-Bowles. Esto había provocado en Diana varios intentos de suicidio. En estas fechas Diana rompe a llorar de nuevo en público durante una visita a una residencia en Liverpool al ver una pancarta que decía: "Diana, te queremos".
22 de junio: Según el diario Daily Mail, el príncipe Carlos informó a la reina Isabel II de que su matrimonio con Diana acabaría en separación. Se celebran reuniones entre los príncipes de Gales y la reina de Inglaterra y su marido el príncipe Felipe en el castillo de Windsor.
25 de agosto: Escándalo por la difusión en The Sun de unas cintas con una supuesta conversación privada de Diana con su supuesto amante James Gilbey.
Noviembre: Gira desastrosa de la pareja por Corea del Sur durante la cual ambos aparecen distantes e infelices.
6 de diciembre: Diana saca sus pertenencias de la residencia familiar de Highgrove y fija su domicilio y el de sus hijos en el palacio de Kensington.
9 de diciembre: El primer ministro John Major anuncia a la Cámara de los Comunes la separación de los príncipes de Gales, pero que no hay planes para el divorcio. Se abre una crisis constitucional sobre el futuro reinado de Carlos de Inglaterra.

1993

14 de enero: La revista Australian publica la transcripción de una conversación íntima entre Camilla y Carlos, que según afirma, tuvo lugar en diciembre de 1989.
Abril: La princesa Diana reconoce en un congreso médico haber padecido bulimia nerviosa.
9 de noviembre: La princesa Diana presenta una doble querella contra el grupo periodístico Mirror y contra el gimnasio donde se la fotografió con una cámara oculta.
6 de diciembre: El Daily Express asegura que el príncipe de Gales opina que el anuncio, entre lágrimas, hecho por Diana de su abandono de la vida pública no favorece a la familia real británica y que, por ello, sumado a un año de rivalidades con su esposa, ha hecho saber a su madre que no quiere que Lady Di sea coronada reina.

1994

29 de junio: Carlos afirma en un documental de televisión que ha cometido adulterio tras la crisis de su matrimonio.
Agosto: Informaciones periodísticas señalan que Diana telefoneó repetidas veces a un amigo llamado Oliver Hoare, y que, cuando contestaba la esposa de éste la princesa colgaba el aparato. Diana desmintió tales noticias.
3 de octubre: Aparece el libro de Anna Pasternak La princesa enamorada, en el que afirma que Diana tuvo una relación amorosa de cinco años con su instructor de equitación James Hewitt.
14 de octubre: El príncipe Carlos revela por primera vez en un libro detalles íntimos de su adulterio con Camilla Parker-Bowles en el libro El Príncipe de Gales: una biografía, escrito por Johathan Dimbleby. En la obra se dice que Carlos nunca quiso a la princesa Diana y que se vio presionado para proponerle matrimonio por su padre, el duque de Edimburgo.

1995

3 de marzo: Divorcio de Camilla Parker-Bowles.
29 de junio: La Casa Real británica desmiente que la princesa Diana se haya entregado a la bebida y los tranquilizantes, tal y como se asegura en una nueva biografía, Diana, su nueva vida, de Andrew Morton.
Agosto: Algunas informaciones periodísticas hablan de una relación de Diana y la estrella de rugbi Will Carling. Carling y su esposa se separan el 29 de septiembre.
18 de octubre: Camilla y Carlos asisten juntos públicamente a una fiesta en Londres.
20 de noviembre: Diana admite en una entrevista por la cadena de televisión BBC su adulterio con Hewitt. Señala que no quiere conceder el divorcio y advierte que luchará antes que abandonar su condición de princesa.
18 de diciembre: El palacio de Buckingham anuncia que Diana no pasará las Navidades con el resto de la Familia Real en Sandringham por propia decisión, y tras haber mantenido una conversación con la reina.
Diciembre: Carlos recibe una carta de la reina Isabel presionándole para que se divorcie, con lo que él está de acuerdo.

1996

24 de enero: El diario sensacionalista The Sun publica que la princesa Diana provocó el enfado y el llanto de la niñera de sus hijos, Tiggy Legge-Bourke, tras hacerle unas hirientes insinuaciones durante una reunión navideña organizada por los príncipes de Gales para su personal. Tiggy Legge-Bourke pidió a su abogado que solicitase a la princesa que retirase sus falsas acusaciones.
28 de febrero: Diana da su acuerdo para el divorcio.
12 de julio: Los abogados de Carlos y Diana anuncian mediante un comunicado conjunto los términos del divorcio. Diana perdía el tratamiento de alteza real, pero podía seguir utilizando el de Diana, princesa de Gales. El acuerdo económico se cifró entre 3.000 y 3.400 millones de pesetas, y 80 millones de pesetas anuales para cubrir los gastos oficiales de Diana, aunque las cifras no se dieron a conocer oficialmente.
14 de julio: Diana emite un comunicado en el que solicita que los medios respeten los sentimientos de dolor de sus hijos, los príncipes Guillermo y Enrique su esposo Carlos y ella misma. El llamamiento de la princesa se produjo después de ser acosada por dos automóviles y siete motocicletas llenos de periodistas, cuando salía de su residencia.
28 de agosto: Sentencia definitiva del divorcio.
8 de octubre: El diario sensacionalista The Sun difunde un vídeo de la princesa Diana con su amante James Hewitt, grabado entre 1987 y 1991, y reconoce después que se trata de un montaje.
3 de noviembre: El periódico londinense Sunday Mirror publica que Diana está enamorada de un cirujano de origen pakistaní, Hasnat Khan, y que quiere casarse con él.

1997

14 de enero: Diana de Gales inicia una visita a Angola, invitada por la Cruz Roja británica, en apoyo de su campaña para la eliminación de las minas terrestres antipersonales..
18 de julio: El príncipe Carlos organiza una gran fiesta para celebrar el 50 cumpleaños de Camilla Parker-Bowles.
7 de agosto: La prensa informa por primera vez de que Diana tiene un nuevo amor: Dodi Fayed. Diana encabeza una misión oficial laborista a Bosnia en contra de las minas antipersonales.
27 de agosto: Le Monde publica la que será la última entrevista a la princesa de Gales. En ella decía: "La Prensa es feroz, no perdona nada, no busca más que el error. Cada intención es desviada, cada gesto criticado".
31 de agosto: Diana y Dodi Fayed mueren en accidente de tráfico en París cuando huían de los paparazzi.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de septiembre de 1997


MUERE DIANA, PRINCESA DE GALES

"Me dará todo lo que necesito

Diana creía haber encontrado en Dodi Fayed al hombre que iba a cambiar su vida

Isabel Ferrer
Londres, 1 de septiembre de 1997


La historia de amor, heredera de los cuentos de hadas, protagonizada en público por Diana de Gales se ha roto en dos ocasiones con trágicas consecuencias en su último intento de procurarse cierta felicidad. Esta vez, la carroza era mucho más plebeya que la ocupada en 1982 al abandonar la abadía de Westminster con su esposo, Carlos de Inglaterra. De acuerdo con su nueva situación de regia divorciada, la princesa viajaba en un potente Mercedes junto a Emad Dodi Fayed, de 41 años, cuyo nombre significa "alguien de quien puedes fiarte". Primogénito de Mohamed al Fayed, el controvertido millonario dueño de los famosos almacenes Harrods de Londres, Dodi era un flamante playboy y productorcinematográfico lo bastante atento y perceptivo como para que ella le dedicara todo su tiempo libre.Cuentan los cronistas reales británicos que ambos fueron presentados hace una década, en un partido de polo celebrado en Windsor. Mohamed al Fayed, no obstante, era un antiguo amigo del padre de Diana, el fallecido conde de Spencer. La joven pareja había sufrido, de distinta forma, la pérdida abrupta de sus madres. Samira, la de Dodi, hermana del traficante de armas Adnan Kashogi, se divorció cuando el pequeño tenía un año. Hace 11 falleció víctima de una enfermedad. Frances Spencer abandonó al conde para casarse con Peter Shand Kydd, del que luego se separaría. Diana y Dodi tampoco lo pasaron bien en el colegio que dejaron sin obtener buenas notas o título alguno.
A pesar de todo, su amistad no cristalizó a los ojos del público hasta hace un mes. Sus fotos navegando por el Mediterráneo en el yate Jonikal y sus paseos en moto acuática por la francesa bahía de Saint Tropez causaron sensación. Dodi, antiguo graduado de la prestigiosa academia militar de Sandhurst y productor cinematográfico responsable, entre otras cintas, de Carros de fuego, y la princesa no se ocultaban. Los hijos de ella, Guillermo y Enrique, bromeaban con él en la cubierta y jugaban con los hermanastros del millonario, uno de ellos sordomudo, en el mar. "Forman una pareja encantadora y estamos muy contentos", llegó a decir hace pocos días Al Fayed padre. Diana, más consciente que nunca del influjo de su imagen, cambiaba varias veces de bañador, salía a la terraza y sonreía, sobre todo sonreía. "Es el hombre que me sacará del mundo en que estoy metida. Confío en él y me dará todo lo que necesito", dijo la princesa a sus amigos a mediados de agosto. "Me gusta cuando me envía flores y todo lo que hace y dice".


Diana, 1983
Foto de Tim Graham

Por un momento, eso sí, la armonía pareció truncarse. Desde una lancha motora y rodeada de guardaespaldas ella misma se acercó a unos fotógrafos de la prensa sensacionalista británica para pedirles que no la acosaran. También les dijo que sus hijos deseaban que abandonara el Reino Unido, donde carecía de libertad. Luego negó haber dado a entender que pensara dejar el país, pero otra tormenta mayor vino a ensordecer su comentario. En plenas vacaciones y con Dodi a su lado aparentemente todo el día, Kelly Fisher, una modelo estadounidense, organizó a toda prisa una rueda de prensa. Haciendo pucheros frente a las cámaras, aseguró que el millonario la visitaba de noche. "Yo era su amante nocturna. Nos tenía a las dos, porque mi yate estaba fondeado al otro lado de la bahía", balbuceó. El anillo de zafiro y brillantes que mostró luego era, según sus palabras, la prueba de la promesa de matrimonio rota por Dodi. Diana leyó sin duda todas las reseñas publicadas al respecto, incluida la lista de las anteriores novias de su caballero andante. Aparte de su ex esposa, la modelo Suzanne Gregard, actrices como Brooke Shields, Winona Ryder o Daryl Hannah aparecieron en una urgente lista de pasados amores. Dispuesta a no dejarse amedrentar, la princesa continuó sus vacaciones. Incluso consultó a una vidente de la mano de Dodi para averiguar si una posible boda mejoraría su futuro. El puso a su disposición helicópteros, yates y lujosos automóviles. La acompañó a las costas de Grecia y de vuelta a la Costa Azul. En todo momento parecía protegerla como ya hiciera otro potentado, el armador griego Aristóteles Onassis, con Jacqueline Kennedy, la viuda del asesinado presidente norteamericano John F. Kennedy.
"Parecía haber encontrado por fin la felicidad", decían ayer los curiosos que, con semblante grave, formaban corrillos frente al palacio de Kensington, residencia oficial de Diana en la capital británica. "Ahora que iba camino de tener a alguien a su lado se trunca todo", murmuraba una mujer madura con lágrimas en los ojos. A nadie parecía importarle la fama de millonario olvidadizo de Dodi Fayed. Era capaz de dejar propinas astronómicas y no pagar a tiempo el alquiler de sus numerosas mansiones. Nadie entre los ciudadanos anónimos que dejaban ramos de flores, a veces unos brotes arrancados de un jardín cercano, recordó la confusa relación de la propia Diana con la prensa. Su trágico y súbito final la elevará seguramente ahora a la categoría de mito.
Diana, princesa de Gales, como era obligado llamarla en el Reino Unido, ha muerto joven y podía llorar y quebrarse en público, ya fuera por timidez, agotamiento emocional o profunda emoción ante el sufrimiento de otros. En este caso, más que un amor truncado al estilo de Romeo y Julieta, su desaparición parece haber ahondado aún más la admiración de la mayoría de los británicos por una princesa en apariencia tan frágil y humana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de septiembre de 1997


Los tristísimos veranos 

de Diana de Gales

Nació en verano, se casó en verano y murió en verano. 

Repasamos los estíos que marcaron la vida de Diana: 

de su boda triste a su final trágico un día como hoy hace 19 años.


 31 de agosto de 2016 / 9:45
Los veranos de la princesa de Gales marcaron su vida, incluso su muerte, como un reloj. Eso sí, el reloj de un cuento de brujas que señala los minutos que faltaban para la catástrofe. Diana Frances Spencer nació en verano, el 1 de julio de 1961, en Norfolk, Inglaterra. Se supone que esa debería haber sido una buena noticia, pero no lo fue tanto para su padre, Edward John Spencer, que esperaba un varón. Después de concebir dos chicas (y un niño que murió al poco de nacer), el deseo de Spencer era tan fervoroso que ni siquiera había pensado un nombre femenino.
Diana creció atormentada por la culpa de no ser lo que sus padres deseaban. Y su madre se sometió a agotadoras pruebas médicas para encontrar la causa de su “problema”. Cuando los Spencer tuvieron un niño, ya era tarde. En otro verano, el de 1966, la madre de Diana conoció a un caballero que se convertiría en su amante. El verano siguiente se divorció.
Con los años, el padre de Diana empezaría a salir con Raine Legge, condesa de Dartmouth, mujer atractiva –y casada– a la que los niños Spencer detestaban. El conde se casó con ella, pero no invitó a la boda a sus hijos. Ni siquiera les informó. Se enteraron por el periódico. La ceremonia se celebró en 1976, por supuesto en verano. Los británicos son muy rigurosos en cuanto a fechas y temporadas para la caza o las festividades. Y desde el principio, los veranos de Lady Di fueron la estación oficial de los desastres.

La desgracia más notable en la vida de Diana se llamó Carlos. Y, cómo no, empezó otro verano. En realidad, al príncipe de Gales le gustaba la hermana de Diana, Sarah. Salieron juntos una temporada, pero su falta de iniciativa sexual siempre molestó a la joven. Y a él tampoco le agradaba la soltura con que ella se despachaba en la prensa. En una entrevista con Woman’s Own, Sarah confesó un problema con el alcohol y una expulsión del colegio. Admitió que era anoréxica y muy aficionada a los muchachos. Acusó al príncipe de ser bastante lento en el cortejo. Describió su relación con él como “de hermanos”. Y anunció que, si él la pedía en matrimonio, ella se negaría. De hecho, después de semejante entrevista, esa no era una posibilidad.
En julio de 1980, Carlos y Diana coincidieron en casa de un amigo común. Ella le habló de la tristeza que percibía en él. Él, conmovido, trató de besarla. Con cierta brusquedad, según sus biógrafos. Diana no aceptó el intempestivo beso ni la subsiguiente invitación para regresar juntos a Londres. Pero no pudo negarse a una semana navegando en el yate real. Como ella era virgen, y él ya estaba enamorado de Camilla Parker Bowles, el resto del verano estuvo salpicado de castos e inocentes jueguecillos. Al fin, en septiembre, el príncipe invitó a Diana a Balmoral, la residencia de descanso de los Windsor en Escocia. Era la hora del examen de la familia real, una rigurosa prueba que, lamentablemente, Diana aprobaría.
Juan Carlos, Diana y los pequeños Guillermo y Enrique en durante el verano de 1986 en Mallorca.
El 29 de julio de 1981, a las 5:00 AM, Diana Spencer despertó en Clarence House, la residencia londinense de la reina madre de Inglaterra. Había vomitado toda la noche y se sentía “como un cordero entrando al matadero”. Estaba lista para convertirse en princesa de Gales.
Horas después, cuando salió a bordo de una carroza del brazo de su padre, llevaba un vestido de novia de seda vaporosa, un lazo bordado con perlas y un velo de nueve metros de longitud. Con su aspecto de pureza quinceañera y su inquebrantable fe en el reino, Diana era perfecta para el papel.
3.500 invitados acudieron a la catedral de St. Paul. La inexpresiva reina Isabel logró sonreír, quizá por única vez, con ternura. Pero la verdadera euforia esperaba a los novios fuera del templo. Dos millones de asistentes siguieron por las calles a la carroza de los recién casados. El dispositivo de seguridad contaba con 5.000 policías. Para que nada afeara el momento, los caballos de la escolta habían recibido un alimento especial que los hacía defecar heces del mismo color que el asfalto. Las 750 millones de telespectadores que siguieron el evento no vieron ningún excremento. Solo la luminosa felicidad de la nueva princesa.
Más adelante, Diana le confesaría al periodista Andrew Morton: “Estaba tan enamorada de mi marido que apenas podía dejar de mirarlo. Me creía la chica más afortunada del mundo”. Pero lo cierto es que Carlos no era un gran apoyo. Ni él ni ningún otro miembro de la familia real habían tenido un gesto de atención ante la desmedida presión mediática que sufría Diana y que estaba desquiciando sus nervios. Para los Windsor, era parte de su nuevo trabajo. Ya se acostumbraría.
Resultó que Diana lo hacía mucho mejor que ellos. Era dueña de un carisma natural. A pesar de su pánico durante la boda, supo mantener el tipo en todo momento. Y a partir de ese día, su popularidad sería siempre mucho mayor que la de su soso y distante marido. Pero nadie se lo reconocía. Nadie en su nuevo entorno era capaz siquiera de tener una relación cálida con ella. Y Carlos menos que nadie.
Diana en Francia en 1997.
La noche de bodas no sirvió para mejorar las cosas. Sobre la chimenea de su dormitorio —el mismo en el que la reina había pasado su noche de bodas— colgaba una pintura francesa del siglo XVIII con una leyenda descorazonadora: “Consideración, ternura, cariño, todo termina en este día. Pronto Hymen huirá llevándose el amor y la alegría”. Hymen es el dios griego del matrimonio. En castellano resulta un nombre muy apropiado para describir la situación de aquella noche que, con el tiempo, la propia Diana contaría así: “Yo había leído todo aquello sobre el arrebato de la pasión y la tierra temblando, pero no fue así. Apenas duró un instante. Me quedé ahí, pensando: ‘¿Era eso? ¿De eso se trataba aquello de lo que todo el mundo habla? Adentro, afuera y a dormir...”. En defensa de Carlos, cabe señalar que tampoco quedó muy impresionado por las habilidades de su consorte. La inexperiencia y la bulimia no producen grandes amantes.
Aún les quedaba la luna de miel. Diana albergaba la esperanza de que un paseo por el Mediterráneo a bordo del yate real Britannia relajaría los ánimos. Pero a bordo de aquel barco la espontaneidad era indeseable y la intimidad, imposible. Las cubiertas de teca del Britannia eran majestuosas y la pasarela real jamás superaba los 12 grados de inclinación. La plata siempre estaba pulida y las flores, frescas. Aunque contaba con casi trescientos tripulantes, las labores del personal alrededor de la pareja real se debían realizar en silencio sepulcral y antes de la ocho de la mañana. Llevaban suelas especiales para no hacer ruido al andar y, de toparse con un miembro de la pareja, debían ponerse firmes y mirar al frente hasta que pasaran. “Relajante” no es la palabra. Además, el viaje puso de relieve lo diferentes, acaso incompatibles, que eran los príncipes de Gales. Carlos se pasaba el día leyendo libros del filósofo y amigo sir Laurens van der Post, que sería después padrino del príncipe Guillermo. Su idea de la diversión en cada almuerzo era analizarlos uno a uno
La princesa, en cambio, bajaba a divertirse con los marineros, tocando el piano o charlando. Ella quería vacaciones de la vida pública, pero cada vez que paraban en un lugar, eran recibidos con honores de estado. Diana exigía abiertas manifestaciones de cariño. Carlos estaba incapacitado para darlas. Y lo del sexo, según aseguró ella misma a su biógrafo, tampoco se arregló.
Durante ese viaje, la princesa continuó vomitando. Y llorando a escondidas. Y llevándose sorpresas desagradables, como la foto de Camilla Parker Bowles que se deslizó del diario de su esposo. O la peor de todas: los gemelos, que Carlos llevaba puestos durante una recepción, que representaban dos letras C amorosamente entrelazadas. Habían sido un desafiante regalo de su amante.

DESILUSIÓN EN MARIVENT

La pesadilla veraniega de Lady Di tenía un escenario glorioso: Balmoral. Adquirido por la reina Victoria a mediados del siglo XIX, el castillo de Balmoral está situado en medio del imponente paisaje de las Highlands escocesas, y sus jardines son objeto de admiración en todo el mundo. Al principio, Diana lo consideraba su lugar favorito. Pero no conocía bien a su familia política.
Diana y Dodi en un yate en la Riviera Francesa en 1997.
Según Martin Gitlin, biógrafo de la princesa, la familia real tenía normas rigurosas: era obligatorio asistir a todas las comidas para escuchar conversaciones aburridas sobre gente muerta y canciones antiguas. Después, los caballeros se encerraban a fumar y las damas desaparecían de su vista. Para escándalo general, Diana no andaba sobrada de modales reales. Ni siquiera había crecido en una familia que se reuniera cada tarde para cenar. Sus ausencias en la mesa fueron interpretadas como un desplante, y amargaron mucho su relación con la reina.
El contraste entre su miserable vida privada y su esplendorosa vida pública convirtió a Lady Di en la primera profesional de la imagen personal. Ejemplo de su talento son las fotos de sus veranos españoles junto a los Borbón, en el palacio mallorquín de Marivent. Se suele creer que Diana escogió pasar las vacaciones en España para escapar del aburrimiento de Balmoral. Al contrario, la idea fue de Carlos, por su aprecio al rey de España. Y fue una mala idea. El verano de 1986 se convirtió en el velatorio de su relación.
Nada más llegar a la isla, el 7 de agosto, Diana y Carlos, junto a sus dos hijos, se embarcaron en el Fortuna, yate de la Corona española, para seguir la Copa del Rey de vela. Y ese domingo, para aplacar a los periodistas que se amontonaban a su paso, don Juan Carlos organizó una sesión de fotos en Marivent. De esas escapadas provienen las instantáneas que documentan el viaje. Muestran a una Diana radiante que disfruta del mar junto a su familia. La verdad es que ella y Carlos llevaron agendas separadas: él pintaba acuarelas en Valldemossa mientras ella tomaba el sol en las playas del sur. En algunas fotos, el rey Juan Carlos parece observar embelesado a una coqueta princesa de Gales.
Llegaron a correr rumores sobre un affaire entre ambos. Una biografía de Lady Di firmada por Lady Colin Campbell destacaba que, en Mallorca, la princesa convirtió a don Juan Carlos en su confidente. Otra biografía, la de José Martí Gómez, afirma que en Marivent descubrió “la libertad”, e incluso quiso comprar una casa en la isla.
En realidad, según el periodista Andrew Morton, amigo de Diana y autor de una larguísima entrevista convertida en biografía, ella no soportaba a don Juan Carlos, a quien consideraba demasiado playboy para su gusto. “El primer viaje a Mallorca —le contó Diana— lo pasé entero con la cabeza en el water. Lo detesté. Todos estaban obesionados con que Carlos era la criatura más maravillosa del mundo. ¿Y quién es la chica que viene con él? Yo sabía que llevaba dentro algo que no les dejaba ver, y que no sabía usar, no sabía enseñarles. Me sentí incomodísima”.
Diana en la Riviera Francesa en julio de 1997.
La adoración de Carlos por su madre los separó aún más. Diana siempre se sintió postergada por su esposo en favor de Isabel II. E incluso en la distancia continuaba siendo así. Cinco días después de su llegada, el diario El País se extrañaba por el repentino regreso de Carlos a Inglaterra. El periódico sospechaba que se debía a un examen médico de la reina, aunque admitía que la señora se encontraba perfectamente. A continuación, la noticia señalaba que, de todos modos, Diana y sus hijos permanecerían en Marivent. El titular rezaba: “Lady Di, enamorada de Mallorca”. Se equivocaba. La princesa no se quedaba por amor, sino todo lo contrario.
El año siguiente, Diana había dado un paso más en la separación entre su vida privada y la pública. Mientras continuaba cumpliendo sus funciones frente a las cámaras, su relación íntima con el capitán de caballería James Hewitt se hacía cada vez más profunda y difícil de esconder. Las vacaciones volvieron a ser en Mallorca, y volvieron a ser tirantes. Pero, esta vez, Diana estaba resuelta a encontrar una solución. En Marivent citó a su jefe de seguridad, Ken Wharfe, y le notificó oficialmente que tenía un amante, para que tomase las debidas precauciones. Más allá de su lealtad a la corona, Wharfe comprendió la situación. Lo consideró “un polvo de protesta”.
España aún marcaría un hito más en la relación entre Diana y los medios. En 1994, el fotógrafo Diego Arrabal consiguió fotografiarla en top less en un hotel de Málaga. Una publicación española pagó 1,2 millones de euros por esas fotos. Pero nunca las publicó. Según el fotógrafo, la revista las canjeó a cambio del apoyo de Diana a su edición inglesa. Fue la máxima expresión de poder de Diana, cuando con una llamada fue capaz de hacer tirar a la basura más de un millón de euros. Un poder tan peligroso que terminaría por costarle la vida.
Diana, 1997
Cabizbaja y pensativa en la Riviera Francesa

EN BRAZOS DEL ‘PLAYBOY’

Dodi Al Fayed se parecía a Carlos, al menos en su relación paterno-filial. Según destaca Tina Brown en su libro 'The Diana Chronicles', al igual que el príncipe, Dodi era un niño mimado, criado por un padre ausente y millonario que complacía todos sus caprichos, pero no todas sus necesidades emocionales. Fue el duque de Edimburgo quien casi ordenó a Carlos que cortejase a una joven Diana. Y fue el comerciante egipcio Mohamed Al Fayed quien, 16 años después, lo hizo con su hijo.
La diferencia estaba en quiénes eran esos padres. El duque de Edimburgo tenía sangre azul por la dinastía de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg. El cuento de hadas era una obligación impuesta por siglos de tradición. En cambio, Mohamed era un arribista en el sentido clásico. Obsesionado con la realeza, se abría paso hacia ella a golpe de chequera. Había comprado la tienda de los aristócratas, Harrod’s, el hotel de los aristócratas, el Ritz de París, y lo más extravagante, la residencia del Bois de Boulogne que habían ocupado Wallis Simpson y Eduardo VIII, el rey que abdicó por amor. Para Al Fayed, el cuento de hadas era otra exclusiva mercancía. Él era la versión McDonalds del duque de Edimburgo. Para Diana, el verano de 1997 fue un remake (de menos presupuesto) de su superproducción de 1981.
Diana y Dodi Al Fayed en Portofino, Italia, en agosto de 1997.
Dodi Al Fayed, excocainómano, jet setter a tiempo completo y party animal por vocación, estaba listo para casarse con la modelo Kelly Fisher. Tan listo que le había comprado un anillo de zafiros y diamantes de 118.000 libras cuando las libras valían el doble que los dólares y los euros no existían. Tan listo que tenían fecha de boda el 9 de agosto. Pero tan sólo un mes antes, un meteorito escindido del planeta Windsor se estrelló contra sus planes.
El 14 de julio, siempre según Tina Brown, Mohamed convocó a su hijo a reunirse con él en París. Había invitado a Lady Di a pasar unos días de descanso en su yate, el Jonikal. Con sus 63,5 metros de eslora, era uno de los más largos del mundo. Mohamed acababa de comprarlo y ahora correspondía a Dodi seducir a Diana y amortizarlo. En cuanto a su novia, Kelly Fisher... Bueno, ¿quién cuernos era Kelly Fisher?
En un principio, Diana aceptó la invitación por falta de opciones. El verano se extendía ante ella como un desierto. Según el acuerdo de custodia, sus hijos pasaban las vacaciones en Balmoral con su familia paterna, el último lugar donde ella quería alojarse. Su amante de los últimos dos años, el cirujano pakistaní Hasnat Kahn, acababa de dejar claro que no pensaba hacer pública su relación. Diana no tenía con quién estar. Y quedarse en casa era imposible, porque su casa era el Palacio de Kensington. La había redecorado tras su divorcio y, según el biógrafo Martin Gitlin, se respiraba una atmósfera más alegre, con flores y música clásica. Las pinturas y ornamentos militares habían sido reemplazados por paisajes, y las mucamas y el mayordomo recibían a los visitantes con menos solemnidad. Aún así, estaba lleno de recuerdos y vacío de amigos.
Tampoco había mucha gente dispuesta a invitarla a su casa. No llegaba sola, sino con la estela de un ejército de paparazzi. Y por miedo a ser espiada, ella prescindía de cualquier escolta real. Por lo tanto, sus anfitriones debían contratar una guardia de seguridad contra los teleobjetivos, protegiendo las ventanas, los basureros, a los vecinos y a los parientes. Por rico que uno sea, es demasiado. Al Fayed y su hijo —con dispositivos de seguridad a la altura de jefes de Estado—eran de los pocos que podían hacer frente a la situación. Y dado que Lady Di encarnaba su sueño aristocrático, estaban dispuestos a disfrutar de ella.



Pero en los primeros días del paseo, Dodi se convirtió en algo más. No un amigo ni un novio. Una venganza. Camilla Parker Bowles cumple años el 17 de julio y ese año Carlos lo celebró tan públicamente como era posible, precisamente en Highgrove, Gloucestershire, su antiguo hogar familiar. La fiesta era un símbolo de la victoria de su archienemiga. Diana estaba dolida. Dodi, por su parte, era atento, no escatimaba en detalles caros y, sobre todo, resultaba lo suficientemente egipcio, plebeyo y advenedizo como para irritar de verdad a los Windsor. La Lady Di que subió al Jonikal se parecía a la del yate Britannia, pero la inocencia había desaparecido: ahora era la mujer más famosa del mundo, y sabía utilizar los recursos de la prensa. Se aseguró de que le realizasen varias fotos a bordo del barco, acompañada por un Dodi de torso desnudo. Cuando aparecieron en la prensa, llamó personalmente al fotógrafo, no para quejarse por la invasión de su intimidad, sino para preguntar por qué habían quedado borrosas.
El egipcio, por su parte, compartía con ella cierto sentido escénico de la situación. El último día de su vida, durante una de sus huidas de los paparazzi, llevó a la princesa a la residencia del Bois de Boulogne, la de Wallis Simpson y Eduardo VIII. Aquel monumento a la lucha entre el amor y las obligaciones reales resultaba, dadas las circunstancias, el refugio más retorcido. Dodi y Diana tenían un objetivo común: los dos querían que el mundo los viera.
La última noche, la pareja hizo una verdadera gira. Del Ritz al apartamento de Dodi. De ahí a un bistrot, con inesperado cambio de ruta de vuelta al Ritz. Del restaurante del hotel a la suite imperial. Regreso al apartamento. Siempre seguidos por una nube de fotógrafos en ruidosas motocicletas. Los guardaespaldas estaban enloquecidos ¿Por qué no cenaron en casa? ¿O en el hotel, que era de Dodi? Porque las cámaras no eran un estorbo. Eran el objetivo.
Semanas antes, Diana había preparado las instantáneas del yate para lastimar a Carlos y Camillia. Ahora, Dodi tenía preparada toda una sesión de fotos. Había contratado a un publicista e iba filtrando sus paradas para que la prensa pudiese seguirlos. En su cultura familiar, esas imágenes eran tan valiosas como el propio Ritz. O como la casa en el Bois de Boulogne. Al final, su única utilidad fue defender una teoría de la conspiración: la familia Al Fayed siempre ha sostenido que su hijo y la princesa fueron asesinados porque la familia real no podía permitir que se casase con un egipcio.
Hoy en día, en Harrod’s, donde una copa de vino cuesta 17 euros, un altar recuerda a la pareja. Velas, champán y una fuente constituyen el homenaje, junto al supuesto anillo de bodas que Dodi compró para Diana. Pero no resulta verosímil que ese anillo fuese de compromiso: costó 110.000 libras menos que el que Dodi había comprado para Kelly Fisher ¿Y quién cuernos era Kelly Fisher? 
*Reportaje originalmente publicado en el número 48 de Vanity Fair


Emmanuel Carrère / Premio FIL de Literatura 2017

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Emmanuel Carrère

(1957)






Emmanuel Carrère (París, 9 de diciembre de 1957) es un escritor, guionista y realizador francés, diplomado por el Instituto de Estudios Políticos de París.



Hijo de Louis Édouard Carrère y de la sovietóloga de la Academia francesa Hélène Carrère d'Encausse, tiene dos hermanas, Nathalie Carrère y Marina Carrère d'Encausse.



La mayoría de sus escritos destacan por la mezcla de ficción y no ficción, normalmente uniendo su propia experiencia con el desarrollo de la historia que cuenta. En sus obras trata cuestiones sobre la identidad o el desarrollo de la ilusión. Algunos de sus libros han sido llevados al cine y él mismo dirigió la adaptación de su novela La Moustache.



Además, fue miembro jurado del jurado internacional del Festival de Cannes 20102​ y del jurado del Cinéfoundation y de la sección de cortos del Festival de Cannes 2012. Años más tarde, en 2015, fue también miembro del jurado del Festival Internacional de Cine de Venecia de 2015.



Ganador en 2017 del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances (antiguo Premio Juan Rulfo) que otorga la Feria del Libro de Guadalajara.


En el acta el jurado ha dicho sobre su obra: "es un escritor que practica la circulación multimedia, trabajando además en cine y televisión, pero sin separarse de la gran tradición humanista. Por un lado, es capaz de releer y comentar la Biblia con la erudición que exhibe en un libro como El reino. Y, por otro, es autor de unas celebrada biografía de Philip K. Dick y un apasionado lector de ciencia ficción y de reportajes periodísticos. Heredero de Montaigne y de Rousseau, lo autobiográfico adquiere en su escritura una dimensión crítica que le permite pintarse sin concesiones y explorar arriesgadamente zonas de sombra de la condición contemporánea".



Emmanuel Carrère


Diego Salazar
1 de junio de 2012

Hubo un tiempo en que Emmanuel Carrère fue novelista. Uno con cierto éxito y prestigio y cinco novelas a la espalda. Pero todo eso se acabó cuando se cruzó con –o, más bien, fue en busca de– Jean-Claude Romand, quien se convertiría en el protagonista de su libro más conocido: El adversario(Anagrama, 2000). Si usted no lo ha leído, deje ahora mismo esta entrevista y salga corriendo a comprarlo. Si lo ha hecho, entenderá perfectamente los motivos de esa urgencia. A principios de los años noventa, Romand asesinó a su mujer e hijos, además de a sus padres, e intentó hacer lo mismo con su amante. Todo esto después de ver al borde del derrumbe el gran engaño en que había vivido durante más de veinte años: una exitosa carrera como médico que lo había conducido a un alto cargo en la OMS y una acomodada vida de clase alta en una tranquila ciudad de provincias cercana a la frontera con Suiza. Todo falso.
Con ese material, Carrère construyó un libro a caballo entre la investigación y la memoria personal, un libro extraño dentro de la tradición francesa y más cercano al gran periodismo norteamericano. Ese libro fue también el primer y definitivo paso en su alejamiento de la ficción literaria. Como dirá más adelante en esta conversación, en sintonía con ese panfleto que escribió en 1998 el también francés Christophe Donner, Contra la imaginación: “De verdad, ya no creo poseer ningún tipo de imaginación; quizá tenga otras cualidades como escritor, pero sinceramente la imaginación ya no es una de ellas.”
Tras el éxito de El adversario, llevado al cine hasta tres veces (dos en Francia, una en España), Carrère profundizó en su tratamiento de la mémoire, en su indagación de la verdad personal, con Una novela rusa(Anagrama, 2008), un libro tremendo, que pasó casi inadvertido por las librerías españolas, en el que lidiaba con los fantasmas del pasado ruso de su familia materna así como con una pregunta recurrente en nuestros días: ¿cómo ser hombre –y qué significa– en el Occidente del siglo XXI? Continúa explorando ese territorio en De vidas ajenas, un doloroso viaje por los universos de la enfermedad, la muerte, la pérdida y el duelo, que se abre con el relato del tsunami que asoló Sri Lanka en 2004 y que Carrère vivió casi en primera línea de playa.

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Tanto en España como en Francia, una parte del público y la prensa habla de sus libros como novelas, cuando parece bastante evidente que no son novelas sino mémoires o sencillamente libros de no ficción. ¿Son para usted novelas o no?
Por supuesto que no son novelas. He venido evitando esa definición desde hace tiempo. En Francia es habitual colocar en la portada, debajo del título del libro, una indicación que dice roman cuando se trata de una novela, indicación que yo he evitado de manera consciente para mis últimos tres libros. No escribo novelas y digo siempre que estos libros no son novelas.
¿Y a qué cree que responde esto? ¿Por qué es tan difícil que cierto público y cierta prensa entienda la diferencia entre novela y no ficción?
Es una cosa muy extraña y que, siendo sincero, no termino de entender. Por ejemplo, recuerdo que cuando este libro apareció en Francia estaba un día hablando con una escritora a quien conozco –no somos grandes amigos pero nos conocemos– y ella me dice: “He empezado a leer tu libro, y me preguntaba cómo hiciste para escribir la parte del tsunami, ¿hiciste mucha investigación, fuiste a ver la zona...?” No entendía bien a qué se refería y le dije: “Estuve ahí, lo digo en el libro, yo estaba ahí con mi mujer y los niños cuando todo eso ocurrió.” “Oh –me dijo muy sorprendida–, pensaba que habías investigado posteriormente para recrearlo, que era una invención.” La verdad que no sé cuántas veces hay que decir que las cosas son verdad, que ocurrieron como están relatadas. Lo escribo varias veces en el libro y aun así parece que hay gente que no está dispuesta a entender que se puede escribir algo que sea verdad, que hay mucha gente que hace una conexión directa entre “literatura” y “novela”, que considera que la literatura solo puede ser ficción.

Antes de estos tres libros usted escribía novelas. ¿Cómo fue que terminó convirtiéndose en un escritor de no ficción?
Todo ocurrió con la historia de Jean-Claude Romand que terminó convirtiéndose en El adversario. En efecto, yo era un escritor de ficción, me consideraba un novelista. Cuando empecé a trabajar en la historia de Romand me planteé si debía escribir una novela o un libro de no ficción, teniendo en la cabeza el famoso ejemplo de Truman Capote. Intenté escribir una novela pero no funcionaba, me resultaba imposible contar esta historia así, había algo que sonaba falso. Y tras varios años de sufrimiento y vanos esfuerzos por escribir una novela, empecé a escribirlo como no ficción y en primera persona, cosas que para mí curiosamente están muy relacionadas. Una primera persona en la que, por supuesto, yo no soy el héroe o el protagonista –eso solo ocurrió en Una novela rusa–, sino el testigo, el narrador, quien cuenta la historia y cuenta a su vez cómo se ve afectado por esa historia.

Hay un ejercicio curioso en De vidas ajenas, y es que si bien en buena medida es una especie de mémoire, como podían serlo tantoEl adversario y más aúnUna novela rusa, y si bien a lo largo del libro usted está explicando una y otra vez cómo se ve afectado por los hechos que narra, este libro es, de alguna forma, menos personal que esos dos. Incluso usted, hacia el final, cuando cuenta que da a leer el libro a dos de sus protagonistas, dice que se siente como un mero “pintor de retratos”. De retratos ajenos, se entiende.
Como cuento en el libro, la familia de mi mujer y yo fuimos a ver a un juez que había trabajado con Juliette, mi cuñada fallecida. Este hombre, Étienne, hizo un relato muy extraño durante dos horas, estuvo hablando a una familia entera, diez personas que acababan de sufrir una pérdida importante, personas a las que no conocía de antes, y nos contó una historia fantástica acerca de Juliette, y sobre él mismo, una historia muy íntima, que hablaba de enfermedad, de discapacidad, de sus vidas personales, y también de cuestiones legales, las batallas legales que ellos daban, cuestiones muy técnicas, de difícil comprensión, pero que él relataba de una manera apasionada. Era un contador de historias muy peculiar pero a la vez fabuloso. Quedé muy impresionado por lo que nos había contado, por cómo lo había contado, así que pensé que si yo era capaz de escribir un libro que lograra transmitir la emoción que sentí cuando lo escuchaba, entonces tendría un muy buen libro. Así fue cómo me planteé el libro desde el principio, y luego el libro se convirtió en un retrato de Juliette, de Étienne y del marido de Juliette, retrato construido con lo que ellos me relataron.

¿Cuánto tiempo le tomó la escritura?
De hecho, empecé a escribir el libro de inmediato, una vez que ocurrió todo lo que se relata en el libro, allá por la primavera de 2005. Pasé mucho tiempo con Étienne durante el verano y continué escribiendo el libro. Entre medias escribí Una novela rusa; cuando terminé de escribir ese libro me sentí mucho mejor, era un libro que necesitaba escribir, y al terminarlo volví a este. Yo pensaba que no había escrito mucho acerca de Juliette y Étienne, pero de hecho sí había escrito bastante, así que fueron unos cinco o seis meses más después de eso.

¿Tomó notas de lo ocurrido en Sri Lanka en el momento?
No, nada. Escribí esa parte haciendo uso de mis recuerdos, los recuerdos de mi mujer, de mis hijos, la gente con quien estaba ahí. No fueron demasiados días, cinco nada más, pero sin embargo yo pensaba que había olvidado todo al respecto, hasta que empecé a escribir y de pronto todo volvió. Fue un ejercicio de memoria compartido: mi mujer y yo estuvimos intentando reconstruir lo ocurrido, nos sentábamos a conversar y recordábamos con quién habíamos comido tal día y qué habíamos dicho, o el día en que fuimos al hospital, qué habíamos visto ahí.

Como escritor, y habiendo escrito novelas anteriormente, ¿disfruta más de ese proceso de reconstrucción de hechos que de la invención que requieren las novelas?
Bueno, son dos procesos radicalmente distintos. Y, para ser franco, no recuerdo cómo era escribir novelas, cómo era el proceso de imaginar e inventar cosas. Cuando empecé como escritor, los primeros diez o quince años, yo era un escritor de ficción en sentido estricto, y escribía libros como La moustache, que podría decirse que es el libro de un autor con cierta imaginación. Incluso tenía cierta reputación de escritor imaginativo. De verdad, ya no creo poseer ningún tipo de imaginación, quizá tenga otras cualidades como escritor, pero sinceramente la imaginación ya no es una de ellas. No me ocurre lo mismo con los guiones; cuando escribo guiones no tengo problemas en imaginar cosas, pero a la hora de escribir libros no puedo, me resulta imposible, y dudo mucho de que sea capaz de volver a escribir una novela.

¿Cree que es una cuestión de edad? Se dice que, como lector, uno suele leer sobre todo novelas en su juventud y según va haciéndose mayor la ficción se ve desplazada por la historia, el ensayo, la crónica... ¿Cree que puede haber ocurrido lo mismo en su caso como escritor?
Es cierto que mucha gente dice eso. Cuando yo era joven recuerdo haberlo escuchado y recuerdo haber rogado que no me ocurriera, recuerdo haber pensado que no quería convertirme en uno de esos viejos idiotas que solo leen biografías, memorias, diarios y cartas. Y, de hecho, eso es exactamente lo que me ha ocurrido como lector, todavía leo novelas, pero me interesa mucho más otro tipo de lecturas: historia, ensayo...

Hay dos cosas que a mí me resultan particularmente interesantes de sus libros de no ficción. La primera es que no solo cuentan una historia, sino que son a su vez una reflexión acerca del proceso de contarla. Y, por otra parte, los tres, sobre todo Una novela rusa, pero también El adversario y de De vidas ajenas, son extensas reflexiones acerca de lo que significa ser hombre, acerca de cómo ser hombre en nuestros días.
Tienes razón, estoy de acuerdo con ello. Para serte sincero no es algo que tenga demasiado presente mientras escribo, pero sí es verdad que son dos cosas que me interesan y que de cierta manera me salen de una manera natural. Ocurre que, en cierta forma, esos libros son mémoires. Me encanta la posibilidad de escribir mémoires, de trabajar con ese material, aun cuando estás contando otra historia, aun cuando estás contando una historia criminal o una historia de amor. Respecto a relatar el proceso de contar la historia, es algo que a mí me interesa mucho como lector. E imagino que por eso me sale de una manera muy natural: es algo que me interesa, y no creo que sea aburrido o que haya que esconderlo. ~




Emmanuel Carrère

ESCRITOR DE 

LO EXTRAÑO



MANUEL HIDALGO
Actualizado: 05/09/2015 05:04 horas

Emmanuel Carrère dice en 'El Reino' sobre los cristianos: "Si se les pregunta, responderán que creen de verdad que hace dos mil años un judío nacido de una virgen resucitó tres días después de ser crucificado y que volverá para juzgar a los vivos y a los muertos. Responderán que estos acontecimientos constituyen el centro de su vida. Sí, ciertamente es extraño".
Carrère se ha especializado en hechos y personajes extraños, y, sin duda, él mismo es extraño. Y así debió de sentirse cuando en 1990 se convirtió al catolicismo. Tenía 32 años. Se confesó, comulgó, se casó por la Iglesia con Anne, su mujer de entonces, y bautizó a sus dos hijos. Durante tres años, y antes de volver al agnosticismo, Carrère tomó la comunión y asistió a misa a diario. A diario rezó y leyó el Evangelio. A la vez, se psicoanalizaba dos veces por semana y llevaba un diario sobre su experiencia, cuadernos que nunca pensó en publicar y que, sin embargo, están en la base de 'El Reino' (Anagrama), sobre todo de las apasionantes 115 primeras páginas, en las que el escritor confiesa todos los detalles de su «extraño» recorrido, y que terminan así: "Te abandono, Señor. Tú no me abandones".
Diplomado en el Instituto de Altos Estudios Políticos de París y crítico de cine en sus comienzos, Emmanuel Carrère, en 1990, no era todavía el autor de gran éxito y de gran envergadura que es hoy, pero ya había publicado, con premios y reconocimiento, cuatro novelas y dos ensayos. Atravesaba una fuerte crisis de pareja, tenía problemas con el alcohol, había barajado la idea del suicidio y llevaba tres años sin poder escribir.
El carácter -sigamos diciendo que extraño- de Carrère, ya estaba patente en su obra publicada hasta el momento. Como crítico de cine, y para su primer y único libro sobre la materia, había optado, en 1982, por un estudio sobre Werner Herzog, un cineasta volcado en los personajes diferentes, anómalos y enormes, como él mismo. Como novelista, había publicado, entre otras, 'El bigote' (1986), la pesadillesca y kafkiana historia de un hombre que se afeita el mostacho y va comprobando con creciente horror que ni su mujer, ni sus amigos, ni sus colegas de trabajo perciben el cambio. Y, en los años de su conversión, elaboró 'Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos' (1993), biografía novelada del escritor norteamericano de ciencia-ficción Philip K. Dick -muy mencionado en 'El Reino'-, que experimentó con las drogas y tuvo visiones y serios trastornos mentales. Carrère iba a comulgar y luego se adentraba en el autor que inspiró 'Blade Runner'...
Emmanuel Carrère nació en París dentro de una muy notable familia. Su padre se dedicaba al negocio de los seguros, pero su madre, Helène Carrère D'Encausse, francesa de origen georgiano, es una sobresaliente escritora e historiadora, miembro de la Academia y experta en Rusia. Su apellido de soltera es Zourabichvili y procede de una familia georgiana con antecedentes nobiliarios, exiliada a París tras la Revolución Soviética y con miembros destacados en la política, la cultura, la ciencia y la industria.
Aquí, obviamente -y en su interés personal por el tema de la identidad por quienes parecen no tenerla o tenerla tambaleante-, está la causa de que Carrère, en busca de aclarar la figura de su abuelo materno, escribiera -siempre móvil- sobre el terreno la tremenda 'Una novela rusa' (2007) y la no menos tremenda 'Limónov' (2011), sobre el indescriptible y casi inabarcable político y escritor ruso Eduard Limónov, dos formidables saltos adelante que confirman que la cumbre de 'El adversario' (2000) no fue casual.
Desde que publicara 'Una semana en la nieve' (1995), Carrère no ha regresado a la ficción pura. Investiga como reportero e historiador, introduce el ensayismo, noveliza situaciones, personajes y hechos y se incluye él mismo en primera persona dentro del relato dando cuenta de sus ideas, sentimientos, vivencias, estados de ánimo y pasos durante la elaboración de sus libros que -como sucede en 'El Reino'- adquieren carácter confesional y testimonial.
Todo empezó en 'El adversario', la historia real de Jean-Claude Romand, un francés que asesinó en 1993 a su mujer, a sus dos hijos y a sus padres y que, después de pasar la noche con su amante, regresó a su casa y, con intención de suicidarse, la prendió fuego tras ingerir barbitúricos. Salvaron su vida, quedó en coma, se recuperó, fue juzgado y condenado a cadena perpetua, que sigue cumpliendo, convertido -según revela Carrère en 'El Reino'- en ferviente creyente.
Como recordará el lector de ese inolvidable libro, lo escalofriante de Romand no sólo son sus crímenes, sino que durante 18 años engañara día a día a su familia y a todo su entorno fingiendo ser médico y trabajar para la OMS. Vivía de la estafa y, cuando cometió los asesinatos, se había quedado sin dinero y creía estar a punto de ser descubierto. Para evitar la vergüenza, mató. ¿Extraño?
'El adversario' o/y la historia de Romand tuvieron tres adaptaciones al cine -una de ellas, estupenda y libre, 'La vida de nadie' (2002), de Eduard Cortés-, y eso nos lleva al Carrère cineasta, que ha escrito dos guiones y ha dirigido dos películas para el cine, siendo también el guionista de una docena de telefims y series de la televisión francesa. Casado ahora con la periodista Helène Devynck, ha tenido otra hija y, en estos días, es jurado, como ya lo fue de Cannes, de la Mostra de Venecia.
Hace tiempo que no leía, con sus más de 500 páginas, un libro actual tan contundente y magnífico como 'El Reino'. Deseando comprender el sentido de su conversión, Carrère se sumerge en los orígenes del cristianismo, reconstruye con realismo la vida de Jesús y sus apóstoles y, sobre todo, las descomunales peripecias de San Pablo y San Lucas, poniendo en pie de forma irresistible un inmenso fresco histórico, repleto de información y fuentes, sobre Roma, Grecia y Jerusalén. Y con humor. Irresistible, sí. E imprescindible, desde luego.



Emmanuel Carrère, un autor todo terreno

El escritor francés, ganador del premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, asegura que no hay diferencia entre literatura y periodismo

05/09/2017 05:00  VIRGINIA BAUTISTA

GUADALAJARA.
“El periodismo es igual de importante que la literatura”, afirma sin dudar el escritor francés Emmanuel Carrère (1957), quien no duda en mezclar en su obra la realidad con la ficción, y borrar los límites y las diferencias entre ambos lenguajes.
El también periodista, guionista, crítico y cineasta, quien se alzó ayer como ganador de la 27 edición del premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, dotado con 150 mil dólares, explica en entrevista vía telefónica desde París que ambas son diversas formas de escritura por las que se siente igualmente atraído.
Yo he trabajado como periodista desde hace 30 años y he permanecido fiel a esta forma de escritura. Tal vez la diferencia entre una y otra es la extensión. Es el caso de mi libro Limónov (2011), que nació como un reportaje y luego se convirtió en novela. Pero tampoco hay que reducir la literatura a la novela”, agrega.
El autor de El reino (2014), apunta el acta del jurado que se reunió el pasado 2 de septiembre y seleccionó a Carrère entre 72 candidaturas de 18 países, obtuvo este galardón porque su obra atraviesa “distintos territorios creativos, con una aparente naturalidad que le ha llevado a erigirse en uno de los autores más leídos e influyentes entre las nuevas generaciones”.
Integrado por Mercedes Monmany, Jerónimo Pizarro, Valerie Miles, Efraín Kristal, Héctor Abad Faciolince, Carmen Muşat y Gustavo Guerrero, el jurado considera que en la propuesta del “heredero de Montaigne y de Rousseau, lo autobiográfico adquiere una dimensión crítica que le permite pintarse sin concesiones y explorar arriesgadamente zonas de sombra de la condición contemporánea”.
El autor de Una semana en la nieve (1995) y El adversario (2000) dijo que se siente “agradecido y honrado” que se le haya agregado a la lista de ganadores del FIL de Literatura. “Autores que leo y admiro”.
En una breve charla de 20 minutos, Emmanuel Carrère reflexionó sobre la violencia que enfrentan los periodistas en México, de su amor por la cultura rusa, de su “limitado” conocimiento de la literatura mexicana y de su gusto por el trabajo colectivo que implica hacer guiones, en contraposición al ejercicio solitario del escritor.
El autor de Una novela rusa (2007) lamentó la situación que se vive en México contra los periodistas. “No siento recibir el premio de las manos de los asesinos de esos periodistas; sin embargo, me siento atribulado y admiro que, a pesar de esas amenazas, sigan haciendo su trabajo. En Francia no es similar la situación, los periodistas no reciben amenazas de muerte”, aclara.
Sobre la cultura rusa, destaca que está en su origen, pues su madre es de este país. “Yo viví en esa cultura, admiro a esta nación. He pasado grandes periodos de vacaciones en Rusia, durante diez o 15 años, y realicé un documental sobre la cultura rusa y, por supuesto me gusta su gran literatura. Lo sigo frecuentando. Pero creo que Rusia es tan peligroso como México”.
El autor de De vidas ajenas (2009) asegura, asimismo, que es un placer para él realizar trabajos en colaboración, sobre todo de guionismo. “Un escritor hace un trabajo solitario. Me gusta trabajar con otras personas. Estoy trabajando en un guión con un equipo de más de diez personas. Me gusta mucho hacerlo. Espero que pronto puedan ver esta película”.

TRUMP-LIMÓNOV

La novela biográfica o biografía novelada Limónov reconstruye la vida de un hombre real que parece surgido de la ficción. “Un personaje desmesurado y estrafalario, con una peripecia vital casi inverosímil, que le permite al autor trazar un contundente retrato de la Rusia de los últimos 50 años”, se lee en la contraportada del título publicado por Anagrama.
Ambiguo, escurridizo y estrambótico, este personaje fascinante y detestable a partes iguales, mitad héroe romántico y mitad majadero abominable, es tan contradictorio y desconcertante que se convierte por derecho propio en carne de novela y en el protagonista de esta espléndida y sorprendente narración”, se añade en el volumen.
Ante las preguntas de si ha encontrado otro personaje tan singular como Limónov y si piensa que el presidente estadunidense Donald Trump ejemplifica el pensamiento monolítico que critica en su obra, Carrère responde: “Pienso si las dos preguntas no están ligadas, es decir, Trump-Limónov. No he encontrado personajes tan novelescos como Limónov y realmente no sé qué hacer con Trump”.
El novelista acepta, finalmente, que su conocimiento de la literatura mexicana “está limitado” a los grandes autores como Carlos Fuentes y Octavio Paz. “Pienso también en Roberto Bolaño que, a pesar de ser chileno, hizo un gran retrato de la Ciudad de México”.
Quien se mueve constantemente entra la ficción y la no ficción y es capaz de releer y comentar “La Biblia” señala que “voy a soñar desde ahora con mi viaje a México para recibir este premio”.
El galardón se entregará el próximo 25 de noviembre, en la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el encuentro librero más importante del mundo en español, que se llevará a cabo de ese día y hasta el 3 de diciembre, con Madrid como invitada de honor.


Cinco libros 

de Emmanuel Carrère 



Se anunció hoy que el escritor francés Emmanuel Carrère es el flamante ganador del Premio de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2017. Dotado en 150.000 dólares, el premio distingue una trayectoria literaria sólida a la vez que experimental, que indaga sobre una forma de narrar la ficción y la realidad.










Limónov, la historia de un poeta y agitador bolchevique
Limónov, la historia de un poeta y agitador bolchevique
Limónov: Novela biográfica o biografía novelada, Limónov hace foco en la historia política de Rusia a partir de un poeta y agitador estrafalario —tan desmesurado que, pese a ser real, parece una invención de la ficción— que fundó un partido nacional bolchevique y hasta llevó adelante un intento de golpe de Estado. Limónov es una larga disquisición sobre la reorganización de Rusia y Europa tras la caída de la URSS.









Carrère pudo escribir El adversario tras convencer a Romand para que le contara su historia
Carrère pudo escribir El adversario tras convencer a Romand para que le contara su historia
El adversario: Es la novela que marca un quiebre en la narrativa de Carrère. Cuando la familia de Jean-Claude Romand descubrió que no era el médico que durante años pretendió ser, él no dudó en matarlos a todos. A todos: mujer, hijos, padres. Y luego intentó suicidarse, sin conseguirlo. Carrère comenzó a escribir la novela tras entrevistarse con Romand, pero descubrió que frente a semejante tragedia la ficción no funcionaba. El resultado fue El adversario, una obra inscripta en la tradición de A sangre fría de Capote.









“De vidas ajenas” o cómo contar las tragedias modernas
“De vidas ajenas” o cómo contar las tragedias modernas
De vidas ajenas: Esta novela —Carrère dice que es una novela porque, aunque todo lo narrado es real, está escrita con las herramientas de la ficción— funciona como la contracara de El adversarioDe vidas ajenas narra el vínculo subterráneo entre dos tragedias que se entremezclan con la biografía del autor. "En cuestión de pocos meses", explicaba al presentarla a la prensa, "fui testigo de dos de los acontecimientos que más temo en la vida: la muerte de un hijo para sus padres y la muerte de una mujer joven para sus hijas y su marido. Alguien me dijo entonces: 'Eres escritor, ¿por qué no escribes nuestra historia?'. Era un encargo y lo acepté."









Una semana en la nieve, la última novela “tradicional” de Carrère
Una semana en la nieve, la última novela “tradicional” de Carrère
Una semana en la nieve: Antes de dedicarse a las "novelas sin ficción", Carrère transitaba por el carril tradicional de los novelistas. El último libro que escribió en esa senda fue Una semana en la nieve. En esta historia, un grupo de chicos —el protagonista tiene 8 años— se van de vacaciones a un hotel de montaña. Y, mientras los chicos están aprendiendo a esquiar, René, un chico de un pueblo vecino, desaparece y poco después se revela que fue violado y asesinado. En Una semana la nieve la tragedia está latente y habita en cada uno de los personajes. Esta novela es una gran oportunidad para conocer al Carrère precursor del escritor actual.









“Una novela rusa” o una larga sesión de “psicoanálisis salvaje”
“Una novela rusa” o una larga sesión de “psicoanálisis salvaje”
Una novela rusa: Otra historia con un fuerte sello autobiográfico. Carrère parte de su prehistórico rol de periodista para contar la "aparición" trágica de András Toma, un húngaro que vivió durante casi seis décadas en un manicomio ruso, tras haber sido capturado en la Segunda Guerra Mundial. Pero a medida que avanza en la investigación, Carrère se deja llevar por la trama social antes que por el personaje y comienza a explorar sus propias raíces rusas —su madre y la familia de su madre es rusa, su abuelo había sido un colaboracionista nazi— al punto de convertir el libro en una larga sesión de "psicoanálisis salvaje". Se dice que la madre, que forma parte de la Academia Francesa de Letras, quiso impedir la publicación del libro. Una novela rusa funciona como una suerte de caldo de cultivo de Limónov.


BIBLIOGRAFÍA
NOVELAS
  • L'Amie du jaguar, Flammarion, 1983
  • Bravoure, POL, 1984. Prix Passion 1984, Prix de la Vocation 1985. En español, Bravura, Anagrama, 2016.
  • La Moustache, POL, 1986. En español, El bigote, Anagrama 2015.
  • Hors d'atteinte, POL, 1988. Prix Kléber Haedens 1988.
  • La Classe de neige, POL, 1995. Prix Femina 1995. En español, Una semana en la nieve, Anagrama.
  • L'Adversaire, POL, 1999. En español, El adversarioAnagrama.
  • Un roman russe, POL, 2007. En español, Una novela rusa, Anagrama 2007.
  • D'autres vies que la mienne, POL, 2009. En español, De vidas ajenas, Anagrama.
  • Limónov, Anagrama, 2011.
  • El Reino, Anagrama, 2015.

ENSAYOS
  • Werner Herzog, Edilig, Paris 1982 Monografía sobre el realizador.
  • Le Détroit de Behring, POL, 1986. Grand Prix de la science-fiction 1987.
  • Je suis vivant et vous êtes morts, Le Seuil, 1993. En español, Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos. Philip K. Dick 1928-1982, Minotauro 2007. Biografía novelada de Philip K. Dick.

FILMOGRAFÍA
  • 1998La Classe de neige de Claude Miller, adaptación de la novela del mismo título. Premio especial del jurado del Festival de Cannes, 1998.
  • 1999Angel.
  • 2002L'Adversaire.
  • 2003Retour à Kotelnitch, documental de 2003.
  • 2005La Moustache, realizador y co-guionista, con Jérôme Beaujour a partir de la novela homónima, con Emmanuelle Devos y Vincent Lindon.
  • 2010D'autres vies que la mienne, adaptación de la novela homónima, dirigida por Philippe Lioret, con Vincent Lindon y Marie Gillain como actores protagonistas.




John Ashbery

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DE OTROS MUNDOS

KISS


John Ashbery
(1927 - 2017)

John Ashbery (Rochester, Nueva York28 de julio de 1927) es un poeta estadounidense, considerado el máximo exponente de la escuela poética neoyorquina.

John Ashbery es profesor de literatura de la universidad Bard College, y vive entre Nueva York y la ciudad de Hudson, en las riberas del río del mismo nombre, en el condado de Columbia.
Autor de más de una veintena de libros de poesía, ha sido distinguido con numerosos premios y reconocimientos, entre los que se cuentan el Premio Pulitzer, 1976, por su libro Autorretrato en un espejo convexo, (Self-portrait in a convex mirror); el Premio Nacional del Libro, La medalla Bollingen y el reconocimiento de la academia de los miembros del dei Lincei de Italia Ha sido el primer poeta de lengua inglesa en ganar el Gran Premio de las Bienales Internacionales de Poesía de Bruselas y, en 1992, obtuvo el premio de Feltrinelli de Italia para poesía internacional.

ESTILO
John Ashbery es profesor de literatura de la universidad Bard College, y vive entre Nueva York y la ciudad de Hudson, en las riberas del río del mismo nombre, en el condado de Columbia.
Autor de más de una veintena de libros de poesía, ha sido distinguido con numerosos premios y reconocimientos, entre los que se cuentan el Premio Pulitzer, 1976, por su libro Autorretrato en un espejo convexo, (Self-portrait in a convex mirror); el Premio Nacional del Libro, La medalla Bollingen y el reconocimiento de la academia de los miembros del dei Lincei de Italia Ha sido el primer poeta de lengua inglesa en ganar el Gran Premio de las Bienales Internacionales de Poesía de Bruselas y, en 1992, obtuvo el premio de Feltrinelli de Italia para poesía internacional.




¿Oyes, pájaro?

John Ashbery

Traducción de Alejandro Valero

Cátedra. Madrid, 1999. 216 páginas

Jaime SILES | Publicado el 03/10/1999 


A shbery es un poeta de la inteligencia que no ha renunciado a la emoción y cuyos libros se conciben no como colecciones sino como unidades, en las que los poemas parecen seguir el orden musical y los ritmos del “blue”. ¿Oyes, pájaro? describe la imperfección del ser y el malestar del mundo (“Nada bajo esta bóveda celeste está colocado en su lugar”), la imposibilidad de conocernos y la dificultad de interpretarnos: “no me entiendo a mí mismo - sólo segmentos/ de mí mismo que no se comprenden entre sí”. Sus poemas presentan multitud de esquemas y registros y una estructura irónica tan profunda como funcional: la elipsis, que es uno de sus rasgos, se constituye en única depositaria del sentido; las “palabras que la música expresa/ casi con plenitud” son un “andante misterioso”; y la lengua coloquial, la clave en que se despliega una caústica y desesperada ironía a la que la gramática de los colores presta una sangrante plasticidad. Antiguilleniano en esto y eliotiano en casi todo lo demás, Ashbery ensaya aquí un tipo de escritura que se acerca al relato y que se aproxima a la cara norte que atrajo siempre a Juan Benet, con una de cuyas fábulas coincide en “Por un terremoto”, un poema largo en el que las máscaras que el yo se va poniendo desnudan, más que cubren, lo que en un poeta menos diestro no habría pasado de ser sólo un disfraz.


Poesía de la supervivencia, que rinde homenaje al humorismo americano de Mark Twain y a la reunión de lugares (“Collected places”) que uno quiere oír, ¿Oyes, pájaro? es un libro complejo, en el que los materiales de derribo se unen con los de construcción y forman, juntos, no la descripción de un edificio sino la crónica de una existencia. De ahí la forma de los poemas, que nunca es una sola ni la misma, sino que va cambiando su fisonomía tanto como el tiempo varía las figuras de su composición: “Morir en la página adecuada” sabiendo que “nada está lo bastante seco o lo bastante mojado”, y que la vida, filtrada “a través de persianas venecianas con sabor a vainilla”, es una “carrera por la luz”.

La fichteana agilidad de Ashbery no le impide desarrollar a Hegel y concluir que “Los pensamientos felices no duran” y es “su solidez lo que nos elude”. El lenguaje crudo de “Responsabilidad limitada” alterna con el elogio de la miscelánea, explícito en “Amor con botas”, y con el espacio lúdico que queda “en las grietas que hay entre las ideas”. Ahora -dice- “todo es como otra cosa”: ahora todo es una comparación. Lo que explica su “Oda a John Keats” y su interés por el palíndromo y por las reglas de una perspectiva que parece una anamorfosis manierista y que traduce el mundo a las medidas de un salón de té, donde las “cosas son como instituciones”, y la literatura, “las lágrimas del reloj reflejado contra el tiempo”. Los títulos de los poemas son superiores a los poemas, y las mentiras de las frases, más ciertas que la realidad. Lo que le ha permitido escribir una metapoesía diferente, que parece parodiar a Bloom y aproximarse al penúltimo territorio poético de Guillermo Carnero. “Martes por la tarde”, tal vez el mejor y más intenso poema de este libro, recomienda practicar en “momentos difíciles”, “el arte de las paráfrasis”, reconoce que “ahora todo es retrógrado” y que “la nueva sinceridad empalaga”, y admite que “en tiempos de lucha componemos palinodias contra las rompientes, retractándonos de lo que había de ágil en nuestras creencias”. Asimismo acepta que, en lo relativo al lenguaje, estaba equivocado, porque “un alfabeto está formando palabras” y “nosotros que las observamos nunca nos imaginamos pronunciándolas”. Las imágenes del yo vistas en la hora del ocaso constituyen una película muda y borrosa, y la lucidez del espectador consiste en afirmar que “los buenos tiempos fueron los del fonógrafo”.

En una época de jactancia, Ashbery apuesta por la humildad y, con una escritura tan elegíaca como inteligente, da cuenta de las miserias de este fin de siglo, en el que la historia y el sentido de la historia están aún por definir. Alejandro Valero lo ha traducido fiel y pulcramente, manteniendo la rigidez de sus aristas y la coloratura de su no menos dura y acidulada expresión. 


OBRA
  • The Ice Storm . La Tormenta de hielo. (1987)
  • Flow Chart . Organigrama (1991)
  • Hotel Lautréamont (1992)
  • And the Stars Were Shining Y las estrellas estaban brillando (1994)
  • Girls on the Run Niñas en acción (1994),
  • Can You Hear, Bird? (1995; ¿Oyes, pájaro?, 1999)1
  • Wakefulness En alerta (1998)
  • Your Name Here Pon tu nombre aquí (2000)
  • As Umbrellas Follow Rain Como los paraguas siguen a la lluvia (2000)
  • Chinese Whispers Susurradores chinos (2002)
  • Where Shall I Wander Donde iré a vagar (2005)
  • A Worldly Country Un país mundano (2007)

Fuente: Wikipedia



Al Pacino

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(1940)

Alfredo James Pacino, conocido como Al Pacino, es un actor, guionista y director estadounidense de cine y teatro. Es considerado uno de los mejores actores de su generación​ y de la historia del cine. Es también uno de los actores de teatro y cine de fines del siglo xx que más reconocimientos recibió.​ Su carrera ha abarcado cincuenta años durante los cuales ha obtenido numerosos premios y honores, incluyendo los premios Óscar, Emmy, Globo de Oro, SAG, BAFTA, Tony, un reconocimiento a su carrera por parte del American Film Institute, el Premio Cecil B. DeMille y la Medalla Nacional de las Artes. Es además uno de los pocos actores que ha obtenido los premios Óscar, Emmy y Tony como actor, conjunto conocido como la «triple corona de la actuación».


Primeros años

Nació el 25 de abril de 1940 en Manhattan, Nueva York, en el seno de una familia de ítalo-estadounidense. Sus padres se separaron cuando él tenía apenas dos años de edad.
Después del divorcio, su madre y él se mudaron al South Bronx con sus abuelos que eran inmigrantes provenientes de Sicilia. Su padre por su parte, se estableció en Covina, California, para abrir un restaurante llamado “Pacino’s Lounge”, que cerraría en el 1992. En ese tiempo trabajó también vendiendo seguros.
Al vivió una infancia normal jugando al béisbol con sus amigos, quienes lo conocían por los apodos de “Sonny” o “El actor”. No obstante, en la secundaria sacó malas notas en todas sus asignaturas excepto inglés. Abandonó por completo la escuela a los 17 años. Esta decisión no fue aprobada por su madre, a raíz de lo cual tuvieron una discusión que provocó que el abandonara la casa. Subsistió como mensajero o empleado de una oficina de correos.
El dinero que ganaba lo usaba también para pagar sus clases de actuación. En ese entonces había decidido ya que quería convertirse en actor.
Sus primeras actuaciones fueron para obras teatrales underground en Nueva York. Quiso entrar también al Actor Studio pero no lo aceptaron debido a su corta edad, de modo que en lugar de eso, se unió al Herbert Berghof Studio, en donde conoció al profesor Charles Laughton, quien sería un gran apoyo en su formación actoral y también su mejor amigo.
Fue una época difícil para Al Pacino, ya que la mayor parte del tiempo no tenía empleo y debía dormir en casas de amigos e incluso en la calle.
Cuatro años después de formarse en el HB Studio, por fin pudo entrar al Actors Studio, donde aprendió el método de actuación y tuvo como maestro a Lee Strasberg, importante actor que más adelante le acompañaría en las famosas películas de “El Padrino”.

Comienzos en el teatro

Antes de convertirse en actor para el cine, Al debutó en teatros de Nueva York, interpretando papeles que le concederían experiencia y que supusieron un gran inicio en su trayectoria.
En 1969, Al debutó en los escenarios de Broadway con la obra “Does a tiger wear a necktie?”. Su interpretación le valió críticas muy positivas y también un premio Tony; el galardón más prestigioso en el mundo del teatro. En la década de los 80 tuvo gran éxito actuando en diversos papeles teatrales, aunque para entonces ya había conseguido incursionar en el cine.

Su carrera en el cine

La primera película en la que Al actúo fue “Me, Natalie”, un filme independiente en el cual no fue muy bien remunerado, pero que supuso un gran avance para demostrar su talento en la pantalla grande.
En 1970 sin embargo, el actor firmó un contrato con la agencia de talentos Creative Management Associates. A partir de entonces experimentaría la mejor etapa de su carrera y un rápido ascenso que le haría ser ampliamente reconocido. Fue en esta década donde obtuvo el que se considera su papel más icónico: el de Michael Corleone en “El Padrino”.
El Padrino
Dos leyendas: Al Pacino y Marlon Brandon

Elegido por el director Francis Ford Coppola a pesar de ser un actor completamente desconocido, logró nominaciones al Oscar gracias a los filmes que componen dicha saga, los dos primeras pertenecientes a los años 70.
Después de “El Padrino”, para Pacino llegaron otras películas que acabaron por convertirlo en uno de los actores más populares de la época. Sus esfuerzos lo llevaron hasta el Festival de Cine de Cannes en 1973, donde fue premiado con la Palma de Oro. Continuó siendo nominado en diversas ediciones de los premios Oscar en la categoría de Mejor Actor.
La década de los 80 fue fructífera para él en lo que al cine se refiere. Al había logrado establecerse como una de las personalidades más rentables en Hollywood. Si bien esos años empezaron relativamente con películas como “A la caza” y “Author! Author!” fueron un fracaso en taquilla, logró reivindicarse con su participación en la legendaria “Scarface”, donde le daba vida a un criminal bajo la dirección de Brian de Palma.
Si bien se trató de una cinta que no despertó las mejores críticas, tuvo la capacidad de arrasar con las taquillas obteniendo ingresos de hasta 45 millones de dólares.
Su más grande éxito en esa década no obstante, fue la película “American Buffalo”.
Para 1990 Pacino ya era una figura prácticamente legendaria en el cine. Se le conocía por poseer grandes cualidades interpretativas pero también por distar mucho de otras grandes estrellas de cine, pues de cierta manera, siempre se consideró a si mismo como una persona normal que se ganaba la vida interpretando diferentes personajes.
Fue en esta década que volvió a actuar como Michael Corleone en la última parte de la trilogía de “El Padrino”.
En 1992 vuelve a ser nominado para un Oscar como Mejor Actor por el filme “Scent of a woman” y por primera vez, tras ocho nominaciones a lo largo de su carrera, se hace con el esperado galardón.
A partir del 2000 se abren nuevas posibilidades en su carrera. Aparece en la película “Insomnia” junto al ya fallecido actor Robin Williams y bajo la dirección de Christopher Nolan. En el 2003 junto con la famosa actriz Meryl Streep, aparece en una serie de televisión para la HBO, “Angels in America”.
Al año siguiente volvería al teatro junto al legendario actor Jeremy Irons, en la obra “El mercader de Venecia”, misma que si bien no fue muy notoria le sirvió para cosechar excelentes críticas por su trabajo actoral.
En el 2006 el American Film Institute le concedió el 35° Premio Life Achievement por su larga trayectoria artística.
Las últimas películas en las que ha figurado han sido “Jack y Jill” junto a Adam Sandler, “Asesinato Justo” al lado de Robert de Niro y “No conoces a Jack”, con John Goodman y Susan Sarandon. En fechas más recientes, le prestó su voz a uno de las personajes de la película animada “Mi villano favorito 2”.
Al Pacino con Lucila Polak


A pesar de que nunca ha contraído matrimonio se sabe que si tiene dos hijos y es conocido también por algunas relaciones amorosas con la actriz Diane Keaton, Kathleen Quinlan y Marthe Keller entre otras. Hoy sostiene un noviazgo con la actriz de origen argentino Lucila Polak, a quien le lleva casi 40 años.

Al Pacino


LAS DIEZ MEJORES PELÍCULAS 
DE AL PACINO

1.' EL PADRINO' (FRANCIS FORD COPPOLA, 1972)
¿Qué decir de la obra magna de Coppola, una de las mejores películas de la historia del cine? Al Pacino, que hasta entonces era relativamente poco conocido en Hollywood, fue elegido por el director italoamericano para dar vida a Michael Corleone en la adaptación de la novela homónima de Mario Puzo. Recibió su primera nominación al Oscar, al Mejor Actor Secundario, junto a sus compañeros Robert Duvall y James Caan, aunque la estatuilla se la acabó llevando Joel Grey por 'Cabaret'. Quien sí se llevó el gato al agua fue Marlon Brando, Oscar al Mejor Actor Protagonista en el inolvidable papel de Don Vito Corleone.
Nota media: 9,55
2. 'EL PADRINO II' (FRANCIS FORD COPPOLA, 1974)
El de Michael Corleone ha sido sin duda EL PAPEL, en mayúsculas, de la carrera de Al Pacino. En la segunda entrega, no obstante, tuvo que compartir cuota de pantalla con un inmenso Robert De Niro, quien sí gano el Oscar por su papel en la película.
Nota media: 9,4
3. 'TARDE DE PERROS' (SIDNEY LUMET, 1975)
Al Pacino protagoniza, en una calurosa tarde de verano, un desastroso atraco a un banco en esta película policiaca de Sidney Lumet. El film está basado en un atraco real ocurrido en Brooklyn en 1972. El actor recibió su cuarta nominación consecutiva al Oscar, pero nuevamente se marchó a casa de vacío.
Nota media: 8,9
4. 'EL DILEMA' (MICHAEL MANN, 1999)
Sin duda uno de los mejores thrillers de los 90, injustamente ninguneado en los Oscar, donde recibió 7 nominaciones, pero no se llevó ningún premio. Al Pacino encarna al periodista de un programa de la CBS que destapa el caso de una tabacalera que decide añadir a sus cigarrillos una sustancia altamente tóxica que incrementa la adicción del consumidor.
Nota media: 8,75
5. 'ÉXITO A CUALQUIER PRECIO' (JAMES FOLEY, 1992)
Al Pacino forma parte de un lujoso reparto coral, que incluye nombres como los de Jack Lemmon, Alec Baldwin, Kevin Spacey o Ed Harris, en la adaptación de la obra teatral 'Glengarry Glen Ross' de David Mamet.
Nota media: 8,65
6. 'HEAT' (MICHAEL MANN, 1995)
La primera de las dos películas que Al Pacino ha rodado con Michael Mann, y el primer film en el que coincidió en el rodaje con su, supuestamente rival, Robert de Niro (en 'El Padrino II' no compartían ninguna secuencia). El actor da vida a un teniente de la Policía que debe dar caza a una banda de ladrones liderada por De Niro.
Nota media: 8,45
7. 'SÉRPICO' (SIDNEY LUMET, 1973)
El primero de los dos films que en los 70 unieron los talentos de Al Pacino y Sidney Lumet. El actor encarna a un policía honrado rodeado de la corrupción más pestilente, que se enfrenta a sus compañeros y acaba metido en problemas. Segunda nominación al Oscar al Mejor Actor, que en este caso se vio superado por el Jack Lemmon de 'Salvad al tigre'.
Nota media: 8,4
8. 'ESENCIA DE MUJER' (MARTIN BREST, 1992)
Mucho se ha hablado del hecho de que el único Oscar en la carrera de Al Pacino sea por un papel en una película menor en su filmografía, repleta de personajes verdaderamente mayúsculos. En el remake de una película de Dino Risi de 1974, el actor encarna a un ex militar ciego con mala leche y gran habilidad para el tango.
Nota media: 8,4
9. 'EL PRECIO DEL PODER' (BRIAN DE PALMA, 1983)
Sorprende que el papel más icónico de Al Pacino, el del Tony Montana de 'Scarface', figure tan abajo en esta lista. El actor fue nominado al Globo de Oro por su ferviente encarnación de un delincuente cubano que acaba construyendo su propio imperio del crimen para acabar ardiendo en sus propias llamas.
Nota media: 8,3
10. 'DONNIE BRASCO' (MIKE NEWELL, 1997)
Es su única película hasta la fecha junto a Johnny Depp, aunque crítica y público se rindiesen ante la enorme dupla interpretativa que formaron ambos en esta película policiaca que adapta la historia real del agente del FBI Joseph D. Pistone, interpretado por Depp. Al Pacino da vida al miembro de un clan mafioso que ayuda a Pistone a infiltrarse en una poderosa familia de la mafia italiana de Nueva York.
Nota media: 8,25


Premios

Óscar

1992 — Mejor Actor — Scent of a Woman — Ganador
1992 — Mejor Actor de Reparto — Glengarry Glen Ross — Candidato
1990 — Mejor Actor de Reparto — Dick Tracy — Candidato
1979 — Mejor Actor — Justicia para todos — Candidato
1975 — Mejor Actor — Tarde de perros — Candidato
1974 — Mejor Actor — El Padrino II — Candidato
1973 — Mejor Actor — Serpico — Candidato
1972 — Mejor Actor de Reparto — El Padrino — Candidato

Globos de Oro

2013 — Mejor Actor de Miniserie o Telefilme — Phil Spector — Candidato
2011 — Mejor Actor de Miniserie o Telefilme — You Don't Know Jack — Ganador
2004 — Mejor Actor de Miniserie o Telefilme — Angels In America — Ganador
2001 — Premio Cecil B. DeMille — Ganador
1993 — Mejor Actor - Drama — Scent of a Woman — Ganador
1993 — Mejor Actor de Reparto — Glengarry Glen Ross — Candidato
1991 — Mejor Actor - Drama — El Padrino III — Candidato
1991 — Mejor Actor de Reparto — Dick Tracy — Candidato
1990 — Mejor Actor - Drama — Melodía de seducción — Candidato
1984 — Mejor Actor - Drama — Scarface — Candidato
1983 — Mejor Actor - Comedia o Musical — ¡Autor! ¡Autor! — Candidato
1980 — Mejor Actor - Drama — Justicia para todos — Candidato
1978 — Mejor Actor - Drama — Un instante, una vida — Candidato
1976 — Mejor Actor - Drama — Tarde de perros — Candidato
1975 — Mejor Actor - Drama — El Padrino II — Candidato
1974 — Mejor Actor - Drama — Serpico — Ganador
1973 — Mejor Actor - Drama — El Padrino — Candidato

Emmy

2004 — Primetime Emmy al mejor actor - Miniserie o telefilme — Angels in America — Ganador
2010 — Primetime Emmy al mejor actor - Miniserie o telefilme — You Don't Know Jack — Ganador
2013 — Primetime Emmy al mejor actor - Miniserie o telefilme — Phil Spector (Película de TV) — Candidato

BAFTA

1991 — Mejor Actor de Reparto — Dick Tracy — Candidato
1976 — Mejor Actor — Dog Day Afternoon — Ganador
1975 — Mejor Actor — El Padrino II — Ganador
1974 — Mejor Actor — Serpico — Candidato
1973 — Mejor Actor Revelación — El Padrino — Candidato

Sindicato de Actores

2004 — Mejor actor - Miniserie o telefilme — Angels in America — Ganador

Tony

1969 — Mejor actor revelación — Does a Tiger Wear a Necktie? — Ganador
1977 — mejor actor principal — The Basic Training of Pavlo Hummel — Ganador

David de Donatello

1974 — Mejor actor — Serpico — Ganador
1973 — Mejor actor — El Padrino — Ganador

Festival Internacional de Cine de San Sebastián

1996 — Premio Donostia — Toda su trayectoria — Ganador
1975 — Concha de Plata al mejor actor — Tarde de perros — Ganador

Mostra de Venecia

1992 — Copa Volpi al mejor actor — Glengarry Glen Ross — Ganador



Al Pacino en Serpico



FILMOGRAFÍA

Me, Natalie (1969)
The Panic in Needle Park (1971)
The Godfather (1972)
Serpico (1973)
Espantapájaros (1973)
The Godfather Part II (1974)
Tarde de perros (1975)
Bobby Deerfield (1977)
Justicia para todos (1979)
Cruising (1980)
Author! Author! (1982)
Scarface (1983)
Revolution (1985)
Sea of Love (1989)
The Local Stigmatic (1990)
Dick Tracy (1990)
The Godfather Part III (1990)
Frankie and Johnny (1991)
Glengarry Glen Ross (1992)
Scent of a Woman (1992)
Carlito's Way (1993)
Two Bits (1995)
Heat (1995)
City Hall (1996)
Looking for Richard (1996)
Donnie Brasco (1997)
The Devil's Advocate (1997)
The Insider (1999)
Any Given Sunday (1999)
Chinese Coffee (2000)
Insomnia (2002)
S1m0ne (2002)
People I Know (2002)
The Recruit (2003)
Gigli (2003)
Angels in America (2003)
El mercader de Venecia (2004)
Two for the Money (2005)
88 Minutes (2007)
Ocean's Thirteen (2007)
Righteous Kill (2008)
You Don't Know Jack (2010)
The Son of No One (2011)
Wilde Salomé (2011)
Jack and Jill (2011)
Stand Up Guys (2012)
Phil Spector (2013)
Manglehorn (2014)
The Humbling (2014)
Danny Collins (2015)
Misconduct (2016)


Countee Cullen

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Countee Cullen

Countee Cullen

(1903 - 1946)


Countee Cullen (¿Louisville?, Estados Unidos; 30 de mayo de 1903 - Nueva York; 9 de enero de 1946) fue un poeta estadounidense, al que se engloba dentro del Renacimiento de Harlem.

Countee Cullen, nació como Countee LeRoy Porter, en 1903, pero no se sabe a ciencia cierta dónde, pues era celoso de su vida privada. Algunos biógrafos apuntan que nació en Louisville, Kentucky y algunos otros en Baltimore, Maryland, donde fue abandonado por su madre, Elizabeth Thomas Lucas, y criado por la Sra. Porter, la que probablemente fuera su abuela paterna. Cuando tenía 9 años, se trasladaron a Harlem, donde, en 1918, la Sra. Porter murió y Cullen fue adoptado por Frederick A. Cullen, un pastor de la Iglesia Metodista, y su esposa Carolyn.

Completó sus estudios en el instituto "DeWitt Clinton High School" de Nueva York y, posteriormente en la universidad de Nueva York, en la que fue miembro de la fraternidad Phi Beta Kappa. En esos años obtuvo varios premios por su poema “Ballad of the brown girl”, y publicó su primer volumen de poesía “Color”, con lo cual fue admitido en Harvard donde obtuvo un máster en 1926. Después de esto volvió a Nueva York para trabajar como profesor. Su obra apareció en diversas publicaciones, como “The Crisis”, periódico de la NAACP editado por W. E. B. Du Bois y “Opportunity”, revista de la National Urban League.



Su obra literaria



En 1922, Cullen entró en la Universidad de Nueva York en la que fue miembro de la fraternidad Phi Beta Kappa. Su obra apareció en diversas publicaciones, como “The Crisis”, periódico de la NAACP editado por W. E. B. Du Bois y “Opportunity”, revista de la National Urban League.

En la Universidad de Nueva York (1921-1925), Cullen escribió la mayor parte de los poemas de sus tres primeros volúmenes: Color (1925) por el que fue admitido en la Universidad de Harvard( 1925-1927 ) donde obtuvo una maestríaen Inglés y Francés; Copper Sun (1927), muy controvertido en la comunidad negra porque Cullen no dio al tema de la raza la misma atención que le había dado en “Color”, y “The Ballad of the Brown Girl” (1927) por el que ganó varios premios.

Entre la escuela secundaria y su graduación de la Universidad de Harvard, Cullen fue el poeta negro más popular y casi el literato negro más popular en Estados Unidos.

Cullen también estuvo en el centro de uno de los grandes acontecimientos sociales del Renacimiento de Harlem: El 9 de abril de 1928 se casó con Yolande Du Bois, hija única de W EB Du Bois, en una de las bodas de negros más fastuosas de Nueva York. Aunque el matrimonio resultó desastroso y terminó rápidamente (se divorciaron en 1930). Cullen, que se volvió a casar en 1940.

En 1929, Cullen publicó “The Black Christ and Other Poems”, pero no recibió sus habituales críticas entusiastas. Estaba decepcionado amargamente de que este poemario, el más largo y complicado de sus poemas se le considerara el más débil y menos distinguido.

Desde la década de 1930 hasta su muerte, Cullen escribió mucho menos, parcialmente obstaculizado por su trabajo como profesor de francés en el Frederick Douglass Junior High. (Su alumno más famoso fue James Baldwin.) Aun así, escribió una novela significativa en varios géneros: “One Way to Heaven”, publicado en 1934, que se le considera como una de las sátiras de negros más importantes de la época, y es uno de las tres importantes retrospectivas de ficción del Renacimiento de Harlem.

“The Medea and Some Other Poems” (1935) de Cullen es la primera traducción importante de una obra clásica por un escritor negro estadounidense del siglo XX. Otras contribuciones de Cullen a la literatura infantil fueron “The Lost Zoo” and “Christopher Cat” (de los libros más inteligentes y atractivos de versos para niños), escritos en un momento en que no se publicaba mucho en este ámbito por los escritores negros. También completó -sin duda en algunos de sus mejores momentos-, algunos de sus más oscuramente complejos sonetos.

Fallecimiento

En el momento de su muerte a causa de la presión arterial alta y el envenenamiento urémico, el 9 de enero de 1946 trabajaba en un musical con Arna Bontemps llamado St. Louis Woman (basado en la novela de Bontemps “God Sends Sunday”)

Countee Cullen
Poster by T.A.

Contribución al renacimiento de Harlem

Fue criado y educado en una comunidad principalmente de raza blanca, y se diferenció de otros poetas del Renacimiento de Harlem como Langston Hughes, en que carecía de los antecedentes de escribir desde la experiencia personal de la vida de los otros negros o utilizar temas populares negros en su escritura. Fue un poeta lírico imaginativo, escribió en la tradición de Keats y Shelley y era resistente a las nuevas técnicas poéticas de los modernistas.

Si un acontecimiento marcó el advenimiento del Renacimiento de Harlem, fue el éxito precoz de este chico negro bien tímido que más que ninguna otra figura literaria negro de su generación, estaba siendo promocionado y lo habían preparado para convertirse en una importante figura literaria.Tenían ante sí, un hombre negro con una considerable formación académica que podía escribir con genuina habilidad y poder convincente, "blancos" versos, baladas, sonetos, cuartetos, etc., gran parte a la manera los románticos británicos, (aunque en más de una ocasión, teñidos de preocupaciones raciales).
Desde luego, no fue el primer “negro” en tratar de escribir tales versos, pero si el primero en hacerlo con una educación tan extensa y con una comprensión tan completa de sí mismo como poeta.

Si "I Have a Rendezvous with Life", fue la apertura de la reputación literaria de Cullen, luego de la publicación 1924 de "Shroud of Color" en H. L. Mencken's American Mercury, se confirma la llegada del chico maravilla negro como uno de los más emocionantes poetas americanos en la escena.

Durante muchos años después de su muerte, la reputación de Cullen fue eclipsada por la de otros escritores del renacimiento de Harlem, en particular Langston Hughes y Zora Neale Hurston, y su trabajo no se publicaba, pero en los últimos años, ha habido un resurgimiento del interés sobre su vida y trabajo, y sus escritos están siendo reeditados.




BIBLIOGRAFÍA

A pesar de que trabajó también con otros géneros literarios, la mayor parte de su obra, y según sus críticos la mejor, es poética. Cullen comenzó a escribir poesía durante el instituto y publicó por primera vez a la edad de 22 años, con la obra de poesía “Color” (1925). Su popularidad incrementó y rápidamente se hizo uno de los autores más conocidos del Renacimiento de Harlem o renacimiento del nuevo afroamericano.




POESÍA
  • Color, 1925
  • Copper Sun, 1927
  • My Soul's High Song: The Collected Writings of Countee Cullen, 1991
  • On These I Stand: An Anthology of the Best Poems of Countee Cullen, 1947
  • The Ballad of the Brown Girl, 1928
  • The Black Christ and Other Poems, 1929
  • The Medea and Some Other Poems, 1935

PROSA
  • My Lives and How I Lost Them, 1942
  • One Way to Heaven, 1931
  • The Lost Zoo, 1940

TEATRO


  • St. Louis Woman, 1946






Harry Dean Stanton

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Harry Dean Stanton
Poster de T.A.
FICCIONES

RETRATOS AJENOS

DE OTROS MUNDOS

DRAGON

KISS



Harry Dean Stanton

(1926 - 2017)


Harry Dean Stanton (West Irvine, Kentucky, 14 de julio de 1926 - Los Ángeles, California, 15 de septiembre de 2017) fue un actor estadounidense. Se hizo conocido por su papel protagonista en Paris, Texas (1984) y por distintos papeles secundarios en películas de renombre, como La leyenda del indomable (1967), Pat Garrett y Billy the Kid (1973), El padrino II (1974), Alien, el octavo pasajero (1979), Escape from New York (1981), La última tentación de Cristo (1988), Corazón salvaje (1990), Twin Peaks: Fuego camina conmigo (1992), The Straight Story (1999), The Green Mile (1999) o Inland Empire (2006), así como en las series Big Love(2006-2010) y Twin Peaks (2017).






Harry Dean Stanton


"No hay personajes pequeños"


El memorable intérprete, que brilló en París, Texas,
murió a los 91 años; su último papel fue en Twin Peaks: el regreso, de David Lynch, con quien ya había trabajado en Corazón salvaje y Una historia sencilla.

VIERNES 15 DE SEPTIEMBRE DE 2017



"Si el papel me gusta, no me interesa si lo que hago va a ser mucho o poco. No hay personajes pequeños. Lo que sí hay son actores pequeños". La frase engrandece a su autor, Harry Dean Stanton, que falleció a los 91 años en Los Angeles, por causas naturales. Fue una de las figuras que mejor representó los sentimientos y estados de ánimo más profundos de la identidad estadounidense. Lo que inmediatamente recordaremos de él es su rostro delgado y filoso, áspero como alguno de los personajes ligados a la tierra, a la vida rural o de pequeñas comunidades que caracterizaron parte de su mejor carrera en Hollywood.







A lo largo de una carrera prolífica, tan extensa que se mantuvo activo casi hasta el final de sus días, Stanton fue convocado muchas veces para interpretar a villanos, psicópatas o personajes capaces de provocar inmediato rechazo. No le costó jamás interpretarlos. Pero la expresión dura, tallada casi a cuchillo que aparecía en su rostro también le sirvió para construir papeles mucho más empáticos y entrañables, por los cuales no se podía sentir otra cosa que compasión. Quedará uno de ellos como el más recordado y logrado de todos: el lacónico Travis, ese hombre enigmático que recorría incansable territorios desérticos sin encontrar explicaciones a sus dilemas en París, Texas (1984), de Wim Wenders.
Stanton inició su carrera artística al término de la Segunda Guerra Mundial, donde prestó servicios en la Armada como cocinero, la misma profesión de su madre. Llegó a embarcarse en uno de los navíos que participó de la célebre batalla de Okinawa. De vuelta en su tierra natal, no tardó en orientar su destino hacia California para sumarse a la prestigiosa compañía teatral Pasadena Playhouse. También incursionó por entonces en el canto como respuesta a una vocación musical que mantuvo sobre todo en las décadas de 1980 y 1990 al frente de una banda que llevó su nombre y que cultivó una manera muy particular de interpretar música mariachi.
Inició su carrera en el cine en 1957, en el western El festín de la muerte. Su rostro se hizo desde allí muy familiar en el cine del Oeste, un género ideal para un intérprete de sus características, tan ligado al mundo rural, a la vida salvaje y a un mundo de claras separaciones entre héroes y villanos. De hecho, su primer papel de significación lo obtuvo en El rebelde orgulloso, un muy popular western de su tiempo dirigido por Michael Curtiz, junto a Alan Ladd y Olivia de Havilland. Se fue afirmando como actor de reparto en la década siguiente a partir de apariciones en éxitos como La leyenda del indomable (donde también cantó), Las armas del diablo, Al calor de la noche, Dillinger El botín de los valientes, además de frecuentes apariciones televisivas en series populares, de Bat Masterson a Laramie y Valle de pasiones.












Tuvo una fugaz participación como agente del FBI en El padrino II y logró que se empezara a hablar mucho más de él a partir de su aparición en Alien, el octavo pasajero (1979), punto inicial de una larga saga. Fue allí cuando Wenders descubrió y percibió su potencial para encarnar el papel protagónico de su adaptación de la novela de Sam Shepard París, Texas. "Es el papel con el que siempre soñé. Si no llegara a hacer otra película después de esta me sentiría igual de feliz", confesó en aquel tiempo. Sin embargo, esa fue una rara experiencia protagónica para un actor que siempre rechazó, de manera explícita o en silencio, la idea de convertirse en figura central de una película. Prefería trabajar desde atrás y desde más abajo, como lo que siempre fue reconocido, un actor de carácter ejemplar. "Ser protagonista es tener demasiado trabajo", dijo una vez.
Desde allí, Stanton adquirió el perfil de actor de culto, sobre todo gracias a sus trabajos para David Lynch , desde Corazón salvaje hasta Una historia sencilla, y a un memorable papel en otro clásico de esa estirpe, Todo legal (Repo Man), de Alex Cox. Debbie Harry lo inmortalizó en una estrofa de su canción "I Want That Man". Allí cantaba "I Want to Dance with Harry Dean".








En la televisión será recordado como el severo patriarca mormón de Big Love y como Carl Rodd, ese hombre de edad indefinida que apareció en el tramo final de la nueva temporada de Twin Peaks. Quienes tienen todavía muy fresco el recuerdo de esta aparición la recordarán como su despedida de la pantalla, por más que deja en carácter póstumo una película más, Lucky, dirigida por otro aplaudido actor de carácter, John Carroll Lynch, que eligió a Stanton para interpretar al personaje central, un nonagenario dispuesto a emprender el último viaje espiritual de su vida.
A propósito de espiritualidad, Stanton siempre se sintió muy cerca de los cultos orientales (taoísmo, budismo). Con ellos logró mitigar los desvelos afectivos de una vida de larguísima soltería, sólo interrumpida por un brevísimo matrimonio. En un documental sobre su vida (Partly Fiction) confesó que el amor frustrado de su vida fue la actriz Rebecca de Mornay. "Me dejó por Tom Cruise", dijo allí. Esa frase es toda una definición. Harry Dean Stanton siempre se instaló, por naturaleza y por voluntad, en las antípodas de cualquier estrellato. Su destino era otro: actuar para vivir.


Rebecca de Mornay

Rebecca de Mornay
"Me dejó por Tom Cruise."

Harry Dean Stanton


Muere el actor Harry Dean Stanton 

a los 91 años

El protagonista de la sobrecogedora 'París, Texas' fue colaborador habitual de David Lynch y ha trabajado durante más de seis décadas


GREGORIO BELINCHÓN
Madrid 16 SEP 2017 - 13:28 COT

“Sus brazos estaban ardiendo, se lanzó fuera y rodó sobre el suelo mojado. Luego corrió. Nunca miró atrás hacia el fuego. Solo corrió. Corrió hasta que el Sol salió, y no pudo correr más. Cuando el Sol se ocultó, corrió otra vez. Durante cinco días corrió así, hasta que todo signo humano desapareció”. Harry Dean Stanton ha fallecido y con su muerte no solo se apaga la vida de un actor con más de seis décadas de carrera, sino también una manera de encarar los personajes desvalidos, de mostrar en el cine la quintaesencia del estadounidense, de transmitir un dolor al espectador como muy pocos lo han logrado en pantalla. Se va un compañero de aventuras de Martin Scorsese, de Sam Peckinpah y Sam Shepard, se va el hermano artístico de David Lynch, el amigo de Bob Dylan y Jack Nicholson… Pero sobre todo desaparece el hombre que dio vida a Travis, protagonista de París, Texas, de Wim Wenders, la película sobre la desolación amorosa a la que pertenecen las frases anteriores, y una de las obras maestras por las que algunos amamos el cine.
Harry Dean Stanton murió el viernes en Los Ángeles a los 91 años, terminada justo la emisión de la tercera temporada de Twin Peaks, y cuando empezaba la promoción de Lucky, el filme dirigido por otro gran actor, John Carroll Lynch, que podía llevarle hacia su merecido, aunque según sus palabras poco ansiado, Oscar. En el documental Harry Dean Stanton: Partly Fiction (2012), sobre la carrera de un intérprete admirado y querido, que para muchos devino en epítome de lo cool, David Lynch preguntó a Stanton cómo le gustaría que fuera recordado. “Me da igual”, respondía. Como decía Sam Shepard, autor del guion de París, Texas, fallecido hace menos de dos meses, en ese documental, “es uno de esos actores que sabe que su rostro es parte de la historia". El crítico Roger Ebert escribió que solo dos actores garantizaban con su presencia que la película no fuera mala: Stanton y M. Emmet Walsh. Y lo bautizó como la regla Stanton Walsh.








Nadie hace seis décadas hubiera pensado que Stanton sería un actor de carrera tan larga y exitosa. Hijo de un agricultor de tabaco, Harry Dean Stanton nació en Irvine, un pueblecito de Kentucky, en 1926. Durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió en la Armada, y al volver a casa estudió Interpretación en la Universidad de Kentucky. Tras tres años, decidió mudarse a Los Ángeles y prosiguió su formación en la Pasadena Playhouse.
En 1954 apareció por primera vez en pantalla, en un episodio de la serie Inner Sanctum, y en 1957 debutó en el cine con Tomahawak Trail, un western para mayor gloria de Chuck Connors. Durante 20 años Stanton se convirtió en un rostro habitual de este género, que le aprisionó. Pero las nuevas generaciones de directores, y algunos de los grandes outsiders de Hollywood supieron ver más allá de su habitual languidez. Y empezó a aparecer en grandes títulos y a ser dirigido por Francis Ford Coppola en El Padrino II y Corazonada; por Wim Wenders en París, Texas; por Sam Peckinpah en Pat Garrett y Billy The Kid; por Martin Scorsese en La última tentación de Cristo, o por Ridley Scott en Alien. Caso aparte fue su colaboración con Lynch, tanto en cine (Corazón salvaje, The Straight Story, Inland Empire) como en televisión con Twin Peaks.








Al principio de su carrera, y en alguna entrevista a mediados de los ochenta, Harry Dean Stanton confesaba cierto dolor por no ser estrella, algo que sus amigos sí iban logrando. Como Jack Nicholson, que una vez le aconsejó “Deja que el vestuario haga su trabajo y solo sé tú mismo”, Peter Fonda o Dennis Hopper. Stanton bromeaba que los roles más populares de Hopper habían sido rechazados por él (Terciopelo Azul y Hoosiers, más que ídolos). Una de las aficiones de Nicholson en sus rodajes fue escribir las siglas H.D.S. en homenaje a su amigo en los decorados.
Stanton participó en más de 70 películas y otras tantas series. La primera vez que cantó -tres temas- fue en La leyenda del indomable (1967), junto a Paul Newman. Más tarde formó la Harry Dean Stanton Band, en la que interpretaba rock, blues, jazz y canciones tex-mex por clubs de Los Ángeles. Con las canciones que entonaba en el documental Harry Dean Stanton: Partly Fiction se publicó un álbum homónimo.








Y aún quedan títulos de Stanton por recordar: Los violentos de Kelly, Donde florecen los lirios, Sangre sabia, La rosa, Amanecer rojo, La chica de rosa (sí, también paso por el universo de John Hughes), Missouri, Libertad condicional, La muerte en directo, Atrapada entre dos hombres, La milla verde, Repo-Man, Miedo y asco en Las Vegas, El juramento, y ya en el siglo XXI, Alpha Dog, Los vengadores(maravilloso pequeño papel), la serie Big Love, Siete psicópatas y su ya mencionada reaparición en Twin Peaks.
En un comunicado, Lynch ha asegurado: "El gran Harry Dean Stanton nos ha dejado. No hay nadie como Harry Dean. Todo el mundo le quería, y con razón. Era un actor (más que grande) y un gran ser humano. Era maravilloso estar a su lado. ¡Te echaremos de menos!".
Harry Dean Stanton y Nastassjia Kinski
Paris, Texas

Para esos momentos de dolor por la ausencia, siempre quedará París, Texas. Protagonizada por Stanton a sus 58 años, el actor supo transmitir la angustia, la soledad del personaje escrito por Shepard; transformar su rostro y mimetizarlo con el paisaje de absoluta desolación del desierto de Texas. La agonía hecha cine.








EL PAÍS




FILMOGRAFÍA


  • The Lawless Years, varios episodios, NBC, 1961
  • The Law and Mr. Jones, como Harry Walker en el episodio "The Enemy", ABC, 1961
  • How the West Was Won (1962) sin acreditar
  • Ride in the Whirlwind (1966)
  • The Hostage (1966)
  • Cool Hand Luke (1967)
  • The Mini-Skirt Mob (1968)
  • Day of the Evil Gun (1968)
  • Kelly's Heroes (1970)
  • Two-Lane Blacktop (1971)
  • Cisco Pike (1972)
  • Dillinger (1973)
  • Up in Smoke (1978)
  • Pat Garrett & Billy the Kid (1973)
  • Where the Lilies Bloom (1974)
  • The Godfather Part II (1974)
  • Cockfighter (1974)
  • Farewell My Lovely (1975)
  • The Missouri Breaks (1976)
  • Renaldo and Clara (1978)
  • Straight Time (1978)
  • Wise Blood (1979)
  • The Rose (1979)
  • Alien, el octavo pasajero (1979)
  • Deathwatch (La Mort en Direct) (1980)
  • The Black Marble (1980)
  • Private Benjamin (1980)
  • UFOria (1981)
  • Escape from New York (1981)
  • Young Doctors in Love (1982)
  • Christine (1983)
  • Paris, Texas (1984)
  • Red Dawn (1984)
  • Repo Man (1984)
  • Terror in the Aisles (1984)
  • Chrystal (1984)
  • The Care Bears Movie (1985)
  • One Magic Christmas (1985)
  • Fool for Love (1985)
  • Pretty in Pink (1986)
  • The Last Temptation of Christ (1988)
  • Stars and Bars (1988)
  • Twister (1989)
  • Corazón salvaje (1990)
  • Twin Peaks: Fire Walk with Me (1992)
  • Hotel Room (1992)
  • Never Talk to Strangers (1995)
  • The Band (1995; narrador)
  • Down Periscope (1996)
  • She's So Lovely (1997)
  • Fire Down Below (1997)
  • Fear and Loathing in Las Vegas (1998)
  • The Mighty (1998)
  • The Straight Story (1999)
  • The Green Mile (1999)
  • The Pledge (2001)
  • The Man Who Cried (2001)
  • Sonny (2002)
  • Straight to Hell: The Alex Cox Collection (2003)
  • The Big Bounce (2004)
  • The Wendell Baker Story (2005)
  • Alien Autopsy (2006)
  • You, Me and Dupree (2006), (sin acreditar)
  • Inland Empire (2006)
  • Alpha Dog (2007)
  • The Good Life (2007)
  • The Open Road (2008)
  • Big Love (serie) (2008-2009)
  • Alice (2009)
  • Rango (2011)
  • Seven Psychopaths (2012)
  • The Avengers (2012)
  • The Last Stand (2013)




Gugu Mbatha-Raw

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Gugu Mbatha-Raw

RETRATOS AJENOS


Gugu Mbatha-Raw

(1983)
Gugulethu Sophia Mbatha (nació el 21 abril 1983), conocida como Gugu Mbatha-Raw (/ˈɡuːɡuː əmˈbɑːtə rɔː/), es una actriz inglesa.
Ha trabajado en producciones de teatro y televisión británica. Se hizo conocida gracias a un personaje recurrente en la serie Doctor Who. Llamó la atención en las producciones estadounidenses, comenzando con un papel secundario en la comedia romántica de Tom Hanks Larry Crowne, y también protagonizó papeles en las series de televisión de corta duración Undercovers y en la serie Touch. Obtuvo reconocimiento de la crítica por su interpretación en el drama de época Belle y el drama romántico Más allá de las luces, de recibir numerosas nominaciones y espaldarazo de los críticos de todo el mundo.



PRIMEROS AÑOS
Mbatha-Raw nació en OxfordInglaterra, en 1983 y creció en la ciudad de WitneyOxfordshire. Sus apellidos son los de su padre y madre, y su nombre es la versión abreviada de "Gugulethu", una contracción de igugu Lethu que significa "nuestro tesoro" en zulú.
Su madre, Anne Raw, es un enfermera inglesa, y su padre, Patrick Mbatha, es un doctor originario de Sudáfrica.Mbatha-Raw asistió a la Escuela de Box Henry y participó en el National Youth Theatre, demostró estar interesada en la actuación, la danza y el teatro musical desde una edad muy temprana. Se mudó a Londres para formarse en la Royal Academy of Dramatic Art en 2001.


INICIOS
Mbatha-Raw desempeñó papeles menores en series de televisión como Bad Girls (2006), Doctor Who (2007) y Marple (2007). Uno de sus primeros papeles en el teatro fue en Romeo y Julieta en el Royal Exchange Theatre, Manchester en 2005 actuando Julieta junto a Andrew Garfield como Romeo. Mbatha-Raw fue nominada como mejor actriz en los Manchester Evening News Theatre Awards por su interpretación de Julieta y también interpretó a Cleopatra en Antonio y Cleopatra en el mismo teatro en 2005.​
En 2009, Mbatha-Raw fue elegida como Ofelia en Hamlet junto a Jude Law en el papel principal.​
En septiembre de 2010, fue elegida por J. J. Abrams para su serie de televisión Undercovers, la eligió después de que él la vio en Hamlet. La serie fue cancelada dos meses más tarde.​
En junio de 2011, Mbatha-Raw fue elegida como la protagonista femenina en el piloto de Touch, una serie de la cadena Fox, compartió su espacio junto a Kiefer Sutherland.Ella también obtuvo un papel secundario en la película de comedia romántica Larry Crowne (2011), escrita y dirigida por Tom Hanks, quien protagonizó el papel principal.​



2013-PRESENTE
Ella actuó en la película de Amma Asante, Belle (2013), le tocaría recrear el papel de Dido Elizabeth Belle, un aristócrata mestiza de Gran Bretaña en el siglo XVIII.​
La película se estrenó en el Toronto International Film Festival en 2013 donde fue adquirida por Fox Searchlight, finalmente se le dio lanzamiento en 2014. Mbatha-Raw fue nominado para numerosos premios por su trabajo en la película incluyendo dos premios British Independent Film uno como Mejor Interpretación femenina y como Actriz/Actor más prometedor. También fue nominada para un Satellite Award a la Mejor actriz.
En 2014, Mbatha-Raw también actuó en Más allá de las luces. La película se estrenó en el Toronto International Film Festival 2014. Por su trabajo en Más allá de las luces, Mbatha-Raw fue nominada a la mejor actriz en 2014 los Premios Gotham.
En 2014, Mbatha-Raw fue reconocida por la revista Elle en las mujeres en Hollywood Awards, en honor a las mujeres por sus logros sobresalientes en las películas, que abarca todos los aspectos de la industria del cine, incluyendo la actuación, dirección y producción.
En reconocimiento a sus trabajos, fue nominada a un premio BAFTA como Estrella Naciente en 2015. Ese año, ella obtuvo un papel secundario en la ópera espacial épica Júpiter Ascending.​
El 3 de julio de 2015, se anunció que Mbatha-Raw sería elegida para el papel principal en la obra de teatro escrita por Jessica Swale, Nell Gwynn interpretando al personaje que le da nombre a la pieza, la amante del rey Carlos II de Inglaterra, que se estrenó en el Shakespeare's Globe desde el 19 de septiembre al 17 de octubre de 2015.​ Ella fue nominado para un premio Evening Standard Theatre Award a la mejor actriz por su actuación.
También en 2015, ella formó parte del elenco de la película biográfica Concussion protagonizada por Will Smith, en ella se narra la historia del Dr. Bennet Omalu, el neuropatólogo forense que descubrió por primera vez secuelas de los extensos daños cerebrales en los jugadores de la National Football League y su lucha para tratar de poner fin a esto, su papel fue el de Prema Mutiso, la esposa del Dr. Omalu.23​ La película se estrenó en el Festival AFI 2015.

Mackenzie Davis y Gugu Mbatha-Raw (Kelly)
Episodio "San Junípero"
Black Mirror

PROYECTOS
A principios de 2015, se anunció que sería protagonista junto a Matthew McConaughey en una película biográfica sobre Newton Knight, titulada The Free State of Jones y dirigida por Gary Ross, interpretando a la pareja de hecho de Knight, Rachel.​ Ese año también circuló el rumor de que estaría en la nueva versión de acción real de La Bella y la Bestia como Plumette.​
En octubre de 2015, se confirmó que aparecería en Star Wars: Episodio VIII en un papel aún no revelado.​ En diciembre del mismo año, Mbatha-Raw confirmó su rol como estrella invitada en un episodio de Black Mirror.​
En enero de 2016, se rumoreó que sería la actriz elegida para un papel secundario en el film Miss Sloane protagonizado por Jessica Chastain. La directora Gina Prince-Bythewood anunció en marzo de 2016 Mbatha-Raw podría protagonizar su adaptación de la novela de Roxane Gay An Untamed State.​

VIDA PERSONAL

Mbatha-Raw estaba en una relación con el actor Harry Lloyd, hasta que se separaron en 2012.​






FILMOGRAFÍA

TELEVISIÓN
AñoTítuloRolNotas
2004Holby CityCollette HillEpisodio: "Overload"
2006Walk Away and I StumbleeEnfermeraPelícula para televisión
2006Vital SignsEve5 episodios
2006Bad GirlsFidelity Saunders2 episodios
2007SpooksJenny9 episodios
2007Doctor WhoTish Jones4 episodios
2007Agatha Christie's MarpleTina ArgyleEpisodio: Inocencia trágica
2007Doctor Who ConfidentialElla mismaEntrevistada
2008Lost in AustenPiranha2 episodios
2008BonekickersViv Davis6 episodios
2008Trial & RetributionJenny MillerEpisodio: "The Box: Part 1"
2009FalloutShanice RobertsPelícula para televisión
2010UndercoversSamantha BloomPapel principal; 13 episodios
2012TouchClea Hopkins​13 episodios (temporada 1)
2016EasySophieEpisodio: "Chemistry Read"
2016Black MirrorKellyEpisodio: "San Junípero"



CINE
AñoTítuloRolNotas
2011Larry CrowneTalia
2012Odd Thomas: cazador de fantasmasViola Peabody
2013BelleDido Elizabeth Belle
2014Beyond the LightsNoni Jean
2015Jupiter AscendingFamulus
2015ConcussionPrema Mutiso
2016The Free State of JonesRachel Knight
2016The Whole TruthJanelle
2016Miss SloaneEsme Manucharian
2017La Bella y la BestiaPlumette
2017God Particle
2018A Wrinkle in TimeDra. Kate Murry



TEATRO
AñoTítuloRolTeatroNotas
1999Into the WoodsMadre de la Cenicienta (u/s Rapunzel)National Youth Music Theatre
2005Antonio y CleopatraIras/OctaviaRoyal Exchange in Manchester
2005Romeo y JulietaJulieta CapuletoRoyal Exchange in Manchester
2008GethsemaneMoniqueNational Theatre
2009–10HamletOpheliaDonmar West End y BroadwayJunto a Jude Law
2015Nell GwynnNell GwynnShakespeare's Globe

RADIO

AñoTítuloRolNotas
2006Living with the EnemySophie/VariosBBC Radio 4, transmitido entre el 14 noviembre y el 19 diciembre de 2006
2009Choice of StrawsMichelleRadio de BBC 4, The Saturday Play, transmitido el 19 de septiembre de 2009

PREMIOS Y NOMINACIONES
AñoAsociaciónCategoríaTrabajoResultadoRef.
2011NAACP Premios de imagenActriz excepcional en ObraUndercovers
2012Negro Devanar PremiosMás Breakthrough RendimientoLarry Crowne
2014Africano-Asociación de Críticos de Película americanaActriz mejorBelle33
Alianza de Periodistas de Película de las MujeresMás Breakthrough RendimientoBelle34
Premios de Película Independientes británicosActriz mejorBelle35
Capri, HollywoodCapri Aumentando Premio de EstrellaAllende las Luces36
Asociación de Críticos de Película de ChicagoIntérprete más PrometedorBelle
Festival de cine Internacional de ChicagoPremio al Artista EmergenteBeyond the Lights37
Sociedad de Críticos de Cine de DetroitArtista revelaciónBeyond the Lights
Círculo de Críticos de Cine de FloridaPremio Pauline KaelBelle
Gotham: Premios de Película independienteMejor actrizBeyond the Lights
Premios de satéliteActriz mejorBelle
2015Premios BAFTA 2014Premio estrella en ascenso
Black Reel AwardsActriz excepcionalBelle
Beyond the Lights
NAACP Premios de imagenActriz excepcionalBelle
Círculo de Críticos de Cine de LondresActriz británica del AñoBelle

Wikipedia



Hugh Hefner / Una vida apasionante

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Hugh Hefner
PESSOA
(1926 - 2017)

Hugh Marston Hefner (Chicago, Illinois, 9 de abril de 1926-Los Ángeles, California, 27 de septiembre de 2017), conocido como Hugh Hefner y apodado coloquialmente Hef, fue un editor de revistas para adultos, empresario y playboyestadounidense, famoso por ser el fundador y redactor jefe de la revista Playboy. Se convirtió en un carismático icono y defensor de la revolución sexual y la libertad personal.

PRIMEROS PASOS
Nació en Chicago el 9 de abril de 1926. Asistió a la escuela primaria de Sayro y a la secundaria High School de Steinmentz de Chicago. Sirvió en el ejército estadounidense durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, estudió Psicología en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.
Cuando Playboy apareció en los quioscos en 1953, apareció una nueva visión sobre como tratar la sexualidad en la vida estadounidense. Hugh Hefner fue el verdadero precursor del erotismo gráfico a principios de los años cincuenta. Cuando los desnudos estaban relegados a revistas marginales y semiclandestinas, él reivindicó la sexualidad humana. Con un tono juguetón, pero en un contexto donde cabían la libertad de expresión, el periodismo serio y la literatura.
Tenía solo 27 años cuando trabajaba de director de circulación de una revista llamada Children's Activities. Habiendo sido educado en el seno de una familia estricta, conservadora y muy religiosa, soñaba con crear una revista a la que llamaría Stag Party (frase que en inglés se usa para hablar de una fiesta de hombres solos). Con mucho esfuerzo y dinero conseguido entre los amigos, consiguió sacar el primer número de su revista, que en el proceso se transformó en Playboy y que tuvo como imagen corporativa un conejo, dibujado por Arv MillerPlayboy gozó de un triunfo inmediato, principalmente porque Hefner había comprado una fotografía de la actriz Marilyn Monroe desnuda; había sido tomada antes de su éxito en Hollywood, y Hefner la compró a su autor y la utilizó como el desplegable de su primera edición. Monroe ya era una estrella en el momento en que la revista fue publicada. La edición incluyó un editorial escrito por Hefner donde exponía la filosofía de Playboy.
Él se hizo famoso cuando en los 60 dirigía su imperio desde la amplia cama de la Mansión Playboy ubicada en Chicago. El magnate era dueño de una cadena de clubes nocturnos, atendidos por chicas disfrazadas de conejitas ("bunnys") y se extendió a otros negocios, como casinos y hoteles. En ese mismo año se realiza "Playboy's Penthouse", una serie semanal para TV donde aparecen él con un montón de "amigos" de la revista, como el cómico Lenny Bruce y cantantes como Ella Fitzgerald, realizando entrevistas a personajes públicos. Era su demostración contra el puritanismo y a favor de los placeres de la vida.
Hefner fue un precursor, un defensor de las libertades individuales, un activista de la igualdad racial. Ya en los 60, en uno de sus clubs del sur de los Estados Unidos, actuó un humorista negro delante de un público blanco, al que le siguieron otros. También hizo entrevistas y mostró su apoyo a activistas de los derechos afroamericanos como Martin Luther King o activistas de los derechos humanos y pacifistas contrarios a la guerra de Vietnam.

PLAYBOY / CRISIS Y REPUNTE
En los 70, el imperio Playboy comenzó a venirse abajo, cuando le salió competencia más dura, revistas como High Society o Hustler (fundada por Larry Flynt). Comenzaron a cerrarse los clubs, hasta que Hefner cedió las riendas a su hija, Christie, quien reflotó exitosamente la empresa. Así las cosas, Playboy extendió su línea comercial al mundo del cine, el video y la cibernética, convirtiéndose en una sólida y moderna corporación.

RELACIONES
Su dedicación y el éxito de la revista provocó su divorcio de su primera esposa Mildred Williams, en 1958, con quien tuvo dos hijos: Christie y David. Una de sus novias más duraderas fue la playmate Barbi Benton, quien apareció varias veces en la revista. Luego se casó con la playmate Kimberley Conrad, en 1989, lo que fue celebrado con una edición especial para coleccionistas de Playboy, donde la flamante novia aparecía en diversas poses y desnudos a lo largo de 93 páginas. Hefner tenía 63 años y Kimberly, 25. En enero de 1998, se separó de Kimberly, con quien había tenido dos hijos: Marston y Cooper.
Hugh Hefner se encontraba comprometido con Crystal Harris desde el 24 de diciembre de 2010 para el que sería su tercer matrimonio, pero el 14 de junio de 2011 Crystal Harris decidió poner fin a la relación.​ Sin embargo, el 31 de diciembre de 2012, en la Nochevieja de la Mansión Playboy, finalmente se casaron, con un reducido número de familiares y amigos invitados.


Crystal Harris

Hugh Hefner se encontraba comprometido con Crystal Harris desde el 24 de diciembre de 2010 para el que sería su tercer matrimonio, pero el 14 de junio de 2011 Crystal Harris decidió poner fin a la relación.Un año después se reconciliaron.


Mi mejor frase de conquista es: “Mi nombre es Hugh Hefner”.

Hugh Hefner





La apasionante historia de Hugh Hefner, el Walt Disney del erotismo



Así forjó su imperio el hombre que sacó a Marilyn desnuda en una portada

Por CLAUDIO M. DE PRADO
28 de septiembre de 2017 / 8:31

* Tras la muerte del creador de Playboy, recuperamos este reportaje de 2015.
Recién cumplidos los 89 años, Hugh Hefner vive la vida que muchos varones heterosexuales soñarían tener a su edad: es millonario, no viste otra cosa que no sea un batín y una gorra de capitán de barco (el equivalente al chandal de los ricos), está casado con una mujer 60 años más joven que él llamada Crystal Harris y, lo mejor de todo, en su mansión californiana solo dejan entrar a mujeres ligeras de ropa, famosos con ganas de fiesta y, en contadas ocasiones, algún curioso dispuesto a pagar un dineral por conocer en directo la Disneylandia del erotismo.
Definitivamente, Hugh Hefner es ídolo que cumple todos los clichés del jubilado bonvivant. Todos excepto uno: sigue trabajando. Aunque no por necesidad, sino por principios.“Retirarme sería el primer paso hacia la tumba”, asegura siempre que alguien le ha preguntado por qué no se olvida de Playboy y se lanza a disfrutar de todos esos placeres por los que muchos matarían. No le culpe. ¿Acaso usted abandonaría a su suerte el imperio que convirtió a un licenciado en psicología en el Walt Disney del entretenimiento para adultos?
Porque del mismo modo que al padre del ratón Mickey le debemos mucho más que unos simpáticos dibujos animados, el padre del conejo más famoso del mundo (con permiso de Bugs Bunny) se merece un reconocimiento por mucho más que por sus desnudos femeninos rodeados de buen periodismo y por hacer de un logo de un conejo diseñado en 1954 un superventas. No se equivoquen: Hef, como le conocen sus amigos, es mucho más que un caballero obsesionado por las tetas bien puestas. Pasen y vean.

‏TODO SOBRE SU MADRE

‏Como cualquier ser humano, la llegada al mundo de Hugh Hefner no habría sido posible sin sus padres, Glenn Lucius y Grace Caroline Hefner, dos maestros conservadores y metodistas descendientes de suecos y alemanes asentados en Chicago.
Otra cosa es a quién de los dos debamos la existencia de Playboy, y en ese caso todas las flores son para su madre Grace, que fue la que le prestó 1.000 de los 8.000 dólares que Hugh, sin saber qué hacer tras trabajar como periodista para Squire y un diario militar durante la Segunda Guerra Mundial, necesitaba para fundar su propia revista. Una que acabara con la mojigatería imperante en la época. “No lo hizo porque creyera en el proyecto, sino porque creía en su hijo”, reconoció hace unos años el editor durante una entrevista. No es lo único que le debe. La buena de Grace murió en 1997 a la nada desdeñable edad de 101 años. Vamos, que hay Hugh Hefner para rato…
MARILYN MONROE NUNCA ESTUVO AQUÍ
Antes de convertirse en la estrella del cine más grande de la historia, Marilyn Monroe se llamaba Norma Jean y no tenía problemas en posar desnuda para varios calendarios. Con lo que no contaba ella es con que años después Hefner compraría una fotografía inédita de aquellas sesiones por 500 dólares y la convertiría en el póster despegable del primer número de Playboy (nombre elegido tras descartar otros como Stag Party, Sir o Bachelor), publicado en diciembre de 1953. La revista salió sin ningún número que indicara su periodicidad porque el empresario no sabía cuánto tardaría en sacar la siguiente, pero aquella imagen de la actriz sin ropa sobre un fondo rojo de terciopelo logró que los 55.000 ejemplares de aquella primera tirada se agotaran en un santiamén. Al mes siguiente el número 2 ya estaba en los quioscos.
Curiosamente, Hefner y Monroe, que tenían la misma edad, nunca llegaron a conocerse. Eso sí, cuando llegue el momento descansarán para siempre el uno junto al otro. En 1992 el magnate compró por 75.000 dólares una tumba al lado de la de Marilyn para pasar a la eternidad al lado de su “icono sexual de juventud”.
CUESTIÓN DE FILOSOFÍA
¿Cuántos matrimonios se habrán salvado gracias a que después de que la mujer descubriera algún ejemplar de Playboy por ahí escondido aceptara la manida excusa de “La compro por los artículos, que son muy buenos”? Sobre todo porque bastaba abrir las páginas de la revista para finalizar la discusión. Realmente lo eran.
Qué multitud de cabeceras se hayan subido después al carro de erotismo con fundamento con más o menos acierto se lo debemos también a Hugh, que en un editorial publicado en aquel primer número describió lo que hoy se conoce como ‘filosofía Playboy’: no es una revista de sexo, sino una publicación sobre estilo de vida que dedica una atención especial al sexo porque el sexo es una parte importante de la vida’.
¿En que se tradujo esto? En que además de fotos subidas de tono de mujeres, cada número incluía relatos cortos de escritores como Vladimir Nabokov, Arthur C. Clarke, Truman Capote, Kerouac o Gabriel García Márquez.Es más, Ian Fleming usó la revista para publicar las primeras aventuras de James Bond (dónde mejor) y Ray Bradbury hizo lo propio con Fahrenheit 451, que apareció íntegra por entregas, algunas de ellas ilustradas por Picasso.

‏Pero el de la cultura no fue el único ámbito que supo ver un filón en Playboy para difundir sus ideas. Además de relatos, Hefner nunca olvidó sus orígenes como periodista y también se empeñó en hacer entrevistas en profundidad a grandes personalidades de la política como Fidel Castro, Jimmy Carter(que reconoció que había sido infiel de pensamiento alguna vez), Martin Luther King o incluso Malcom X, que concedió la suya semanas antes de ser asesinado. Ya sabe, si alguien le vuelve a decir alguna vez que el sexo es malo, recuérdele que hoy los políticos para acercarse al pueblo llaman a ‘Sálvame’ y cállele la boca.
¿PARA CUÁNDO UN PREMIO NOBEL?
El de la Paz, el de la Concordia o el que sea. Y no porque gracias a este hombre el sexo es hoy mucho más libre, sino porque además de vender revistas, Hugh se ha implicado siempre en la defensa de los derechos humanos. De hecho, él fue uno de los primeros en luchar por la causa negra en Estados Unidos, y no solo contratando a artistas negros para que actuaran en sus clubs, sino incluso retirando la licencia y cerrando a aquellos en los que no dejaban entrar a público afroamericano.
Por si tuviera poco, también se enfrentó en los tribunales contra políticos que querían censurar su revista por pornográfica, y cuando ganó esa guerra, se posicionó en contra de la Vietnam hasta tal punto que cuando terminó no dudó en mandar a aquel país su avión personal, el Big Bunny, que tenía impreso el famoso logo en la cola, para que alguna de sus conejitas llevaran regalos y víveres a los niños huérfanos por culpa del conflicto.
Incluso las campañas por la igualdad de los homosexuales han recibido fondos de Hefner, y eso que en sus primeros años, después de publicar un relato de ciencia ficción de Charles Beaumont llamado ‘The Crooked Man’ sobre un hombre heterosexual perseguido por una sociedad en la que todos eran gays, le acusaron de homofobia. ¿Su respuesta? “Si en una sociedad homosexual está mal perseguir a los heterosexuales, entonces al revés también lo está”.
UNA DEUDA CON HOLLYWOOD
Además de las personas, el patrimonio material de su país también se ha beneficiado de la filantropía del magnate. ¿Sabía que sin su ayuda el famoso letrero de Hollywood hoy no existiría? En 1970, cuando estaba ya instalado en Los Ángeles, la Cámara de Comercio de Hollywood decidió que las famosas letras necesitaban una restauración de 250.000 dólares o se verían obligados a quitarlas. Para evitarlo, Hefner organizó una fiesta para recaudar fondos en su Mansión donde cada letra fue subastada “simbólicamente” por 28.000 dólares.
No fue la única vez. En 2010, un grupo de inversores de Chicago anunció que vendería la propiedad en la que se levantan las letras a no ser que les pagaran 12.5 millones de dólares. En esa ocasión Hefner no organizó fiesta (bastante tenía él con vender entradas para salvar un imperio que cada año ingresa menos dinero), pero sí tuvo el detalle de poner 900.000 dólares para parar la venta. ¿Cómo se lo agradeció Hollywood? Pues ni con un Oscar por sus apariciones en películas como ‘La loca historia del mundo’ ni con algún Emmy por realities como ‘The Girl Next Door’, sino con una nominación al Razzie por hacer de sí mismo en la película ‘Miss marzo’. Ingratos.
UNA EXTRAÑA MALDICIÓN
La biografía de un personaje de este calibre da para mucho: libros, documentales, cómics o incluso una película que iba a estar protagonizada por Robert Downey Jr. de la que nunca más se supo –en eso le ganó Larry Flint, editor de Hustler, que sí vio su vida llevada al cine por Milos Forman–.
Se llegó en su día a hablar incluso de que se estaba preparando un musical sobre su vida para Broadway, aunque al final lo más cerca que ha estado Hugh Hefner de verse representado en un escenario fue en Anna Nicole, la ópera que la Royal Opera House de Londres puso en pie en 2011 para contar la malograda vida de Anna Nicole Smith, una de las más famosas conejitas de la casa.
Anna Nicole, que fue elegida Playmate del Año en 1993 y que llegó a ser toda una celebridad mundial, fue encontrada muerta por sobredosis en una habitación de hotel en 2007. No es la única conejita lanzada a la fama por Hugh que tuvo un final desgraciado. A lo largo de estas décadas, chicas como Bonnie Jo Halpin, primera playmate de Hefner; Elisa Rebecca Bridges o Tiffany Sloan también murieron por abusar de las drogas. Otras, como Jasmine Fiore o Star Stowe, fueron asesinadas. Son solo algunas de las componentes de una macabra lista de víctimas de la denominada maldición Playboy.
Aunque siendo tantas las agraciadas con el título de conejita, más bien se trata de pura estadística. Por haber ha habido hasta playmates españolas como Arancha Bonete, modelo valenciana que en 2004 representó a la casa en España y Sudamérica. Cuando su reinado terminó, Bonete probó suerte en televisión y acabó presentando un programa en La Sexta junto a Pocholo llamado ‘Pocholo SDF’. No es la misma clase de maldición que el de sus compañeras antes mencionadas, pero casi.
LA HISTORIA CONTADA POR SU PROTAGONISTA 
En cualquier caso, nada mejor para conocer las luces y las sombras de este personaje que seguir su cuenta oficial de Instagram, en la que sube imágenes históricas de fiestas y viajes relacionados con Playboy. Eso sí, no le pida que le haga un follow porque solo sigue a cinco cuentas: la oficial de la revista, a su mujer y a sus hijos. Más desconcertante es la lista de personas a las que sigue en Twitter. 22a los que sigue se encuentran directores de cine, escritores, algún hotel que otro y, finalmente, Pitbull. ¿Es que este hombre tiene que estar en todas partes?



Hugh Hefner I



"Yo lo quería. Era joven y estaba ciega por su fama y logros. Nunca tuve mucha suerte en el amor, así que me autoconvencí de que los chicos de mi edad no eran para mí, que siempre había estado destinada a encontrar a Hef. Así de fácil, estaba enamorada. La gente siempre me pregunta por qué aguanté tanto tiempo. Pero esa es la pregunta del millón para cada mujer que ha dejado alguna vez en su vida una mala relación"



Holly Madinson







Hugh Hefner II

"El sexo era muy rutinario, y algo que no creo que ninguna de las chicas disfrutara. Solo queríamos que terminara. A mí las cosas en grupo no me gustaban. Me parecía algo vergonzoso y que no haría normalmente en la habitación. No creo que a él le preocupara si disfrutábamos del sexo. Pero tampoco creo que se preocupara de mi felicidad. Él se preocupaba de su propia felicidad y de nada más. Creía que todo lo que una chica joven y guapa podría desear en la vida era un poco de dinero y de fama"

Holly Madinson



Desnudas, sólo por la mañana



Las modelos deben de dormir bien la noche anterior y sin nada que les oprima. La razón es que no debe de haber ni una sola marca de elástico de braga o sostén sobre la piel, el verdadero intríngulis del negocio, aunque luego se envuelva de almibarado oropel y algún que otro filtro (aunque Stewart lo negara y asegurara que sólo se utiliza para ocultar lo que no quieren enseñar las famosas que lo enseñan todo). Sorprendentemente, Stewart aseguró que otra de las exigencias para las modelos es que lleguen "con el pelo limpio". Cumplido todo eso, la chica llega sin una gota de maquillaje y en los camerinos se le acicala para que se quede quieta ante chirriantes focos y eternos retoques en el pelo entre disparo y disparo.



Santiago Fernández Fuertes



* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de enero de 2000
EL PAÍS

HUGH HEFNER 

VUELVE A LAS ANDADAS


Los Angeles
7 de febrero de 2001

Más de una década después de haber sufrido una crisis cardiaca, tras la que pareció haber sentado la cabeza, Hugh Hefner, el fundador de la revista Playboy,ha vuelto a su vida agitada de los viejos tiempos, pero con una novedad importante: ha cambiado a las cuatro chicas que compartían su vida, su bañera y su cama por siete rubias esplendorosas. En una entrevista publicada en el último número de la revista Vanity Fair, Hefner, que en abril cumplirá 75 años, afirma que la principal diferencia entre sus primeras correrías de sexo en grupo en la década de los sesenta y sus múltiples compañeras de hoy está en que mantiene 'una relación que mejora progresivamente' con sus amigas. 'Hacemos cosas maravillosas juntos. Vamos juntos a Disneylandia. Salimos al cine y a los clubes y siempre estamos en el centro de lo que pasa dondequiera que estemos', declara el que se enorgullece de ser 'el abuelo de la revolución sexual'. Además, gracias a la viagra, insiste que él y sus siete compañeras -Tiffany, Stephanie, Cathi, Katie, Buffy, Tina y Regina- pasan juntos 'la mayor parte de cada noche'. Aunque se negó a dar detalles, sí aclaró: 'Es demasiado bueno para ser verdad; incluso mejor de lo que la gente piensa'. Una de sus compañeras, Cathi O'Malley, afirma en la revista que, a pesar de la actividad nocturna que comparten, durante el día la vida en la Mansión Playboy 'es muy parecida a estar en casa de tu abuelita'. Según Vanity Fair, el cuarteto femenino anterior, que incluía a las dos gemelas Sandy y Mandy, salieron de la mansión el pasado mes de agosto. Su permanencia había durado desde la separación de Hefner, hace dos años, de su segunda esposa, Kimberly Conrad Hefner. Ambos se casaron en el jardín de la Mansión Playboy en 1989, cuatro años después de su crisis cardiaca, en lo que parecía la conversión de Hefner a la monogamia. Kimberly, que se trasladó con los dos hijos de la pareja a la casa de al lado, ha hecho declaraciones muy duras sbre su separación y las relaciones de Hefner con sus hijos. Por su parte, éste reconoce que la paternidad no es su fuerte.

EL PAÍS




Prisioneros voluntarios de la cama

Existe una nueva clase de fábrica, formada por dispositivos electrónicos compactos y almohadas de sobra para la generación sin descanso


BEATRIZ COLOMINA
2 JUN 2014 - 17:00 COT

Más del 80% de los profesionales jóvenes que viven en Nueva York trabajan habitualmente desde la cama. El dato lo dio en 2012 The Wall Street Journal.Millones de camas sustituyendo a las oficinas. El rascacielos vencido por el dormitorio.
Hugh Hefner ya encarnó esta filosofía. Como es sabido, el magnate prácticamente no ha abandonado su cama redonda desde 1960, cuando se instaló en la Mansión Playboy de Chicago y la convirtió en epicentro de un imperio mundial, que dirigía en pijama y bata de seda. “¡No salgo nunca de casa! Soy un recluso contemporáneo”, declaró a Tom Wolfe, tras calcular que la última vez que lo había hecho era tres meses y medio antes, y que en los dos años previos no había pisado la calle más que en nueve ocasiones. Fascinado, Wolfe lo describió como “un corazón verde y tierno de alcachofa”.
El magnate de Playboy hizo de la cama un despacho equipado con todo tipo de aparatos de entretenimiento y comunicación, una especie de sala de control. El lecho en sí era una casa. Su estructura, rotatoria y vibradora, incluía una pequeña nevera, un equipo de alta fidelidad, teléfono, archivadores, un bar, un micrófono, un dictáfono, cámaras de vídeo, auriculares, una tele, una mesita de desayuno, varias superficies y un mando para controlar las luces. La cama era el despacho de Hefner, su lugar de trabajo, donde concedía entrevistas, hacía sus llamadas, seleccionaba fotos, maquetaba la revista, editaba textos, comía, bebía y se reuníacon las playmates.
Hugh Hefner y Crystal Harris

Hugh Hefner y Crystal Harris

Hugh Hefner y Crystal Harris

Boda en la mansión ‘Playboy’

El dueño de la revista Hugh Hefner, de 86 años, comienza el año casado con una 'conejita' de 26

La pareja ya estuvo a punto de contraer matrimonio hace un año, ahora tras airear sus trapos sucios en la prensa lo vuelve a intentar


El País
1 de enero de 2013










Hugh Hefner y su nueva esposa.
Hugh Hefner y su nueva esposa. GTRES

Hugh Hefner ha comenzado el 2013 casado. El fundador de Playboy de 86 años de edad, contrajo matrimonio con novia Crystal Harris, de 26, en la gran masión Playboy ante un selecto grupo de familiares y amigos. La novia ha publicado algunas fotos de los preparativos de la boda. "Hoy es el día en que me convertiré en la señora Hugh Hefner. Me siento muy feliz, afortunada y bendecida", escribió en la red social.
Lo paradójico de la historia es que Crystal, también conejita de la popular revista, fue la novia que plantó al magnate el mismo día de su boda, hace un año.
Después de que ambos se sacaran los trapos sucios por el fin de su publicitado romance, la singular pareja retomó su relación y, en esta oportunidad, rumbo hacia el altar.
Esta es la tercera boda para Hefner y la primera para la joven rubia. El editor se divorció de la también conejita Kimberly Conrad -con quien tiene dos hijos- el año pasado, después de 20 años de matrimonio.
Previamente, el fundador de Playboy estuvo casado con Mildred Williams, de quien se separó en 1959 después de 10 años de matrimonio y otros dos hijos en común.

EL PAÍS





El otoño de Hugh Hefner

El creador de 'Playboy' cumple 90 años en medio del desmoronamiento de su imperio.
4 de septiembre de 2016

A finales de los 50, la revista ‘Playboy’ llevaba más de un lustro cosechando críticas de los sectores más puritanos de la sociedad norteamericana a la vez que reivindicaba un estilo de vida bohemio y hedonista. La publicación era la insignia de una revolución sexual que, aunque tenía su conejo como estandarte, necesitaba un rostro.  Un rostro humano.
Fue así como nació Hugh Hefner. No el editor creativo ni fundador de la revista que cambió para siempre la mirada de la sexualidad. Sino el ícono. La figura. El hombre que con sus eternas pijamas y su elegante pipa se convirtió en la representación misma de Playboy.
Playboy es Hugh Hefner y Hugh Hefner es Playboy. Es dificil separar al hombre de la revista. El primero es la representación de la segunda. Por eso, ahora que el emblema viviente de la libertad sexual cumple 90 años, ahora que su rebosante energía se ha aplacado, que su vejez le ha hecho perder contacto con el mundo que él mismo inventó, su imperio se apaga lentamente.
En diciembre del año pasado, la revista le dijo adiós a los desnudos. Fue una estrategia de renovación para hacerle frente a una época de internet libre en que la gente ya no paga por ver mujeres sin ropa. Meses antes, ya se había anunciado que la Mansión Playboy, el eje de todo el universo excesivo y fantástico de Playboy, estaba en venta por 200 millones de dólares. Y ahora, la base de todo ese castillo de naipes también está a un suspiro de caer. La compañía ha decidido ponerse en el mercado. Por ella piden 500 millones de dólares, una minucia para el imperio erótico más famoso del mundo entero.
Playboy ya no es lo que era antes.  Para 1975, en una de sus épocas más gloriosas, se vendían cerca de 5 millones y medio de copias. El año pasado, la revista solo imprimió 800.000 ejemplares. Su público tampoco es el mismo. En sus años dorados la revista era un objeto de culto, pensada para el lector refinado y vanguardista, pero adquirida casi por cualquiera. Con su cambio de filosofía, la revista le apuntó a una generación más joven, ignorando que, justamente, es la que menos está interesada en las publicaciones impresas.
El timón de la compañía pasó a manos más jóvenes en un intento por resucitar el conejo. Aunque Hefner sigue apareciendo como el jefe editorial en las ediciones, la dirección creativa de la franquicia es manejada por un puñado de nuevos emprendedores de la era digital, que le han apostado a prescindir del referente por excelencia de Playboy: sus mujeres desnudas.
Lo hicieron con la última edición impresa, cuya portada con una mujer en actitud sugerente –pero vestida- imita la estética de la red social Snapchat. Una estrategia para atraer carne joven. Lo hicieron también con el sitio web de Playboy, eliminando sus contenidos explícitos para hacerlo “visitable” en el trabajo.
La cruzada para revitalizar Playboy podría resumirse en un sencillo pero tajante hecho: la frase “entretenimiento para hombres”, que desde la primera portada de 1953 adornó cada número de la revista, fue suprimido.
Y es que desde un principio, Hugh Hefner quiso que su revista reivindicara una nueva imagen del hombre americano moderno. Quería que la pornografía, objeto repudiado por la puritana sociedad de los años 50, se convirtiera en la punta de lanza de su idealización de una vida sofisticada y repleta de placeres. En su estilo de vida soñado había lugar para los autos lujosos, los trajes caros, los licores exclusivos y, claro, las mujeres más hermosas.
La fantasía de Hefner lo llevó a abandonar su trabajo por ese entonces en la revista Esquire, luego de que le negaran un aumento de 5 dólares en su salario. Apostó todo por su sueño. Vendió sus muebles, tocó puertas de inversionistas e incluso se vio obligado a pedirle 1.000 dólares a su madre. Invirtió ese dinero sabiamente. Compró lo que fuera un verdadero tesoro para la época: unas fotos de Marilyn Monroe desnuda, de una sesión de cuatro años atrás para un calendario.
Inicialmente, la revista se iba llamar ‘Stag Party’ (nombre que reciben las fiestas de solo varones en Estados Unidos), pero por motivos legales –ya había una revista llamada Stag- Hefner se vio obligado a cambiarle el nombre, optando por una sugerencia de un amigo.
Así, en la primavera de 1953, y con una coqueta Marilyn Monroe en la portada, nació Playboy. Hefner no creía que su publicación tuviera el éxito inmediato que tuvo. Fue por esto que decidió no colocarle número a la primera edición de la revista, pues creía que no habría una segunda.
La visión hedonista y libertaria de Playboy convulsionó una sociedad que el mismo Hefner describía como “reprimida” y “con marcadas raíces puritanas”. Él mismo fue arrestado un par de años después bajo el cargo de “venta de literatura obscena”, luego de que Playboy publicara una controversial edición con fotos de la bomba sexual del momento, Jayne Mansfield.
Y si bien el tratamiento abierto que se hizo del sexo fue el componente que lanzó a Playboy a la fama mundial, el resto de su contenido editorial también supuso una revolución no menos admirable.
Playboy fue durante sus épocas doradas la ventana de grandes escritores. Por sus páginas pasaron plumas de la talla de Hunter S. Thompson o Truman Capote, en el lado periodístico, mientras que, por entregas, la revista ofreció relatos de Ray Bradbury, John Irving o Kurt Vonnegut. Se ganó la reputación de una publicación intelectual y sofisticada. A la vez que ganaba adeptos por sus fotos vanguardistas y sus modelos de lujo.
Y una vez Hugh Hefner estuvo imbuido de su cautivadora reputación, sus intereses –y los intereses de Playboy- se dirigieron a servir de megáfono en la aceptación racial y cultural. Playboy se adelantó a su tiempo y prefiguró una sociedad igualitaria, en la que todos tenían cabida. Dio lugar en sus secciones a personajes como Martin Luther King o Malcolm X, precursores de los derechos civiles para los afroamericanos. Invitó a actuar en sus clubes a Ella Fitzgerald o Sammy David Jr, en fiestas en las que los negros se mezclaban con los blancos, algo inusual para la época.
Con el tiempo, Playboy no solo se convirtió en la cara más visible de la revolución sexual, sino que transformó por completo la industria de la pornografía. Hefner no la inventó, pero le dio un estatus de refinación y un hálito artístico. Después de Playboy, la pornografía dejó de estar relegada a un círculo oscuro y empezó a ser comentada por todo el mundo, e incluso a ser vista como algo ‘cool’.
Pero ahora, y luego de 62 años de trayectoria, 3 esposas, un número indeterminado de amantes, un estilo de vida repleto de excesos y el rótulo de profeta de la revolución sexual, Hugh Hefner atraviesa el otoño de su vida. Y el otoño de Playboy.
El futuro no pinta nada bien para la franquicia. Algunos incluso comentan que los 500 millones de dólares que piden es demasiado para lo que es. Lo único valioso que le queda a la compañía es su conejo. El logo hace parte de las referencias culturales más conocidas a nivel mundial. El derecho a explotarlo supone un verdadero tesoro que muchos están ávidos de poseer.
Este año la celebración será amarga para el fundador de Playboy. Acabó de morir su hermano menor y gran confidente, Keith Hefner. Por ello, puede que su tradicional cita de cumpleaños, que consiste en proyectar su película favorita, ‘Casablanca’, en compañía de su familia y amigos, quede aplazada.
Sea cual sea su festejo, de algo puede estar tranquilo Hugh Hefner: aun podrá celebrarlo en su Mansión. La Mansión Playboy. El eje de un imperio irreal que quien sabe cuánto tiempo más le quede. Desde su aviso de venta, se dejó algo muy claro: quien compre la propiedad, tendrá que convivir con él adentro. Porque nadie puede sacar a Hugh Hefner del mundo de Playboy.
SEMANA






Perfil: a los 91 años muere Hugh Hefner, fundador de la revista Play Boy

La vida del legendario fundador de Playboy está llegó a su fin. A los 91 años. Esta es la fascinante historia del hombre que desató la revolución sexual más que nadie.


Nada en el origen familiar de Hugh Hefner hacía pensar que sería el precursor de un movimiento de liberación sexual que iba a cambiar la historia del siglo XX. Creció en una familia de clase media, estricta, conservadora y muy religiosa. Recién terminó el bachillerato ingresó al ejército estadounidense durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Una vez terminó el conflicto, se graduó de Psicología en la Universidad de Illinois.
Tenía un gran talento para el dibujo y su carrera inició haciendo ilustraciones para las revistas Children‘s Activities y Esquire. Sin embargo, soñaba con crear su propia publicación, a la que pensaba llamar Stag Party. Esa frase en inglés se refiere a las fiestas a las que solamente van hombresy en particular, a las despedidas de soltero. Como no tenía un dólar, logró convencer a diferentes amigos de que pusieran los 8000 necesarios para sacar el primer ejemplar. Antes de que este fuera publicado, descubrió que el nombre Stag ya estaba registrado y optó por Playboy. Cuando estaba en ese proceso sucedió un milagro. Descubrió que en un calendario de mujeres desnudas que había en un taller, una de ellas se parecía mucho a Marilyn Monroe. Era crespa y pelirroja, pero las facciones eran inconfundibles. Su cuerpo, sobre un fondo de tela roja, no podía pasar desapercibido, aunque nadie notaba de quién se trataba.
En ese momento, Marilyn Monroe era la mujer más famosa del mundo. En pocos años había conquistado Hollywood y se había convertido en el símbolo sexual de la segunda mitad del siglo XX. Al igual que sucedió con Melania Trump, las fotos habían sido tomadas cuando era una aspirante a modelo desconocida que no tenía cómo pagar el alquiler (puede leer el artículo sobre el fotógrafo que retrató a Melania Trump desnuda en la página 38). Cuando la sesión fotográfica tuvo lugar, Marilyn bordeaba apenas los 20 años y nunca imaginó que ella, que había crecido en orfanatos y había tenido un breve matrimonio con un policía, fuera algún día a convertirse en la Cleopatra de su generación.
Hay que tener en cuenta que antes de Playboy los desnudos prácticamente no existían. Hoy son pocas las actrices que no han aparecido en traje de Eva en algún momento. Pero en los años cincuenta eso era un tabú asociado casi con la pornografía. Por lo tanto, la revelación de que la mujer más famosa del mundo había posado desnuda fue una bomba difícil de entender para los millennials de hoy. Ellos en su celular pueden ver en cualquier momento, con un solo clic, más mujeres desnudas y más sexodel que hay en el Kamasutra. 
Hefner, consciente del tesoro que había encontrado, ubicó al fotógrafo y compró los derechos. En diciembre de 1953, cuando tenía solo 27 años, salió a la venta la primera edición de la revista Playboy con Marilyn en la carátula. En ese primer ejemplar incluyó un editorial escrito por él mismo en el que exponía la filosofía de Playboy. Dicha edición no tuvo fecha, en tanto que el fundador no estaba seguro de que existiera un segundo número. Contra los pronósticos, ese primer número fue literalmente devorado. Ver a la actriz más famosa de Hollywood desnuda conmocionó al público lector estadounidense y las 54.000 revistas que se habían imprimido se agotaron. Hoy, uno de esos ejemplares originales vale cerca de un millón de dólares.
Ese éxito convirtió a Hefner en el pionero del erotismo gráfico y en el creador de un producto que haría que el sexo dejara de ser un tabú. Playboy se convirtió en una de las revistas de mayor circulación en el mundo y llegó a ser aceptada en las casas de las familias norteamericanas. Por lo general no estaba en la sala, pero sí en un lugar discreto —o clandestino— en el cuarto de los hijos. El famoso logo Playboy de un conejo con una corbata elegante fue diseñado por Art Paul para la segunda edición de la revista. Desde ese momento ha aparecido muchas veces en forma camuflada en todas las carátulas de la revista durante 65 años. En los días de gloria era un jueguito buscar dónde los creativos lo habían insinuado. Hoy, el conejo es considerado uno de los logos más valiosos del mundo. Es una imagen simpática, juguetona, coqueta y distinguida.
En 1975, Playboy llegó a tener un tiraje de 7,5 millones de ejemplares, dos veces el de la renombrada revista Time. Había un chiste en ese momento que era decir que la gente la compraba no por las fotos de mujeres desnudas sino por los artículos. Sin embargo, eso tenía algo de verdad. Tenía una línea editorial dirigida personalmente por Hefner, que exaltaba la libertad sexual como un derecho de todo hombre y toda mujer. Esto era un rompimiento con la moral de los años de Eisenhower, que tenía todavía algo de victoriana. En los cincuenta, las niñas bien tenían que llegar vírgenes al matrimonio y los hombres tenían que desahogarse por otros lados. Además del mensaje filosófico de que eso tenía que cambiar, Playboy se convirtió en un foro no solo de estilo de vida sino de rigor periodístico y literatura de alto nivel. Allá hicieron sus primeros pinitos futuras leyendas como Norman Mailer, Ian Fleming, John Rodrigo Dos Passos, Margaret Atwood, Roald Dahl y muchos otros.
Las extensas entrevistas fueron consideradas icónicas. Allá abrieron su corazón personajes tan disímiles como Fidel Castro, John Lennon, Ayn Rand, Salvador Dalí, Martin Luther King Jr., Jean-Paul Sartre, Muhammad Ali, Stephen Hawking y Carl Sagan. Uno de los recuerdos más memorables de esas entrevistas fue cuando el presidente Jimmy Carter, quien era un puritano de pura cepa, confesó que aunque nunca le había sido infiel a su esposa sí había tenido pensamientos lujuriosos con otras mujeres. Y hablando de puritanismo, una vez que Playboy legitimó el desnudo femenino, muchas famosas aceptaron aparecer en las páginas de la publicación. Desfilaron sin ropa divas como Brigitte Bardot, Ursula Andress, Sophia Loren, Ann-Margret, Farrah Fawcett, Joan Collins, Cindy Crawford, Nancy Sinatra y hasta la hija de Ronald Reagan. Destaparse en Playboy pasó de ser una audacia a un símbolo de estatus. La mujer que más veces ha aparecido en carátula ha sido Pamela Anderson, 13 veces.
Hugh Hefner no solo fue un genio periodístico sino también del marketing. Se inventó el concepto de que la mejor publicidad que podría tener la revista era justamente la vida de su dueño. Adquirió la Mansión Playboy y la convirtió en un centro de hedonismo donde cada mes se registraban sus actividades. En ese entorno confluían las personalidades más famosas de Hollywood, millonarios, políticos y, sobre todo, mujeres despampanantes. La casa tenía una gruta con agua, donde, sin ninguna inhibición, los visitantes se zambullían desnudos. Cada semana había una gran fiesta en la que podían aparecer Jack Nicholson, Robert De Niro, Julia Roberts, Cindy Crawford, algún Rockefeller, Steve Jobs, y, eso sí, una docena de conejitas para entretener a los invitados.
Por esa misma época se lanzó Playboy‘s Penthouse, una serie semanal para televisión en la que aparecían con Hefner, en un cóctel social, “los amigos de la revista”. En esa categoría estaban personajes de la talla de Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis, Ella Fitzgerald y otros. Hugh Hefner los recibía la mayoría de las veces en una finísima piyama sobre la cual vestía una bata corta de seda vinotinto. Con su infaltable pipa en la boca, proyectaba la imagen de un James Bond recién levantado. Los lectores de Playboy, probablemente casados y cansados de sus rutinarias existencias, seguían con envidia el itinerario de este sultán del placer. Todo eso tenía como propósito convencer a la audiencia de que el matrimonio y la monogamia eran conceptos anacrónicos y que la libertad sexual ofrecía opciones de vida más abiertas y glamurosas. La prueba viviente de que eso era posible era el propio Hefner.
En los setenta, el imperio Playboy empezó a verse amenazado por la competencia. Primero la revista Penthouse, de Bob Guccione, y luego Hustler, de Larry Flynt. Ambas presentaban sexo más explícito que el de Playboy. En muchos casos, los modelos eran fotografiados teniendo relaciones sexuales reales. Hefner decidió no ir tan lejos, pero para competir decidió mostrar a sus mujeres desnudas de forma frontal, exhibiendo el vello púbico, cosa que no había hecho durante los primeros 20 años. Para esas épocas no solo la revista era una mina de oro sino los clubes Playboy, en donde había casinos. Los socios recibían una llave y eran atendidos por las conejitas en el bar antes de pasar a las mesas de juegos. Las grandes ciudades de Estados Unidos y algunas capitales europeas tuvieron estos clubes hasta la década de los ochenta y Hugh Hefner los visitaba en su Boeing 727, pintado completamente de negro, y con el logo del conejito en la cola del avión.
Esa inolvidable fiesta comenzó a decaer en los noventa. Las licencias de los casinos se perdieron. La circulación de la revista cayó y la aparición de internet está dando la estocada final. Entretanto Hefner, divorciado desde 1958, se casó a los 63 años —en el 89— con la playmate del año, Kimberly Conrad, quien en ese momento tenía 21 años. La anécdota de cómo se conocieron fue contada por ella misma en una entrevista. Acababa de posar desnuda y estaba nerviosa ante lo que eso significó. Le pusieron una batica y le dijeron que Hefner estaba en el cuarto siguiente y que quería saludarla. Ella, petrificada, entró, y él le estrechó la mano diciéndole: “Hola, soy Hef. Me gustaría mucho hacer el amor contigo”. Y ella le respondió desconcertada: “Lo siento, señor Hefner, pero nunca he hecho el amor con nadie mayor de 25 años”. A esto él le replicó: “Yo tampoco”.
En todo caso, terminaron casándose y tuvieron dos hijos. Durante unos años, la Mansión Playboy tuvo más triciclos, pelotas de caucho, trenes eléctricos y niñeras que mujeres desnudas circulando por los predios. Esa etapa terminó en 1998 con un divorcio cordial, pero de ahí en adelante comenzó la decadencia del imperio. Hefner, a los 80 años, pretendió revivir la vida que tuvo en los 30, los 40 y los 50, pero se veía algo ridículo. Vivía simultáneamente con tres mujeres o más, a las cuales les daba 1000 dólares semanales a cambio de su disponibilidad de tener sexo con él. Este rito podía ser individual o colectivo, ya que todos los viernes, después de ir a una discoteca, las tres tenían que ir a la cama con el jefe.
De ahí surgió un reality de televisión llamado The Girls of the Playboy Mansion, en el que se mostraba la rutina del sultán con su harem. La serie no tenía contenido sexual sino más bien una trama juguetona que contrastaba con lo que sucedía cuando no estaban las cámaras. Fue un éxito total de rating, algo como lo de las Kardashians hoy. A finales de 2010, Hef estaba nuevamente comprometido con quien sería su tercera esposa, Crystal Harris, otra playmate del año. Ese matrimonio ya era grotesco, pues él le llevaba casi 70 años y era obvio que ella estaba ahí solamente por la plata. Hoy, Hugh Hefner está fuera de circulación y probablemente en sus últimas semanas. Está sordo, pesa apenas 45 kilos y no se le permite a nadie verlo. La revista la está manejando su hijo Cooper, de 24 años, pero con poco éxito. Después de una caída vertical en la circulación se decidió eliminar los desnudos para competir con Esquire y GQ.
Ese experimento fue un fracaso total, pues la deserción de lectores aumentó. Un año después, se decidió volver a los desnudos con un contenido dirigido a los millennials. Desafortunadamente, esa generación no lee en papel, por lo que la revista de hoy no es “ni chicha ni limonada”. La vida de esta se está extinguiendo a la misma velocidad que la de su fundador. La Mansión fue vendida el año pasado por 100 millones de dólares con el compromiso de que Hefner pudiera permanecer allí hasta el día de su muerte. Eso va a suceder en poco tiempo y representará el fin de una era que marcó un hito en la historia del mundo.

Fernando de Szyszlo

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Fernando de Szyslo
DE OTROS MUNDOS

Fernando de Szyszlo

(1925 - 2017)
Pintor y crítico de arte peruano. Nació en Lima el 5 de julio de 1925 y falleció en la misma ciudad el 9 de octubre de 2017.

Tras una estancia en París, se convirtió en el más destacado representante de la abstracción en su país, desarrollando un personal indigenismo abstracto. Ha ejercido la docencia en las universidades de Cornell, Yale y Texas (Estados Unidos).


Fernando de Szyszlo

En el arte peruano de la segunda mitad del siglo XX hicieron su aparición múltiples tendencias plásticas, aunque el centro del debate durante las décadas de 1950 y 1960 giró alrededor de los abstraccionistas y las diversas propuestas que iban desde el surrealismo hasta el Op art. En 1951, la primera exposición de Fernando de Szyszlo tras su retorno de Europa marcó un hito importante en la plástica peruana; se trataba de la exposición de pintura no figurativa de mayor resonancia después de la pionera exhibición de Macedonio de la Torre en 1930 y de la de Enrique Kleiser en 1949.
Hijo del físico polaco afincado en Perú Vitold de Szyszlo y de la hermana del escritor Abraham Valdelomar, María, Szyszlo recibió sus primeras letras en el Colegio La Inmaculada de Lima. En la década de los cuarenta inició estudios de arquitectura en la Universidad Nacional de Ingeniería, que no llegaría a concluir. Ingresó luego en la Escuela de Artes de la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde fue discípulo del expresionista Adolf Winternitz.

Inkarri
1968
Fernando de Szyszlo

En 1947 fundó, junto al poeta Emilio Adolfo Westphalen, la revista cultural Las Moradas, que se publicó por dos años. En 1949 contrajo matrimonio con la poeta Blanca Varela, con quien tendría dos hijos, Vicente y Lorenzo. En su estancia en Europa confirmó su interés por la corrientes pictóricas vanguardistas, en especial por las tendencias abstractas, si bien mostró también la influencia del cubismo y del surrealismo en sus primeras exposiciones. La citada muestra de 1951 causó en Lima un gran desconcierto; el maestro defendió tenazmente su posición, convirtiéndose en el centro de una polémica de importantes consecuencias. En los años siguientes el abstraccionismo se abrió paso en la plástica peruana, e incluso quienes la habían combatido inicialmente terminaron por asumir esta tendencia.
Como había sido el caso de Macedonio de la Torre y de Ricardo Grau en décadas anteriores, Fernando de Szyszlo se interesó asimismo por el arte precolombino y rescató sus raíces ancestrales, dirigiéndose hacia una notable síntesis de tradición y vanguardia que ha influido intensamente en numerosos pintores y que alcanzaría su maduración en las últimas generaciones de artistas peruanos. De su producción de los años 50 y 60 destacan series como Apu Inca Atawallpaman (1963) y Paisaje(1969). Las décadas siguientes supusieron cierta evolución hacia un expresionismo abstracto de fuerte colorido, como se manifiesta en series como Interiores (1972), Waman Wasi (1975) y Anabase (1982)


Intihuatana



Paracas: la noche
2016



Asia Argento / El mito escabroso

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Asia Argento
DE OTROS MUNDOS

Asia Argento (Roma20 de septiembre de 1975) es una actriz y directora de cine y televisión italiana.

En Roma, la oficina de registro rehusó reconocer el nombre de Asia como un nombre apropiado, y en cambio la inscribieron oficialmente como Aria Argento.

ANTECEDENTES FAMILIARES
Su madre es la actriz Daria Nicolodi y su padre es Dario Argento, un director, productor y guionista italiano bien conocido por su trabajo en el género italiano giallo y por su influencia en las películas modernas de horror y slasher. Precisamente ha trabajado con ambos en la película La terza madre.
Dio a luz a su primer hijo, una niña, el 20 de junio de 2001, con el músico italiano de rock and roll Marco Castoldi. La niña se llamó Anna en honor a una hermana de Asia, fallecida en un accidente.


CARRERA
Asia Argento fue dirigida en uno de sus primeros trabajos —Trauma (1993)— por su padre, Dario Argento. Durante este filme rodó las primeras (de sus muchas) escenas de desnudos cuando tenía 18 años. Recibió el David di Donatello (equivalente en Italia a los premios Óscar) como Mejor Actriz en 1994 por su actuación en Perdiamoci di vista! y nuevamente en 1996 por Compagna di viaggio, el cual la hizo merecedora del premio Grolla d'oro. En 1998, Asia empezó a aparecer en películas norteamericanas, tales como B. Monkey y New Rose Hotel, junto a Christopher Walken.
Asia ha probado también su habilidad para trabajar en múltiples idiomas, agregando el francés a la lista de idiomas en los cuales ha actuado, interpretando a Éponine en la miniserie francesa de Los Miserables (2000) y con un papel en La Reine Margot, en 1994. Ese mismo año, hizo su primera incursión en la dirección, con los cortometrajes Prospettive y A ritroso. En 1996, dirigió un documental sobre su padre, y en 1998 un segundo documental, esta vez sobre Abel Ferrara, el cual la hizo merecedora del premio del Festival de Cine de Roma. También en 1998 protagonizó El Fantasma de la Ópera, de Dario Argento, su padre. Dirigió y escribió su primera película llamada Scarlet Diva (2000) y cuatro años más tarde dirigió su segunda película, The Heart Is Deceitful Above All Things (2004), esta vez en los Estados Unidos.
Además de sus habilidades en el mundo del filme, Asia ha escrito un sinnúmero de historias para revistas, tales como Dynamo y L'Espresso, mientras que su primera novela, titulada I Love You Kirk, fue publicada en Italia en 1999.
Participó también en la película XXX en 2002. En 2003, dirigió el video musical "(s)AINT" de Marilyn Manson. En la película Land of the Dead (dirigida por George Romero), de 2005, protagonizó a Slack. Además apareció en la película María Antonieta (2006) interpretando a Madame du Barry, amante de Luis XV de Francia.

WIKIPEDIA




Asia Argento irrumpe en el festival con un ejercicio de exhibicionismo


PACO GISBERT

Valencia 20 JUN 2001


De todas las películas programadas en la sección oficial de Cinema Jove, Scarlet Diva era la más rompedora sobre el papel. Por la personalidad de su directora, la actriz italiana Asia Argento, niña rebelde y outsider de la cinematografía transalpina. Sin embargo, la hija del rey del giallo, Dario Argento, parece haber copiado los peores defectos de su padre para debutar como directora en una cinta que, pese a algunas buenas ideas y un par de secuencias impactantes, es un aburrido catálogo de tópicos sobre la presunta soledad de una estrella de cine que disfruta de la vida con la libertad que le proporciona la fama. Scarlet Diva es un borroso reflejo de la vida de su protagonista y directora, en el que se refracta la personalidad exhibicionista de Asia y un universo recurrente de rock, drogas, porno (la actriz X Selen tiene un pequeño papel en el filme) y mitomanía. Mas es una película tremendamente superficial, e incluso infantil en sus soluciones, de la que sólo puede rescatarse la vampírica presencia ante la cámara de su estrella principal.

Tampoco rebosa madurez la segunda película presentada ayer. La alemana Im Juli, de Fatih Akin, es una road-movieamable que cuenta el viaje a Estambul de un tímido profesor de secundaria en busca de una enigmática mujer. Sobre esa base, Akin, hamburgués de ascendencia turca, podría haber construido una parábola sobre el contraste cultural en Europa, pero se queda con los aspectos anecdóticos, el azar cuando la imaginación parece agotársele y la sensiblería barata para transformar un filme de aventuras en una comedia simpática y sin pretensiones que se deja ver con facilidad por encima de su vacuidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de junio de 2001

ASIA ARGENTO 

El mito escabroso


Nunca sabré cómo sería Asia Argento si la hubieran dirigido Kubrick o Kieslowski en los noventa, los años de las tres películas con su padre, Dario Argento, autor de películas horripilantes: exageración de la sangre y el miedo, que son la pasta del melodrama. Asia fue estrella infantil en los ochenta, debutante de nueve años en una serie televisiva de Sergio Citti, el amigo que aconsejaba a Pasolini sobre el idioma callejero, Citti, el hombre que iba a dirigir Salò y los 120 días de Sodoma. Y luego Asia hizo de hija de Nanni Moretti en Palombella rossa, la historia de un amnésico funcionario de la izquierda italiana que recobraba delirantemente la memoria mientras jugaba al waterpolo.
Asia Argento ganó dos premios David di Donatello a la mejor actriz y pasó del sociologismo exhibicionista al sensacionalismo íntimo familiar, según el curso de los tiempos. Actriz, directora de cine, cantante ocasional, nacida en Roma el 20 de septiembre de 1975, publicó un relato diarístico, I love you Kirk (Frasinelli, 1999), y la propaganda editorial dijo que Asia es "Bella ma non bellissima, brava ma non bravissima". Yo veo una nariz poderosa pero poco segura, unos dientes inquietos, movidos, como si Argento no se desprendiera de esa niebla que amenaza con tragarse finalmente a todas las estrellas infantiles que crecieron. En su película de más éxito, es decir, su intento más productivo para entrar en Hollywood, XXX (2002), de Rob Cohen, el agente secreto americano Xander Cage (Vin Diesel) define a Asia, espía rusa, perdida y olvidada en Praga por su país en la última reorganización del Servicio Secreto: "Cold, intelligent and vitious". En la mejor película americana de Asia, New Rose Hotel (1998), de Abel Ferrara, el narrador del cuento de William Gibson en el que se basa la película mira a Sandii-Argento, agente doble enrolada en una operación de contrabandistas de genes e ingenieros genéticos, y dice: "Era una herramienta nueva, brillante como un escalpelo".
Me acuerdo de las tres películas con Dario Argento. En Trauma (1993) Asia tiene una madre decapitadora, Piper Laurie, la misma madre que tuvo Carrie, y es Aura la anoréxica. Laurie es espiritista: invoca a un recién nacido muerto que pide venganza. El criminal ataca a enfermeros y médicos, como si hubiera leído a Raymond Chandler y compartiera su horror hacia una profesión sadofilantrópica. En El síndrome de Stendhal (1996) Asia es la policía Anna Manni, a la caza de un asesino en serie por los museos de Florencia, obnubilada por la belleza artística, que la asalta desde una obra maestra en los Uffizi, una reproducción de Rembrandt en la habitación de un hotel, los graffitis de una cueva de drogadictos. Violada bajo el influjo del arte, Asia-Anna sufrirá una transustanciación y se volverá sanguinaria, como el Ángel de Venganza de Abel Ferrara, y policía maligna, como el Teniente Corrupto, de Ferrara también, pero sin que se le aparezca el Sagrado Corazón.
Ahora Asia, aspirante a diva en El fantasma de la Ópera (1998), canta sola en el teatro vacío y sueña con ser una estrella, y descubre a un espectador escondido, el Hombre-Rata, y se enamora de la bestia, o se enamora de la emoción que provoca en el misterioso espectador solitario. Entonces Asia se va a América, agente doble en campo enemigo, y rueda New Rose Hotel, algo así como Hotel Neurosis: grandes empresas quieren poseer las inteligencias más grandes del mundo, un mundo pequeñísimo en el que son secciones de un solo aeropuerto Nueva York, Tokio, Francfort, Viena, Los Ángeles, Ginebra, Barcelona, París, un Marraquech con aire acondicionado de hotel internacional y Praga, pero ya en otra película, XXX, de Rob Cohen, realidad tebeística, de videojuego, con música de Rammstein, Orbital, El tercer hombre y James Bond. Asia es la rusa Yelena, infiltrada en una banda de antiguos soldados del Ejército Rojo y científicos exterminadores. La espía rusa pide para colaborar con los americanos inmunidad, asilo y ciudadanía. ¿Y una casa en la playa con un novio rico? "No, eso lo puedo conseguir yo sola".
Dirigió Scarlet Diva en 2000, la historia de Anna Battista, italiana, de la misma edad que Asia, que quiere rodar una película que se llamara Scarlet Diva, y viaja por un mundo reducido a oficina donde se planean películas, Roma, Milán, París, Los Ángeles, como la agente doble de las películas de Cohen y Ferrara. Anna, actriz internacional, lleva el nombre de la hermanastra anoréxica de Asia, la que inspiró a Dario Argento Trauma e inmediatamente murió en un accidente de coche y dio también nombre a la policía torturada de El síndrome de Stendhal. La madre de Anna en la película es Daria Nicolodi, la madre de Anna y Asia, y la actriz es novia de un cantante de rock, como en la vida verdadera, embarazada y tomando pastillas para aguantar un mundo más bien repugnante que uno ha elegido fervorosamente. La ficción vampiriza la vida.
No estuvo Asia Argento en El funeral, el mejor ferrara, entre mujeres mudas, de luto, cocina y dormitorio, católicas, pero había participado en un baile y un crimen de católicos crápulas en La reina Margot (1994), de Patrice Chereau, y fue Charlotte, italiana charmante, con la misión de provocar al protestante Enrique de Navarra por encargo de Catalina de Médicis. "¿Siempre miráis así?", le dice el rey recién casado. "Me gustáis, señor", responde Charlotte, y Asia se unta los labios con carmín afrodisiaco para seducirlo, labios envenenados: Asia Argento está muerta en el patio del Louvre, desangrándose por la boca. Tiene propensión al mito escabroso, y ahora es bailarina de strip-tease, raptada por el sheriffpuritano y vicioso Dennis Hopper, que quiere redimirla en una película terrible de Paul Lynch (The Keeper, 2003), sensacionalismo industrial. O dirige una nueva película titulada con un versículo del profeta Jeremías, The heart is deceitful above all things (2004), "el corazón es lo más mentiroso, lo más retorcido, no tiene arreglo, ¿quién lo conoce?" (Jeremías, 17, 9), las memorias del americano J. T. LeRoy, niño adoptado por una familia ejemplar hasta que lo rescata su auténtica madre para prostituirlo en las gasolineras de Virginia: es la vida sagrada de los mártires, la necesidad de pecar para alcanzar la purificación y la salvación.
Krzysztof Kieslowski, el de Tres colores: rojo, ya no dirigirá nunca a Asia Argento. Asia trabajará con Gus van Sant, que, después de Elephant y el premio de Cannes, prepara Last days, sobre el Seattle de Nirvana, Kurt Cobain y Courtney Love, o eso cuenta la propaganda. Creo que la última canción que grabó Asia está en un disco de Trash Palace, una versión de Je t'aime moi non plus, de Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot, o de Jane Birkin y Serge Gainsbourg, ahora cantada por Argento (una especie de rugido de pereza electrónica), en el papel de Gainsbourg, y Brian Molko, en el de Bardot-Birkin. Oigo esta voz de mujer ronca mientras leo I love you Kirk: la narradora, en una fría casa londinense, intenta concentrarse en Arthur Schnitzler, el último inspirador de Kubrick. Pasea, compra, va a la peluquería, duerme la siesta, espera a su compañero, guisa para él y su hijo, intrusa que duerme en la cama del padre, microscópica, muy sola en la casa grande y silenciosa. Vuelve a ser la niña de las tardes de invierno, cuando se aburría mortalmente y lloriqueaba. ¿Qué hago?, le preguntaba a su hermana. "Piensa". No puedo, es muy difícil.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de agosto de 2004


Las caras de la 60ª edición

FESTIVAL DE CANNES

- Fatih Akin. Nacido en Hamburgo en 1973, Akin pertenece a las calles de Estambul. Auf der anderen seite se presenta dentro del concurso oficial. El director turco-alemán viaja a la ciudad cuyas voces inspiraron su película Contra la pared y más tarde su documental-musical Cruzando el puente, homenajes velados o explícitos a una ciudad en la que sus personajes, casi siempre a la deriva, acaban encontrando un último sentido. En el jurado oficial, hay un hombre que también necesita respirar Estambul: el nobel Orhan Pamuk.
- Asia Argento. Yves Saint Laurent regala un bolso a todas las actrices que participan este año en Cannes. La hija de Dario Argento tiene el privilegio de ser, probablemente, la actriz con más bolsos de esta edición. Protagoniza Une vielli maîtress, que opta a la Palma de Oro y, fuera del concurso, trabaja en las últimas de Abel Ferrara (Go Go Tales) y de Olivier Assayas (Boarding gate).
- Jaime Rosales. La soledad es la segunda película del director de Las horas del día, Jaime Rosales. Seleccionada para la sección Una cierta mirada (segunda en importancia del certamen) el filme se construye alrededor de la vida de dos mujeres marcadas por la muerte. La presencia española (seis películas repartidas en diferentes secciones paralelas) llegará a su clímax mediático con Javier Bardem en la última película de los hermanos Coen, No country for old men.
- Tres reyes. El star system de Hollywood estará representado por tres reyes del esmoquin de Armani y el ecosistema. George Clooney y Brad Pitt encabezan el reparto de Oceans thirteen y Leonardo DiCaprio es el presentador, productor y guionista de La hora 11, documental sobre el futuro del planeta que podría convertirlo en un nuevo Al Gore.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de mayo de 2007



Asia Argento participará en el ciclo de nuevos realizadores

La actriz y directora italiana, hija de Dario Argento, presentará el largometraje 'Scarlet Diva'
EL PAÍS
Bilbao 30 OCT 2013 - 12:36 COT



La actriz, realizadora y 'dj' Asia Argento.
La actriz, realizadora y 'dj' Asia Argento.

La actriz, realizadora, escritora y DJ italiana Asia Argento, hija del mítico director Dario Argento, visitará Bilbao para participar en la 55 edición del Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje, Zinebi, que tendrá lugar del 15 al 22 de noviembre. Argento participará en el ciclo Intérpretes en la buena dirección, una de las novedades de este año que supone el debut como directores de largometrajes de cinco jóvenes y brillantes actores europeos.
Junto a Asia Argento, integran este ciclo el francés Mathieu Demy, la también francesa Zabou Breitman, el británico Paddy Considine y el español Tristán Ulloa.
El salto de Asia Argento al largometraje es la ficción titulada Scarlet Diva (2000), la historia de una joven actriz italiana de éxito internacional, que se propone dirigir una película de tintes autobiográficos con ese mismo título. A lo largo del proyecto, la joven se embarca en una carrera de autodestrucción con innumerables excesos de sexo y drogas, mientras por otro lado intenta encontrarse a sí misma como el único camino para lograr su redención.
Zinebi proyectará este trabajo el 21 de noviembre (20 horas), en el auditorio del Museo Guggenheim. Además, Asia Argento completará su participación en el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao el mismo día  (22 horas) en el atrio del Museo Guggengeim, donde ofrecerá su actuación musical Asia Argento DJ-Set.













Isaac Bashevis Singer / Premio Nobel de Literatura 1978

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Isaac Bashevis Singer

FICCIONES



Isaac Bashevis Singer
PREMIO NOBEL DE LITERATURA 1978
(Radzymin, 1904 - Miami, 1991)

Escritor polaco en lengua yiddish. Era el tercer hijo de una familia en la que por ambas ramas abundaban los rabinos, aunque su padre estaba vinculado a la tendencia jasídica y la familia de su madre pertenecía a la corriente racionalista de los mitnagdim, opuesta al jasidismo. Vivió desde muy pequeño en un barrio humilde de Varsovia, por entonces importante centro de cultura y espiritualidad judía. De sus vivencias en la casa familiar, en la que funcionaba el tribunal rabínico donde la comunidad hebrea resolvía sus litigios, dejó testimonio en la colección de relatos Krochmalna, 10.
Durante la Primera Guerra Mundial, su familia comenzó a pasar graves privaciones, y junto a su madre y un hermano se trasladó a Bilgoray, en la frontera austríaca, de donde su madre era oriunda. Allí comenzó a estudiar el Talmud aunque más tarde, junto a otros jóvenes cuyas inquietudes se dividían entre el sionismo y el bolchevismo, comenzó a interesarse por lecturas alejadas de la ortodoxia judía (Platón, Aristóteles, Schopenhauer y Kant, entre otros filósofos y autores como Turguenev, Maupassant y Chéjov). Pero el pensador que más influyó en su concepción del mundo y en su literatura fue Baruch Spinoza.
Su hermano mayor, que permaneció en Varsovia, se había convertido en periodista y escritor, y le ofreció trabajar como corrector de pruebas en una revista literaria en yiddish en la que él mismo escribía, la Literarische Bletter. Isaac aceptó y se trasladó a Varsovia, donde comenzó su carrera literaria: ante la disyuntiva de escribir en hebreo o en yiddish optó por éste último, porque "es la lengua que tiene más palabras para definir a un pobre".
Tradujo al yiddish una obra tan importante como La montaña mágica y a autores como S. Zweig o E. M. Remarque, entre otros. En esos años, el joven Isaac alternó una intensa actividad literaria y cultural con apasionadas aventuras amorosas, de una de las cuales nació su único hijo. Su compañera Runya, de ideología comunista, fue arrestada y se trasladó luego con el niño a la Unión Soviética: expulsada más tarde de allí por sus actividades sionistas, madre e hijo se radicarán en Israel.
La primera novela de Singer, Satán en Goray, se publicó en 1935 y ese mismo año, ante la creciente amenaza de invasión alemana a Polonia, emigró a los Estados Unidos donde se reunió con su hermano, que llevaba ya dos años en Nueva York. En camino hacia América visitó París, que le pareció "una ciudad tan alegre como el carnaval de Purim" (festival judío en el que se conmemora la leyenda de Esther).
Sus primeros trabajos en América fueron para el Jewish Daily Forward, periódico en el que publicó notas y relatos firmados con el seudónimo Warshovsky; para el mismo medio trabajó también como crítico teatral y, en general, los primeros años en los Estados Unidos le parecieron desalentadores. Algunas de sus experiencias de emigrante reciente en aquel país quedaron reflejadas en el libro de relatos Una boda en Brownsville (1964).
En 1940 se casó con Alma Wasserman y retomó con fuerza la narrativa aunque nunca la había abandonado del todo, ya que en el Forward había ido apareciendo por capítulos su primera novela La familia Moskat, publicada en 1950 y por la que recibió el premio Louis Lamed. En 1969 publicó La Mansión, que fue nominada para el National Book Award, y en 1978 recibió el premio Nobel de Literatura, única vez que se otorgó a un escritor en lengua yiddish. Ha sido traducido prácticamente en todo el mundo y es el escritor de su idioma más conocido por el gran público.
Aunque indudablemente la obra de Singer es tributaria de los autores de su cultura que lo precedieron, su estilo se distingue por ser más audaz y sus tramas bastante más complejas. Si bien sus relatos, poblados por brujas, milagros y misterios, están impregnados de la legendaria literatura de las fuentes tradicionales judías, el autor ha tratado estos temas con una profunda ironía y el enfoque moderno y peculiar que lo caracteriza.
En la mayoría de sus obras la temática es el ambiente y la vida de los judíos de Polonia que el autor describe y juzga alternando la ternura y la crítica, a veces mordaz. Su prosa es muy elaborada, a menudo incluye detalles extraños o cómicos y se aprecia en ella una constante de sentimentalismo y sorprendente sensualidad.
Además de los títulos ya citados, destacan de su producción El mago de Lublín(1960); El Spinoza de la calle Market (1961); Cuando Schlemiel fue a Varsovia y otros cuentos (1968); Cuentos judíos de la aldea de Chelm y Un amigo de Kafka(ambos de 1973); Shosha (1978); Golem, el coloso de barro (1982) y los relatos para niños Cuentos judíos (1989).




"Siempre he sentido que Dios ha sido muy mezquino 

al concedernos sus dones. No nos ha dado ni la suficiente inteligencia ni la necesaria fuerza física, 
pero ha sido extravagante con las pasiones."

Isaac Bashevis Singer




"La gente me pregunta frecuentemente ´¿Por qué escribes en un idioma en peligro de extinción?´ y yo quisiera explicarlo en unas cuantas palabras: En primer lugar, me agrada escribir historias de fantasmas y nada complace tanto a un fantasma como una lengua agonizante. Cuanto más muerta esté la lengua, más vivo está el fantasma. Los fantasmas aman el yiddish, y que yo sepa, todos ellos lo hablan…”

Isaac Bashevis Singer



El último superviviente de la literatura yiddish


La supervivencia es la antigua y gran obsesión del pueblo judío, y como tal signa toda su historia y su literatura. La innumerable diáspora y el peregrinar ubicuo se combina con el enorme esfuerzo de conservación de una cultura milenaria y de unas tradiciones que sufren los embates dobles de la asimilación o desintegración espiritual y la de los peligros exteriores de destrucción o exterminio. La literatura de los judíos, tanto la escrita en el yiddish de los centroeuropeos como en el hebreo moderno o en las múltiples lenguas europeas en las que se ha expresado, mantiene esa constante complicada con el tremendo trauma del holocausto nazi y el proceso de transformación del judío tradicional en un pueblo moderno. El dilema entre preservar su identidad histórica u optar por la liberación que implicaba su renuncia a la singularidad, atormenta a más de una conciencia, dilema que se verá agravado cuando el judío abandona el ghetto al que estaba condenado y se hace un ciudadano más de los Estados modemos de Europa y América.Toda la literatura en yiddish, tanto la narrativa como su riquísima veta poética, desde sus orígenes jasídicos, expresa las ansias de liberación de los judíos y un canto a la vida que podría parecernos paradójico si tenemos en cuenta las sórdidas condiciones y la marginación en que vivían. La exaltación de la dignidad del individuo y del privilegio de vivir ilumina toda una literatura en la que la alegría no se verá nunca relegada pese al rosario de sufrimientos y vejaciones. La esperanza que rebasa los límites de la religión, será una razón para sobrevivir que acabará cuajando en el idealismo del -retorno a Sión que inflamará los versos de Bialik o la prosa legendaria de Agnon.
En este contexto se mueve la literatura de Isaac Bashevis Singer, el último gran superviviente de la lengua yiddish -condenada a desaparecer tras la institucionalización del hebreo moderno en Israel y la asimilación a las lenguas europeas de las comunidades judías de la diáspora-, postrer patriarca de una larga tradición que se nutre en las leyendas jasídicas (tan bien recopiladas por Elie Wiesel en su Célebration Hassidique), en el intrincado y sabio tesoro del Talmud y en esa otra gran cantera de sabiduría que es la tradiciófi oral.
Una lengua exterminada
Isaac Bashevis Singer sólo escribe en yiddish, pese a vivir en Estados Unidos desde hace muchos años, y aunque controla personalmente las traducciones al inglés, no ha querido renunciar nunca a su castigada lengua y asumir una nueva personalidad lingüística como otros escritores del exilio o de la extraterritorialidad -como le gustaría calificarlo Steiner- Nacido en Polonia a principio de siglo, hijo y nieto de rabinos, Singer estudió en el seminario rabínico de Varsovia y emigró a los treinta años. Al abandonar Polonia en 1935 logra ponerse a salvo de las dos grandes olas de destrucción que acabaron con gran parte de los autores judíos: primero, la persecución y el exterminio masivo de sus correligionarios durante el nazismo (sólo en Polonia se calculan cuatro millones y medio de víctimas) y después, la violenta represión sufrida por los supervivientes del área soviética durante el período negro de 1948 a 1952, en el que muchos escritores y poetas en yiddish murieron en las cárceles de Stalin o fueron ejecutados dentro de una política generalizada de destrucción de las minorías que afortunadamente fue corregida a partir de 1956 (año en que fueron rehabilitados los escritores perseguidos) y que tras la fundación de la revista en yiddish Sovietish Heimland hace renacer la esperanza de que la literatura en yddish no desaparezca totalmente.
Las novelas de Singer están encuadradas en la vida judía y, concretamente, en la vida de los judíos centroeuropeos, son grandes frescos por los que pululan un sinfín de personajes distintos en todos -los sentidos y a los que los une sólo su condición de judíos y, como tal, de distintos a los demás hombres y frente a la devastadora acción del .progreso que atenta contra una moral y unas costumbres ancladas en la tradición y en el recelo. Tanto en La familia Moskat(1950) como en La casa de Jampol (1967) -existe una excelente versión española de Andrés Bosch y publicada por Noguer en 1970- Singer construye una gran saga que se inicia en 1863, año de la insurrección polaca contra el zar, para continuar con -el fin del siglo XIX y el comienzo del nuestro. Son años de profundas transformaciones que afectan de lleno a los judíos que salen del ghetto tras el fracaso de la independencia polaca y el comienzo de la industrialización del país para ,incorporarse a la vida nacional e influir poderosamente en el comercio, la industria, las ciencias y las artes. «Todas las ideas espirituales e intelectuales que han triunfado en nuestros tiempos -escribe Singer- tienen su origen en el mundo de aquel tiempo, y así ocurre con el socialismo y el nacionalismo, el sionismo y el asimilacionismo, el nihilismo y el anarquismo, la igualdad de derechos de la mujer, el ateísmo, la debilitación de los vínculos familiares, el amor libre, e incluso el fascismo, en sus rudimentos.»
La familia Moskat o el pueblo de Jampol ejemplarizan en su seno todas las turbulentas rupturas características de épocas de transición, agudizadas en un medio especialmente sensible como la mi,noría judía que comienza a despertar en su lenta marcha hacia la igualdad en la diversidad con sus semejantes. Singer es un narrador sencillo, asombrosamente simple, y en eso difiere de los grandes escritores del demonismo polaco. Un lenguaje directo, una prosa llana que no deja ningún resquicio a la ambigüedad y que no posee ningún parentesco con el resbaladizo mundo de WitkiewIcz o con el de su tambiért contemporáneo Gombrowicz. Si tuviéramos que buscarle un paralelismo, tendríamos que acabar en otro gran escritor judío de fecunda producción que trazó la vida de las comunidades rusas de principio de siglo, Scholem Aleijem, del que sólo le diferencia la especial inclinación humorística, del segundo. Si a Scholem Aleijem se llegó a llamarle el Dickens judío, a Singer le encajaría un monstruo de tres cabezas formado por Flaubert, Dostoievski y Navokov, en el que se conjugan la visión hercúlea de la gran narrativa tradicional, el análisis sereno y la presentación clarificada de los personajes, junto a una sensualidad vitalista que vence su pesimismo ancestral y que pudo entusiasmar al mismo Henry Miller.
Pero es quizá en los cuentos en los que Singer escapa del cerco polaco, si bien en La casa de Jampol sus personajes salen de sus fronteras e incluso viven en París los días de la comuna, es en sus narraciones breves donde logra trasladar la acción al otro lado del océano y recrear atmósferas distintas en Broadway o en California. El contacto con la realidad americana vigoriza las historias que se suceden tanto en El Spinoza de Market Street (1961) como en Un amigo de Kq/ka(1973) -de este último existe edición castellana: Editorial Planeta. Barcelona-, colecciones de cuentos, entre los que no faltan los que hacen literatura d ' e literatura, como el que da,título al volumen, o las referencias misteriosas con un poco de cábala e intriga policial a la manera de La muerte y la brújula, de Borges, y las personales batallas entre un rabino y -su dios forjada por lecturas filosóficas gentiles contrapuestas a los sagrados libros del Zohar, el Talmud y la santa Torah. Como esos sobrevivientes del jasidismo que aún nos cruzamos en los grandes aeropuertos del mundo, con sus patillas en tirabuzón y sus atuendos del siglo XVIII, la narrativa de Isaac Bashevis Singer trasplantada al torbellinesco universo norteamericano generaliza lo particular y se alimenta del choque fértil e imprevisible de dos culturas que se complementan y se destruyen.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 31 de agosto de 1977


Muere en Florida a los 87 años 

el premio Nobel de Literatura 

Isaac Bashevis Singer

El escritor estaba considerado como el mejor autor en yídish 

de todos los tiempos


EL PAÍS
Barcelona 26 JUL 1991

El escritor estadounidense de origen judeo-polaco Isaac Bashevis Singer, premio Nobel de Literatura en 1978, murió el miércoles a los 87 años en Surfside (Florida, EE UU). Bashevis Singer, cuya obra está escrita en yídish, la lengua de los judíos askenazíes establecidos en Europa central y los países de¡ Báltico, se inspiró en su propio mundo, el universo de los guetos judíos centroeuropeos, a la hora de escribir sus cuentos y novelas, que reflejan de forma persistente la descomposición de un mundo que se debate entre la tradición y la modernidad.
La Academia Sueca destacó esta característica de la obra de Bashevis Singer a la hora de concederle el Nobel de Literatura, que le convirtió en un escritor popular en EE UU, a pesar de no haber dejado de escribir en yídish.Issac Bashevis Singer nació en Radzymin (Polonia) en 1904. Hijo y nieto de rabinos, estudió en el seminario rabínico de Varsovia, ciudad en la que pasó la adolescencia y juventud, y adquirió un formación histórica y mística. Después de haber renunciado a seguir la tradición familiar y convertirse en rabino, Bashevis Singer colaboró desde 1926 en la prensa yídish de Varsovia y siguió ejerciendo de periodista en esta misma lengua tras emigrar en 1935 a Estados Unidos huyendo del nazismo ascendente. "Yo sabía que aquello iba a acabar mal. Lo decía, pero nadie quería oírlo, ni siquiera mi familia", dijo años más tarde en una entrevista en la que se le preguntaba sobre el holocausto judío.
Fiel a su cultura
A pesar de vivir en Estados Unidos y haber adquirido la nacionalidad estadounidense en 1943, Bashevis Singer fue siempre fiel a su cultura y a sus tradiciones, escribiendo todos sus libros en yídish, aunque en algunos casos él mismo se encargaba de traducirlos al inglés; no obstante, en los últimos años se limitaba a supervisar las traducciones que hacían otros.
Su primeros artículos periodísticos en Estados Unidos en el Jewish Dady Forwardy sus primeros libros iban dirigidos a la comunidad judía de procedencia centroeuropea, pero las traducciones al inglés de sus obras le dieron a conocer al público estadounidense en general. Paulatinamente, su fama se fue extendiendo a todo el mundo y es considerado como el mejor escritor en yídish de todos los tiempos.
"Maravilloso, terrible y espléndido" fueron los calificativos utilizados por Heriry Miller para describirle. El mundo descrito por Isaac Bashevis Singer en sus novelas y cuentos evidencia la destrucción de una cultura amenazada, pero esta destrucción no está descrita por Bashevis Singer como un proceso procedente del mundo exterior, sino del propio interior de las familias judías, más permeables a la modernidad de lo que se creía. Así, sus personajes son jóvenes destinados a ser rabinos que pierden la fe, mujeres judeo-polacas que se marchan al extranjero o que se casan con gentiles, o familias que después de hacer fortuna se olvidan de sus propias tradiciones.
La vida y evolución de los guetos judíos en su Polonia natal también está reflejada en su obra. En La familia Moskat narra la vida de una familia judía de Varsovia en las décadas precedentes a la invasión nazi de Polonia. La obra fue publicada por capítulos en el Jew¡sh Daily Forward entre 1945 y 1948 y radiada semanalmente en una emisora de radio judía en 1950. En otros libros, el escritor describe también la diáspora de los judíos polacos dispersos por todo el mundo.
El primer libro importante de Isaac Bashevis Singer fue la novela de ambiente histórico Satán en Goray, publicada en Polonia en 1935. A esta siguieron la ya citada La familia Moskat (1950), Gimpel el tonto (1957), El mago de Lublin (1959), El esclavo (1962), La casa de Jampol (1967), Los herederos (1969), Enemigos, una historia de amor (1972) y Shosha (1978). Es autor también de importantes volúmenes de cuentos, de obras para niños y de memorias. Probablemente, su novela más conocida, aunque no la mejor sea, Yentl, gracias a la película que de ella hizo Barbra Streisand, y que Bashevis Singer siempre calificó como la "peor película de mundo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de julio de 1991

Una novela inédita 

de Bashevis Singer

 aparece en inglés 

en Estados Unidos

El texto forma parte del legado que el escritor dejó a su editor

, Una novela inédita del escritor polaco-estadounidense Isaac Bashevis Singer, que algunos consideran su obra maestra, acaba de ser traducida del yiddish y puesta a la venta en Estados Unidos siete años después de la muerte del escritor y casi 40 años después de su publicación por entregas en el ¡ario de Nueva York The Jewish Dady Forward. El libro, de más de 500 páginas, se titula Shadows on the (Sombras sobre el Hudson) y es parte del enorme legado que Bashevis Singer dejó a su editor, Farrar, Strauss & Giroux.
Esa editorial ya anunció en 199 1, tras la muerte del escritor, que le quedaba mucho material de Singer por traducir. Singer, polaco emigrado a Nueva York en 1935 y que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1978, escribía en yiddish y publicaba la mayor parte de sus trabajos por entregas en el mencionado diario neoyorquino.Shadows on the Hudson no es, según asegura la crítica de The New York Times, el habitual libro póstumo que sólo sirve para completar una bibliografía, sino ''una adición de primer orden a la obra de Singer" y "un trabajo de ficción deslumbrante y penetrante, un libro con serias aspiraciones a convertirse, en la obra maestra de Singer".
Otra crónica reciente de una publicación especializada señala que se trata de "una telenovela elevada al nivel de la genialidad", y cuya altura literaria es comparable a Tolstoi. También los comentaristas coinciden en afirmar que Shadows on the Hudson, traducida por Joseph Sherman, es de un estilo mucho más oscuro, amargo y brutal que el que hasta ahora se daba por supuesto en Singer, mucho más tierno y vibrante, incluso mágico (o profano, según la ortodoxia). El retraso en su publicación parece deberse no sólo a la longitud del manuscrito, sino a que el autor no había tenido tiempo de revisarlo ante! de su fallecimiento.
Constantes
Las constantes de su propia biografía, que son las de la emigración, la tragedia familiar, los fantasmas de los muertos y del Holocausto y la persecución nazi están presentes en el nuevo y complejo libro, que se. centra en las vidas de un plantel de personajes huidos de Polonia y reinstalados prósperamente en Nueva York y Miami (escenarios de la vida real del escritor) al término de la II Guerra Mundial."La destreza sobrenatural de Singer para evocar una estridente comedia humana alrededor de las más serias cuestiones morales e intelectuales", explica The New York Times, "nunca ha estado más clara, en un libro cuyo momentum narrativo es imparable desde las primeras páginas".
Isaac Bashevis Singer nació en Leoncin (Polonia) en 1904, hijo de un rabino que consideraba la escritura secular como poco menos que una herejía. Ello no impidió que Singer comenzara a escribir cuentos en su país natal y en Nueva York, a donde se trasladó en 1935. En su bibliografía. destacan relatos como Gimpel el loco, El mago de Lublin y novelas como Satanás en Goray, Escoria, Yentl y Enemigos: una historia de amor. El propio Singer admitió en una entrevista que había perdido, la cuenta de sus libros: una docena de colecciones de cuentos cortos, otro tanto de cuentos para niños y diversos volúmenes de memorias y escritos, aparte de sus novelas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de enero de 1998

BIBLIOGRAFÍA
  • Satán en Goray (1935)
  • La familia Moskat (1950)
  • El mago de Lublin (1960)
  • Sombras sobre el Hudson (1957-58).
  • El esclavo (1962) Plaza & Janes editores
  • En el tribunal de mi padre (1966)
  • La casa de Jampol (1967). Editorial Debate, 2003.
  • El certificado (1967). Ediciones B, 2004.
  • The Golem (1968). Jewish Daily Forward. Farrar Straus Giroux, 1982.
  • Los herederos (1969). Editorial Debate, 2003.
  • Enemigos, una historia de amor (1972). Editado por Plaza & Janés, 1983.
  • Un día placentero: Relatos de un niño que se crio en Varsovia (1973)
  • El penitente (1973) Plaza & Janes, 1984.
  • Shosha (1978) Plaza & Janes editores
  • Escoria (1991) Planeta, 1991.
  • Meshugah (1994)
  • Krochmalna N° 10'
  • Amor y exilio (1984). Ediciones B, 2002.
  • La destrucción de Kreshev (2007). Acantilado. (Traducción: Rhoda Henelde y Jacob Abecassis).
  • El alrevesado emperador de China (Conaculta, 2011)
A continuación aparece el título de la traducción al inglés de otras de sus obras (no traducidas al castellano). Algunas de estas traducciones hizo el propio Singer. La fecha que aparece es la de la publicación en inglés.
  • The Fearsome Inn (1967)
  • Mazel and Shlimazel (1967)
  • The Manor (1967)
  • Elijah The Slave (1970)
  • Joseph and Koza: or the Sacrifice to the Vistula (1970)
  • Enemies, a Love Story (1972)
  • The Wicked City (1972)
  • The Hasidim (1973)
  • Fools of Chelm (1975)
  • Naftali and the Storyteller and His Horse, Sus (1976)
  • A Young Man in Search of Love (1978)
  • The Penitent (1983)
  • Yentl the Yeshiva Boy (1983)
  • Why Noah Chose the Dove (1984)
  • The King of the Fields (1988)
  • Scum (1991)
Cuentos
  • El Spinoza de la calle Market.
  • Gimpel el tonto y otros relatos (1957). Editorial Plaza y Janés, 1979.
  • Una boda en Brownsville, Editorial Bruguera, 1983.
  • La imagen y otros relatos, Editorial Ada Korn, 1987.
  • Un amigo de Kafka, Editorial Planeta, 1973.
  • Un amigo de Kafka y otros relatos, Editorial Cátedra, 1990.
  • La muerte de Matusalén, La otra orilla, 2007.
Cuentos para niños y jóvenes
  • Cuando Schlemel fue a Varsovia y otros cuentos, Editorial Alfaguara, 1992
  • Cuentos judíos de la aldea de Chelm, Editorial Lumen, 1996
  • Cuentos para niños, Editorial Anaya, 2004
  • Cuentos de amor y esperanza









Esopo

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Esopo
Diego Velázquez



Esopo 


Fabulista griego 

Originario de Asia menor, diversos autores sitúan en diferentes lugares su nacimiento: Heraclio de Ponto lo sitúa en Tracia; Calímaco dice que era de Sardes; Fedro dice que nació en la región de Frigia; se cree que vivió en torno a los siglos VII y VI a. C.

Se dice que, como esclavo, su vida transcurrió al servicio de un filósofo llamado Xanto, quien lo habría comprado en un mercado al apreciar su agudo ingenio en pugna con otros dos esclavos.

Se cuenta que fue jorobado, tartamudo y de extrema fealdad y que fue acusado de haber robado un cáliz de oro del templo de Delfos. En castigo, fue arrojado a un abismo por los habitantes de Delfos.

Se le relaciona con fábulas de animales, transmitidas por tradición oral. Sus relatos se caracterizan por ser narraciones cortas y tener siempre una conclusión moralizante o "moraleja". En ellas, Esopo "humaniza" las conversaciones de los animales y plasma todos los vicios y virtudes de los hombres, con un gran talento satírico. Muchas de sus fábulas fueron reescritas en verso por el poeta griego Babrio, se cree que en los siglos I y II a.C., y en latín por el poeta romano Fedro en el siglo I d.C. Considerado el “padre de todos los fabulistas", precursor de un género que luego tendría grandes exponentes, como Jean La Fontaine, en Francia, en el siglo XVII, y Félix María Samaniego e Iriarte, en España, en el siglo XVIII.

Falleció el 564 a. C.en Delfos, Grecia. 





Esopo

ESOPO Y HOMERO

Uno de los más antiguos géneros de la literatura universal es la fábula, un tipo de relato breve protagonizado por animales personificados cuya finalidad didáctica se explicita en una moraleja final. La Grecia clásica atribuyó a Esopo la invención de este género, igual que asignó a Homero la paternidad de la épica.

Hasta muchos siglos después no se dudó de la existencia efectiva de ambos, señalando además la perfecta antítesis entre las dos figuras: Homero como cantor de las gestas de los héroes, Esopo como retratista de la plebe, de las debilidades humanas bajo aspecto de animales. En ambos casos, numerosas ciudades se disputaron el honor de ser su cuna.










En una fábula de Esopo se dice: ¿Qué es lo mejor del mundo? La respuesta es: la lengua, porque se pueden decir cosas muy hermosas. ¿Y cuál es la peor? La lengua, porque se pueden decir cosas horribles.

Tzvetan Todorov



La rueda más estropeada del carro es la que hace más ruido.
Esopo




OBRA



Aesopus moralisatus, 1485
Las fábulas de Esopo tienen su origen en la época arcaica. Fueron recopiladas en el siglo IV a. C. por Demetrio de Falero, aunque esta recopilación se perdió. La principal colección de fábulas atribuidas a Esopo de donde se basan muchas ediciones modernas es la llamada Augustana, anónima, que algunos autores fechan en el siglo I o II y otros en el siglo V, y se complementa con otras dos colecciones anónimas, la Vindobonense, del siglo VI y la Accursiana, probablemente del siglo IX.
La estructura de la fábula esópica ha sido definida por varios autores, pero la más completa se le atribuye a Nojgaard quien distingue en la narración tres elementos o momentos imprescindibles:
  1. La situación de partida en que se plantea un determinado conflicto, entre dos figuras, generalmente animales.
  2. La actuación de los personajes, que procede de la libre decisión de los mismos entre las posibilidades de la situación dada.
  3. La evaluación del comportamiento elegido, que se evidencia en el resultado pragmático, el éxito o el fracaso producido por tal elección.​
Las fábulas de Esopo fueron adaptadas por autores como Fedro y Babrio, en época romana; Jean de La Fontaine, en el siglo XVII y Félix María Samaniego, en el XVIII.
El interés por las fábulas de Esopo fue continuo durante toda la Antigüedad y no decayó durante la Edad Media, cuando se mezclaron los fabularios con los grecorromanos (conocidos como Isopetes, es decir Esopos, o Romulus). Durante el Renacimiento las fábulas de Esopo y las de Fedro se convirtieron en libro preceptivo de las universidades y así continuarían por mucho tiempo.







Sándor Márai / Exilio, olvido y muerte

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Sándor Márai
Sándor Károly Henrik Grosschmid de Mára
 (1900 – 1989)

Sándor Márai nació el 11 de abril de 1900 en Kassa, localidad ubicada en la época del nacimiento de Márai dentro del imperio austro-húngaro. Actualmente tal población corresponde a Kosice, ciudad situada en Eslovaquia.
Su padre, de ascendencia alemana, era el juez y político Géza Grosschmid.
Desde el año 1918 Sándor Márai, que estudió humanidades y literatura en la Universidad Péter Pázmány, trabajó como editor y crítico literario en la ciudad de Budapest, escribiendo en el “Budapesti Napló”. Un año después viajó a Alemania, país en el que cursó durante un tiempo estudios de periodismo y ejerció el papel de redactor en varias publicaciones.
En la década de los años 20 Márai, disconforme con el gobierno del simpatizante fascista Miklós Horthy, vivió principalmente entre Alemania y Francia, país en el que residió junto a su esposa Lola Matzner, con quien el escritor húngaro se casó en 1923.
A comienzos de los años 30 regresó a Budapest y en plena Segunda Guerra Mundial volvió a cargar contra los fascistas y los nazis. En este período publicó su admirado libro de memorias “Confesiones de un burgués” (1934).
Cuando en 1948 el ejército soviético invadió Hungría Sándor, también contrario a los regímenes comunistas, dejó su país harto del totalitarismo para exiliarse primero en Suiza, después en Italia y posteriormente en Nueva York, nacionalizándose estadounidense en 1952.
Tras la marcha de su país, su obra, tanto novelas, obras de teatro como poemas, fue prohibida en la Hungría comunista, hecho que provocó que su narrativa fuese desconocida internacionalmente hasta la caída del comunismo en los países del Este.
Desde 1948 y hasta 1967 Márai colaboró en la Radio Free Europe. En 1968, tras vivir un tiempo en la ciudad italiana de Salerno, se instaló definitivamente en la localidad californiana de San Diego.
Algunas de sus novelas más importantes, escritas principalmente en el período entre 1928 y 1948, son “Música En Florencia”, “A La Luz De Los Candelabros” “El Último Encuentro”, “La Herencia De Eszter”, “Divorcio En Buda”, o “La Amante De Bolzano”, esta última con el protagonismo del aventurero veneciano Giacomo Casanova.

Algunos de sus últimos trabajos publicados en español son “La Mujer Justa”, libro escrito en los años 40 que a través de tres puntos de vista cuenta la historia de un pasional triángulo amoroso, “Los Rebeldes”, novela de 1930 centrada en cuatro jóvenes en tiempos de la Primera Guerra Mundial, “La Gaviota”, apasionada relación entre un alto funcionario y una misteriosa joven, “La Hermana”, historia de un pianista que cae enfermo a causa de un extraño virus, o “Liberación”, con centro en una joven de Budapest que sufre el totalitarismo nazi y el comunista soviético.
Sándor Márai se suicidó en San Diego el 21 de febrero de 1989 (algunas fuentes, de manera errónea, contraria al certificado médico del Mercy Hospital y a los datos de la propia fundación del autor, datan su fecha de fallecimiento el día 22 de febrero). Tenía 88 años.



“Uno acepta el mundo, poco a poco, y muere.”
Sándor Márai


"Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes." 
El último encuentro
Sándor Márai




«Solo estamos nosotros dos, ella y yo. Y esta oscuridad.»
Divorcio en Buda
Sándor Márai



Sandor Márai, el escritor que lo devoró su tiempo 
Rafael Martinez De la Borbolla
25 DE NOVIEMBRE DE 2014

Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes.” Sandor Márai.
Al final, diga lo que se diga, somos el resultado de nuestra suerte y de nuestros tiempos. Algunos nacen con buena estrella otros aunque les sobra talento, acaban por ser devorados por un tiempo que no era el de ellos. Quizá este es el caso de uno de los mejores escritores del Siglo XX; Sándor Marai (1900 – 1989), nacido en Kassa, Hungría, en ese entonces parte del Imperio de Austria-Hungría. El escritor no es un filósofo sistemático ni un predicador, es un artista que ha vivido ciertas experiencias básicas y las ha incluido en sus escritos, ya se llamen novela, cuento, ensayo o poesía; es un artista que modela ideas con palabras, pero esas palabras, como decía Miguel Ángel Asturias, “esas palabras pueden ser la voz del pueblo”. De ahí que a veces incomoden o inspiren temor.
Los libros son mucho más que objetos animados. Representan una forma de hablar y de comunicar, son un método infalible para dirigirse al mundo. Son fiel espejo de nuestro tiempo. Siempre que se da lectura a un libro, se dicen muchas cosas en voz baja, a veces en voz alta.
Sandor nació en una familia burguesa dentro del Imperio de los Habsburgo, como corresponde a las clase acomodadas nunca le falto nada, el Imperio de ese entonces tenía una gran desigualdad social y muchas minorías con todas las diferencias que se relacionan, sin embargo en términos generales convivían todos los pueblos armónicamente dentro del Imperio. Eso le daba un carácter cosmopolita difícil de encontrar en otra parte del mundo.
Su padre, era abogado de la ciudad húngara de Kaschau (hoy en Eslovaquia con el nombre de Kosice), y siendo un hombre preparado sabía de las ventajas de enviar a su hijo a estudiar en el extranjero. A los 23 años contrajo matrimonio con una mujer judía y de acaudalada familia burguesa, “Lola”, la que fuera el amor de su vida y con la que convivió hasta la muerte de ella, sesenta años después, Márai residió en Budapest y en varias ciudades alemanas, que fueron sus escuelas de vida y sabiduría. Allí pasó unos años de aprendizaje bohemio en la singular Republica de Weimar entre escritores y cafés de artistas, ganándose el sustento con la escritura de artículos periodísticos, crónicas, prosas breves y poemas. En esta época observo personalmente los inicios del Nazismo, sin imaginar pudiera triunfar, mudándose a París, en el inicio de la dictadura en Hungría de Horthy, enviando a su país algunas crónicas y artículos que lo hicieron conocido en su patria.
En los años treinta se estableció en Budapest y, obsesionado por el trabajo, comenzó a producir novela y teatro, de modo que en los cuarenta gozaba ya de gran fama en Europa. Su primera obra destacada fue escrita en 1930 y la llamo “Los Rebeldes”, en 1934 escribió lo que hoy se le considera una de sus mejores obras “Confesiones de un Burgués” basada en la cotidianidad de la vida de una manera en que solo los genios literarios lo pueden hacer, mezclando la ficción con su propia experiencia de juventud y de familia, por lo que es una novela en gran parte autobiográfica, en lo cotidiano encuentra lo sorprendente y en la sencillez de la vida una reflexión intensa y contante. En 1935 escribiría la novela que lo hizo saltar a la fama internacional “Divorcio en Buda”.
Hasta ahí todo viento en popa y se presagiaba tendría un gran porvenir y el reconocimiento mundial acorde a su talento. Pero la historia y sus tiempos le cambian todo. Cuando los nazis accedieron al poder en Alemania, el escritor húngaro fue uno de los primeros en oponerse abiertamente a Hitler con contundentes artículos. Al incorporarse Hungría a las fuerzas del eje en 1941, tenía dos opciones; continuar oponiéndose abiertamente a la Alemania Nazi y a la alianza con ella, lo cual lo llevaría sin duda a la muerte en un campo de concentración, o dedicarse a la literatura alejada de la política. Sin posibilidad de escapar, el Estado dictatorial Húngaro lo encamino a la segunda, asegurándole su seguridad siempre y cuando no interviniera en política y menos aún escribiera sobre ella, ya que debemos recordar era la pluma mas autorizada de esa nación y su posible detención se convertiría en propaganda negativa para el régimen. Por tal motivo entre los años de la guerra se convirtió en un prolifero escritor, habiendo consumado las que años después serían sus más reconocidas obras; “La mujer justa”, “La amante de Bolzano” y su obra sublime “El último Encuentro” además de “La Gaviota”, en aquella época recibía el reconocimiento de la sociedad para la que escribía, pero no así en el extranjero por el aislamiento que conlleva una guerra. Dentro de su genialidad el anonimato se colaba en su vida derivado de su tiempo y situación geográfica.
Pronosticó la derrota de las fuerzas del eje desde mediados de 1943, y observo con agobio como el ejercito soviético avanzaba sobre sus fronteras. Entendió que un régimen autoritario y asesino sería remplazado por otro similar. Después de la invasión alemana de Hungría en 1944, frente a tantas atrocidades perpetradas por los invasores secundados por fascistas húngaros, Márai escribió en su diario: “De hecho, los alemanes son magos. Han acertado a realizar el milagro de que cualquier ser humano decente espere honestamente y lleno de anhelo a los rusos, a los bolcheviques que llegan como libertadores”.
Cuando el ejercito rojo ocupo Hungría en la primavera de 1945, su obra desapareció de la memoria colectiva, pero debido a su fama pudo salvar su vida, sin embargo su estrella iba en declive, al nuevo gobierno comunista húngaro le incomodaba el escritor, se le prohibió la publicación de artículos y el nuevo régimen lo acuso de enemigo del pueblo y de escritor “decadente y burgués“, aquel europeo individualista y cosmopolita, de ideales humanistas, resistió a la tentación de doblegarse a la colectivización de la sociedad que aceptaban la mayoría de sus colegas, y en 1948 abandonó Hungría definitivamente para instalarse en Italia.
Inicio un peregrinaje, repleto de la nostalgia que lleva el exilio forzado para terminar instalándose en San Diego, California. Continuó escribiendo principalmente en periódicos, destacando de esta época su novela autobiográfica: ¡Tierra, Tierra!
La vejez y la pérdida paulatina de sus seres queridos minaron su espíritu hasta agotarlo por completo. Fue devorado por su tiempo. Cambió el régimen en su país y el escritor volvió a ser reconocido, recibiendo ofertas para regresar a la patria, pero ya era tarde. Abrumado por la decepción, la soledad, el abandono y la enfermedad se disparó un tiro en la cabeza. Poco después de su muerte caía en 1989 el muro de Berlín.
Sus novelas son densas, con largos monólogos finamente tejidos y totalmente reflexivos que nos cuestionan los fundamentos sobre la esencia misma de la vida, se mezclan con pensamientos brillantes, melancólicos y con un tono sentimental, logrando desarrollar duelos verbales y psicológicos, de múltiples connotaciones que a veces nos llevan a enfrentar el terror del vacío.
Su obra sin darnos cuenta nos va a atrapando, las palabras de sus personajes cautivan y seducen, enamoran y también nos hacen sufrir. Su singular estilo nos lleva a fundir la exaltación emocional con una profunda reflexión y análisis, llenan de una cierta nostalgia al lector, no hay grandes aventuras, todo se centra en el drama de la vida cotidiana del hombre, en su verdad y óptica de su entorno. A todos nos ha pasado algo sobre lo que estamos leyendo. Ese es su mayor logro; nos hace participes de la historia.
Por su época Sandor Márai no fue un escritor reconocido, tampoco fue un mártir político, simplemente cayo en el abandono de una época, la suya es una inspiradora fuente de sabiduría popular y cotidiana, nacida de la atenta observación de los sentimientos, conductas y relaciones humanas. Como dictaba su destino murió en la soledad y el abandono solo para ser reconocido, como acontece a varios grandes artistas, después de su muerte.

Un encuentro con Sándor Marai

De Eslovaquia a Hungría, de Kosice a Budapest, un recorrido por el universo literario de mi admirado Sándor Márai

Ana María
Julio de 2012

Busto de Márai en Budapest
 Voy en un tren que corre el velo de la historia en su marcha por Eslovaquia. Desde la ventana se ven pasar los fósiles del régimen soviético: torres de vigilancia abandonadas, fábricas en ruinas con letreros en ruso y los típicos „Paneláky“: unos gigantescos edificios cuadriculados con ventanas liliputienses donde miles de familias viven empacadas bajo el concepto de vivienda popular. Me asusta pensar que la ciudad a la que voy haya sido invadida por estas moles de hormigón.

Mi destino es Kosice, una urbe levantada al pie de los montes Cárpatos en la frontera con Ucrania. Allí nació mi admirado escritor Sándor Márai, un hombre que por venir al mundo en pleno año 1900 se aseguró las maldiciones del siglo XX: fue perseguido por los Nazis, fue proscrito por los soviéticos y murió en el exilio meses antes de que cayera el Muro de Berlín, sin ver cómo su amada Hungría recuperaba la soberanía.

Hay autores que nos arrastran con ellos y nos obligan a perseguirlos. La obra de Sándor Márai escudriña la condición humana de una forma tan profunda que después de leer sus diarios y novelas no queda otra alternativa que correr a buscar la historia del hombre detrás del teclado. Fue así como terminé montada en este tren con rumbo a las dos ciudades que inspiran su literatura.

Mi viaje terminará en Budapest, donde el más eminente conocedor de Sándor Márai en el mundo ha prometido mostrarme un gran tesoro que él conserva bajo estricta vigilancia y que sólo les revela a los más intensos seguidores de Márai. Por la ilusión de ver ese tesoro bien vale la pena sumergirse en las entrañas de la Europa del Este.

Kosice y la nostalgia

Kosice a comienzos del siglo XX
Kosice a comienzos del siglo XXI
A medida que el tren entra en la estación una cuadrilla de mujeres corre por la plataforma con pañuelos blancos en las manos para saludar a las personas que llegan. Entre ellas está mi anfitriona, Anna Hein, una joven que apenas empezaba la primaria cuando cayó la cortina de hierro y sólo recuerda de esa época que todas las familias tenían muebles iguales.

Mientras la escucho hablar en inglés pienso que la segunda lengua delata cuál potencia mundial se impone en un país. Los abuelos de Kosice aprendieron a hablar alemán por ser el idioma del imperio austrohúngaro, los hijos estudiaron ruso según el mandato de Stalin y ahora en tiempos del capitalismo los nietos hacen cursos de inglés.

A comienzos del siglo XX Kosice le pertenecía al reino de Hungría, desde los años veinte quedó fundida en Checoslovaquia y así permaneció durante la ocupación rusa hasta que en la década del 90 quedó adscrita a la naciente república de Eslovaquia.

Anna me conduce por el centro histórico perfectamente restaurado para llegar a la casa natal de Sándor Márai. Él era el hijo mayor de una familia burguesa comandada por el influyente abogado Géza Grosschmid, un hombre respetado por todos, pero amado por pocos según relata el escritor.
Sándor y sus hermanos Géza, Gabor y Kató
Era tal la autoridad del padre que cuando Sándor y su hermano Géza decidieron seguir profesiones artísticas él se opuso a que usaran el nombre de la familia para hacer el ridículo. Sándor dejó el apellido Grosschmid y adoptó el Márai desde los 18 años mientras su hermano empezó una exitosa carrera como cineasta con el nombre de Géza von Radványi.
Anna me lleva ahora a una plazoleta coronada por dos sillas. En una de ellas está sentado Sándor Márai con las piernas cruzadas y el gesto circunspecto, como si estuviera haciendo una pausa en ese hablar sosegado y reflexivo que recuerdan sus contertulios. En la otra silla se sientan los visitantes para conversar con el escritor y darle sentido a esta escultura llamada Diálogo.
Me acerco a unos jóvenes que pasan comiendo helado y les pregunto por el personaje de la escultura. No saben quién es. Les pido entonces que me digan el nombre de su paisano más célebre y mencionan sin tibubeos a George Voytka, el bisabuelo paterno de Angelina Jolie.  De verdad les enorgullece que la diva tenga ancestros de Kosice.
„Es lógico que no conozcan a Márai -me dice Anna- porque apenas hace siete años se tradujo por primera vez una obra suya del húngaro al eslovaco. Tan sólo ahora estamos descubriendo de qué gran escritor nos había privado el sistema“.
Mi anfitriona Anna Hein en la escultura "Diálogo"
En una de las casas que habitaron los Grosschmid funciona un pequeño museo en honor a Sándor Márai. Su directora, Flóra Ondová, confiesa que antes de tomar este trabajo pensaba que Márai era un autor para círculos estrechos, pero luego de recibir a tantos extranjeros comprobó que las traducciones de su obra a más de 50 idiomas han ido dejando una estela de seguidores apasionados.
 Uno de esos visitantes fue el mismísimo Otto de Habsburgo, quien habría sido rey de haberse mantenido la monarquía austrohúngara. El noble se sentía tan identificado con la obra de Sándor Márai que visitó Kosice para sentir la atmósfera de sus novelas. Flora abre el libro de visitas y me muestra su firma monumental de letras grandes como un dedo meñique y caligrafía propia de un monarca.

Flora Ondová dirige la sala de la Memoria de Sándor Márai

 Mi recorrido termina en la hermosa plaza principal. Es irónico que en su corazón haya clavada una valla de Coca Cola, como ocurre en casi todas las ciudades exsocialistas. Justamente bajo un letrero de esta marca opera el restaurante Carpano, ubicado en el mismo local donde hace cien años Márai conoció a Ilona Matzer „Lola“, la mujer de su vida, la esposa que lo acompañó durante 63 años.

El casco antiguo de Kosice encarna la nostalgia de un mundo burgués que ya no existe mientras su periferia plagada de „Paneláky“ representa la manera soviética de entender la igualdad. Este contraste histórico resulta tan interesante que la ciudad ha sido elegida „Capital Europea de la Cultura 2013“ y será el epicentro de un homenaje internacional a Sándor Márai. Aquí espero volver.

De Budapest al exilio

Budapest a lado y lado del Danubio

Separadas por el río Danubio están Buda y Pest, dos ciudades unidas en matrimonio por conveniencias históricas. Buda, de tradición aristócrata, es como un burgués venido a menos que aún en la carestía conserva la costumbre de trinchar con cubiertos de plata. Pest, de arraigo popular, es como una mujer con el rostro agrietado y la sonrisa interrumpida, pero con la apariencia de haber sido una dama muy bella.

Después de vivir en Alemania y en Francia, Sándor Márai regresó a Hungría en 1928 y se ancló a Budapest durante los 20 años más prolijos de su carrera literaria. Aquí escribió unas 4 mil piezas periodísticas y publicó sus libros más aclamados, entre ellos el relato autobigráfico Confesiones de un burgués y la novela El último encuentro que en este mes de junio celebra los 70 años de su primera edición.
Su residencia de la calle Mikó en Buda estaba protegida por doce árboles de castaña de los que hoy en día sólo queda uno. En ese mismo lugar funciona ahora una agencia de viajes donde ninguno de los vendedores ha leído a Márai, a pesar de que al lado hay un busto solitario con su nombre. Nadie da información sobre él en las oficinas de turismo, su nombre no aparece en las guías de viajes y sus libros escasean en las anticuarias. Es como si Budapest se empeñara en ignorarlo.
Residencia de Sándor Márai en Budapest
Por comentarios en voz baja de libreros que entrevisté descubrí que Sándor Márai sigue siendo indeseable para los nostálgicos del viejo régimen aun cuando Hungría se libró del Kremlin hace más de dos décadas. Sin embargo, entre tanta indiferencia, hay un hombre que ha dedicado media vida a recuperar la memoria de Sándor Márai.  Se llama Tibor Mészaros, trabaja en el Museo Petöfi de Literatura y me ha concedido una cita.
Para no quedar mal con este señor tan erudito investigué cómo nombrar correctamente a Sándor Márai. Aprendí que en húngaro el apellido va antes que el nombre, que el acento está en la primera sílaba, que la erre vibra como la cuerda de una guitarra y que el idioma es cantarín. Su nombre se pronuncia entonces: Máaarai Sháaandorr.
El encuentro tiene lugar en el palacio Károly, una joya de la arquitectura neoclásica de Pest. Como es propio de la gente muy sabia, el señor Mészaros no se hace esperar, me da la mano con un apretón digno de nuestra complicidad literaria y empieza a hablar de Sándor Marai con el respeto que se le debe a un maestro.
Tíbor Mészaros, el más erudito conocedor de la vida y obra de Márai
El éxito que Márai consiguió en Budapest estuvo atado a la tragedia. En 1939, justamente cuando empezó la II Guerra Mundial, su bebé Kristóf murió de hemorragia interna a las siete semanas de nacido y su esposa de ascendencia judía se vio en riesgo por el apoyo de Hungría al proyecto Nazi.
Márai escribía abiertamente en contra de Hitler sin amedrentarse por las amenazas del partido fascista de la Cruz Flechada. Su casa fue destruida, y aún así no se silenció. Él pensaba que morir escribiendo sería una bella forma de darle fin a todo.
Los rusos vencieron a los alemanes, pero doblegaron a los húngaros bajo un sistema represivo en el que muchos autores se vieron obligados escribir poemas sobre Stalin para sobrevivir. Como Sándor Márai se negó a ser un títere del régimen sus obras fueron censuradas por su espíritu burgués. El escritor resolvió salir del país con un argumento claro: „No hay libertad sin derechos, y no hay vida sin libertad“.
El 31 de agosto de 1948 Márai cruzó la puerta de migración con su esposa y su hijo adoptivo Janos. Un oficial le pidió su pasaporte y le preguntó: „Usted es un escritor de la izquierda con ideas liberales. Ahora hay un 95 por ciento de todo lo que usted deseaba, entonces ¿por qué se va?“ Y él respondió: „Debido justamente a ese 5 por ciento“.

El tesoro mejor guardado

Sándor Márai
Todas estas historias me las cuenta Tibor Mészaros con el entusiasmo de un predicador. Él descubrió a Sándor Márai -cuando aún era prohibido leerlo- gracias a que un profesor de confianza le prestó en secreto Confesiones de un burgués con la advertencia de hacerle perder el semestre si no le devolvía el libro.
Desde esa primera lectura Mészaros se consagró a completar la más extensa biografía que se haya escrito sobre el autor. Al ver la pasión de este joven investigador, la editorial de Toronto que conserva los derechos sobre la obra de Márai le envió al museo Petöfi 22 cajas con los objetos personales del escritor.
Tíbor Mészaros tuvo el honor de abrir caja por caja y confiesa que lloró de emoción cuando cayó en cuenta de que todo este legado había sido meticulosamente empacado por el propio y metódico Sándor Márai. En ellas había manuscritos, grabaciones, correspondencia, fotografías; los únicos objetos que él conservó en su casa de San Diego, California, adonde se había mudado con su esposa al cumplir 80 años.
La década del ochenta llegó saturada de funerales: murieron sus dos hermanos, su hermana, su amada Lola y su hijo adoptivo. Anticipándole el jaque mate a un cáncer, en un tablero de juego arrasado y solitario, Márai se disparó en el atardecer del 21 de febrero de 1989. Sus cenizas fueron esparcidas por el océano Pacífico.
Los objetos personales de Sándor Márai
El señor Mészaros me conduce finalmente al salón donde está el tesoro, y lo que veo cierra con broche de oro esta peregrinación literaria: allí están el sombrero de fieltro verde, la inseparable pipa, la billetera de cuero, la navaja suiza y la pluma que tradujo en palabras el caudal imaginativo de Sándor Márai. Reviso con emoción sus diarios corregidos a mano que son el legado de 44 años de exilio. Miro con paciencia más de cien fotos familiares tratando de encontrar un instante de una sonrisa en el rostro de Sándor Márai, pero no lo hallo.

Los diarios de Márai corregidos a mano por él mismo

Entre todas estas reliquias, el objeto que más que conmueve es su pasaporte, el único documento capaz de atestiguar que ese hombre errante y sin terruño era un ciudadano húngaro. En la última página del librillo, después de pasar por los sellos de residencia de Italia, Suiza y Estados Unidos, se conserva una hoja de árbol de castaña que evoca su vida en la calle Mikó, la nostalgia de su patria, la añoranza de su lengua.

Una hoja de árbol de castaña en el pasaporte. La nostalgia de Hungría

De acuerdo con la última voluntad de Márai sus libros sólo se publicarían de nuevo en Hungría cuando las fuerzas de ocupación rusas hubiesen abandonado el país. Hoy, 23 años después de su muerte y del derrumbe de la Unión Soviética, su obra ha vuelto a la vida conquistando lectores en más de 200 países. Quien lee a Sándor Márai corre el peligro de quedar engarzado entre sus letras y terminar vagando por las calles de Budapest a la caza de su fantasma; un riesgo que se compensa al descubrir el tesoro literario mejor guardado del siglo XX.


Publicado en el periódico El Colombiano el 29 de julio de 2012





BIBLIOGRAFÍA EN HÚNGARO
  • Emlékkönyv (versos) 1918
  • Emberi hang (versos) 1921
  • Männer (interpretación de un papel) 1921
  • Panaszkönyv (esbozos) 1922
  • A mészáros (relato) 1924
  • Istenek nyomában (libro de viajes) 1927
  • Bébi vagy az első szerelem (novela) 1928
  • Idegen emberek (novela) 1930
  • Mint a hal vagy a néger (versos) 1930
  • Zendülők [A Garrenek műve I.] (novela) 1930
  • Műsoron kívül (esbozos) 1931
  • Csutora (novela) 1932
  • Teréz (historia corta) 1932
  • A szegények iskolája (estudio) 1933
  • A sziget 1934
  • Bolhapiac (relatos) 1934
  • Egy polgár vallomásai (novela) 1934
  • Naptárcsere (folletín) 1935
  • Válás Budán (novela) 1935
  • Kabala (narración) 1936
  • Féltékenyek [A Garrenek műve II.] (novela) 1937
  • A négy évszak (pensamientos) 1938
  • Eszter hagyatéka; Déli szél (dos pequeñas novelas) 1939
  • Napnyugati őrjárat (novela) 1939
  • Kaland (obra de teatro) 1940
  • Szindbád hazamegy (novela) 1940
  • Vendégjáték Bolzanóban (novela) 1940
  • Az igazi (novela) 1941
  • Jó ember és rossz ember (prosa disertante) 1941
  • Kassai őrjárat (estudio) 1941
  • Mágia (narraciones) 1941
  • A gyertyák csonkig égnek (novela) 1942
  • A kassai polgárok (drama) 1942
  • Ég és föld (prosa lírica ) 1942
  • Röpirat a nemzetnevelés ügyében (estudio) 1942
  • Füves könyv (epigramas prosaicos) 1943
  • Sirály (novela) 1943
  • Vasárnapi krónika (artículos) 1943
  • Napló 1943–1944. 1945
  • Varázs (obra de teatro) 1945
  • Verses könyv (versos) 1945
  • A nővér (novela) 1946
  • Ihlet és nemzedék (estudio) 1946
  • Medvetánc (folletines) 1946
  • Európa elrablása (libro de viajes) 1947
  • Sértődöttek [A Garrenek műve] (novela) 1947
Libros aparecidos durante su emigración:
  • Béke Ithakában (novela) 1952
  • San Gennaro vére (novela) 1957
  • Napló 1945–1957. 1958
  • Egy úr Velencéből (obra de teatro en verso) 1960
  • Napló 1958–1967. 1968
  • Ítélet Canudosban (novela) 1970
  • Rómában történt valami (novela) 1971
  • Föld, föld…! (memorias) 1972
  • Erősítő (novelas) 1975
  • Napló 1968–1975. 1976
  • A delfin visszanézett (antología lírica) 1978
  • Judit… és az utóhang (novela) 1980
  • Jób… és a könyve (piezas de teatro) 1982
  • Harminc ezüstpénz (novela) 1983
  • Napló 1976–1983. 1985
  • A Garrenek műve (novela) 1988
Libros póstumos así como antologías:
  • Napló 1984–1989. 1997
  • Ami a Naplóból kimaradt 1945–1946. 1991
  • Ami a Naplóból kimaradt 1947. 1993
  • Ami a Naplóból kimaradt 1948. 1998
  • Ami a Naplóból kimaradt 1949. 1999
  • Ami a Naplóból kimaradt 1950–1952. 1991
  • Ami a Naplóból kimaradt 1953–1955. 2003
  • Szabadulás (regény, 1945) 2000
  • Az idegenek; Sértődöttek [A Garrenek műve III-IV.] (novela) 1996
  • Jelvény és jelentés; Utóhang [A Garrenek műve V-VI.] (novela) 1996
  • Lucrétia fia (relatos, 1916-1927) 2004
  • Lomha kaland (relatos, 1928-1937) 2004
  • A régi szerető (relatos, 1938-1947) 2004
  • Összegyűjtött versek (versos) 2004
  • Műsoron kívül (folletines) 2004



BIGLIOGRAFÍA
  • Los rebeldes (Zendülők, 1930), es la primera obra de Marai publicada en español . Ed. Zeus 1931
  • Divorcio en Buda (Válás Budán, 1935), ed. Mediterráneo 1944
  • A la luz de los candelabros (A gyertyák csonkig égnek, 1942), ed. Destino, 1946
  • Los celosos (Féltékenyek 1937) ed. José Janés 1949
  • Música en Florencia, ed. Destino, 1951 
  • La verdadera, ed. Nausica 1951
  • El último encuentro (A gyertyák csonkig égnek, 1942), ed. Salamandra, 1999; Círculo de Lectores, 2001 
  • La herencia de Eszter (Eszter hagyatéka, 1939), ed. Salamandra 2000 (Quinteto, 2003) 
  • Divorcio en Buda (Válás Budán, 1935), ed. Salamandra 2001 (Quinteto, 2004) 
  • La amante de Bolzano (Vendégjáték Bolzanóban, 1940), ed. Salamandra 2003 (Quinteto, 2005) 
  • Confesiones de un burgués (Egy polgár vallomásai, 1934) (memorias), ed. Salamandra, 2004 (Quinteto, 2006) 
  • La mujer justa (Az igazi, 1941) ed. Salamandra, 2005; Círculo de Lectores, 2005 
  • ¡Tierra, tierra! (Föld, föld, 1972) (memorias), ed. Salamandra, 2006 
  • La hermana (A nővér, 1946), ed. Salamandra, 2007 
  • La extraña (A sziget 1934) ed. Salamandra, 2008 
  • Diarios: 1984-1989 (Napló 1984-1989) ed. Salamandra, 2008 
  • Los Rebeldes (Zendülők, 1930), ed. Salamandra, 2009 
  • La gaviota (Sirály, 1943) ed. Salamandra 2011 
  • Liberación (Szabadulas, 1945) ed. Salamandra 
  • Lo que no quise decir , ed. Salamandra 2016
  • La revista Destino entre 1946 y 1948 publicó algunos cuentos de Márai: El músico,nº 455. La huerfanita,nº 479. El barómetro,nº480. Antes de empezar la consulta,nº485. El yate francés,nº490. Jimmy King,nº 514. El regreso,nº525.La respuesta,nº544. [selección de Agnes Baló en Iniciativas privadas para la difusión del patrimonio húngaro en Cataluña]




María Luisa Landín / La Reina del Bolero

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FICCIONES

María Luisa Landín

(1921 - 2014)
María Luisa Landín grabó en 1949 el bolero «Amor perdido», de la autoría del puertorriqueño Pedro Flores, que ―después de «Las mañanitas»― es la canción más tocada en la historia de la radiodifusión mexicana. Es un auténtico clásico musical que ha sobrevivido al paso de los años.

Los boleros despechados y adoloridos de María Luisa Landín son la esencia misma del cabaré, ese sitio de perdición y pecado, recreado o inventado por el cine mexicano, un abigarrado microcosmos de atmósfera sórdida y pecaminosa, donde tenían lugar los melodramas más insólitos, sitios donde se desbordaban las pasiones, donde las aventureras, pecadoras y pervertidas desbordaban su erotismo pero mantenían milagrosamente incólumes su virtud y pureza. No ha habido música más deliciosamente cabaretera que las canciones interpretadas por la Landín, con estupendos arreglos instrumentales.





La Reina del Bolero


Aunque algunas fuentes insisten en ubicar la oriundez de María Luisa Landín y de su hermana Avelina en el Puerto de Veracruz, así como sus años de nacimiento en 1921, en el caso de Avelina, y en el caso de María Luisa, en 1922. Lo cierto es que la propia María Luisa se encargó de desmentir dicha información, aclarando enfáticamente que tanto ella como Avelina nacieron en la Ciudad de México, concretamente en el barrio de “Tepito”. Ella, el 9 de octubre de 1921 y Avelina, el 10 de noviembre de 1917. Sus padres fueron Irineo Landín y Magdalena Rodríguez, ambos con marcada afición a la música; Don Irineo fue un excelente guitarrista y Doña Magdalena una cantante. De modo que, las Hermanas Landín habrian de heredar facultades especiales para el canto desde muy pequeñas.

Don Andrés Castillo, vecino de la familia Landín y destacado músico, escuchó cantar a las Hermanas Landín y las invitó a probar suerte en las legendaria radiodifusora XEYZ, donde son escuchadas por los directores artísticos, de la oficial XEFO, Chalo Cervera y Guillermo Álvarez quienes las incluyen en un elenco de primera calidad, al lado de Margarita Romero, María Luisa Bermejo, Emilio Tuero, Vicente Bergman, etc, para después integrarlas a su programación.

Debutan en la XEW, en 1938, con el nombre de “Pirita y Jade”, acompañados por las orquestas de Gabriel Ruiz, Ray Montoya y Federico Bahena. En octubre del mismo año se incorporan a la programación de la naciente XEQ, donde su director artístico Enrique Contell, las contrata para que compitan con las “Hermanas Águila”, conocido ya como el “Dueto de América” a partir de entonces se originaria una rivalidad artística entre ambos duetos, que duraría muchos años en la programación de las radiodifusoras.

A partir de 1939, ya bajo el nombre de Hermanas Landín, pasan a formar parte del elenco de la RCA y su fama y popularidad alcanzan grandes dimensiones. Para entonces, hay una efervescencia por los duetos femeninos y así surgen “Las Hermanas Escoto”; “Hermanas Ruiz Armegol”; “Hermanas Vargas Dulche”; “Hermanas Padilla”; “Hermanas Barraza”; “Cuatitas Herrera”, con las que las “Landín” entraron en franca competencia. De esta época son sus primeras grabaciones: “Vuelve”; “Pasional”; “Arrejúntateme”; “Por quererte tanto”; “La Perlita”; “La Pendenciera”; “Yo quiero de eso”; “Mi destino fue quererte”; “Amor perdido”; etc.



En 1940, las Hermanas Landín inician una gira por el Caribe, particularmente por Cuba y República Dominicana. El dueto se mantiene firme en las preferencias del público hasta 1942, en que el dueto se disuelve, ya que Avelina contrae nupcias con Ángel Zempoalteca y se retira de los medios. Eventualmente habrían de reunirse nuevamente, bajo el nombre del dueto Mari-Lina, a finales de los años cuarenta; de esta época son los temas “Amargado de la Vida” y “Los Magueyes”. Este dueto sería de corta vida musical ya que vuelven a separarse iniciando exitosas carreras por separado tanto Avelina como María Luisa.

Aunque María Luisa Landín ya había grabado como solista en 1941 con RCA temas como: “Allá”; “Pasional”; “Sin ti”; “Una canción más”; “Vuelve”; y “Canción del alma”, es a partir de 1942 cuando despega su carrera como solista y obtiene grandes éxitos discográficos. Al diluirse el dueto Hermanas Landín, María Luisa, realiza una serie de grabaciones para la empresa refresquera “Coca-Cola”, dedicadas a la difusión y promoción de la empresa, por las más importantes radiodifusoras de México y Latinoamérica. La estrategia promocional para posicionar a la firma “Coca-Cola” en América Latina fue diseñada por Terig Tucci, quien desde New York, realizó el proyecto para competir con la compañía “Pepsi-Cola”. Las grabaciones en cuestión se hicieron en discos de 16 pulgadas, en una de las salas del Palacio de Bellas Artes y en el Cine Bucareli. En estas grabaciones participaron diversos cantantes tales como: Néstor Mesta Chaires; Nicanor y sus Tres Vaqueros; Los Hermanos Hernández; Los Cubanos; Manuel Álvarez “Maciste”; Los Reyes del Tango y María Luisa Landín, con la orquesta de Alfredo González, teniendo como presentador al famoso locutor de la XEW, Ramiro Gamboa, también conocido como el “Tío Gamboín”.

En estas grabaciones, María Luisa Landín realiza dúos con el tenor Néstor Mesta Chaires, destacando los temas: “Que voy hacer sin ti”, “Bésame mucho”, “Delirio”, “Enamorado de ti”, “Luna de Plata”, “Vivirás en mí” y “Muchos besos”.

En 1946, María Luisa inicia su exitosa carrera como solista, quizás una de las más largas de la historia musical de México, acumulando una gran cantidad de reconocimientos y un amplio repertorio que incluye más 150 grabaciones, la mayoría hechas para la disquera RCA, a excepción de 4 boleros grabados en 1944 para PEERLESS: “Entre hamacas”, “Regresa”, Me gustabas” y “Noche”.

El repertorio de María Luisa Landín incluye temas de Consuelo Velázquez, Federico Bahena, Rafael Hernández, Salvador Rangel, Mario Álvarez, Gabriel Ruiz, María Alma, Fernando Z. Maldonado, Alfredo Parra, Fernando Mulens, Pedro Flores, Carlos Crespo y Rodolfo Mendiolea.

Fue muy notorio que María Luisa, no hubiese grabado ningún tema de Agustín Lara, aunque como Hermanas Landín habían grabado solo un tema del compositor veracruzano: “Pobre de mí”. Lo que hacía suponer que hubo entre ambos algún problema; sin embargo María Luisa aclaró que siempre llevó una cordial y amistosa relación con el “El flaco de Oro”; tanto que explicaba que Agustín, se refería a ella diciendo: “No cualquiera compone canciones para María Luisa Landín.




Hacia 1946, empiezan a destacar sus grandes éxitos, tales como: “Aunque tengas razón”, de Consuelo Velázquez; “Déjame en paz”, de Luciano Miral; “Dos almas”, de Don Fabián; “Injusticia”; de Pablo Beltrán y “Será por Eso” también de Consuelito Velázquez.

Hay una inclinación especial de María Luisa hacia los temas de desamor y despecho, de boleros cabareteros de “Rompe y rasga”. Así, entre 1948 y 1949, graba resonantes éxitos en este género, entre los que podemos citar: “Criminal”, de Rafael de Paz; “Malos pensamientos”, de Alberto Domínguez; “Porque no te vas”, de Rafael Hernández; “Traidoramente”, de Chucho Monge; “Verdad amarga”, de Consuelito Velázquez; “Hay que saber perder”, de Abel Domínguez; “Miseria”, de Miguel Ángel Valladares; “Qué te pedí”, de Fernando Mulens (bolero dedicado por el autor a María Luisa); “Mis ojos me denuncian”, de Manuel S. Acuña, etc.



Hasta que llega el momento de su mayor éxito, cuando graba "Amor perdido" (1949) de Pedro Flores, bolero que habría de proyectarla a sus más altos índices de popularidad. Con un increíble arreglo orquestal del maestro José Sabré Marroquín y de Rafael de Paz. Aunque María Luisa estaba renuente a grabar este tema, argumentando que ya lo había grabado varias veces Manolita Arriola. Y porque también lo habían grabado como Hermanas Landín sin el mayor éxito. Sin embargo, esta grabación habría de marcar positivamente a su carrera, dándole dimensiones épicas y poniéndola muy por encima de las demás boleristas de la época, en el gusto de la gente. Aún esta interpretación sigue cautivando a los amantes de la buena música. Eventualmente, María Luisa Landín realizó algunos duetos, en 1941 graba “Allá” a dueto con Guillermo C. Álvarez y en los años 50`s, con María Victoria, dos temas rancheros: “Paque me sirve la vida” y “Paloma mensajera”. Con Fernando Fernández interpreta a dúo “Aviso de Ocasión” y con Miguel Aceves Mejía graba,“La Vida es Así” de Rafael Hernández, acompañada de su misma orquesta. Asimismo, con Carmen Rello graba a dúo “Con Otro Pagarás” y “Pesadilla”, acompañadas por el Mariachi Vargas.

Precedida de una fama internacional extraordinaria, María Luisa Landín realizó innumerables y exitosas giras por Estados Unidos y Sudamérica, presentándose en San Francisco y Los Ángeles, La Habana, Santo Domingo, Caracas, Medellín, Santiago de Chile, Buenos Aires, Panamá y Puerto Rico. A lo largo de su carrera fue acompañada por las mejores orquestas de su tiempo: La de Rafael Hernández, Gabriel Ruiz, Rafael de Paz, José Sabré Marroquín, Mario Ruiz Armengol, Absalón Pérez y Miguel Ángel Pazos. Después de estas exitosas giras, en 1949 regresa a la XEW como voz estelar de la serie “El Milagro de las Canciones” y al mismo tiempo trabajara en los programas radiales “Éxitos musicales” patrocinados por la compañia Nestlé.

La década de los 50’s, encuentra a una Maria Luisa Landín, en posesión de todas sus capacidades vocales, que se ven reflejadas en la plena madurez de su voz y en el sentimiento especial que imprime a cada interpretación. Pudiera decirse que fue el momento de su mayor realización artística. De esta época son sus éxitos “Se sufre pero se aprende”, de Federico Bahena; “Por pasar el rato”, de Miguel Ángel Valladares; “Mi último refugio”, de Miguel Ángel Pazos”; “Inevitablemente”, de Gonzalo Curiel: “Por amor de Dios”, de Carlos Crespo, “Qué tontería”, de Consuelo Velásquez, etc…

En esta época, María Luisa Landín tuvo destacadas actuaciones en diversos teatros y centros nocturnos de la Ciudad de México. Así, desarrolló importantes temporadas en “El Patio” ubicado en la Col. Juárez, donde alternaría con importantes artistas, tales como: Hugo Del Carril, Libertad Lamarque, Ray Coniff, Los Platters y otros. Asimismo realizó exitosas temporadas en los teatros “Follis Bergére”; “Tivoli”; “Los Globos”; “Terraza Casino”; el “Bar Capri” del Hotel Regis; así como en “El Retiro” (propiedad del empresario Vicente Miranda) y en el “Mar y Cel” (ubicado en Aquiles Serdán y Sta. Veracruz #5, propiedad de Manuel Medel) donde canta a lado de Manolita Arriola. También tuvo grandes temporadas en el teatro “Blanquita”, donde compartió el escenario con cantantes de la talla de Lupita Palomera, Fernando Fernández, José Alfredo Jiménez, La Sonora Santanera, Lucha Villa y Vicente Fernández, entre otros.




Participó activamente en los programas radiales de la XEW en los  años 50’s, entre los que destacan: “La Hora Azul”; “La Hora del Cancionero Picot”; “Desfile de Éxitos” y fue artista exclusiva de “La Hora Nescafé” por 5 años.

Su actividad discográfica empieza a verse limitada a partir de los años 60’s por la incursión de nuevos ritmos provenientes del extranjero tales como el Rock and Roll y el Twist. Así que sus últimas grabaciones en esta década fueron “Tú y la Noche” y “Desgracia”, en 1960; “Una Espina”, “Mi amor ante todo”, “Escándalo” y “Amor de Sangre”, grabadas en 1961; los temas “Pero no, no y no” y “Dos Caras” grabados en 1962; “La mano de Dios”, “Una y otra vez”, grabadas en 1963. Y sus últimas grabaciones son: “Horas en vano” y “Menor de edad”, fechadas en 1967; año en que termina su actividad discográfica; aunque sus canciones permanecerían mucho tiempo en la programación de las radiodifusoras del país.

En la actualidad, a pesar de sus casi 91 años de edad, María Luisa Landín es una mujer vital, con gran fuerza espiritual y un caracter firme e indoblegable; mantiene una mente muy lúcida y una hermosa voz como la de sus mejores tiempos. Su mayor orgullo aparte de su historia musical, lo constituye su familia: Su hija la eminente Dra. Graciela Ibañez Landín, quien siempre está al pendiente de la salud de su madre, prodigándole todo tipo de cuidados y profesándole un amor infinito, al igual que su nieta Graciela y bisnieta Renata.

* Avelina Landín Rodríguez fué conocida como “La Voz que canta al corazón” por su forma desgarradora e impetuosa de interpretar los boleros y fue una de las grandes boleristas de la Época de Oro de la Música Mexicana. Entre 1949 y 1965 participó en inumerables programas radiales en la XEW, en la XEQ, patrocinada por las compañías “General Motors” y “Nestlé”, con la conducción del locutor Luis Ignacio Santibañez. Fue figura principal en los programas “Inspiración”, narrados y dirigidos por María Grever desde su silla de ruedas. Participó también en la popular serie “Éxitos musicales Choco Milk”. Avelina falleció en la Ciudad de México el 21 de Febrero de 1991.

Agradecimientos

Quiero agradecer particularmente a María Luisa Landín, por haberme dado la oportunidad de platicar directamente con ella sobre su carrera artística y su biografía, proporcionándome importantes datos para la construcción de la misma. Del mismo modo, quiero agradecer a mi buen amigo Luis Jaime Chapa Elizondo por haberme brindado un gran apoyo para la construcción de la discografía de esta página. También a la cantante cubana Miriam Bayard por ser mi enlace con María Luisa; asimismo agradecer a Liliana Vargas Ortega por su interés en este proyecto.

Omar Martínez Benavides
MARÍA LUISA LANDÍN



BUSCANDO A MARÍA LUISA LANDÍN

Religiosamente, a las siete en punto, todas las noches de lunes a sábado abrían las puertas los prostíbulos de la zona de tolerancia en Cali. Se encendían las luces intermitentes de neón y los bombillos rojos y comenzaba la música estridente de ritmos, que acompasaban de inmediato deseos ocultos de cuerpos empapados en sudor y la tristeza quedaba guardaba en los oscuros rincones del olvido. Por aquella época de los tenebrosos años 50, la zona de tolerancia permitía a los caleños escapar, momentáneamente de la otra noche que había invadido a Cali: la noche de los carros fantasmas, manejados por lospájarosi que sigilosos con sus armas listas buscaban con toda calma el corazón de cualquier víctima inocente. Noches de miedo colectivo, noches de muerte a destiempo. En cambio, aquel perímetro de perversión carnal, con sus olores a riegos de hierbas de la buena suerte y creolina, se convertía con su bullicio en verdadera zona de tolerancia para la diversidad étnica y social que la frecuentaba
Por: Arturo Alape Especial para EL TIEMPO 
10 de septiembre de 2000, 05:00 am

Nuestra generación, lo confieso públicamente, debe a la zona de tolerancia no solo el aprendizaje de los secretos y pasiones del cuerpo, sino también otras enseñanzas que aún siguen acompañando las huellas de la vida. En sus diversos establecimientos, presenciamos de muchachos verdaderos duelos de bailarines de los barrios populares, con parejas de prostitutas que además de ofrecer sus cuerpos al mejor postor, eran gozonas bailadoras, en noble competencia por dominar los diversos ritmos del momento: guarachas, sones, fox, pasodobles, tangos, boleros. En el Tabaré, cuna y origen de bailarines y salsa caleña, nosotros aprendimos a bailar. En otros sitios emergió el llamado bolero caleño, mezcla de fox, pasodoble y pases de tango. En aquellos lúgubres lugares de mujeres pintarrajeadas, aparece como signo y movimiento, la gestualidad rítmica del cuerpo que expresa la emoción del sentido de la música y explaya por doquier la lluvia del frenesí bailador caleño.

En el bar Fantasio, cuya dueña era una negra de labios carnosos y senos fenomenales, hipnotizados por los colores envolventes de la rockola, aprendimos de memoria el catálogo de lenguas que devienen del bolero como profunda catarsis amorosa: desde la declaración de amor eterno al otro hasta la doliente elaboración del duelo frente a la separación o el abandono, pasando por el puente de amargas incertidumbres y el fervor de la dicha y de la idealización, la veneración y el desprecio, la humillación y la venganza. En Fantasio, de brazo de la gris soledad, aprendimos ante al endiablado girar del acetato, en la voz de María Luisa Landín, bolerista mexicana, lo que sería para la vida el sentimiento de aquel discurso que sostiene el devenir de las batallas del amor. En su voz de timbre maravilloso interpretando boleros de Pedro Flores, Consuelo Velásquez, Rafael Hernández, Federico Baena y Miguel A. Balladares, en su despliegue textual siempre nos sentimos reflejados y representados, confortados y amparados en carne y espíritu, simbólicamente en nuestra angustia y alegría de pobres enamorados.

El bolero con sus letras, a veces cursis, nos hizo vivir las diversas y complejas instancias del amor: Yo sé que es imposible nuestro amor porque el destino manda, y tú sabrás un día perdonar esta verdad amarga, verdad que coloca al enamorado al borde del suicidio, cortándose las venas frente al espejo; Cuando un amor se va que desesperación, cuando un cariño vuela nada consuela mi corazón, la despedida que deja el vacío como cueva de gusanos vengativos, por la despedida que nunca tendrá regreso; Mi último refugio pensé que fueras tú y fue mi gran fracaso poner mi fe en tu amor, vana ilusión que apenas fue una flor de desesperanza; Nuevamente vendrás hacia mí, yo... yo lo aseguro cuando nadie se acuerde de ti tú volverás, seguridad del amante que piensa, iluso que él es el único y definitivo gran amor del otro; Si tu supieras que me parte el alma el pensar que pronto te veré partir, si comprendieras lo que estoy sufriendo porque sé que tengo que dejarte partir, sabor a ausencia que tiene como anuncio los vientos fugitivos; no estoy herido; y, por mi madre, que no te aborrezco ni guardo rencor, el amor perdido en el juego del azar amoroso, que cuando se pierde deja en la boca del amante la apariencia de una supuesta victoria.
María Luisa Landín, con el respaldo de magníficas orquestas entre ellas la de Rafael Paz y la de Rafael Hernández, llegó a convertirse en símbolo del bolero en Latinoamérica y superó en ventas de discos a todas sus contemporáneas, como Toña la Negra y María Victoria. En una de las visitas que hizo a Colombia, cometió un segundo matrimonio con un desconocido poeta barranquillero: Juan Eugenio Cañavera, matrimonio que duró poco tiempo, luego embarcó la existencia hacia un tercero. En los años sesenta, su voz del alma se perdió en los misterios de un inmenso escenario y dejó un gran vacío en nosotros tan profundo, que aún seguimos metiendo la mano en él para buscar imborrables recuerdos.
María Luisa Landín si vive, el próximo mes de octubre cumplirá ochenta años, muy dedicados a develar y descifrar los amasijos del amor. La imagino sentada en silla de mimbre, con vestido largo y negro, cubierto de lentejuelas, abanicándose, pidiéndole en susurros a la muchacha de compañía que le coloque en el equipo de sonido, uno a uno los boleros que la hicieron famosa y ella, en murmullos cadenciosos los deletrea, siguiendo su ritmo como si fueran una sola canción. Cuando escucha Canción del alma, detiene la respiración, suspira largo: No sé cómo he podido estar tanto tiempo lejos de ti, no sé cómo he podido esperar y saber resistir. Yo vivo, y tú lo sabes, desesperado y triste y, desde que te fuiste no sé lo que es vivir, cierra los ojos como cortando el silencio y entonces duerme plácidamente. Hoy, la antigua zona de tolerancia en Cali está convertida en inmensa hoya urbana que se deshace con las palmas del tiempo y la sobrevivencia feroz de sus habitantes aparece día a día con el brillo del cuchillo que preciso desangra el corazón ajeno.






Despiden a María Luisa Landín 'La reina del bolero'

Familiares y amigos dan el último adiós a la cantante quien falleció a los 92 años de edad a causa de una neumonía

21/06/2014 22:02  NOTIMEX / FOTOS: ESPECIAL

La llamada Reina del bolero se encontraba retirada de los escenarios desde hace más de dos décadas y vivía en la Ciudad de México.
La llamada Reina del bolero se encontraba retirada de los escenarios desde hace más de dos décadas y vivía en la Ciudad de México.
CIUDAD DE MÉXICO 21 de junio.- Familiares y amigos dan el último adiós a la cantante María Luisa Landín La reina del bolero, quien falleció a los 92 años de edad, a causa de una neumonía con insuficiencia respiratoria.
Graciela Ibáñez Landín, hija de la cantante, confirmó la muerte de la intérprete ocurrida la noche del viernes a las 21:30 horas.
Ella tenía problemas crónico degenerativos, pero recientemente tuvo una neumonía, con mucha insuficiencia respiratoria y eso hizo que se diera su deceso”, comentó Ibáñez
Puntualizó que su madre tenía varios problemas de salud desde hace tiempo, por lo cual la cantante ya no tenía ninguna actividad artística, “tenía otro tipo de actividades de acuerdo a su edad”.
La llamada Reina del bolero se encontraba retirada de los escenarios desde hace más de dos décadas y vivía en la Ciudad de México, en compañía de su única hija, Graciela Ibáñez Landín.
Familiares y amigos acudieron a la capilla tres de una agencia funeraria al sur de la ciudad, donde la cantante será cremada este mismo sábado.
Explicó que las cenizas de su madre estarán con la familia por un tiempo.
La actriz y cantante María Victoria también acudió a dar el pésame y al servicio religioso que se realizó en el lugar, alrededor de las 14:00 horas.
Graciela Ibáñez señaló que desconoce si se le harán homenajes póstumos a su madre, “espero que la Asociación Nacional de Actores (ANDA) me comente algo al respecto”.
A María Luisa Landín La reina del bolero, le sobreviven su hija Graciela, su nieta Graciela Elizabeth y su bisnieta Renata.
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Discografía de María Luisa Landín

CanciónAutorNúm. DiscoSelloOrquestaAño
1VuelveConsuelo Velázquez76721RCAOrq. Rafael De Paz1941
2Sin tiRafael González Peña76706RCAOrq. Rafael De Paz1941
3Una canción másRodolfo Mendiolea76706RCACon Orquesta1941
4PasionalConsuelo Velázquez76721RCAOrq. Rafael De Paz1941
5AlláManuel Rentería76620RCAQuinteto Cárdenas1941
6Vuelve otra vezFederico Baena76800RCAOrq. Rafael De Paz1942
7Te esperoConsuelo Velázquez76910RCAOrq. Ernesto Riestra1942
8Todo ha pasadoFederico Baena76920RCAOrq. Federico Baena1942
9Nada pidoRodolfo Mendiolea075-7972RCAOrq. Federico Baena1942
10No señorJuly Styne76843RCAOrq. Ernesto Riestra1942
11Vida míaMario Álvarez76800RCAOrq. Rafael De Paz1942
12Vete por favorFederico Baena76923RCACon Orquesta1942
13Sé muy bien que vendrásAntonio Núñez76919RCAOrq. Federico Baena1942
14Que tal te fueFederico Baena76923RCAOrq. Federico Baena1942
15BésameFederico Baena76920RCAOrq. Federico Baena1942
16Canción del almaRafael Hernández76938RCAOrq. Rafael Hernández1942
17Canción DivinaRafael Hernández76838RCAOrq. Rafael Hernández1942
18Ya llegó el vaporMaría Alma075-6831RCAOrq. Rafael De Paz1943
19Tarde o tempranoErnesto Cortázar075-7042RCAOrq. Rafael De Paz1943
20Tengo que amarMarcel Rey075-6943RCAOrq. Miguel Angel Pazos1943
21Todo se pagaFederico Baena075-7037RCAOrq. Federico Baena1943
22Déjame yaMario Álvarez075-6831RCAOrq. Rafael De Paz1943
23No lo pienses tantoFederico Baena075-7037RCAOrq. Federico Baena1943
24Ven te quiero verAlberto Salinas075-6943RCAOrq. Miguel Angel Pazos1943
25Amor y olvidoSalvador Rangel075-7042RCAOrq. Rafael De Paz1943
26Somos diferentesPablo Beltrán Ruiz075-7269RCAOrq. Mario Ruiz Armengol1944
27Entre hamacasMaría Alma2072PeerlessOrq. Noé Fajardo1944
28Estoy enamoradoMario Ruiz Armengol075-7275RCAMario Ruiz Armengol1944
29Me gustabasGabriel Ruiz2086PeerlessOrq. Noé Fajardo1944
30Me la pagarásRafael Hernández075-7213RCAOrq. Rafael Hernández1944
31No hace faltaFederico Baena075-7108RCAOrq. Rafael De Paz1944
32Ven venFederico Baena075-7068RCAOrq. Federico Baena1944
33Si vierasFederico Baena075-7277RCAOrq. Ernesto Riestra1944
34RegresaFernando Z. Maldonado2072PeerlessOrq. Noé Fajardo1944
35Por eso te perdonoFederico Baena075-7108RCAOrq. Rafael De Paz1944
36Para tiRafael Hernández075-7260RCARafael De Paz1944
37NocheGabriel Ruiz2086PeerlessOrq. Noé Fajardo1944
38No te irásRafael Hernández075-7275RCAOrq. Rafael Hernández1944
39Amor ciegoRafael Hernández075-7213RCAOrq. Rafael Hernández1944
40Canta cantaRafael Hernández023-0297RCAOrq. Rafael Hernández1944
41CelosFederico Baena075-7068RCAOrq. Federico Baena1944
42Conozco a los dosPablo Valdés Hernández075-7277RCAOrq. Rafael De Paz1944
43Tu felicidadRene Touzet075-7345RCAOrq. Ray Montoya1945
44AhoraRafael Hernández075-7345RCAOrq. Ray Montoya1945
45Aunque tu no me quierasMario Ruíz Armengól707269RCAOrq. Mario Ruíz Armengól1945
46DesdichadamenteRafael Hernández075-7490RCAOrq. Rafael Hernández1946
47Donde tu irasRafael Hernández075-7388RCAOrq. Rafael Hernández1946
48Dos almasDon Fabián075-7488RCAOrq. Luis Arcaraz1946
49InjusticiaPablo Beltrán Ruiz075-7490RCAOrq. Rafael Hernández1946
50Lo que pienso de tiRafael Hernández075-7388RCAOrq. Rafael Hernández1946
51Sera por esoConsuelo Velázquez075-7432RCAOrq. Ernesto Riestra1946
52Aunque tengas razónConsuelo Velázquez075-7432RCAOrq. Juan García Esquivel1946
53Déjame en pazLuciano Miral075-7488RCAOrq. Rafael Hernández1946
54La vida es asíRafael Hernández70-7390-BRCA VictorOrq. Rafael Hernández1946
55Ya no vuelvasGabriel Ruiz075-7687RCAOrq. Mario Ruíz Armengol1948
56TraidoramenteChucho Monge075-7712RCAOrq. José Sabre Marroquín1948
57Tu me gustasRey Diaz Calvet075-7686RCAOrq. Cosmopolita (Dir.: M. Ruiz Armengol)1948
58Dime por queFernando Mulens075-7687RCAOrq. Cosmopolita: Dir. Mario Ruíz Armengol1948
59EngáñameRafael Hernández075-7711RCAOrq. José Sabre Marroquín1948
60Malos pensamientosAlberto Domínguez075-7792RCAOrq. José Sabre Marroquín1948
61Mi todoAlfredo Parra023-0912RCAOrq. José Sabre Marroquín1948
62VidaGabriel Ruiz075-7779RCAOrq. José Sabre Marroquín1948
63Verdad amargaConsuelo Velázquez075-7688RCAOrq. Mario Ruiz Armengól1948
64Porqué no te vasRafael Hernández075-7686RCAOrq. Cosmopolita (Dir.: M. Ruiz Armengol)1948
65CriminalRafael De Paz075-7712RCAOrq. José Sabre Marroquín1948
66No es justoChucho Martínez Gil707780RCAOrq. José Sabre Marroquín1948
67No me digas adiósFernando Mulens707780RCAOrq. José Sabre Marroquín1948
68Triste VerdadMario Ruiz Armengól075-7688RCAOrq. Mario Ruiz Armengól1948
69Todavía no me mueroClaudio Estrada075-8235RCAGuitarras y ritmos1949
70Tu, tu y tuOswaldo Farres075-8155RCAOrq. Dámaso Rérez Prado1949
71Hay que saber perderAbel Domínguez075-8026RCAOrq. Mario Ruiz Armengól1949
72Mis ojos me denuncianManuel S. Acuña075-8110RCAOrq. Rafael De Paz1949
73MiseriaMiguel Ángel Valladares075-8110RCAOrq. Rafael De Paz1949
74No debo perdonarteRafael Hernández075-7877RCAOrq. José Sabre Marroquín1949
75No digas nadaJuan Bruno Tarraza075-7877RCAOrq. José Sabre Marroquín1949
76No me digas nadaHumberto Suárez075-8271RCAOrq. Dámaso Pérez Prado1949
77No me miresFacundo Rivero075-8300RCAOrq. Dámaso Pérez Prado1949
78Si tu regresarasAntonio Núñez075-8019RCAOrq. José Sabre Marroquín1949
79Ser y no serConsuelo Velázquez075-8155RCAOrq. Rafael De Paz1949
80Que te vaya bienFederico Baena075-8064RCAOrq. Rafael De Paz1949
81Qué te pedíFernando Mulens075-8019RCAOrq. José Sabre Marroquín1949
82Puro engañoRafael Hernández075-8064RCACon Orquesta1949
83Punto finalMarco Aurelio Candía075-8072RCAOrq. Miguel Angel Pazos1949
84Prefiero estar solaClaudio Estrada075-8235RCAGuitarras y Ritmos1949
85Amor perdidoPedro Flores075-8026RCAOrq. José Sabre Marroquín1949
86Ay mi vidaGabriel Luna De La Fuente075-8271RCARafael De Paz1949
87CorazónConsuelo Velázquez075-8300RCAOrq. Rafael De Paz1949
88No te vayas amorVicente Bianchi23-6359RCA VictorOrq. Rafael De Paz1949
89Quién te quiereGabriel Ruiz - Ch. Sandoval093739RCAOrq. Gabriel Ruiz1949
90Tu engañoClaudio Estrada075-8493RCAGuitarras y Ritmos1950
91Tu eres mi destinoCarlos Gómez Barrera075-8467RCAOrq. Rafael De Paz1950
92InfameFederico Baena075-8493RCA1950
93Se sufre pero se aprendeFederico Baena075-8467RCAOrq. Rafael De Paz1950
94PermítemeClaudio Estrada075-8417RCAOrq. Mario Ruiz Armengól1950
95OcasoClaudio Estrada075-8365RCAOrq. Mario Ruiz Armengól1950
96Amigos otra vezMario Ruiz Armnegol075-8365RCAOrq. Mario Ruiz Armengol1950
97Qué distintoLázaro Prieto075-8608RCAOrq. Chucho Zarzosa1951
98Dios y tuClaudio Estrada075-8575RCA1951
99Mi último refugioMiguel Ángel Pazos075-8608RCAOrq. Rafael De Paz1951
100Senda malditaRafael De Paz075-8653RCA1951
101Por caminos diferentesRafael De Paz075-8653RCA1951
102Por amor de diosCarlos Crespo075-8575RCA1951
103Una aventura masOscar Kinleiner075-8720RCALuis Arcaráz1952
104Don dineroFederico Baena075-8767RCA1952
105InevitablementeGonzalo Curiel075-8767RCAOrq. Luis Arcaraz1952
106Muchas graciasIvon Curi075-8797RCA1952
107Nunca masCaymmi075-8720RCAOrq. Luis Arcaraz1952
108Adiós a la vidaPablo Beltrán Ruiz075-8797RCA1952
109Que el cielo te lo pagueAlberto Domínguez075-9092RCAOrq. Rafael De Paz1953
110Lo juroCarlos Gómez Barrera075-9092RCAOrq. Rafael De Paz1953
111Por pasar el ratoMiguel Ángel Valladares075-9027RCA1953
112Yo soy tu pasadoFederico Baena075-9027RCA1953
113En quince minutosEmilio Rentería075-9351RCA1954
114NecedadJesús Palacios075-9390RCAOrq. Rafael De Paz1954
115VerdadEnrique Fabregat075-9390RCAOrq. Rafael De Paz1954
116Quisiera alejarmeMiguel Ángel Pazos075-9281RCA1954
117Que tonteríaConsuelo Velázquez075-9351RCA1954
118Punto muertoJoaquín Mora075-9318RCAOrq. Rafael Hernández1954
119OtraMiguel Ángel Pazos075-9281RCA1954
120En adelanteGabriel Ruiz075-9549RCAOrq. Luis Arcaraz1955
121Que murmurenRubén Fuentes075-9802RCAOrq. Rafael De Paz1955
122Nosotros dosMiguel Ángel Valladares075-9549RCAOrq. Rafael Hernández1955
123Cada quien su vidaGabriel Ruiz075-9802RCAOrq. Rafael De Paz1955
124Tu me niegasJuan Bruno Tarraza075-9941RCAOrq. Rafael De Paz1956
125Vivir sin esperanzaEmilio De Nicolás075-9941RCAOrq. Rafael De Paz1956
126Tu nunca harás felizRafael De Paz076-0696RCA1959
127Tu y la nocheMinerva Magaña076-0845RCA1960
128DesgraciaLos Hermanos Martinez076-0845RCAOrq. Chucho Zarzosa1960
129EscándaloRubén Fuentes076-1235RCAOrq. Luis González1961
130Mi amor ante todoMario De Jesús076-1235RCA1961
131Una espinaLos Hermanos Martínez076-1085RCA1961
132Amor de sangreMario Ruiz Armengol076-1085RCA1961
133Que desgraciaMario De Jesús076-1480RCA1962
134Dos carasEduardo Lazo076-1480RCA1962
135Dos palabrasEduardo Rengifo076-1535RCA1962
136Pero no, no y noLuis González076-1535RCA1962
137EgólatraAlejandro Guzmán May076-1695RCA1963
138La mano de diosJosé Alfredo Jiménez076-1695RCAOrq. Mario Ruiz Armengól1963
139Mal negocioMiguel Ángel Valladares076-1760RCAOrq. Mario Ruiz Armengól1963
140Una y otra vezRodolfo Mendiolea076-1760RCAOrq. Mario Ruiz Armengól1963
141Horas en vanoJosé Rubén Márquez076-2476RCAOrq. Chucho Ferrer1967
142Menor de edadEduardo Lazo076-2476RCAOrq. Chucho Ferrer1967



Omar Martínez Benavides


Nicanor Parra / Antipoeta

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Nicanor Parra
DRAGON

Nicanor Parra

San Fabián de Alico, Región del Biobío, 5 de septiembre de 1914
La Reina, Santiago, 23 de enero de 2018


Poeta chileno que, junto con Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Vicente Huidobro, está considerado uno de los grandes de la poesía de su país, y una de las mayores voces de la lírica latinoamericana.

Terminó el bachillerato en su población natal y se trasladó a Santiago para graduarse como profesor de mecánica teórica y matemáticas. Con una beca del Institute of International Education estuvo durante tres años en la Universidad de Brown, en Estados Unidos. De vuelta a su país fue nombrado director interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile (1948) y un año más tarde, gracias de nuevo a una beca, esta vez del Consejo Británico, se trasladó hasta Inglaterra, donde permaneció dos años más.

En 1951 regresó a su país para seguir con su labor docente en la Universidad, hasta que la Fundación Gugenheim le condujo de nuevo a Estados Unidos con el objeto de continuar sus estudios en el campo de la física, lo que le supuso una intensa actividad investigadora que no le impidió desarrollar el ejercicio poético.

Inició su labor literaria en 1937, con la publicación de Cancionero sin nombre, aunque ya en 1935 había aparecido el cuento Gato en el camino, en La Revista Nueva. El Cancionero sin nombre fue relegado por el propio autor a su prehistoria poética, aunque destaca por su estilo antihermético, en el ámbito de una corriente que propugna el retorno a la claridad expresiva.

De 1954 es Poemas y antipoemas, su obra fundamental, compuesta por tres partes: Cantos a lo humano, Poemas y Antipoemas. En esta obra abandonó su poesía hasta entonces simbólica y desesperanzada por otra más folclórica, irónica, de acentos escandalosos y muy vinculada a la realidad. El libro fue acogido como una obra revolucionaria en el ámbito de la poesía hispanoamericana de aquellos años. Sobre todo en Chile, dominado entonces por el tono solemne y grandioso de Neruda, el coloquialismo del autor significó un profundo cambio e introdujo un modelo alternativo, abierto a la ironía y el humorismo. La antipoesía planteaba una reacción contra la función metafísica de la poesía y su sacralización y se adhería a una línea fundamentalmente antirromántica, comprometida políticamente y desmitificadora.

A partir de allí se le conoció como el antipoeta por excelencia, lo que tuvo confirmación en La cueca larga (1958). Esta obra, que alude en su título al ritmo musical chileno por excelencia, desarrolla el tono antirretórico y popular, abriéndose a las canciones, también debido a la relación del poeta con su hermana, la célebre cantautora Violeta Parra.

La década de 1960 fue especialmente activa en cuanto al número de publicaciones de Parra y brillante por sus aciertos. Versos de salón (1962) cambió el sujeto pasivo de los antipoemas por un sujeto activo, muy agresivo y delirantemente enérgico; Discursos, que apareció el mismo año, fue publicado de forma conjunta con Pablo Neruda. Le siguieron Manifiesto (1963) y Deux Poèmes (1963), en edición bilingüe en francés y castellano.

Canciones rusas (1967) es más elaborado, y alterna la antipoesía con la recuperación del lirismo con un neosimbolismo intimista. En 1969 la publicación de Obra gruesa permitió reunir en un solo volumen la "antipoesía" del autor, con la incorporación de nuevos textos. Ese mismo año obtuvo el Premio Nacional de Literatura, que le consagró definitivamente.
Artefactos (1972) inaugura una nueva etapa de su obra: es un libro en forma de caja, que contiene decenas de postales en las que se establece una contraposición entre palabra e imagen. El punto en común de estos textos es la exasperación del sarcasmo, que intensifica su efecto gracias al estilo epigramático. Alrededor del poeta empezaron a manifestarse algunas voces de desacuerdo, precisamente por la ironía feroz que a veces parece lindar con el cinismo. Las polémicas se hicieron más encendidas después de los dramáticos acontecimientos de 1973, cuando el autor fue acusado de mantener una postura ambigua respecto a la dictadura militar.

La última fase de su poesía está representada sobre todo por Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), seguida de Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1978). Inspirándose en un personaje extravagante de la actualidad chilena, el poeta creó a través de esta pantalla un efecto de extrañamiento. Al mismo tiempo, estas obras atestiguan la relación constante del autor con el mundo popular, del que extrae continuamente elementos sugerentes, en formas renovadas. La compilación Hojas de Parra (1983-1996) y Poemas para combatir la calvicie (1996) son sus más recientes publicaciones.

Nominado muchas veces sin éxito para el premio Nobel, recibió en cambio muchos otros como el Internacional Juan Rulfo, el Prometeo de Poesía, el Municipal de Santiago, el Juan Said de la Sociedad de Escritores de Chile, el del Sindicato de Escritores de Chile, el Bicentenario y, en el 2001, el X Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Además, su trabajo poético ha sido estudiado en varias de las más importantes universidades de Estados Unidos, donde se han filmado incluso dos películas sobre su vida y su obra, partiendo de varios de sus recitales.

BIOGRAFÍAS Y VIDAS

Nicanor Parra, Artefactos

Nicanor Parra obtiene el X Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

80 poetas concurrían al galardón, que distingue toda una obra literaria


Nacido en 1914 y hermano de la cantante Violeta Parra, Nicanor Parra fue el creador de la denominada antipoesía, mediante la cual introdujo el lenguaje cotidiano en la poesía tradicional. Entre sus obras destacan Cancionero sin nombre, Poemas y antipoemas, La cuesta larga, La camisa de fuerza, Obra gruesa, Antipoemas, Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, Hojas de parra o Chistes para desorientar a la policía.

El pasado domingo se clausuró la exposición Artefactos visuales, que ha exhibido en la Fundación Telefónica de Madrid una antológica del artista y poeta en la que, a través de 300 obras definidas por él mismo como 'antiguallas del siglo XX', hace una revisión crítica de la cultura de Occidente.

Último superviviente de la trilogía de grandes poetas chilenos, con Pablo Neruda y Vicente Huidobro, Parra es el segundo autor chileno galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En la primera edición resultó premiado Gonzalo Rojas. Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, José Hierro, Álvaro Mutis, Ángel González, Mario Benedetti y Pere Gimferrer son algunos de los poetas galardonados después.
Parra tuvo que competir en esta edición con creadores como Francisco Brines, Carlos Bousoño, José Manuel Caballero Bonald o el portugués Eugenio de Andrade. Este último llegó junto a Parra a las votaciones finales.
El jurado estuvo presidido por Álvaro Fernández-Villaverde, y formado además por Gregorio Salvador, Ignacio Berdugo, Luis Alberto de Cuenca, Camilo José Cela, José Saramago, Miguel García-Posada y Pere Gimferrer, entre otros. Además de su dotación económica, el premio lleva consigo la publicación de una antología con la obra del galardonado y otras actividades paralelas.
Parra suma este premio al Nacional de Literatura de Chile, el Municipal de Santiago, el Internacional de Literatura Latinoamericana y el Juan Rulfo. El pasado 29 de mayo, obtuvo el Premio Bicentenario 2001, que le concedió la Corporación del Patrimonio Cultural y la Universidad de Chile.

Por otra parte, el poeta José Hierro (Madrid, 1922) fue también galardonado ayer con el Premio Ojo Crítico especial a toda una vida. El jurado -formado por Eduardo Arroyo, Antón García Abril, Joaquín Benito de Lucas, Gonzalo Suárez, Javier González Ferrari, María Jesús Chao y Paz Ramos- estimó que la escritura de Hierro resume las principales etapas de la poesía española del siglo XX. Hierro declaró a Europa Press sobre el premio a Nicanor Parra que admira su integridad pero que sus antipoemas le gustan 'muy poco'. 'Eso de hacer poesía que no parezca poética no lo entiendo', dijo Hierro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de junio de 2001


Nicanor Parra: "Nunca fui el autor de nada porque siempre he pescado cosas que andaban en el aire"
Leila Guerreiro
Madrid, 1 de diciembre de 2011




La periodista Leila Guerriero visitó al gran poeta chileno en su refugio costero de Las Cruces, a 200 kilómetros de Santiago. Lo que sigue es una colección temática de reflexiones entresacadas del encuentro.
LA INDIA Y LA FILOSOFÍA DE LA VIDA

"Estuve una semana [en la India]. Yo no conocía el Código de Manú. Si lo hubiera conocido, me quedo. El último verso del código de Manú es el siguiente: '¿Por qué?, se pregunta uno. Porque humillación más grande que existir no hay'. Atención. Dice el Código de Manú: las edades del hombre no son ni dos ni tres, sino cuatro. Primero, neófito. Segundo, galán. Tercero anacoreta. Cuando nace el primer nieto, el hombre se retira del mundo. Nunca más mujer. Nunca más familia. Nunca más bienes materiales. Nunca más búsqueda de la fama. [¿Y la cuarta edad?] Asceta o mariposa resplandeciente. Quien haya pasado por todas esas etapas será premiado. Y para el que queda a medio camino, castigo. Resucitará. En cambio el otro, el asceta, no resucita. Porque no hay humillación más grande que existir. El mejor premio es borrarlo a uno del mapa".
FERNANDO PESSOA
"Ya no corre. Ese chiste de los heterónimos. Ya, compadre, ya. Tiene un poema que es insuperable. Dice "Todas las cartas de amor son ridículas. Si no fueren ridículas no serían cartas de amor". Y sigue "yo también en mi tiempo escribí cartas de amor, como las otras, ridículas". Mire usted las volteretas que se da. Como esas poetisas argentinas. La María Elena...la María Elena..."
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ Y LA POESÍA CHILENA
"Una vez a Borges le preguntaron qué pasaba con la poesía chilena y dijo '¿Qué es eso?' Y le dijeron que ahí estaba un premio Nobel que era Pablo Neruda. Y dijo 'Ya lo dijo Juan Ramón Jiménez, un gran mal poeta'. Y eso que Neruda todavía no había descubierto el kitsch. Y le preguntaron por Nicanor Parra. Y dijo 'No puede haber un poeta con un nombre tan horrible'.
PABLO NERUDA
"Una revista puso en la portada una foto que decía "El poeta de Isla Negra: Nicanor Parra". Neruda vio eso y dijo "Esta es la cabeza de una maniobra internacional antineruda, pero yo voy a descargar todo mi poder en la cabeza de Nicanor Parra". Y dicho y hecho. Descargó todo el poder del PC internacional".
LA PUBLICACIÓN DE LAS OBRAS COMPLETAS
"[Me sentí] Sorprendido. Yo leo esos poemas y no me siento el autor. Pienso que nunca fui el autor de nada porque siempre he pescado cosas que andaban en el aire".
TIERRA DE FUEGO Y LA INFANCIA
"He pasado con un nieto, el Tololo. Es el autor de frases muy fenomenales. Lo primero que dijo fue "dadn". Y después "diúc". Años después le dije "Usted me va a contar qué quiso decir con "dadn". En ese tiempo yo estaba traduciendo El Rey Lear y me paseaba de un lado a otro, y él estaba en su cuna, y yo recitaba: "I thought the king had more affected the Duke of Albany than Cornwall". Y pensaba. "¿Cómo traduzco esto?". Y él ahí pescó: el "diúk". Y le digo "¿Y el "dadn?". Y me dijo: "To be or not to be: that is the question". That is: "dadn". Una vez la directora de colegio citó a una reunión urgente a su mamá porque pasaba lista y el Tololo no contestaba. Entonces le dijo "Oiga, compadre, ¿por qué no contesta cuando paso lista?". "No puedo porque yo ya no me llamo Cristóbal. Ahora me llamo Hamlet". Desde esa época yo renuncié a la literatura y me dedico a anotar las frases de los niños"



El Cervantes bendice la antipoesía

La poética del chileno Nicanor Parra recibe el máximo galardón de la literatura en español

A sus 97 años, sigue siendo un referente para los jóvenes



Nicanor Parra, en 2009, en Las Cruces


Nicanor Parra, el último antipoeta (y el primero)

El escritor, premio Cervantes de 2011, fallece a los 103 años en Santiago de Chile. Científico de formación, fue un renovador único en la creación literaria


Todos los días muere algún poeta. Los antipoetas, sin embargo, mueren una vez por siglo. O por era geológica. La razón es sencilla: poetas siempre ha habido y habrá; antipoetas solo ha habido uno, Nicanor Parra. Así, por contraste con el resto de sus pares, suele presentar al escritor chileno el mejor de sus estudiosos: el profesor Niall Binns. Después de asistir hace tres años a su propio centenario y hace uno al de su hermana, la cantante Violeta, Nicanor Parra (San Fabián de Alico, 1914) murió ayer en su casa del municipio de La Reina, en Santiago de Chile. Se había instalado en ella poco antes de su cumpleaños, en septiembre pasado, y después de pasar los últimos tiempos en el pueblo costero de Las Cruces.
Allí se quedó en abril de 2012 mientras a 11.000 kilómetros de distancia, en Alcalá de Henares, uno de sus nietos recogía en su nombre el Premio Cervantes. El abuelo, cuya edad no era la más indicada para un viaje transatlántico, había pedido una prórroga para pergeñar un discurso “medianamente plausible”. Eso sí, ya estaba manos a lo obra: su mesa estaba llena de libros sobre el autor del Quijote con los pasajes más importantes marcados con bolsitas de té.
Aquella antisolemne mañana de abril en el paraninfo de la universidad alcalaína, mezclada entre las autoridades civiles y militares, estaba la cantante Patti Smith, que había llegado a la devoción por Nicanor Parra desde la que sentía a su vez por este el novelista Roberto Bolaño, el escritor latinoamericano más influyente de las últimas décadas. “Escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado”, dijo el autor de Los detectives salvajes de su viejo compatriota. Más bien, a ser electrocutado después de electrocutar al lector: “Durante medio siglo / la poesía fue / el paraíso del tonto solemne. / Hasta que vine yo / y me instalé con mi montaña rusa. / Suban, si les parece. / Claro que yo no respondo si bajan / echando sangre por boca y narices”, escribió en un poema de 1962 incluido en Versos de salón.
















‘EPITAFIO’, ESCRITO POR EL AUTOR


“De estatura mediana,
Con una voz ni delgada ni gruesa,
Hijo mayor de profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de ídolo azteca
-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!”
Este poema pertenece al libro De la cueva larga (1958)

Años antes, en 1954, había publicado un libro para el que barajó varios títulos —Material de Lectura, Oxford 1950,Veinte años y un día— pero cuya denominación final marcaría el resto de su obra: Poemas y antipoemas. En él, como avisaba su autor, no aparecían palabras como arcoíris, dolor o Torcuato. Sillas y mesas, sí. También había prosaísmo, humor, ironía, quiebros, chistes (buenos y malos), poesía que no quería serlo.
Después de estrenarse en 1937 como poeta con un Cancionero sin nombrede aires lorquianos, el Parra antipoeta era una piedra seca de prosaísmo anglosajón en el verboso estanque afrancesado de la poesía hispana. No en vano, entre 1949 y 1951 había estudiado cosmología en Oxford después de especializarse en Mecánica Avanzada en la Universidad de Brown.
















Nicanor Parra, visto por Agustin Sciammarella.ampliar foto
Nicanor Parra, visto por Agustin Sciammarella.


Licenciado en Física y Exactas, durante 30 años fue profesor de Física en la escuela de ingenieros de la Universidad de Chile y en 1973, año del golpe de Pinochet, engrosó el mítico Departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Matemáticas. Allí coincidió con el también poeta Enrique Lihn, con el que dos décadas antes, y junto a Alejandro Jodorowsky, había fundado el periódico mural El quebrantahuesos. Aquel departamento se convirtió durante la dictadura en un reducto de pensamiento libre. Libros como Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui(1977) o Chistes para desorientar a la policía/poesía (1983) fueron la respuesta a un tiempo, el de pinochetismo duro, que Parra sobrellevó confundiendo su voz con la de un supuesto loco: Domingo Zárate Vega, llamado el Cristo de Elqui, un famoso predicador callejero de los años treinta.

Disfrazado de loco

Científico disfrazado de poeta, poeta disfrazado de loco, Nicanor Parra fue también un escritor disfrazado de artista plástico desde que en 1972 publicó Artefactos, una chispeante colección de poemas visuales que lo emparentan con autores como el escocés Ian Hamilton Finlay, el belga Marcel Mariën o el catalán Joan Brossa. En la muestra que el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) dedica estos días a la producción de este último pueden verse varios de los artefactos y “trabajos prácticos” del chileno.
Desde aquel estreno de los setenta, Parra alternó la imagen y la escritura, que en los años siguientes dio como fruto títulos como Hojas de Parra (1985) o Discursos de sobremesa (1997), siempre recurriendo a una ortografía que, con su particular uso de signos como “&”, “x” o “+” (en lugar de “y”, “por” o “más”), se adelantó a los mensajes de texto de los teléfonos móviles. Y, por supuesto, desde una irreductible idea de la poesía: “Vida en palabras / Un enigma que se niega a ser descifrado x los profesores / Un poco de verdad y una aspirina / Antipoesía eres tú”.
Uno de los artefactos o poemas visuales de Nicanor Parra.
Uno de los artefactos o poemas visuales de Nicanor Parra.

EL PAÍS










BIBLIOGRAFÍA BÁSICA


Cancionero sin nombre (1937).
Poemas y antipoemas (1954). - La Cueca Larga (1958).
Versos de Salón (1962). - Canciones Rusas (1967).
Artefactos (1972).
Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui ( 1977).
Nuevos Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui (1979).
Hojas de Parra (1985).
Discursos de sobremesa (2006).
- En España las ediciones más accesibles son: Chistes para desorientar a la policía/poesía (Visor), Poemas y antipoemas (Cátedra), Páginas en blanco(Universidad de Salamanca), Parranda larga (Alfaguara). y Obras completas & algo +, (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores).



BIBLIOGRAFÍA

La obra de Parra abarca más de 75 años y más de una veintena de poemarios, a los que se suman numerosas antologías, catálogos, exposiciones visuales y colaboraciones en diversos proyectos artísticos. El antipoeta tiene trabajos con Enrique Lihn, Alejandro Jodorowsky, Pablo NerudaVioleta ParraJaime VadellJoan Brossa y Congreso, entre otros. También se han escrito numerosos libros acerca de él, siendo el crítico literario José Miguel Ibáñez Langlois, alias Ignacio Valente, quien más se ha ocupado de su obra.​ Su antología más completa la conforman los dos tomos de Obras completas & algo +: 1935-1972 y 1975-2006.
A continuación se listan los principales trabajos de su propia autoría:
  • 1937 - Cancionero sin nombre
  • 1954 - Poemas y antipoemas
  • 1958 - La cueca larga
  • 1962 - Versos de salón
  • 1963 - Manifiesto
  • 1967 - Canciones rusas
  • 1969 - Obra gruesa
  • 1971 - Los profesores
  • 1972 - Emergency Poems
  • 1972 - Artefactos
  • 1977 - Sermones y prédicas del Cristo de Elqui
  • 1979 - Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui
  • 1981 - El anti-Lázaro
  • 1982 - Poema y antipoema a Eduardo Frei
  • 1982 - Ecopoemas
  • 1983 - Chistes parra desorientar a la policía poesía
  • 1983 - Poesía política
  • 1983 - Coplas de Navidad (antivillancico)
  • 1985 - Hojas de Parra (Ed. David Turkeltaub)
  • 1997 - La Sagrada Familia
  • 2004 - Lear, rey & mendigo
  • 2006 - Discursos de sobremesa
  • 2006 - Obras públicas
  • 2015 - Antiprosa
Adicionalmente, el autor deja un enorme caudal de material inédito, dentro del cual se cuenta media docena de poemarios escritos entre 1937 y 1954, un cuaderno de notas titulado Notas al borde del abismo, y abundante material creado desde los años 2000.


Imre Kertész / Premio Nobel de Literatura 2002 / Un inconformista

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Imre Kertész

Imre Kertész

PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2002
(1929 - 2016)
Escritor húngaro de origen judío, superviviente de los campos de exterminio nazis. Imre Kertész nació en Budapest en 1929, en el seno de una modesta familia judía asimilada (esto es, no practicante). Por razones cronológicas y geopolíticas, le tocaba vivir un destino judío, con todas las consecuencias que a la sazón esto conllevaba.
Él no había elegido nada de lo que luego inapelablemente se convirtió en su destino. «Yo había vivido un destino determinado; no era mi destino pero lo había vivido (medita el álter ego del autor en su novela Sin destino, cuando al volver del campo de concentración intenta entenderse con algunos supervivientes de su familia y de su vecindad). No comprendía cómo no les entraba en la cabeza que ahora tendría que vivir con ese destino, tendría que relacionarlo con algo, conectarlo con algo, al fin y al cabo ya no bastaba con decir que había sido un error, una equivocación, un caso fortuito o que simplemente no había ocurrido.» Por increíble que parezca, al futuro autor de estas meditaciones no le costó mucho conectar su infame experiencia con la realidad cotidiana de su nueva vida.
Imre Kertész

Su libro Sin destino, con cierto contenido autobiográfico, es para muchos la mejor novela sobre el Holocausto y una de las grandes obras de la literatura contemporánea. En el verano de 1944 el húngaro llegó a ser la lengua más hablada en Auschwitz. Casi medio millón de judíos magiares deportados de un mes a otro contribuyeron a esa mutación lingüística en el campo de exterminio más grande de la historia. Entre ellos se encontraba el adolescente Imre Kertész, un muchacho de apenas quince años. Exactamente como el protagonista de Sin destino, la primera novela que treinta años después escribiera el nuevo inquilino de Auschwitz.
El adolescente héroe de esa novela -y tal vez el mismo Kertész- pretendía ver siempre el lado positivo de la vida. Creía que llegaba a Alemania, y a trabajar. Lo tomaba como una aventura, algo forzada, que le permitiría conocer mundo y practicar la lengua. Porque hablaba un poco de alemán. Y eso le salvó la vida. Al menos, ese día.
En la estación de Auschwitz unos seres extraños en uniforme de preso y con la cabeza rapada subieron al vagón de mercancías para recoger las pertenencias de los recién llegados, y en un alemán estrafalario -que luego resultó ser yiddish, a la sazón la lengua materna de muchos judíos de Europa del Este- insistieron en que, en lugar de quince años, él tenía dieciséis. El joven no entendía nada y no les hacía caso. Pero cuando un poco más tarde, en una cola interminable, le tocó pasar delante de un oficial médico, que, casi sin mirarlos, les preguntaba la edad que tenían, por algún impulso misterioso él dijo que dieciséis. Sus compañeros, que no tuvieron esa iluminación o cuyo aspecto no convenció, fueron enviados directamente a las cámaras de gas.
Reclusión en libertad
Después de Auschwitz y Buchenwald, Kertész se encontró en medio de un nuevo horror. Para el recién instaurado régimen estalinista de Hungría, él era hijo de un pequeño burgués, un intelectual, un decadente. Volvió a ser un enemigo: del pueblo, del Estado, de la redentora ideología oficial. Pero al menos no querían aniquilarlo físicamente.
Sobrevivió a trancas y barrancas: terminó la escuela secundaria, empezó a trabajar como periodista, y cuando en 1950 lo despidieron, sólo encontró trabajo en una fábrica. El año siguiente le tocó el servicio militar y, cuando en 1953 se reincorporó a la vida civil, se dedicaba a escribir piezas cómicas para un cabaret, letras de canciones bailables, y, ya en los años sesenta, algunas veces ejercía incluso como una especie de publicidad, inventando guiones, eslóganes y gags para el tipo de anuncios que podía existir en un país comunista que empezaba a coquetear con el consumismo.
Finalmente, a partir de los años setenta, se forjó cierta reputación como traductor, entre otros, de Friedrich Nietzsche, Ludwig Wittgenstein, Sigmund Freud, Hugo von Hofmannsthal, Elias Canetti y Joseph Roth. Pero el hecho de que fuese un traductor apreciado por los redactores de algunas casas editoriales de Budapest no cambió su esencial condición de marginado. Y eso que para esas fechas, a mediados de los años setenta, ya había publicado su primera novela.
Trece años tardó en terminar Sin destino, que luego fue rechazada por una importante editorial con fama de abierta y liberal. Su director, un judío, tachó a Kertész casi de antisemita. Finalmente, Sin destino se editó en 1975, pero su publicación no causó ni el más leve cambio en la vida de su autor: no se produjo revelación alguna, no atrajo la atención de la crítica, ni tampoco tenía lectores. Sólo algunos años después, un pequeño grupo de intelectuales se enteró de la existencia de esta obra capital de la narrativa contemporánea.
Por lo demás, su vida seguía transcurriendo en el mismo restringido espacio social y físico. Respecto a esta última circunstancia, cabe señalar que durante treinta y cinco años Kertész vivió en un piso de 29 metros cuadrados. Allí escribió -por las noches y en la mesa de la cocina- sus tres grandes novelas. La primera fue Sin destino. La siguiente, El fracaso (1988), que reconstruye, en una estructura compleja y de manera no del todo realista, sus vivencias durante la época estalinista. La tercera, Kaddish por el hijo no nacido, es de 1990 y su título revierte el sentido de una oración judía que, en su variante más conocida, se reza en homenaje de los padres muertos.
Sólo cabe añadir a este desolador repaso de la trayectoria de Kertész la etapa que siguió a la caída del muro de Berlín. Se volvió más productivo: publicó el dietario Diario de galera (1992), los relatos La bandera británica (1991) y Acta notarial(1993), los ensayos incluidos en Un instante de silencio en el paredón (1998) y el híbrido Yo, otro. Crónica del cambio (1997).
También es cierto que en esa década poscomunista, los años noventa, Kertész estaba algo más presente en la vida cultural húngara y empezó a vivir, incluso, con cierta holgura, gracias a su tardío descubrimiento en el extranjero, principalmente en Alemania. Pero nada cambió en lo esencial: seguía siendo un autor desconocido para la mayoría de los lectores, y no reconocido -o, incluso, rechazado- por las autoridades culturales húngaras, que a menudo intentaron impedir su incipiente carrera internacional.
Por ejemplo, cuando los convocantes de un importante premio alemán decidieron distinguir a un autor húngaro, barajando, entre otros, el nombre de Kertész, al consultar a un responsable ministerial magiar, se encontraron con la respuesta de que Kertész no sería el autor idóneo para ese premio, puesto que en realidad no es húngaro, sino judío.
El valor del Holocausto
Después de Sin destino, Kertész no ha vuelto a tratar el Holocausto en su narrativa, al menos directamente. Será, en cambio, el tema recurrente de sus ensayos escritos en los años noventa. Su tesis central es que, acaso, el único mito válido de nuestro tiempo sea Auschwitz. Pocos han contribuido tanto y de manera tan radical a tener esta conciencia viva del Holocausto como este húngaro al que un día se le impuso un terrible destino ajeno. La concesión en 2002 del Premio Nobel de Literatura fue la compensación más esplendorosa por una larga vida de marginación y también el reconocimiento de las letras de una pequeña nación que no siempre pudo reconocer a su hijo, en este momento, más famoso.

“La última posada”, el testamento literario de Imre Kertész Z”L, con su traductor Adan Kovacsics

“La última posada”, el testamento literario de Imre Kertész Z”, con su traductor Adan Kovacsics.

  “Un amigo con traje y panamá blancos esperando la llegada de nuestro tren en el andén”. Así nos dice Adan Kovacsics, el traductor e íntimo de Imre Kertész Z”L que permanecerá en su memoria siempre el Premio Nobel de 2002, al que hemos perdido recientemente. Este programa -que llega tarde a la sombra de la noticia de la muerte del genio húngaro, y pronto pues Acantilado acaba de publicar su libro póstumo La última posada quiere ser una homenaje a la figura literaria y humana de este autor que -señala Kovacsics- “tenía por supuesto mucho que decir, y tiene mucho que decir, seguirá siendo una lectura obligada para entender nuestro pasado más reciente,pero también nuestro presente y nuestro futuro inmediato. La suya es una obra en la que tenemos que hurgar necesariamente”.

Recordado para siempre no sólo por Sin destino, Kertész sobrevivió a Auschwitz y Buchenwald e intentó hacerlo a la desesperanza de ver cómo el ser humano no parece haber aprendido las lecciones de la Shoá. Ya muy enfermo, cuenta Adan Kovacsics, intentó “escribir una obra sobre la senectud, una novela inspirada en los cuadros postreros de William Turner o en los últimos cuartetos de Beethoven. La última posada plasma ese intento, el esfuerzo, las dudas y también el fracaso”.
Imre Kertész era cálido, un hombre, un amigo cálido, nos dice Kovacsics, quien escribió ante la noticia de su muerte:
“Hoy 31 de marzo de 2016, a las cuatro de la madrugada, falleció Imre Kertész, premio Nobel de Literatura 2002. Resulta imposible plasmar en pocas palabras todo el significado de la obra de este autor, uno de los más grandes de las letras húngaras del siglo XX y del actual. Como también es imposible describir en pocas líneas lo que ha significado como persona, como escritor y pensador, para su traductor al español. Los últimos años de Imre Kertész fueron de enorme dificultad, la enfermedad de Parkinson había hecho mella en su cuerpo, en su mente, en su alma, aunque él se aferraba a la vida y, en particular, a lo que había sido el contenido esencial de su vida, la literatura. En enero todavía estaba trabajando con su colaborador Zoltán Hafner en la recopilación de sus apuntes de los años noventa.
La obra de Kertész es esencial para comprender al ser humano del siglo XX y del actual. Cuando se publicó “Sin destino” en 1975, la novela pasó inadvertida. Inadvertida precisamente por la radicalidad de su visión, porque era intolerable, se alejaba de las grandes palabras, describía la expropiación del destino propio del individuo, su conversión en destino de masas, «el despojamiento de la sustancia más humana del hombre» en los campos de exterminio en particular y en el totalitarismo en general. En el célebre final de la novela, el protagonista, el adolescente judío Gyuri Köves, regresa a Budapest tras su paso por los campos y se topa con la incomprensión: su lenguaje no es el mismo, sus sentimientos no son los mismos, sus sensaciones no son las mismas que los de la gente que se ha quedado. Los tópicos con los que lo reciben no tienen nada que ver con su experiencia. Y él insiste en que sus palabras reflejen la experiencia. Lo mismo hará también Kertész en sus libros. Esa es la perspectiva existencial, iluminadora y aterradora de su obra. En “Fiasco”, el narrador se define como «un miembro modestamente aplicado, de comportamiento no siempre intachable, de la tácita conspiración urdida contra mi vida.»
Nuestra época, la del ser humano funcional y sustituible, la de la sociedad de masas y del Estado moderno, lleva implícita la posibilidad del totalitarismo y, por tanto, de Auschwitz. Y aquí se encuentra otro de los puntos que hacen de la obra de Kertész algo singular: la consideración del significado del Holocausto como mito universal y como cultura. En Diario de la galera escribe: «Auschwitz, y lo que forma parte de ello (¿y qué no forma parte de ello hoy en día?), es el trauma más grande del hombre europeo desde la cruz…». En los años noventa se percibía en sus escritos y ensayos cierta confianza en el influjo catártico de la experiencia del Holocausto, cierta confianza en Europa e incluso en que su país, Hungría, se acercara a las democracias de corte occidental. Confiaba en el mito de Auschwitz como eje ético para crear una nueva cultura europea y universal. No obstante, al mismo tiempo constataba que el fondo nada había ocurrido de verdad, seriamente, que hiciera imposible otro Holocausto en el futuro.
En estos días, Acantilado publicará en español el hasta ahora último libro de Imre Kertész. Se titula “La última posada”. Es el libro de su vejez. Su intención era escribir una obra sobre la senectud, una novela inspirada en los cuadros postreros de William Turner o en los últimos cuartetos de Beethoven. “La última posada” plasma ese intento, el esfuerzo, las dudas y también el fracaso. Se lo impidió, entre otras cosas, la enfermedad que fue creciendo, el Parkinson que se le diagnosticó hace más de quince años”.



Imre Kertész, un inconformista

Guadalupe Nettel
16 de mayo de 2016

Imre Kertész estuvo en un campo de concentración de los quince a los diecisiete años. Sin destino, su obra más importante, es la historia autobiográfica de un adolescente deportado por los nazis que recorre los campos de Auschwitz y Buchenwald. Para su enorme fortuna, un hombre mayor, un prisionero, lo tomó bajo su protección y le enseñó las reglas básicas de la sobrevivencia: aunque solo tengas un pedazo de pan, adminístralo y come tres veces al día; nunca dejes de asearte, pues la higiene otorga autoestima; jamás olvides que eres un ser humano. Las páginas de Sin destino son inusualmente ágiles, están impregnadas de una ligereza casi incongruente con la historia que nos cuenta, y hay un misterio que recorre la novela y que no se resuelve hasta las últimas páginas.

Kertész tardó diez años en escribir sus recuerdos. Al principio sintió una culpa anquilosante, parecida a la que motivó el suicidio de Primo Levi, y a la de tantos otros sobrevivientes, la culpa de seguir con vida mientras que otros murieron. “Acabamos por interiorizar la sentencia de muerte que teníamos encima. Yo vivo con el campo cada día de mi vida”, aseguraba. Y, aunque terminó por reponerse, nunca pudo permitirse la idea de dar la vida a otro ser humano. En Kaddish por el hijo no nacido explica largamente su imposibilidad de ser padre.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Hungría fue anexada al bloque socialista. El nazismo y el estalinismo constituían para Kertész dos caras de una misma moneda, y le permitieron encontrar su tema principal, es decir, la disección minuciosa de la actitud conformista, la inercia y la sumisión con que la mayoría de los seres humanos aceptamos lo inaceptable: “Yo he explicado cómo un solo policía rural se llevó a decenas y decenas de judíos al campo de exterminio. Todos obedecimos. A nadie se le ocurrió rebelarse. Cuando nos notificaron que a mi padre lo habían destinado al campo, ¿qué hicimos? ¡La familia lo despidió y le preparamos la maleta!” Aunque el escenario habitual de sus novelas eran los Estados totalitarios, esa reflexión puede extenderse al resto de la sociedad, particularmente en países donde el abuso de poder, la impunidad y la carencia de garantías individuales son moneda corriente. Es verdad que en la Alemania nazi hubo solo una revuelta de Sobibor, pero el hecho de que haya existido nos autoriza a apropiarnos de esa experiencia.

Así, el título de la primera novela de Imre Kertész sugiere que somos seres sin un destino determinado: “en cada minuto, en cada momento de la vida se pueden cambiar las cosas. El conformista que asume los hechos por absurdos que sean, y se adapta a ellos, pierde su libertad, porque se convierte, en mayor o menor grado, en víctima o en verdugo”. En las entrevistas procuraba dejar claro que para él todos tenemos la facultad de cambiar el curso de nuestra existencia, la libertad de ser felices a pesar de las circunstancias, incluso en un campo nazi. He ahí la clave de la ligereza que ilumina las páginas de su extraordinaria novela. “Siempre me ha tocado vivir el lado negativo de la vida, la tarea que me he impuesto ha sido transformar toda esa negatividad en creatividad.” Esa tarea, llevada a cabo con tenacidad y entereza, pero a la vez con una enorme humildad, influyó en el jurado que le otorgó el Premio Nobel en 2002.

En una autobiografía posterior llamada Dossier K., Imre Kertész aborda con un conmovedor sentido del humor, no exento de sabiduría, diferentes cuestiones de su vida, sus padres, sus amoríos, sus dilemas morales. “Mi vida no se reduce a haber subido a un autobús a los quince que me llevó a los campos de concentración.” La obra de Kertész tardó mucho tiempo en ser reconocida. Hungría no quería saber nada de su pasado nazi e ignoraba ese tipo de testimonios. Incluso después del Nobel volvió a sufrir, en su propio país, actos de violencia. Sus compatriotas antisemitas quemaron sus libros en la calle.

A pesar de lo que podría esperarse, la obra de Kertész no está animada ni por la amargura ni por el resentimiento. Para él, la Shoah “se trata de una crisis moral y espiritual de Occidente, el piélago donde se hundieron los valores que habían sustentado la civilización europea durante siglos”. Y no cesaba de advertirnos sobre esta cuestión aterradora: los campos no dejaron de existir porque la humanidad, tras reflexionar al respecto, se diera cuenta de que eran inaceptables, dejaron de existir porque los aliados ganaron la guerra y también tuvieron su versión soviética con el gulag. Aunque la descubrió muchos años después, porque sus libros estaban proscritos en la Hungría socialista, el autor de Sin destino encontró en la obra de Hannah Arendt un eco a su pensamiento, en particular en su teoría sobre la banalidad del mal. “Lo verdaderamente inexplicable no es el mal sino el bien”, decía Kertész.
La obra de Imre Kertész conoce a fondo al género humano con sus innumerables contradicciones y sus debilidades. Invita a responsabilizarnos de nuestro destino como individuos y como sociedad. Su invitación no es hija del reproche ni del rencor, sino de esa naturaleza inusualmente generosa que caracterizaba a este escritor. El pasado 31 de marzo murió un hombre imprescindible para nuestro tiempo, un autor cuyos libros habría que volver y volver a leer, hasta incorporar y hacer nuestras las preguntas actuales y pertinentes que nos plantea. 



Julia Kristeva / Ciudadana europea

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Julia Kristeva


DRAGON

BIOGRAPHIES II

Julia Kristeva
(1941)
"Soy una ciudadana europea, de origen búlgaro, de nacionalidad francesa, que se considera una intelectual cosmopolita"
Julia Kristeva



Julia Kristeva (Sliven, Bulgaria, 24 de junio de 1941) es una filósofa, teórica de la literatura y el feminismo, psicoanalista y escritora francesa de origen búlgaro. Se educó en un colegio francés y luego estudió lingüística en la Universidad de Sofía. En 1965, a la edad de 24 años, se trasladó a París,1​ estudió en la Universidad de París y en la École Pratique des Hautes Études, al tiempo que publicaba artículos en revistas como Tel Quel, Critique y Langages. Desde 1970 hasta 1983, formó parte del equipo de redacción de Tel Quel.



En la actualidad, enseña Semiología en la State University de Nueva York y la Universidad París VII "Denis Diderot". Posee 8 doctorados honorarios y en el 2004 ganó el prestigioso premio noruego Holzberg por su innovador trabajo en la intersección entre lingüística, cultura y literatura.

Su obra, de gran complejidad, se enmarca por lo general en la crítica del estructuralismo (neoestructuralismo y post-estructuralismo), con influencias de Claude Lévi-Strauss, Roland Barthes, Michel Foucault, Sigmund Freud y, ante todo, Jacques Lacan. Está casada con el escritor francés Philippe Sollers

PENSAMIENTO
Una característica predominante en la obra de Kristeva es su preocupación por analizar lo que no es analizable: la alteridad inexpresable, heterogénea y radical de la vida individual y cultural. Aunque esta actitud podría abrir una vía hacia el misticismo, el interés de Kristeva es equiparable a la apropiación simbólica de este campo no analizable.
Se interesa por la naturaleza heterogénea del lenguaje poético siendo estudiante en París, lo que la distinguió de otros semióticos que se mostraban más preocupados por formalizar el funcionamiento convencional del lenguaje. Entiende el lenguaje como un proceso transgresor dinámico, más que como un simple instrumento estático.
Distingue entre lo semiótico y lo simbólico, como "genotexto" y "fenotexto" respectivamente. El genotexto es un proceso y el fenotexto es el lenguaje de la comunicación. No existen aislados, sino que aparecen juntos en los que llama el proceso de significación.
En su obra "La revolución del lenguaje poético" demuestra cómo el lenguaje poético tiene efectos dentro de un contexto histórico y económico específico. Recurre a la teoría psicoanalítica Lacaniana elaborando una teoría del sujeto como proceso. El sujeto es una forma inefable e innombrable que sólo se deja conocer a través de sus efectos.
En 1980 cambia su tendencia a desarrollar una teoría general del lenguaje y el desorden simbólico para ofrecer una serie de análisis de sus experiencias artísticas y personales concretas. Más tarde elaboró una serie de estudios sobre el amor (Relatos de amor) la melancolía y la depresión (Sol negro) y la historia y experiencia de ser extranjero (Extranjeros para nosotros mismos). A diferencia de sus obras anteriores, predomina ahora la importancia de que el sujeto particular pueda acceder a lo simbólico. Según Kristeva es preciso que se conserve una armonía entre la identidad y los elementos heterogéneos, potencialmente poéticos y capaces de romperla. A diferencia del amor, la melancolía constituye un grave impedimento para la constitución de las capacidades simbólicas e imaginarias.
En su estudio de Colette examina la cuestión del amor como experiencia vivida y como parte de una incursión en la psicología del amor. Colette escribe mediante un diluvio de metáforas. No existe el amor con anterioridad a la metáfora. Así pues, no sólo la metáfora no es el lenguaje del amor, sino que tampoco es la expresión del amor.
"Chora" es una psicosis experimental de un sujeto en proceso de juicio. La revuelta deja ahora de ser política como ocurre en la transgresión abierta de la ley, y asume un sentido íntimo que toma la forma de memoria y psicoanálisis, de lenguaje poético, de escritura de ficción y de toda suerte de actividades intelectuales y artísticas que ejercen su impacto sobre la vida psíquica y que a menudo implican una especie de crisis del yo.
El arte participa en la dinámica de la formación del sujeto. Es la actividad artística la que constituye al sujeto, de la misma manera que es el sujeto que constituye la obra de arte. Una obra de arte puede convertirse en la base de una experiencia auténtica capaz de abrir el camino a un cambio de personalidad. El objetivo es producir una situación en la que la subjetividad fuera un sistema abierto, una obra en proceso, un abrirse al otro, que al mismo tiempo pudiera generar una forma revisada de la propia identidad. Y esto da paso a una ética que se ve obligada a luchar contra el mundo posmoderno del espectáculo, donde el yo y la representación borran los signos de la actividad del inconsciente.



Philippe Sollers y Julia Kristeva

Julia Kristeva: "El joven moderno necesita ideales que nadie le propone"


Adorada por la vanguardia literaria francesa, antes de su llegada a Buenos Aires, la intelectual cree que el psicoanálisis es la solución para la crisis existencial actual

6 de noviembre de 2011
PARIS. Roland Barthes rindió homenaje a su inteligencia en un famoso artículo titulado La extranjera.
"Es la intrusa por excelencia, aquella que desplaza las cosas, que no cesa de destruir la presuposición de moda que tranquiliza o llena de orgullo (...). En una palabra, es aquella capaz de revelar la singularidad de un texto", afirmaba Barthes, uno de los padres del estructuralismo, refiriéndose a Julia Kristeva.
El futuro demostraría, en efecto, la curiosidad intelectual inagotable de esa mujer ejemplar, que llegó a Francia desde su Bulgaria natal con apenas 24 años decidida a hacer su tesis doctoral sobre el nouveau roman, y terminó convirtiéndose en una de las intelectuales más respetadas del mundo.
"Acababa de llegar de su país con una valija y cinco dólares. La gente la trataba de comunista, de espía. Vino a entrevistarme y nunca más me separé de ella. Era extremadamente bella e inteligente", confiesa su marido, el célebre escritor Philippe Sollers.
"Hay que decir que en aquella época [1965] no había muchos extranjeros en Francia y tampoco muchas mujeres que se movieran en el universo intelectual. Gracias a eso tuve un cálido recibimiento. No sólo de Barthes, sino también de la vanguardia literaria de Saint Germain des Prés", relató a LNR, en vísperas de iniciar un viaje a Buenos Aires.
Junto con Sollers, Kristeva formó parte del grupo que animaba la revista de vanguardia Tel Quel que también integraban Barthes, Michel Foucault, Jacques Derrida, Jean-Louis Baudry, Denis Roche y Umberto Eco. Alentada por ese excepcional caldo de cultura, en 1967 inventó las nociones de intertextualidad y dialoguismo.
En 1979, después de participar en los seminarios de Jacques Lacan, se convirtió en psicoanalista y teórica del lenguaje y terminó estableciendo una relación entre Semiología y Análisis psicológico.
Humanista y feminista, ensayista, psicoanalista, lingüista, semióloga, escritora, docente… En 45 años de investigación y vida profesional, la musa que las fotos de entonces muestran en minifalda y pelo largo, atravesó en primera línea los sobresaltos de la historia contemporánea hasta transformarse en una dama respetada y elegante, con más de 40 libros publicados y una decena de títulos universitarios.
"Soy una ciudadana europea, de origen búlgaro, de nacionalidad francesa, que se considera una intelectual cosmopolita", suele afirmar. Quizá, junto con ecléctica y nómada, esa sea la mejor definición.
Porque antes que nada, Julia Kristeva es aquella que dejó su tierra natal. Ese sentimiento permanente de exilio es el motor de una incesante indagación. Toda su vida –afirma– ha oscilado entre la búsqueda de sus orígenes y el orgullo de haber escogido el destino de los migrantes. Aunque todo tiene su precio.
"El exilio es el asesinato de la lengua materna", escribió.
Pero fue el psicoanálisis el instrumento que le permitió comprender que el regreso a los orígenes es una peligrosa quimera: "Finalmente, el viaje hacia los orígenes es más importante que los orígenes mismos", afirma.
De adolescente, Julia soñaba con ser física nuclear. Pero sus padres eran cristianos ortodoxos, practicantes, francófilos y anticomunistas, razón suficiente para que las autoridades búlgaras le prohibieran estudiar lo que deseaba. Así llegó a la literatura y poco después obtuvo una beca otorgada por el general Charles de Gaulle cuyo objetivo era establecer una Europa del Atlántico a los Urales.
Su tesis trataría finalmente de los orígenes de la novela francesa, más precisamente de Antoine de la Sale. En él, Kristeva halló la perfecta ilustración de lo que afirmaba el posformalismo ruso, que había estudiado en Bulgaria: "La novela es un género dialógico, como lo escribió Mijail Bajtine. En otras palabras, establece un diálogo con los géneros anteriores, como los escritos de los trovadores o la cultura del carnaval", explica.
Esa experiencia –y más tarde la escritura literaria– le permitieron aplicar el método a su caso personal. En 1990 publicó Los Samurais. Un guiño a Los Mandarines, de Simone de Beauvoir.
En ese manifiesto de toda una generación, Julia Kristeva habla de aquellos que, a través de Tel Quel, el estructuralismo y el psicoanálisis, abrieron nuevos caminos de reflexión.
Su interés por todo lo que concierne a la mujer se manifiesta poco después en un tríptico erudito, Le génie féminin (El genio femenino), en el que analiza la intimidad femenina a través de tres mujeres que marcaron el siglo XX: Hannah Arendt, Colette y Melanie Klein.
Kristeva se define como una mujer que defiende los derechos de la mujer, sin ser feminista. "Un movimiento –afirma– que no está terminado y que tiene sus limitaciones."
Las más importantes –a su juicio– son el desconocimiento de la experiencia maternal y la omisión de la creatividad de la persona-mujer, su singularidad.
"Como Simone de Beauvoir, pienso que la libertad se conjuga en singular, y tengo la sensación de que la mayoría de los movimientos feministas tienden a agrupar a todas las mujeres sin distinción, en vez de apostar por la singularidad de cada una de ellas", explica.
Amor, estructuralismo, maternidad, escritura… Ningún tema escapa a su curiosidad insaciable. En Buenos Aires, uno de los temas de sus conferencias, será cómo tratar las profundas dificultades de los adolescentes contemporáneos.
–¿Cuándo comenzó su interés por la adolescencia?
–A través de la literatura. Porque en los momentos cruciales de la historia europea el adolescente se transformó en la figura del rebelde, del innovador. En la Edad Media el adolescente es un caballero o un amante; no es un niño, pero tampoco un adulto; está en un momento de transición, sus estructuras están abiertas. Se trata de una estructura de curiosidad, de incertidumbre, siempre insatisfecho y que cambia de normas todo el tiempo. Después lo descubrí a nivel clínico, en donde con frecuencia suele ser alguien que se opone al marco familiar, que todavía no está insertado en la sociedad.
–Usted define esa situación del adolescente moderno como una enfermedad de idealidad.
–El joven moderno necesita ideales y, en una sociedad en crisis, no sólo europea, sino mundial, nadie se los propone. Porque los ideales han desaparecido. No es como en nuestra generación, cuando teníamos la suerte o la desgracia de creer en el Che Guevara o en un futuro mejor. Los jóvenes actuales no tienen ese simulacro de religión que eran las ideologías. Ante esa ausencia, se encuentran tironeados entre carnadas tóxicas como la droga o el vandalismo, enfermedades psicosomáticas o la tentación religiosa, que provoca el espejismos de una solución.
–¿Y cuál es la solución?
–Creo para comenzar, que la educación institucional, la escuela, no pueden responder a esta cuestión fundamental. Por el contrario, el psicoanálisis tiene la posibilidad no de proponer ideales, sino de enfrentar la crisis y suscitar, en lugar de la crisis, lo que llamo una curiosidad psíquica. Es decir, creo en vos, confiarás en mí y vamos a tratar de analizar tus sufrimientos y de no hallar soluciones falsas, sino que la única solución posible es la interrogación.
–Suscitar una interrogación permanente en el adolescente...
–Así es. Estoy aterrada por el hecho de que los jóvenes, cuando no optan por las drogas o la religión, se vuelven automáticamente hacia el mundo de la imagen, las estrellas o los traders, para ganar muchísimo dinero. La atracción por el conocimiento disminuye de año en año. Es verdad que nuestras sociedades cada vez dan menos valor al saber.
–¿Y el psicoanálisis podría revertir esa situación?
–La experiencia psicoanalítica puede ocupar el sitio que está vacío en nuestra civilización contemporánea, en relación al pasado: el rito de iniciación. ¿Por qué otras sociedades han podido abordar la crisis de la adolescencia? Porque había ritos de iniciación. No se trata de restaurarlos. Pero el psicoanálisis podría ser una solución porque se dirige al sufrimiento. Buscándolo, reconociéndolo, es posible hallar un sentido a la vida.
–¿Pero no cree que es una solución elitista?
–Es verdad que esa práctica estará limitada a un cierto grupo. No obstante, se puede utilizar en terapias de apoyo y adaptarla a los programas educativos. Necesitamos transformar la enseñanza, introduciendo, por ejemplo, el acompañamiento personalizado del estudiante, el tutorado. Esto quiere decir, no sólo llenarle la cabeza con conocimientos, sino guiarlo hacia su maduración psíquica. Todo ese acompañamiento psicocientífico de la persona desde el jardín de infantes a la universidad, pasa por cierto conocimiento de la vida psíquica, que supone que el educador tenga un cierto conocimiento en ese terreno.
Por su parte, Julia Kristeva comenzó su propio psicoanálisis justamente después de la muerte de una ilusión, de un hecho histórico que marcaría a fuego a toda una generación.
"Después del Mayo del 68 fui a China con los miembros de Tel Quel y en ese viaje perdí las ilusiones sobre la última de las religiones: la política", confiesa.
Desde entonces, Kristeva abandonó definitivamente los ideales políticos, pero su combatividad sigue intacta: el derecho de las mujeres, de los minusválidos, de los oprimidos, son sus combates cotidianos.
En este momento –entre tantas otras– defiende la causa de Rafah Nached, una psicoanalista siria detenida en Damasco por el régimen de Bachar el-Assad.
"Para ayudar a gente como ella, que fue encarcelada sólo porque es la primera mujer que practica el psicoanálisis en su país, creé el premio Simone de Beauvoir para la Libertad de las Mujeres", afirma.
En el fondo, todas esa indignaciones la conducen siempre a la necesidad de curar. Llegada de lejos, Julia Kristeva, la extranjera, comprendió hace mucho que renacer nunca es imposible.

DE PARIS A BUENOS AIRES

PARIS.– Entre sus numerosos títulos y distinciones internacionales, Julia Kristeva se desempeña como docente-investigadora emérita en la Universidad Paris Diderot. Su viaje a la Argentina se inscribe en el acuerdo académico entre esa institución y la Universidad Nacional de San Martín.
El primer día de su estadía, la escritora y psicoanalista se reunirá con académicos y estudiosos de su obra. El sábado 12, hablará sobre "La adolescencia – Una enfermedad de idealidad (la crisis de los adolescentes en las sociedades modernas, las mismas en crisis de valores y de ideales)."
También anunciará la creación de una cátedra en Paris Diderot destinada a acoger científicas y científicos argentinos que investiguen en las diferentes áreas de conocimiento. Con ella viajará el presidente de Paris Diderot y la responsable de misión para América latina, la historiadora argentina Pilar González Bernaldo. "Esa cátedra llevará el nombre de Alicia Moreau porque la Universidad Paris Diderot está implicada en el combate por la igualdad de género y Moreau encarna perfectamente estos valores. La institución estableció un polo de igualdad que es único en Francia, y por iniciativa de Julia Kristeva, se creó el premio Simone de Beauvoir por la libertad de las mujeres", explicó Pilar González Bernaldo a LNR.
En los últimos años, la Universidad Paris Diderot Paris 7, primera institución educativa interdisciplinaria de Francia, ha intensificado sus acciones de cooperación internacional.
En la Argentina está implicada en un máster conjunto (PREFALC) en Biología con la Universidad de La Pampa, un máster conjunto en Historia con la Universidad Nacional de Tres de Febrero, un Laboratorio Internacional Asociado (LIA) INFINIS con el Conicet y la UBA y varios proyectos financiados a través de acuerdos Conicet-CNRS y el comité ECOS.


Julia Kristeva

Julia Kristeva: "Psicoanálisis y literatura son la misma cosa"


Referente ineludible de las teorías lingüísticas, la relación entre la literatura y el psicoanálisis y las políticas de género, esta discípula del Roland Barthes estuvo en Chile donde aportó sus nociones a las manifestaciones estudiantiles y por estos días llega a Buenos Aires para dictar una serie de conferencias y recibir un Honoris Causa en la UBA. 
11 de noviembre de 2011
Tengo que confesar que cuando me hablan de Julia Kristeva, yo digo ¿quién es esa? Mi hijo me dice ‘no me gusta Julia Kristeva. Prefiero simplemente a Julia’. Yo estoy en un momento avanzado de mi vida, y al mismo tiempo no me siento en la hora de los balances. En mi familia, en Bulgaria, mi madre, de una genealogía de varias generaciones de misticismo judío religioso, era bióloga, y me había transmitido el darwinismo. Mi padre era muy creyente, y había hecho el seminario antes de ser médico; esa era su forma de resistir un poco al comunismo duro. A través de lecturas nos transmitió el amor por las lenguas, pero su religión era sobre todo la cultura. Me empujaban fervientemente a mí y a mi hermana a aprender lenguas extranjeras. Bulgaria, además, es el único país del mundo que festeja un día de la cultura, todos los 24 de mayo, que es el día de la creación del alfabeto eslavo. Sé, por lo pronto, que en ese contexto me crié. Cuando llegué a Francia, al alba del año 68, cuando la universidad francesa empezaba a desperezarse, recalé directamente en los cursos de Roland Barthes y de Emile Benveniste. Que yo fuera una mujer no era un obstáculo. No había muchas mujeres, y tampoco muchas extranjeras, por lo que me había erigido en una especie de curiosidad. Yo tuve suerte de haber caído en ese contexto; el grupo Tel Quel y mi marido Philippe Sollers estaban muy abiertos a lo que yo pudiera decir, y era paradójico ver a una joven que no era tan fea y decía cosas”. Suerte de autobiografía jibarizada, museo en miniatura de una educación intelectual, Julia Kristeva, tan joven como siempre, espeta estas palabras desde el escenario de un teatro en la ciudad chilena de Valparaíso. Las arroja como se lanzan dardos al vacío, pero ahí abajo es lo opuesto al vacío y sus ideas encuentran un eco efervescente: cientos de jóvenes chilenos anotan las palabras de la pensadora con la voracidad con la que se desgrana una letanía o se repite el estribillo de una canción de rock. Es el último día del Puerto de Ideas, la primera edición de un festival cultural que llevó a las costas de esta ciudad alucinante a estrellas intelectuales como Carlo Ginzburg, Marc Augé y la propia Kristeva, entre otros. Es el primer eslabón de una modesta pero largamente esperada gira por ciertos puntos neurálgicos de Latinoamérica, y que la trae por estos días a Buenos Aires a recibir el título Honoris Causa de la UBA e impartir dos conferencias en la UNSAM.
Ahí fuimos, entonces, para hacerle algunas preguntas a una de las más complejas y luminosas pensadoras de una camada francesa que cruza disciplinas y que caló en la academia y los libros de nuestro país con una hondura profunda y hasta ahora indeleble. Condensadísima hoja de vida: de formación lingüística y semiológica, llegó con 24 años a la París de la primavera convulsionada y se insertó rápidamente en los grupos intelectuales de avanzada. Se podría decir que la creación de las universidades interdisciplinarias que emergieron en esos meses fueron el toque mágico que las inquietudes de Kristeva necesitaban para terminar de materializarse. Su pareja, el escritor Philippe Sollers, la convidó a participar en las páginas y las reuniones de la revista Tel Quel, que supuso una modernizante cruza de teorías formalistas con psicoanálisis, lingüística, filosofía y literatura. Fueron los años, también, en que los teóricos franceses forzaron los cimientos del estructuralismo hasta hacerlo languidecer, y aparecieron entonces con fuerza las corrientes posestructuralistas que marcarían la impronta colectiva del grupo. Sus primeros libros son tratados recargados y puntillosos, apuntalados siempre por certidumbres teóricas bien de época.
Semiótica y La revolución del lenguaje poético se pueden leer en esa línea. Huidiza por natualeza y vocación, Kristeva sin embargo no se quedó encandilada por las propuestas juveniles de sus días de formación, y fue revisando sus postulados hasta el punto de repensar el hecho artístico más en términos de experiencia que de lenguaje puro, como quería el primer tel quelismo. Varios son los elementos que le permitieron “desencapsular” lo más rígido de las teorías del lenguaje: el psicoanálisis en general y el lacaniano en particular (que para la autora fue siempre un agente conflictivo, a veces dramático, en tensión permanente con lo freudiano), el feminismo, la política. En el prólogo a la edición correspondiente al año 1994 de Sentido y sinsentido de la revuelta apunta que “procuraré integrar en los ámbitos del arte y de la literatura, concebidos como experiencias, la noción de cultura-revuelta. E introducir una apuesta que consiste en superar la noción de texto a cuya elaboración contribuí junto con tantos otros, y que llegó a ser una forma de dogma en las mejores universidades de toda Francia, para no hablar de Estados Unidos y de otras más exóticas todavía. En su lugar, me esforzaré por introducir la noción de experiencia”. Cuando le pedimos que profundice en este paso de la textualidad pura a la experiencia en sentido amplio, Kristeva arquea las cejas, respira y dispara: “Para mí la noción de texto nunca ha superado la noción de experiencia. A lo mejor me entendieron mal. Una cierta recuperación estructuralista de la noción de texto sólo ve en el texto la técnica: cómo construir un producto de mercado, por ejemplo. A mí lo que siempre me interesó es el laboratorio en donde se producen los textos. Si mirás bien, hay artículos que escribí hace treinta años, como ‘La productividad llamada texto’, y con eso quería decir que para producir un texto hay que cuestionarse entero: la manera de sentir, la sexualidad, el lenguaje. Y desde este punto de vista se trata de una experiencia, pero no en el sentido de un científico que hace un ‘experimento’ con los conejillos de indias para buscar un resultado, sino como cuestionamiento de lo antiguo y posterior surgimiento de lo nuevo. Se parece más a la experiencia mística, si se quiere. Es una experiencia personal que va a contracorriente del mercado y de la comunicación. En un momento determinado voy a comunicarlo, pero primero tengo que transitar ese renacimiento para luego poder construir de manera comercializable. Que haya dos períodos en ese proceso no significa que sean consecutivos, ‘primero cambio y luego escribo’. Pasan al mismo tiempo. Si lo digo de este modo, enunciando dos momentos, lo hago para la claridad de la exposición, y que la gente que lea esto entienda que hay dos momentos en el acto creativo, pero finalmente esos dos momentos son uno solo y suceden de un modo simultáneo. La técnica es inseparable de esa transformación íntima, personal. En alemán hay dos términos: uno para cambiar la vida y otro que se refiere a la técnica”.
Lacan en la pampa
Una de las razones más nítidas por las que la obra de Kristeva tuvo semejante trascendencia en nuestras costas es, desde luego, el modo tan propio con el que reelabora y metaboliza las líneas centrales del psicoanálisis, una disciplina que encontró en nuestro país una devoción inaudita. Inclinada siempre a cruzar imaginarios, pensó el psicoanálisis a través de la literatura y la literatura a través del psicoanálisis, en un juego de espejos invertidos, ampliación del campo de batalla para una y otra disciplina. Así, en Sol negro. Depresión y melancolía , por ejemplo, lee la obra de Marguerite Duras para rastrear, en un gesto crítico quirúrgico, lo que llama “figuras melancólicas”. Pero, ¿cómo pensar simultáneamente la literatura y el psicoanálisis sin caer en la trampa del ‘psicoanálisis aplicado’?, le preguntamos. “El psicoanálisis y la literatura son la misma cosa –dice, y traza una conciliadora pausa antes de seguir–. Salvo que una publica, y la otra guarda su descubrimiento para vivir mejor. Pero es la misma dinámica psíquica, que consiste en barrer todo lo que es palabras cansadas y modos de vida aburridos, contar un nuevo aliento, cambiar el modo de hablarse a sí mismo y de nombrar las cosas y ligarse a los otros. Algunos logran darle un lugar a esa experiencia del lenguaje e inscribir esa recreación de la intimidad y de lo personal en una tradición cultural como la literatura. Hacer una obra que se sitúa después de Balzac, o Dostoievsky o Cervantes, formar parte de una memoria cultural... para eso toman la fuerza de pulir su lenguaje, buscar un editor, ir a la televisión a publicitar su libro. Otros no dan ese paso, y se contentan con volver a casarse, o cambiar de profesión, o dejar de beber, o simplemente estar enamorados habiendo pensado que eran incapaces de amar. El laboratorio donde sucede ese click es el mismo”. En su propia práctica profesional como analista, Kristeva dice profesar la sesión prolongada, de base más bien freudiana, que busca el punto ciego para destrabar la inhibición y el síntoma. Sin embargo, la idea lacaniana del inconsciente estructurado como un lenguaje le sirvió para pensar ese proceso terapéutico desde el prisma de la lengua, y conjugar así sus campos de especialidad. Una preocupación por el lenguaje en el interior del discurso y la práctica psicoanalítica que a su modo ya estaba en el primer Freud pero que Lacan, según Kristeva, amplificó y llevó a un estadio altísimo.
El segundo sexo
Julia Kristeva llegó a Valparaíso para hablar, sobre todo, del feminismo, una de las patas más importantes de su pensamiento. En los albores del siglo XXI, elaboró a fondo la cuestión en una trilogía que tiene edición argentina bajo el título El genio femenino . Ahí toma tres casos que le sirven como paradigma para edificar una lectura de la mujer como agente de transformación humano y esquirla revolucionaria en el campo del pensamiento (Hannah Arendt), el psicoanálisis (Melanie Klein) y la literatura (Colette).
En el segundo tomo del tríptico asegura que “es posible entrever algunas constantes comunes en los genios de Arendt y Klein: ambas se interesan por el objeto y el vínculo, se preocuparon por la destrucción del pensamiento, y rechazaron el razonamiento lineal”, a lo que añade, ya en el tercer tomo, que “al nomadismo de estas dos mujeres, a su reflexión reveladora que sólo se apaciguó pagando el precio de atravesar la tragedia, Colette agrega otra experiencia que también es uno de los rostros de ese mismo siglo”. Desde los micrófonos del Puerto de Ideas, agrega: “El movimiento feminista moderno pasó por tres etapas. Las sufragistas, de origen anglosajón, que provenían del protestantismo y querían obtener el derecho a voto después de largas luchas. Luego el gran momento de El segundo sexo de Simone de Beauvoir, de 1949, en donde declara que la palabra felicidad hoy es libertad, y que en esta libertad los hombres y las mujeres son hermanos; hay una igualdad de las exigencias y también de los derechos. Fue un momento radical en la historia de la humanidad para la posición de la mujer, y sabemos que muchas de estas cosas se fueron consiguiendo, sobre todo en las democracias avanzadas, y tenemos que luchar ahora por la paridad a nivel económico, social y político. Esta universalidad no fue dejada de lado por el movimiento siguiente, fue más bien completado ese movimiento, que data de la Francia del 68, en el que yo participé sólo brevemente por cuestiones que no vienen al caso. Este movimiento se planteó una vuelta de tuerca: la mujer tiene esos derechos, sí, pero es distinta. Tiene una sexualidad diferente, una creación literaria diferente, y esto es importante”.
¿Y de qué modo ese tercer movimiento del feminismo, el de Francia en 1968, abrió caminos para que hoy en Latinoamérica, por ejemplo, tengamos ya presidentas mujeres?
Tengo la impresión de que en ese momento participamos en un movimiento que era general y colectivo, cada una desde su lugar particular. Teníamos entonces la exigencia de superarnos a nosotras mismas y superar así las normas de la sociedad. Todas esas mujeres eran unas “revueltas”, y esa revuelta fue conduciendo a esta aparición, en Latinoamérica y en otros lados, de una serie de personalidades inclasificables, singulares, animadas por una gran energía, y que tratan de trascender con los otros hacia un universo ideal, espiritual, pero tratando de cambiar las leyes y los lenguajes de la cadena humana, de la globalización. Estoy muy orgullosa de todas nosotras.
Recrear nuevos ideales
El concepto de revuelta es, desde luego, otro de los pilares centrales de la arquitectura kristeviana, y es uno de los tópicos de mayor longevidad en su derrotero pero que, al mismo tiempo, encuentra hoy una pertinente actualidad. Su último trabajo en esa línea tuvo edición española en 2000 y se tituló El porvenir de una revuelta .
Escuchémosla: “Dediqué muchos años a estudiar lo que llamo la revuelta. Como soy de formación lingüística, me dediqué primero a entender el significado de la palabra, que tiene origen sánscrito, y quiere decir pasar hacia atrás y volver hacia el futuro. Una memoria fuerte de la transformación, pero que no es nunca una negación del tipo ‘estoy en contra y mato eso’. El sentido profundo de la revuelta tiene que ver con revalorizar los antiguos valores para que surjan otros, nuevos. La palabra ‘volumen’, por ejemplo el volumen de un libro, cuyas páginas doy vuelta para aprender, viene de la misma raíz. Esa fuerza que mira hacia el futuro aprendiendo algo del pasado es la que me interesa. Otra significación que es muy querida es la que desarrollé en La revuelta íntima . Acá va a hablar la psicoanalista. Contrariamente a lo que se dice, el psicoanálisis no es algo viejo o rígido. Es una técnica que consiste en reapropiarse del pasado propio, de los padres y de generaciones anteriores, para construirse una secularidad: ¿quién soy, cuál es mi singularidad, como la puedo compartir con los otros? Estamos en la civilización de Internet, de los mensajes de textos, de Facebook. Es algo maravilloso, que incita a revueltas en el mundo árabe, por ejemplo, pero como otras cosas también tiene trampas. La trampa que me interesa puntualizar es que nos mantenemos a un nivel horizantal, no acelera la comunicación pero no se cuestiona aquello que se comunica. Uno no se pregunta por los sistemas de comunicación. Y en Francia se llega a decir incluso que la gente comunica por ‘elementos de lenguaje’. Lo que se pierde en este proceso es el lugar de interrogación de la persona, y es allí donde se ubica la especificidad de nuestra civilización, la de las luces, en la que cada ser humano es capaz de poner en problematización a sí mismo y a los otros. Y es esa capacidad de problematización que crea la experiencia humana lo que hace de cada uno de ustedes un maestro. Hannah Arendt, cuando se le preguntó cuál es la manera de combatir contra la banalidad del mal, dice que hay que restituir la capacidad de pensar libremente, plantearse preguntas, que es lo contrario de calcular mensajes. La mayoría de ustedes acá son universitarios: la universidad tiene como finalidad evitar que las personas se vuelvan calculadores de mensajes. Y para eso hay que apropiarse del pasado, pensarlo, y hacer algo nuevo. Esa es la revuelta contemporánea”.
Usted habla de la experiencia-revuelta y pone el concepto en sintonía y actualidad con los movimientos de indignados y las protestas estudiantiles en Chile. En uno de sus últimos trabajos habla de la adolescencia como un grupo “enfermo de ideales”. ¿Cómo piensa esa enfermedad de ideales en el contexto mundial de hoy?
Yo sé que, por ejemplo en el caso chileno, los jóvenes buscan una revuelta que modifique las estructuras pragmáticas, como los subsidios y las becas, pero al mismo tiempo buscan un cambio en los valores. Recrear nuevos ideales: ese es el sentido real de la palabra revolución. Eso es posible solamente si uno se cuestiona a sí mismo, si es capaz de atravesar experiencias interiores, y recién después uno podrá traspolar eso a una sociedad encadenada por las finanzas y por los elementos del lenguaje. Eso está en la base de lo que buscan los estudiantes. Hay muchos jóvenes que no participan de estas manifestaciones, y que cuando van al analista nosotros percibimos en ellos la experiencia de la revuelta, pero ellos todavía no lo saben o no pueden expresarlo. En ese sentido, y esto tiene que ver con lo que está pasando en el mundo, el psicoanalista está ahí para comprender al que busca nuevos ideales, al que está cansado, aburrido e indignado de los antiguos ideales. Pero cuidado: el psicoanalista no es un sacerdote o un educador que le va a dar a esos jóvenes un guión moral. El psicoanalista les puede legar, solamente, una confianza. Les va a decir ‘ustedes tienen que crear, vayan’”.

Próxima estación: Buenos Aires

En Buenos Aires, el pensamiento kristeviano y el de todo su grupo –la escuela francesa, diríamos– pegó con fuerza en la Academia argentina de la reconstrucción democráctica e hizo metástasis en las aulas de los años ochenta y noventa de un modo profundo. Las cátedras de Pezzoni, Panesi, Ludmer, Sarlo y tantas otras acusaron recibo de ese pensamiento disrruptivo y pusieron a jugar aquellas teorías con la tradición local. De una manera tremendamente vital, estos textos funcionaron como un deshielo o un golpe de luz para modernizar la Academia y el pensamiento argentino después de los años oscuros. Con la década de 2000, las inquietudes de Julia Kristeva siguieron transformándose y diversificándose. Ningún volantazo atomizó su inspiración, lo que demuestra una vez más, por si hacía falta, que la persistencia acrítica de las taras juveniles, por más exitosas o productivas que hayan sido, es lo que verdaderamente envejece un pensamiento. Así, sus múltiples líneas de sentido se estudiaron aquí en círculos bien distintos: la Escuela de Orientación Lacaniana, la Asociación Psicoanalítica Argentina, la Facultad de Filosofía y Letras, los estudios de género, la facultad de Sociales. Algunas traducciones argentinas acompañaron a lo largo de los años el desembarco de este pensamiento, y otros libros españoles o en su idioma original circularon de mano en mano o en gastadas fotocopias. Esa misma experiencia transmitían los lectores de Kristeva en Valparaíso, y esa es, sin dudas, la experiencia compartida de un continente que, además de leerla, ha encontrado muchas veces en el día a día político, social, psicoanalítico y literario de sus países la materialización de esa vasta teoría de vida.




Julia Kristeva filósofa, teórica de la literatura y el feminismo


Julia Kristeva (Sliven, Bulgaria, 24 de junio de 1941) es una filósofa, teórica de la literatura y el feminismo, psicoanalista y escritora francesa de origen búlgaro. Se educó en un colegio francés y luego estudió lingüística en la Universidad de Sofía. En 1965, a la edad de 24 años, se trasladó a París, estudió en la Universidad de París y en la École Pratique des Hautes Études, al tiempo que publicaba artículos en revistas como Tel Quel, Critique y Langages. Desde 1970 hasta 1983, formó parte del equipo de redacción de Tel Quel.

En la actualidad, enseña Semiología en la State University de Nueva York y la Universidad París VII "Denis Diderot". Posee 8 doctorados honorarios y en el 2004 ganó el prestigioso premio noruego Holzberg por su innovador trabajo en la intersección entre lingüística, cultura y literatura.

Su obra, de gran complejidad, se enmarca por lo general en la crítica del estructuralismo (neoestructuralismo y post-estructuralismo), con influencias de Claude Lévi-Strauss, Roland Barthes, Michel Foucault, Sigmund Freud y, ante todo, Jacques Lacan. Está casada con el escritor francés Philippe Sollers.


Una característica predominante en la obra de Kristeva es su preocupación por analizar lo que no es analizable: la alteridad inexpresable, heterogénea y radical de la vida individual y cultural. Aunque esta actitud podría abrir una vía hacia el misticismo, el interés de Kristeva es equiparable a la apropiación simbólica de este campo no analizable.

Se interesa por la naturaleza heterogénea del lenguaje poético siendo estudiante en París, lo que la distinguió de otros semióticos que se mostraban más preocupados por formalizar el funcionamiento convencional del lenguaje. Entiende el lenguaje como un proceso transgresor dinámico, más que como un simple instrumento estático.

Distingue entre lo semiótico y lo simbólico, como "genotexto" y "fenotexto" respectivamente. El genotexto es un proceso y el fenotexto es el lenguaje de la comunicación. No existen aislados, sino que aparecen juntos en los que llama el proceso de significación.

En su obra "La revolución del lenguaje poético" demuestra cómo el lenguaje poético tiene efectos dentro de un contexto histórico y económico específico. Recurre a la teoría psicoanalítica Lacaniana elaborando una teoría del sujeto como proceso. El sujeto es una forma inefable e innombrable que sólo se deja conocer a través de sus efectos.

En 1980 cambia su tendencia a desarrollar una teoría general del lenguaje y el desorden simbólico para ofrecer una serie de análisis de sus experiencias artísticas y personales concretas. Más tarde elaboró una serie de estudios sobre el amor (Relatos de amor) la melancolía y la depresión (Sol negro) y la historia y experiencia de ser extranjero (Extranjeros para nosotros mismos). A diferencia de sus obras anteriores, predomina ahora la importancia de que el sujeto particular pueda acceder a lo simbólico. Según Kristeva es preciso que se conserve una armonía entre la identidad y los elementos heterogéneos, potencialmente poéticos y capaces de romperla. A diferencia del amor, la melancolía constituye un grave impedimento para la constitución de las capacidades simbólicas e imaginarias.

En su estudio de Colette examina la cuestión del amor como experiencia vivida y como parte de una incursión en la psicología del amor. Colette escribe mediante un diluvio de metáforas. No existe el amor con anterioridad a la metáfora. Así pues, no sólo la metáfora no es el lenguaje del amor, sino que tampoco es la expresión del amor.


"Chora" es una psicosis experimental de un sujeto en proceso de juicio. La revuelta deja ahora de ser política como ocurre en la transgresión abierta de la ley, y asume un sentido íntimo que toma la forma de memoria y psicoanálisis, de lenguaje poético, de escritura de ficción y de toda suerte de actividades intelectuales y artísticas que ejercen su impacto sobre la vida psíquica y que a menudo implican una especie de crisis del yo.

El arte participa en la dinámica de la formación del sujeto. Es la actividad artística la que constituye al sujeto, de la misma manera que es el sujeto que constituye la obra de arte. Una obra de arte puede convertirse en la base de una experiencia auténtica capaz de abrir el camino a un cambio de personalidad. El objetivo es producir una situación en la que la subjetividad fuera un sistema abierto, una obra en proceso, un abrirse al otro, que al mismo tiempo pudiera generar una forma revisada de la propia identidad. Y esto da paso a una ética que se ve obligada a luchar contra el mundo posmoderno del espectáculo, donde el yo y la representación borran los signos de la actividad del inconsciente.








Tengo que confesar que cuando me hablan de Julia Kristeva, yo digo ¿quién es esa? Mi hijo me dice ‘no me gusta Julia Kristeva. Prefiero simplemente a Julia’. Yo estoy en un momento avanzado de mi vida, y al mismo tiempo no me siento en la hora de los balances. En mi familia, en Bulgaria, mi madre, de una genealogía de varias generaciones de misticismo judío religioso, era bióloga, y me había transmitido el darwinismo. Mi padre era muy creyente, y había hecho el seminario antes de ser médico; esa era su forma de resistir un poco al comunismo duro. A través de lecturas nos transmitió el amor por las lenguas, pero su religión era sobre todo la cultura. Me empujaban fervientemente a mí y a mi hermana a aprender lenguas extranjeras. Bulgaria, además, es el único país del mundo que festeja un día de la cultura, todos los 24 de mayo, que es el día de la creación del alfabeto eslavo. Sé, por lo pronto, que en ese contexto me crié. Cuando llegué a Francia, al alba del año 68, cuando la universidad francesa empezaba a desperezarse, recalé directamente en los cursos de Roland Barthes y de Emile Benveniste. Que yo fuera una mujer no era un obstáculo. No había muchas mujeres, y tampoco muchas extranjeras, por lo que me había erigido en una especie de curiosidad. Yo tuve suerte de haber caído en ese contexto; el grupo Tel Quel y mi marido Philippe Sollers estaban muy abiertos a lo que yo pudiera decir, y era paradójico ver a una joven que no era tan fea y decía cosas”. Suerte de autobiografía jibarizada, museo en miniatura de una educación intelectual, Julia Kristeva, tan joven como siempre, espeta estas palabras desde el escenario de un teatro en la ciudad chilena de Valparaíso. Las arroja como se lanzan dardos al vacío, pero ahí abajo es lo opuesto al vacío y sus ideas encuentran un eco efervescente: cientos de jóvenes chilenos anotan las palabras de la pensadora con la voracidad con la que se desgrana una letanía o se repite el estribillo de una canción de rock. Es el último día del Puerto de Ideas, la primera edición de un festival cultural que llevó a las costas de esta ciudad alucinante a estrellas intelectuales como Carlo Ginzburg, Marc Augé y la propia Kristeva, entre otros. Es el primer eslabón de una modesta pero largamente esperada gira por ciertos puntos neurálgicos de Latinoamérica, y que la trae por estos días a Buenos Aires a recibir el título Honoris Causa de la UBA e impartir dos conferencias en la UNSAM.

Ahí fuimos, entonces, para hacerle algunas preguntas a una de las más complejas y luminosas pensadoras de una camada francesa que cruza disciplinas y que caló en la academia y los libros de nuestro país con una hondura profunda y hasta ahora indeleble. Condensadísima hoja de vida: de formación lingüística y semiológica, llegó con 24 años a la París de la primavera convulsionada y se insertó rápidamente en los grupos intelectuales de avanzada. Se podría decir que la creación de las universidades interdisciplinarias que emergieron en esos meses fueron el toque mágico que las inquietudes de Kristeva necesitaban para terminar de materializarse. Su pareja, el escritor Philippe Sollers, la convidó a participar en las páginas y las reuniones de la revista Tel Quel, que supuso una modernizante cruza de teorías formalistas con psicoanálisis, lingüística, filosofía y literatura. Fueron los años, también, en que los teóricos franceses forzaron los cimientos del estructuralismo hasta hacerlo languidecer, y aparecieron entonces con fuerza las corrientes posestructuralistas que marcarían la impronta colectiva del grupo. Sus primeros libros son tratados recargados y puntillosos, apuntalados siempre por certidumbres teóricas bien de época.

Semiótica y La revolución del lenguaje poético se pueden leer en esa línea. Huidiza por natualeza y vocación, Kristeva sin embargo no se quedó encandilada por las propuestas juveniles de sus días de formación, y fue revisando sus postulados hasta el punto de repensar el hecho artístico más en términos de experiencia que de lenguaje puro, como quería el primer tel quelismo. Varios son los elementos que le permitieron “desencapsular” lo más rígido de las teorías del lenguaje: el psicoanálisis en general y el lacaniano en particular (que para la autora fue siempre un agente conflictivo, a veces dramático, en tensión permanente con lo freudiano), el feminismo, la política. En el prólogo a la edición correspondiente al año 1994 de Sentido y sinsentido de la revuelta apunta que “procuraré integrar en los ámbitos del arte y de la literatura, concebidos como experiencias, la noción de cultura-revuelta. E introducir una apuesta que consiste en superar la noción de texto a cuya elaboración contribuí junto con tantos otros, y que llegó a ser una forma de dogma en las mejores universidades de toda Francia, para no hablar de Estados Unidos y de otras más exóticas todavía. En su lugar, me esforzaré por introducir la noción de experiencia”. Cuando le pedimos que profundice en este paso de la textualidad pura a la experiencia en sentido amplio, Kristeva arquea las cejas, respira y dispara: “Para mí la noción de texto nunca ha superado la noción de experiencia. A lo mejor me entendieron mal. Una cierta recuperación estructuralista de la noción de texto sólo ve en el texto la técnica: cómo construir un producto de mercado, por ejemplo. A mí lo que siempre me interesó es el laboratorio en donde se producen los textos. Si mirás bien, hay artículos que escribí hace treinta años, como ‘La productividad llamada texto’, y con eso quería decir que para producir un texto hay que cuestionarse entero: la manera de sentir, la sexualidad, el lenguaje. Y desde este punto de vista se trata de una experiencia, pero no en el sentido de un científico que hace un ‘experimento’ con los conejillos de indias para buscar un resultado, sino como cuestionamiento de lo antiguo y posterior surgimiento de lo nuevo. Se parece más a la experiencia mística, si se quiere. Es una experiencia personal que va a contracorriente del mercado y de la comunicación. En un momento determinado voy a comunicarlo, pero primero tengo que transitar ese renacimiento para luego poder construir de manera comercializable. Que haya dos períodos en ese proceso no significa que sean consecutivos, ‘primero cambio y luego escribo’. Pasan al mismo tiempo. Si lo digo de este modo, enunciando dos momentos, lo hago para la claridad de la exposición, y que la gente que lea esto entienda que hay dos momentos en el acto creativo, pero finalmente esos dos momentos son uno solo y suceden de un modo simultáneo. La técnica es inseparable de esa transformación íntima, personal. En alemán hay dos términos: uno para cambiar la vida y otro que se refiere a la técnica”.

Lacan en la pampa

Una de las razones más nítidas por las que la obra de Kristeva tuvo semejante trascendencia en nuestras costas es, desde luego, el modo tan propio con el que reelabora y metaboliza las líneas centrales del psicoanálisis, una disciplina que encontró en nuestro país una devoción inaudita. Inclinada siempre a cruzar imaginarios, pensó el psicoanálisis a través de la literatura y la literatura a través del psicoanálisis, en un juego de espejos invertidos, ampliación del campo de batalla para una y otra disciplina. Así, en Sol negro. Depresión y melancolía , por ejemplo, lee la obra de Marguerite Duras para rastrear, en un gesto crítico quirúrgico, lo que llama “figuras melancólicas”. Pero, ¿cómo pensar simultáneamente la literatura y el psicoanálisis sin caer en la trampa del ‘psicoanálisis aplicado’?, le preguntamos. “El psicoanálisis y la literatura son la misma cosa –dice, y traza una conciliadora pausa antes de seguir–. Salvo que una publica, y la otra guarda su descubrimiento para vivir mejor. Pero es la misma dinámica psíquica, que consiste en barrer todo lo que es palabras cansadas y modos de vida aburridos, contar un nuevo aliento, cambiar el modo de hablarse a sí mismo y de nombrar las cosas y ligarse a los otros. Algunos logran darle un lugar a esa experiencia del lenguaje e inscribir esa recreación de la intimidad y de lo personal en una tradición cultural como la literatura. Hacer una obra que se sitúa después de Balzac, o Dostoievsky o Cervantes, formar parte de una memoria cultural... para eso toman la fuerza de pulir su lenguaje, buscar un editor, ir a la televisión a publicitar su libro. Otros no dan ese paso, y se contentan con volver a casarse, o cambiar de profesión, o dejar de beber, o simplemente estar enamorados habiendo pensado que eran incapaces de amar. El laboratorio donde sucede ese click es el mismo”. En su propia práctica profesional como analista, Kristeva dice profesar la sesión prolongada, de base más bien freudiana, que busca el punto ciego para destrabar la inhibición y el síntoma. Sin embargo, la idea lacaniana del inconsciente estructurado como un lenguaje le sirvió para pensar ese proceso terapéutico desde el prisma de la lengua, y conjugar así sus campos de especialidad. Una preocupación por el lenguaje en el interior del discurso y la práctica psicoanalítica que a su modo ya estaba en el primer Freud pero que Lacan, según Kristeva, amplificó y llevó a un estadio altísimo.

El segundo sexo

Julia Kristeva llegó a Valparaíso para hablar, sobre todo, del feminismo, una de las patas más importantes de su pensamiento. En los albores del siglo XXI, elaboró a fondo la cuestión en una trilogía que tiene edición argentina bajo el título El genio femenino . Ahí toma tres casos que le sirven como paradigma para edificar una lectura de la mujer como agente de transformación humano y esquirla revolucionaria en el campo del pensamiento (Hannah Arendt), el psicoanálisis (Melanie Klein) y la literatura (Colette).

En el segundo tomo del tríptico asegura que “es posible entrever algunas constantes comunes en los genios de Arendt y Klein: ambas se interesan por el objeto y el vínculo, se preocuparon por la destrucción del pensamiento, y rechazaron el razonamiento lineal”, a lo que añade, ya en el tercer tomo, que “al nomadismo de estas dos mujeres, a su reflexión reveladora que sólo se apaciguó pagando el precio de atravesar la tragedia, Colette agrega otra experiencia que también es uno de los rostros de ese mismo siglo”. Desde los micrófonos del Puerto de Ideas, agrega: “El movimiento feminista moderno pasó por tres etapas. Las sufragistas, de origen anglosajón, que provenían del protestantismo y querían obtener el derecho a voto después de largas luchas. Luego el gran momento de El segundo sexo de Simone de Beauvoir, de 1949, en donde declara que la palabra felicidad hoy es libertad, y que en esta libertad los hombres y las mujeres son hermanos; hay una igualdad de las exigencias y también de los derechos. Fue un momento radical en la historia de la humanidad para la posición de la mujer, y sabemos que muchas de estas cosas se fueron consiguiendo, sobre todo en las democracias avanzadas, y tenemos que luchar ahora por la paridad a nivel económico, social y político. Esta universalidad no fue dejada de lado por el movimiento siguiente, fue más bien completado ese movimiento, que data de la Francia del 68, en el que yo participé sólo brevemente por cuestiones que no vienen al caso. Este movimiento se planteó una vuelta de tuerca: la mujer tiene esos derechos, sí, pero es distinta. Tiene una sexualidad diferente, una creación literaria diferente, y esto es importante”.

¿Y de qué modo ese tercer movimiento del feminismo, el de Francia en 1968, abrió caminos para que hoy en Latinoamérica, por ejemplo, tengamos ya presidentas mujeres?

Tengo la impresión de que en ese momento participamos en un movimiento que era general y colectivo, cada una desde su lugar particular. Teníamos entonces la exigencia de superarnos a nosotras mismas y superar así las normas de la sociedad. Todas esas mujeres eran unas “revueltas”, y esa revuelta fue conduciendo a esta aparición, en Latinoamérica y en otros lados, de una serie de personalidades inclasificables, singulares, animadas por una gran energía, y que tratan de trascender con los otros hacia un universo ideal, espiritual, pero tratando de cambiar las leyes y los lenguajes de la cadena humana, de la globalización. Estoy muy orgullosa de todas nosotras.

Recrear nuevos ideales

El concepto de revuelta es, desde luego, otro de los pilares centrales de la arquitectura kristeviana, y es uno de los tópicos de mayor longevidad en su derrotero pero que, al mismo tiempo, encuentra hoy una pertinente actualidad. Su último trabajo en esa línea tuvo edición española en 2000 y se tituló El porvenir de una revuelta .

Escuchémosla: “Dediqué muchos años a estudiar lo que llamo la revuelta. Como soy de formación lingüística, me dediqué primero a entender el significado de la palabra, que tiene origen sánscrito, y quiere decir pasar hacia atrás y volver hacia el futuro. Una memoria fuerte de la transformación, pero que no es nunca una negación del tipo ‘estoy en contra y mato eso’. El sentido profundo de la revuelta tiene que ver con revalorizar los antiguos valores para que surjan otros, nuevos. La palabra ‘volumen’, por ejemplo el volumen de un libro, cuyas páginas doy vuelta para aprender, viene de la misma raíz. Esa fuerza que mira hacia el futuro aprendiendo algo del pasado es la que me interesa. Otra significación que es muy querida es la que desarrollé en La revuelta íntima . Acá va a hablar la psicoanalista. Contrariamente a lo que se dice, el psicoanálisis no es algo viejo o rígido. Es una técnica que consiste en reapropiarse del pasado propio, de los padres y de generaciones anteriores, para construirse una secularidad: ¿quién soy, cuál es mi singularidad, como la puedo compartir con los otros? Estamos en la civilización de Internet, de los mensajes de textos, de Facebook. Es algo maravilloso, que incita a revueltas en el mundo árabe, por ejemplo, pero como otras cosas también tiene trampas. La trampa que me interesa puntualizar es que nos mantenemos a un nivel horizantal, no acelera la comunicación pero no se cuestiona aquello que se comunica. Uno no se pregunta por los sistemas de comunicación. Y en Francia se llega a decir incluso que la gente comunica por ‘elementos de lenguaje’. Lo que se pierde en este proceso es el lugar de interrogación de la persona, y es allí donde se ubica la especificidad de nuestra civilización, la de las luces, en la que cada ser humano es capaz de poner en problematización a sí mismo y a los otros. Y es esa capacidad de problematización que crea la experiencia humana lo que hace de cada uno de ustedes un maestro. Hannah Arendt, cuando se le preguntó cuál es la manera de combatir contra la banalidad del mal, dice que hay que restituir la capacidad de pensar libremente, plantearse preguntas, que es lo contrario de calcular mensajes. La mayoría de ustedes acá son universitarios: la universidad tiene como finalidad evitar que las personas se vuelvan calculadores de mensajes. Y para eso hay que apropiarse del pasado, pensarlo, y hacer algo nuevo. Esa es la revuelta contemporánea”.

Usted habla de la experiencia-revuelta y pone el concepto en sintonía y actualidad con los movimientos de indignados y las protestas estudiantiles en Chile. En uno de sus últimos trabajos habla de la adolescencia como un grupo “enfermo de ideales”. ¿Cómo piensa esa enfermedad de ideales en el contexto mundial de hoy?

Yo sé que, por ejemplo en el caso chileno, los jóvenes buscan una revuelta que modifique las estructuras pragmáticas, como los subsidios y las becas, pero al mismo tiempo buscan un cambio en los valores. Recrear nuevos ideales: ese es el sentido real de la palabra revolución. Eso es posible solamente si uno se cuestiona a sí mismo, si es capaz de atravesar experiencias interiores, y recién después uno podrá traspolar eso a una sociedad encadenada por las finanzas y por los elementos del lenguaje. Eso está en la base de lo que buscan los estudiantes. Hay muchos jóvenes que no participan de estas manifestaciones, y que cuando van al analista nosotros percibimos en ellos la experiencia de la revuelta, pero ellos todavía no lo saben o no pueden expresarlo. En ese sentido, y esto tiene que ver con lo que está pasando en el mundo, el psicoanalista está ahí para comprender al que busca nuevos ideales, al que está cansado, aburrido e indignado de los antiguos ideales. Pero cuidado: el psicoanalista no es un sacerdote o un educador que le va a dar a esos jóvenes un guión moral. El psicoanalista les puede legar, solamente, una confianza. Les va a decir ‘ustedes tienen que crear, vayan’”.



Próxima estación: Buenos Aires

En Buenos Aires, el pensamiento kristeviano y el de todo su grupo –la escuela francesa, diríamos– pegó con fuerza en la Academia argentina de la reconstrucción democráctica e hizo metástasis en las aulas de los años ochenta y noventa de un modo profundo. Las cátedras de Pezzoni, Panesi, Ludmer, Sarlo y tantas otras acusaron recibo de ese pensamiento disrruptivo y pusieron a jugar aquellas teorías con la tradición local. De una manera tremendamente vital, estos textos funcionaron como un deshielo o un golpe de luz para modernizar la Academia y el pensamiento argentino después de los años oscuros. Con la década de 2000, las inquietudes de Julia Kristeva siguieron transformándose y diversificándose. Ningún volantazo atomizó su inspiración, lo que demuestra una vez más, por si hacía falta, que la persistencia acrítica de las taras juveniles, por más exitosas o productivas que hayan sido, es lo que verdaderamente envejece un pensamiento. Así, sus múltiples líneas de sentido se estudiaron aquí en círculos bien distintos: la Escuela de Orientación Lacaniana, la Asociación Psicoanalítica Argentina, la Facultad de Filosofía y Letras, los estudios de género, la facultad de Sociales. Algunas traducciones argentinas acompañaron a lo largo de los años el desembarco de este pensamiento, y otros libros españoles o en su idioma original circularon de mano en mano o en gastadas fotocopias. Esa misma experiencia transmitían los lectores de Kristeva en Valparaíso, y esa es, sin dudas, la experiencia compartida de un continente que, además de leerla, ha encontrado muchas veces en el día a día político, social, psicoanalítico y literario de sus países la materialización de esa vasta teoría de vida.
Mauro Libertella





OBRAS TRADUCIDAS
  • El texto de la novela, trad. Jordi LlovetBarcelona1974.
  • Sèmeiòtikè = Semiótica, trad. José Martín Arancibia, Madrid1978.
  • Loca verdad: verdad y verosimilitud del texto psicótico, trad. Martín Caparrós, Madrid, 1985.
  • El lenguaje, ese desconocido: introducción a la lingüística, trad. María Antoranz, Madrid, 1987.
  • Historias de amor, México: Siglo XXI, 1987.
  • Poderes de la perversión, trad. Viviana Ackerman y Nicolás Rosa, Catálogos, Buenos Aires, 1988.
  • Los samuráis, Barcelona, 1990.
  • Extranjeros para nosotros mismos, trad. Xavier Gispert, Barcelona, 1991.
  • Las nuevas enfermedades del alma, trad. Alicia Martorell, Madrid, 1995.
  • Al comienzo era el amor: psicoanálisis y fe, trad. Graciela Klein, Barcelona, 1996.
  • Sol negro. Depresión y melancolía, trad. Mariela Sánchez, Caracas: Monte Ávila, 1997
  • Sentido y sinsentido de la rebeldía (Literatura y psicoanálisis), trad. Guadalupe Santa Cruz, Santiago de Chile: Cuarto Propio, 1999
  • Lo femenino y lo sagrado (con Catherine Clément), trad. Maribel García Sánchez, Madrid, 2000.
  • El porvenir de una revuelta, trad. Lluís Miralles, Barcelona, 2000.
  • La revuelta íntima, trad. Irene Agoff, Buenos Aires, 2001.

BIBLIOGRAFÍA
  • Jennifer Radden, The Nature of Melancholy: From Aristotle to Kristeva, Oxford University Press, 2000.
  • Megan Becker-Leckrone, Julia Kristeva And Literary Theory, Palgrave Macmillan, 2005.
  • Sara Beardsworth, Julia Kristeva, Psychoanalysis and Modernity, Suny Press, 2004. (2006 Goethe Award for Psychoanalytic Scholarship for the best book published in 2004)
  • Kelly Ives, Julia Kristeva: Art, Love, Melancholy, Philosophy, Semiotics and Psychoanalysis, Crescent Moon Publishing Édition, 2010.
  • Kelly Oliver, Ethics, Politics, and Difference in Julia Kristeva's Writing, Routledge Édition, 1993.
  • Hélène Pouliquen. Dos genios femeninos: Simone de Beauvoir y Julia Kristeva. Literatura y libertad, Instituto Caro y Cuervo, 2009.
  • John Lechte, Maria Margaroni, Julia Kristeva: Live Theory , Continuum International Publishing Group Ltd, 2005
  • Anna Smith, Julia Kristeva: Readings of Exile and Estrangement, Palgrave Macmillan, 1996.
  • David Crownfield, Body/Text in Julia Kristeva: Religion, Women, and Psychoanalysis, State University of New York Press, 1992




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