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Lucy Liu

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Lucy Liu
(1968)




Actuó en la serie de televisión Ally McBeal, y el año 2000 en la película Los Ángeles de Charlie. Su nombre chino es Liú Yùlíng (劉玉玲). Creció en Queens, Nueva York, con sus padres inmigrantes, y estudió en la Universidad de Nueva Yorkdurante un año, siendo transferida a la Universidad de Míchigan, donde se graduó en Lenguas y Culturas Asiáticas. En el 2002 consigue un rol pequeño donde interpreta a una asesina en la película "Chicago" en que al año siguiente se llevó el galardón al mejor reparto del sindicato de actores. 

Liu es considerada una de las actrices más prominentes en los medios estadounidenses. Tiene en su haber algunas pequeñas apariciones en películas y series de televisión, pero fue su actuación en la serie de Ally McBeal transmitida por la cadena de televisión FOX lo que la llevó a la fama. El papel de Liu no era regular dentro del programa, pero el entusiasmo de la audiencia por el personaje de Liu (Ling Woo) la convirtió en un personaje fijo del programa. 

Protagonizó las películas Los Ángeles de Charlie y Los Ángeles de Charlie: Al límite, junto a Cameron Díaz y Drew Barrymore. En algunas series de televisión y películas, ha usado su voz para caracterizar personajes. En Futurama (de Matt Groening, creador de Los Simpson) interpretó su propia voz. También protagonizó junto a Antonio Banderas la película Ballistic: Ecks vs. Sever. Quizás su papel más famoso haya sido el de O-Ren Ishiien las películas de Quentin Tarantino, Kill Bill. En el volumen 1 de la serie, Lucy realizó un papel tan apegado a la actitud del personaje buscado por Tarantino que se hizo merecedora del premio MTV a la Mejor Villana. 

En 2006 presentó un nuevo film, El caso Slevin, en el que comparte cartel con Josh Hartnett, Bruce Willis y Morgan Freeman. En este film Lucy demostró una vez su gran capacidad interpretativa, pero esta vez en un papel divertido y a la vez algo dramático. El 1 de diciembre de 2006 estrenó en USA una nueva película, 3 Needles, un drama que aborda tres historias en tres continentes sobre el SIDA. Esta película no obtuvo nominaciones a los Oscar, pese a que la mayoría de los críticos la situaban como una de las grandes triunfadoras. 

Posteriormente Lucy ha rodado las películas Watching The Detectives junto a Cillian Murphy, The Year Of Getting To Know Us junto a Sharon Stone y Jimmy Fallon y las series Cashmere Mafia y Dirty Sexy Money, en la cual interpreta a Nola Lyons. Ha puesto su voz a Viper en Kung Fu Panday a Silvermist en Tinker Bell. Actualmente se encuentra en negociaciones para volver a ponerse a sus órdenes como en Kill Bill con su amigo Quentin Tarantino, en una nueva película dirigida por Tarantino y protagonizada por Lucy Liu, Jessica Biel y Sharon Stone llamada Weekend.

Fuente: Wikipedia


FILMOGRAFÍA

El Hombre de los Puños de Hierro (2012, Madame Blossom)
Elementary (2012,Dra. Watson)
Southland (2012, Oficial Jessica Tang, 10 Episodios)
Detachment (2011, Orientadora)
Kung Fu Panda 2 (2011, Maestra Víbora, voz)
Kung Fu Panda: La leyenda de Po (2011-presente,Maestra Víbora, voz)
Marry Me (2010, trabajadora social, protagonista de la serie)
Afro Samurai Resurrection (2009, Sio, voz)
Tinker Bell (2008, Silvermist, voz)
Kung Fu Panda (2008, Maestra Víbora, voz)
Cashmere Mafia (2008, Mia Barton protagonista de la serie)
Dirty Sexy Money (2007, Nola Lyons)
Watching The Detectives (2007)
Rise (2007)
Code Name: The Cleaner (2007)
3 Needles (2006)
El Guardián (2006)
El caso Slevin (2006)
Joey (2004) 3 episodios de la primera temporada como Lauren Beck
Domino (2005) [1]
Sex and the City 6ta. Temporada "Coulda, Woulda, Shoulda" (2004) (artista invitada)
Kill Bill: Volume 2 (2004)
Kill Bill: Volume 1 (2003)
Los Ángeles de Charlie: Al límite (2003) con: Cameron Diaz y Drew Barrymore
Chicago (2002)
Cypher (2002)
Ballistic: Ecks vs. Sever (2002)
Futurama (artista invitada) (2001)
Los Ángeles de Charlie (2000) con Cameron Diaz y Drew Barrymore
Shanghai Noon (2000)
Play It to the Bone (1999)
The Mating Habits of the Earthbound Human (1999)
Molly (1999)
True Crime (1999)
Payback (1999)
Ally McBeal (1998-2002)
Love Kills (1998)
Flypaper (1997)
City of Industry (1997)
Gridlock'd (1997)
The X-Files (artista invitada) (1996)
Guy (1996)
Bang (1995)
Protozoa (1993)

GALLERY















Federico Andahazi

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Federico Andahazi
Federico Andahazi
(1963)

Escritor argentino, nacido en Buenos Aires el 6 de junio 1963.

Antes de iniciar sus estudios universitarios, Carlos Federico Andahazi trabajó como grabador de vidrio, en un vídeo-club y en una agencia de viajes. Se licenció en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Después de dos años ejerciendo como psicoanalista abandonó su profesión para dedicarse por completo a la literatura. Seguidor de autores como Kafka o Jack London, la calidad literaria de sus primeros cuentos fue reconocida en diversos certámenes y concursos.

Con su primera novela publicada, El anatomista, ganó el Primer Premio de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat, pero la presidenta de la fundación protestó en el último momento por el contenido erótico de la obra y Andahazi pudo recibir el dinero pero no fue reconocido como el ganador del premio; "La obra premiada no contribuye a exaltar los valores más elevados del espíritu humano", declaró la Fundación. El anatomista, que finalmente fue publicada en 1997 y obtuvo un enorme éxito, está inspirada en la vida de Mateo Colón, un médico del siglo XVI al que se le atribuye el descubrimiento del clítoris ("amor veneris").

En 1998 publicó Las piadosas, de nuevo inspirada en personajes reales. En esta ocasión Andahazi fijó su atención en las hermanas Legrand, actrices del siglo XVIII que fueron censuradas en su época por lo atrevido de sus actuaciones. En 2000 llegó a las librerías El príncipe, una inteligente alegoría política protagonizada por gobernantes manipuladores, llenos de ambición y ansias de poder, que no fue tan bien aceptada por la crítica como las anteriores novelas de Andahazi, pero acabó convirtiéndose casi en una profecía de lo que pronto ocurriría en Argentina. Su siguiente novela, El secreto de los flamencos (2002), ambientada en los Países Bajos durante el siglo XV, describe la lucha entre dos bandos de pintores: los seguidores de la escuela florentina y los seguidores de la escuela flamenca; el argumento permite a Andahazi, nieto de pintor, reflexionar sobre la luz, las sombras y el color.

Uno de los libros más originales de Andahazi es sin duda la "novela musical" titulada Errante en la sombra (2004). En ella describe los orígenes del tango desde la figura trágica de uno de sus creadores, Juan Molina. Como si se tratara de un musical, en algunas páginas la acción se detiene y los personajes se expresan a través de las letras de tangos; además, la original figura del narrador se asemeja a un "maestro de ceremonias" que se esconde tras las bambalinas.

La acción de su siguiente novela, La ciudad de los herejes (2005), transcurre en Francia en el año 1347, cuando el malvado duque Geoffroy de Charny planea construir una iglesia para honrar los poderes de un supuesto Santo Sudario, que él mismo ha confeccionado; mientras la pareja formada por su hija y un monje huyen a España para poder vivir su amor libremente. De nuevo Andahazi volvió a ser motivo de polémica, cuando la novela escandalizó a algunos lectores y recibió las críticas de algunos sectores de la Iglesia católica; el propósito del autor fue en este caso, según sus propias palabras, hacer reflexionar al lector "sobre el placer y la culpa, el poder y el fanatismo, y sobre la misoginia de la Iglesia a lo largo de los tiempos".






POR QUÉ SOY ESCRITOR
Por Federico Andahazi

Puedo fechar con precisión el momento en que decidí ser escritor. Fue el 24 de marzo del ’76, durante la madrugada posterior al golpe militar. Yo tenía trece años. Recuerdo aquella noche como un largo y aciago funeral. La familia se había reunido en casa de mis abuelos. Cenamos en silencio. Pasada la medianoche, mi abuelo se levantó de la mesa y, sin decir palabra, fue hasta la biblioteca. Todos vimos cómo empezaba a bajar los libros de los anaqueles agrupándolos en atados hechos con hilo sisal. Nadie se atrevía a preguntarle nada. Fue una tarea ardua; trabajaba con un gesto concentrado y no permitía que nadie le ayudara. Aquella biblioteca era su vida.
Mi abuelo, Samuel Merlín, el padre de mi madre, había llegado a la Argentina en 1912 desde la devastada Rusia. Tenía cinco años. Trabajó desde el mismo día en que llegó al país vendiendo diarios en la calle. Así, voceando los titulares, aprendió a hablar el castellano. Años más tarde, de vender diarios pasó a vender libros y ya, en la adultez, a editarlos. Su desdén por el mercado hizo que fundiera tantas editoriales como las que fundara. Su última editorial llevaba su nombre: Merlín. Sin posibilidades de recuperarse de la ruina económica, trabajó para diversos sellos; el último fue EUDEBA.
El hecho es que, en su vejez, tenía una sola posesión: la colosal biblioteca que, como he dicho, era la historia de su vida. Mi abuelo no ignoraba que la enorme cantidad de bibliografía política la convertía en un peligro para su familia. De modo que aquella madrugada, cuando hizo el último atado, antes de que despuntara el alba, llevó todos los libros a un terreno baldío frente a su casa, al otro lado de la calle ayacucho, y fue quemándolos uno a uno. Pude presenciar aquella escena desde el balcón. Era un hombre duro, un inmigrante curtido en el rigor de la guerra y el exilio. Iluminado por el fuego, fue la única vez que lo vi quebrado. Era como verlo inmolarse. De hecho, sobrevivió pocos años a la quema de su propia biblioteca.
Desde entonces, cada vez que pongo punto final a un libro de mi modesta autoría, no puedo evitar la ilusoria convicción de estar restituyendo un volumen a la biblioteca perdida de mi abuelo. 




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Federico Andahazi



Federico Andahazi. "El sexo despierta neurosis y pudor"

Por Soledad Vallejos
DIARIO LA NACIÓN, 3 de noviembre de 2012

El autor de El anatomista, una obra tan exitosa como
escandalosa, admite que su hija no puede leer
ninguno de sus libros


A Federico Andahazi lo desvela la posibilidad de descubrir. Donde hay certidumbre, él da el batacazo con una revelación oculta. Ni provocador ni irreverente (aunque esté acostumbrado a serlo también), él prefiere definirse como un "descubridor de personajes". Lo hizo con El a natomista, su primer éxito literario, que causó revuelo y vendió más de 100.000 ejemplares, donde narraba la historia de Mateo Colón, un hombre que en el siglo XVI no descubrió América, sino el clítoris.
Ahora, Andahazi (49) tiene entre sus manos otro hallazgo: acaba de publicar El libro de los placeres prohibidos (Planeta), una novela que "descubre" a Johannes Gutenberg, que en el siglo XV creó la imprenta, como un gran falsificador de libros, un perfecto y perspicaz estafador. Pero en esta nueva historia tampoco falta el erotismo y el sexo, y todo comienza en el Monasterio de las Adoratrices de la Sagrada Canasta, un lujurioso burdel a las orillas del Rin, donde habitan las prostitutas más codiciadas.

-El libro habla sobre la propiedad intelectual, pero el sexo está muy presente. ¿Por qué te atrae tanto la temática?
Creo que la sexualidad es algo que a nadie le resulta indiferente. Desde la aparición del psicoanálisis, la sexualidad es el componente de la literatura, lo que Freud llamaba "mecanismo de sublimación", convertir esas pulsiones sexuales en algo superior. Y creo que los autores tenemos que ver de qué forma la transitamos sin que sea burda, obscena, y no me refiero a lo pornográfico, sino a lo obsceno, como lo que está mal hecho. El mal erotismo es mucho peor que la buena pornografía.

-¿Sos un ávido lector de literatura erótica?
-Es que desde la Biblia hasta acá, lo erótico está presente en casi toda la literatura. El cantar de los cantares [uno de los libros de la Biblia] es eminentemente erótico. De hecho, nadie se ha ocupado tanto de la sexualidad como la Iglesia. También me gusta la literatura gótica; tengo el recuerdo de los libros del autor polaco Chaim Potok, cargados de un erotismo que me costó encontrar luego en la literatura o el cine. Ni hablar de la buena literatura pornográfica, como el marqués de Sade.

¿Algún parentesco con Sade?
-No. Sade es un autor porno y hoy sería impensable que alguien pudiera escribir como él. En realidad, sería impublicable, y en ese sentido creo que hay un gran retroceso. En Sade hay una filosofía, un punto de vista frente a la existencia. Él dice que el goce sexual tiene que prevalecer ante cualquier otro valor humano. Eso es una filosofía, una moral, una ética.

- ¡Pero eso es lo que le sucede a uno de los protagonistas de tu libro!
[Se ríe] Absolutamente. Creo que, finalmente, de una u otra forma, eso nos sucede a todos. Pero la novela está estructurada en dos ejes. El policial, un thriller clásico que se inicia con una serie de homicidios, y el otro eje que surge inmediatamente y que reflexiona en torno a este objeto tan misterioso que es el libro. Y algo muy curioso, en el 1400, el libro impreso surge de la misma manera que lo hizo el libro digital hoy.

¿Cómo?
-Surge como un delito. Porque vamos a decirlo con todas las letras: tenemos una idea escolar de Gutenberg como el creador de la imprenta.

-¿Es cierto todo lo que contás sobre Gutenberg? ¿Creó su invención con el principal motivo de falsificar, estafar y ganar dinero?
Absolutamente. Viajé a Alemania para investigar y lo comprobé. Consta en diferentes archivos. En aquella época, un libro tenía el valor de una casa. Supongamos, hoy, un millón de euros. Era, entre otras cosas, un objeto de inversión sólo destinado a la Iglesia, los nobles y los príncipes. Gutenberg era un personaje extraño, oscuro, y en todas las biografías que se escribieron sobre él, y muy elogiosas, esa idea está latente casi de manera burda.

-Hablás de censura, de plagio, de política, de ética y de religión. ¿Te gusta elegir siempre escenarios del pasado para discutir el presente?
Sí. Los mismos debates y reflexiones se pueden hacer con más elegancia. Aunque una novela transcurra en la Edad Media, siempre estoy hablando del presente. Además, creo que los argentinos estamos enfermos de coyuntura?

-¿Querés decir que la actualidad contamina e impide reflexionar?
-Sí, la noticia diaria te produce miopía. Creo que situar los debates en el pasado, mientras más remoto mejor, te permite ver esas discusiones en perspectiva.

¿Leés los diarios?
Ahora no. Como hace diez años dejé de fumar, cuando nació mi primera hija, desde hace un año decidí dejar de leer los diarios de la manera patológica en que lo hacía.

-En otros tiempos, tu obra hubiera sido censurada. ¿Qué opinás sobre los avances contra la libertad de expresión de hoy?
Me parece que es un momento en que, fundamentalmente, los autores tenemos que estar muy atentos y defender, sobre todo, la libertad de expresión.

-Luego de tus tres libros sobre la historia sexual de los argentinos, ¿podés decir en qué somos distintos y si tenemos una relación especial con el sexo?
-Te cuento una anécdota. Asistí en Finlandia, durante el verano europeo, a un encuentro de escritores. Allí se toma mucho alcohol y desde temprano. A las 11 de la mañana, habiendo desayunado cerveza, los escritores llegábamos a las ponencias casi borrachos. Me acuerdo de una tarde en que luego de las charlas terminé en un baño finlandés discutiendo con una escritora francesa. La discusión era fuerte, pero lo más extraño es que todos allí estábamos desnudos, y la desnudez se vivía con una naturalidad infrecuente. El cuerpo estaba despojado de cualquier erotismo, porque la sensualidad también tiene que ver con las circunstancias. Mientras discutía descubrí que ese acto no tenía nada que ver con la sexualidad, que despierta la misma neurosis y pudor en todos lados, en todo el mundo.

- ¿Andahazi es un hombre pudoroso?
-Sí, mucho más de lo que quisiera.

¿Qué cosas te dan pudor?
-Soy pudoroso con mis hijos, mi mujer, ni hablar con mi madre, que además es una gran lectora y es una de las primeras personas a las que les doy mis libros. Tiene una gramática excelente. Pero se lo doy con censura, así que ahí donde hay una errata gramatical es la parte censurada [ se ríe ]. Mi hija mayor, que tiene diez años, me pregunta cada vez más seguido: "Papá, ¿cuál de tus libros puedo leer?"

- Ninguno.
- Sí, claro. Pero ya encontré la solución.

- Empezaste a escribir cuentos infantiles.
-Exactamente. Con mi mujer, que es una gran ilustradora, estamos terminando de escribir una colección de cuentos infantiles. A fin de cuentas, quien no tiene un espíritu infantil no podrá ser lector nunca. Recuerdo una de las narraciones populares japonesas que me contaba mi mamá de chico: Mamotaro, el niño que nacía de un durazno y luego se convertía en samurái, y encuentro la resonancia de aquel cuento en todo lo que escribo. En definitiva, uno siempre escribe Mamotaro.

Domar las letras, y un vino
A Federico Andahazi le gusta frecuentar un pequeño reducto gastronómico muy cerca de su casa, Wolff, un restó con pocas mesas y un ambiente muy familiar, en Belgrano R. Allí es recibido como alguien más "de la casa". La entrevista con la nacion transcurrió en una de las mesas sobre la vereda, a pleno sol. Al llegar, el escritor saluda a la moza y le pide la carta de vinos, aunque siempre que come en Wolff, revela, descorcha un Domados Malbec, de Mendoza. "La verdad, con el malbec argentino es difícil equivocarse. Por suerte, tenemos muy buenos vinos, y también muy buenos escritores." 



Federico Andahazi
"Las musas me susurran cosas incomprensibles.
Deben ser finlandesas"

Por Claudio Andrade
DIARIO RÍO NEGRO, domingo 7 de agosto de 2005

- ¿Por qué se envidia a un escritor como Federico Andahazi?
- No considero tener ningún mérito que pudiera despertar envidia. Me molesta la gente que cree ser objeto de la envidia de los demás.
- ¿Escribirá algún día un libro electrónico?     
- No se puede escribir un libro electrónico; no hay que confundir el formato con el contenido. Toda la literatura clásica está digitalizada. Libros que han sido escritos con pluma hoy son electrónicos. Yo escribo novelas, el formato es una cuestión que atañe a los editores.
- ¿Ha leído algún capítulo de la saga de Harry Potter?
- Si no me equivoco, se trata de libros infantiles. Debo confesar que ya estoy un poco viejo para la literatura juvenil.
- De no ser escritor hubiera sido...
- Bueno, antes de que la literatura fuese mi oficio, yo ya tenía una profesión: psicoanalista.
- ¿Es la mujer el mayor enigma literario?
- Sí, por supuesto.
- ¿Me dice el autor de "Las piadosas" cómo se escribe el odio?
- Con la misma sustancia con la que se escribe el amor. Que exista un género llamado "novela de amor" es una convención; podría llamarse "novela de odio".
- ¿Me dice el autor de "El anatomista" cómo se escribe el amor?
- ...(queda respondida con la anterior)
- ¿Existió el enorme William Shakespeare o fueron varios representando a uno, como dicen?
- Existió y fue, además, un gran actor.
- ¿Podría encontrar una definición para la palabra "clásico"?
- Clásico es el que vence al tiempo, el que se mueve permanentemente por delante de la historia.
- ¿Es cierto, como aseguran por la televisión, que todo va mejor con Coca Cola?
- Sí, sobre todo si hace falta aflojar un bulón oxidado.
- Ya que estamos en la era de los jingles y los avisos de estética conmovedora, ¿tiene arte un eslogan publicitario?
- No, en absoluto.
- Una modelo, ¿qué le sugiere?
- No tengo el privilegio de que alguna modelo me sugiriera algo. Hasta el momento ninguna me ha propuesto nada.
- ¿Se emborrachó por despecho?
- No.
- ¿Tiene corazón tanguero o borgeano?
- No son categorías excluyentes, al contrario. Pero diría que tengo un corazón celedoniofloriano.
- ¿Qué le comentan sus fans en Finlandia?
- Cosas incomprensibles.
- ¿Y en Rusia?
- Cosas un poco menos incomprensibles, ya que tengo algún antepasado ruso.
- ¿Sabe usted por qué el sexo aún genera controversia?
- Ese es el carácter fundamental de la sexualidad humana. Imagínese si la sexualidad fuese tan previsible como la de las tortugas.
- ¿Toma apuntes en los aviones?
- He escrito la mayor parte de mis libros posteriores a "El anatomista" en distintos aviones.
- Y a fin de cuentas, ¿le gusta viajar o prefiere la soledad y el refugio de su casa?
- Creo que uno viaja para volver.
- Dígame una geografía en la que pasaría una parte del año.
- Soy de la pampa y me gusta la
geografía plana, expandida y sin sobresaltos de Buenos Aires. La montaña nos devuelve el eco de nuestros propios pensamientos; en cambio, el horizonte nos permite escapar de esos fantasmas.
- ¿Ve alguna de las telenovelas de tantas que pululan por ahí?
- No.
- ¿Qué es una charla de café?
- La mitad de mi vida.
- ¿Qué aprendió entre las mesas de los bares?
- La mitad de lo que sé.
- ¿Se entrena un escritor?
- No.
- ¿Qué libros lee Federico Andahazi por estos días?
- "Las Confesiones de San Agustín", en función de la novela que estoy intentando terminar por estos días.
- ¿Se lee a sí mismo Federico Andahazi?
- Jamás.
- ¿Le hablan en sueños sus personajes?
- No. A veces sueño argumentos y me despierto con la certidumbre de haber concebido una genialidad; después del primer mate comprendo que se trataba de una tontería.
- ¿Qué hay de mago en un buen escritor?
- Mucho. El oficio del escritor es el de mentir sin engañar. Eso mismo es la magia.
- ¿Cómo define usted, escritor, a un mal escritor?
- Aquel que no reconoce padres literarios. El pretencioso, el que se cree dueño de una revelación, el que se cree superior al resto de los mortales.
- ¿Qué es o cómo explica un best seller?
- Un libro que, por circunstancias difíciles de establecer, se vende más de lo tolerable para un crítico literario.
- ¿Escribirá la historia de una estrella de rock?
- Ya se han escrito varias.
- ¿Federico Andahazi está más cerca de los legendarios "Rolling Stones" o del, imagino yo, sobrio Cuarteto de Cuerdas de Viena?
- Bueno, creo que hasta para los integrantes de un cuarteto de cuerdas de Viena serían preferibles los Stones a ellos mismos.
- Si no le molesta, recomiéndeme un buen vino tinto.
- Un tempranillo es un vino noble.
- Y una buena película, también, por favor.
- Apocalipsis now.
- Como no podía ser de otra manera, un buen libro...
- "No soy Stiller", de Max Frisch.
- ¿Existe la amistad entre hombres y mujeres?
- Por supuesto.
- ¿Existen los fantasmas al estilo en que los retrató Alejandro Amenábar en "Los Otros"?
- Sí, desde luego.
- ¿Ha tomado ya la costumbre de leer diarios por internet?
- Sí, paso toda la mañana leyendo diarios online.
- ¿Qué le susurran las musas cuando le hablan al oído?
- Cosas incomprensibles. Deben ser finlandesas.
- Una mujer le deja su teléfono; ¿qué quiere decir eso?
- Que está muy confundida.
- ¿Es lo mismo el caos que la suerte de vivir?
- No existen el caos ni el cosmos: son categorías que establecemos quienes tenemos la suerte de vivir, suponiendo que vivir fuera una suerte.
- Cuénteme, si quiere, por supuesto, al menos tres ideas para sus tres futuros libros.
- Un libro no está hecho de ideas; la idea es una suerte de síntesis a posteriori. Imagínese esta idea: un tipo que se vuelve loco y sale de su pueblo a pelear contra esos fantasmas creados por su propia locura. Sonaría estúpido; sin embargo, es la idea del Quijote.

Fuente: DIARIO RÍO NEGRO ONLINE



"He descubierto el oficio de poeta de tango al componer las letras de las canciones que deambulan por el libro. Ha sido una experiencia fantástica". Federico Andahazi (Buenos Aires, 1963), psicoanalista y escritor, ha creado la historia de Juan Molina, un hombre que amó el tango, y que por devoción a su música, por lealtad al destino fatal que ésta le imponía, eligió vivir a la sombra y callar la pasión que lo consumía.


BIBLIOGRAFÍA


  • 1997El anatomista (novela)
  • 1997Las piadosas (novela)
  • 1998El libro de las tentaciones (compilación de cuentos premiados)
  • 2000El príncipe (novela)
  • 2002El secreto de los flamencos (novela)
  • 2004Errante en la sombra (novela musical)
  • 2005La ciudad de los herejes (novela)
  • 2006El conquistador (novela)
  • 2008Pecar como Dios manda. Historia sexual de los argentinos (obra no ficción)
  • 2009El oficio de los santos (libro de cuentos)
  • 2009Argentina con Pecado Concebida. Historia sexual de los argentinos 2 (obra no ficción)
  • 2010Pecados y Pecadores. Historia sexual de los argentinos 3 (obra no ficción)
  • 2012El libro de los placeres prohibidos (novela)






Bartolomé Esteban Murillo

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Autorretrato, 1670 - 1673
The National Gallery, Londres
Murillo


Bartolomé Esteban Murillo
(Sevilla, 1617-Cádiz, 1682) 

Pintor español. Nació en 1617 en el seno de una familia de catorce hermanos, de los que él fue el benjamín. Quedó huérfano de padre a los nueve años y perdió a su madre apenas seis meses después. Una de sus hermanas mayores, Ana, se hizo cargo de él y le permitió frecuentar el taller de un pariente pintor, Juan del Castillo.
En 1630 trabajaba ya como pintor independiente en Sevilla y en 1645 recibió su primer encargo importante, una serie de lienzos destinados al claustro de San Francisco el Grande; la serie se compone de trece cuadros, que incluyen La cocina de los ángeles, la obra más celebrada del conjunto por la minuciosidad y el realismo con que están tratados los objetos cotidianos.


La Sagrada Familia del pajarito (c.1650), de Murillo


El éxito de esta realización le aseguró trabajo y prestigio, de modo que vivió desahogadamente y pudo mantener sin dificultades a los nueve hijos que le dio Beatriz Cabrera, con quien contrajo matrimonio en 1645. Después de pintar dos grandes lienzos para la catedral de Sevilla, empezó a especializarse en los dos temas iconográficos que mejor caracterizan su personalidad artística: la Virgen con el Niño y la Inmaculada Concepción, de los que realizó multitud de versiones; sus vírgenes son siempre mujeres jóvenes y dulces, inspiradas seguramente en sevillanas conocidas del artista.

Tras una estancia en Madrid entre 1658 y 1660, en este último año intervino en la fundación de la Academia de Pintura, cuya dirección compartió con Herrera el Mozo. En esa época de máxima actividad recibió los importantísimos encargos del retablo del monasterio de San Agustín y, sobre todo, los cuadros para Santa María la Blanca, concluidos en 1665. Posteriormente trabajó para los capuchinos de Sevilla (Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna) y para el Hospital de la Caridad (cuadros sobre las obras de misericordia).

Murillo destacó también como creador de tipos femeninos e infantiles: del candor de La muchacha con flores al realismo vivo y directo de sus niños de la calle, pilluelos y mendigos, que constituyen un prodigioso estudio de la vida popular. Después de una serie dedicada a la Parábola del hijo pródigo, se le encomendó la decoración de la iglesia del convento de los capuchinos de Cádiz, de la que sólo concluyó los Desposorios de santa Catalina, ya que falleció, mientras trabajaba en ella, a consecuencia de una caída desde un andamio.




Niños comiendo melón y uvas (c. 1650)






Frank Báez

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FRANK BÁEZ
(1978)

Poeta y escritor dominicano. Nació en 1978, en Santo Domingo. Ha publicado los libros Jarrón y Otros Poemas (Editorial Betania, Madrid, 2004), Págales tú a los psicoanalistas (Editorial Ferilibro, Santo Domingo, 2007), con el que obtuvo el Premio Internacional de Cuento Joven de la Feria Internacional del libro; Postales (Editorial Casa de poesía, San José, 2008; Editorial Textos de Cartón, Córdoba, 2009, Editorial Cara de Cuis, Córdoba, 2010, 2011; Editorial Ediciones De a Poco, Santo Domingo, 2011; Ediciones Liliputienses, Madrid, 2012) , que obtuvo e Premio Nacional de poesía de la República Dominicana; y En Rosario no se baila cumbia (Editorial Folía, Buenos Aires, 2011). 

Sus textos han aparecido en diversas antologías; entre estas se encuentran: Cuerpo Plural. Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea (editorial Pre – textos, 2010); y Antología de crónica latinoamericana actual, Darío Jaramillo Agudelo, ed (editorial Alfaguara, 2012) Es coeditor de la revista de poesía Ping Pong:
www.revistapingpong.org Junto a Homero Pumarol fundó y conforma el colectivo de spoken word El Hombrecito que en el 2009 editó un disco titulado Llegó el hombrecito. Lleva un blog en la siguiente dirección: www.frankinvita.blogspot.com

www.frankinvita.blogspot.com




Quién quiere ser prestigioso

Por Leila Guerriero




"Frank Báez es dominicano. Nació en 1978 y es autor, entre otras cosas, de "Postales", un libro de poemas entre los que hay uno, Maullido, que parafrasea, en dos versos de descaro feroz, el poema Alarido, de Allen Ginsberg, y dice: "No he visto las mejores mentes/ de mi generación y ni me interesa". Conocí a Frank Báez en octubre pasado, en la Feria del Libro de Monterrey, en México. Una noche conversábamos en la terraza de un hotel acerca de un hombre cuyo prestigio se había visto pulverizado en dos minutos y Frank Báez, desencantado o divertido o las dos cosas, dijo: "A mí no me importaría que me pasara, porque yo ya estoy completamente desprestigiado". Y, cuando Frank Báez dijo eso, yo sentí lo que siento con ciertas músicas, con ciertas páginas de ciertos libros, con las películas que me gustan mucho: ese satori que, por un segundo, hace que tenga una comprensión plácida y total de la existencia. Allí, en la terraza de ese hotel de Monterrey, entendí la majestuosa libertad que existe en la tierra en la que habitan los desprestigiados. En el fondo, es lo mismo de siempre: solo un hombre dispuesto a perderlo todo resulta invulnerable. Solo quien esté dispuesto a vivir sin que le importe la mirada de los otros -y a diseñarse una vida acorde a eso- será una máquina eficaz, un ser apto para la supervivencia. "
http://www.frankbaez.com/


Frank Báez
POSTALES Y EL HOMBRECITO

Frank Baez Giselle Marino

Por Óscar Collado /Fotos Giselle Marino y Jeffry Mora.

“Lo que lleva a escribir el poema es una voz que se activa en tu  cabeza. Tienes dos opciones: escribir o volverte loco.”

Frank Báez me habla desde República Dominicana. Nuestra charla se da por Skype. Me habla sobre el clima, dice que está terrible, que todo está empapado allá, que pasó una tormenta etc.  Luego, como para entrar en calor ambos y romper la timidez -personalmente la mía-, hablamos un poco sobre otras cosas, espacios y situaciones comunes en Latinoamérica, rastros indelebles de la hosca situación del tercer mundo: analfabetismo, vicios educativos, corrupción política. De repente su voz me parece como de mentira, como envuelta en un halo mágico, apenas creo que esté allá, en Santo Domingo, mas bien siento como si estuviera aquí cerca, por el arrabal donde vivo. Poco a poco entramos en confianza.
Frank Báez es sin duda un tipo que no se da descansos. Incluso mientras habla todo parece moverse con la misma energía con que pronuncia las palabras: rápida, ágil. Actualmente participa en múltiples proyectos. Uno de ellos es la revista literaria digital Ping Pong, de la cual es editor. Ping Pong surgió con el propósito de ser un espacio, una plataforma para dar a conocer la obra de los diversos autores emergentes en República Dominicana. Frank también es miembro del colectivo el Hombrecito. Un proyecto que hace síntesis de la música, el arte audiovisual y la poesía y en donde colabora, entre otros, con el poeta Homero Pumarol. Su libro de poemas Postales obtuvo el Premio Nacional de Poesía en su país. Además de esto Frank ha escrito un libro de crónicas titulado En Rosario no se baila cumbia y su trabajo Bob Dylan en el auditorium Theater fue incluido recientemente en la Antología de crónica latinoamericana actual antologada por Darío Jaramillo.
Son muchas cosas las que puede decirse de Frank. En Literofilia.com tuvimos el gusto de entrevistarlo. Hablamos con él de algunos de sus proyectos, de su manera de hacer poesía y de otras cosas. La voz de Frank suena por los parlantes de mi computadora. Aún creo que es un mágico artificio, pero no, lo cierto es que es él. Esto es lo primero que le pregunto:
El oficio de escritor siempre ha sido arriesgado: te mueres de hambre; te pasas solo la mitad del tiempo; corres riesgos de sufrir series de crisis nerviosas; los compañeros de gremio son, la mayoría de las veces, una jauría dispuesta a devorarte. ¿Por qué escribir? ¿Se elige esto, o más bien crees, como afirmaba Sábato, que es la literatura la que lo elige a uno?
En ese sentido, yo creo que más bien debieras preguntar la razón de por qué publicar. Escribir y publicar son dos cosas distintas. La literatura está llena de un montón de escritores que nunca publicaron en vida. Uno escribe por un sinnúmero de razones. Pero yo creo que entre las primeras razones están el placer, la felicidad y la libertad que deja ese ejercicio. Más que oficio, pienso en la escritura como ejercicio. Si en algún momento dejo de practicarla voy a engordar, a enfermarme y mis músculos se van a atrofiar.
¿Qué lugar ocupa la poesía en esta época en donde todo ocurre con tanta premura y a ritmos vertiginosos, en donde todo parece estar constantemente cambiando y la gente tiene cada vez menos tiempo para la reflexión y el ocio? ¿Nos dirigimos a la culminación de la profecía Bradburiana en Farenheit?
Creo que la poesía está en el mismo lugar de siempre. No idealizo ni está época ni la pasada. Tendemos a pensar que cada tiempo pasado fue mejor. Sin embargo, hace noventa años, ¿quiénes tenían la posibilidad de sentarse a leer una novela o escribir un texto? Los mismos que hoy están alfabetizados y que no tienen que trabajar catorce horas al día en una fábrica.
Por cierto, si la profecía Bradburiana en Farenheit sucediera, ¿qué libro te gustaría memorizar? Más bien ¿qué libro serías? ¿Por qué?
Me gustaría que fueran varios. Pero me voy con “Tres Tristes Tigres” por el hecho de que imito muy bien el acento cubano.
Sucede muchas veces que el escritor descubre su vocación, ya sea por azar o por obligación. Carlos Fuentes le achacó a la rebeldía insuflada por sus profesores de colegio el descubrimiento de su oficio. Márquez empezó a escribir para demostrarle a un editor que sí había escritores jóvenes. En tú caso ¿cuál fue el detonante? ¿Cómo descubriste que querías escribir?
Creo que los detonantes fueron mi papá y Dylan Thomas. Yo tenía dieciséis o quince años y no tenía idea de lo que quería hacer en la vida. Un día mi papá estaba leyendo en voz alta un libro de Dylan Thomas. En un momento leyó un verso que dice “La mitad de este mundo es del demonio, la otra mitad es mía.” Me impresionó tanto que decidí en ese instante que lo que deseaba hacer era escribir cosas así. Por lo que me haría poeta. Pero ser poeta en el Santo Domingo de esos años, donde el poeta más famoso era el Presidente de la República que era ciego y tenía casi cien años, resultaba algo reaccionario. Cantante sonaba cool. Trompetista sonaba cool. Basketbolista sonaba cool. Pero poeta no. Así que desde entonces se me presentó como un problema llamarme poeta en un país donde esa palabra tenía tal connotación de poder.
¿Qué recuerdas de tus primeros poemas?
Recuerdo que eran espontáneos y honestos. Tras escribirlos tomaba un encendedor y los quemaba. Escribía como si me masturbara. Luego me propuse revisar los textos para mostrarlos. Comencé a aprender técnicas de los poetas que leía y así cambié la espontaneidad por la composición. Los poemas que anteriormente escribía en pocos minutos ahora me tomaban días, semanas, meses. Me interesé en publicar. Con eso en mente empecé a enviarle los textos a editoras, a revistas y a suplementos, pero al igual que con las mujeres, no recibía respuesta. Sin embargo, insistí tanto que me publicaron en par de sitios y luego un tío me financió una publicación. Las mujeres, en cambio, seguían rechazándome.
Borges decía que al inicio, cuando se empieza escribir y el escritor no está seguro de su estilo, se suele imitar a un autor al cual el escritor identifica como modelo supremo de lo literario. ¿Te sucedió a ti algo parecido? ¿Con quién?
Claro que sí, me paso con Borges.
¿Cómo surge Postales?
 Creo que surge cuando tomé mi machete y empecé a explorar por otro lado de la selva. Ahora que ha pasado un tiempo desde que lo publiqué comprendo que el libro se trata de ese recorrido. Es decir, de esa etapa de mi vida en que en vez de seguir tomando el camino seguro saqué un machete y emprendí mi propio camino. Por supuesto, esto lo hice de manera intuitiva. Mientras macheteaba no sabía que estaba trazando un camino, sencillamente avanzaba. Así que ahora leyéndolo puedo ver ese sendero. Ahora se me hace claro. Te pongo un ejemplo para ilustrar lo que digo. A principios de la década pasada escribí un poema titulado La Marilyn Monroe de Santo Domingo. El poema es una metáfora de la poesía dominicana. Pero una metáfora que se expande a otras realidades. En fin, el poema estaba hecho, pero no me atrevía a mostrarlo. Me daba miedo lo que la gente pensaría de mí al leerlo. Así que empecé a pasárselo a mis amigos diciendo que era anónimo. A estos les gustaba. Con el tiempo lo asumí, pero fíjate, a pesar de que al escribirlo estaba siendo cien por ciento sincero, yo no me atrevía a aceptarlo. A eso me refiero con machetear, en el sentido de que cuando digo que macheteé por otro lado, no es que haya roto con escuelas o estéticas o lo que sea, sino con la concepción que yo tenía de la poesía. Mejor aun, había puesto en duda lo que pensaba era la poesía. Ahora lo que me preocupa es que quiero abrir otro camino. Sin embargo, de sólo pensarlo me doy cuenta de que es no es una intención genuina, sino más bien oportunista. Tendría que darle tiempo a la poesía para ver donde me lleva.
Generalmente, ¿cómo inicia la escritura de tus poemas, tienes una idea en la mente, una imagen, escuchas una anécdota?
Ah, esto es como si le preguntaras los trucos al mago. Pienso que lo que lleva a escribir el poema es una voz que se activa en tu  cabeza. Tienes dos opciones: escribir o volverte loco. En mi caso, cuando viene la voz la copio en un cuaderno. Siempre estoy escribiendo en cuadernos y en libretas y en la laptop. Estoy atento a las expresiones de la gente. Me gusta observar lo que pasa en la calle. Estar atento de lo que hablan los que están sentados en la otra mesa del restaurante o en el asiento del lado de la guagua. Siempre ando copiando ideas que posteriormente usaré en un futuro poema. Trabajo con collages, con pastiches y todo eso. Leí que Blaise Cendrars anotaba en un cuaderno las palabras que le gustaría usar en un poema y en otro los títulos de los poemas que escribiría en el futuro. Eso me gusta. Cuando un poema no cuaja no suelo borrarlo por completo, me quedo con los versos y con las cosas que funcionaron, para buscarle uso en lo adelante. Así que soy un poeta que trabajo con material desechable para darle forma a cosas nuevas. En fin, siempre estoy componiendo. Incluso cuando estoy durmiendo, ya que muchas ideas y poemas me vienen de los sueños.
En “Damen” dices citando a John Keats “no hay nada menos poético que un poeta”. Es una declaración provocativa. Por lo menos atenta contra esa imagen romántica y sublime del poeta como ser cuasi divino, como un iluminado. ¿Qué es para ti el poeta?
Para mí un poeta es el que recibe el mensaje que tiene que entregar a la tribu. Piensa en esos mensajeros de la edad media que cabalgaban grandes distancias para entregar sus mensajesde guerra. Las vidas de estos dependían de si los mensajes que les tocaba entregar eran buenos o malos. Para mí eso es el poeta: alguien que mientras anhela que su mensaje sea bueno, cabalga.
¿Qué tanto le debe tu obra a la antipoesía?
No más de veinte dólares. 
Esta imagen desacralizada del poeta, del literato como un ser humano de carne y hueso se ve también en la selección de temas en tu poesía. De alguna manera se arroja sobre el tapete cantidad de problemáticas que parecerían en un principio no poéticas (la crisis de un treintañero, la selección de una camisa de Iron Maiden, etc.) ¿Por qué esta concepción de poesía?
Ah, yo creo que todo es poético, lo que depende es la forma en que lo plasmes. Mi amigo poeta Paul Alvarez decía algo fundamental “Temo a los temas”.
Una vez Jung dijo “De alguna manera todo es un problema de amor”. Postales, a pesar de su ironía y de su efervescencia, es también un texto de amplios matices amorosos. ¿Qué papel juega el amor en tu obra?
Te respondo con unos versos de Postales:
“todos los poemas de amor son irreales
los poemas de amor que el poeta escribe intencionalmente irreales
son los más reales de todos”
Mientras leía los poemas del libro imaginé a Frank Báez escribiendo en un pequeño cuchitril, escuchando a Bob Dylan y bebiéndose una soda. Es más o menos así o es una imagen manoseada. ¿Cuál es el ambiente que usualmente rodea la escritura de tu poesía?
Si no me equivoco era Henry Miller que decía que la mayor parte de la escritura se hace lejos de la máquina de escribir. Escribo desde el segundo piso de un multifamiliar. Estoy rodeado de apartamentos y de gente. Por lo que no es raro que mientras escriba oiga las discusiones de los vecinos, los tonos graves de un reggaetón, la alarma de un carro, los gritos de un bebé, alguien que descarga un sanitario o el sonido de un vaso que se rompe. Ese tipo de ruidos terminan filtrándose en mis textos. No se puede evitar. Nunca escribo con música puesta. Me molesta. Pero sí me gustan los ruidos incidentales. Un amigo colombiano me contó que García Marquez encontró a Carlos Fuentes escribiendo mientras escuchaba a todo volumen a los Beatles. Cuando García Marquez le preguntó la razón, Carlos Fuentes le  contestó que deseaba que  su prosa tuviera la  agilidad de esa música. Eso fue a finales de los sesenta. Y ya conocemos cuál es la calidad de los libros de Carlos Fuentes posteriores a los sesenta.
Has escrito crónicas periodísticas que se han publicado en diversos medios, ¿qué tanto ha influido tu labor de cronista en el acercamiento a las problemáticas que tratas en tu obra?
Cuando pienso en crónica lo que me viene a la mente es salir con una grabadora a la calle, con una libreta y con los sentidos alerta. Creo que me habitan dos seres: el cronista y el poeta. El cronista es el que cree en lo visible y el poeta en lo invisible. Lo que tengo que preocuparme es de mantener el consenso entre ambos.
Tu crónica “Bob Dylan en el auditorium Theater” fue parte de la selección que hizo el poeta Darío Jaramillo para el libro Antología de crónica latinoamericana actual junto a nombres como Martín Caparrós y Leila Guerriero. Además eres el único dominicano en la antología ¿Cómo te sientes respecto a esto?
Ah, pues contentísimo de que un poeta tan importante como Darío Jaramillo, me haya seleccionado para esa antología. Por otro lado, que sea el único dominicano, la verdad es un poco triste. Y triste en el sentido de que hay poca gente escribiendo crónicas en el país. Acá cuando se habla de cronistas se refieren a faranduleros. Necesitamos revistas donde se publiquen crónicas y que paguen por hacerlas. En este país y en Latinoamérica en general, sólo hay que poner un pie en la calle para encontrarse con un reportaje o una crónica. Para mí las crónicas se relacionan directamente con la memoria histórica de una generación. Que tengamos pocos medios de difusión para las crónicas y los reportajes serios impide que logremos entender de una manera amplia y profunda nuestra época.
Jaramillo decía en el prólogo a esa antología que hay una especie de “boom” de la crónica latinoamericana. Hay cronistas de enorme éxito en este momento, además premios de crónicas, revistas, blogs. En tú caso ¿cuál dirías tú que es el principal atractivo de este género actualmente?
Creo que es porque hay una camada de excelentes cronistas en toda latinoamérica. El otro día chateaba con un amigo mexicano  sobre las últimas novedades literarias. La mayoría de los libros que mencionamos pertenecían a cronistas. No soy especialista ni nada de eso, pero creo que estos cronistas están contando cosas que le atañen a los lectores latinoamericanos y que raramente salen en las novelas o en los cuentos, quizás por el artificio o porque los narradores se fueron a España a  triunfar como Vargas Llosa y se olvidaron de latinoamérica. Sin embargo, también hay esnobismo entre los cronistas. Por ejemplo, en esa antología yo escribo una crónica sobre Bob Dylan, ¿por qué no sobre un merenguero dominicano o un bachatero dominicano? ¿Por qué sobre Bob Dylan?
¿Planeas seguir escribiendo crónicas en el futuro? Ya has escrito un libro de crónicas titulado “En Rosario no se baila cumbia”.
Claro, me encanta escribir crónicas. Me da gracia escribir sobre hechos reales y personas de carne y hueso. Me gusta releer  “En Rosario no se baila cumbia”.  Lo considero un libro de crónicas de viaje. ¿Por qué? Porque los personajes salen con sus nombres y porque lo que pasó sucedió así mismo o al menos así es que lo recuerdo. Entre otras cosas, el libro habla de mi obsesión por César Aira y una entrevista que intento hacerle. La cuestión es que el otro día me escribió una amiga, Gabriela Bejerman, quien me dijo que se encontró con César Aira en la puesta en circulación de un libro y que este le contó que había leído el librito y que se había reído mucho.
Hablemos del proyecto El Hombrecito en el cual participas. ¿De dónde surge la idea de mezclar poesía, música y audiovisual en un mismo show?
El Hombrecito es un colectivo que empezó con poesía, luego le añadimos música y posteriormente visuales. La idea surge de mi amistad con el poeta dominicano Homero Pumarol. Fue un proceso que se dio de manera natural. Ambos teníamos poemas inéditos que nos leíamos y criticábamos. Como en República Dominicana no existían editoriales para publicar decidimos hacer lecturas para dar a conocer los textos. Leíamos en bares y en lugares no relacionados con la poesía. Así que teníamos que ganarnos a esa gente. Para no aburrirlos incluimos música en la propuesta. De igual manera, para atraerlos hacíamos afiches tentadores. La premisa es que la gente odiaba la poesía y teníamos que convencerlos para que fueran a escucharnos. Por esa misma razón, nos agenciamos un nombre con que pudieran identificar estas acciones poéticas. Así que le pusimos “El Hombrecito”, que me sigue pareciendo el titulo más simpático que uno le pueda poner a una banda o a un proyecto. El Hombrecito ha sobrepasado nuestras expectativas. Se ha convertido en algo así como una banda, compuesta de seis personas: cuatro músicos y dos poetas. Solemos trabajar con artistas visuales de primer orden. Nos hemos presentado en Madrid y en Miami. Estamos a punto de sacar nuestro segundo disco. Y de alguna manera, el proyecto ha ayudado a que nos publiquen en otros países y para que las ediciones locales de nuestros libros se vendieran. Por lo que se pudiera decir que “El Hombrecito” surge de la crisis editorial en nuestro país y al mismo tiempo del interés de nosotros por conquistar nuevos espacios y un público más diverso para nuestra poesía. Ahora bien, nada de esto se planeó, fue algo que evolucionó poco a poco.  Tal como te dije, surgió de dos poetas que se conocen, comparten sus textos y quieren compartirlos con la gente.
 ¿Cómo se puede generar una experiencia distinta en la literatura a través de la integración de la música y los recursos audiovisuales?
Bueno, eso viene haciéndose desde hace tiempo. Digamos que el cine es el producto más adelantado. Siento que iniciativas como esta a veces se sobreestiman. En el sentido de que si algo es bueno, es porque está bien hecho, independientemente del formato en que se haga. Hace un tiempo leí un artículo acerca de los escritores multidisciplinares donde ellos plantean que buscan recuperar la potencialidad de la literatura en el escenario. En el artículo había un video de uno de los escritores que proponía esto y era horroroso. Y lo que saqué de esto fue que por  más recursos audiovisuales que utilices, la cosa no va  a cuajar, si tus textos no son buenos. Así que lo que yo creo es que al final todo depende del texto. No porque tenga recursos audiovisuales o porque tengas carisma, la literatura va a ser buena o mala. Lo que la hace buena o mala es lo mismo que la hacía buena o mala hace miles de años.
¿Qué es lo que más disfrutas de las presentaciones?
El final, cuando nos entregan el dinero que recaudamos con la entrada, ya que es lo que nos ayuda a seguir desarrollando y financiando el proyecto.
Están preparando un nuevo álbum, ¿qué novedades se puede encontrar en este segundo CD?
Ya el disco está en proceso de post producción. Se titula “La última vuelta” y está compuesto por ocho temas. Está previsto para lanzarse el 14 de octubre en el Palacio de Bellas Artes de Santo Domingo. Nuevamente, trabajamos con el productor Aldo German y una gran cantidad de artistas y músicos dominicanos. En esta ocasión, los temas dan un paso más allá del disco anterior y creo que la poesía, la música y el concepto general están más acoplados.
Finalmente, ante tal cantidad de proyectos, queda preguntar ¿Se encuentra Frank Báez preparando algo en cuento, en poesía o en crónica actualmente? ¿De qué se trata?
Bueno, en estos momentos le estoy dando los toques finales a un librito de crónicas de un viaje a Nicaragua, el cual le voy a pasar a Juan Hernández, el editor de Germinal, para su consideración. Es un libro que está relacionado de una manera extraña con Derek Walcott, de  quien según leí en el periódico, es el invitado de honor de la Feria Internacional del libro de Costa Rica, que están celebrando por estos días.  ¡Ojalá a  Juan le guste y se motive a publicarlo!


Frank Báez
Por Brenda Galán

Siempre que voy a la isla, tenemos un encuentro muy nuestro en la librería, esta vez nos acompaña Giselle su novia, alguien muy especial a quien le dedica su libro postales.
Rodeados de estantes, páginas impresas y personas que hablan en voz baja nos sentamos a conversar.
A pesar de ser tan joven, Frank Báez tiene la madurez de alguien que ha vivido muchos más años de los que tiene.
Su pausada forma de hablar se gana tu confianza y su condición de psicólogo transforma la conversación en un intercambio de ideas muy interesante.
El, en cierta forma es responsible de que me haya atrevido a compartir con otros lo que escribo y de sugerirme varios libros que me han encantado.
Recuerdo en este momento el consejo que me dio como escritor hace algún tiempo: “Lee, vive y escribe”, y de esa sugerencia parto para hacerle algunas preguntas:

- ¿Quién nace primero en ti, el lector o el escritor?
Te diría que el lector. Sin embargo, yo no disocio al lector del escritor, creo que en el ejercicio literario ambos van de la mano. A medida que uno más lee más escribe. Y viceversa. Los escritores que más me gustan son los que dialogan directamente con una tradición literaria de una manera directa e indirecta. Esto es un poco lo que yo hago en Postales, mi más reciente libro.

-¿Frank Báez es narrador o poeta?
Poeta que escribe narrativa.

- Cuéntame de tu experiencia de vivir en los Estados Unidos. Te la cuento con un ejemplo elocuente. Recuerdo que salí de Santo Domingo y la temperatura estaba en 28 grados. Cuando aterricé en Chicago, la temperatura estaba en menos 28 grados.

- ¿Qué opinas de la literatura que se ha hecho en la isla en los últimos 20 años?
Bueno, hay gente escribiendo. Sin embargo, lo que yo encuentro triste es la discontinuidad de una tradición literaria. Cuando uno va a los suplementos literarios de hace veinte o treinta años encuentra que los escritores de entonces escribían sobre las novedades y existía un interés sobre lo que se publicaba. Esto se ha perdido. La generación anterior se ha convertido en una especie de papá pegón. En fin, hay como una orfandad en estos escritores que quizás en el fondo pueda producir una literatura más libre y versátil.
¿Quién sabe?

-¿Consideras que escribir bien es un don?
El don es sentir la pasión por escribir y leer. El don es tener ochenta años y sorprenderse de la misma manera en que escribíamos y leíamos a los veinte.

¿Qué buscas cuando escribes?
Abrir una ventana desde la que se vea el mundo que tengo en la cabeza.


-Tú me asombraste con algunos relatos de “Págales tu a los Psicoanalistas” en los que narras con voz de mujer, ¿cómo pudiste concebir tan bien esas historias?
Un día se me ocurrió hacer un blog de una jevita dominicana. Le puse de nombre Lola. Duré varios meses escribiendo sobre su vida en Santo Domingo. Así que cuando me puse a escribir de nuevo, no podía obviarla porque se me había vuelto real. Incluso cuando escribía sobre ella era capaz de escuchar su voz en mi cabeza.

-Cuándo lees, ¿qué te hace pensar: Este es un buen poema?
No lo sé. Uno puede tener una idea predeterminada de lo que es la poesía hasta que abre un libro que desconocía y se da cuenta de que estaba equivocado.

¿Qué es el hombrecito y cómo empieza esa aventura artística?
No hay nada más complicado que definir a El Hombrecito. Alguien dijo que hacíamos spoken word y desde entonces nos agarramos del término como si fuera una tabla del naufragio. ¿Pero qué es eso de spoken word? Qué feo suena. En resumen, El Hombrecito es un proyecto que ideamos Homero Pumarol y yo para difundir nuestra poesía años atrás y que ha devenido en una banda que toca en bares, en festivales y hace intervenciones artísticas. De alguna manera, ha influido en muchos poetas y ahora son varias bandas de Spoken Word (qué charli suena) que tocan por ahí, incluso hay en Santiago, en San Cristóbal y en Nueva York. Ahora, por supuesto, El Hombrecito se está reinventando y está presto a sacar material nuevo. Digamos que el hombrecito está en su pubertad.

-Te puedes referir un poco a la última edición de Postales.
Esta es la primera edición dominicana y la tercera en general. Considero que esta es la definitiva. Las reediciones han permitido que el libro vaya engordando, aunque esto, al menos en la poesía, no es sinónimo de calidad. El libro se ha publicado en Costa Rica y en Argentina. Esta edición dominicana fue realizada por Ediciones De a Poco y se puso a circular a principios de año. Era necesario que se publicara, ya que el libro había ganado el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña y como no había sido publicado en el país, levantó una serie de comentarios erróneos y desafortunados. El libro está dividido en tres secciones y agrupa varios de los poemas que escribí durante la década pasada, poemas escritos en diferentes registros y en diversas circunstancias. Muchos de los poemas han aparecido en revistas como El Mal Pensante de Colombia y en antologías como Cuerpo Plural de la editorial Pre Textos. De igual forma, también han sido difundidos a través del disco de El Hombrecito y las presentaciones e intervenciones artísticas que he realizado con esta banda. Quizás esto ha llevado a que esta edición haya tenido buena acogida. Pero esta acogida se debe a ese trabajo previo y al mismo tiempo a un esfuerzo editorial, de difusión y distribución que ha hecho David Puig.

-Hace poco presentaste el libro en Miami. Tengo entendido que actualmente estás realizando un tour de Postales.
Sí, es una especie de tour. Presenté el libro en Santo Domingo y luego en Santiago. Posteriormente, viajé a Miami, invitado por el consulado dominicano de Miami y presenté el libro allá. La experiencia ha sido muy grata. Tanto en Santiago y en Miami conocí poetas y artistas que me eran desconocidos. Pero más que nada, a gente interesada en la poesía y que consideran que estas actividades pueden ser viables. Creo que la mejor manera de difundir un libro y sobre todo si es de poesía es aprovechando la presencia del autor para darle vida a los textos. Parto del principio de que los libros no son para vendérselos a otros poetas o a académicos, sino a la gente normal. A esa gente es que tenemos que ganarnos.

-¿A dónde se dirigen tus poemas después de postales?
Lo peor que le puede pasar a un poeta es volverse predecible. Es como un mago. Tan pronto te sabes los trucos y la rutina, la magia se pierde. Es lo mismo con la poesía. La poesía debe sorprender como un rayo que te da de lleno en el campo, te incinera y te hace polvo.

Frank Báez ha publicado el libro de poesía Jarrón y otros poemas (2004) y el libro de cuentos Págale tú a los psicoanalistas (2007) con el que ganó el premio de cuentos de la Feria del libro de Santo Domingo. Sus poemas han aparecido en diversas antologías. La más reciente es Cuerpo plural. Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea (Editorial Pre-Textos 2010). Es parte de la banda de spoken word El Hombrecito que en el 2009 editó un disco titulado Llegó el hombrecito. Es editor de la revista virtual Ping Pong.

TAPAS
 España (2012)

Argentina (2011)

República Dominicana (2011) 

Argentina (2010) 

 Argentina (2009) 

 Costa Rica (2008)





Anaïs Nin

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DE OTROS MUNDOS
Anaïs Nin / Mallorca
(1903 - 1977)

Narradora franco-estadounidense, nacida en Neuilly-Sur-Seine (en el área suburbana de París) el 21 de febrero de 1903, y fallecida en Los Ángeles (en el estado norteamericano de California) el 14 de enero de 1977. Autora de algunos de los relatos y novelas más desinhibidos de la narrativa contemporánea escrita por mujeres, causó asombro en su tiempo por el atrevimiento, la sinceridad y la ausencia de prejuicios morales de sus textos autobiográficos, recogidos en un monumental diario que empezó a redactar a los once años de edad. Apasionada del psicoanálisis, compartió sus experiencias amorosas y sus inquietudes intelectuales con algunas figuras destacadas del panorama cultural del siglo XX -como el psicoanalista Otto Rank, discípulo directo de Freud (1856-1939), y el escritor norteamericano Henry Miller (1891-1980)-, y luchó enconadamente -tanto en su propia peripecia vital como en su extensa obra autobiográfica- por la liberación sexual de la mujer, lo que la convirtió en uno de los grandes mitos del movimiento feminista de los años sesenta.


Vida y obra

La suma de las diversas nacionalidades y las diferentes latitudes geográficas que se dan cita en los orígenes de Anaïs Nin ha provocado bastantes confusiones entre sus biógrafos. Sus padres, ambos nacidos en Cuba, poseían nacionalidades distintas y pertenecían a dos culturas bien diferenciadas: su progenitor era el célebre pianista y compositor cubano Joaquín Nin-Castellanos (1879-1949), natural de La Habana; su madre, también vinculada al mundo de la música, era la cantante franco-danesa -aunque también nacida en la mayor de Las Antillas- Rosa Culmell. Cuando nació la futura escritora -que recibió en la pila bautismal el nombre de Ángeles Anaïs Juana Antolina Rosa Edelmira Nin y Culmell-, el matrimonio formado por ambos residía en las afueras de París; posteriormente, la familia se trasladó a Barcelona, ciudad en la que, en 1914, Joaquín Nin dejó abandonados a su esposa y a sus hijos para iniciar una nueva relación amorosa al lado de una mujer más joven. Rosa Culmell se embarcó entonces junto a sus tres hijos rumbo a los Estados Unidos de América, y en el transcurso de aquel dilatado periplo transoceánico a bordo del vaporMontserrat -que cubría el trayecto naval entre la Ciudad Condal y Nueva York- la pequeña Anaïs comenzó a redactar un larga epístola dirigida al padre ausente, carta que fue el punto de partida de sus celebérrimos diarios.

Católica a ultranza durante su infancia y adolescencia ("creo firmemente en Dios y en todo lo que Dios me dice a través de la Santa Iglesia", dejó anotado en las primeras páginas de su diario), la joven Anaïs Nin asistió en Nueva York a varias escuelas religiosas en las que, tras superar sin grandes dificultades el aprendizaje de un nuevo idioma, pronto dejó constancia de su innata capacidad para la escritura. Pero a los dieciséis años de edad interrumpió bruscamente su formación secundaria para empezar a trabajar como modelo y tomar clases de danza española, pues por aquel entonces se sentía poderosamente atraída por el mundo del espectáculo. En ese ambiente conoció al banquero neoyorquino Hugh Guiler, con el que habría de contraer nupcias en 1923, año en el que ambos se desplazaron a Europa para afincarse en París. Con el paso del tiempo, el propio Guiler se convirtió en uno de los ilustradores de las novelas de su esposa, bajo el pseudónimo de Ian Hugo.

En la capital francesa, Anaïs Nin recobró su interés por la creación literaria y quedó deslumbrada por el psicoanálisis. Comoquiera que su marido no compartía con ella estas aficiones ("Hugo huele a banco", escribió en su diario para caricaturizar la obsesión de su esposo por el mundo de las finanzas), empezó a frecuentar los ambientes de la bohemia parisina y se interesó por la obra del escritor británico D. H. Lawrence (1885-1930), a la sazón satanizado por la crítica europea debido al verismo sin precedentes que, en los aspectos sexuales, había alcanzado en algunas narraciones extensas como Mujeres enamoradas (1920) y El amante de lady Chatterley (1928). Al margen de exhibir, con esta fijación en la obra de Lawrence, un talante liberal poco frecuente en una mujer de su tiempo, Anaïs Nin se reveló como una excelente estudiosa del hecho literario tras dar a la imprenta su ensayo titulado D.H. Lawrence: An Unprofessional Study (1932), obra con la que, en contra de las corrientes estéticas y morales de su tiempo, contribuyó notablemente a la revalorización de los escritos del autor de Eastwood.

En 1930 había recalado en París el escritor neoyorquino Henry Miller, quien pronto se integró en los círculos literarios frecuentados por Anaïs Nin y mantuvo con ella una apasionada relación amorosa, a la que pronto se sumó June, la mujer del autor de Trópico de Cáncer (1934), quien inició a la escritora en los amores sáficos: "Cuando June caminó hacia mí desde la oscuridad del jardín hacia la zona iluminada por la puerta abierta, vi por primera vez a la mujer más bella de la tierra, un rostro sorprendentemente blanco, unos ardientes ojos negros, un rostro con tanta vida que sentí como si fuera a consumirse ante mis ojos [...]. Hace años traté de imaginar la auténtica belleza, creé en mi mente la imagen de una mujer así; sólo la pasada noche la vi. Su belleza me inundó [...]. Por la noche soñé con ella, y no aparecía magnífica y abrumadora como es, sino muy pequeña y frágil. Y la amé. Amé una pequeñez, una vulnerabilidad que me parecía disimulada por su orgullo, por su arrogancia. [...]. Con su cara, impresionantemente blanca, al retirarse hacia la oscuridad del jardín representó para mí el papel de irse. Yo quise correr y besar su fantástica belleza y decirle: June, has matado también mi sinceridad, ya no sabré nunca quién soy, qué amo, qué quiero. Tu belleza me ha ahogado, inundado hasta el fondo de mi ser; te llevas contigo una parte de mí reflejada en ti. Cuando tu belleza me tocó me disolvió. Te soñé, deseé tu existencia, tú eres la mujer que yo quiero ser. Veo en ti esa parte de mí que es como tú".

Entretanto, el interés de Anaïs Nin por el psicoanálisis la condujo hasta el diván -y bien pronto hasta el lecho- de René Allendy (1889-1942), miembro fundador de la Sociedad Psicoanalítica de París y humanista polifacético, atento a otras disciplinas del saber como la alquimia, la astrología, el misticismo, el arte y la literatura surrealistas y el cine (llegó a concebir varias películas oníricas que nunca fueron rodadas). Convertida en amante secreta de Allendy -quien, además, psicoanalizaba por aquel tiempo a Hugh Guiler-, la escritora de nacionalidad estadounidense entró en contacto con el mundo onírico del surrealismo y llegó al convencimiento de que la racionalización de las fuerzas instintivas del subconsciente sólo podía lograrse a través del psicoanálisis, convencimiento que dejó bien patente en la rigurosa introspección de que hacía gala en su diario: "Es extraño comprobar el amor de otro por una y permanecer inmutable. Los bellos sueños de Hugh sobre mí. Los escucho, pero jamás pienso en ellos cuando Henry me acaricia. Es absolutamente cierto que nunca pienso en Hugh cuando estoy con Allendy o con Henry, como tampoco pienso en Henry cuando estoy con Allendy [...]. No veo nada malo en acostarme con Henry en la cama de Hugh, como tampoco vería nada malo en entregarme a Allendy en la misma cama. No tengo ninguna moralidad. Sé que la gente se horroriza, pero yo no".

Pero la peripecia amatoria de Anaïs Nin no había alcanzado aún su punto culminante. El día 5 de mayo de 1933 se encontró en París con su padre, al que había idolatrado y odiado simultáneamente desde que éste abandonara a su familia cuando ella aún era una niña. Mes y medio después de su reencuentro, Joaquín Nin y su hija se refugiaron en un pequeño hotel de la localidad francesa de Valescure, donde vivieron una tórrida relación incestuosa que la escritora, a pesar de la promesa que hizo a su padre, acabó por reflejar también en las sinceras páginas de su diario: "Tenía al hombre que amaba en mis pensamientos; lo tenía en mis brazos, en mi cuerpo. El hombre que busqué por todo el mundo, que marcó mi niñez y me perseguía. Había amado fragmentos de él en otros hombres: la brillantez de John, la compasión de Allendy, las abstracciones de Artaud, la fuerza creativa y el dinamismo de Henry. ¡Y el todo estaba allí, tan bello de cara y cuerpo, tan ardiente, con una mayor fuerza, todo unificado, sintetizado, más brillante, más abstracto, con mayor fuerza y sensualidad! [...]. Me penetró tres y cuatro veces sin parar, sin retirarse [...]".

A pesar de esta arrebatada pasión incestuosa, la escritora regresó a París al término de aquel tórrido verano y volvió a entregarse a sus amantes habituales. Fruto de esta intensa y arriesgada vida sentimental fue, en 1934, el primer y único embarazo de Anaïs Nin, que concluyó prematuramente a los seis meses, tras el aborto de la niña que llevaba en su seno. Entretanto, seguía obsesionada por el psicoanálisis: tan hondamente había calado en Anaïs Nin la disciplina impulsada por Freud y sus discípulos, que llegó a plantearse la posibilidad de abandonar la creación literaria para dedicarse de lleno al estudio de este método de indagación en las profundidades de la mente humana; y así, durante una prolongada estancia en Nueva York (1934-1935) requirió los servicios de un nuevo y prestigioso psicoanalista -el mencionado Otto Rank, con el que también mantuvo relaciones sexuales- y llegó a colaborar con él, en calidad de ayudante, en su consulta neoyorquina.

A su regreso a París, conoció al peruano Gonzalo More, a quien incluyó en su nómina de amantes sin desatender por ello a otros viejos compañeros de cama, como Henry Miller. Con la irrupción en su vida de More, a quien describió como "divinamente hermoso, tan parecido a un dios", Anaïs Nin volvió a alcanzar la plenitud del éxtasis amoroso-sexual que había conocido al lado de su padre: "Fui infinita y completamente consciente del fuego del amor, hasta el punto de que casi caigo de rodillas para bendecir a no sé quién, porque en verdad puedo decir que he conocido las cimas más altas de la pasión, de la pasión absoluta, sensual y mística. Que ambos, Henry y Gonzalo, de maneras distintas, hayan sido los amantes más maravillosos, que he dado y recibido todas las caricias posibles a los seres humanos, que es la máxima alegría que puede experimentarse en la tierra. Amor. Pasión. Ternura".

Afincada, pues, nuevamente en París, en 1936 colaboró de forma activa en la fundación del sello Editions Seine, con la intención de hallar en sus colecciones un hueco para sus propias obras, rechazadas por "escandalosas" por parte de los restantes editores franceses y americanos. Fue así como, antes de la Segunda Guerra Mundial, dio a la imprenta sus novelas eróticas The House of incest (La casa del incesto, 1936) y Winter of Artifice (Invierno artificial, 1939), obras que dividieron a la crítica y los lectores, más atentos -una y otros- al desahogo moral de la autora norteamericana -auténtica prolongación de los escritos autobiográficos que continuaba mecanografiando en su interminable diario- que a los valores estrictamente literarios de ambas piezas.

Poco antes del estallido de la contienda internacional, Hugh y Anaïs, intuyendo la magnitud del conflicto, decidieron abandonar Europa para buscar refugio en los Estados Unidos de América. Instalados en Nueva York, protegieron desde allí a algunos amigos como Henry Miller y Gonzalo More, sobre todo gracias a los ingresos obtenidos por Anaïs Nin mediante una extraña propuesta editorial: un viejo bibliófilo especializado en literatura erótica (al que la autora nunca llegaría a conocer) le encargó que escribiera una serie relatos de temática amoroso-sexual, a cambio de pagarle un dólar por cada página escrita. Gran parte del dinero recaudado por esta vía era destinada a sus amantes y protegidos Henry Miller y Gonzalo More, a los que Nin animó para que se pusieran también a escribir cuentos eróticos por encargo; pero el viejo, considerando que los relatos de todos ellos no eran suficientemente explícitos, les instó a que hablaran más de sexo y se dejaran de poesía, lo que provocó la indignación de la escritora norteamericana, que quedó también reflejada en su diario: "Él no sabe que estuvo a punto de hacernos perder todo interés por la pasión, estuvo a punto de llevarnos a hacer voto de castidad, porque lo que él quería que excluyéramos era lo que resultaba afrodisíaco para nosotros: la poesía". En cualquier caso, de esta extraña propuesta editorial surgió el volumen de narraciones breves de Anaïs Nin titulado Pájaros de fuego.

Posteriormente, la autora estadounidense dio a la imprenta otras recopilaciones de relatos como las tituladas Under a Glass Bell (Bajo la campana de cristal, 1944),This Hunger (1945), y Delta of Venus (1977), y nuevas narraciones extensas comoLadders of Fire (1946), Children of the Albatross (1947), The Four-Chambered Heart (1950), A Spy In The House Of Love (1954), Cities Of The Interior (1959),Seduction Of The Minotaur (1961) y Collages (1964). También añadió un nuevo ensayo a su producción literaria, The Novel of the Future (La novela del futuro, 1968), en el que teorizó sobre la musicalidad, el tono poético y las sugerencias pictóricas que caracterizaban el estilo de los cuentos y novelas recién citados. Pero su gran proyección internacional tuvo lugar, a mediados de los años sesenta, tras la publicación de los primeros volúmenes de su monumental Diario, que, una veces por su propia voluntad, y otras veces por decisión de sus amigos y editores, quedó impreso casi en su integridad, a pesar de que la audaz escritora había llegado a acumular, a lo largo de toda su vida, más de ciento cincuenta mil páginas mecanografiadas.


Bibliografía

BARILLÉ, Elisabeth. Anaïs Nin, desnuda bajo la máscara (Madrid: Espasa-Calpe, 1992).
MILLER, Henry. Cartas a Anaïs Nin (Barcelona: Bruguera, 1979) [tr. de Ana Goldar].
STUHLMANN, Gunther [ed. lit.]. Una pasión literaria: correspondencia de Anaïs Nin y Henry Miller, 1932-1953 (Madrid: Ediciones Siruela, 1991) [tr. de Juan Antonio Molina Foix].
RIBERA GÓRRIZ, Nuria. Anaïs Nin, writing as a waking dream (Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona, Servicio de Publicaciones, 1993).



BIBLIOGRAFÍA

  •  D. H. Lawrence: An Unprofessional Study
  • Collage (1964)
  • Invierno de artificio (1939)
  • Bajo la campana de cristal (1944)
  • La casa del incesto (1936)
  • Delta de Venus (Póstuma)
  • Little Birds
  • "Ciudades de interior" (1959), en cinco tomos:
  • Pájaros de fuego (Póstuma)
  • Hijos del albatros (1947)
  • The Four-Chambered Heart
  • "Una espía en la casa del amor" (1954)
  • Seduction of the Minotaur
  • The Novel of the Future
  • In Favor of the Sensitive Man
  • Henry and June (1990)
  •  Incest
  • Fire (1995)
  • Nearer the Moon (1996)
  • El Diario de Anaïs Nin (1966-Póstuma)
      • 1931-1934 Vol. 1 (1969)
      • 1934-1939 Vol. 2 (1986)
      • 1939-1944 Vol. 3 (1983)
      • 1944-1947 Vol. 4 (1983)
      • 1947-1955 Vol. 5 (1975)
      • 1955-1966 Vol. 6 (1977)
      • 1966-1974 Vol. 7 (1981)
      • 1920-1923 Vol. 2 (1983)
      • 1923-1927 Vol. 3 (1985)
      • 1927-1931 Vol. 4 (1986)




Lilian Elphick

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Lilian Elphick

(1959)
Lilian Elphick nació en  Santiago de Chile en 1959.

 Es Licenciada en Literatura y con estudios completos de magíster en Literatura Hispanoamericana y Chilena, por la Universidad de Chile.

 Ocupación actual:

*Escritora
*Directora de Talleres Literarios
*Editora página web Letras de Chile
* Correctora de textos.

 Otras ocupaciones y/o actividades:

*Libretista de Televisión. 1993-1995.
            *Participación en el Congreso “Ser Mujer, ser latinoamericana, ser escritora”, Buenos Aires, Argentina. Septiembre 2002.
*Presidenta Corporación Letras de Chile. 2003-2004.
*Organización IV Encuentro Internacional de Escritores por el fomento del libro y la lectura “Al Sur de la palabra”, Puerto Montt, Chile. Enero 2005.
*Edición general libro “Al Sur de la palabra”. Cuentos y Ponencias del IV Encuentro Internacional de Escritores por el Fomento del Libro y la Lectura. Corporación Letras de Chile. Agosto 2005.
*Participación en el 11º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, en Resistencia, Chaco, Argentina. Fundación Mempo Giardinelli y Corporación Letras de Chile. Agosto de 2006.
*Participación en la XII feria internacional del libro de la Paz, Bolivia. Agosto de 2007.
*Organización de Sea breve, por favor, Encuentro chileno de Minificción, Santiago de Chile. Agosto de 2007 y Noviembre de 2008.
* Participación en el V Congreso Internacional de Minificción, Neuquén, Argentina. Noviembre de 2008.
* Participación en el VI Congreso Internacional de Minificción, Bogotá, Colombia. Octubre de 2010.
 * Participación y organización de Sea breve, por favor, III Encuentro Chileno de Minificción, Valparaíso, Chile. Mayo/Junio 2011. 
* Participación en las IV Jornadas Nacionales de Minificción, Mendoza, Argentina. Noviembre de 2011.
.

Distinciones

*Concurso de Poesía Vicente Huidobro, Departamento de Literatura, Universidad de Chile. Santiago, 1983.
Primer Premio por el conjunto de poemas "Naturaleza y destino (siete poemas para ciegos)".
*Concurso de Cuentos Querido Borges III, California, 1989.
Finalista con el cuento "Párpados Azules".
*Concurso de Cuentos Juan Rulfo, París, Francia, 1990.
Finalista con el cuento "La Gran Ola".
*Concurso Nacional de Cuentos Diario La Época, Santiago, 1990.
Finalista con el cuento "Ulysses muere de a ratitos".
*Concurso de Cuentos "Manuel Rojas", Mosquito Comunicaciones y Fundación Beskow, Santiago, 1991.
Mención Honrosa por el cuento "Por qué no nos conocimos antes . . . "
*XII Concurso de Cuento Breve, Revista Puro Cuento, Argentina, 1991.
Mención Honrosa por el cuento "Luna"
*Concurso de Cuentos, Revista Paula, Santiago, 1999.
Finalista con el cuento "Los favores concedidos"
*Segundo Festival de Teatro en Pequeño Formato, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, U. de Chile, Santiago, 2000.
Finalista con la obra "El Tricomaniaco".
*VII Concurso Interamericano de Cuentos, Fundación Avon, BS.AS, Argentina, Noviembre, 2000.
Finalista con el cuento "Líbrame de todo mal".

* Beca de Creación Literaria para El otro afuera. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Santiago de Chile, 1998.
*Beca de Creación Literaria para Ojo Travieso. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Santiago de Chile, 2006.
Bellas de sangre contraria. Premio Mejores Obras Literarias Editadas, categoría cuento, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Santiago, Chile, Octubre 2010.
Beca de Creación Literaria para Diálogo de tigres. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Santiago de Chile, 2011.
Beca de Creación Literaria para Confesiones de una chica de rojo. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Santiago de Chile, 2012.


Publicaciones

Libros

*La última canción de Maggie Alcázar (Cuentos).  Mosquito Comunicaciones, 1990, Santiago de Chile.

*El otro afuera (Cuentos) Editorial Cuarto Propio, 2002, Santiago de Chile.

Beca del Escritor del Fondo del Libro y la Lectura, 1998.

Algunas críticas al libro El otro afuera:
1.- Metáforas del deseo y la violencia. Javier Edwards Renard, El Mercurio, Revista de Libros, 4 de enero de 2003.
2.- Relatos y utopía amorosa. Patricia Espinosa. Revista Rocinante No 63, enero de 2004.

*Ojo Travieso (Microrrelatos)  Mosquito Comunicaciones, 2007, Santiago de Chile.

Beca del Escritor del Fondo del Libro y la Lectura, 2006.

Algunas críticas al libro Ojo Travieso:

Bellas de sangre contraria (Microrrelatos) Mosquito Comunicaciones, 2009, Santiago de Chile.

Premio Mejores Obras Literarias Editadas, categoría cuento, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Santiago, Chile, Octubre 2010.

Algunos comentarios a Bellas de sangre contraria:

Un libro inagotable en su brevedad, por Juan Mihovilovich.
Bellas de sangre contraria o el espejo femenino, por Reyna Hernández H.

Diálogo de Tigres (Microrrelatos) Mosquito Comunicaciones, 2011, Santiago de Chile.
Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Santiago, Chile, 2011.

Algunos comentarios a Diálogo de Tigres:


Monstruos diminutos, por Patricia Espinosa.


Cuentos antologados

"La llegada de Angelina".
En: Cuento Aparte. (Cuentos). Editorial Huelén, 1986, Santiago.

"La Paciencia".
En: Cuento Aparte. (Cuentos). Editorial Huelén, 1986, Santiago.

"Falsa Noche".
En: Santiago, Pena Capital. (Narraciones) Antología del Taller Literario Heinrich Böll, Prof. Antonio Skármeta. Editorial Documentas, Santiago 1991.

"Por qué no nos conocimos antes…”
En: Urgentes y Rabiosos. Cuentos ganadores del Concurso de Cuentos Manuel Rojas. Editorial Mosquito Comunicaciones, Santiago, 1991.

"La Elegida".
En: Andar con cuentos.  Antología de la Nueva Narrativa Chilena.  Editorial Mosquito Comunicaciones, Santiago, 1992.

"La Elegida".
En: Muestra Literaria del Congreso Internacional de Escritores, Juntémonos en Chile, Santiago de Chile, 1992.  

"La Elegida".
En: Cuento Chileno Contemporáneo (Breve Antología). Poli Délano/Rafael Ramírez Heredia, Compiladores. UNAM, México, 1996; Fondo de Cultura Económica,  Chile, 1998.

"Juego de cuatro estaciones".
En: Salidas de madre. Antología de narradoras chilenas, 1996, Edit. Planeta, Santiago de Chile.

"La pieza vacía".
En: Voces de Eros. Antología de cuentos eróticos, 1997, Edit. Grijalbo-Mondadori, Santiago de Chile.

"Los favores concedidos".
En: Hielo. Antología de los cuentos finalistas de Revista Paula, 1999, Edit. Alfaguara, Santiago de Chile.

"El otro afuera”.
En: Cuentos 2000,  Editorial Lom, 2001, Santiago de Chile.

"Felicidad en blanco y negro".
En: El Cuento Hispanoamericano Actual.
Selección de Reni Marchevska, Bulgaria, 2002.

"El viaje".
En: Después del 11 de Septiembre. Narrativa Chilena Contemporánea. Poli Délano Antologador. Editorial Ficticia, México, 2003.           

"El viaje".
En: Después del 11 de Septiembre. Narrativa Chilena Contemporánea. Poli Délano Antologador. Ed. Desde la gente. Bs. As, 2003.

“Líbrame de todo mal”.
En: Palabras en Torbellino. Obras seleccionadas de los Concursos Interamericanos de Cuentos 2000-2002 de la Fundación AVON para la Mujer. Selección y prólogo de Angélica Gorodischer. Editorial Vinciguerra, Bs.As, Argentina, 2004.                      

“Doble personalidad”.
En: MicroQuijotes. Selección de Juan Armando Epple. Thule Ediciones, España,2005.


“Microcuentos”.
En: Con pocas palabras. Muestra de microcuentos. Mosquito Ediciones. Santiago de Chile. 2005.           

“Que nadie duerma”          .
En: Al Sur de la palabra. Cuentos y Ponencias del IV Encuentro Internacional de Escritores por el Fomento del Libro y la Lectura. Corporación Letras de Chile. Agosto 2005.

“Jugarse la muerte”           .
En: El lugar de la memoria. Antología. Selección de Isabel Gómez y Alejandro Lavquén. Santiago, Editorial Ayún, 2007.

"Medusa"
En: Créditos. Homenaje a Juan Armando Epple. Antología de microcuentos. Ergo Sum, Santiago de Chile, noviembre 2008.

“El otro afuera”.
En: Nouvelles du Chili. Collectif. Traduit de l'espagnol (Chili) par Nahed NadiaNoureddine, Marie-Ève Létourneau-Leblond et Louis Jolicœur, avant-propos de Louis Jolicœur. Québec, L'instant même, 2009, 270 pages.

“Que nadie duerma”.
En: Las mujeres cuentanRelatos de escritoras chilenas. Antología. Simplemente Editores, Santiago de Chile, 2010.

“Conjunto de microrrelatos”.
En: Velas al viento. Los microrrelatos de la Nave de los locos. Antología, Cuadernos del Vigía Ed., Granada, España, 2010.

“Conjunto de microrrelatos”.
En: Arden Andes. Minificciones argentinochilenas. Selección de Sandra Bianchi. Editorial Macedonia, Bs. As, Argentina, 2010.

“Y no pensar en nada”.
 En: Grageas 2. Cuentos breves hispanoamericanos. Selección e introducción de Sergio Gaut Vel Hartman. Ediciones Desde la Gente y el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Buenos Aires, Argentina, 2010.

“Medusa”, “Lilith”.
En: Los comprimidos memorables del siglo XXI. Antología de minicuento. VI Congreso Internacional de Minificción, Bogotá, Colombia, 2010.

"Legítima defensa" 
En: Basta. Cien mujeres contra la violencia de género. Antología de microcuentos. Pía Barros Comp., Editorial Asterión, Santiago de Chile, agosto 2011.

"Monstrua III"
En: Basta. Más de cien cuentos contra el abuso infantil. Antología de microcuentos. Pía Barros Comp; Editorial Asterión, Santiago de Chile, octubre 2012. 

"Felicidad en blanco y negro"
 En: cl. Textos de frontera. Ediciones Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, 2012.

Revistas

*"La Gran Ola":
El Cuento (Revista de Imaginación), Nº117, Enero/Marzo 1991, García y Valadés Editores, México, México.

*"Párpados azules":
Revista Puro Cuento Nº 33, Marzo/Abril 1992, Buenos Aires, Argentina.

*"Luna":
Revista Puro Cuento Nº 34, Mayo/Junio 1992, Buenos Aires, Argentina.

*"La Elegida"
Revista Blanco Móvil Nº 63, 1994, D.F. México.

*"La Elegida":
Revista Libros & Lectores Nº 1, Enero-Marzo 2003. Santiago, Chile.

*"La vida es un desperdicio":
Cuentos de Verano, Revista Cosas, 1998.

*"De la imposibilidad de escribir historias de amor”:
Revista Mujer, Diario La Tercera, Febrero 13, 1999.

“Microcuentos”
Revista Pluma y Pincel Nº 182, Diciembre 2004.

“Detrás de los ojos”
Revista Pluma y Pincel Nº 186, Noviembre 2005.


"Microrrelatos"
 Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana, N° 4, 2011.

"Microrrelatos de Bellas de sangre contraria".
Diario TalCual, Caracas, Venezuela, Junio 2012.

Confesiones de una chica de rojo









Albert Camus

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Albert Camus
(1913 - 1060)

Escritor francés, nacido en Mondovi (Argelia) el 7 de noviembre de 1913 y fallecido en Villeblerin (Yonne, Francia) el 4 de enero de 1960. Fue uno de los principales representantes del existencialismo. Es una de las voces más importantes de la literatura francesa de mediados del siglo XX. Con sus novelas, sus ensayos y sus obras de teatro alcanzó fama universal, sobre todo después de haber sido galardonado con el Nobel de Literatura en 1957.


Vida

Mondovi (actualmente llamada Drean) era una ciudad de Argelia en la que vivía su familia, que era francesa (en aquel tiempo, Argelia pertenecía a Francia). En su casa no había mucho dinero, por lo que sus padres tuvieron que hacer grandes sacrificios para que pudiera estudiar en la Universidad de Argel. Pero pronto abandonó los estudios universitarios debido a una grave enfermedad (tuberculosis).

Fue, desde niño, un gran aficionado a la literatura y al teatro. Fundó una compañía teatral con la que fue recorriendo los barrios pobres y los lugares donde había trabajadores, ofreciendo representaciones para la clase obrera.

Luego encontró trabajo como periodista y, por motivos de trabajo, empezó a viajar con frecuencia por Europa. Durante estos viajes se fue poniendo al día de las modas y los gustos literarios más avanzados.

Se dio a conocer como escritor poco antes de la Segunda Guerra Mundial, con la publicación de un libro titulado Bodas (1939). En él recogía sus principales artículos sobre literatura y viajes. Ganó fama como articulista y reportero (especialidades del periodismo) y, en 1940, se marchó a Francia, en donde fue contratado como redactor del periódico Paris-Soir.

Poco después, durante la invasión de Francia por parte del ejército alemán, defendió a su país como miembro de la Resistencia. Entre otras actividades, Camus dirigió la revista Combat, que se distribuía entre los miembros de la Resistencia.

File:20041113-002 Lourmarin Tombstone Albert Camus.jpgDurante la Segunda Guerra Mundial, Camus había publicado una novela que habría de darle fama en todo el mundo: El extranjero (1942). Nada más acabar la lucha armada, tuvo gran éxito también como autor teatral, al tiempo que publicaba otras novelas que le ponían a la cabeza de los escritores existencialistas.


Todas estas obras le hicieron merecedor del Premio Nobel en 1957. Tres años después, cuando circulaba en coche por el término municipal de Villeblerin, tuvo un accidente en el que perdió la vida.



Obra

Albert Camus representa la culminación del existencialismo en la narrativa de ficción. En su obra narrativa se reflejan a la perfección todas las angustias y temores del hombre de mediados del siglo XX, aterrorizado tras una tragedia de las proporciones de la Segunda Guerra Mundial.

Su rasgo más original, dentro de este pensamiento común, es el elogio de algunas cualidades del ser humano. Camus ve algo positivo en el hombre: su capacidad de superar los desastres con dignidad, y su necesidad de compartir sus alegrías y temores con otros hombres. Así, las novelas de Camus, escritas en un estilo directo, seco y vigoroso, presentan la esperanza y la solidaridad humana como solución a lo absurdo.

En El extranjero (1942), ambientada en Argelia, como otras muchas obras que escribió después Camus, aparecen sus primeras reflexiones sobre el existencialismo. Pero su obra maestra es La peste (1947), en la que se aprecia con mayor intensidad su idea acerca de lo absurda que puede llegar a ser la vida humana. Camus se inventa una situación trágica, los efectos terribles de una epidemia de peste en Orán (Argelia), para presentar las diversas reacciones del ser humano ante el desastre, la desgracia y la muerte.

Además, escribió otras narraciones como La caída (1956); una colección de cuentos titulada El exilio y el reino (1957); la novela de juventud Una muerte feliz, que no se publicó hasta 1971; y El primer hombre, que no pudo terminar.

Sus obras dramáticas más famosas son las que tratan temas existencialistas (al igual que sus novelas), como El malentendido (1944), El estado de sitio (1948) o Los justos (1950). Calígula, escrita en 1938 pero no representada hasta 1945, es su obra maestra dentro del género teatral, y una de las piezas más representativas del teatro existencialista.

Muchas de las ideas existencialistas que Camus presenta en sus novelas y piezas teatrales quedaron también reflejadas en sus textos de pensamiento y reflexión (o ensayos). Por ejemplo, El mito de Sísifo (1942) es un ensayo sobre el suicidio, y El hombre rebelde (1951) sirvió de punto de partida para su novela La caída.

Camus recopiló muchos de sus artículos periodísticos en libros como Actuales (publicado en tres volúmenes: 1950, 1953 y 1958) o El verano (1954).




BIBLIOGRAFÍA

NOVELAS Y RELATOS

TEATRO

ENSAYOS
  • Bodas (Noces) (1939)
  • El mito de Sísifo (Le mythe de Sisyphe) (1942)
  • Cartas a un amigo alemán (Lettres à un ami allemand) (1948)
  • El hombre rebelde (L'homme révolté) (1951)
  • El verano (L'Été) (1954)
  • Reflexiones sobre la guillotina (Réflexions sur la guillotine) (1957)

Fuente: Wikipedia


Jean Paul Sartre

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Jean Paul Sartre
(1905 - 1980)

Filósofo y escritor francés, nacido en París el 21 de junio de 1905, y muerto en la misma ciudad en 1980. Es uno de los máximos representantes de la corriente de pensamiento conocida como existencialismo.

Sartre y Beauvoir

Vida y obra

Jean Paul Sartre nació en París y quedó huérfano de padre cuando contaba con dos años de edad. Estudió en los liceos de Henri IV y de la Rochelle y, posteriormente, en 1924, ingresó en la Escuela Normal para cursar sus estudios superiores. Tras doctorarse en Filosofía, ejerció como profesor en distintos liceos. Entre 1933 y 1935 realizó cursos de especialización en Berlín y en Friburgo, en donde tomó contacto con los sistemas filosóficos alemanes, de los cuales se sintió particularmente atraído por la fenomenología de Husserl y la analítica existencial de Heidegger. A su vuelta empezó a dar clase en el Liceo Condorcet de París, pero, tras estallar la II Guerra Mundial, se incorporó al ejército francés y fue hecho prisionero por los alemanes en 1940. Liberado en 1941, volvió a enseñar filosofía al tiempo que participaba activamente en la Resistencia francesa. Durante los primeros años de la postguerra se convirtió en intérprete de la profunda disgregación de los valores tradicionales; es aquí cuando desarrolla todo su pensamiento y una extensa producción literaria en términos de constante polémica antiburguesa. En 1945 fundó la revista Les temps modernes, en la que vieron la luz varios de sus escritos, y desde entonces se consagró por completo a la actividad literaria. En 1964 le fue concedido el Premio Nobel de literatura, premio que rechazó aduciendo proteger así su integridad literaria.

Sus primeras obras datan de los años anteriores a la guerra. Así, en 1936 publicó un par de ensayos, y en 1938 su famosa novela La náusea. En 1939 publicó en prensa una obra sobre las emociones (Esquisse d'une théorie des émotions), y varios relatos recogidos bajo el título de Le mur. Después, durante la guerra, publicó un libro sobre la imaginación, L'imaginaire: psychologie phénoménoligique de l'imagination (Lo imaginario: psicología fenomenológica de la imaginación), y el que tal vez sea su más famoso escrito filosófico, L'être el le néant: essai d'une ontologie phénoménologique (El ser y la nada: ensayo de una ontología fenomenológica), que data de 1943. En ese mismo año se representó su obra de teatro Les mouches(Las moscas), y dos años más tarde aparecieron los dos primeros volúmenes de su novela Les chemins de la liberté (Los caminos de la libertad), así como la pieza teatral Huis clos (A puerta cerrada). En 1946 aparecieron otras dos obras escénicas, Morts sans sépulture y La putain respectuese, y se publicaron susRéflexions sur la question juive. En los años subsiguientes publicó un número considerable de obras de teatro, y en 1947, 1948, 1949 y 1964 aparecieron unas series de ensayos reunidos bajo el título de Situations. Debe destacarse, asimismo, la publicación de Critique de la raison dialectique (Crítica de la razón dialéctica), en donde tras una larga y atenta reconsideración del marxismo, desarrolla la idea de que los problemas centrales no son ya los del individuo y los de su conciencia en relación con el mundo exterior, sino el del condicionamiento histórico y social al que está sometido el individuo y del que no puede escapar, mezclando de esta forma el punto de vista marxista con el existencialista.

Además de los citados, también deben mencionarse los siguientes escritos filosóficos: El existencialismo es un humanismo (1946), Baudelaire (1947), San Genet, comediante y mártir (1952), Huracán sobre el azúcar (1960), Las palabras(1963), El idiota de la familia, 3 vols. (1971-1972), y su colaboración en Marxismo y existencialismo, junto con Roger Garaudy, Jean Hyppolite y Jean Pierre Vigier, entre otros. En cuanto a su producción teatral, destacan también Les mains sales(1948), Le diable et le bon Dieu (1951), Nebrassov (1956), Les séquiestrés d'Altona (1960) y Un théâtre de situations (1973).



Doctrina filosófica

La doctrina filosófica de Sartre nace de la conjunción de varios focos de influencia ejercidos en el autor por distintas corrientes por las que se sintió especialmente atraído: en primer lugar, la corriente fenomenológica instaurada por Edmun Husserl (véase fenomenología); en segundo lugar, el pensamiento de Martin Heidegger; y, finalmente, la tendencia marxista que siempre marcó su actividad y su pensamiento político.


El ser y la nada

El ser y la nada es la obra filosófica fundamental de lo que podríamos llamar una primera etapa del pensamiento sartriano. En ella defiende la idea de una ontología fenomenológica basada en una distinción básica entre ser en sí y ser para sí. Partiendo de la concepción fenomenológica husserliana de la naturaleza intencional del yo, Sartre se centra en el análisis de la conciencia como conciencia intencional (es decir, conciencia que siempre tiende hacia algo, conciencia que es siempre conciencia de algo), para lo cual es fundamental analizar la relación entre sujeto y objeto. Sujeto y objeto son los dos polos de la ontología fenomenológica. El objeto se caracteriza como aquello que aparece a la conciencia, y en este sentido el objeto es fenómeno. Pero no es fenómeno en el sentido en que tradicionalmente había defendido la filosofía tradicional; en efecto, la tradición filosófica occidental hacía ver que las cosas constan, por así decirlo, de dos caras: el fenómeno y el nóumeno. El fenómeno es lo que aparece, mientras que el nóumeno es aquello que queda oculto, algo incognoscible que constituye la esencia genuina de la cosa y que se sitúa más allá de nuestros mecanismos de conocimiento. Sartre, contra este punto de vista, defiende que la cosa es puro fenómeno, es decir, que no hay nada que se oculte; simplemente, lo que aparece es, y el ser o lo que es, es lo que aparece. El objeto así entendido es lo que Sartre denomina ser en sí. Frente a él, la conciencia se caracteriza como ser para sí; el ser para sí es nada, en el sentido de que la conciencia es siempre conciencia de algo, es decir, se dirige siempre a un ser que no es ella misma; el propio "yo", a veces identificado con la conciencia, viene a ser aquí algo que no se diferencia esencialmente de los propios objetos, y se sitúa ontológicamente al mismo nivel que los fenómenos del mundo externo. La conciencia no se entiende como una entidad "espiritual" o de cualquier otro tipo, sino como una intencionalidad que no es nada en sí misma, pero que tiene que relacionarse con el mundo en el que se halla.

De esta forma, en El ser y la nada se anuncia un dualismo ontológico entre la nada de la conciencia que tiende perpetuamente a la superación de la facticidad y el ser como presencia bruta de lo que es. Por otra parte, Sartre desarrolla sobre la base de lo expuesto una analítica de marcado carácter ético en la que cobra especial relevancia la noción de libertad. Efectivamente, la conciencia ha quedado caracterizada como una estructura abierta, como mero proyecto, lo que desemboca en la constatación de la absoluta libertad de elección de que está dotado el ser humano. Esta libertad absoluta genera angustia frente a lo posible y el sentimiento de una responsabilidad igualmente absoluta; esto es así porque, según una conocida máxima sartriana, "la existencia precede a la esencia". La existencia es ahí la conciencia, el ser para sí, mientras que la esencia son los objetos, el ser en sí. Así se intenta expresar la originariedad e irreductibilidad de la subjetividad, frente a la facticidad y el carácter compacto del ser en sí: "el hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente". Y en cuanto que pura subjetividad, el hombre se distancia de todo lo demás y no es nada, sino una estructura en constante inadecuación consigo misma. Eso es la libertad: la estructura misma de la existencia, de la conciencia o del ser para sí.

En medio de esta libertad, lo que persigue la existencia es el poder determinar o conquistar su esencia; en este sentido, el proyecto de la existencia humana es el empeño constante por salvar la distancia o inadecuación entre el ser para sí y el ser en sí. El sujeto tiende a un ideal que es la perfecta coincidencia del en-sí y el para-sí, pero tal ideal está abocado al fracaso, porque el en-sí y el para-sí son contradictorios. Por eso la tragedia del hombre en cuanto que es ese proyecto es que su pasión es inútil.

Aun así, Sartre insiste apasionadamente en defender que "el existencialismo es un humanismo" (como reza el título de uno de sus más famosos y polémicos ensayos). ¿Cómo justifica y explica tal afirmación? En primer lugar, el hombre es la única trascendencia, puesto que el universo de la subjetividad humana (en último extremo, el único universo que existe) es el de una realidad que está fuera de sí, y que proyecta y existe justamente en la medida de su proyección. En segundo lugar, el orden del resto de las cosas se establece en relación a esa trascendencia que ella misma es, y que carece de otra ley que la que se da a sí misma. Es esta suerte de centralidad del hombre la que identifica al existencialismo con el humanismo.


La crítica de la razón dialéctica

Con esta obra, publicada en 1960, el pensamiento de Sartre inicia un viraje con respecto a los planteamientos anteriores que se plasmaban en El ser y la nada. El existencialismo, tal y como había sido expuesto hasta aquel momento, adolecía de una carencia fundamental que el propio Sartre supo ver: una dimensión social, histórico-práctica, que el propio talante comprometido del filósofo enseguida echó en falta. En un intento de superación del existencialismo y de suprimir esta carencia, Sartre inició un complejo trabajo de aproximación al marxismo, entendido como filosofía concreta de la clase obrera y "horizonte insuperable de nuestro tiempo". En la Crítica de la razón dialéctica, se propone un examen de la razón con el deseo de que ésta reoriente críticamente su marcha, y ello desde dos coordenadas fundamentales: en primer lugar, el supuesto de que el marxismo es la filosofía del tiempo presente, la filosofía viviente; en segundo lugar, la constatación de que el marxismo debe ser reconducido a su condición de posibilidad, despojándolo de ciertos caracteres que, en particular desde su utilización por parte de la Unión Soviética, habían traído consigo la aniquilación del individuo y el desprecio por lo particular. De esta forma, la tarea que Sartre se propone es una especie de complementariedad recíproca entre existencialismo y marxismo; si bien queda admitido que el marxismo es la única filosofía viviente de nuestro tiempo, y que el existencialismo como tal queda relegado a ser una ideología al margen del marxismo (aunque no contra él) y, por tanto, una ideología "parasitaria", también es cierto que la aportación existencialista está en condiciones de proporcionar una antropología y una teoría del sujeto de las que el propio marxismo carece. Así, el marxismo sólo llegará a ser doctrina "eurística" si utiliza los instrumentos ofrecidos no sólo por el existencialismo, sino también por el psicoanálisis, la microsociología y el resto de ciencias humanas.


http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=sartre-jean-paul



BIBLIOGRAFÍA
NOVELAS Y RELATOS
  • La náusea (La nausée, 1938)
  • El muro (Le mur, 1939), incluye:
    • El muro (Le mur)
    • La cámara (La chambre)
    • Eróstrato (Érostrate)
    • Intimidad (Intimité)
    • La infancia de un jefe (L'enfance d'un chef)
  • Los caminos de la libertad (Les chemins de la liberté, 1945–1949):
    • I: La edad de la razón (L'âge de raison, 1945)
    • II: El aplazamiento (Le sursis)
    • III: La muerte en el alma (La mort dans l'âme, 1949)
  • La suerte está echada (Les jeux sont faits) (1947)

TEATRO
  • Barioná, el hijo del trueno (Bariona, ou le fils du tonnerre , 1940) [2]
  • Las moscas (Les mouches, 1943)
  • A puerta cerrada (Huis clos, 1944)
  • Muertos sin sepultura (Morts sans sépulture, 1946)
  • La puta respetuosa (La putain respectueuse, 1946)
  • Las manos sucias (Les mains sales, 1948)
  • El diablo y Dios (Le diable et le bon Dieu, 1951)
  • Kean (1954)
  • Nekrasov (1955)
  • Los secueastrados de Altona (Le Sequestres d'Altona, 1959)
  • Les Troyennes (1965)

ENSAYOS
  • Situaciones (Situations, 1947–1976):
    • Situaciones I: El hombre y las cosas (1947)
    • Situaciones II: ¿Qué es la literatura? (Qu'est-ce que la littérature?, 1948)
    • Situaciones III: La República del silencio: estudios políticos y literarios (1949)
    • Situaciones IV: Literatura y arte (1964)
    • Situaciones V: Colonialismo y neocolonialismo (Colonialisme et néo-colonialisme, 1964)
    • Situaciones VI: Problemas del marxismo 1 (Problèmes du marxisme I, 1964)
    • Situaciones VII: Problemas del marxismo 2 (Problèmes du marxisme II, 1965)
    • Situaciones VIII: Alrededor del 68 (Autour de 68, 1972)
    • Situaciones IX: El escritor y su lenguaje y otros textos (1972)
    • Situaciones X: Autorretrato a los setenta años (1976)

OBRAS FILOSÓFICAS
  • La imaginación (1936)
  • La trascendencia del ego (1938)
  • Bosquejo de una teoría de las emociones (1939)
  • Lo imaginario. Psicología fenomenológica de la imaginación (L'imaginaire. Psychologie phénoménologique de l'imagination, 1940)
  • El ser y la nada (L´être et le néant, 1943)
  • El existencialismo es un humanismo (1945 y 1949)
  • Crítica de la razón dialéctica (Tomo I) (Critique de la raison dialectique, 1960)
CRÍTICA LITERARIA
  • Baudelaire (1947)
  • San Genet: comediante y mártir (Saint Genet comédien et martyr, un estudio sobre Jean Gener) (1952)
  • El idiota de la familia (L'idiot de la famille, un estudio sobre Flaubert) (1972)

OTRAS OBRAS
  • Reflexiones sobre la cuestión judía (1946)
  • El engranaje (L'Engrenage, 1948)
  • Las palabras (Les mots, 1964, autobiografía de su infancia)

PUBLICACIONES PÓSTUMAS
  •  Cuadernos por una moral (Cahiers pour une morale, 1983)
  • Carnets de la drôle de guerre (1983)
  • Verdad y existencia (Vérité et existence, 1989), Paidós I.C.E. / U.A.B., Barcelona, 1996. Trad. de Alicia Puleo. Revisión de la traducción,notaAmoros.
  • Crítica de la Razón Dialéctica (Tomo II)

Fuente: Wikipedia





Francisco Toledo

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Francisco Toledo
(1940)

(Juchitán, Oaxaca, 1940) Polifacético artista mexicano, considerado el más destacado del país, que ha trabajado con extraordinario colorismo la acuarela, el óleo, el gouache y el fresco, pero también la litografía, el grabado, el diseño de tapices, la cerámica o la escultura en piedra, madera y cera, buscando siempre renovar formas y técnicas. Hombre comprometido con sus orígenes indígenas, es uno de los máximos promotores de la defensa del patrimonio artístico del estado de Oaxaca.
Desde muy pequeño Francisco Toledo demostró una especial habilidad para el dibujo, y su padre alentó esa temprana tendencia al ceder a sus colores las paredes de la casa. Su abuelo Benjamín, zapatero del pueblo de Ixtepec, multiplicó su imaginación con salidas campestres en busca de resina vegetal, perladas de relatos populares en los que los seres fantásticos se entremezclaban con todo tipo de animales y personajes legendarios.


Francisco Toledo


A los once años se instaló en la ciudad colonial de Oaxaca, para cursar la escuela secundaria. Y después en México, D. F., para tomar clases en el taller de grabado de la Escuela de Diseños y Artesanías, con la experiencia de haber realizado sus primeros grabados en el taller oaxaqueño de Arturo García Bustos. Con apenas diecinueve años, expuso sus obras en México y en Fort Worth (Texas).
El gran contraste y el mestizaje enriquecedor se produjeron entre 1960 y 1965, cuando Toledo vivió becado en París para estudiar y trabajar en el taller de grabado de Stanley Hayter. A los tres años de estar en Europa presentó su primera muestra en una galería parisiense; un año más tarde expuso en Toulouse, pero también en la Tate Gallery de Londres, con catálogo escrito por Henry Miller, y en Nueva York. En Francia fue reconocido en seguida como un artista singular, especialmente celebrado, como escribió André Pierre de Mandiargues en 1964, por su «desarrollo de lo mítico» y su «sentido sagrado de la vida».
Regresó a México con una técnica pictórica depurada que no dejaría de enriquecer, así como con la influencia de ideas plásticas de artistas de distintas escuelas europeas, como Alberto Durero, Paul Klee o Marc Chagall. Aunque, en realidad, su mayor influencia provino de los códices que recogieron los símbolos prehispánicos: con todas sus formas rabiosamente contemporáneas, el artista será untlacuilo, un moderno e ilustre pintor de códices, y un chamán dispuesto a purificar el espíritu para devolver el goce al cuerpo.
A partir de entonces se dedicó a crear febrilmente, y sus exposiciones se multiplicarían de Nueva York a Tokio, de Oslo a Buenos Aires, y siempre en Oaxaca. No obstante, los críticos consideran que nunca se ha preocupado de promover su obra, y mucha de ella pasa directamente a manos de coleccionistas que la adquieren por adelantado. No en vano, en octubre de 2004 presentó su primera exposición en diez años, «Pinturas recientes de Francisco Toledo», en la Latin American Masters de Beverly Hills, California.


Francisco Toledo
Oaxaca, 1990
Foto de Graciela Iturbide

Una estética particular
Toledo recupera técnicas antiguas e investiga con otras nuevas, tanto en la pintura como en la escultura y la cerámica. Diseña tapices que realiza con los artesanos de Teotitlán del Valle. El color y la riqueza étnica y cultural de Oaxaca catalizan su creatividad y su obra, como la de tantos otros artistas plásticos locales y extranjeros. En 1977 viajó a Nueva York, ciudad a la que regresó en 1981 para ampliar sus técnicas en la cerámica. Un año antes, el Museo de Arte Moderno de México había organizado una gran exposición retrospectiva de su obra. En 1983 presentó el libro de grabados originales El inicio, e inició también una larga carrera como editor. En 1997 presentó en México las exposiciones (y los libros) «Zoología fantástica», a partir de textos de Jorge Luis Borges, e «Insectario», mientras encandilaba en la Bienal de Venecia con las esculturas de la titulada «La fragilidad del alma».



Visita al penal (2002), óleo de Francisco Toledo



Los críticos resaltan que el modo obsesivo con que el artista trabaja las texturas y los materiales, tales como la arena o el papel amate (el papel precolombino, hecho con corteza machacada del árbol llamado amatl o amate), así como la maestría con la que materializa su creación consiguen el efecto de que su obra parezca vibrar como si la criatura híbrida de animal y hombre, o el insecto, o la iguana, o cualquiera de sus seres tropicales pugnaran por cobrar vida real. Esa sensación inquietante que percibe el observador de la obra acaba por meterlo irremisiblemente en la visión, en el realismo fantástico del autor.
Los animales a través de los que Toledo refleja su apreciación estética de la naturaleza no se asocian con la belleza: son insectos, serpientes, sapos, iguanas, murciélagos. Y son fantásticos, como sus monstruos son juguetones, porque él no sabe de pudor ni pecado y un humor acre y delirante recorre cada pincelada de sus lienzos o cada incisión de su buril, para dejar un rastro de crudo y juicioso estudio social disfrazado de fábula, de alegoría de la crítica situación del hombre y el mundo actuales.
Observador, crítico y ecologista, su obra es también una denuncia de la deforestación y la destrucción de la naturaleza. En 2003, el artista presentó «Matando la muerte», grabados de cañones disparando contra esqueletos. El año anterior, pasó once meses pintando en un suburbio de Los Ángeles, California.

Maestro de pintores
Tanto su estilo como su forma metafórica de representar el mundo crearon escuela, sobre todo entre los pintores oaxaqueños, y muchos son los que pintan como Toledo. Pero su obra y su personalidad son únicas. Entre los cuadros que Luis Cardoza y Aragón llamó «cantos a la fertilidad» y otros amores, tres mujeres le dieron cinco hijos. Cena tamalitos de chipil (una hoja silvestre que le da sabor a esa masa de harina de maíz) sentado en la acera de la calle. Calificado de huraño y retraído, prefiere el silencio y se ríe con las versiones dispares que corren sobre su vida. Se junta más que con pintores, con poetas juchitecos amigos, con otros poetas mexicanos de los que ha publicado numerosos libros en Ediciones Toledo. Su obra habla por él. Y también sus actos.


Arañas (2004)


Con los años, Francisco Toledo se afianzó como la gran personalidad de Oaxaca, capital indígena, provinciana y cosmopolita. El artista fundó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), que cuenta con el mayor acervo de obra gráfica de creadores internacionales y una completa biblioteca de arte, además de publicar El Alcaraván, una revista imprescindible en el mundo del grabado.
Promovió también la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), inaugurado en 1992 y ubicado en la denominada Casa de Cortés, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y el Museo de los Pintores, así como la restauración del emblemático monasterio agustino donde funciona ahora el Centro Cultural Santo Domingo. Con su biblioteca, rescató también las labores de encuadernación y cuidado de los libros.
Toledo creó en Etla, cerca de la ciudad de Oaxaca, un Taller de Papel de materiales orgánicos que da trabajo a la población y rescató parte de una factoría de hilados; en la ciudad, abrió un cine club gratuito, El Pochote, con muros recubiertos con sus bajorrelieves. Potencia el mundo cultural y las posibilidades artísticas de los invidentes con bibliotecas, exposiciones palpables o escuelas de arte y fotografía; lleva libros a las cárceles.
Al frente de la organización Pro-Oax, recupera ex conventos, logra canalizar y tratar aguas negras, o encabeza en la calle movimientos para defender las tradiciones y la comida oaxaqueñas, e igual se opone tenazmente a la apertura de una hamburguesería en la plaza central de su ciudad, que organiza «tamalizas» o reparte tortillas de maíz criollo para mostrar el valor culinario local frente a las compañías multinacionales o los alimentos transgénicos. Casi siempre desaliñado y con huaraches en los pies, resecos como su tierra, Francisco Toledo se ha convertido, como su obra, en símbolo y expresión de los más profundos mitos de México.






Sylvia Plath

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KISS

Sylvia Plath

(1932 - 1963)
Por Candela García

Poeta y novelista estadounidense nacida en Boston (Massachusetts) el 27 de octubre de 1932 y fallecida en Londres el 11 de febrero de 1963, tras sufrir una grave crisis personal que le llevó al suicidio. Fue una de las poetas más intensas de las últimas generaciones y un clásico ya de la moderna poesía en lengua inglesa. Sus obras, casi todas póstumas, se han editado varias veces en todo el mundo. El éxito que tiene su obra es debido, además de la extraordinaria calidad que tiene su poesía, al profundo carácter femenino de su obra, el cual, sin apartarse de las corrientes tradicionales, realza con destreza las interioridades de una mujer que buscó continuamente a lo largo de su vida el camino de la perfección.



Vida

La infancia de Sylvia Plath tuvo mucho de idílica. Era la primera hija de Otto Plath y Aurelia Schober, y fue una niña inteligente que quería saberlo todo, le encantaba la comida, el mar, que le leyeran y que, en definitiva, le prestaran atención.

Los Plath llevaban en Boston una vida sencilla. Otto era profesor de biología y entomología de la Universidad de Boston y escribía en casa. Conocido especialista en pájaros, insectos y peces, y autor de un tratado sobre las abejas, había llegado del “corredor polaco” a Estados Unidos cuando contaba con 15 años. Aurelia Schober era una bostoniana de origen austríaco que trabajaba como profesora de inglés y alemán en una escuela secundaria, y estudiaba al mismo tiempo para obtener una licenciatura superior en letras. Ambos se conocieron en el curso de alemán que Otto impartía en la Universidad de Boston, y se casaron a principios de 1931. Tras la boda, ella renunció a su trabajo como profesora. Aquel mismo año nació Plath, en el Robinson Memorial Hospital de Boston, y dos años y medio más tarde nació Warren Joseph.

Pese a los dos hijos, la vida de la familia Plath siguió girando entorno a Otto y a su trabajo. Establecieron su residencia en Winthrop (Massachusetts), a la orilla del Atlántico.

A mediados de la década de los treinta, Plath empezó a pasar más tiempo en casa de sus abuelos maternos, a causa de las continuas enfermedades de su hermano y el deterioro progresivo de la salud de Otto. Su madre tuvo que hacer frente entonces a los cuidados de padre e hijo, además de seguir ayudando en su trabajo lectivo a su marido. El carácter negativo de Otto y su empecinamiento en no acudir a un médico desembocaron en una diabetes mellitus avanzada, que le había producido gangrena en una de sus piernas. Tuvo que ser hospitalizado para la amputación de la pierna, aunque, tras la operación, su estado se agravó de forma crítica y falleció en noviembre de 1940.

La desaparición de la figura paterna fue un acontecimiento que marcó la infancia de Plath. En primer lugar, la madre intentó esconder el dolor que le producía el fallecimiento de Otto, para evitar transmitir esa tristeza a sus hijos. Pero lo único que consiguió fue desorientarlos y, más tarde, Plath le recriminó esa falta de dolor y llegó a odiarla profundamente por ello. Incluso la culpó directamente de la muerte de su padre. Por otro lado, la situación familiar cambió radicalmente a raíz del surgimiento de problemas económicos. Aurelia tuvo que volver a trabajar y los Schober se mudaron a vivir a casa de su hija y sus nietos.

En 1942, la familia se trasladó al interior, a Wellesley. Le habían ofrecido a Aurelia un puesto en la Universidad de Boston. Allí, Plath acudió a dos instituciones de enseñanza públicas, la Marshall Livingston Perrin Grammar School y la Gamaliel Dradford Senior High School. Durante los años siguientes vivió en un ambiente familiar y cómodo. Fue la época en la que adquirió hábitos de trabajo y una destreza técnica en sus dos campos de actividad preferida, el arte y la escritura, y comenzó a ganar algún premio en los concursos escolares anuales y a enviar poemas a diversas publicaciones. El primer poema que le publicaron apareció en el Boston Herald en agosto de 1941.

En septiembre de 1950, y gracias a las becas Nielson, Smith Club de Wellesley y Olive Higgins Prouty Fund, ingresó en el Smith College. Era una adolescente alta (medía un metro setenta), con buena figura y un rostro agradable. Inmediatamente asumió las presiones de la vida en el College, desde el punto de vista académico y social. Plath quería ser amable y brillante, y lo lograba en buena medida, pero su tendencia a la depresión se agudizaba por momentos. Tenía períodos de crisis, entre los cuales hubo etapas hiperactivas, excitadas y optimistas. Una de sus mayores preocupaciones durante su estancia en Smith era que la aceptaran, ser popular (algo muy corriente en las universidades norteamericanas de esa época), pero a la vez quería ser diferente al resto para poder dedicarse a una de sus pasiones, escribir.

En sus comienzos poéticos ponía mucho énfasis en la perfección formal de sus versos, en la longitud de líneas y estrofas, pero no prestó tanta atención al contenido de esos versos. Seguía enviando poesías y narraciones cortas a periódicos y revistas, pero la mayor parte de ellas fueron rechazadas. Algunas de las aceptadas fueron el relato corto Y no volverá el verano, aparecido en la revistaSeventeen en verano de 1950, el poema “Fresas amargas” y el relatoCompensaciones de un verano en Nueva Inglaterra, ambos publicados por The Christian Science Monitor en otoño de 1950. En estos dos últimos trabajos, idealizó románticamente a los trabajadores de una granja a raíz de su estancia veraniega en la granja Lookout, en la que realizó labores agrícolas junto a su hermano Warren.

En agosto de 1952 su relato corto Domingo en casa de los Minton recibió el premio del concurso de relatos de la revista Mademoiselle. En la primavera del siguiente año, fue seleccionada para el consejo de redactoras universitarias de esta revista, para lo cual viviría en Nueva York del 1 al 26 de junio junto con otras 19 estudiantes de otras universidades del país. Los sucesos de este período los narró años después en su novela La campana de cristal. Fue un período hiperactivo, agotador y enloquecedor, que la sumió en una fuerte depresión. A su regreso a casa, su madre le comunicó que habían rechazado su solicitud para el curso de creación literaria de la Escuela de Verano de Harvard. Se bloqueó mentalmente, sufrió un duro insomnio y durante los meses de verano no pudo escribir ni una sola frase. El 24 de agosto dejó una nota en casa diciendo que salía a dar un paseo y que volvería al día siguiente. En realidad, se instaló en el sótano de su casa y se tomó un frasco de somníferos. La encontraron dos días después, viva aunque inconsciente, gracias a que no asimiló los somníferos y los vomitó. Fue ingresada en la clínica privada MacLean de Belmont (Massachusettts), gracias a la ayuda económica de su benefactora Olive Higgins Prouty, para su recuperación mental. Le fue administrada una terapia de electroshock y un tratamiento de shock insulínico y, gracias a los cuidados de su psiquiatra, Ruth Beuscher, consiguió volver a Smith para el semestre de primavera de 1954.

Comenzó trabajando duro, para recuperar el semestre perdido a causa del intento de suicidio. Se centró en sus estudios, y consiguió volver a escribir. En abril de 1954 consiguió componer su primer poema (un soneto) desde mayo de 1953. Y en abril conoció también a Richard Sassoon, un estudiante de Yale con quien inició una relación amorosa. Durante el período estival, asistió a la Escuela de Verano de Harvard y siguió abriéndose un pequeño camino literario en diversas revistas (Seventeen, Mademoiselle, Atlantic Monthly) y en publicaciones universitarias. Obtuvo además una buena cantidad de premios menores.

En enero de 1955 presentó su tesis de graduación en relación al uso del doble en la novela de Dostoievski, y se graduó summa cum laude en Smith en la primavera de ese mismo año, ganando además una Beca Fulbright para estudiar en los dos años siguientes en el Newnham College de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra.

Como cualquier americano en Inglaterra, Plath se sintió arrollada y asombrada por Cambridge. Los primeros diez días de estancia en la isla Plath estuvo en Londres, haciendo turismo y realizando compras, y cuando llegó a Whitstead se sintió desilusionada porque la residencia se encontraba demasiado lejos de los edificios de las clases y necesitaba recorrer casi 15 kilómetros diarios de ida y vuelta en bicicleta para poder asistir a sus clases. Otro inconveniente fue que su sinusitis se acrecentó con el clima húmedo de Inglaterra. Pero a pesar de ello, en Cambridge se sentía bien; adoraba sus jardines, los antiguos colegios amurallados y los edificios de piedra.

La forma de enseñanza era diferente de la que había recibido hasta entonces. Plath tuvo que elegir las clases que quería recibir en los próximos dos años, y no sería examinada de esos cursos hasta la finalización de los mismos. Esto significaba estudiar de una forma más autónoma, aunque debía redactar un trabajo semanal sobre diversos temas, asistir a conferencias y acudir a una tutoría de una hora una vez a la semana. Una de sus tutoras fue Dorothea Krook, una mujer joven y agradable que se parecía a Ruth Beuscher, y que sería la profesora preferida de Plath.

Al mismo tiempo, Plath seguía manteniendo su relación con Richard Sassoon. Pasaron las vacaciones de Navidad juntos, viajando por Europa, pero Plath buscaba estabilidad y con Sasoon no la encontraba. Él mantenía amores en Suiza y Francia, y le pidió a Plath que no le escribiera hasta que él no tuviera claros cuáles eran sus planes de futuro. Ella había vuelto a idealizar una relación hasta el punto de que guardaba escaso parecido con la realidad.

A la vuelta en enero de 1956 de sus vacaciones con Richard Sassoon, Plath se enfrentó a un crudo invierno inglés y a una depresión. Se clavó una astilla en un ojo, sufrió de gripe y catarros y no se veía con fuerzas de afrontar sus estudios. Sus escritos de esa época se asemejaban demasiado a los escritos de 1953, cuando intentó suicidarse. Al reconocer ella misma que empezaba a tener problemas mentales de nuevo, el 25 de febrero acudió al doctor Davy, un psiquiatra con un aire paternal que la impresionó. Tras salir de su consulta, adquirió un ejemplar de una nueva revista literaria, St. Botolph’s Review, donde leyó algunos poemas del poeta inglés Ted Hughes que la complacieron profundamente. Averiguó que la presentación de esa revista se celebraba esa misma noche, y acudió a la fiesta. Allí conoció a Hughes. Durante la noche se gritaron eufóricos el uno al otro, hablaron de poesía y bebieron coñac juntos. Se besaron en una habitación aislada. Y comenzó su relación amorosa.

El 16 de junio de 1956 Sylvia y Ted se casaron en la iglesia de San Jorge Mártir, en Londres. Eligieron esa fecha por ser el Bloomsday, el día en que James Joyce hace transcurrir la acción de su Ulises. Sólo estuvo presente Aurelia Plath, y el matrimonio se mantuvo en secreto para todo el mundo por miedo a que Plath perdiera la beca Fulbright si se enteraban de que estaba casada. La luna de miel transcurrió a lo largo del verano en España. Se instalaron en Benidorm, donde la pareja se dedicó a descansar y a escribir.

A su vuelta a Inglaterra, y tras una visita a la familia de Hughes que vivía en Heptonstall, en el condado de Yorkshire, se instalaron en Cambridge, donde él comenzó a impartir clases de inglés y Plath continuó con sus estudios, tras la renovación de la beca Fulbright. Durante ese invierno, Hughes cosechó muchos éxitos literarios, publicando poemas en diversas revistas literarias gracias a la ayuda de Plath. Ella consideraba en esa época la obra de Hughes más importante que la propia, y se dedicaba, además de a continuar con sus estudios, a llevar la casa y pasar a máquina los manuscritos de Hughes.

En abril de 1957 Plath consiguió un trabajo en el Smith College de profesora de inglés durante los siguientes tres años. Ella aceptó pensando que Hughes podría encontrar trabajo fácilmente en Massachusetts y se doctoró finalmente en literatura en Cambridge.

Aurelia Plath les organizó una fiesta de bienvenida a los Estados Unidos el 29 de junio, que coincidió con la buena noticia de que el libro de Hughes, El halcón en la lluvia, había ganado el primer premio del prestigioso Poetry Center de Nueva York, lo que significaba que la editorial Harper publicaría el libro. Pasaron siete semanas de descanso en Cape Cod antes de instalarse en Northampton, cerca del Smith College, donde Plath comenzaría a dar clases de inglés.

Pero Plath no tenía vocación docente, y se dio cuenta de ello en los primeros meses de clases. Apenas tenía tiempo para escribir, su forma de enseñar no le satisfacía lo suficiente y, tras una larga enfermedad que la tuvo en cama más de dos semanas, decidió dejar el College y dedicarse única y exclusivamente a escribir. En junio, la pareja se mudó a Boston y dedicaron el resto del año 1958 a escribir los dos, intentando vivir de los trabajos que ambos publicaban en revistas, además de participar en cuantos concursos literarios podían. A finales de diciembre, y tras otra crisis personal, Plath decidió acudir en secreto a su psiquiatra de MacLean, Ruth Beuscher. A la par, comenzó a trabajar durante una breve temporada en el Hospital General de Massachusetts, el cual le inspiró uno de sus mejores cuentos cortos:Johnny Panic y la Biblia de los Sueños, una fantasía sobre una mecanógrafa de hospital que se hace experta en sueños. El cuento está narrado desde el punto de vista femenino, con una prosa irónica, de tono natural.

En la primavera de 1959, Hughes consiguió una beca Guggenheim. Tras ver asentado un futuro económico mucho más estable, la pareja decidió tener un hijo. Durante el verano, Sylvia y Ted realizaron un largo viaje, en el coche de la madre de Sylvia, de costa a costa de los Estados Unidos. Después, pasaron dos meses en Yaddo, una colonia de escritores, situada en Saratoga Springs, al norte del estado de Nueva York.

Tras el viaje del verano, Plath regresó embarazada y la pareja decidió que el niño naciera en Inglaterra. Allí se trasladaron, y se instalaron en Londres, en un pequeño piso cerca de Primrose Hill y Regent’s Park. En febrero de 1960 Plath firmó el contrato para la publicación de su primer libro de poemas, El Coloso y otros poemas, el cual se publicaría en octubre de ese año en la editorial William Heinemann Ltd., de Londres. El 1 de abril nació su primera hija, Frieda Rebecca. A finales de ese mismo año volvió a quedar embarazada, pero en febrero de 1961 sufrió un aborto y perdió al niño que esperaba. Durante la primavera de ese año, escribió La campana de cristal. Para ella supuso un nuevo cambio; invirtió todo su tiempo en la redacción de la novela y consiguió estabilizarse mentalmente tras la pérdida de su hijo.

En julio, y tras una estancia en Francia en Berck-Plage, Plath ganó el premio Guinnes de Poesía en el Festival de Cheltenham. Durante ese viaje, Plath volvió a quedar embarazada por tercera vez y la pareja tomó la decisión de adquirir Court Green, una vieja casa de campo en Devon, propiedad de Sir y Lady Arundel. La casa tenía nueve habitaciones, un ático, una bodega, una terraza, una pradera y un huerto con árboles frutales, y se instalaron en ella en septiembre de 1961. Gastaron en la propiedad todos sus ahorros y las madres de ambos también ayudaron económicamente en la compra. El piso de Londres fue alquilado al joven poeta canadiense David Wevil y a su esposa Assia Gutman.

Plath dirigió durante ese verano la publicación de una antología de poetas norteamericanos de la época, que se publicó como suplemento de la revista The Critical Quarterly. A principios de noviembre de 1961 recibió una subvención Saxton de 2000 dólares, que le permitió pagar una niñera que cuidara a Frieda mientras terminaba La campana de cristal.

El 17 de enero de 1962 dio a luz a su hijo Nicholas Farrar. Se encontraba agobiada en el postparto, con una casa grande que cuidar, dos niños pequeños, y un frío y duro invierno en el campo. Pero salió adelante y, a partir de abril, comenzó a escribir los poemas que compondrían su libro Ariel.

En la primavera y verano de 1962, el matrimonio empezó a tener graves problemas. Plath sospechaba que Hughes tenía una relación con otra mujer, en concreto Assia Gutman. Cuando Aurelia Plath los visitó en junio y julio para conocer a Nicholas, se dio cuenta que las cosas no marchaban bien. Hughes hacía frecuentes viajes a Londres y Aurelia decidió no permanecer en casa de su hija para no interferir directamente en los problemas del matrimonio.

Durante el mes de julio, Plath grabó para la BBC una obra radiofónica titulada Tres mujeres, que se emitiría en agosto. En el mes de septiembre, Plath se encontraba bloqueada: no podía escribir, pasó una fuerte gripe, perdía peso por momentos y necesitaba somníferos para dormir, lo que acentuaba su depresión. A esto se unían las ausencias de Hughes de la casa familiar sin justificación.

La pareja, a pesar de los problemas, decidió irse de vacaciones a Irlanda, pero no consiguieron la reconciliación. Hughes regresó inesperadamente a Londres, y Plath volvió sola a Devon. En octubre de 1962, el matrimonio se separó definitivamente.

En ese mes de octubre, Plath escribió 25 poesías; todas ellas de una excelente calidad y que formaron parte también de su libro Ariel. La poeta aprovechaba su insomnio para escribir. Desde muy temprano por la mañana, mientras los niños aún dormían, ella se encerraba a escribir profusamente.

En noviembre decidió buscarse un piso en Londres, huyendo seguramente de la depresión que le produjo el fracaso matrimonial, y a la que hay que añadir el enclaustramiento solitario que suponía vivir en el campo. Se instalaron en un piso en de Fitzroy Road, donde anteriormente había vivido William Yeats. Plath consideró esa coincidencia como una buena señal para el futuro.

Enero transcurrió entre estrecheces económicas, a pesar de la ayuda que le brindaba su madre y Hughes, y las enfermedades sufridas por los niños y ella misma. En ese mismo mes se publicó también La campana de cristal bajo el seudónimo de Victoria Lucas, y recibió críticas positivas. Plath seguía escribiendo intensamente.

Ese invierno fue él más frío que Londres había sufrido desde el año 1947. Plath se encontró viviendo sola, con una casa a medio montar, huelgas de electricidad, dos niños pequeños, poco dinero, depresión, insomnio y abandonada por un marido joven, apuesto, brillante y poeta admirado.

El 11 de febrero de 1963, por la mañana, dejó una bandeja con el desayuno dispuesto, junto a la cama de los niños dormidos. Se dirigió a la cocina, tapó todos los resquicios, encendió el gas e introdujo la cabeza en el horno. Antes, había dejado una nota con el número de teléfono del médico pidiendo que lo avisaran. Cuando la niñera llegó hacia las nueve y media, resultó inútil llamar a nadie, ya estaba muerta.

El 15 de febrero se llevó a cabo la investigación judicial, y la muerte de Sylvia Plath se declaró suicidio al día siguiente.


Obra literaria

Sylvia Plath publicó tan sólo dos libros en vida: un libro de poesía, titulado El Coloso y otros poemas, en 1960, y una novela, La campana de cristal, publicada en 1963 un poco antes de su fallecimiento.

El resto de su producción literaria fue publicada póstumamente: Ariel, el libro de poemas que la consagraría definitivamente y publicado por su marido Ted Hughes en 1965, Cruzando el agua y Árboles de invierno, ambos publicados en 1971, y un volumen que recoge casi toda su producción poética, Poesías completas, publicado en 1981 y por el cual se le otorgó el Premio Pulitzer en 1982. En este libro, se incluyen todos los poemas escritos por Sylvia Plath entre 1956 y 1963, de forma cronológica, además de una selección de 50 poemas de su juventud. Ted Hughes realizó la compilación de los poemas, así como una breve introducción con unas notas añadidas.

Toda la prosa y la poesía que escribió para publicar tiene tres denominadores comunes. Por un lado, su gran ambición de éxito, su ardiente deseo de ver en letra impresa toda su producción literaria; esta ambición contrasta con su frágil personalidad. Resulta exagerado observar que ya desde la infancia planificara su futuro como una vida de escritora superdotada y famosa, de magistral profesora de literatura, de excelente esposa y de madre perfecta. Por otro lado, la continua búsqueda de esa perfección es otra de sus obsesiones. Cuando no alcanzaba las metas que se proponía de forma impecable, cuando cualquier error, cualquier bache se interponía en su camino, caía en una depresión de la que le costaba salir la mayoría de las veces. Y por último, su fijación por la muerte, que la persiguió toda la vida. Desde que su padre falleció cuando ella tenía sólo 8 años, la muerte fue para ella una vía de escape, una solución salvadora a la que recurrir cuando los errores salpicaban su vida “imperfecta”, según su criterio. Eso ocurrió cuando a los 20 años sufrió una fuerte depresión e intentó suicidarse, y volvió a repetirse a los 30 años cuando se quitó definitivamente la vida. Tres versos de su poema “Señora Lázaro”, dentro del libro Ariel, nos dan una clara idea de esta obsesión:

[...] Dying
Is an art, like everything else.
I do it exceptionally well.[...]

[...] Morir
es un arte, como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.[...]



Prosa

La única novela que escribió Sylvia Plath fue La campana de cristal, aparte de las narraciones contenidas en Johnny Panic y la Biblia de los Sueños (de publicación póstuma) y de la publicación de sus Diarios y las Cartas a mi madre (en los cuales, de una forma magnífica, duda paradójicamente acerca de su capacidad para escribir prosa).

En La campana de cristal, Esther Greenwood, con un tono satírico e irónico, nos cuenta su verano como redactora invitada de la revista Mademoiselle, su primera relación amorosa seria y su posterior ruptura, su depresión, su intento de suicidio y su recuperación en una clínica psiquiátrica.

Escrita entre 1960 y 1961, en parte en Londres y en parte en Court Green, la casa de campo que poseían en el condado de Devon, se supo muy pronto que los hechos narrados en la novela correspondían a incidentes reales de la vida de la autora. Sus cartas y sus diarios lo demostraron después. Plath se refirió siempre a esta novela como una obra escrita para ganar dinero, y la publicó bajo el seudónimo de Victoria Lucas. Su redacción, en cualquier caso, fue contemporánea a la desintegración matrimonial, y su publicación heriría profundamente a Aurelia, lo cual explica la utilización del seudónimo.

La obra tiene una estructura perfecta. Está dividida en veinte capítulos casi simétricos en los que nos habla de la locura, del gusto por la morbosidad y de la atracción de la muerte, todo ello narrado desde el punto de vista de una narradora perfectamente cuerda, racional en extremo y con una tétrica y fría ironía. La autora se inspiró en gran medida en la estructura formal y de contenido de El guardián entre el centeno, de Salinger. La obra se publicó en Londres en enero de 1963.



Poesía

Toda la poesía escrita por Sylvia Plath tiene, en conjunto, unas características concretas: fuerza emotiva, ira, esperanza, amor, ternura hacia sus hijos, intensidad, ejecución precisa, técnica perfecta. Con sus poemas, transformaba en literatura todos los hechos cruciales de su vida, sobre los cuales escribe.

No cabe duda de que escribió sus mejores poemas tras su separación de Hughes, en octubre de 1962. El arte existente en los poemas que posteriormente se publicaron en el libro Ariel en 1965 es el fruto de todos los años que había dedicado a estudiar su oficio de poeta. Encontró de alguna forma una vía de escape en la que plasmar el dolor y la cólera que sentía en esos momentos por verse abandonada y traicionada por alguien a quién había querido tanto.

Ariel es un volumen de corte intimista en el que por una vez Plath dio rienda suelta a sus estados de ánimo, a su dolor, a su angustia y escribió sin darle tanta importancia al aspecto formal de los poemas. Aquí radica la hermosura de la poesía de Ariel, en que nace desde lo más hondo de su ser y refleja claramente el caos y el sufrimiento que vivía la autora al escribir.

Plath creía en su arte como escritora. Ella misma captó la belleza y el arte de los versos que estaba escribiendo en ese instante de su vida, como queda claro en la carta escrita el 16 de octubre a su madre: “Soy una escritora genial: es algo que poseo. Estoy escribiendo los mejores poemas de mi vida; me harán famosa”. Del libro destacan cuatro poemas fundamentales: “Ariel”, “Papaíto”, “Señora Lázaro” y “Filo”.

En “Ariel”, el poema que da título al libro y escrito el día en que cumplía 30 años, la autora expresa el éxtasis que siente cuando cabalga a lomos de su caballo Ariel, en la escuela de equitación de Dartmoor, Devonshire. En los versos, llama al caballo Leona de Dios, que es lo que significa Ariel en hebreo. También se llama así el famoso duende de La tempestad, de Shakespeare.

El poema “Papaíto”, escrito el 12 de octubre, es un canto de odio casi razonable y un relato sumamente controlado de la influencia que, primero su padre y luego Hughes, habían ejercido en ella. Cuando la autora presenta el poema en su lectura radiofónica en la BBC, cuenta que la voz femenina que lo narra es una muchacha con complejo de Electra, y que su padre, un nazi alemán, había fallecido cuando la niña era pequeña y le idolatraba muchísimo. En los versos se entremezclan hechos autobiográficos, como la referencia a su intento de suicidio de 1952:

[...] At twenty I tried to die
And get back, back, back to you.
I thought even the bones would do.

But they pulled me out of the sack,
And they stuck me together with glue. [...]

([...] A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.

Pero me sacaron de la tumba
y me recompusieron con pegamento.[...])

Pero, en general, queda claro que la voz que habla no es la de Plath. Tampoco se le conocen antecedentes judíos, y, además, su padre había fallecido un año después de comenzar la Segunda Guerra Mundial, sin haber participado en ningún caso en el movimiento nazi.

Otro poema a destacar dentro de Ariel es “Señora Lázaro”. Escrito entre el 23 y el 29 de octubre con un control rígido y un ritmo de verso ligero, este poema narra la cólera y la culpabilidad de una mujer que ha convertido en el intento de suicidio su profesión, y finaliza con unos versos en los que existe una imagen de renacimiento y venganza.

[...] Out of the ash
I rise with my red hair
And I eat men like air.

([...] De las cenizas
me alzo con mi cabello rojo
y a los hombres como aire devoro.)

Para finalizar, debe destacarse el último poema que compuso, “Filo”, escrito el 5 de febrero de 1963. En él describe a una mujer que ha alcanzado la perfección porque ha muerto. Fue titulado en un primer borrador “Monjas en la nieve”, y sitúa la muerte de la mujer en la tradición de la “necesidad griega”, una referencia a la creencia de que el suicidio es un medio honorable para liberarse de la deshonra. En cualquier caso, la despedida es irrevocable.

[...] We have come so far, it is over.

Each dead child coiled, a white serpent,
One at each little

Pitcher of milk, now empty.[...]

[...] hasta aquí hemos llegado, se acabó.

Los niños muertos, ovillados, blancas serpientes,
uno a cada pequeña

jarra de leche, ahora vacía. [...]


Enlaces en Internet

http://stinfwww.informatik.uni-leipzig.de/~beckmann/plath.html; Página personal sobre Sylvia Plath Homepage. Incluye poemas, fotos y traducciones (inglés).
http://www.hebdenbridge.co.uk/plath/;Forum sobre Sylvia Plath.(inglés).
http://www.geocities.com/plath2k/index.html;Página personal de Peter Steinberg dedicada a Sylvia Plath.
http://dte6.educ.ualberta.ca/nethowto_support/examples/j_welz/; Página personal de Joan Welz dedicada a Sylvia Plath (inglés).
http://www.english.uiuc.edu/maps/poets/m_r/plath/plath.htm;Página personal de Karen Ford y Cary Nelson dedicada a Sylvia Plath (inglés).


Bibliografía

Obras publicadas en lengua inglesa

Poesía

- PLATH, S. The Colossus . Londres, Heinemann, 1960.
- PLATH, S. Ariel . Londres, Faber & Faber, 1965.
- PLATH, S. Crossing the Water . Londres, Faber & Faber, 1971.
- PLATH, S. Winter Trees . Londres, Faber & Faber, 1971.
- PLATH, S. Collected Poems . Londres, Faber & Faber, 1981.


Narrativa

- PLATH, S. The Bell Jar. Londres, Heinemann, 1963.
- PLATH, S. Johnny Panic and the Bible of Dreams . Londres, Faber & Faber, 1977.


Memorialística

- PLATH, S. Letters Home. Correspondence 1950-1963 . Nueva York, Harper & Row, 1975.
- PLATH, S. The Journals of Sylvia Plath . Nueva York, Dial Press, 1982.
- PLATH, S. The Journals of Sylvia Plath (1950-1962). Londres, Faber & Faber, 2000.


Infantil

- PLATH, S. The Bed Book . Londres : Faber & Faber, 1976.


Obras publicadas en lengua española

- PLATH, S. Ariel. Madrid, Hiperión, 1989.
- PLATH, S. Cartas a mi madre. Madrid, Grijalbo, 1989.
- PLATH, S. Diarios. Madrid, Alianza, 1996.
- PLATH, S. La campana de cristal. Barcelona, Círculo de Lectores, 1992.
- PLATH, S. Soy vertical. Pero preferiría ser horizontal. [Madrid], Grijalbo Mondadori, 1999.
- PLATH, S. Johnny Panic y la Biblia de los sueños. Madrid, Alianza, 1995.
- PLATH, S. El libro de las camas. Madrid, Espasa Calpe, 1989.









Antonio Muñoz Molina / Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2013

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DE OTROS MUNDOS

Antonio Muñoz Molina
(1956)

Escritor español, nacido en Úbeda. Estudió Periodismo en Madrid, y se licenció en Historia del Arte en Granada. Inició su trayectoria literaria recopilando sus artículos periodísticos publicados en periódicos locales, y reunidos en dos libros de ensayos tituladosEl Robinsón urbano (1984) y Diario del Nautilus (1985).
Seguidamente, publicó su primera novela, Beatus Ille(1986), galardonada con el Premio Ícaro. En esta primera novela, expuso los elementos con que se caracterizan sus obras literarias: un interés en crear tramas sobre temáticas actuales para atraer la atención del lector, asimilar diferentes técnicas y realizar experimentos formales con la intención de mejorar la narración y exponer en sus obras su profundo compromiso con un pasado histórico, quizás demasiado olvidado.

Su segunda obra, titulada El invierno en Lisboa, de 1987, fue merecedora del Premio Nacional de Literatura y del Premio de la Crítica en 1988; en ella supo crear un argumento atractivo mediante la mezcla de distintos elementos tomados del cine negro, con referencias musicales del jazz. Beltenebros(1988) supuso un decisivo avance en la trayectoria del autor, ya que consiguió una gran popularidad tras ser adaptada como guión cinematográfico. La novela describe las impresiones del capitán Darman, un exiliado político que regresa a Madrid para eliminar a un confidente y que revive una misión similar cumplida años atrás.

Su trayectoria literaria continuó con Córdoba de los Omeyas (1991) y El jinete polaco (1991), que obtuvo en 1991 el Premio Planeta y en 1992 el Nacional de Narrativa, recibiendo el autor ese mismo año el Premio Nacional de Traducción. Publicó después un volumen de relatos, Nada del otro mundo (1993), el estudio Sostener la mirada, imágenes de las Alpujarras(1993) y una novela corta, El dueño del secreto(1994), que describe una conspiración contra el general Franco.

En 1995 publicó Ardor guerrero, relato crítico centrado en sus experiencias durante el servicio militar. El mismo año fue elegido miembro de la Real Academia Española. En 1997 apareció Plenilunio, considerada por la crítica como su obra de mayor madurez. Se trata de una historia de intriga donde el crimen es sólo la excusa para caracterizar, de manera ambivalente, a una serie de personajes.

Otras obras suyas son Pura alegría (1998), un ensayo en el que incluye su discurso de ingreso en la Real Academia y varias conferencias sobre la creación literaria; Las huellas de unas palabras (1999); Carlota Fainberg (1999) y En ausencia de Blanca (2000). Posteriormente publicó Sefarad (2001), La vida por delante (2002), Ventanas de Manhattan (2004) y El viento de la Luna (2006).




AUTOBIOGRAFÍA

Nací en Úbeda, provincia de Jaén, el 10 de enero de 1956. Mi padre se confundió de fecha al ir a inscribirme en el registro unos días más tarde, de modo que a efectos legales soy dos días más joven. En esa época las mujeres aún daban a luz en casa, ayudadas por una comadrona. Yo nací en la buhardilla que mis padres alquilaron al casarse. La llamaban “el cuarto de la viga”. Los dos eran muy jóvenes: mi padre tenía 27 años, mi madre 25. Yo también tenía 27 años cuando nació mi hijo mayor.
Mi padre trabajaba en una huerta y vendía hortaliza en el mercado de abastos. Lo que mi madre hacía se llamaba, en el lenguaje oficial de entonces, “sus labores”. Los dos eran niños cuando empezó la guerra civil y los dos tuvieron que dejar la escuela para ayudar en casa. Mi padre, trabajando en la huerta de la que su padre estaba ausente, alistado en el ejército republicano. Mi madre ayudando a criar a sus hermanos pequeños. A los dos les costaba escribir cuando fueron mayores. Leían con mucha atención, murmurando las palabras. En los primeros años de la democracia recobrada los dos asistieron a escuelas para adultos.
Durante los primeros tiempos de mi vida fui un privilegiado: hijo único, nieto y sobrino casi único. Cuando mi hermana nació yo ya tenía casi seis años. Mis padres, mis abuelos, mis tíos, llegaban a casa trayéndome tebeos y a veces caramelos y pequeños cartuchos de cacahuetes o castañas asadas, el papel de estraza todavía caliente cuando lo tocaba. Aprendí a leer, escribir y hacer cuentas en una escuela de las que llamaban “de perra gorda”. Nos sentábamos en pequeñas sillas de anea que habíamos traído de nuestras casas y escribíamos en pizarra individuales con marcos de madera, con pizarrines de tiza blanca que se partían si uno apretaba demasiado.
Antonio Muñoz Molina, de niñoMi primera escuela formal fue la de los Jesuitas, en la que entré con seis años. Llevábamos mandiles azules y las aulas parecían enormes. Tuve dos maestros en aquellos años, don Florentín y don Luis Molina. Luis Molina, que ahora es amigo mío, sembró en mí el deseo consciente de seguir estudiando, y convenció a mi padre de que lo permitiera. En esa época, y en las familias trabajadoras, lo normal era que los niños dejaran la escuela hacia los doce años para ponerse a trabajar.
Me gustaban mucho los tebeos, los libros, las películas, los seriales de la radio y los programas de discos dedicados. Cerca de nuestra casa había un cine de verano, al que iba con mi madre, mis abuelos y mis tíos casi todas las noches. Todas las películas me gustaban, salvo las “de llorar”, que eran melodramas mexicanos en blanco y negro. En la radio no me cansaba de oir los folletines de Guillermo Sautier Casaseca y las canciones populares que reinaron en ella hasta la irrupción de la música pop anglosajona y sus derivados: Lola Flores, Juanito Valderrama, Antonio Molina, Joselito, Marisol. En la radio la gente reconocía exactamente su propio mundo sentimental. Cuando se acercaba la Navidad, mi abuela Leonor, mi madre y mi tía Juani, su hermana más joven, pasaban la mañana cantando villancicos mientras hacían la cama y arreglaban la casa. Las canciones de la radio y los villancicos de las mujeres de mi familia fueron las emociones musicales más intensas de mi infancia.
Hice el bachillerato elemental –entre los once y los catorce años- en el colegio Salesiano de Úbeda, donde descubrí que a uno lo podían tratar de manera distinta según la posición social que tuviera su familia. Por fortuna el bachillerato superior lo hice en un instituto de Enseñanza Media: el San Juan de la Cruz. La enseñanza tan sólida que recibí allí y el trato a la vez respetuoso y firme de los profesores creo que son la columna vertebral de mi educación y hasta de mi ciudadanía. Si no aprendí más fue por desidia, o por confusa rebeldía adolescente. La formación intelectual que no podía darme mis padres la recibí de mis maestros en la escuela y mis profesores en el Instituto: por eso tal vez soy un defensor tan apasionado de la instrucción pública como fundamento de la justicia social.
A los trece años, en el verano de 1969, el de la llegada del Apolo XI a la Luna, me llegó el gran sobresalto de la música pop cantada en inglés: The Ballad of John and Yoko, Come Together, The Age of Aquarius. Mi amigo Antonio Madrid me descubrió Get Back Bridge over Troubled Waters. De un viaje a Madrid mi padre me había traído, no sé por qué motivo, un diccionario de inglés. Entonces los únicos idiomas que se estudiaban oficialmente eran el francés y el latín: el inglés tenía una sugestión muy fuerte de libertad, y hasta de aventura sexual. El inglés era la lengua de las extranjeras rubias que llegaban a las playas, algunas de las cuales pasaban fugazmente por nuestra ciudad interior, con minifaldas o pantalones cortos, con gafas de sol, con cámaras al hombro.
Hacia los once o los doce años empecé a leer a Julio Verne y a Mark Twain, a Stevenson, a Agatha Christie, a Dumas. Quizás la novela que he leído más veces en mi vida es La isla misteriosa, de Verne. El primer personaje que me produjo una fascinación consciente como pura invención literaria fue el capitán Nemo. Julio Verne fue el primer escritor: el que me hizo comprender que las novelas las escribía alguien, que no eran una parte espontánea del mundo. Por imitación de Verne concebí la posibilidad fantástica de hacerme yo también escritor. Después vinieron, desordenadamente, Cervantes, Bécquer, García Lorca. A los 16 años escribí una obra de teatro entre existencial y de protesta, a la manera de la época, que se titulaba “La Academia”. La montaron unos amigos míos en la escuela de Magisterio de los jesuitas, y fue prohibida no recuerdo por quién el día antes del estreno. Eso me dio la satisfacción precoz de verme a mí mismo como un autor represaliado por la dictadura.
Unos días antes de cumplir 18 años se me hizo realidad por fin el sueño de llegar a Madrid para estudiar Periodismo y convertirme en autor de obras de teatro de agitación política. El sueño no duró casi nada. Madrid era una ciudad demasiado grande y demasiado hostil para mi apocamiento pueblerino, la grandiosamente bautizada como Facultad de Ciencias de la Información resultó un fraude, mi beca apenas daba para comer. Participé por primera vez en mi vida en una manifestación de protesta por el fusilamiento de Salvador Puig Antich y al cabo de veinte minutos ya estaba preso y esposado. A finales de curso volví a Úbeda, y el otoño estaba comenzando Geografía e Historia en la universidad de Granada. Casi todos mis amigos y mis conocidos militaban clandestinamente en el Partido Comunista. Yo estuve a punto de afiliarme también, pero la detención en Madrid había acentuado mi tendencia natural al miedo.
Llegué a Granada en septiembre de 1974 y entre unas cosas y otras me quedé allí casi 20 años, con la excepción del tiempo que pasé en el ejército. En Granada estudié sin mucho ahinco y elegí especializarme en Historia del Arte y allí escribí mis primeros relatos, mis primeros artículos y mis primeras novelas. En Granada nacieron dos de mis hijos y se publicó mi primer libro. Trabajé allí siete años, en una oficina del Ayuntamiento, organizando conciertos y actividades culturales muy variadas. Conocí a grandes músicos de jazz: Dizzy Gillespie, Sonny Stitt, Paquito d’Rivera, Tete Montoliú, Phil Woods, Woody Shaw. También a un grandísimo pintor, José Guerrero. Empecé a publicar artículos en el Diario de Granada y tuve por primera vez la experiencia de escribir algo que deja de ser nuestro al hacerse público, y la del eco que nos devuelve el lector. El periódico me enseñó a escribir con regularidad y disciplina, con límites fijos. En 1985 terminé mi primera novela, “Beatus Ille”.
En 1982 me había casado en Úbeda con Marilena Vico. Hijos y libros se suceden y alternan en los años siguientes: Antonio, 1983; El Robinson Urbano, 1984; Beatus Ille y Arturo, 1986; El invierno en Lisboa, 1987; Beltenebros y Elena, 1989. Mi primer matrimonio duró hasta 1991. En el otoño de ese año me dieron el premio Planeta por El jinete polaco. En enero de 1992 empecé a vivir en Madrid con Elvira Lindo y con Miguel, que tenía 6 años. Ahora me asombra el vértigo de que me sucedieran tantas cosas en tan poco tiempo. En 1993 viví por primera vez una temporada en los Estados Unidos, dando clases en la universidad de Virginia. En diciembre de 1994 Elvira y yo nos casamos en el Escorial.
Desde que publiqué mi primer artículo en Diario de Granada, en 1982, casi nunca he dejado de escribir en los periódicos. El articulismo puede ser una forma soberana de literatura y un medio digno de ganarse ingresos regulares, en un oficio tan lleno de incertidumbres. El primer periódico nacional con el que tuve un compromiso regular de colaboración fue ABC , donde los escritores han sido siempre muy bien tratados. Desde 1990, y con breves intervalos, he colaborado enEl País, casi siempre escribiendo crónicas semanales. Como mis aficiones son bastante diversas, también escribo una columna en la revista mensual de divulgación científica Muy Interesante, y otra en Scherzo, sobre música.


En 1990 viajé por primera vez a Nueva York. Fui volviendo en años sucesivos, cada vez más frecuencia, siempre en compañía de Elvira, que disfrutó desde el principio de la ciudad tanto como yo. En 2001 y 2002 di clases de literatura en la City University. En 2004 me nombraron director del Instituto Cervantes de Nueva York, en el que me comprometí a quedarme dos años. En el otoño de 2006, yendo y viniendo en tren por la orilla del Hudson, porque mi amigo el novelista Norman Manea me había invitado a dar unas clases en su universidad, Bard College, empecé a imaginar la última novela que he escrito, la más larga de todas, La noche de los tiempos. Como Elvira y yo fuimos padres muy jóvenes, hemos descubierto con sorpresa y con gratitud que nuestros hijos se han hecho adultos cuando nosotros aún estamos en plenas condiciones de disfrutar con entusiasmo y serenidad de la vida. Vivimos largas temporadas en Madrid, largas temporadas en Nueva York. Llevamos con nosotros la oficina y el archivo cada uno en nuestro portátil, y en las dos ciudades trabajamos en estudios contiguos. En Madrid yo tiendo más a quedarme en casa. En Nueva York me tienta con más fuerza la atracción de la calle.
La literatura es mi afición y mi trabajo, pero no creo que sea lo más importante de la vida, ni mucho menos que se baste para darle sentido. Más que la literatura me importa el bienestar de las personas que quiero: mi mujer, nuestros hijos, nuestra doble y complicada familia. Mi padre, Francisco Muñoz Valenzuela, murió en marzo de 2004 y todavía me acuerdo mucho de él, y pienso en cómo sería si hubiera seguido viviendo, internándose en la vejez que le daba tanto miedo.
Creo que el escritor continúa el oficio inmemorial de los narradores de cuentos, que daban forma mediante relatos orales a la experiencia compartida del mundo. Contar y escuchar historias no es un capricho, ni una sofisticación intelectual: es un rasgo universal de la condición humana, que está en todas las sociedades y arranca en la primera edad de la vida. Quizás por eso no me atrae mucho la literatura que se vuelca sobre sí misma, que tiene al escritor y a la escritura como focos principales de atención. Cervantes y Galdós, Virginia Woolf y James Joyce, Borges y Onetti, Proust y Flaubert, entre tantos otros, me han enseñado lo mismo, de muy diversas maneras: a buscar la forma más eficaz de contar la realidad visible del mundo y la invisible de la conciencia humana. Pero también aprendo mucho de la música y de la pintura, y del cine, aunque lo frecuento menos que cuando era más joven.
Antonio Muñoz Molina retratado por Jesús de Miguel
Antonio Muñoz Molina retratado por Jesús de Miguel
Políticamente, soy un socialdemócrata: defiendo la instrucción pública y la sanidad pública, el respeto escrupuloso de la legalidad democrática, la igualdad de hombres y mujeres, el derecho de cada uno a elegir su forma de vivir y si es preciso de morir dentro de la conciencia de nuestra responsabilidad como ciudadanos. Derechos sin responsabilidades son privilegios; un derecho individual beneficia a la comunidad; un privilegio siempre se ejerce a costa de alguien. Ser progresista no es defender a rajatabla al grupo al que uno pertenece sino vindicar como propias las causas singulares de quienes en principio no son como nosotros. Un progresista, aunque sea hombre, es feminista; aunque sea heterosexual, defiende con vigor el respeto a la condición y la igualdad jurídica de los homosexuales; un progresista se rebela contra el sufrimiento innecesario de los animales y contra el despilfarro de los bienes ambientales que son de todos, también de las generaciones futuras.

BIBLIOGRAFÍA
NOVELA
  • Beatus Ille, Seix Barral, Barcelona, 1986
  • El invierno en Lisboa, Seix Barral, 1987
  • Beltenebros, Seix Barral, 1989
  • El jinete polaco, Planeta, Barcelona, 1991
  • Los misterios de Madrid, Seix Barral, 1992 (publicado originalmente en el diario El País entre el 11 de agosto y el 7 de septiembre de 1992)
  • El dueño del secreto, novela corta, Seix Barral, 1994
  • Ardor guerrero, Alfaguara, Madrid, 1995
  • Plenilunio, Alfaguara, 1997
  • Carlota Fainberg, novela corta, Alfaguara, 1999
  • En ausencia de Blanca, novela corta, Alfaguara, 2001
  • Sefarad, Alfaguara, 2001 (en marzo de 2013, la editorial Cátedra publicó la novela en su colección Letras Hispánicas con una edición crítica, a cargo de Pablo Valdivia, que incluye abundante material inédito y un estudio de todo el proceso de escritura y de recepción de la obra)
  • El viento de la Luna, Seix Barral, 2006
  • La noche de los tiempos, Seix Barral, 2009
RELATOS
  • Las otras vidas, 4 cuentos, Mondadori, 1988. Contiene:
    • Las otras vidasEl cuarto del fantasmaLa colina de los sacrificios y Te golpearé sin cólera
  • Nada del otro mundo, Espasa Calpe, Madrid, 1993 (en 2011 Seix Barral sacó una nueva edición, que contiene 14 cuentos, prácticamente todos los escritos hasta esa fecha)
ENSAYO
  • Córdoba de los Omeyas, Planeta, 1991
  • La verdad de la ficción, Renacimiento, Sevilla, 1992
  • Pura alegría, Alfaguara, 1998. Este libro, que reúne diversos textos sobre literatura, contiene (al menos en la edición de Alfaguara 2008) una introducción seguida de dos partes:
    • La realidad de la ficción: I. El argumento y la historia; II. El personaje y su modelo; III. La voz y el estilo y IV. La sombra del lector (ciclo de conferencias pronunciadas en la Fundación Juan March en enero de 1991)
    • La invención de un pasado: Destierro y destiempo de Max Aub (discurso de ingreso en la RAE, 16.06.1996); Max Aub: una mirada española y judía sobre las ruinas de Europa (conferencia en El Escorial 18.08.1997, cursos de verano en la Universidad Complutense); El hombre habitado por la voces (prólogo a ¡Absalón, Absalón! de Faulkner, Ed. Debate, 1991); Sueños realizados: invitación a los relatos de Juan Carlos Onetti (prólogo a Cuentos completos de Onetti, Alfaguara, 1994); Memoria y ficción (conferencia leída en el ciclo sobre la memoria organizada por José María Ruiz Vargas en 1995); y La invención de un pasado (conferencia pronunciada en el Departamento de Lenguas Romanas de la Universidad de Harvard, 23.04.1993)
    • Epílogo: Pura alegría (artículo publicado en ABC en mayo de 1997 con motivo de la publicación de Plenilunio)
  • José Guerrero. El artista que vuelve, Diputación Provincial de Granada, 2001
  • El atrevimiento de mirar, 9 textos sobre siete pintores y un fotógrafo, Galaxia Gutenberg, 2012, Contiene:
    • Hermosura y luz no usada: un tocador de zanfona de Georges de La Tour, El atrevimiento de mirarLos fusilamientos de la MoncloaLas ventanas de HopperTeoría del verano de 1923;El retrato y la sombra. Chistian SchadEl tiempo y las hermanas BrownLa vocación de Juan Genovés y Miguel Macaya, boxeador de sombras
  • Todo lo que era sólido, Seix Barral, 2013
DIARIOS
  • Ventanas de Manhattan, Seix Barral, 2004
  • Días de diario, Seix Barral, 2007
ARTÍCULOS
  • El Robinson urbano, recopilación de textos publicados en el diario Ideal; Silene Fábula, Granada, 1984
  • Diario del Nautilus, Diputación Provincial de Granada, 1986 (reeditado por Mondadori en 1989 en versión corregida por el autor)
  • Las apariencias, Santillana, 1995
  • La huerta del Edén: escritos y diatribas sobre Andalucía, Ollero y Ramos, Madrid, 1996
  • Unas gafas de Pla (2000)
  • La vida por delante (2002)
OTROS
  • ¿Por qué no es útil la literatura?, diálogo con el poeta Luis García Montero: Hiperión, Madrid, 1993
  • Escrito en un instante (1996), colección de textos breves
  • Por un trago de aguardiente (1999). Antología dialogada realizada por José Manuel Fajardo y Manuel Colomer Nieto
PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS
  • 1986: Premio Ícaro de Literatura por Beatus Ille.
  • 1988: Premio Nacional de Narrativa y Premio de la Crítica por El invierno en Lisboa.
  • 1991: Premio Planeta por El jinete polaco.
  • 1992: Premio Nacional de Narrativa por El jinete polaco.
  • 1995: Es elegido miembro de la Real Academia Española.
  • 1997: Premio Euskadi de Plata.
  • 1998: Plenilunio:
    • Premio Femina Etranger a la mejor obra extranjera publicada en Francia.
    • Premio Elle.
    • Premio Crisol.
  • 2003:
    • Premio Mariano de Cavia por su artículo Lecciones de septiembre.
    • Premio González-Ruano por su artículo Los herederos.
  • 2006: Doctor Honoris Causa por la Villanova University, Pennsylvania.
  • 2007: Doctor Honoris Causa por la Universidad de Jaén, España.
  • 2010: Doctor Honoris Causa por la Brandeis University, Massachusetts.
  • 2012: Prix Méditerranée Etranger 2012 por La noche de los tiempos.
  • 2013: Premio Jerusalén
  • 2013: Premio Príncipe de Asturias de las Letras
Fuente: Wikipedia


Tom Sharpe

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Thomas Ridley Sharpe
(1928 - 2013)

Thomas Ridley Sharpe nació en Londres el 30 de marzo de 1928 y falleció en Llafranch, España, el 7 de junio de 2013. Novelista inglés autor de populares novelas humorísticas. Fue profesor en Sudáfrica, de donde fue expusado por sus posiciones políticas. Su principal influencia en la prosa fue Saki, maestro del humor y de las situaciones imprevisibles.

Tom Sharpe


En 1971 publicó Reunión tumultuosa, en la cual una mujer británica blanca y de abolengo mata a un negro: el gobierno sudafricano se da a la tarea de encontrar un chivo expiatorio para ocultar la verdad, lo que desencadena una trama burlesca. En Lo peor de cada casa (1996) muestra a un yuppie de la era Thatcher que se enriquece a pesar, o con el concurso, de su estupidez. Sharpe declaró sobre este personaje: "Es un zombie, producto de una sociedad esquizofrénica que lo encumbra."

En la primera etapa de su trabajo utilizó el estilo ornamental de la tradición inglesa cómica. Luego encontró un lenguaje más directo y personal. Él mismo declaró ser "un escritor burlesco". Otras de sus novelas son Exhibición impúdica (1973) y Zafarrancho en Cambridge (1974).

Pero fue su conocida serie de novelas protagonizada por Henry Wilt, un infeliz y frustrado profesor que ha de vérselas con el primitivismo de sus alumnos, la volubilidad de su esposa y la estulticia de su entorno social, la que le valió la consagración internacional. A la primera entrega, titulada Wilt (1976), que fue adaptada con igual éxito a la gran pantalla, le siguieron, entre otras, Las tribulaciones de Wilt(1979), Ánimo Wilt (1985) y Wilt no se aclara (2004). Desde 1995 solía pasar los inviernos en la localidad catalana de Llafranch, en la Costa Brava, donde falleció.




BIBLIOGRAFÍA

SERIE PORTER HOUSE BLUE
  • Zafarrancho en Cambridge (Porterhouse Blue, 1974)
  • Becas flacas (Grantchester Grind, 1995)

SERIE WILT
  1. Wilt (Wilt, 1976)
  2. Las tribulaciones de Wilt (The Wilt Alternative, 1979)
  3. ¡Ánimo Wilt! (Wilt On High, 1984)
  4. Wilt no se aclara (Wilt in Nowhere, 2004)
  5. La herencia de Wilt (The Wilt Inheritance, 2010)
  • Wilt in Triplicate (1996), compilación de las tres primeras obras

OTRAS NOVELAS
  • Reunión tumultuosa (Riotous Assembly, 1971)
  • Exhibición impúdica (Indecent Exposure, 1973)
  • El temible Blott (Blott on the Landscape, 1975)
  • La gran pesquisa (The Great Pursuit, 1977)
  • El bastardo recalcitrante (The Throwback, 1978)
  • Vicios ancestrales (Ancestral Vices, 1980)
  • Una dama en apuros (Vintage Stuff, 1982)
  • Lo peor de cada casa (The Midden, 1996)
  • Los Grope (The Gropes, 2009)

RELATOS
  • Stirring the Pot (1994)
  • The anthology "Knights of Madness: Further Comic Tales of Fantasy" (1998)

TAPAS

  1. 1. Wilt
    Wilt
    Es una tetralogía de Tom Sharpe dedicada al curioso personaje de Wilt.
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  2. 2. El bastardo recalcitrante
    El bastardo recalcitrante
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  3. 3. Reunión tumultuosa
    Reunión tumultuosa
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  4. 4. Los Grope
    Los Grope
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  5. 5. Vicios ancestrales
    Vicios ancestrales
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  6. 6. La gran pesquisa
    La gran pesquisa
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  7. 7. Zafarrancho en Cambridge
    Zafarrancho en Cambridge
    110 ptsVotar:




  8. 8. Exhibición impúdica
    Exhibición impúdica
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  9. 9. Una dama en apuros
    Una dama en apuros
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  10. 10. Becas flacas
    Becas flacas





Vanessa Paradis

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(1972)

Vanessa Chantal Paradis nació en Saint-Maur-des-Fossés.Valle del Marme, el 22 de deciembre de 1972. Actriz y cantante francesa.

Carrera 

Fue descubierta en el programa de televisión L'École des fans en 1980. Vanessa Paradis grabó su primer sencillo llamado La Magie des surprises-parties en 1985. Aunque no fue un gran éxito, preparó el terreno para la canción con la cual se hizo internacionalmente conocida, Joe le Taxi en 1987, editada cuando tenía sólo 14 años. Permaneció en el número 1 en Francia durante 14 semanas. Fue sacada de su primer álbum M & J (las iniciales de la canción del mismo disco Marilyn et John). 

En 1991, Paradis promocionó una nueva fragancia para Chanel, llamada Coco. En el anuncio, aparece vestida de negro y plumas, representando un pájaro columpiándose en una jaula, aprovechando su similitud en aquellos tiempos, con la caricatura "piolín" (tweety). 

En 1992, ya con 19 años y trabajando en Estados Unidos con el músico de rock Lenny Kravitz, que fue su novio por un tiempo, Paradis comenzó a trabajar en su nuevo disco cantado en inglés, idioma en el que ya se desenvolvía bien. Escrito y producido por el propio Kravitz, el álbum, titulado simplemente Vanessa Paradis, alcanzó el nº1 en Francia. Uno de los sencillos del disco fue Be my baby, que fue nº5 de ventas en este mismo país. 

Vanessa Paradis ha participado en numerosas películas, las más conocidas son La chica del puente (La fille sur le pont) de Patrice Leconte (1999), un romance en blanco y negro coprotagonizado por Daniel Auteuil, y Mon Ange (2004). 

En el año 2000, grabó un disco llamado Bliss, que dedicó a su hija (su hijo todavía no había nacido) y a su pareja, Johnny Depp. Fue también un éxito en Francia. 

En el 2004, Chanel la eligió nuevamente para promocionar su nueva línea de bolsos de mano The New Mademoiselle. 

En el terreno musical ha grabado un nuevo disco, Divinidylle, que salió a la venta en septiembre de 2007. El primer sencillo con el mismo nombre fue un éxito en la radio francesa en junio del 2007. 

Salió a la venta su disco recopilatorio editado como Vanessa Paradis, best of que salió en noviembre del 2009 con dos temas inéditos como Il y a y I love París (versión de Frank Sinatra y tema que se utilizó para los aeropuertos de París) y dos temas acústicos como Marilyn and John y Scarabée. 

Se ha dedicado un poco al cine. El 17 de marzo de 2010 se estrenó en Francia L'Arnacoeur  "Los seductores") de Pascal Chaumeil. 

Mientras, ha colaborado de nuevo con la casa Chanel con dos nuevas líneas "Rouge Coco" de lápiz labial (en la que la podemos ver en el spot silbando delante de un espejo pintando sus labios con su número favorito de la línea, el número 5 - Mademoseille) y de bolsos llamada "Coco Cocoon". En 2011 se ha anunciado que protagonizará otra nueva línea de lapiz labial de Chanel llamada "Shine". 

Vanessa realizó una gira de verano en julio de 2010, con música acústica, en toda Francia empezando en el Casino de París. 


Familia
Desde el año 1998, Paradis mantiene una relación con el actor estadounidense Johnny Depp. Se conocieron en la sala de un hotel en París La pareja no se ha casado aún, aunque varios rumores de una boda corrieron durante estos últimos años. Tienen una hija, Lily - Rose Melody Depp (nacida el 27 de mayo de 1999) y un hijo, Jack John Christopher Depp III (nacido el 9 de abril del 2002). La pareja divide su tiempo entre Hollywood, una casa al sur de Francia y una isla en las Bahamas, y también tienen apartamentos en París y en Manhattan. 



Johnny Depp ha dirigido el nuevo vídeo de la canción "L'incendie" clip de tres minutos en el que Paradis baila en el escenario de un teatro mientras es observada por un extraño hombre con sombrero, supuestamente Depp, cuya cara nunca se muestra. El soporte del micrófono estalla en llamas y el suelo se incendia con cada uno de sus pasos, encontrándose ambos al final y desapareciendo en una brillante explosión de fuego, también Johnny aparece en el video Il y A , grabado en su propia casa con sus hijos Lily-Rose Melody Depp y Jack Depp y también han escrito 2 canciones juntos St Germain y Bliss pertenecientes al album Bliss


ALBUMES
M & J (1987)Francia #13
Variations Sur Le Même T'aime (1990) Francia #6
Vanessa Paradis (1992) Francia #1 (Reino Unido #45)
Vanessa Paradis Live (1994) Francia #7
Bliss (2000) Francia #1
Vanessa Paradis live au Zenith (2001) Francia #19
Divinidylle (2007), Francia #1
Vanessa Paradis, best of (2010), Francia #1
Love songs (2013),13 de mayo 2013, Francia #1



SINGLES

"Joe Le Taxi" (#1, 1987)
"Manolo Manolete" (#10, 1988)
"Marilyn & John" (#4, 1988)
"Maxou" (#13, 1988)
"Coupe Coupe" (#20, 1989)
"Tandem" (#22, 1990)
"Dis-lui Toi Que Je T'aime" (#41, 1990)
"Be My Baby" (#5, 1992)
"Sunday Mondays" (#41, 1992)
"Commando" (2000)
"Pourtant" (2000)
"Que fait la vie?" (2000)
"Made in asia" (2006)
"Divine Idylle" (2007)
"Dès que j'te vois" (2007)
"L'incendie" (2008)
"Les Piles"(verano del 2008) (en dúo con Matthieu Chédid)
"Joe le taxi" (2008) (directo)
"Il y a" (2009)
"Joe le taxi (versión acústica)" (2010)
Love song (2013)
Station quatre septembre (2013)



FILMOGRAFÍA

Noce blance (1989) by Jean-Claude Brisseau.
Elisa (1965) by Jean Becker.
Un amour de sorciére (1997)by René Manzor.
Une chance sur deux (1998) by Patrice Leconte.
La Fille sur le pont (1999) by Patrice Leconte.
Lost in La Mancha (2002) by Keith Fulton and Louis Pepe.
Atomik Circus, le retour de James Bataille (2004) by Didier Poiraud and Thierry Poiraud.
Tony 'n' Tinas's Wedding (2004) by Roger Paradiso.
Mon ange (2005) by Serge Frydman.
The Gypsy's Curse (2005) by Philippe Decouflé.
La clef (2007) by Guillaume Nicloux.
L'arnacoeur (2010) by Pascal Chaumeil.
Un monstre á Paris (2011) by Bibo Bergeron.
Café de Flore (2011) by Jean-Marc Vallée.
Je me suis fait tout petit (2012) by Cécilia Rouaud.
Cornouaille (2012) by Anne Le Ny.
Duba ï Flamingo (2012) by Delphine Kreuter.
Fading Gigolo (2013) by John Turturro.

GALLERY




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foto inedita de Vanessa desnuda para Ellen Von Unwerth - Aii nono sale muy sexy con esa ropa transparente ahora entraba a la pagina de vanessa y me encontre con esta foto super sexy de Van de aquella sesion de ellen en la que tenia el yeso el pelo rizado y desnuda con la tela transparente cubriendola que hermosa no puede ser mas perfecta si la quieren esta aca en mi blog sin marcar y en el tamaño real: http://solovelysweetdreams.blogspot.com/2010/05/vanessa-paradis-desnuda-en-una-foto.html http://solovelysweetdreams.blogspot.com/ http://www.fotolog.com/valepp_4ever http://www.fotolog.com/oohlaladies - Fotolog


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vanessa paradis for madame figaro 2012 - vanessa-paradis Photo


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Vanessa Paradis for Elle (France) January 2012 - vanessa-paradis Photo




Vanessa Paradis by Karen Sadli for Madame Figaro - vanessa-paradis Photo


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Javier Tomeo

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(1932 - 2013)

Javier Tomeo Estallo (Quincena, Huesca, 9 de septiembre de 1932 - Barcelona, 22 de junio de 2013) fue un escritor y dramaturgo español.

Se licenció en Derecho y Criminología en la Universidad de Barcelona. En los años cincuenta escribió literatura popular bajo el pseudónimo «Frantz Keller» para la Editorial Bruguera: algunas novelas del oeste, de terror e incluso una Historia de la esclavitud, así como otras obras con pseudónimos anglosajonizados. En 1963 editó, junto a Juan María EstadellaLa brujería y la superstición en Cataluña. En 1967 publicó su primera novela «seria». Obtuvo en 1971 el premio de novela corta Ciudad de Barbastro, por El Unicornio. En la década de los setenta aparecieron otros títulos como El castillo de la carta cifrada. En los años ochenta dejó algunas novelas como Diálogo en re mayor y Amado monstruo, y su universo literario creció en los noventa con la publicación de numerosos libros: El gallitigre (1990), El crimen del cine Oriente (1995), Los misterios de la ópera (1997), Napoleón VII (1999) o Cuentos perversos (2002), entre otros.


Javier Tomeo

"Yo ya me parecía a Kafka antes de leerlo"

El escritor celebra sus ochenta años con la edición casi definitiva 

de sus Cuentos Completos

Carlos ZANÓN | El Cultural 05/10/2012 | 

Frente a frente no se sabe quién es más joven, si Carlos Zanón (Barcelona, 1966) o un insultantemente feliz Javier Tomeo (Zaragoza, 1932), con sus 80 recién cumplidos y la edición de sus Cuentos completos (Páginas de Espuma), o así, como regalo. Zanón reconoce haber leído al maestro desde hace años, "y tener la misma sensación que ahora. De ser un escritor libre en un planeta propio y acogedor, pero solitario [...] La literatura Tomeo te hipnotiza como una serpiente porque conecta con tus juegos mentales".




Acudo al domicilio de Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932) para una charla. La excusa es la edición de sus Cuentos completos en la estimulante editorial Páginas de Espuma. Pienso que de llamarme Ramón y no Carlos, éste podía ser el principio de una de sus novelas. Ramón y Javier. Se cierra la puerta. Primera casilla. Ratón y gato con la medicación cambiada, por ejemplo.Recuerdo leer a Javier Tomeo en los ochenta y tener la misma sensación que ahora. De ser un escritor libre en un planeta propio y acogedor pero solitario. Como el Principito. O uno de los ogros de Óscar Wilde. Javier Tomeo encontró una manera subversiva de explicar la realidad desde sus primeros libros y allí sigue. Abres sus páginas y él coloca las piezas en el tablero y el sentido común ante situaciones absurdas, grotescas, ilógicas te lleva de una página a otra. La literatura Tomeo te hipnotiza como una serpiente porque conecta con tus juegos mentales. Y muchos de sus ingredientes siguen siendo alquímicos. Solo así se entenderá que pasan los años y los lectores jóvenes siguen buscándole y encontrándole. La gente que le sigue lo hace con un afán devoto por alguien que te da lo que buscas aunque no sepas que lo andaras buscando. Javier Tomeo me espera en su salón. Cariñoso como siempre. La tele anda encendida pero sin sonido. Políticos que mueven la boca sin que escuchemos lo que dicen. Rajoy en la ONU sin auditorio. Artur Mas y el Castillo de la Carta Magna Cifrada. Pienso que algunos viven en tramas Tomeo. Y a todos nos iría bien leerle un poco más. No en vano Javier Tomeo es el escritor favorito de Frank Kafka. ¿Seguro que nadie en este país ha pedido un agrimensor? 

Patria aragonesa

La actualidad política manda. Le han llamado de El Heraldo de Aragón, preocupados porque en un futuro estado independiente, Tomeo se quede en tierra extraña. Él los ha tranquilizado: “Siempre me han tratado muy bien aquí y aquí me quedaré. Haré patria aragonesa. Eso sí, cuando vaya allá iré con pasaporte. Igual habrá un puesto de aduanas en Fraga. Cambiaremos moneda por peras. Peras limoneras”. Humor Tomeo. Sano. Pasamos a hablar de libros. Me pregunta por los míos. Se disculpa por no leer ya novelas de gente que empieza. “Debería hacerlo. Yo una vez fui joven y me gustaba que lo leyeran”. Le explico que quiero charlar con él de lo suyo. De cómo construye su mundo. Cómo empieza todo. Desde lo más básico. 

Javier Tomeo: Escribo a mano. Es mucho mejor. En los últimos tiempos utilizo el ordenador. Más cómodo: puedes corregir. Y los márgenes ordenados.
Carlos Zanón: Escribir a mano es elegir las palabras, un esfuerzo físico. Pasa lo mismo con las fotos digitales. Es tan fácil que hemos perdido el ojo que buscaba y encontraba el momento mágico, el clic.
JT: Es mucho mejor a mano pero con los años, yo tenía una letra bonita pero ahora escribo cosas que luego las leo y ni las entiendo. 

Me lo imagino. La literatura de Tomeo siempre tendrá algo de artesanal, de mecano construido desde abajo. El trabajo de un albañil disciplinado y el sueño loco de un mago. 

Concentración literaria

JT: A veces me siento delante de una cuartilla en blanco porque tengo ganas de escribir aunque no sé de qué. Entonces empiezo dibujando una letra. La que sea. Una ‘e' pues una ‘e'. La dibujo, la decoro. Me doy tiempo. Y luego la acompaño de la siguiente. Una ‘l' pues ‘l'. Luego otra palabra. 'Hombre' por ejemplo. Y otra y otra. ‘El hombre avanza lentamente por la llanura'. La historia se empieza a mover.
CZ: Tus novelas tienen mucho de juego, de irse construyendo a medida que las escribes y que las lees. 
JT: Sí, escribo historias que trascienden la realidad a base de automatismos mentales. Situaciones dramáticas que encuentran su camino y llegan a finales inesperados. Las historias van llegando.
CZ: Tus personajes también obedecen a sus propios automatismos.
JT: Claro, si yo funciono a base de automatismos, los personajes también. Echan a andar y me escriben la historia. Tienen reacciones inesperadas. Me gusta abandonarme al ello, al subconsciente. Pero siempre basándome en la realidad. 

Nos tomamos el café. Él sin azúcar. Nos lo sirve Alejandra, una chilena simpática y amable que ayuda a Javier, especialmente ahora que anda mal de la pierna “a causa de corregir tanto y estar tantas horas sentado escribiendo”. Corrige mucho. Muchísimo. De ahí pasamos a hablar de los autores que hacen libros de 800, 1000 páginas. Tomeo menciona a Ken Follet. 

JT: Yo es que practico eso que se llama concentración literaria. Si puedes utilizar para decir algo dos palabras no utilices cuatro.
CZ: A esa clase no asistió Ken Follet. 
JT: ¿Pero qué hacen estos tíos? ¿Hacen novelas históricas? Eso no son novelas son reportajes literarios. ¿Las venden a peso? 

Palabras iluminadas

Me viene a la memoria en una charla en grupo con James Ellroy que decía que sus libros cada vez tienen más páginas porque tiene más ex esposas a las que pasar pensión. Después de eso cogió su móvil, llamó a su casa y se puso a hablar con su perro. Desconozco si el perro le contestaba. El librero Paco Camarasa asegura que sí. 

JT: Me siento muy cómodo en el cuento. Tengo muchísimos. Desde microrrelatos a más extensos pero no mucho. Breves pero muy corregidos. 
CZ: Tus narraciones se ven muy trabajadas. No hay nada superfluo.
JT: Es que quiero que las palabras estén iluminadas por dentro. Que tengan una luz interior. Los críticos franceses han dicho de muchos escritores españoles que son oradores que escriben, que utilizan palabras muy altisonantes a base de gerundios, alto, grande, espléndido, y tienen razón. 

El café se me ha enfriado. Pero como me enseñó mi madre, si vas de visita, el café con leche te lo acabas y las galletas ni tocarlas. 

CZ: Me gusta mucho de tus historias que los personajes tratan ante situaciones ilógicas seguir actuando siempre con sentido común, que no pierdan el control. 

Y como era de prever aparece K. Yo me había prometido no mencionarle porque imagino que Tomeo ha de estar cansado de hablar de él tanto como yo del futuro de la novela negra. Pero K y T son buenos amigos. En el fondo es un lujo tener de compañero de viaje a Franz. 

JT: Como los personajes de Kafka. Están ahí desvalidos. Se van moviendo en círculos concéntricos. La narración vuelve, vuelve, vuelve. Se repite, se repite y se repite. Pero yo ya me parecía a Kafka antes de leerlo. Entiéndeme, no lo había leído en profundidad. La metamorfosis y poco más. Pero no está mal ¿eh? Lo considero uno de los mejores escritores del siglo XX, de la Historia de la Humanidad. Luego me fui diferenciando. Ese sentido del humor negro, aragonés. Castellet me llamaba ‘víctima de Kafka'. Pero también estudié Derecho. Y Criminología. Y estudié a Freud, el ‘Yo', el ‘Ello', todas esas cosas y fui hacia una literatura marginal. Quizás de haber leído a Kafka en profundidad hubiera escrito distinto.
CZ: También él. 

Literatura de acoso y derribo

Tomeo se ríe. Está muy contento con el libro de Páginas de Espuma. Me quiere enseñar la portada. La busca en su portátil. Se hace un lío pero la encuentra. La foto -“de una chica fotógrafa nueva, muy buena”- de la portada es de su cara, embozada tras el cuello de un abrigo. 

CZ: Si echas una mirada hacia atrás ¿qué cosas son las mejores y las peores de dedicarse profesionalmente a la literatura?
JT: Peores hay muchas.
CZ: ¿Cuáles?
JT: El corregir y corregir. La perfección es difícil de encontrar pero mis primeras novelas, El castillo de la carta cifradaAmado monstruo o Historias mínimas son redondas, en cierta manera.
CZ: ¿Eso condicionó los siguientes libros?
JT: Yo he ido escribiendo.
CZ: Pero tu caso es distinto. Desde tus primeros libros la sensación que uno tenía es que ya eres poseedor de un estilo muy propio, muy hecho.
JT: ¿Sabes qué pasa? Que cuando yo empecé se estilaba el realismo. La literatura debía ser un instrumento de acoso y derribo. Y yo lo intenté. Esos libros que hablaban de unos emigrantes que llegan a Barcelona y se enfrentan a un medio hostil… Yo me daba cuenta de que eso no era lo mío, no era lo que yo quería contar. Nunca llegué más allá de la página quince.
CZ: A medida que vas formándote como lector y escritor, creo que hay un problema que has de equilibrar…
JT. ¿Cuál?
CZ: Vas leyendo y formalmente escribes mejor pero si pierdes la desfachatez de con lo poco que uno había leído y escrito del principio, y se creía que el mundo tenía que escucharte, leerte. Si pierdes eso, lo pierdes todo ¿no?
JT: Hablas del arrojo, de la juventud, en suma.
CZ: Tú siempre has conectado con un público joven. Pasan los años y añades sangre nueva a tus lectores.
JT: Siempre me ha pasado. Tengo lectores muy fieles. Y jóvenes. Tengo ciertos fanes. Soy pocos pero de mucha calidad. Buenos lectores. A veces me escriben y se nota que saben leer, que tienen criterio. 
CZ: Además ahora hay editores jóvenes... ¿Has publicado con Alpha Decay? ¿Qué tal la experiencia?
JT: Muy bien. El editor era amigo mío. Gente joven que con los medios que hay ahora pueden publicar de forma fácil y bien lo que antes era un trabajo que ni te imaginas. Hay muy buen pequeño editor.
CZ: Sí, gente que cuida lo que pone en el catálogo. Los de Libros de Asteroide, Minúscula... Pero sobre todo tú has publicado con Anagrama.
JT: Sí, podría decir que es mi editorial. Sigue siendo muy buena editorial. Tú ¿dónde publicas?
CZ: En RBA.
JT: RBA está muy bien. ¿Y Anagrama? ¿Has probado con ellos?
CZ: Lo intenté con mi anterior novela, Tarde, mal y nunca pero nada, no me quisieron. Para mí publicar en Anagrama era algo especial. En los primeros 80 en que empecé a leer en serio, su colección de Narrativas, en especial la extranjera, era brutal. Un hallazgo libro a libro. Sam Shepard, La soledad del guerrero, Capote, La conjura de los necios... 

A Tomeo le gusta dibujar. Confiesa que no es que lo haga muy bien pero que para él, a veces, es importante, dibujar a sus personajes, o el Castillo, o una butaca de cine o las escenas que la propia historia va desarrollando. En el Centro Pompidou proyectaron una serie de dibujos suyos. No es dibujante aclara “si lo intento hacer bien, lo haré mal”. Tomeo tiene consideración de delicatesen en sus traducciones al alemán o al francés, lectores que quizás no entiendan del todo su humor o de la lógica de sus historias, pero que conectan con él de algún modo. Suena el teléfono. Un grupo de teatro de Madrid están preparando un montaje sobre algunos textos de Historias mínimas. Tomeo está encantado. Si puede, acudirá al estreno. 

JT: Me han llevado mucho al teatro. Gustan las historias. Y son montajes baratos. Pocos personajes, escenarios sencillos.
CZ: Es que cuando afrontas tus cuentos o las novelas o los textos dramáticos uno no tiene claro que sean compartimentos estancos.
JT: Pues eso me preocupa bastante en el sentido de que cuando escribo narrativa, escribo narrativa y el éxito -relativo- en las adaptaciones teatrales de las novelas me pueda condicionar y me salgan las cosas demasiado teatrales. Pero como soy amigo de la brevedad, de la economía del lenguaje tampoco lo veo mal. Además creo que ha llegado un momento en que se ha de hacer otro tipo de literatura. Hemos de competir con los nuevos instrumentos culturales.
CZ: Jugar con la celeridad, el grado de atención, lo visual y las ventajas de la palabra pero sin ensimismarse, ¿no estás de acuerdo?
JT: Sí, precisión, economía de lenguajes. Los grandes maestros se lo podían permitir. Pero la decadencia de la literatura -hablo de literatura de verdad no de reportajes literarios- llega cuando olvida que ha de competir con los otros instrumentos culturales. 

Buñuel y cuatro más

Hora de acabar. Alejandra -que había ido a la farmacia- parece que ha vuelto. Una puerta que se abre y se cierra. La chica no contesta. Mundo Tomeo. Le pregunto si le gusta el cine “sí, pero Buñuel y cuatro más. Ahora solo sirve para la televisión, alfombra roja y la actriz de turno enseñando la teta”, la música. 
JT: Escribo con jazz, música moderna, dodecafónica, con ruidos aquí y allá, los rusos. La música excelsa, demasiado perfecta, no me interesa mucho. Demasiado hermosa. 

Suena otra vez el teléfono. Me despido. Javier me acompaña a la puerta. Casi me sabe mal que me haya dejado escapar del Castillo. Las gafas de escritores como Tomeo hacen que la lógica absurda sea asumible y los reyes simples cartas de naipes. 


Javier Tomeo
Foto de Antonio Moreno


Otro escritor de lo mínimo que me fascinó en este proceso de descubrimiento fue Javier Tomeo. Usaba la técnica del guión en su literatura, lo que me descubrió que podía unir mi faceta de guionista con la de escritor literario. Además, Tomeo lidiaba a la perfección con algo tan difícil como es el diálogo. Sus microguiones de teatro de las Historias mínimas son genuinos, impactantes y plagados de imágenes bellísimas (luces que niños prenden del pelo de sus madres o paisanos que apagan estrellas con un dedo).
Manuel Espada





"Me siento, pues, feliz en mi insignificancia. Sepan, además, que en nuestra pequeñez, nosotros somos criaturas unisexuales que cada año -cuando llega el momento de fecundar a nuestras hembras- tenemos la oportunidad de descubrirnos infinitos. "


Javier Tomeo, Cuentos perversos



Muere Javier Tomeo, un monstruo literario

El autor ha sido un inclasificable de las letras españolas, creador de un extraño imaginario



Tomeo, fotografiado en 2012. / MARCE-LÍ SÁENZ
La mujer tuerta a la que su marido le recrimina que se ponga el ojo de cristal, el despertador que funciona como un cangrejo, el niño de las dos cabezas y esa bestial unión del bien y el mal que era el gallitigre, cruce del felino enamorado del ave, entre otras muchas criaturas aberrantes, están desde ayer huérfanos después de que el corpacho de su padre, Javier Tomeo, no pudiera resistir más las múltiples complicaciones de una diabetes que en los últimos meses le llevaban a dormir mal y a moverse "como un caracol" (de nuevo su amado mundo animal) y falleciera por una grave infección en el hospital Sagrado Corazón de Barcelona, a los 80 años.
Esos seres que poblaron una de las obras más inclasificables del último medio siglo de las letras españolas no surgieron de la infancia de ese niño nacido en el pueblo oscense de Quicena en 1932. Entonces solo había lecturas de Verne y Salgari, aunque en la genética debía haber algo de la tierra. “Soy aragonés, no puedo escribir más que negro y Buñuel es mi Dios; quizá tuvo la culpa la pintura de Goya”, se parapetaba el escritor. Luego, al poco tras un ligero silencio y una mirada más allá del interlocutor, la confesión: “En parte, mis personajes son nacidos de mis carencias”.
Esa dualidad, una dureza que provenía de una notable estatura y una voz grave pero que hacía de baliza de unos sentimientos nobles y tiernos, marcó tanto la vida como la obra del escritor, pronto afincado en Barcelona tras la emigración de sus padres. Ahí cursó Derecho y, más tarde, Criminología (“para saber más del alma humana”), que no sepultaron una vocación que arrancó con novelitas de quiosco bajo el pseudónimo de Frantz Keller. “Te pagaban de 10 a 25 pesetas y firmabas con nombre extranjero porque si no, en este país, no te compraban”, justificaba.
En esa cultura pulp castiza y en el despacho de la multinacional Olivetti se fue forjando una escritura personalísima, de literatura del absurdo, de regusto kafkiano y, lo más inquietante, que se daba en espacios y situaciones bien normales. Así surgiría en 1967 su primer libro, El cazador, donde un hombre se encierra en su habitación para no ver nunca a nadie más. Se lo había editado Tomás Salvador desde el pequeño sello Marte, como torna por lo poco que pagaba a aquel joven que trabajaba horas allí. El camino estaba trazado. Pronto llegaría El unicornio (1971), donde los espectadores a una función son aniquilados uno a uno. Nada, algo normal. O El castillo de la carta cifrada (1979). Muchos de esos títulos ya estarían poblados por esos seres extraños, a mitad del animal y del hombre, que le caracterizaron. “El monstruo permite señalar defectos y moralizar; el lector, más que nunca, necesita hoy ser moralizado”.
Ese mundo de Tomeo no encajaba entonces. Eran tiempos del realismo social. Él lo intentó con la historia de un limpiabotas emigrante… “Pero me cansé de mi mismo a las 20 páginas y me acordé de que Pereda lo había hecho antes mucho mejor cien años atrás; por suerte, me dio entonces por leer a Kafka, a Sartre, a Hansum, a Poe…”. Se desmarcó del realismo e impuso a sí mismo y a su literatura su fuerte personalidad, lo que provocó aquel comentario de Juan Benet, que aseguró que sus novelas eran simples croquetas de idéntico sabor. “Bueno, fui una víctima de Kafka, al que llegué por Freud. Mi mundo y mis personajes han sido el Ello freudiano, lo inconsciente, las pulsiones”…
Debió esperar Tomeo hasta mediados de los ochenta para que esa trayectoria fuera reconocida. Ocurrió en 1985, con Amado monstruo, inocua entrevista de trabajo que va desvelando la extraña personalidad (y también la morfología) del aspirante. De pronto, todo encajaba: ese surrealismo y una fraseología breve fruto de una destilación del lenguaje poco usual acabó, en pleno momento Tomeo, siendo representada como obra teatral en París en 1989, el mismo año que aparecía su libro preferido, Historias mínimas, un prestigio que apuntalarán El gallitigre (1990), El crimen del cine Oriente (1995). Sus obras empiezan a representarse hasta en Alemania. El eco es tal que incluso desde su tierra se impulsó su candidatura al Premio Nobel.
En un reflejo de su propia vida sincopada, su luz parece languidecer y él, con casi medio centenar de obras, fue encerrándose en sí mismo, acentuando su manía de corregir y corregir sus textos. El mundo cultural y literario pareció haberlo olvidado, como si su tiempo hubiera pasado. Nunca obtuvo un gran premio. “No, no se ha sido injusto conmigo; puedo vanagloriarme de tener lectores de culto cada generación”, se defendía. Y las ediciones de sus Cuentos completos el año pasado y hace unos meses de Constructores de monstruos parecen darle la razón. Un rato después, la confesión: “Me he ido apartando del mundo literario; una novela mía hoy es como tirar una piedra al agua. En muchos premios me veo rodeado por escritores mediáticos y me pregunto: ‘¿Qué hago yo aquí?’. Es un agravio comparativo constante”.
Poco amante de la televisión (“solo me sirve para ponerme de mala leche, pero eso me ayuda a escribir”, admitía), parecía él mismo uno de sus entrañables monstruos, incapaz de encajar en el mundo. Seguía escribiendo a diario, riguroso, sin tregua consigo mismo (“si puedo decir algo en cuatro palabras no uso ocho”), en particular por las mañanas cuando, decía, “oigo cantar a los pájaros y al alguna vecina por el patio interior; eso infunde optimismo: por las mañanas todo parece posible”.
Vivía solo, no tenía hijos y ya hacía tiempo que se dedicaba casi exclusivamente a releer, “libros-herramientas”, decía él, como el Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Si se le forzaba mucho, soltaba los nombres de Shakespeare, de Dante y el Quijote de Cervantes.
No citaba contemporáneos porque no leía nada de nadie para, en realidad, no contaminarse. Para ser un monstruo en estado puro.

Javier Tomeo o la fuerza del absurdo

El escritor tuvo lectores fieles y una crítica que supo entender sus siempre peculiares novelas, cuentos, microrrelatos, bestiarios y fábulas




Javier Tomeo, en El Escorial en 1999. / SANTI BURGOS
Hizo mutis Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932-Barcelona, 2013) de la manera más absurda posible, pues entró en el hospital a paso de caracol, debido a una ciática, y lo mandaron a Montjuïc con una infección, en una muerte más propia de cualquiera de sus estrambóticos personajes. No sé si alguien habrá llegado a conocer realmente a este hombre escéptico, solitario y afable, más aficionado a hablar él que a escuchar a los demás, gran observador de la realidad, sobre todo de las peculiaridades humanas, con algo de amado monstruo recluido en su patíbulo interior, oyendo los cantos de las vecinas y de los pájaros a través de las ventanas del patio de su casa.
Tardó Tomeo en llegar a la literatura, tras años escribiendo novelitas de quiosco para Bruguera, con el seudónimo de Frantz Keller, traduciendo libros sin firmar, como ocurrió con alguna de las mejores novelas de Juan Perucho, mientras estudiaba Derecho y algo de Criminología, y trabajaba en la editorial Marte y luego en la multinacional Olivetti, donde no consigo imaginármelo.
El reconocimiento literario empezó cuando Anagrama le publicó una novela entonces tan atípica como El castillo de la carta cifrada (1979), pero sobre todo con el éxito en Europa, en Francia y Alemania especialmente, del montaje teatral de Amado monstruo, novela publicada en 1985. Después siguieron otros dos libros importantes en su trayectoria: Historias mínimas (1988) y El crimen del cine Oriente(1995). El primero, un extraordinario volumen de singulares microrrelatos, pues se alejan de lo estrictamente narrativo para acercarse al teatro. En España fue José María Pou el mayor valedor de las posibilidades teatrales de su narrativa, y quizá también el mejor intérprete.
En una ocasión, el gran Juan Benet comentó que los libros de Tomeo eran como croquetas. Es cierto que nuestro autor pecó de prolífico, pero los cuatro títulos que hemos citado son singulares; así también su concepción de la literatura, entre lo fantástico, lo paradójico y lo grotesco, y sus personajes, seres que monologan o dialogan como ningún otro en la historia literaria, para acabar desenvolviéndose en círculos concéntricos que se alejan, según le gustaba afirmar a Tomeo. Aun cuando le hayan buscado antecedentes prestigiosos, de la estirpe de Goya, Poe, Freud, Kafka o Buñuel, sí se alimentó, los cita con frecuencia en su narrativa breve, de clásicos como Aristóteles, Plinio, Caudio Eliano, El Fisiólogo o Buffon.
No tuvo, desde luego, el reconocimiento que merecía, ni siquiera le concedieron el Premio de las Letras Aragonesas, para vergüenza de sus paisanos. En la que seguramente debió de ser la postrera entrevista que concediera, publicada en el último número de la felizmente renacida revista Quimera, comentaba la aparición de una nueva novela:Constructores de monstruos (Alpha Decay), a la que habría que añadirEl amante bicolor, que en otoño publicará Anagrama, su editor por antonomasia, aunque me consta que sentía mucha simpatía por el joven editor Enric Cucurella. Parece que ha logrado terminar asimismo un libro de microrrelatos, encargo de Menoscuarto, que iba a llevar un prólogo de Irene Andres-Suárez, quizá junto a Ramón Acín, quienes más profundizaron en el conocimiento de su obra.
Tampoco fue un escritor de masas (publicar sus libros, le confesaba en este periódico a Carles Geli, “es como tirar una piedra al agua: hay un chasquido y luego surgen ondas concéntricas que desaparecen rápido”), pero sí tuvo lectores fieles y una crítica que supo entender sus siempre peculiares novelas, cuentos, microrrelatos, bestiarios y fábulas. El crítico y escritor Julio Manegat fue su primer valedor, y con él andará ya, dondequiera que esté, seguramente de tertulia, en la compañía de Tomás Salvador y de su refunfuñón alter ego Ramón.


OBRA

Narrativa
En El cazador (1967), un hombre se encierra para siempre en una habitación de su propia casa como un eremita para no tener que tratar con su madre. En El unicornio (1971), cuya forma es la de un libreto con acotaciones, los espectadores de una obra de teatro van cayendo uno a uno como en una novela policiaca expresionista. El castillo de la carta cifrada (1979) es, para el crítico Rafael Conte una “fábula sobre la imposibilidad de escribir y mandar cartas a pesar de todo”. En Amado monstruo (1985), una de sus obras maestras, disecciona una entrevista de trabajo marcada por el complejo de Edipo de sus protagonistas. En El cazador de leones (1987), es el monólogo de un hombre que trata de conquistar a una mujer por teléfono que nunca responde. Bestiario (1988) recoge la vida de numerosos animales, particularmente de los insectos. En Preparativos de viaje (1991) da cuenta de la imposibilidad de un vendedor de sillones giratorios para adentrarse en las fronteras de un misterioso país llamado Benujistán. La agonía de Proserpina (1993) introduce por primera vez a un personaje femenino real, frente a las mujeres ausentes habituales hasta entonces en su narrativa. Conversaciones con mi amigo Ramón (1997) tiene por motivo sus divagaciones con Ramón Riera, personaje muy recurrente en la obra de Tomeo. En Los nuevos inquisidores (2004) comprende una amplia retrospectiva de los cuentos de Tomeo desde finales de 1950 hasta el presente, muchos de ellos inéditos y todos revisados por el autor especialmente para esta edición. En La mirada de la muñeca hinchable (2003) un hombre solitario urde un diálogo imposible con una muñeca de plástico en un mundo general del que sólo oye los ruidos. Este solitario no necesita que le contesten y por esa misma razón también entabla de vez en cuando alguna conversación con su madre muerta. En El cantante de boleros (2005), narra la vida monótona de otro hombre solitario, con ínfulas de cantante, que habla también con su madre muerta. Como puede verse, muchos de sus protagonistas son personajes solitarios, autistas o con problemas de comunicación.

Teatro
Algunas de sus obras han sido llevadas a los escenarios con gran acogida de la crítica, sobre todo en Francia. Amado monstruo (Monstre Aimé) se estrenó en el Teatro Nacional de la Colline de París en 1989 con estruendoso éxito. Meses después se estrenó en Zaragoza la versión española. Y von Chaix estrenó El cazador de leones con el título Le chasseur de lions, Grenoble, 1990. La versión española fue dirigida en 1993 por Jean-Jacques Préau. También se adaptaron con rotundo éxito Historias mínimasEl castillo de la carta cifrada (estrenada primero en Colonia, 1993 y cuatro años después en París por la Comédie Française ), Diálogo en re menor (primero en Alemania, y en español en 1996) y Los misterios de la ópera (1999). El Centro Dramático de Aragón montó La agonía de Proserpina en 2003.

Estilo
Tomeo es un escritor muy imaginativo que posee un mundo propio original, si bien utiliza la técnica kafkiana de la parábola, y en algunos aspectos es comparable a Thomas Bernhard y Luis Buñuel. Así pues, su narrativa es con frecuencia experimental, inspirada a veces en la perspectiva de las cosas, los animales y otras formas de vida. Sus ficciones proceden por acumulación de detalles ilógicos hasta alcanzar la exarcebación del absurdo en medio de la realidad más cotidiana, con un contenido crítico hacia la incoherencia de la organización social. Su visión de la condición humana es, pues, dramática y existencial, pero también muy lírica y humorística, y subterráneamente simbolista, que se declara crípticamente contra todo nacionalismo, autonomismo, machismo y feminismo, contra toda dictadura real, o escondida, todo tópico, todo falso idealismo, todo prejuicio, los medios de comunicación (la televisión sobre todo), defendiendo la animalidad, los instintos y la monstruosidad de los seres humanos, desde la incomunicación total en la que el ser humano se hunde.
Su estilo es sobrio y minimalista, de frase corta. Es un mastro del cuento, que reúne en colecciones por su forma (Historias mínimas), por su tema (Problemas oculares), su moral (Cuentos perversos), o su simbolismo (Zoopatías y zoofilias). Cada uno empieza con una situación desconcertante, que se suele llevar a un final abierto. De ahí que sus historias tengan más de una interpretación y sean cantera para una futura literatura clásica. Su obra narrativa ha sido traducida a varios idiomas y es premio Aragón a las letras del año 1994 y medalla de oro del ayuntamiento de Zaragoza. Además, escribe habitualmente artículos en distintos medios de comunicación, como ABC.


BIBLIOGRAFÍA

  • Historia de la esclavitud, [con el pseudónimo Frantz Keller, Barcelona: Forma] (1962)
  • La brujería y la superstición en Cataluña [junto a Juan María Estadella] (1963)
  • El cazador (1967)
  • Ceguera al azul (1969)
  • El unicornio (1971)
  • Los enemigos (1974)
  • El castillo de la carta cifrada (1979)
  • Amado monstruo (1984)
  • Historias mínimas (1988)
  • El cazador de leones (1989)
  • La ciudad de las palomas (1990)
  • El mayordomo miope (1990)
  • El gallitigre (1990)
  • El discutido testamento de Gastón de Puyparlier(1990)
  • Problemas oculares (1990)
  • Patio de butacas (1991)
  • Preparativos de viaje (1991)
  • Diálogo en re mayor (1991)
  • La agonía de Proserpina (1993)
  • Zoopatías y zoofilias(1993)
  • Los reyes del huerto (1994)
  • El nuevo bestiario (1994)
  • El crimen del cine Oriente (1995)
  • Conversaciones con mi amigo Ramón (1995)
  • Los bosques de Nyx (1995) (pieza teatral)
  • La máquina voladora (1996)
  • Los misterios de la ópera (1997)
  • Un día en el zoo (1997)
  • El alfabeto (1997)
  • Napoleón VII (1999)
  • La rebelión de los rábanos (1999)
  • Patíbulo interior (2000)
  • La patria de las hormigas (2000)
  • Otoño en Benasque, los Pirineos (2000)
  • Bestiario (2000)
  • El canto de las tortugas (2000)
  • La soledad de los pirómanos (2001)
  • Cuentos perversos (2002)
  • La mirada de la muñeca hinchable (2003)
  • Los nuevos inquisidores (2004)
  • El cantante de boleros (2005)
  • Doce cuentos de Andersen contados por dos viejos verdes (2005)
  • La noche del lobo (2006)
  • Bestiario [ilustraciones de Natalio Bayo] (2007)
  • Los amantes de silicona (2008)
  • Pecados griegos (2009)





Richard Matheson

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DE OTROS MUNDOS

Richard Matheson
(1926 - 2013)

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Richard Burton Matheson (Allendale, Nueva Jersey, 20 de febrero de 1926–Calabasas, California, 23 de junio de 2013) fue un escritor y guionista estadounidense.

Hijo de inmigrantes noruegos, creció en Brooklyn y estudió en el Brooklyn Technical School. Después cumplió servicio militar como soldado de infantería en la Segunda Guerra Mundial. En 1949 se licenció en periodismo por la Universidad de Misuri y en 1951 se mudó a California. Se casó en 1952, y tres de sus cuatro hijos (Chris, Richard Christian y Ali Matheson) también son escritores y guionistas.


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Richard Matheson
ENLAZADOR DE MUNDOS
Padre secreto del cine de zombies, agente de la dimensión desconocida y genial escritor de ciencia ficción cuyas obras atestan la cinematografía moderna con joyas de alta conciencia alterada, Richard Matheson es la mente maestra detrás de decenas de cintas y series que seguramente has amado.
Richard Burton Matheson, mejor conocido únicamente con su primer nombre y apellido, es un genialescritor norteamericano que nació en el año de 1926. Creo que constituye una responsabilidad re-descubrir una figura tan brillante como lo es Matheson para las nuevas generaciones que se acercan a un medio como Pijamasurf. De vez en cuando nace una estrella así, estrellas que no figuran directamente en el firmamento donde otros son reconocidos, más bien siendo la luz estelar y no las estrellas en sí; supliéndoles de esta luz que brinda vida a maravillosos autores que son comúnmente admirados masivamente. 
Richard Matheson creó, y no solo en su cabeza, y tampoco se conformó plasmando estos mundos increíbles en papel. Durante décadas la pantalla grande y sobre todo la pequeña se nutrieron con las visiones de este agente secreto proveniente de otra dimensión. Por más que a simple vista sus fábulas y personajes se vean inmersos en condiciones que distan mucho de nuestra realidad, en verdad son metáforas siempre con raíces en el hombre y sus dilemas morales básicos, a eso se debe su universalidad en nuestros días; también a eso se debe que al maestro se le pueda seguir adaptando hasta el infinito.
Una increíble carrera que lo llevó a colaborar en equipos, más que prestigiados, ahora de culto y hasta míticos. Sus creaciones retan la imaginación más descabellada y al mismo tiempo no dejan de resonar en nuestras fibras emotivas con gran fuerza.
Matheson luchó en el frente de la Segunda guerra mundial y después cambió de vida mudándose de Brooklyn a California. Fue ahí donde comenzó, como todos los escritores de ciencia ficción y fantasía de su generación, publicando en revistas. Curiosamente antes se licenció como periodista por la Universidad de Missouri, así que podríamos conjeturar que el interés de Matheson era por lo que sucedía día con día a nivel reportaje de la vida real, solo que usando la metáfora como arma letal contra la complaciente mente del lector y luego del espectador.
En 1950 fue muy elogiado por un cuento que le debe mucho a H.P Lovecraft aunque en esencia no podría existir sin M. Shelley : «Nacido de hombre y mujer», publicado por la revista The Magazine of Fantasy & Science Fiction.
Cuatro años después escribió su importantísima novela corta Soy Leyenda (1954), pilar temático en nuestro tiempo. Un libro que ha tratado de ser adaptado directamente al cine en varias ocasiones con terribles resultados, pero indirectamente padre del cine de zombies. No podría existir La Noche de los Muertos Vivientes (George A. Romero, 1968) sin este libro que no pago una sola regalía al autor; el mismo Matheson opina que es la mejor adaptación de su novela.
Soy Leyenda, más que ser un retrato intimista del ansia del hombre frente a la guerra fría y la amenazas nucleares, es un profético diario existencial del dolor de contar con una consciencia en estos tiempos de globalización y neoliberalismo desmedido que apuntan a generar autómatas por doquier. Robert Neville ha sobrevivido a un virus que se propago entre la población, este virus ha infectado a la gente haciéndola transmutar en vampiros. Encerrado en una casa que ha acondicionado perfectamente como un Robinson Crusoe en la era del metal, Robert bebe un poco de coñac por las noches, rememorando como fue que su mujer contrajo el virus. En el día Robert sale a inspeccionar la ciudad, abastecerse de víveres y objetos que ahora ya no son tan deseados como el contacto con otro ser humano, porque Robert en el fondo lo único que quiere es tener contacto con otra alma encarnada. Sus sueños se materializan en una hermosa y salvaje joven que ha sobrevivido a la enfermedad, ¿sana? No, no le está, pero tampoco es como los seres con los que hasta ahora ha luchado, es una tercera raza lista para tomar el control evolutivo del planeta. Para esta raza Robert es un mítico ser, pero más que representar a un héroe es visto como el peor verdugo, una entidad que pronto formará parte de museos donde se apreciará el cambió del mundo: una leyenda. De manera ingeniosa Matheson renueva el mito del vampiro que desde Bram Stoker solo había sido explotado una y otra vez, en cada ocasión con menor gracia. Sobre todo nos interroga a fondo como lectores, como humanos: ¿en que radica nuestra naturaleza? ¿Qué nos hace humanos? ¿Qué forma realmente a una sociedad? ¿A quién le sirve? La ambigüedad entre lo que sirve a unos y a otros, ¿qué nos divide? Similitudes y diferencias entre la subjetividad y la relatividad. Como otros genios de esos días —como Philip K. Dick ó Bradbury—, el género literario de la novela de ciencia ficción, tan menospreciado, servía para desarrollar filosofía que podía ser comprendida por toda una nueva generación a la que ya se le enseñaba a pensar poco y consumir mucho.
Más que en la novedosa y tenebrosa La Noche de los Muertos Vivientes, Romero realmente pone el dedo en la llaga con su reflexiva y revolucionaria El Amanecer de los Muertos Vivientes (Dawn of the Dead, 1978) producida por Claudio Argento —a quien también le debemos Santa Sangre (Alejandro Jodorowski, 1989), además de varias cintas de su hermano mayor Dario. La película, mucho más  que su antecesora, es un acercamiento fársico a la era de consumo, con maravillosos efectos (sufridos por el presupuesto ante el tamaño del proyecto) a cargo de Tom Savini. La gente zombificada a la que se le cae la piel de colores a pedazos, deambula por el centro comercial intentando convivir con objetos inútiles en ridículas viñetas que pudieron ser el génesis de la obra de un cineasta tan difícil de encontrar en una tradición como Roy Andersson (Canciones del Segundo Piso,La Comedia de la Vida). Romero sale triunfante una vez más en una misión peligrosa sabiendo que el humor es una práctica herramienta en contra de cualquier problema de producción. Acerca de la comedia, tanto en Matheson como en los otros dos escritores de sci-fi citados, esta se utiliza para llegar más allá dentro de nuestra conciencia; pero el Matheson de Soy Leyenda la lleva muy discreta debajo de la situación, la antigua comedia que tenía que nacer bajo la tragedia griega como resultado de la catarsis, la carcajada cósmica dentro del horror al darse cuenta; la sonrisa que surge después de la anagnórisis. Después de todo Robert Neville es ahora el mal que hay que eliminar por el bien de esta nueva sociedad, pero la historia está narrada desde su punto de vista, y nosotros pertenecemos a lo que sería la vieja sociedad, la de Robert Neville.      
En 1957 Richard Matheson adaptó su novela El Hombre Menguante en la muy sofisticada versión homónima para su tiempo del enorme ilusionista que causaba gritos en auto cinemas, Jack Arnold, en The Incredible Shrinking Man. Un tío que lleva la alegre vida que podía ofrecer la clase media estadounidense de esos días, a quien se le cumplieron todas las promesas materiales que ofrecía el sueño americano, es afectado por una neblina que desde que tiene contacto con su piel lo hace empequeñecerse cada vez más. Su esposa lo puede ayudar al principio cuando solo se trata de conseguirle ropa más pequeña, pero más tarde se pierde en las comodidades de su hogar —literalmente. Los sillones que ha comprado hace poco se vuelven montañas para escalar, los tapetes praderas donde tiene que huir de su gatito que ahora es una enorme bestia salvaje, y tapándose con pedazos de tela de forma tribal sin tribu, pronto será un nativo en la jungla de su consumo donde una aguja será su espada contra una gigantesca araña que se ha vuelto un enorme monstruo. Finalmente este diminuto hombre adquiere la iluminación al contemplar el cielo estrellado de la noche y realizarse más allá de ser un humano en su tiempo. Una vez más brilla ese momento de anagnórisis del protagonista ante la situación que no solo lo rebasa, sino que le muestra la verdad que no ha querido ver: es insignificante. Constituye todo y ha querido nadar contra corriente definiéndose de manera minúscula, la vastedad como un río caudaloso lo arrastra hasta la carcajada que solo puede ser del lector-espectador reconociéndose.  Un lugar donde lo enorme y lo ínfimo se unen en lo infinito, fuera de una concepción limitada en nuestra pequeña mente.
    
  Al inicio de los años 60 Matheson fue parte de la ingeniosa casa productora de Roger Corman, cuyas actividades se pueden explicar solo con el titulo de su autobiografía: Cómo realicé un centenar de películas y nunca perdí un centavo. Corman se supo nutrir iniciando en el mundo del cine a joven talento como los desconocidos en ese entonces Francis Ford Coppola, Martin Scorsese o Jonathan Demme, entre muchos otros. Matheson escribió para él tres de sus memorables adaptaciones de Edgar Allan Poe haciendo historia una vez más en obras que inmortalizaron a Vincent Price y catapultaron a otro joven talento entonces desconocido, Jack Nicholson: La Casa de Usher (1960), El Péndulo de la Muerte (1961), y El Cuervo (1963). Las versiones de Corman de Allan Poe eran escalofriantes en un sentido fresco y acorde con su época, los colores saturados denotaban la psicodelia que se vivía en aquel entonces, con diseños de sets y vestuarios, entre expresionistas y góticos, reventados por el salvaje technicolor combinado con el cinemascope. Los personajes que seguían siendo de fuerza desgarradoramente romántica, respetando el existencialismo de Poe, eran también héroes de Matheson, esto es, ideas que tenían que ser liberadas del entendimiento de quien eran para convertirse finalmente en seres vivos. El horror cósmico de Lovecraft siempre ha sido la gasolina para Matheson, pero es ese humor que no llega a ser obvio el que le da su funcionalidad particular para nuestra cultura. Una vez más el horror para Matheson no proviene de una casa maldita, de un mecanismo en un sótano perverso y peligroso, ni de una amenaza en forma de ave de mal agüero; el horror proviene de la ignorancia de quién se es y averiguarlo después de 90 minutos.


Paralelamente en esta misma época Matheson se consagró formando parte de la aventura del visionario Rod Serling: La Dimensión Desconocida, plasmando historias en capítulos inolvidables.  

  Se mantiene hasta 1968 en Londres, trabajando con Terence Fisher, para cerrar con broche de oro la década,  en La Novia del Diablo (The Devil Rides Out), para la psicodelicamente herética Hammer Film Productions, adaptando un material ajeno. La Hammer llevó hasta sus últimas consecuencias, pero con mucho más auto consciencia y estilo, el propósito de Corman con sus adaptaciones de Poe. 
Se puede decir que si Corman fuera el padre, la madre fueron las películas clásicas de monstruos de la Universal Pictures y la colorida cama era de un hotel donde brotaba por las paredes substancias psicodélicas que en ese entonces eran el pan de cada día; pero si Corman se tomó unas cuantas cucharaditas, Fisher y el resto del equipo de la Hammer, toda la botella. La Novia del Diablo es una muy entretenida tragicomedia llena de aventuras donde marchan obscuros temas esotéricos al lado de momentos cinematográficos que resonaran por años en la pantalla grande, con influencia varia desde El Despertar del Diablo (Evil Dead – Sam Raimi, 1981), pasando por El Día de la Bestia (Alex de la Iglesia, 1995) y llegando hasta una cinta como Árrastrame al Infierno (Sam Raimi, 2009), por ejemplo. Simon Aron (Patrick Mower) está hipnotizado y controlado mentalmente por el malévolo y nunca satisfecho mago más que negro Mocata (Charles Gray), pero con la ayuda del duque de Richleau (un inmejorable Cristopher Lee), un brujo blanco más que versado en todos los más obscuros temas de civilizaciones remotas y actuales, será liberado haciendo que la luz prevalezca sobre las sombras. Una torre decorada con ancestrales motivos rituales, sacrificios animales, sospechas de ceremonias infernales que se confirman en enormes aquelarres donde se aparece Baphomet en persona, objetos tan mágicos como el libro de la clavícula de Salomón, un demonio de piel morena con un ojo más grande que el otro trata de tomar poder sobre uno de los personajes mientras flota en el aire, el círculo de protección después de una invocación, el ángel de la muerte, espíritus manifestándose desde el más allá por medio de un medium que habla con la voz del difunto, todos estos elementos arquetípicos son usados en un perfecto balance con la trama produciendo un magnífico efecto sobre el espectador. Qué decir del diálogo: acabando la película sigue estando en nuestra mente, quizás tomando más fuerza con frases proféticas que ahora tienen más sentido que en los sesentas como, “Solo los que aman sin deseo tendrán el poder otorgado en la más obscura hora”; o pláticas que definieron el sub-género en décadas posteriores ejecutadas con gran oficio por Fisher, por ejemplo cuando el duque pregunta, “¿Crees en el mal?,  a lo que contesta su interlocutor, “Como una idea”, y vuelve a preguntar, “¿Crees en el poder de las tinieblas?”, “Como una superstición”, es la nueva contestación que hace que el duque pierda la calma y explique, “Pues te equivocas, el poder del mal es más que una simple superstición, es una fuerza viva que puede ser contactada en cualquier momento durante la noche”.  En otra ocasión con gran conocimiento, pregunta, “Simon, la llamó Tanit, ¿no es así?”, “¿y?”, “Tanit es el nombre de la diosa de la luna para los cartagineses”, “¿Quieres decir que ha sido re-bautizada?”, “Probablemente”.             

  En 1971 adapta uno de sus pequeños cuentos para que el Mesías del cine-espectáculo-blockbuster que en ese momento era un muy joven (23 años) y desconocido de apellido Spielberg y nombre Steven, filmará lo que en un inicio fue una película para la pantalla chica, pero que quedó tan bien que inmediatamente se volvió para la pantalla grande y primera piedra de una espectacular carrera. Duelo (1971) es muy simple, lo que mejor sabe hacer Spielberg desde un inicio, la simpleza de la historia casi sin ningún contenido, como si fuera el juego de un niño, contra lo complejo de su técnica. Montajes de atracción con excelentes coreografías de acción que vuelven la pantalla una máquina muy atractiva para el ojo masculino, el mismo ojo que nos lleva de jugar con carritos a lo que descubre J.G Ballard en su novela Crash (1973). David Mann (Dennis Weaver) es un hombre común que transitando por una carretera hace enojar a un trailero que no lo deja en paz todo el resto de la película, sin que podamos ver su cara en ningún momento; aquí recae la fuerza de la cinta finalmente, en la creación del espejo donde David Mann puede reflejar todo su ello reprimido que acecha sin descanso entre parajes inhóspitos, desiertos humeantes, sol incandescente, calurosas cantinas junto a la carretera donde uno no se puede ni terminar la cerveza, violentas curvas con buitres y otras alimañas, peligrosas barrancas violentas, etc. Aquí Matheson nos ubica en un lugar que se vuelve la psique contenida del personaje, después de haber brotado como un refresco al ser agitado y después destapado saliendo fuera de él a presión, desplegándose en toda la pantalla como una imitación de un cuadro de Dalí pintado por un John Ford en plena pubertad. El guión hace perder el control al personaje para que finalmente lo tenga, obtenga de verdad.   

  Toda la década de los 70s representó su influencia en la televisión en numerosas series y películas televisivas, ayudando a hacer menos idiota  a la famosa caja que estaba cambiando al mundo sin pensar en detenerse a mejorarlo. De sus creaciones televisivas llama mucho la atención su adaptación de la novela corta de Ray Bradbury homónima a la obra original, Las Crónicas Marcianas. Quienes crecimos con este misteriosamente místico  programa encontrábamos una muy obvia diferencia con toda la demás programación en la televisión: los ambientes dominando sobre la historia de manera hiperrealista, el personaje perdido en filosofías de otros mundos que tanta falta le hacían al suyo que luego se materializaban en desolados parajes que resonaban en nuestra experiencia televisiva (en contraste con los saturados sets de psicodelia mal digerida a go go de Burbujas ó el montaje mágico a la Melies pero muy pop), después de que una población civil tuviera que experimentar y sufrir en carne propia una bomba atómica, con Señorita Cometa. Las Crónicas Marcianas, con sus espacios abiertos casi salidos de un cuadro de Giorgio de Chirico, era una serie que sin tener que seguir su trama de manera lineal, nos afectaba gravemente de forma mental a nivel casi físico, generando una adicción: nos abría la mente a nuevas posibilidades. Era la liberación de la TV para que décadas después pudieran existir otras series como Twin Peaks. Una vez más Matheson canaliza al horror cósmico, sobre todo basándose en nuestra ignorancia, verdades universales que provenían de otros planos de existencia, el programa era terrorífico para un niño que lo más lejos que podía ver se encontraba dentro de un juego de Atari que gravemente contrastaba con este hiperrealismo; uno no quería entender y esperaba con ansias el siguiente día de clases.

  Abre la década siguiente demostrando su enorme versatilidad con un guión que causó un enorme revuelo en su tiempo. Nadie puede negar que varias mujeres que se jactan de su romanticismo rosado la siguen citando como su película favorita por encima de Titanic (James Cameron, 1997), misma que también conserva ecos de esta cinta, me refiero a la multi-referencial Pide al Tiempo que Vuelva (Somewhere in Time – Jeannot Szwarc, 1980), sin la que, por ejemplo, no podría existir una paradoja cuántica mainstreamde aventuras como  Volver al Futuro (Robert Zemeckis, 1985), que terminó de definir algunas de las preocupaciones de esta primera mitad de la década. El cursi y enigmático romance de época curiosamente tiene una fuerte línea argumental de ciencia ficción: el escritor Richard Collier (Christopher Reeve) está atrapado en un anillo de Moebius en el tiempo del loop de su deseo por la actriz Elsie McKenna (Jane Seymour). Lleno de gracia adquirida en años de oficio, Matheson elabora un sorprendente melodrama cuántico, una gran paradoja metafórica que igual le puede interesar a cualquier abuelita que a algún científico serio que ande perdido en la programación nocturna de su sistema de cable por televisión.


  Tiburón 3 (Joe Alves, 1983) vuelve a dejar una gran impresión en la infancia de uno, no solo por capitalizar el 3D de forma sumamente espectacular, sino por el diseño de sus escenarios (que de eso se trataba la película más que nada). Es la única película que pudo dirigir Joe Alves, experimentado diseñador de producción, dando rienda suelta a geniales diseños de gigantesca escala dando vida a un parque acuático lleno de atracciones turísticas. Matheson coopera para lograr meter en una trama correcta una acumulación de excesos en varios sentidos, creando un mundo donde uno acepta lo que sucede por más inverosímil que pudiera pensarse fuera de este guión, otorgándole un extraño tono serio que se ríe de si mismo a carcajadas. Una vez más los personajes de Matheson son ideas que pintan colores sobre atmósferas (preocupaciones) de profundidades góticas envueltas en comida rápida, en un mundo que apuntaba a la globalización mucho antes de que sucediera y además condenándola en un fatídico final. Ecos de la destrucción de la Atlántida nos recuerdan a Corman y a Fisher bien  asimilados y desprovistos de cualquier solemnidad bajo el filtro ochentero.
Nos quedamos con ganas de ver los guiones que pudo haber escrito de adaptaciones de sus novelas como Más Allá de los Sueños (What Dreams May Come – Vincent Ward, 1998) o Ecos Mortales (Stir of Echoes – David Koepp, 1999). Quizás la mejor manera de acercarse al material del maestro sin su presencia directa sería algo parecido a lo que Richard Kelly (Donnie Darko) hizo en su adaptación del capítulo de La Dimensión Desconocida,«Botón, Botón», en su más reciente película  La Caja(Richard Kelly, 2009). En el capítulo original una mujer de bajos recursos, que no impiden que siga comprando los cigarros que no deja de fumar uno tras otro, recibe la visita de un hombre que le deja una caja con un botón en su interior debajo de un domo trasparente. El misterioso hombre, que no deja de dar la apariencia de trabajar para alguna oficina gubernamental,  le indica que apretando el botón alguien morirá en algún lugar del mundo, pero que a cambio ella recibirá un millón de dólares. En la adaptación mega libre de Kelly, la mujer, Norma Lewis (Cameron Díaz), es una personaje más complejo y la anécdota le sirve para hilvanar una alucinante trama que se alimenta de todas las teorías de conspiración que tienen que ver con Marte. El guión de Kelly, como de costumbre, se basa en los personajes, en su pasado y la relación entre ellos y este pasado, pero sobre todo en lo que representan, son arquetipos sociales modernos. A la cinta nunca le sucede lo que normalmente le pasa a las películas hollywoodenses, la historia nunca se diluye en las secuencias de acción, aunque las contenga. El tono de las actuaciones salta del realismo a la farsa en instantes que constituyen curvas que tienen que ver con las dimensiones de realidad de las que la cinta habla. Kelly usa el inconsciente colectivo del sueño americano y de su pesadilla (espejo sucio) en un juego de mesa de rol con mucha destreza, usando dados irregulares que van desde el Mystery Man de David Lynch hasta Harry Potter. 
La operación de Kelly es cautivadora desde sus inicios, toma el capítulo de Matheson con el que toda una generación está familiarizado y desde su naturaleza, como parte de nuestros recuerdos, comienza a construir su telaraña aparentemente pop.
La influencia de un artista como Matheson en nuestra cultura está muy menospreciada, el señor escribía televisión desde 1955 y hasta hace poco se produjo  un capítulo del show Padre de Familia (Family Guy) basado en uno de sus cuentos («The Speldid Source», 2010) y próximamente, a finales del año, podremos ver en la pantalla grande otra adaptación más de otro capítulo que hizo para la Dimensión Desconocida: Real Steel (Shawn Levy, 2011) una super producción en IMAX de algo así como Transformers (Michael Bay, 2007) conoce a Fat City (John Huston, 1972), por extraño que parezca.


 

Revolucionó la televisión por décadas haciendo la diferencia en todo tipo de series como Combate yMasters of Horror, pasando por Cuentos Asombrosos. Indirectamente ha estado involucrado con nuestra psique desde hace mucho y de diversas maneras, pero de alguna forma su influencia no ha sido obvia, sino indirecta. El mismo Stephen King cuenta que libros como Soy Leyenda lo inspiraron para convertirse en escritor.
Richard Matheson ha sido un operador silencioso contra el inconformismo ante el molde cuadrado que le ha dado forma a nuestra realidad. Esperamos algunos nuevos agentes de este tipo para estos nuevos quehaceres de este milenio, pero hay que estar muy atentos porque cada vez vienen mejor camuflajeados.      



EL ESCRITOR TENÍA 87 AÑOS

Muere Richard Matheson, 

autor de 'Soy leyenda'


LOS ÁNGELES, 25 de junio de 2013. (Reuters/Ep) -
   El autor estadounidense de terror y ciencia ficción Richard Matheson, cuyas novelas e historias como 'Soy leyenda' y 'El increíble hombre menguante' fueron adaptados al cine y la televisión, ha fallecido a los 87 años.
   Según informó el Sindicato de Guionistas estadounidense, el que Matheson era miembro, no anunció dónde o cuándo falleció el autor ni la causa de la muerte.
   Matheson, nacido en Allendale, Nueva Jersey, en 1926 y criado en Brooklyn, Nueva York, empezó a publicar historias de ciencia ficción y terror en los años 50.
   Su novela de 1954 'Soy leyenda' está considerada un hito del género, introduciendo los zombies y los temas apocalípticos en el Estados Unidos posterior a la Segunda Guerra Mundial.
   La novela ha sido adaptada en tres ocasiones al cine, la última en 2007 en un thriller de gran presupuesto que protagonizó Will Smith y que recaudó casi 600 millones de dólares en los cines de todo el mundo.
   Matheson también escribió el guión de 'Nightmare at 20.000 Feet' en 1963 para la serie de televisión 'The Twilight Zone' (Dimensión Desconocida o En los límites de la realidad en España).
El episodio, que protagoniza William Shatner, se ha convertido en un clásico de la televisión con muchas referencias.
El autor escribió el guión de la película de 1971 "Duel", una de las primeras películas del director Steven Spielberg.
Fue guionista en al menos 80 películas y producciones de televisión en una carrera que se prolongó durante siete décadas, según la Internet Movie Database.



HOMENAJES
Un personaje de varios episodios de The X-Files es el senador Richard Matheson. Chris Carter, creador de la serie, era un fan del trabajo de Matheson en La Dimensión Desconocida y Kolchak: The Night Stalker, dos series que influyeron en Expediente X.
Una de las calles de la ciudad donde se desarrolla el videojuego Silent Hill fue bautizada como Matheson Avenue en honor a Richard Matheson.
Asimismo, la película Cariño, he encogido a los niños tiene lugar en la ciudad de Matheson (Colorado).
El telépata de Crusade, John Matheson, se llama así en honor al escritor y guionista.
Su novela Más allá de los sueños fue adaptada para la pantalla grande en 1998. Fue dirigida por Vicent Ward y protagonizada por Robin Williams.
Stephen King ha nombrado a Richard Matheson como influencia y su novela Cell le está dedicada, junto con al cineasta George A. Romero.
Richard Christian Matheson adaptó la novela corta de su padre Dance of the Dead para la serie de televisión Masters of Horror. El episodio fue dirigido por Tobe Hooper.


BIBLIOGRAFÍA

Matheson se inició en la literatura publicando sus cuentos en el periódico Brooklyn Eagle. Ya en California, comenzó a escribir relatos de fantasía, terror y ciencia ficción, publicados desde 1950 por la revista Magazine of Fantasy and Science Fiction. Su primer cuento publicado "Nacido de Hombre y Mujer" lo hizo inmediatamente famoso.
En 1954 apareció su ya clásica novela Soy Leyenda, una original historia en la que el mundo sufre una pandemia de vampirismo y un solo hombre debe enfrentarse a ella. En 1957 adaptó para el cine su novela El hombre menguante, de lo que resultó una película de culto, El increíble hombre menguante.
También se destacó como guionista de varios capítulos de la serie televisiva La Dimensión Desconocida (Twilight Zone) y de la película de Steven Spielberg, Duel basada en un relato suyo.



Richard Matheson
SOY LEYENDA


Richard Matheson es conocido como un gran escritor de ciencia ficción y terror. Yo lo descubrí hace poco y es extraño no haberlo hecho antes.
La obra más importante que tiene, y que más comentarios le ha valido es “Soy Leyenda“. Publicada allá en los lejanos 1954. La obra cuenta la historia de Robert Neville, quien sobrevive a una pandemia convirtiéndose en el último ser humano vivo. Los demás, sin embargo, no están muertos, sino que se han convertido en portadores de una bacteria que produce los clásicos síntomas del vampiro mítico, dividiéndose en dos clases: los infectados, quienes en vida contrajeron la bacteria y los vampiros, los muertos que resucitaron gracias a la bacteria.
Más allá de ser una novela vampiresca, Richard Matheson nos pinta en su obra a un personaje que sobresale por su trasfondo sentimental y emocional. Robert Neville se convierte sin querer en un hombre solitario, con una vida rutinaria que consiste en reparar su casa, revisar el sello de sus ventanas, fabricar cuerdas donde colgar ajo y eliminar los cadáveres de vampiros que yacen sobre su césped, además de salir por comida e ir a cazar vampiros. Sin embargo, el momento más duro comienza al caer el día, cuando los alaridos de burla e incitación que dan los vampiros fuera de su casa lo dejan cada noche a un ápice de perder la cordura.
La búsqueda de compañía, el miedo a la diferencia, el sentido de la vida y la voz de la esperanza hacen de esta obra un clásico necesario.

LA SUERTE DE PASEAR POR UNA GRAN CIUDAD SIN ATASCOS

«Soy leyenda»

Will Smith es un privilegiado por cobrar un sueldo millonario y por permitirse un lujo que no está al alcance de ningún ciudadano: ser el único habitante en una Nueva York sin aglomeraciones y enteramente a su disposición. Es un sueño hecho realidad en «Soy leyenda», primera película que respeta el título original de la novela de Richard Matheson.
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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
La novela de Richard Matheson «Soy leyenda» se ha convertido en una de las obras más influyentes del género fantástico, no sólo ya de la ciencia-ficción. Por eso la responsabilidad para los autores de esta tercera adaptación cinematográfica es mucho mayor que la que pudieron tener en su día los de las dos anteriores. El octogenario escritor, que vive semiretirado y delega funciones en sus hijos, publicó el libro en 1954, situando la acción en la entonces futura década de los 70, que para nosotros ya es el pasado. La segunda versión, protagonizada por Charlton Heston y titulada originalmente «The Omega Man» («El último hombre...vivo»), vino a coincidir con la época de la ambientación, por lo que posee un encanto irrepetible. Además, el guión del matrimonio Conrrigton se permite muchas licencias con respecto a la novela, con aciertos como el de la explicación de la inmunidad del protagonista o la conversión de los mutantes en una secta fanática regresiva y anticientífica llamada La Familia.
Warner compró los derechos e hizo lo que creyó oportuno y, como quiera que siguen siendo suyos, ha vuelto a hacer uso de ellos. No deja de ser, en definitiva, un pulso de la compañía consigo misma, puesto que la primitiva versión es totalmente desconocida para el gran público. Fue la Hammer inglesa la que tuvo en sus manos la obra de Matheson antes que nadie, pero se la traspasó a una compañía italiana que en 1964, la transformó en una producción de serie B a mayor gloria del gran Vincent Price. «L'ultimo uomo della terra», dirigida entre Sidney Slakow y Ubaldo Ragona, es objeto de una reciente revalorización por parte de los estudiosos, que han reencontrado en su terrorífica atmósfera en blanco y negro rastros de la influencia mathesoniana presente en «La noche de los muertos vivientes», tal como lo ha reconocido el propio director estadounidense George A. Romero.


Los intentos de Warner por poner en marcha la tercera versión, respetando el título literario de «Soy leyenda», se remontan a hace diez años. Se habló de distintas estrellas del momento para sustituir a los previos Vincent Price y Charlton Heston en el papel central del superviviente, pero las distintas opciones fueron desestimadas a favor de la representada por Arnold Schwarzenegger, con el fin de relanzar su carrera venida a menos. Ridley Scott comenzó a preparar un guión, hasta que en el estudio temieron que unir a un actor y a un director en horas bajas dentro de una película tan cara podría ser un suicidio. Se dejó reposar el proyecto durante un tiempo prudencial, suficiente para que el director Michael Bay lo quisiera actualizar con un actor más en boga: Will Smith. La idea era ya más del agrado de los ejecutivos, pero el estreno de la película de Danny Boyle «28 días después», con una temática muy similar, volvió a enfriar las cosas. Justo cuando se empezó a hablar de que «Soy leyenda» parecía definitivamente inviable, surgió el guionista y productor Akiva Goldsman, el de «El código Da Vinci», para reactivar la preparación del rodaje, llamando a tal efecto a un realizador de su confianza, Francis Lawrence, a quien había respaldado en su debut con la película «Constantine».
Es curioso que una película que tanto costó echar a andar, al final se haya precipitado en su filmación, porque el estelar Will Smith ha ido a quedarse libre antes de tiempo, al retrasarse el rodaje de «Hancock». Akiva Goldsman no ha tenido otro remedio que volver sobre el guión inicial de Mark Protosevich, mantenido milagrosamente a pesar de todos los cambios de directriz que ha sufrido el proyecto, junto con las improvisaciones para los diálogos adicionales del mismísimo Will Smith. Las prisas de última hora han afectado también a los efectos especiales, debido a que los efectos de maquillaje para las criaturas mutantes no resultaban creíbles, según pudo comprobar Francis Lawrence una vez metido en faena; así que ha habido que recurrir a la digitalización para dar forma a esos seres rebautizados como «Buscadores de la oscuridad» y que, en la novela escrita por Richard Matheson, son vampiros. Un añadido que ha disparado el presupuesto por encima de la barrera de los 150 millones de dólares, puesto que los efectos digitales estaban en principio pensados para dar forma a los distintos escenarios de ese Nueva York desolado del no tan lejano año 2009.




Llegados a este punto, hay que aclarar que la elección de la Gran Manzana como nueva localización se debe en parte a la necesidad de remarcar, frente a las versiones precedentes, que «Soy leyenda» resulta superior por su mayor despliegue de medios. El emplazamiento original de Los Ángeles hubiera resultado menos costoso, ya que se trata de una ciudad que, a ciertas horas del día, puede llegar a estar vacía. En Nueva York eso no es posible y había que paralizar el tráfico creando una serie de alteraciones inviables por motivos de seguridad. Para dar la sensación de vacío, con las calles completamente desiertas, era cuestión de eliminar digitalmente todo cuanto no debía aparecer en pantalla, además de añadir elementos que indicaran que la metrópoli se encontraba abandonada y despoblada, como la hierba y los matojos creciendo entre las grietas del asfalto.
Con todo, «Soy leyenda» no puede presumir de ser la película más cara de la historia, por lo que sus productores han anunciado a bombo y platillo que contiene la secuencia más cara de la historia. Apenas dura seis minutos y ha costado más de cinco millones de dólares, por las dificultades estratégicas que entrañaba su filmación. Es un flash-back en el que el protagonista recuerda los momentos de pánico, cuando se produce la evacuación en masa tratando de huir de la mortífera pandemia que está a punto de acabar con la humanidad. Hubo que reunir a mil extras en el puente de Brooklyn, junto con un equipo técnico compuesto por 250 miembros. Las medidas de control tomadas a raíz de los sucesos del 11-S exigieron la toma de la zona por los militares y la Policía, haciendo de ella un área restringida.
A nivel temático, la película reivindica el sentido de la anticipación que tuvo hace más de cincuenta años Richard Matheson, en cuanto que la propagación de ese virus mortal refleja los conocidos síntomas físicos y consecuencias sociales del sida. El hecho de que el protagonista sea científico le coloca en una posición privilegiada para experimentar con su propio cuerpo, a la vez que busca más supervivientes entre un hipotético porcentaje de personas inmunes. Esta nueva versión de «Soy leyenda» hace hincapié en el concepto de la soledad absoluta en medio de un mundo devastado, por lo que durante toda la primera hora vemos a Will Smith completamente aislado y de ahí que se hayan establecido comparaciones con la película de Robert Zemeckis «Náufrago». Su rutina consiste en realizar una ronda diaria acompañado por su perro, disfrutando de la falta de aglomeraciones urbanas y del estrés provocado por el ruido, aunque al llegar la noche ha de fortificarse y hacer frente a las hordas de mutantes.
La historia de Richard Matheson, en el cine
Bien sea como autor de novelas y relatos llevados al cine, o bien, como guionista televisivo, la obra del estadounidense Richard Matheson llena las pantallas. De su imaginación nació el mítico telefilm de Steven Spielberg «El diablo sobre ruedas», junto con su decisiva contribución a series de culto como «En los límites de la realidad» o «La hora de Alfred Hitchcock». Entre las adaptaciones cinematográficas más conocidas se encuentran los siguientes títulos: «El increíble hombre menguante», «La leyenda de la mansión del infierno», «El último escalón», «En algún lugar del tiempo» y «Más allá de los sueños». Mikel INSAUSTI



Richard Matheson
LAS PLAYAS DEL ESPACIO

1. El ser (Terror-fantástico): Un carretera perdida en medio de Arizona, una pareja extraviada en medio del calor y en busca de gasolina. Un extraño individuo les ofrece agua fresca si deciden ir hasta su casa...

2. Acero (ciencia-ficción): Un mecánico y un ex-boxeador llevan a su robot combatiente, un viejo modelo B-2 a una pelea que han contratado contra un moderno modelo B-7...

3. Una manera de sobrevivir (Realismo): Un escritor escribe un cuento que envía por correo a su editor.
4. El examen (distopía sobre la vejez y la muerte):Un hijo está intentándo preparar a su anciano padre para que supere un éxamen a sus 80 años.
5. El hábito hace al monje (surrealismo): Una especie de obsesivo compulsivo descubre que un día su ropa cobra vida propia.
6. Hijo de sangre (Vampirismo): Un niño llamado Jules, tiene una serie de peculiaridades desde que nace que lo distinguen de los otros niños, su objetivo en la vida será llegar a ser un vampiro.
7. El invasor (Ciencia ficción): David vuelve a casa con su mujer Ann tras 6 meses de trabajos en sudamerica. Se encuentra con su esposa embarazada y ella dice que no ha estado con ningún hombre.
8. Cuando acaba el día (Apocalíptico): El mundo se acaba y parece que el último hombre del mundo está componiendo un soneto.
9. El niño curioso (fantasía) : Un hombre sale de trabajar como todos los días y de repente se da cuenta de que no sabe donde ha dejado el coche, y acto seguido no se acuerda de cómo era su coche, ni de si tenía coche en realidad.
10. El funeral (surrealista fantasía): Un hombrecillo empleado de una funeraria recibe un extraño encargo para preparar una sala y un ataúd.
11. El último día (Apocalíptico): En el último día de la tierra, un hombre está en una fiesta salvaje de violencia y sexo. Decide cambiar su último día y va a ver a su madre para pasar con la familia las últimas horas.
12. La niña extraviada (Otras dimensiones): Una niña pequeña se pierde en su propia casa. Los padres son capaces de escucharla llorar, pero no la consiguen localizar.
13. El compañero de juegos (futurismo): Un par de artistas tienen un niño que no hace más que darles problemas. La madre compra un muñeco ultramoderno para que sea su compañero de juegos y les deje trabajar en paz.


NOVELAS
  • Someone is Bleeding (1953)
  • Fury on Sunday (1953)
  • Soy leyenda (1954) I Am Legend.Barcelona, Minotauro, 1988
  • El Hombre Menguante (1956) The Shrinking Man. Barcelona, Bruguera, 1977
  • El Último Escalón (1958) (Stir of Echoes). Madrid, La Factoria de Ideas, 2004
  • Ride the Nightmare (1959)
  • The Beardless Warriors (1960)
  • La Casa Infernal (1971) Hell House. Madrid, La Factoria de Ideas, 2003
  • En Algún Lugar del Tiempo (1975) Bid Time Return. Madrid, La Factoria de Ideas, 2005
  • Más allá de los sueños (1978) What Dreams May Come
  • Earthbound (versión editorialmente reducida, publicada bajo el pseudónimo de "Logan Swanson" 1982; Texto completo y con el nombre del autor publicado en 1989)
  • Journal of the Gun Years (1991)
  • The Gunfight (1993)
  • 7 Steps to Midnight (1993)
  • Shadow on the Sun (1994)
  • Now You See It... (1995)
  • The Memoirs of Wild Bill Hickock (1996)
  • Hunted Past Reason (2002)
  • Come Fygures, Come Shadowes(2003)
  • Woman (2006)

CUENTOS
  • El tercero a partir del Sol(1954). Third from the Sun. Barcelona, EDHASA, 1977
  • Las playas del Espacio (1957). The Shores of Space. Barcelona, E.D.H.A.S.A., 1977
  • Shock! (1961). México, Novaro, 1970
  • Shock II (1964). México, Novaro, 1969
  • Shock III (1966). México, Novaro, 1969
  • Shock Waves (1970)
  • Shock 4 (1980)
  • Collected Stories (1989)
  • By the Gun (1994)
  • Pesadilla a 20,000 pies (2002). Madrid, Valdemar, 2003

ENSAYOS
  • The Path: Metaphysics for the 90s (1993)

 

 

 

CINE

Fuente: Wikipedia




Bert Stern

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Bert Stern, 1962
Fotografìa de Irving Penn
Bert Stern
(1929 - 2013)

El fotógrafo estadounidense Bertram Stern nació en Brooklyn el 3 de octubre de 1929 y falleció en Manhattan el 26 de junio de 2013. Se destacó con sus trabajos sobre la moda y los retratos de personajes célebres. Hizo la última sesión de fotos de Marilyn Monroe.

Con dieciocho años empezó a trabajar en un banco de Wall Street, pero pronto lo abandonó para trabajar como ayudante de arte del director Herschel Bramson en la revista Look, donde enseguida se hizo amigo de un joven fotógrafo de la plantilla: Stanley Kubrick.

En 1951 trabajó como cámara del ejercito americano en Japón. Luego entró como director artístico en la revista Mayfair y pronto inició su colaboración con revistas como VogueSquireLookLifeGlamour y Holiday.

El despegue de su carrera y la edad de oro de la publicidad ocurrieron al mismo tiempo. Stern, con su campaña Driest of The Dry para Smirnoff, contribuyó a vender más vodka de lo que Smirnoff jamás se pudo imaginar, convirtiendo a EEUU en el primer consumidor mundial de esta bebida y a Stern en un famosísimo fotógrafo, que  a la edad de 25 años era ya el fotógrafo más deseado de Madison Avenue, de Hollywood y del mundo de la moda a escala mundial.

Stern estuvo en el origen de la evolución creativa del mundo de la publicidad y, junto a Irving Penn y Richard Avedon, fue uno de los primeros fotógrafos en convertirse en estrella.

Entre sus trabajos de esa época se encuentra un retrato de Louis Armstrong de 1959 realizado para una campaña publicitaria de Polaroid que incluso se llegó a considerar de excesiva calidad para la misma.

Su trabajo más conocido es The last sitting (La última sesión) que es una colección de 2.571 fotografías tomadas a Marilyn Monroe en 1962 en el hotel Bel-Air de Los Ángeles. Este reportaje lo realizó seis meses antes de la muerte de la estrella y parte del mismo se publicó en Vogue. La primera edición del libro The Last Sitting se hizo en 1982 y en él el mismo Stern cuenta el encuentro con detalle.

Él también pasó por algunas crisis en su vida. Tuvo alguna relación tormentosa, luego conoció a Allegra Kent, una famosa bailarina de ballet con la que se casó y tuvo tres hijos, y a la que hizo  fotos fascinantes intentando capturar el halo mágico que siempre parecía acompañarla, inmortalizándola en todas sus posturas de danza, en todos los momentos imaginables.

Pero, celoso de las parejas de baile de Allegra e inseguro, tomaba pastillas para soportar las maratonianas sesiones de fotos y empezó a tener alucinaciones y a comportarse agresivamente. Le diagnosticaron episodios de esquizofrenia y su mujer, horrorizada, lo abandonó llevándose a los niños. Stern decidió aceptar la invitación de un amigo suyo que vivía en España y allí pasó una larga temporada para recuperarse hasta 1976. Tras su regreso a Nueva York se dedicó a realizar fotografía publicitaria y colaboraciones en revistas.
En 2008, con casi ochenta años, Stern replicó el reportaje fotográfico de Marilyn teniendo como modelo a Lindsay Lohan.

Entre las mujeres famosas que ha fotografiado se encuentran Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Madonna, Kylie Minogue, Drew Barrymore, Shirley MacLaine, Claudia Cardinale, Jacqueline Bisset, Brigitte Bardot y Catherine Deneuve.

También ha realizado trabajos en el cine con fotografía fija: Lolita en 1962, Cita con un ángel muy especial en 1987 o en American masters en 2006, como director en Jazz on a Summer's Day en 1960 o como protagonista en Becoming Bert Stern en 2009.

Murió en su residencia de Manhattan, el 26 de junio de 2013, a la edad de 83 años.





Autorretrato con Marilyn Monroe
Bert Stern

Bert Stern - Dior and The Weinstein Company's Opening Of "Picturing Marilyn" At Milk Gallery - Inside
Bert Stern con su foto de Marilyn Monroe
Foto de Neilson Barnard




Entre los modelos más famosos de Bert Stern figuran
Elizabeth Taylor, Audrey Hepburn, Gary Cooper,
Truman Capote, Twiggy, Brigitte Bardot,
Madonna y Kylie Minogue.











Tres leyendas

Monroe según Mailer y Stern

«Este libro es realmente dos libros. Es una biografía y es también un reportaje visual retrospectivo de una actriz cuya mayor aventura amorosa fue posiblemente con la cámara.» Norman Mailer escribió estas palabras en su biografía Marilyn, de 1973.


TASCHEN ha unido ahora el texto original de Mailer a las fotografías de Bert Stern de la legendaria sesión Last Sitting, consideradas las instantáneas más íntimas jamás  tomadas de la Monroe, para crear un homenaje adecuado a la mujer que, en el momento de su muerte en 1962, era el símbolo de glamour y erotismo más famoso del mundo para toda una generación. Pero, aunque era festejada y adorada por su público, su vida privada era la de una niña perdida y desesperada por encontrar amor y seguridad. La Marilyn de Mailer es hermosa, trágica y compleja. A medida que Mailer repasa su vida —desde su infancia sombría, los violentos y a veces escabrosos primeros años, el superestrellato o la inestable vida romántica hasta las misteriosas circunstancias de su muerte—, ella surge como un símbolo de la extraña década durante la cual reinó como la mayor estrella femenina de Hollywood.


Este libro, concebido por Lawrence Schiller, colaborador de Mailer en cinco obras, combina el texto magistral del escritor con las penetrantes imágenes de Stern de Marilyn a los 36 años. Fotografiada para la revista Vogue durante tres días en el hotel Bel-Air, Marilyn nunca se había mostrado tan accesible ni se había visto tan sumamente hermosa. Seis semanas más tarde, misteriosamente, estaba muerta. En esta síntesis audaz de clásico literario y legendaria sesión de retratos, Mailer y Stern descorren el velo de confusión que rodea a la Monroe —la mujer, la estrella, el sex symbol— y observan con atención una figura emblemática cuya verdadera personalidad se mantiene esquiva y enigmática aún hoy.


Primero publicado como edición limitada de coleccionista, este libro está ahora disponible en versión trade en tapa dura, lanzada por Taschen con motivo del 50.º aniversario del Last Sitting de Bert Stern y de la muerte de Marilyn Monroe, el 5 de agosto de 1962.
Sobre el autor:

Norman Mailer (1923–2007) fue uno de los escritores más grandes e influyentes del siglo XX, así como una de las figuras literarias más renombradas y controvertidas de Estados Unidos. El exitoso autor de una docena de novelas y 20 obras de no ficción, también escribió piezas de teatro, guiones cinematográficos, miniseries de televisión, cientos de ensayos, dos libros de poesía y una colección de cuentos. Dos veces ganador del premio Pulitzer, vivió en Brooklyn, Nueva York, y en Provincetown, Massachusetts.


Sobre el fotógrafo:

Bert Stern(1929–2013) era uno de los mayores fotógrafos de retratos de los Estados Unidos. Durante los años 1960 produjo anualmente unas 200 páginas para Vogue, así como muchas de las campañas publicitarias más importantes de la prensa y la televisión. Es muy conocido por sus revolucionarios anuncios gráficos para Smirnoff y su sesión de retratos de Marilyn Monroe apenas seis semanas antes de su muerte. Stern vivía y trabajaba en la ciudad de Nueva York.




Marilyn Monroe
Foto de Bert Stern
Bert Stern
EL PRIMER MAD MEN









Título original
Bert Stern: Original Madman
Año
2012
Duración
87 min.
País
 Estados Unidos
Director
Shannah Luaumeister
Guión
Shannah Laumeister
Música
Jeff Eden Fair, Starr Parodi
Fotografía
Tony Hardmon, Shannah Laumeister
Reparto
Louis Armstrong, Marilyn Monroe, Drew Barrymore, Brigitte Bardot, Zak Barnett, George Avakian
Productora
Magic Film Productions
Género
Documental
Web Oficial
http://www.bertsternmadman.com/
Sinopsis
Documental que explora la creatividad, la fama y el deseo a través de la mirada de un hombre que consiguió todo lo que quiso... o casi todo.
Documental que explora la creatividad, la fama y el deseo a través de la mirada de un hombre que consiguió todo lo que quiso... o casi todo.
La meteórica carrera de Bert Stern comenzó como repartidor de correo en la revista "Look", donde enseguida se hizo amigo de un joven fotógrafo de la plantilla, Stanley Kubrick, y pronto se volvió famoso con su campaña para Smirnoff. A la edad de 25 años ya era conocido en todo el mundo.
Bert Stern: El primer Mad ManStern estuvo en el origen de lo que el genio de la publicidad George Lois bautizó como 'evolución creativa' del mundo de la publicidad y, junto a Irvin Penn y Richard Avedon, fue uno de los primeros fotógrafos en convertirse en estrella. Fotografió a las que en aquel momento eran consideradas las mujeres más bellas del mundo (Jane Shrimpton, Audrey Hepburn, Suzie Parker, Brigit Bardot, Twiggy, Liz Taylor y Marilyn Monroe (fue el fotógrafo que la retrató por última vez, pocos días antes de su muerte)) y, en aquel momento, según sus propias palabras, "su vida era en un sueño".
La directora y pareja de Bert Stern, Shannah Laumeister, repasa la vida de Stern y cuenta, además, su historia de amor con el fotógrafo, la única relación larga que ha tenido en su vida. Por su parte, Bert Stern se revela ante las cámaras sin pudor, hablando de sus amores y de sus éxitos pero sin eludir los momentos más oscuros de su biografía, como la profunda depresión que lo llevó a estar internado en un psiquiátrico.
BIBLIOGRAFÍA
  • Stern, B.; Miralles de Imperial Llobet, L.. Marilyn Monroe, la última sesión. Barcelona: Sociedad Editorial Electa España, S.A.
  • Stern, B.; Cornfield, J. (en inglés)The photo illustration. Londres: Thames and Hudson. 
  • Stern, B.; Sobieszek, R.A. (en inglés)Adventures. Boston: Little, Brown and Co.


Para su última sesión de fotos, Marilyn vistió un vestido negro de Christian Dior,
con el que posteriormente apareció de forma póstuma
en el número de septiembre de 1962 de la revista 'Vogue'.
BERT STERN/TASCHEN

"Quieres fotografiarme desnuda, ¿verdad?"

Bert Stern, la última persona que retrató a Marilyn Monroe, recuerda el impacto profesional y emocional que tuvo la sesión de su vida. Todo un festín erótico que no gustó a 'Vogue' en su día, hace ahora 50 años. "Olvidé que estaba casado. Estaba enamorado", confiesa. "Era mucho más guapa de lo que esperaba".


MARÍA PORCEL ESTEPA 12 NOV 2011 - 03:08 CET

'Crucifix 2 (1962)' , una de las imágenes tachadas
y descartadas de la última sesión de fotos de Marilyn Monroe,
realizada por Bert Stern.
BERT STERN/TASCHEN

Parecía un buen principio. Era jueves, 21 de junio. En Los Ángeles hacía calor, pero ella había querido esa ciudad y él cruzó el país para encontrarla en el hotel Bel Air, suite 261. Él reservó allí sin saber que era uno de sus hoteles favoritos. De Nueva York llevó vestidos, pañuelos, collares. Y encargó tres botellas de Dom Pérignon. La esperaron cinco horas,él y su champán. Y Marilyn apareció, sonriente, esbelta, casi transparente, "hermosa, trágica y compleja", que diría él. Todo había empezado bien. No acabaría igual.
Porque Marilyn Monroe cumplió su tarea, y Bert Stern la suya. Aquel junio de 1962, la actriz posó para el fotógrafo con y sin ropa, rubia y morena, pensativa y a carcajadas. Pero nunca vio esas imágenes publicadas: el 5 de agosto aparecía muerta en su cama junto a un bote vacío de barbitúricos. "Entonces supe que mi historia de amor con Marilyn había acabado", explica Stern medio siglo después al recordar el adiós de su musa, de la que apenas mes y medio antes había tomado las 2.571 imágenes que cambiarían su carrera.

"Recreamos la sesión con Lindsay Lohan. Pero las estrellas hoy no son como Marilyn"
Aquellas fotos fueron bautizadas The last sitting (La última sesión). Ahora él desmenuza las impresiones acerca de la -por qué no- mayor estrella del cine en un libro editado por Taschen con muchas de esas imágenes del que solo hay 1.962 copias, a 750 euros cada una, con notas del dos veces Pulitzer y biógrafo de la actriz Norman Mailer. Stern da cuenta de ello en conversación telefónica desde Nueva York. "Es mi sesión más popular", repite incansable. "No sé si la mejor, pero la más popular. Soy el fotógrafo que hizo las últimas fotos de Marilyn Monroe".
Para Stern, por cuya cámara habían pasado Twiggy o Audrey Hepburn, la diva era un reto. Recién contratado por Vogue, volando a Roma para retratar a Elizabeth Taylor en Cleopatra, Monroe se cruza por su mente. Y consigue una cita. "Tenía una llamada de mi secretaria. 'Marilyn dice sí, Vogue dice sí. Los Ángeles. 21 de junio'. Hice las maletas".
Eran las primeras fotografías de Monroe para la revista. "Necesitaba descubrir algo no capturado", cuenta Stern en el libro. Richard Avedon le había hecho unas lujosas fotos para la revista Life, "estupendas para el mundillo, pero no íntimas. No daban ninguna sensación de quién era ella". Dispuso todo: intimidad, luz, complementos. Sin saber de cuánto tiempo dispondría ni el humor de la diva. Ella, al fin, apareció. "Olvidé que estaba casado, olvidé mi vida en Nueva York. Estaba enamorado. Era mucho más guapa y más fácil de trabajar de lo que esperaba".
El sol se ponía sobre California. Él preparó sus cámaras ("una Hasselblad en blanco y negro y una Nikon de 35 milímetros. Aún deben estar por mi apartamento") y preguntó con cautela de cuánto tiempo disponían. "¿Estás de broma?", replicó ella. "¡De todo el que queramos!". "Ya es mía", pensó Stern. Fotográficamente hablando.
Él le enseñó los complementos. "¿Quieres fotografiarme desnuda, verdad?". "Es una buena idea", dijo él, dudando si Monroe aceptaría. "No estarás exactamente desnuda, tienes un pañuelo". "¿Cuánto podrás ver?", inquirió ella. Depende de la luz, afirmó él. Norma Jean solo pidió una última opinión: a su peluquero, al que le pareció "una idea divina". Y descorcharon el Dom Pérignon.
Todo dependió de la luz. Una Norma Jean de 36 años, delgada pero curvilínea y sensual, se transparentaba bajo un pañuelo. "Estaba llena de ideas", asegura Stern. Las luces realzaban su piel transparente y su pelo de plata, las primeras arrugas bajo los ojos y los surcos de su boca. Y una marca en el costado, recuerdo fresco de una operación de vesícula. "Vi la cicatriz. Una imperfección que solo la hacía parecer más vulnerable y acentuaba la suavidad de su piel. Era de color champán, de color alabastro...Podías meter un dedo en su piel, como probar un merengue recién hecho".
Pero Stern no probó nada. "No discutimos de nada. Solo tomamos fotos, fue todo lo que hicimos", rememora por teléfono. Y descarta conspiraciones que aseguran que con la actriz había personal de seguridad e incluso algún miembro del clan Kennedy. "Estábamos nosotros, su peluquero y el hombre que le maquilló los ojos. Prefirió no llevar más maquillaje, solo se puso crema en la cara y el eye-liner. De su propio maquillaje". De fondo, All I have to do is dream, de The Everly Brothers. "Música de aquella época".
Hasta que amaneció. Monroe quedó contenta a medias con el trabajo. Ella misma tachó algunas de las pruebas de revelado que no la mostraban en la perfección deseada. Hay páginas con 24 negativos de los que se salvan apenas cuatro. A Vogue tampoco le convenció. ¿Y los vestidos y el glamour? Stern guardó sus inservibles contactos.
Modelo y fotógrafo se reencontraron con más ropa y una estilista para supervisar todo. Un vestido negro de Dior resaltaba la palidez de la estrella, que quiso jugar como la primera vez: peluca negra, camisa blanca, collar de perlas. Un abrigo de pieles que solo roza su cuerpo. Una cama medio deshecha. El mismo escaso maquillaje. Disparo a disparo, recuento final: 2.571 fotos.
"Su belleza estaba en su espíritu", explica él, con voz serena. "No creo que pudiera hacer una sesión así actualmente. La recreamos con Lindsay Lohan para New York Magazine, pero estaba copiando mis propias fotos. No hay nadie a quien desee fotografiar hoy. Las otras estrellas no son nada comparadas con Marilyn Monroe".
Cinco semanas más tarde, el mundo despedía a la chica de las tres botellas de champán. Ese 5 de agosto, Monroe llamó a Stern. "Nunca cogí esa llamada. Me lo contó alguien años después. Habría hecho todo lo que hubiera podido para ayudarla. Nunca imaginé ese final, jamás. Pensé que era feliz con su vida y su carrera", narra con abrumadora seriedad. Otras cinco semanas después salía Vogue, con 10 páginas sobre Marilyn, sus primeras en la revista y su despedida, apenas una muestra de esa intimidad. El resto aguardó 20 años en un cajón hasta que, en 1982, la revista Eros publicó las imágenes de esa Marilyn definitiva. Dieron la vuelta al mundo. La última sesión, la que comenzó con un encuentro entre dos desconocidos con cinco horas de retraso, un pañuelo transparente y una cicatriz se convirtió en la más sincera. Marilyn necesitaba sus 2.571 grandes despedidas.



Muere el fotógrafo Bert Stern, 

famoso por sus imágenes de Marilyn Monroe

El estadounidense fallece en Nueva York a los 83 años

En 1962 sacó 2.571 imágenes de la actriz seis semanas antes de que muriera


Carolina García, Washington 28 JUN 2013 - 00:08 CET


Conocido mundialmente por fotografiar a Marilyn Monroe seis semanas antes de su muerte, Bert Stern falleció este miércoles en su casa en Manhattan, Nueva York, a los 83 años. La noticia la confirmaba la directora de cine Shannah Laumeister, de 43 años, quien ha revelado que se casó con el fotógrafo en 2009 y que por motivos de privacidad lo mantuvieron en secreto, según ha informado la agencia de noticias AP. Laumeister ha declarado que Stern había pasado unos días en el hospital por sentirse mal pero regresó a casa "porque los médicos no encontraron nada".
En 1962, Stern tuvo la oportunidad de hacer miles de fotografías a Marilyn Monroe en el hotel Bel Air de Los Ángeles, un reportaje que incluía fotos de la actriz desnuda y semidesnuda y que fue encargado por la revista Vogue poco tiempo antes de que la estrella muriera de una sobredosis en esta ciudad. De las más de 2.500 imágenes que salieron de aquella sesión, incluyendo algunas que la propia Monroe censuró, una parte fue publicada en 1982 en el libro The Last Sitting. El resto fue lanzado en el año 2000 y se tituló: Marilyn Monroe: The Complete Last Sitting. En un documental elaborado por Shannah Laumesteir sobre el fotógrafo (Bert Stern: Original Mad Man), Stern contaba: "Tener a Marilyn Monroe en la habitación de un hotel solo pasa una vez en la vida, aunque la habitación esté convertida en un estudio".
"Siempre será recordado como alguien que amó a las mujeres y que amó hacer fotos y sentir de una manera intensa las cosas que se ponían frente a su cámara. Sus imágenes vivirán para siempre. Las de Monroe van más allá de la simple fotografía, es arte", ha añadido Laumeister.
Además, Stern fotografió durante su carrera a estrellas como Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor y Truman Capote, elaboró campañas. "Era un fotógrafo innovador, tanto en el sector comercial como con modelos y famosos. Era uno de los mejores", ha dicho Bruce Barnes, director del Museo de Fotografìa y Cine George Eastman House (Rochester, Nueva York), en el cual se iba a presentar el único documental elaborado por Stern al final de la década de los cincuenta sobre Festival de Jazz de Newport: Jazz on a Summer's Day, según informa The Huffington Post.
Nacido en Brooklyn, Stern formó parte de una generación de fotógrafos - entre los que estaba Irving Penn y Richard Avedon- que fueron conocidos por sus imágenes depuradas y seductoras. "Aunque él no era tan conocido, encaja en este grupo que revolucionó la manera de fotografiar a los famosos", ha dicho Jessica Johnson, trabajadora del George Eastman House.
El funeral está programado para este viernes en la capilla Frank E. Campbell de Nueva York.

Bert Stern y Norma Jeane

Bert Stern 

y Norma Jeane

Por Laura Revuelta
28 de junio de 2013

Ha fallecido Bert Stern, uno de los nombres de la edad dorada de la fotografía. Entiéndase edad dorada como aquella que poblaron los más ilustres mitos de la mitomanía y retrataron los más ilustres maestros del blanco y negro. A Stern, por cuyas cámaras y objetivos pasó lo más granado del “star systems”, se le conoce sobre todo por una de las sesiones finales de fotos que hizo de Marilyn Monroe, desnuda, apenas tapada por una gasa naranja y blanca a través de la cual se transparenta una gran cicatriz en el vientre. Marilyn, que censuró algunas de las imágenes de este reportaje encargado por Vogue, moriría unos días después. Si se suicidó o la mataron forma parte de la leyenda, aunque lo que llevaba escrito en su mirada, en su caída de párpados desde hacía mucho tiempo, era la muerte misma, el abatimiento más insondable que cualquiera pueda soportar y cualquiera pueda interpretar.
La mirada de Marilyn siempre ha sido para mí un enigma y un poema, como los que dejara escritos y que publicó en España por primera vez hace unos años Seix Barral, con prólogo de Tabucchi. Ojos turbios, emborronados por las drogas, los barbitúricos, y el alcohol. Los párpados le pesan como su vida, plagada de éxitos que aplastan el doble que los fracasos. Y esta serie de fotos de Stern los muestran en toda su crudeza, y en toda su ternura. Marilyn es ternura. Siempre dan ganas de abrazarla ante el temor de que se desplome en tus brazos, y ya no puedas hacer nada por ella ni con ella. La fragilidad de Marilyn es la de Norma Jeane Baker. ”En un insólito momento de intimidad maternal, Gladys comunicó a Norma Jeane que su nombre era especial: Te puso Norma en honor a la gran Norma Talmadge y Jeane en honor a… ¿a quién iba a ser?…, a la Harlow”. Así lo explica, Joyce Carol Oates, en el final de los capítulos de "Blonde". “Era como si hubieras tomado anfetaminas. La misma sensación que buscaría durante toda mi vida, regresando como una sonánbula hasta La Mesa, hasta La Hacienda, hasta el lugar de Highland Avenue donde volvía a ser una niña, otra vez a su cargo, bajo su embrujo, antes de que la pesadilla hubiera comenzado”. Otro párrafo del libro de Carol Oates que bien pudiera hacer de pie de foto de esta serie firmada por Bert Stern, donde su mirada recoge el ocaso de la diosa, la fragilidad escrita en la raya de los ojos, en el rimmel de unas pestañas postizas incapaz de soportar, desde que se levanta y hasta que se acuesta.
Alain Delon, otra de las estrellas retratadas por Stern
Alain Delon, otra de las estrellas retratadas por Stern

No obstante, las fotos de Stern aperecieron publicadas hace unos años junto a un texto de otro eminente, Norman Mailer, en un libro de auténtico lujo, muy propio de la marca Taschen. Mailer la disecciona con ese bisturí masculino y descarnado que caracterizó su pluma y su estilo. “Bien, Marilyn ha muerto, ¿y cómo decimos adiós?”. Excelente epitafio. Bert Stern ha muerto, no tenemos más remedio que decirle adiós. Nos quedan sus fotos. 

GALERÍA
Marilyn Monroe según Bert Stern








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© Bert Stern













James Joyce

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James Joyce
(1904 - 1941)

(Dublín, 1882 - Zurich, 1941) Escritor irlandés en lengua inglesa. Nacido en el seno de una familia de arraigada tradición católica, estudió en el colegio de jesuitas de Belvedere entre 1893 y 1898, año en que se matriculó en la National University de Dublín, en la que comenzó a aprender varias lenguas y a interesarse por la gramática comparada.


James Joyce


Su formación jesuítica, que siempre reivindicó, le inculcó un espíritu riguroso y metódico que se refleja incluso en sus composiciones literarias más innovadoras y experimentales. Manifestó cierto rechazo por la búsqueda nacionalista de los orígenes de la identidad irlandesa, y su voluntad de preservar su propia experiencia lingüística, que guiaría todo su trabajo literario, le condujo a reivindicar su lengua materna, el inglés, en detrimento de una lengua gaélica que estimaba readoptada y promovida artificialmente.

En 1902 se instaló en París, con la intención de estudiar literatura, pero en 1903 regresó a Irlanda, donde se dedicó a la enseñanza. En 1904 se casó y se trasladó a Zurich, donde vivió hasta 1906, año en que pasó a Trieste, donde dio clases de inglés en una academia de idiomas. En 1907 apareció su primer libro, el volumen de poemas Música de cámara(Chamber Music) y en 1912 volvió a su país con la intención de publicar una serie de quince relatos cortos dedicados a la gente de Dublín, Dublineses(Dubliners), que apareció finalmente en 1914.

Durante la Primera Guerra Mundial vivió pobremente junto a su mujer y sus dos hijos en Zurich y Locarno. La novela semiautobiográfica Retrato del artista adolescente (Portrait of the Artist as a Young Man), de sentido profundamente irónico, que empezó a publicarse en 1914 en la revista The Egoist y apareció dos años después en forma de libro en Nueva York, lo dio a conocer a un público más amplio.

Pero su consagración literaria completa sólo le llegó con la publicación de su obra maestra, Ulises (Ulysses, 1922), novela experimental en la que intentó que cada uno de sus episodios o aventuras no sólo condicionara, sino también «produjera» su propia técnica literaria: así, al lado del «flujo de conciencia» (técnica que había usado ya en su novela anterior), se encuentran capítulos escritos al modo periodístico o incluso imitando los catecismos. Inversión irónica del Ulises de Homero, la novela explora meticulosamente veinticuatro horas en la vida del protagonista, durante las cuales éste intenta no volver a casa, porque sabe que su mujer le está siendo infiel.
Una breve estancia en Inglaterra, en 1922, le sugirió el tema de una nueva obra, que emprendió en 1923 y de la que fue publicando extractos durante muchos años, pero que no alcanzaría su forma definitiva hasta 1939, fecha de su publicación, con el título deFinnegan's wake. En ella, la tradicional aspiración literaria al «estilo propio» es llevada al extremo y, con ello, al absurdo, pues el lenguaje deriva experimentalmente, desde el inglés, hacia un idioma propio del texto y de Joyce. Para su composición, el autor amalgamó elementos de hasta sesenta idiomas diferentes, vocablos insólitos y formas sintácticas completamente nuevas. Durante la Segunda Guerra Mundial se trasladó de nuevo a Zurich, donde murió ya casi completamente ciego.


Joyce, 1904


La obra de Joyce está consagrada a Irlanda, aunque vivió poco tiempo allí, y mantuvo siempre una relación conflictiva con su realidad y conflicto político e histórico. Sus innovaciones narrativas, entre ellas el uso excepcional del «flujo de conciencia», así como la exquisita técnica mediante la que desintegra el lenguaje convencional y lo dobla de otro, completamente personal, simbólico e íntimo a la vez, y la dimensión irónica y profundamente humana que, sin embargo, recorre toda su obra, lo convierten en uno de los novelistas más influyentes y renovadores del siglo XX.

Biografías y vidas


File:James Joyce age six, 1888.jpg
James Joyce, 1888


Biografías: James Joyce

Por  Juan García Ponce

El autor de La noche se acerca a la vida del dublinense que reinventó la gramática inglesa al tiempo que narraba la epopeya doméstica de un patético héroe a la altura de nuestros tiempos: Leopold Bloom.
James Joyce dijo en alguna ocasión —yo no soy tan preciso como Richard Ellmann—: "He llenado mi obra de tantos secretos que van a necesitarse dos o tres generaciones de investigadores para agotarla." Nosotros agregamos que nada puede agotar esta obra hasta el punto que el último de sus libros, Finnegans Wake, escrito durante cerca de 17 años, tiene un lenguaje tan particular, armado con base en referencias privadas, tan plagado de una importancia del sonido sobre el significado, que siendo absolutamente musical es también incomprensible.

Puede emocionarnos, pero la verdad es que no podemos entenderlo; opinión compartida por algún crítico, cuyo nombre no recuerdo, pero cito usando un recurso del que se sirven con tanta frecuencia los biógrafos de William Faulkner o Truman Capote, quienes sólo dicen "un crítico" o un "investigador opina": "pobre James Joyce perdiendo la vista en su empeño por escribir una obra ilegible." Richard Ellmann ni siquiera se ocupa de esta opinión. Para él todo está perfectamente claro. Tal vez, tal vez. Los ineptos debemos ser tantos lectores fracasados; pero hasta Harriet Shaw Weaver, protectora de Joyce desde los tiempos de Ulises, le confiesa a él no entender su nuevo libro. En seguida le pide disculpas. Nosotros también lo hacemos. James Joyce es James Joyce. Tenía derecho hasta a escribir una obra incomprensible para algunos ignaros. Uno de ellos adelanta la opinión de que esto se debe a que cuando escribe Finnegans Wake le interesaba más el sonido de las palabras que el hecho de que pudieran ser interpretadas de acuerdo con un código común. Después de todo el tema de Finnegans Wake es muy preciso hasta para los lectores que confiesan no entender su escritura: iba a describir un antiguo mito de la ciudad de Dublín como representación del país mismo. Pero esta obra ocupa los años finales de Joyce. Después de ella ya sólo le queda abandonar París en muy precaria situación, huyendo de los nazis, y morir en Zurich de una úlcera perforada. No nos adelantemos tanto entonces. Volvamos atrás, al principio del principio. Joyce, de acuerdo con Richard Ellmann y con cualquiera, nace el 2 de febrero de 1882 en Dublín, por supuesto. En 1903 muere su madre y Joyce tiene un abierto gesto de rebeldía negándose a actuar como católico en esas dramáticas circunstancias. En 1904 conoce a la que sería su compañera durante toda su vida y madre de sus dos hijos, la empleada en un hotel, Nora Barnacle. Los dos abandonan Dublín ese mismo año, van primero a Zurich, luego a Pola y se establecen en Trieste. Ahí Joyce da clases de inglés en la Berlitz School y a alumnos particulares. Tiene muchos amigos. Es irlandés y por tanto bebe abundantemente. La bebida elegida para toda la vida por él es el vino blanco. Dicen las malas lenguas que algunas veces se quedó tirado en la calle. Malas lenguas o no, estamos tratando de ser buenos biógrafos tal como Richard Ellmann, aunque debemos admitir no ser capaces de precisar cada detalle de su vida a pesar de haber leído meticulosamente todos sus libros. Ni modo, no somos biógrafos profesionales. El caso es que, en tanto, escribe continuamente, como lo hará siempre, y tiene las dificultades usuales para publicar, unidas a sus particulares indecisiones. A pesar de ellas, Chamber Music aparece en 1907 y en 1914 Dubliners. Richard Ellmann, tan preciso en detalles banales con los cuales cumple su deber como buen biógrafo, muestra al comentar el último cuento de este libro, "Los muertos", sus excepcionales dotes de crítico. La manera como se nos comunica el significado de la conversación entre Gabriel Conroy y su mujer Gretta, después de que han asistido a una animada fiesta en la casa de unas tías de él donde Gabriel ha hecho un gran discurso sobre Irlanda y ya están a solas en su cuarto viendo nevar —lo que hace que Gretta recuerde la muerte de un antiguo novio provocada por la tuberculosis después de que él le llevó una serenata, despierta los celos y la compasión de Gabriel y los hace meditar acerca de la nieve que cae sobre los vivos y los muertos—, es magistral porque Richard Ellmann consigue revelarnos el valor del cuento como una suerte de síntesis de los personajes principales de Joyce y por tanto de la humanidad entera. En Trieste escribe también A Portrait of the Artist as a Young Man y la que ahora sabemos que es la primera versión de la misma obra de Stephen Hero, y que Joyce intentó destruir, salvándola del fuego la heroica intervención de su hermano Stanislaus, quien ya vivía también en Trieste. Asimismo ahí nacen sus dos hijos, a los que les pone nombres en italiano, Giorgio y Lucia. De ahí la familia se traslada a Zurich, donde Joyce empieza a escribir Ulises. Durante ese viaje Joyce comete su única infidelidad a Nora. Primero ve por la ventana a una veci- na, averigua su nombre: Marthe Fleischmann, y a partir de que ella le escribe mantienen una correspondencia culminando en una cita en la que Joyce, le cuenta a un amigo, explora las partes más frías y más calientes de su cuerpo. Marthe Fleischmann después tiene los nervios definitivamente afectados por su audacia. Joyce regresa a Nora, a sus hijos, al vino blanco y a Ulises. No resisto la tentación de hacer dos comentarios anticipados sobre esta obra. Las tentaciones están hechas para caer en ellas. Mucho, mucho después, cuando Joyce ya está escribiendo Finnegans Wake, en alguna ocasión le comenta a Beckett si no exageró en Ulises las similitudes paródicas de cada episodio en relación con la Odisea; y todavía mucho, mucho después, cuando Joyce ya estaba muerto, Cesare Pavese comenta que no se trata de partir de la Odisea sino de llegar a ella. Quizá esto no tiene importancia, pero aparte del gusto de mencionarlo, sí señala dos posibles maneras de concebir la literatura. Ante la potencia de la obra y su significado para la literatura posterior a ella, ya sea siendo verdad la aprensión momentánea de Joyce o el comentario cáustico de Pavese, tan preocupado por la posibilidad de encontrar mitos en la vida contemporánea, ambos comentarios no hacen más que mostrar la amplitud de la literatura. Para nuestro intento lo importante es que Joyce prosigue con la redacción de Ulises en París. Ahí empieza a ser protegido económicamente por Harriet Shaw Weaver, quien durante mucho tiempo sólo conoce a Joyce por carta y en varias cartas se muestra muy preocupada por el hecho de las dos botellas de vino blanco consumidas por el escritor cada noche en distintos restaurantes de moda y le pide que al menos sea una sola. Por supuesto, Joyce no le hace ningún caso y en cambio le manda progresivamente los capítulos de Ulises ante la admiración de ella: Joyce ya cuenta con la amistad, siempre protectora también, de Ezra Pound. Terminada la ardua tarea de escribir Ulises, donde se cuenta un solo día en la ciudad de Dublín, el viaje, el 16 de junio de 1904, de este moderno Odiseo que se llama Leopold Bloom y cuyo hijo simbólico es Stephen Dedalus, el protagonista de A Portrait of the Artist as a Young Man, hasta llegar a la paródica Itaca, casa de Bloom, donde éste siente y vence la tentación de hacer entrar a su hijo simbólico y donde el libro termina con el famoso monólogo interior sin puntuación de Molly Bloom con su afirmación final: "sí", resta ahora la no menos ardua tarea de publicarlo. Nadie quiere hacerlo en Inglaterra, donde con toda seguridad el libro sería prohibido por inmoral.Ulises será publicado en París por Sylvia Beach, dueña de la famosa librería Shakespeare and Co. Lo demás es historia. La celebridad de Joyce es cada vez mayor. No vamos a mencionar todos los homenajes, pero el nombre de Valery Larbaud y los de Eug`ene Jolas y su mujer Maria Jolas deben ser recordados hasta en esta humilde crónica. 

     Pasemos a otros aspectos de la vida de James Joyce, el lado familiar. Fiel a su concepción anticatólica del mundo, sólo se casó legalmente con Nora Barnacle muy cerca de su muerte y por motivos testamentarios. Fiel a su concepción del mundo, Nora nunca le pidió que lo hiciera. Tampoco se molestó en leer las obras de Joyce. Él tenía una voz de tenor admirable y ella pensaba que en vez de perder el tiempo con la literatura, Joyce debería haber sido cantante de ópera. Y en efecto, a los dos les gustaba mucho la ópera, además de que bajo los efectos del vino blanco Joyce siempre terminaba cantando. Por otra parte, la vida de sus dos hijos puede considerarse desastrosa. Giorgio de adulto se cambió el nombre por George. Intentó ser cantante de ópera sin lograrlo nunca. Se casó con una americana muy rica llamada (una coincidencia más en el mundo) Helen Fleischmann. Su matrimonio disgustó a Joyce, a Nora y a Lucia porque Helen era diez años mayor que George y para colmo durante un tiempo se lo llevó a vivir a Estados Unidos. Luego Lucia. Parece que era una niña muy bella y una adolescente igual. Estudiaba danza y participó en un concurso en París con un traje diseñado por ella misma. Contra la opinión de la mayoría del público, no ganó el premio aunque al conocer la decisión del jurado el público gritaba "¡Queremos a la irlandesa!" Joyce estaba sumamente complacido. Pero de ahí en adelante la historia de Lucia no es muy positiva. Tiene muchos novios, aunque Richard Ellmann guarda un discreto silencio sobre esto. ¡Él tan minucioso! Beckett hace su aparición en el hogar de los Joyce fascinado por el padre; pero Lucia lo espera, buscando verlo a solas. Beckett no está interesado en la hija sino en el padre y así se lo hace saber. Ni Lucia ni Nora están de acuerdo con ese interés tan puramente literario. Nora considera a su hija defraudada y engañada. Se queja firmemente con Joyce. Éste tiene que cumplir su deber como pater familias y le hace saber a Beckett que en la casa de los Joyce él es persona non grata. ¡Qué dolor, qué pena para Beckett! Tiene que renunciar a la amistad con Joyce. No obstante, Lucia hace cada vez más evidente su desarreglo mental. Finalmente será internada en un sanatorio y al cabo de un tiempo Joyce se reconcilia con Beckett. Ya está inmerso en la redacción de Finnegans Wake y su vista está cada vez más deteriorada. A pesar de ello se niega hasta a escribir a máquina. La enorme cultura y admiración de Beckett le son muy útiles. El eterno retorno tiene un papel muy importante en la novela. Juntos Joyce y Beckett leen libros que aquél considera indispensables. Entre ellos es decisivo Vico. La difícil escritura de Finnegans Wake continúa. Joyce tiene tiempo de terminarla como ya sabemos. La última palabra de la novela tiene que ser citada en inglés: the. De hecho podemos decir que no termina en nada. The puede ser en español el, la, los, las. El español es más preciso pero se presta mucho menos a los pum a los que tan adicto era Joyce. El final de la biografía, ya lo sabemos, es triste. Lucia internada en diferentes sanatorios, George, Nora y Joyce teniendo que abandonar París en precarias condiciones y encontrando finalmente refugio en Zurich, sólo para que Joyce muera muy poco después, en 1941. Richard Ellmann dice que tenía 58 años; siendo tan meticulosos y precisos como él hay que señalar que Joyce iba a cumplir 59 años veinte días después. Citemos a Richard Ellmann en su descripción del final de Joyce:

Frau Giedion-Welcker pidió, con el consentimiento de Nora, que el escultor Paul Speck hiciera una mascarilla mortuoria. Un sacerdote católico habló con Nora y George para ofrecerse a hacer un servicio religioso, pero Nora dijo: "No podría hacerle esto a él." [...] Cuando el féretro de madera era colocado en la tumba, Nora extendió su brazo, en parte como despedida, en parte como si tratara de impedirlo. Hasta ahí la vida mortal de Joyce. Comienza su otra vida en las páginas de sus libros. -

Las obras de James Joyce 

libres de derecho de autor


Las obras del escritor irlandés James Joyce, entre las que se destacan "Ulises" y "Retrato del artista adolescente", a partir de este año dejarán de percibir los derechos de autor que estaban en manos de su nieto, Stephan.


Los derechos de autoría o propiedad literaria, protegidos durante 50 años por su nieto y su posterior ampliación que se extendió por 20 años más, ya no están en vigencia y las obras de Joyce se pueden publicar y citar sin referencia o pago, informó el diario español El Mundo.
Es así que obras como "Dublineses", "Retrato del artista adolescente", "Ulises" y "Finnegans Wake" forman parte del patrimonio público europeo. Se trata de joyas literarias creadas en el siglo pasado, algunas con más de 70 años. 

La propiedad literaria se mantiene en vigencia durante la vida del autor y hasta 50 0 70 años después de su muerte, según la legislación regional.

File:James Joyce with Sylvia Beach at Shakespeare & Co Paris 1920.jpg
Joyce con las editoras Sylvia Beach y Adrienne Monnier
Librería Shakespeare & Co., París, 1
920

James Joyce, 

la accidentada biografía 

de un genio del siglo



James Joyce, el genial creador de Ulises y de Finnegans Wake, nació hace hoy cien años en Dublín (2 DE FEBRERO DE 1982). Como dice su colega británico Anthony Burgess en un artículo que EL PAIS publica en las dos páginas siguientes, este autor revolucionario ha llegado a ser tan clásico como Goethe o Beethoven, pero sigue teniendo la virtud de molestar. En su país, Irlanda, hace tiempo que le admitieron como un genio, superados los años en que la simple mención de su nombre surtía el efecto de una provocación. Este año, el centenario de Joyce es celebrado allí con el entusiasmo con que se festeja a un héroe. En el Reino Unido las dimensiones de este homenaje no son menores. Y en España, sin ir más lejos, la Universidad de Sevilla prepara para marzo un congreso en el que la figura de Joyce va a ser estudiada por especialistas de todo el mundo. Ha sido organizado por la cátedra de Literatura Inglesa. El joycentenario demuestra que Joyce sigue tan vivo como la controversia que despertó.
Nació James Augustine Joyce el 2 de febrero de 1882 en Rathgar, una pequeña localidad del sur de Dublín. Su padre, John Stanislaus, un hombre pintoresco, borracho y gandul, que le sirvió a su hijo de modelo para su Earwicker de Finnegans Wake, era vendedor de licores y dueño de un garito próximo a su casa. Se arruinó cuando Joyce tenía nueve años y estaba interno en un colegio de jesuitas de Clongowes Wood. La familia del escritor ya no vivía entonces en Dublín, sino en Bray, junto al mar, en una casa barata meticulosamente descrita en Retrato del artista adolescente.
La ruina del padre sacó al hijo del aristocrático colegio de Clongowes y de la casita junto al mar. Los Joyce volvieron con la cabeza agachada a Dublín, y el niño ingresó en una escuela gratuíta de los Hermanos de la Doctrina Cristiana.
En 1899 se destapa el hombre, el escritor y el heterodoxo. Tenía 17 años cuando se inició en el sexo, escribió su primera cuartilla y tomó un camino fuera del rebaño. Fue el 8 de mayo, con motivo de una manifestación de estudiantes católicos contra una obra teatral de Yeats, Countess Cathleen, que ponía en solfa el patriotismo irlandés y la religión católica. Joyce se alineó junto a Yeats y escribió un drama hoy perdido, A Brilliant Career. Ya nunca le abandonará su encono contra el conformismo irlandés. Decidió irse de su país y, efectivamente, lo hizo en 1902, cuando tenía veinte años.
Se fue a París a estudiar Medicina y sólo encontró mujeres y literatura. En octubre volvió a Dublín y descubrió a su familia en la más absoluta miseria. Conoció a Synge y al terrorista Casey, que inspiró al Kevin Egan de Ulises. Le encontramos en Dublín un año despues, justo a tiempo de ver morir a su madre y de comenzar el esbozo de Retrato. Se quedó en su ciudad natal durante un año y comenzó a beber seriamente. Se unió a Nora Barnacle y volvió al continente. Nació su hijo George. Y siguió bebiendo.En 1906, instalado en Trieste, acabó y publicó los relatos de Dublineses. Se separó de Nora y huyó a Roma, donde siguió bebiendo cada vez más. Lo encontraron tirado en una acera, totalmente borracho, al amanacer. En sus escasos ratos lúcidos planeó una novela sobre la vida de un judío dublinés y escribió a su tía Josefina una carta pidiéndole planos de Dublín, periódicos y revistas con los que ambientarse. Es el comienzo de Ulises. Tenía 24 años y seguiá emborrachándose cada día.
Le amenazaban ya la ceguera, el hambre y el reuma cuando volvió a Trieste en busca de Nora, que acababa de dar a luz a Lucía en la sala de indigentes de un hospital. Los celos, las borracheras hasta el alba y las inacabables peleas con su mujer, le hicieron de nuevo huir, esta vez a Dublín, donde bebió compulsivamente, además de alcohol, los ambientes, y lenguajes que van a poblar Ulises. Las broncas con Nora dejaron paso a refriegas con sus hermanos, y volvió a Tríeste, donde encontró a Nora asaltada por un periodista llamado Prezioso. La violencia asomó a su carácter.
Sus celos se recrudecieron después de que Nora y sus hijos salieran de viaje a Irlanda. Corrió tras de ellos, obsesionado por la ideade que Nora se encontrase en Dublín con un antiguo novio suyo. Volvió a Trieste y se enamoró de una joven judía alumna suya. Se le pasó y volvió a escribir. Terminó Exiliados y comenzó Ulises. Se fue a vivir a Zurich huyendo de la guerra, a su ojo izquierdo le asaltó un glaucoma, Yeats y Ezra Pound le gestionaron una beca, entró en pleitos, se gastó todo su dinero en la fundación de una compañía de teatro, publicó Retrato del artista, y volvió a enamorarse.
Acabada la guerra Joyce se instaló en París. Su nombre comienza a ser conocido. En octubre de 1920, a causa de la publicación de un cuento suyo, Nausicaa, hubo una querella contra Little Rewiew. En 1922 publica Ulises y en 1924 comienza Finnegans Wake. La casa de Joyce se convierte en uno de los puntos de encuentro de escritores de habla inglesa en París, entre ellos Samuel Beckett. Son los primeros años de éxito, pero la infelicidad sigue asaltándole. Su hija Lucía presenta los primeros síntomas de enajenación en 1929, sus eternos problemas oculares se agudizan y su padre muere unos meses antes de que Joyce y Nora cambiaran su unión libre en matrimonio legal.
Lucía ingresó en un manicomio en 1932 y poco después se entabló en los Estados Unidos el primer pleito contra Ulises. En 1934, tras una de calma fugaz, la locura de Lucía se hace furiosa. Joyce bebe más que nunca y trabaja en Finnegans Wake, que se publica en 1939, entre peleas de Joyce con su secretario Paul León, la total postración de Lucía y el divorcio de George. El 17 de diciembre de 1940, otra vez huyendo de la guerra, Joyce vuelve a Zurich. Murió veintisiete días después, el 13 de enero de 1941, pocos días antes de cumplir 58 años.




Anthony Burgess
RETRATO DE JAMES JOYCE

Retrato del artista centenario

El País, 2 FEB 1982


Joyce nació el 2 de febrero de 1882, festividad de la Candelaria o de la Purificación; Igor Stravinski nació el mismo año, el 17 de junio, el día siguiente al "día de Bloom". Irlandés y ruso se tornaron par¡sienses. En 1913, La consagración de la primavera, de Stravinski, levantó un escándalo en la Opera de París. En 1922, el Ulises, de Joyce únicamente publicable en París, provocó un escándalo mundial. Ambos hombres, que, al parecer no se llegaron a conocer, encabezaron sendas revoluciones en el mundo del arte. Cien años después de su nacimiento, todavía hay gente que dice que no soporta todo este material moderno, refiriéndose a lo que han oído o a lo que han visto, o a lo que han oído hablar de cada una de estas obras o de las dos. Pero ni Joyce ni Stravinski son ya artistas modernos; son tan clásicos como Goethe y Beethoven. Y, sin embargo, continúan teniendo la virtud de molestar.Dejo la conmemoración de Stravinski a los músicos. Pero al conmemorar el centenario de Joyce tengo que contemplarle no únicamente como lector o como compañero de profesión que, hasta cierto punto, se ha hecho a su sombra, sino como a un ser humano en el que, ya de niño, reconocí una afinidad de temperamento. Me crié en el ambiente de una comunidad de católicos irlandeses de baja clase media de Manchester. Dublín, en donde Joyce tuvo el mismo tipo de educación, estaba mucho más próxima a nosotros que Londres, y no tan sólo geográficamente. Era una capital católica, y Londres era el centro de la herejía. Dublín era el puesto en el que embarcaban nuestros familiares para venir a vernos, generalmente con billetes de lotería irlandesa, ilegales en el Reino Unido, escondidos en los pololos de las mujeres. Joyce tenía una vista débil y era aficionado a la música, como lo era y lo soy yo. Empecé a perder la fe a los dieciséis años, y por esa época leí por primera vez el Retrato del artista adolescente. El magnífico sermón sobre el infierno me hizo volver, asustado, a la ortodoxia, aunque no logró evitar el lento pero inevitable desmoronamiento de la fachada de la fe, y fue el Retrato adonde una y otra vez acudía en busca de una justificación magistral de mi apostasía.





Un trozo de pastel
Naturalmente, según decía Joyce, sólo estaba permitido abandonar el seno de la Iglesia si se encontraba un sustituto, y únicamente el arte proporcionaba tal sustituto. En el arte, la literatura para Joyce, se podía encontrar sacerdotes y sacramentos e incluso mártires, pero el arte te daba su recompensa en este mundo, no era sólo la promesa de un trozo de pastel en el firmamento. Viendo que me era imposible ser un buen católico, me tenía que convertir en una especie de artista, teniendo que luchar contra el lado inglés de mi educación para poder llegar a comprender lo sagrado del arte. Para los protestantes ingleses, el arte ha sido siempre un tema más bien para aficionados; no se construye un libro como se construye un puente; se deja que se vaya expresando como un guiso. El rigor de Joyce era algo nuevo, y su devoción a la literatura era un tanto obscena y parisiense. Oscar Wilde, otro dublinés, estaba siempre hablando de que el arte estaba por encima de la moralidad burguesa, y había acabado en el cementerio de Pére Lachaise. Vean dónde el arte, léase la pederastia, le había llevado.
Arte y basura
Cuando Joyce escribió el Ulises fue rápidamente prohibido en todas partes, excepto en París. Esto, para la burguesía, venía a confirmar la identidad entre arte y basura. Ningún impresor británico o norteamericano se había mostrado dispuesto a correr el riesgo de ir a la cárcel por componer tan abominable texto, y tuvo que entregarse a un impresor de Dijon que no sabía inglés. El libro fue publicado por un norteamericano propietario de una librería de París, y fue enviado por correo a quienes sabían saborear la literatura, o la basura, elaborada. Winston Churchill lo compró, pero Bernard Shaw, no. Las autoridades aduaneras de Nueva York y Folkestone los confiscaron y los retuvieron o los quemaron. La prohibición seguía todavía en vigor cuando, en 1934, mi profesor de Historia logró sacar la edición de la Editorial Odisea de la Alemania nazi y me lo prestó.
El candor sexual de Ulises palidece actualmente comparándolo con los múltiples orgasmos de Jackie Collins o con la displicente impotencia de Harold Robbins. Las obscenas expresiones de los soldados Carr y Compton en el episodio del barrio de los burdeles es cosa de niños, incluso para una joven doncella, acostumbrada a ver las obras de Pinter en la televisión. E incluso un joven de diecisiete años libidinoso como yo, veía claramente que el sexo y las obscenidades constituían aspectos de un programa de realismo muy lejanos de la pornografia. Joyce había cogido un día en Dublín, el 16 de junio de 1904, y había plasmado en su totalidad, sin ningún tipo de censura, los pensamientos, sentimientos y actos de tres dublineses nada representativos. Leopold Bloom, el agente de publicidad de origen judío-húngaro, desayuna y a continuación va al water. Un laxativo le ha liberado del ligero estreñimiento de los días anteriores, y logra una evacuación satisfactoria. Más tarde, en la playa, se excita eréticamente a la vista de una muchacha con las faldas levantadas, y, al tiempo que los fuegos artificiales de la tómbola de beneficencia Mirus explotan y zumban, con complicidad, se masturba. Hacia el final del libro, Molly Bloom tiene la menstruación. El escándalo de menstruadoras, como Virginia Woolf, y de onanistas, como E. M. Forster, fue tremendo, aunque lo mantuvieron decentemente encerrado en las tertulias de Blonisbury. Parecía como si hubiera sido Joyce, y no sir John Harington,quien inventó el water.
"Fácil lectura"
Joyce plasmó la vida honestamente, tal como él la veía, y no le sirvió de nada. Al círculo de Bloomsbury no le gustó lo que ellos llamaban vulgaridad, y tampoco les agradó la glorificación cómico-épica que Joyce hacía de las bajas clases medias. Los comunistas consideraban elUlises una obra reaccionaria; Joyce se sintió dolido. "En mis libros no aparece nadie", dijo, "que valga más de cien libras". Pero la acusación de reaccionario, igualmente dirigida contra Tierra baldía, de Eliot, publicada el mismo año que Ulises, era más causa del despliegue de erudición, y de una técnica que no se prestaba a una fácil comprensión, que del contenido de la obra.
La erudición se obtiene fácilmente. Está a nuestro alcance en las bibliotecas públicas y no cuesta nada. Pero, como ni los trabajadores ni la clase media sienten ningún deseo especial por ella, se considera una imposición injustificable en una novela; una novela debe ser de fácil lectura. El Ulises no lo es. Joyce juega con la lengua inglesa. Separa, como el suero y el requesón, sus elementos germánicos y latinos.Parodia a todos los escritores, desde el venerable Beda a Thomas Carlyle. Convierte un capítulo en un libro de texto de retórica. A otro le da la estructura de una fuga per cananem. El último capítulo carece de signos de puntuación. y, cuando no juega, nos da páginas y páginas de pensamientos y sentimientos en estado puro en forma demonólogo interior.
"Oh, dulcísima toda tu blancurita de chica vi hasta arriba sucia braguita me hizo hacer el amor pegajoso nosotros dos niño malo Grace Darling ella a él a y media la cama meténse cosas frivolidades para Raoul para perfume tu mujer pelo negro curvas bajo embon señorita ojos jóvenes Mulvey opulentas años sueños volver callejas Agendath desmayando amorcito me enseñó su año que viene en bragas en su que viene". (*)
Sin embargo, ahora, sesenta años después de la publicación de Ulises, sabemos que las dificultades de este tipo de textos experimentales no son tan grandes como parece. Si se ha leído el libro atentamente hasta ese momento masturbatorio, se pueden reconocer todos los leit-motiv de esa corriente poco gramatical. A Joyce le encantan los misterios, pero no le gusta que duren demasiado. Esconde las llaves en cajones que no tienen cerradura. No siempre es fácil, pero jamás es imposible.
Hubo una época en que Joyce levantó iras por hacer que su estilo de prosa se interpusiera en la narración. Actualmente, nos sentimos más inclinados a disfrutar con la forma en que convierte, por medio del mito y de los símbolos, a gente normal en héroes épicos, incluso aunque la exaltación suponga elevarles al escenario de un music-hall y hacerles realizar un número cómico. Al verdadero Ulises, de Homero, le lanza una roca un gigante caníbal de un solo ojo. A Bloom, el nuevo Ulises, le ataca un ciudadano patriotero irlandés, borracho, que no puede ver lo suficientemente claro para darle con una caja de galletas Jacob. Bloom, vilipendiado por judío y ridiculizado por cornudo, acaba, a pesar de todo, como rey de Itaca, situada en el 7 de la calle de Eccles. El nos representa a todos nosotros, y también nosotros nos colocamos la corona de una gloria absurda.
El mundo ha perdonado a Joyce por los excesos de Ulises, pero todavía no está preparado para perdonarle la locura de Finnegans Wake. Y, sin embargo, resulta difícil ver qué otro libro podía haber escrito después de haber hecho una disección novelada de la mente humana en estado de lucidez. Ulises llega a tocar, en ocasiones, las fronteras del sueño, pero no llega a entrar en su reino. Finnegans Wake es, de una manera sincera, una representación del cerebro dormido. Joyce tardó diecisiete años en escribirlo, entre operaciones de la vista y sus preocupaciones por el derrumbe mental de su hija Lucía. Tuvo poco estímulo, incluso de Ezra Pound, el príncipe del vanguardismo. Su esposa, Nora, se limitó a decirle que debía escribir un libro agradable que pudiera leer la gente normal. Pero es obvio que había que escribir Finnegans Wake y Joyceera el único hombre con la suficiente entrega o lo suficientemente loco para escribirlo.
Un pecado de incesto
El personaje central del libro es un propietario de un bar en Chapelizod, en las afueras de Dublín, cuyo nombre parece ser Porter.En su sueño se convierte en Humphrey Chimpden Earwicker, el nórdico invasor protestante de la católica Irlanda, un hombre que lleva sobre sus hombros la joroba de un pecado de incesto, que expresa su sentimiento de culpabilidad de forma incoherente y que se convierte en un símbolo del pescador. Su esposa, Ann, es todas las mujeres, además de Ann Livia Plurabelle, el río Liffey y,por extensión, todos los ríos del mundo. Su consorte, que cose sus iniciales HCE por todo el texto como una especie de monograma, es Finnegan, el prototipo del gran constructor de ciudades, además de ser todas las ciudades que construye. Su hija Isabel representa a todas las mujeres tentadoras. Sus hijos gemelos, Kevin y Jerry, o Shem y Shaun, representan el eterno principio de los opuestos, Caín y Abel, unas veces; Napoleón y Wellington, otras, y, en ocasiones (Dios nos ampare), Bruto y Casio disfrazados de Burrus y Casius, o sea, de mantequilla y queso. Las identidades cambian, el espacio es plástico, la época es el año 1132, que no representa ninguna época; es simplemente una forma taquigráfica de indicar el proceso circular de caída y resurrección: para contar hasta once con los dedos tenemos que volver a empezar, y 32 pies por segundo es la veloci dad de aceleración de los cuerpos en caída libre. La narración es cíclica e infinita. La lengua es una especie de dialecto babilónico inventado por el propio Joyce, formado por todas las lenguas que había aprendido durante su exilio y considerado adecuado para volver a narrar un sueño universal.
Debe haber mucha gente, incluso entre los más cultos, que al abrir el libro hayan protestado, poco complacidos de lo que veían sus ojos:
"... nor yet, though venissoon after, had a kidscad buttended a bland old isaac: not yet, though all's fair in vanessy, were sosie sesthers wroth with twone nathandjoe. Rot a peck of pa's malt had Jhem or Shembrewed by arclight and rory end to reggin brow was to be seen ringsome on the aquaface... ".
No parece tener sentido, pero lo tiene. Joyce jamás en su vida escribió una línea que no lo tuviera. Aquí aparece Jacob, que es James (Jhem) o Shem (Shen), el hijo menor, que es además un cad, un caradura (cad= cadet= hijo menor), poniéndose una piel de cabritilla (kidskin) y engañando a su viejo padre Isaac, débil (bland) y ciego (blind), para que le dé su bendición, y es también Parnell arrebatándole el liderazgo del nacionalismo irlandés a Isaac Butt (butended). Susana (sosie= Susie),Ester (sesthers) y Rut (wroth) están todas presentes, todas ellas amadas por hombres mayores (Igual que FICE ama a su propia hija), y también Stella y Vanesa (vanessy), las dos con el nombre de Ester, amadas por un Jonathan Swift (nathnandjoe = jonathan), que es Natán y José en uno. Y además Shem y Shaun, modelados turbiamente como los hijos de Noé (Sem y Cam), unidos en una sola persona, esperan el destilado del whisky al pie del arco iris. Hay demasiado contenido en pocas líneas, desde luego, pero quejarse de exceso es un poco in grato. La mayoría de los escritores no nos dan suficiente.
Llamarle canalla
Es obvio que Joyce, a pesar de ser un hombre del pueblo, no se marcó el objetivo de ser un escritor popular. Y, sin embargo, se está celebrando su centenario con bastante más entusiasmo del que, en 1970, el mundillo literario puso en el de Charles Dickens, que sí quiso ser popular. La conmemoración alcanzará su momento de mayor intensidad en Dublín, donde todavía hay gente que sigue llamando canalla a Joyce y que venera a su padre como un gran caballero (compárese la situación con la de Lawrence, padre e hijo, en Eastwood, Inglaterra). Resulta difícil no conmemorar a Joyce en Dublín, en cualquier año o en cualquier día del año, porque, al igual que el mismo Earwicker-Finnegan, Joyce ha creado a Dublín. Lo ha convertido en un lugar tan mítico como el infierno, el paraíso y el purgatorio de Dante, todos en uno. Al mismo tiempo ha resaltado su aspecto fisico y les ha dado a sus calles, bares e iglesias el sello de una realidad realzada. Cuando se bebe Guinnes en el Bailey o en el bar de Davy Byrne se emplean las papilas gustatorias de Joyce, y cuando se camina por la playa de Sandymount se hace con sus viejas playeras. Joyce no podía vivir en Dublín, pero tampoco podía olvidarse de ella. Su obsesión con detalles minuciosos de su vida y de su peculiar forma de expresarse les obliga a los lectores a convertirse en dublineses. Ningún otro escritor ha conseguido hasta tal punto que sea necesario empaparse del ambiente de un lugar como prerrequisito para entender su obra.
El Ulises comienza en una torre de Martelo que aún sigue en pie. La odisea de Bloom puede rastrearse en un mapa y controlarse con un cronómetro. Incluso Finnegans Wake, el libro más recóndito y con un ambiente más enrarecido que se haya escrito, tiene una puesta en escena precisa: Chapelizod, al sur del hipódromo del Phoenix Park, donde es posible reconocer el bar de Earwicker en el de El Muerto, llamado así porque a los clientes que, borrachos, salían tambaleándose los atropella ban los tranvías.
La solidez del lugar guarda correlación con la solidez de caracte rización de los personajes. Leo pold Bloom es un ser tan tridimen sional que no queda oscurecido por tantas travesuras lingüísticas El triste tartamudeo de Earwicker resuena con claridad a través de los laberintos del sueño. Alguno de los que disfrutan con Joyce pueden pasar por alto las tortuosida des del estilo y concentrarse exclu sivamente en la carne y hueso de sus límites geográficos.Desgraciadamente, son muchos más los pe dantes que disfrutan con el estilo la estructura y el simbolismo. El secreto para apreciar a Joyce es no dejar que se nos suba demasiado a la cabeza. Al fin y al cabo, no es John Jameson.
Joyce ha tenido la póstuma for tuna de contar con el mejor biógrafo de nuestro siglo. El libro de Richard Ellman es una maravilla de información, ingenio y cariño bien entendido. Ellman puede, con todo derecho, llamar nuestra aten ción sobre aspectos ingeniosos como los finales asimétricos de las dos palabras que abren y cierran el libro, stately y yes. Tiene igualmente derecho a mostrar cómo la burlesca tran sustanci ación de Buck Mulligan al cornienzo de la obra tiene su contrapunto en la menstruación, real, de Molly Bloom, al final. Pero hay demasiados académicos, y estarán en bloque en Dublín el día 111 de junio, que tratan el Ulises y Finnegans Wake como si se tratasa de códices místicos, no mostrando el menor interés por la Copa de Oro (una carrera de caballos que se celebra alrededor del "día dle Bloom", el 16 de junio) y poco gusto por la Guiness. Este centenario debería mostrar que, por fin, Joyce está empezando a ser propiedad del pueblo y no de unos cuantos autores de tesis doctorales.
Novelista de novelistas
Para otros escritores poco académicos como o, Joyce es el novelista de los novelistas, aunque ni el Ulises ni Finnegans Wake se pueden denominar, con propiedad, novelas. Si la novela es el arte de encajar las sensaciones y emociones de la vida en una estructura que posea algo de la proporción y autonomía de una pieza musical, entonces Joyce es nuestro maestro. Podemos estudiarle en el plano estrujtural, descubriendo los principios de desarrollo sinfónico astutamente ejemplificados en los episodios de los Bueyes del Sol y de Circe delUlises, y en el nivel nuclear de la frase. Veamos unas muestras de extraordinaria escritura:
"Heforesaw Nspale body reclined in it atfull, naked, in a womb of warmth, oiled by scented melting soap, soffly 1aved'. ("Preveía su pálido cuerpo reclinado en él del todo, desnudo, en un útero de tibieza, aceitado por aromático jabón derretido, suavemente lamido por el agua".) (*)
"Under theirdropped lids his eyes found the tiny bow of the leather headband inside his high grade ha". ("Bajo los párpados caídos, sus ojos encontraron el diminuto lazo de la badana de dentro de su sombrero. Alta Cal".)
Donde dice ha, léase hat (sombrero). El sudor ha borrado la "t". John Gross ha señalado que otros personajes de la novela tienen sombreros convencionales; sólo Bloom tiene un ha. Y, sin embargo, hay en estos párrafos menos excentricidad literaria que una gran preocupación por la realidad. El lenguaje de Joyce está ligado a sus referentes. Al mismo tiempo, logra una cierta independencia melódica, recordándonos que Joyce fue un tenor que, si se hubiera dedicado al canto, hubiera desbancado al conde John McCormack.
Joyee, el hombre, imprevisor, dado a la bebida, exiliado, silencioso y astuto, chillón, sociable, dedicado a su familia, carente de lo que Hampstead llamaría buen gusto, larguirucho, sórdidamente elegante, medio ciego, muerto a destiempo a los 59 años, sigue vivo en anécdotas de chochez, pero la esencia de su personalidad, excéntrico y al tiempo convencional, está contenida de forma total en sus obras. Sus preocupaciones: la estabilidad social que encuentra su mejor expresión en la familia de clase media baja, y el lenguaje como supremo logro del hombre. Ha legado su voz al mundo en las marcas y siseos de una grabación anterior a las grabaciones electrónicas, recitando párrafos de sus dos mejores libros con un tono un tanto sacerdotal que, quizá, era de esperar. Destinado a convertirse en sacerdote jesuita, levantó su propia iglesia, una ecclesia en la calle Eccles. Sus libros son confesiones, no ocultando ningún pecado, pero sin dar la mínima disculpa. Su función eucarística es la transformación del pan de cada día en belleza, lo que Tomás de Aquino definió como el complacer. No complace a Barbara Cartland ni a lord Longford (luchador británico contra la obscenidad), pero nos recuerda que la vida es una divina comedia y que la literatura es un tema jocoso y seno al mismo tiempo. Nos ha dejado en Finnegans Wake una pequeña oración, que resume su actitud ante la vida, una actitud bastante sensata:
"Loud, heap miseries upon us yet entwine our arts with laughters low".("Sonoro, cólmanos de miserias, más adorna nuestras artes con risas suaves".)
(*) Traducción de J. M. Valverde. Editorial Bruguera, 1979.
Traducción de Ramón Palencia.


Bronze statue of Joyce standing in a coat and broadbrimmed hat. His head is cocked looking up, his left leg is crossed over his right, his right hand holds a cane, and his left is in his pants pocket, with the left part of his coat tucked back.
Estatua de Joyce en Dublín

Es indiscutible que Joyce es uno de los primeros 
escritores de nuestro tiempo. 
Verbalmente, es quizá el primero. 
En el Ulises hay sentencias, hay párrafos, 
que no son inferiores a los más ilustres 
de Shakespeare o de Sir Thomas Browne.

Jorge Luis Borges, 1939



DUBLINESES / QUINCE RELATOS

  • "The Sisters" ("Las hermanas") – El sacerdote Padre Flynn muere, y un muchacho amigo suyo, junto con su familia, lo afrontan sólo superficialmente.
  • "An Encounter" ("Un encuentro") – Dos muchachos que hacen novillos se encuentran con un extraño anciano.
  • "Araby" ("Arabia") – Un niño se enamora de la hermana de su amigo, pero fracasa al comprarle un regalo en el bazar 'Arabia'.
  • "Eveline" – Una joven abandona sus planes de fugarse con un marinero.
  • "After the Race" ("Después de la carrera") – El estudiante de College Jimmy Doyle intenta adaptarse a sus amigos más adinerados.
  • "Two Gallants" ("Dos galanes") – Dos estafadores, Lenehan y Corley, engañan a una doncella para robarle a su empleador.
  • "The Boarding House" ("La casa de huéspedes") – Mrs. Mooney manipula con éxito a su hija Polly para un matrimonio por interés con Mr. Doran.
  • "A Little Cloud" ("Una nubecilla") – Little Chandler cena con su viejo y exitoso amigo Ignatius Gallaher, lo que le hace comprender lo fallido de sus propios sueños literarios. Además, se da cuenta de que su hijo recién nacido le ha reemplazado en el afecto de su esposa.
  • "Counterparts" ("Duplicados") – Farrington, un frustrado copista de oficina, desahoga sus murrias emborrachándose en distintos pubs y, al llegar a casa, golpeando a su hijo Tom.
  • "Clay" ("Polvo y ceniza") – La señorita Maria celebra Halloween con su hijo adoptivo, Joe Donnelly, y familia.
  • "A Painful Case" ("Un triste caso") – Mr. Duffy desaira a Mrs. Sinico; cuatro años después comprende que ella pudo haber sido el amor de su vida.
  • "Ivy Day in the Committee Room" ("Efemérides en el comité") – Politiquillos irlandeses no se ponen de acuerdo en hacer revivir la memoria del independentista Charles Stewart Parnell.
  • "A Mother" ("Una madre") – Mrs. Kearney intenta organizar el perfecto recital de piano para su hija Kathleen.
  • "Grace" ("A mayor gracia de Dios")– Mr. Kernan se hiere al tropezar borracho en un bar, y sus amigos intentan devolverlo al redil por la senda católica.
  • "The Dead" ("Los muertos") – Gabriel Conroy acude con su mujer a una celebración en casa de sus tías. Al final de la noche, tras una revelación sentimental de su mujer, medita a solas sobre el sinsentido de la vida. Con más de 15.000 palabras, este cuento también ha sido considerado novela corta. Fue llevado al cine, en 1987, por el director John Huston, en la que sería su última película.




Valoraciones de Dublineses

Joyce, quien sería más adelante pionero en el uso del monólogo interior como recurso narrativo, utiliza en esta obra un estilo fuertemente sobrio y realista, cercano incluso al naturalismo, según advirtió Mario Vargas Llosa, con el fin de ofrecer una descripción lo más fiel posible de los personajes y de la ciudad. Así, las influencias de Flaubert, Maupassanta y Chéjov, entre otros, son evidentes.
El crítico estadounidense Harry Levin afirma a este respecto que el escritor realista moderno, en referencia a Joyce, al contrario que un Balzac, que se decía "secretario de la sociedad", se mantiene aparte de esa sociedad que pretende retratar, esperando la oportunidad o la conversación entreoída que dé lugar a su historia; «estrictamente hablando, posee una visión oblicua sobre temas más amplios» y se interesa, no por las aventuras románticas o el incidente dramático, sino por las rutinas más insulsas y cotidianas, «mostrándose ansioso por descubrir el modo más económico de exponer la mayor cantidad posible de tales fruslerías». «Veinticinco años después de la aparición de Dublineses», dice Levin, «la técnica de Joyce ha tenido tanto éxito que ha acabado convertida en toda una industria literaria».
Muchos de los personajes de Dublineses aparecerán posteriormente en papeles de menor importancia en la novela fundamental de Joyce, Ulises, aunque ninguno de los tres protagonistas de esta novela (Leopold Bloom, Stephen Dedalus y Molly Bloom) surge en Dublineses.
Las historias iniciales de la colección se centran en los niños como protagonistas, y a medida que el libro avanza los protagonistas crecen en edad. También van creciendo correspondientemente la sofisticación y la sutileza del desarrollo literario, técnica observable también en el Retrato del artista adolescente. En carta de mayo de 1906 al editor Grant Richards, Joyce declara: «He tratado de presentar [Dublín] al público indiferente encarnado en cuatro de sus aspectos: la niñez, la adolescencia, la madurez y la vida pública», de manera que, según la crítica de la Universidad de Oxford Jeri Johnson, desde el principio el escritor imaginó el libro como algo más que una colección azarosa de historias.
Según Jeri Johnson, los cuentos sobre la niñez comprenden (en inglés): "The Sisters", "An Encounter" y "Araby", sobre la adolescencia: "Eveline", "After the Race", "Two Galants" y "The Boarding House"; los de madurez: "A Little Cloud", "Counterparts", "Clay" y "A Painful Case" y los que reflejan la vida pública: "Ivy Day in the Committee Room", "A Mother" y "Grace". El último cuento, "The Dead", se sale del esquema, pues reúne elementos de las anteriores clasificaciones, sirviendo como culminación y coda del volumen. "Los muertos" ha sido definido frecuentemente como uno de los mejores cuentos en lengua inglesa de todas las épocas.
Los relatos contienen en diversos lugares lo que Joyce llamó "epifanías", revelaciones o iluminaciones repentinas de verdades profundas que transforman súbitamente el alma o la conciencia de los personajes. Estas epifanías, que aparecerán también en obras como Stephen el héroe y Retrato del artista adolescente, provienen del lenguaje religioso, donde son representativas de una manifestación de lo divino.
Otro recurso de Joyce, que surge con frecuencia en sus libros, es la técnica denominada «Uncle Charles Principle» («Principio del tío Charles»), que consiste en una especie de transferencia verbal del personaje al narrador, en virtud de la cual, a efectos de expresividad, éste utiliza fórmulas coloquiales más propias de aquel. Esto se aprecia, por ejemplo, en el arranque de "Los muertos": «Lily, la hija de la guardesa, tenía literalmente los pies hechos polvo»; este "literalmente", según Hugh Kenner, es lo que diría la propia Lily, y no el narrador literario clásico.
Según Anthony Burgess, la importancia de este libro no debe ser exagerada dentro de la obra de Joyce. Dublineses importa principalmente por los "extras" (actores) que aportará a Ulises. Otro apunte de Burgess: allí donde aparece un lugar común o cliché, éste es deliberado, dado que los habitantes de la ciudad viven instalados en el lugar común.
William York Tindall afirma que Dublineses deber ser considerado el prefacio del Retrato del artista adolescente y de UlisesDublineses establece las causas del exilio que se sugiere en elRetrato, y Ulises no es más que este libro de cuentos alargado. Aun más, la diferencia de método entre las distintas obras no es tan grande, ya que, en el fondo, unas derivan de otras. Destaca finalmente que los cuentos tuvieron escaso éxito. Joyce recordaba que en los primeros seis meses se vendieron doscientas copias, veintiséis en el segundo semestre, y solo siete en el tercero. Los primeros lectores encontraron el libro, si no impenetrable, sí tedioso.
El biógrafo de Joyce, Richard Ellmann, recuerda distintos comentarios del escritor sobre Dublineses. En relación con los relatos afirmó en mayo de 1906: «Es un hombre muy valiente el que se atreve a modificar la exposición, más aún, a deformar lo que ha visto u oído». Al año siguiente dijo a su hermano que este libro era «la historia moral de la vida que he conocido», y a su editor le escribió la ya citada carta: «Mi intención era escribir un capítulo de la historia moral de mi país». En otra ocasión le dijo a su hermano: «Los relatos parecen indiscutiblemente bien hechos, pero pienso que muchos otros podrían escribirlos igual de bien». Según Ellmann, Joyce «en tanto que escritor irlandés, en 1912 se dirigió al líder de Sinn Féin, Arthur Griffith, para que con su ayuda Dublineses se pudiera publicar en una editorial irlandesa. Griffith, que luego sería el primer presidente de Irlanda, no pudo conseguirle dicha ayuda, pero le recibió con respeto».


Publicación de Dublineses

La edición de Dublineses atravesó por numerosas vicisitudes, y no se concretó hasta 1914, años después de su redacción definitiva. El manuscrito ya obraba en poder de un editor londinense, Grant Richards, en 1906. Este puso objeciones de tipo moral a Joyce desde el primer momento, objeciones que formulaban los propios linotipistas (según recuerda Galván, algo normal en la época; no querían comprometerse con lo que imprimían) y que en principio se concretaban en los relatos "Dos galanes" y "Contrapartidas", ya que en ellos aparecían palabras malsonantes, por otra parte tan inocentes como bloody. Según Galván, «es patético contemplar cómo Joyce insiste, por un lado, en la necesidad de mantener los más mínimos detalles, algo que considera esencial en el tipo de cuento que pretende escribir, y por otro lado, se muestra a veces tolerante y acepta incluso eliminar algún relato, pero en modo alguno "Dos galanes" o "Un encuentro"».
Richards acabó rechazando el libro a finales de 1906, y no fue hasta 1909 cuando Joyce encontró nuevos editores, los dublineses Maunsel & Company. Las objeciones no tardaron en surgir de nuevo. Primero ante el temor a demandas por la aparición en el libro de nombres reales de establecimientos, y segundo por cuestiones políticas. El libro, con todo, llegó a componerse e imprimirse en 1912, pero finalmente, ante los ojos de un atónito Paraic Colum, que había accedido a acompañar a Joyce a visitar al editor, George Roberts, éste rehusó definitivamente sacar a la luz el libro. Hasta «hizo destruir todos los pliegos ya impresos [...] y -lo que es más- amenazó con demandar a Joyce, pidiéndole una cantidad sustancial para compensarle por las pérdidas de la edición destruida». La tremenda indignación llevó a Joyce a la composición de su famoso e incendiario poema "El gas del quemador" (o "Gases de un quemador"). Poco después abandonó Dublín, soltando chispas; nunca más volvería a pisar su patria.
Joyce volvió a intentar la publicación con el editor primero, Grant Richards, quien finalmente accedió a ello en enero de 1914. En junio de ese mismo año salió por fin el libro. En su confección, habían sido utilizadas las pruebas del editor dublinés, Maunsel & Company. En 1916 salió la edición estadounidense, a cargo de B. W. Huebsch, quien importó las planchas de Richards. Jonathan Cape publicó una nueva edición en 1926. Las numerosas erratas halladas no se solventaron hasta la edición de 1967 debida a Robert Scholes, quien respetó las preferencias de puntuación y los cambios decididos por el propio Joyce. En 1993 apareció una edición "definitiva", llevada a cabo por Hans Gabler (con ayuda de Walter Hettche). Esta edición recoge comparaciones con las anteriores.
Hasta 1942 no hubo una edición completa de Dubliners al español. A cargo de I. Abelló, se tituló Gente de Dublín (editorial Tartesos de Barcelona), en clara referencia a la traducción francesa (Gens de Dublin). Después se ha traducido cuatro veces más.
Una versión reconocida al castellano de este libro es la que realizó en 1972 el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante. En 1998, apareció una edición crítica de la obra a cargo del estudioso español Fernando Galván. Esta nueva edición evita los frecuentes americanismos que a veces sorprenden al lector español en la versión de Cabrera Infante. Según Fernando Galván, la obra, aunque no lo parezca, como las otras de su autor, guarda en su interior multitud de enigmas aún por desvelar.


File:JoyceUlysses2.jpg
Primera edición de Ulysses


OBRA

A lo largo de su vida, entre 1907 y 1939, Joyce publicó una obra corta pero intensa, debido a lo cual suele ser considerada libro a libro. Consta de una colección de cuentos: Dublineses, dos libros de poesía: Música de cámara y Poemas manzanas, una obra de teatro: Exiliados, y las tres novelas que lo hicieron célebre: Retrato del artista adolescente, Ulises y Finnegans Wake. De este autor se conservan además una novela inacabada: Stephen Hero, un conjunto de ensayos, en prosa y en verso, algunos poemas sueltos y dos cuentos infantiles que dedicó a su nieto, así como abundante correspondencia. Joyce recibió importantes influencias de los siguientes autores: Homero, Dante Alighieri, Tomás de Aquino, William Shakespeare, Edouard Dujardin, Henrik Ibsen, Giordano Bruno, Giambattista Vicco y John Henry Newman, entre otros.

BIBLIOGRAFÍA

  • Música de cámara (Chamber Music), 1907.
  • Dublineses (Dubliners), 1914.
  • Retrato del artista adolescente (Portrait of the Artist as a Young Man), 1916.
  • Exiliados (Exiles), 1918.
  • Ulises (Ulysses), 1922.
  • Poemas manzanas o Poemas a penique (Pomes Penyeach), 1927.
  • Collected Poems (1936, poesía)
  • Finnegans Wake, 1939.

Publicaciones póstumas
  • Stephen Hero (Stephen el héroe, escrito en 1904 - 1906, publicado en 1944)
  • Letters of James Joyce Vol. 1 (cartas, Ed. Stuart Gilbert, 1957)
  • The Critical Writings of James Joyce (escritos críticos, Eds. Ellsworth Mason y Richard Ellman, 1959)
  • The Cat and the Devil (libro infantil, 1964)
  • Letters of James Joyce Vol. 2 (Ed. Richard Ellman, 1966)
  • Letters of James Joyce Vol. 3 (Ed. Richard Ellman, 1966)
  • Giacomo Joyce (poema escrito en 1907, publicado en 1966)
  • Selected Letters of James Joyce (Ed. Richard Ellman, 1975)
  • The Cats of Copenhagen (libro infantil, 2012)




Adaptaciones cinematográficas

Tanto la obra de Joyce como su propia vida, han sido objeto de diversas adaptaciones para el cine después de su muerte.
  • Finnegans Wake (de Mary Ellen Bute, 1965)
  • Ulises (de Joseph Strick, 1967)
  • Retrato del artista adolescente (de Joseph Strick, 1967)
  • James Joyce's Women (de Michael Pearce, 1985)
  • Dublineses (de John Huston, 1987)
  • Nora (de Pat Murphy, 2000)
  • Bloom (de Sean Walsh, 2003)






Horacio Quiroga

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Horacio Quiroga
Horacio Silvestre Quiroga Forteza
(1878 - 1937)

Narrador uruguayo, nacido en Salto el 31 de diciembre de 1978 y radicado en Argentina, considerado uno de los mayores cuentistas latinoamericanos de todos los tiempos. Su obra se sitúa entre la declinación del modernismo y la emergencia de las vanguardias.

Las tragedias marcaron la vida del escritor: su padre murió en un accidente de caza, y su padrastro y posteriormente su primera esposa se suicidaron; además, Quiroga mató accidentalmente de un disparo a su amigo Federico Ferrando.

Vivió en su país natal hasta la de edad de 23 años, cuando decidió emigrar a la Argentina, país donde vivió por 35 años —hasta su muerte—, donde se casó dos veces, tuvo sus tres hijos, y en donde además desarrolló la mayor parte de su obra. Mostró una eterna pasión por el territorio de Misiones y la selva, empleando a esta y sus habitantes en la trama de muchos de sus cuentos más reconocidos. La vida de Quiroga, marcada por la tragedia, los accidentes y los suicidios, culminó por decisión propia, cuando bebió un vaso de cianuro en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires a los 58 años de edad, tras enterarse de que padecía cáncer de próstata.


Horacio Quiroga


Estudió en Montevideo y pronto comenzó a interesarse por la literatura. Inspirado en su primera novia escribió Una estación de amor (1898), fundó en su ciudad natal la Revista de Salto (1899), marchó a Europa y resumió sus recuerdos de esta experiencia en Diario de viaje a París (1900). A su regreso fundó el Consistorio del Gay Saber, que pese a su corta existencia presidió la vida literaria de Montevideo y las polémicas con el grupo de J. Herrera y Reissig.

Ya instalado en Buenos Aires publicó Los arrecifes de coral, poemas, cuentos y prosa lírica (1901), seguidos de los relatos de El crimen del otro (1904), la novela breve Los perseguidos (1905), producto de un viaje con Leopoldo Lugones por la selva misionera, hasta la frontera con Brasil, y la más extensa Historia de un amor turbio (1908). En 1909 se radicó precisamente en la provincia de Misiones, donde se desempeñó como juez de paz en San Ignacio, localidad famosa por sus ruinas de las reducciones jesuíticas, a la par que cultivaba yerba mate y naranjas.

Nuevamente en Buenos Aires trabajó en el consulado de Uruguay y dio a la prensa Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917), los relatos para niñosCuentos de la selva (1918), El salvaje, la obra teatralLas sacrificadas (ambos de 1920), Anaconda (1921), El desierto (1924), La gallina degollada y otros cuentos(1925) y quizá su mejor libro de relatos, Los desterrados (1926). Colaboró en diferentes medios:Caras y CaretasFray MochoLa Novela Semanal y La Nación, entre otros.

En 1927 contrajo segundas nupcias con una joven amiga de su hija Eglé, con quien tuvo una niña. Dos años después publicó la novela Pasado amor, sin mucho éxito. Sintiendo el rechazo de las nuevas generaciones literarias, regresó a Misiones para dedicarse a la floricultura. En 1935 publicó su último libro de cuentos, Más allá. Hospitalizado en Buenos Aires, se le descubrió un cáncer, enfermedad que parece haber sido la causa que lo impulsó al suicidio, ya que puso fin a sus días ingiriendo cianuro.

Quiroga sintetizó las técnicas de su oficio en el Decálogo del perfecto cuentista, estableciendo pautas relativas a la estructura, la tensión narrativa, la consumación de la historia y el impacto del final. Incursionó asimismo en el relato fantástico. Sus publicaciones póstumas incluyen Cartas inéditas de H. Quiroga (1959, dos tomos) y Obras inéditas y desconocidas (ocho volúmenes, 1967-1969).

Influido por Edgar Allan Poe, Rudyard Kipling y Guy de Maupassant, Horacio Quiroga destiló una notoria precisión de estilo, que le permitió narrar magistralmente la violencia y el horror que se esconden detrás de la aparente apacibilidad de la naturaleza. Muchos de sus relatos tienen por escenario la selva de Misiones, en el norte argentino, lugar donde Quiroga residió largos años y del que extrajo situaciones y personajes para sus narraciones. Sus personajes suelen ser víctimas propiciatorias de la hostilidad y la desmesura de un mundo bárbaro e irracional, que se manifiesta en inundaciones, lluvias torrenciales y la presencia de animales feroces.

Quiroga manejó con destreza las leyes internas de la narración y se abocó con ahínco a la búsqueda de un lenguaje que lograra transmitir con veracidad aquello que deseaba narrar; ello lo alejó paulatinamente de los presupuestos de la escuela modernista, a la que había adherido en un principio. Fuera de sus cuentos ambientados en el espacio selvático misionero, abordó los relatos de temática parapsicológica o paranormal, al estilo de lo que hoy conocemos como literatura de anticipación.

Horacio Quiroga, 1930
Horacio Quiroga
UN HOMBRE PERSEGUIDO POR LA MUERTE Y LA LOCURA
Por JAVIER MEMBA


"La gallina degollada", uno de los cuentos más estremecedores jamás escritos, narra la triste experiencia de un matrimonio que únicamente es capaz de engendrar hijos aquejados de un profundo retraso mental. Cuando finalmente, la desdichada pareja consigue alumbrar a una niña en su sano juicio, la muchacha es devorada por sus hermanos idiotas. "El almohadón de plumas", obra no menos lograda, alude a la extraña enfermedad que padece una mujer presa de un parásito que vive en su almohada, que le chupa la sangre noche tras noche. Si se nos permite aludir al título de una de sus más celebradas ediciones españolas, el uruguayo Horacio Quiroga, autor de alguno de los mejores cuentos que ha dado nuestro idioma, fue un hombre perseguido por la muerte y la locura.


Nacido en Salto el 31 de diciembre de 1878, el nuestro fue un escritor precoz. Dan prueba de ello los relatos que concibiera en su infancia, reunidos en 1918 bajo el título de Cuentos de la selvaEn aquel tiempo, la suya ya era una obra sobradamente reconocida que le había ganado la amistad de Rubén Darío, Julio Herrera y Ressig y Leopoldo Lugones y otros grandes nombres de las letras latinoamericanas fue un hombre sobradamente conocido en la bohemia literaria de Montevideo. A Darío lo frecuentó Quiroga en París, mientras que con Lugones viajaría a la región argentina de Misiones integrando una expedición arqueológica cuyo fin era estudiar la huella dejada por los jesuitas en aquel recóndito rincón del Alto Paraná. Fue tanta la impresión que le causaron aquellos parajes, a la sazón aún una tierra virgen, que el escritor decidió permanecer en ellos como colono. Es por ello que los colonos y sus constantes desdichas en la conquista de América son uno de los principales argumentos de Quiroga.

Poeta modernista 

Que sepamos, esa fatalidad, que le acompañaría hasta el final de sus días, irrumpe por primera vez en su vida en 1902, cuando accidentalmente mata a un amigo: el también escritor Federico Ferrando. Un año antes, en 1901, se ha dado a conocer como poeta modernista merced a su libro "Los arrecifes de coral". El primero de sus volúmenes de cuentos, "Los perseguidos", data de 1905. Pleno de influencias de los grandes maestros del género -Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- Quiroga ya destaca por la pesadumbre que rezuman sus páginas y por el extraño protagonismo que cobran en ellas algunos animales que piensan actúan y están abocados a la desgracia como los hombres.

Sin embargo, lo más sorprendente -pese a lo fantástico de algunos de sus planteamientos- es que se trata de una autor obsesionado con la reproducción brutal de la realidad. Su primera novela, igualmente de título elocuente -"Historia de un amor turbio", data de 1908.

Mientras publica selecciones del calibre de "Cuentos de amor de locura y muerte" (1917) y "Cuentos de la selva" (1918), las desgracias se siguen sucediendo en su vida. En 1915, Ana María Cirés, su primera esposa, se suicida. Ni eso ni la mala fortuna que le acompaña en todos sus negocios le impide seguir desarrollando una intensa actividad literaria, que también se extiende al periodismo y a la dramaturgia. Finalmente, sabiéndose víctima de una enfermedad incurable, Horacio Quiroga pone fin a su vida el 31 de diciembre de 1937. "Si se debiera juzgar el valor de los sentimientos por su intensidad, ninguna tan rico como el miedo", dejó escrito. 


Horacio Quiroga, 1897

«No escribas bajo el imperio de la emoción. 
Déjala morir y evócala luego. 
Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, 
has llegado en arte a la mitad del camino».

Horacio Quiroga, "Decálogo del perfecto cuentista", 
Babel, 1927.




OBRA

  • Los arrecifes de coral (Prosa y verso, El Siglo Ilustrado, Montevideo, 1901)
  • El crimen del otro (Cuentos, Ed. Emilio Spinelli, Buenos Aires, 1904)
  • Los perseguidos (Relato, Ed. Arnaldo Moen y Hno., Buenos Aires, 1905)
  • Historia de un amor turbio (Novela, Ed. Arnaldo Moen y Hno., Buenos Aires, 1908)
  • Cuentos de amor, de locura y de muerte (Cuentos, Soc. Coop. Editorial Ltda., Buenos Aires, 1917)
  • Cuentos de la selva (Cuentos infantiles, Soc. Coop. Editorial Ltda., Buenos Aires, 1918)
  • El salvaje (Cuentos, Soc. Coop. Editorial Ltda., Buenos Aires, 1920)
  • Las sacrificadas (Cuentos escénicos en cuatro actos, Soc. Coop. Editorial Ltda., Buenos Aires, 1920)
  • Anaconda (Cuentos, Agencia Gral. de Librería y Publicaciones, Buenos Aires, 1921)
  • El desierto (Cuentos, Ed. Babel, Buenos Aires, 1924)
  • La gallina degollada y otros cuentos (Recopilación de cuentos, Ed. Babel, Buenos Aires, 1925)
  • Los desterrados (Cuentos, Ed. Babel, Buenos Aires, 1926)
  • Pasado amor (Novela, Ed. Babel, Buenos Aires, 1929)
  • Suelo natal (Cuentos, Ed. Crespillo, Buenos Aires, 1931)
  • Más allá (Cuentos, Soc. Amigos del Libro Rioplatense, Buenos Aires - Montevideo, 1935)




Quentin Tarantino

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Quentin Tarantino
(1963)


Quentin Tarantino es guionista, director, productor y actor. La carrera de Quentin Tarantino es corta, pero ya es considerado director de culto e icono del cine independiente. Entres los premios obtenidos se cuentan dos Óscar, el Glogo de Oro, la Palma de Oro y el BAFTA. Comenzó en la década de los 90 y promete hacer cine hasta los 60 años. Sus historias, no lineales, magnifican la violencia. 

La vida de este gran guionista, director y actor estadounidense es una de esas que se reservan para las estrellas. Un toque de suerte, mucho carisma, genialidades y estilo, son algunos de los condimentos que encontraremos en la receta de su vida.

Quentin Tarantino nació en Knoxville, Tennessee, el 27 de marzo de 1963 y cuando cumplió dos años ya residía en South Bay, al sur de Los Ángeles. Se crió con su madre soltera y siempre sintió una atracción especial por el cine. Desde muy joven recibió las influencias de diversas culturas populares y cinematográficas.




A los 22 años llegó a Video Archives en Manhattan Beach y se sintió como en su casa, allí sus conocimientos de películas antiguas le fueron sumamente útiles y junto a Roger Avery y Jerry Martínez convirtieron el local en una escuela de cine improvisada.

Con el fin de generar escenas prácticas en sus clases de interpretación, Quentin Tarantino, comenzó a escribir y pulió al máximo esta faceta suya.

Los años corrían y Tarantino pretendía poner en marcha algunos guiones que tenía, pero las oportunidades no aparecían y en su lugar se dejaba notar la frustración. El golpe de fortuna llegó con el guión de "Reservoir Dogs" en 1991, el cual pretendía convertirse en una película sumamente minimalista, barata, en 16mm y con sus amigos como principales intérpretes.

Por fortuna ese guión llegó a manos de Lawrence Bender, quien quedó fascinado y destinó toda su ambición a que se convirtiera en una excelente película. Con las actuaciones de Harvey Keitel, Michael Madsen, Steve Buscemi, Tim Roth, Lawrence Tierney, Chris Penn y el propio Tarantino, "Reservoir Dogs" se transformó en un verdadero éxito a nivel mundial



La carrera de Quentin Tarantino había comenzado y su nombre ya se encontraba en el tapete, lo que vino luego fue todo muy vertiginoso y el director jamás defraudo, lo cual pone a las claras que estamos ante un hombre de cualidades indiscutibles y sobre todo un trabajador incansable.

En 1992 estrena "True Romance" (Amor a quemarropa), la cual fue dirigida por Tony Scott; y un año después se presenta "Natural Born Killers" (Asesinos natos), la cual fue reescrita y dirigida por Oliver Stone.

En 1994 Quentin Tarantino definitivamente se consagra como un guionista y director de suma importancia a nivel mundial con el estreno de "Pulp Fiction", película para la que contó con las actuaciones estelares de John Travolta y Uma Thurman.

A pesar de que la brevedad de su carrera, Tarantino ya es considerado como un director de culto, un icono del cine moderno y actual independiente. De todos modos queda a la vista en sus participaciones actorales su viejo sueño de ser actor, el cual ha logrado concretar, aunque todos sabemos que el guión y la dirección son sus lugares indicados.



Reciclaje Tarantino

En obra de Quentin Tarantino se impone recoger materiales no considerados como productos de alta calidad, y convertirlos en verdadero arte


Ritmo, ingenio, banda sonora, ironía, tempo a la hora de graduar los diálogos y aderezos cómicos (¡esa carreta de dentista con la muela ondulante!) se unen en las extraordinarias dos primeras secuencias deDjango desencadenado, portentos de violencia barriobajera y de insólita desvergüenza cómica que, como la secuencia inicial de Malditos bastardos, pasarán a la historia como parte de lo mejor del cine de Tarantino. Eso sí, a partir de ahí, y como le viene ocurriendo en sus últimos trabajos (no en los dos primeros, Reservoir dogs y Pulp fiction,deslumbrantes, perfectos), a Tarantino le puede un tanto la desmesura. Quizá como metáfora de esos disparos de las Smith & Wesson del siglo XIX que resquebrajan cuerpos como bazocas del XXI, las dos horas y 45 minutos de duración se antojan excesivas. Lo que unido al equivocado trazado del personaje de Samuel L. Jackson (un fantoche paródico en medio de una farsa grotesca, lo que no es lo mismo), provoca que se rebajen un tanto las prestaciones de un, por otra parte, festín visual de primera magnitud.

Sally Menke, la creadora del 'ritmo Tarantino'

Para el director era su "única y auténtica colaboradora"

El estilo Tarantino, ese estilo de rodar películas que golpeó al público en 1992 con Reservoir dogs, ha perdido uno de sus puntales. Quentin Tarantino tiene un oído extraordinario para los diálogos y la música, escribe personajes antológicos y bucea en la historia del cine sin complejos. Pero a todos esos elementos los une una amalgama, el ritmo, y eso nacía de Sally Menke. El pasado lunes 27, Menke, de 56 años, la montadora de todos los largometrajes de Tarantino, fallecía en Los Ángeles mientras caminaba por un sendero en el cañón Bronson en el parque Griffith, una zona agreste de barrancos. El resultado de la autopsia asegura que la muerte le sobrevino tras un golpe de calor, por culpa de los 45 grados que marcaban los termómetros en el día más caluroso en la ciudad californiana desde que en 1877 empezaron a archivarse estos datos. Para Tarantino ha sido una pérdida devastadora en lo personal y en lo artístico
Sally JoAnne Menke nació el 17 de diciembre de 1953 en Mineola (Nueva York). En 1978 se graduó en la escuela de artes Tisch, dependiente de la Universidad de Nueva York. Empezó a trabajar como montadora en documentales y en reportajes de las cadenas de televisión CBS y PBS. "Siempre recomiendo a mis ayudantes que empiecen en los documentales como entrenamiento para saltar a la ficción. Los documentales son emoción, impulso, instinto", aseguró Menke en una entrevista en Daily Variety. En su primer trabajo en un largo de ficción montó la comedia Cold feet (1983) y no volvió al cine hasta 1990 con Las tortugas ninja. "Quentin estaba buscando un editor barato y me entrevistó para Reservoir dogs". A Menke el guión le había parecido sorprendente, y se fue a hacer marcha a Canadá. Desde allí telefoneó a Tarantino para saber si había logrado el trabajo, y recibió una respuesta afirmativa. Así nació una relación que la misma Menke calificó de "relación simbiótica creativa". Tras El cielo y la tierra (1993), de Oliver Stone, volvió a trabajar con Tarantino en Pulp fiction (1994) con la que Menke obtuvo su primera candidatura al Oscar. Ella siempre estuvo al lado del genio en la mesa de montaje en Four rooms, Jackie Brown, Kill Bill 1 y Kill Bill 2, Death proof y en Malditos bastardos, su segunda aparición en los Oscar. Gracias a su trabajo en el díptico Kill Bill fue elegida Montador del Año en el festival de cine de Hollywood. "Quentin dice que no sabe dónde empiezan sus ideas y acaban las mías, y viceversa. Pero somos lo suficientemente diferentes en el aspecto creativo como para que sigamos creciendo". Joan Sobel, ayudante de Menke en cuatro largometrajes, la definía así en Los Angeles Times: "Era una brillante montadora, rápida e innovadora. Tenía la habilidad de ver el punto de vista de la secuencia y a la vez tener en cuenta la película en su conjunto". El mismo Tarantino dijo de ella: "Es mi única y auténtica colaboradora. Las mejores relaciones en equipos de director y montador ocurren cuando cada uno de ellos puede acabar las frases del otro. A nosotros nos pasaba".
Sally Menke también trabajó con Lee Tamahori (La brigada del sombrero), Ole Bornedal (La sombra de la noche), Billy Bob Thornton(Todos los caballos bellos y Daddy and them) y Michael Lander(Peacock). El martes, Menke salió pronto de su casa con un amigo y su perro labrador a realizar la excursión. A la hora de marcha decidió acortar de vuelta al hogar, y nadie volvió a verla. Su marido, el director Dean Parisot, alarmado tras saber que su acompañante ya estaba en su casa, llamó a la policía a las cuatro de la tarde. Su cuerpo fue encontrado a las dos de la mañana del martes, con su labrador negro al lado muy deshidratado.




QUENTIN TARANTINO

«La esclavitud es el equivalente americano al Holocausto»



por LUIS MARTÍNEZ

En un lujoso hotel junto al Central Park neoyorquino nos recibe un señor de casi 50 años que odia hablar de la violencia de su cine. El director de 'Pulp Fiction', 'Kill Bill', 'Reservoir Dogs', y ahora 'Django desencadenado'. El hombre que cambió las reglas.
Han pasado casi 20 años desde que se estrenara 'Pulp Fiction' en octubre de 1994. Por primera vez, una película cuadraba el círculo: cine independiente capaz de llevar al gran público a las salas. Aquella película, con su relato fracturado, sus diálogos explosivos y su celebración desinhibida de la cultura pop, se convirtió en la primera producida lejos de los grandes estudios que sobrepasó la barrera de los 100 millones. Ahora, el responsable de todo aquello, Quentin Tarantino (Knoxville, 1963), ya no es el 'enfant terrible' o simplemente 'nerd' que con apenas 30 años cambió las reglas del cine para siempre.
En este preciso momento, en el lujoso hotel al lado del Central Park neoyorquino donde tiene lugar la entrevista, nos recibe un señor de casi 50 años que odia hablar de la violencia de su cine, que no teme referirse a su posible retirada y que, ¡dios mío!, se peina al modo persiana, síntoma ineludible del paso del tiempo. Su último trabajo, no obstante, mantiene de forma pulcra el libro de estilo de una forma de hacer cine tan original, peculiar y única como, y pese a todos sus imitadores, inimitable. El hombre que liberó a Django, a 'Django desencadenado'.


Pregunta.— Da la impresión de que con esta película, más madura, más cruda, menos divertida, cierra un círculo, acaba una etapa.

Respuesta.— Sí, de hecho me he pasado la vida respondiendo a la pregunta: '¿Y ahora qué?'. Y en este momento siento que la pregunta es más pertinente que nunca, porque, realmente, no tengo respuesta. Quizá por primera vez. No hay otros géneros cinematográficos esperando a que me haga cargo de ellos. Yo mismo siento que he cerrado una etapa.
P.— ¿Está hablando de retirada, acaso?

R.— Bueno, tengo claro que nunca haré cine por hacerlo. No me gustaría verme caer por la pendiente de la decrepitud creativa. Prefiero pensar que todas las cosas que he hecho son relevantes y que se recordarán dentro de 20 a 30 años... Por lo demás, he dedicado mi vida al cine. No tengo ni familia ni nada más que un puñado de películas. No soportaría vivir de las rentas y verme haciendo las últimas películas que hicieron genios como Billy Wilder, por ejemplo.
P.— ¿Qué es lo más ha cambiado de su concepción del cine desde que empezó?

R.— Bueno, ahora hago mejores películas y... despido más rápido a la gente [se ríe].
P.— ¿Siente que ya ha hecho todo en el cine?

R.— Paso la mayor parte de mi tiempo viendo y estudiando cine. Nunca paro de aprender. Me considero, de hecho, un aprendiz, no un maestro, y tengo claro que el día que me gradúe será el día que muera. Una de las actividades que más me gusta actualmente es analizar películas para algún director o actor. Disfruto mucho con esto y lo considero una extensión más de mi trabajo como director.
P.— ¿Qué momento prefiere del largo proceso de hacer una película?

R.— Sin duda cuando más feliz soy es en los preparativos: cuando me informo, cuando veo películas, cuando construyo el guión de lo que será un nuevo proyecto.
P.— Ahora que se acercan los Oscar, ¿qué significan los premios para usted?

R.— Son fundamentalmente muy divertidos. El único premio que considero un trofeo por encima de cualquier otro es la Palma de Oro por 'Pulp Fiction'. Todos los demás, los Bafta, los Oscar, los Globos de Oro... están por detrás. En cualquier caso,un Oscar no hace mejor o peor una película. Muchísimas películas o actores que admiro profundamente jamás tuvieron reconocimiento alguno. Un ejemplo es Eli Wallace en el 'El bueno, el feo y el malo'...
P.— Y ahora, por fin, su 'spaghetti-western'...

R.— Me gustan los 'westerns', pero, sobre todo, los 'spaghetti-westerns' de directores como Sergio Corbucci y Sergio Leone. Hay influencias estéticas del 'spaghetti' en todas mis películas. 'Pulp Fiction' es un moderno 'rock and roll-spaghetti-western'. El rock and roll funciona de la misma manera que la música de Ennio Morricone en los 'spaghetti'. Lo mismo ocurre en Kill Bill, en la segunda parte especialmente, o en la primera secuencia de 'Malditos bastardos'. He estado usando sus reglas estéticas, narrativas y su música a lo largo de la última década. Ya era hora de que hiciera uno. En cualquier caso, conviene tener en cuenta que no puedes hacer hoy en día un 'spaghetti-western' tal cual; de la misma manera que tampoco puedes rodar un 'film-noir', porque los dos géneros son producto de su tiempo.
P.— En su anterior película, 'Malditos bastardos', acababa con Hitler y en ésta, a su manera, asesina a la imagen más cercana al nazismo que ha dado la historia americana, la de los esclavistas. ¿Por qué ese empeño de revisar la Historia desde el punto de vista de las víctimas?

R.— No las considero revisionistas, no se trata de contar la Historia de otro modo ni nada de eso. Aunque las dos están basadas en hechos reales, tengo claro que son trabajos de la imaginación. Lo que sí es cierto y creo que es importante resaltar, dada la fama de mi cine, es que por crueles y desagradables que nos parezcan las atrocidades que se ve en ellas, la realidad fue mucho peor.
P.— ¿Le molesta que le recuerden una y otra vez lo violento que es su cine?

R.— Hace 20 años que me veo obligado a responder por la violencia en mis películas. Digamos que hace tiempo que desistí de intentar explicarlo. Quien lo quiera entender, bien...
P.— Pero en esta película sí que se experimenta una diferencia con respecto a sus trabajos anteriores...

R.— Sí, es cierto. Y, por eso, ahora sí que es una pregunta legítima. Hay dos tipos de violencia en esta película que buscan dos reacciones diferentes en la audiencia. Por un lado, está la que practican los supremacistas y que es muy respetuosa con las víctimas. Cinematográficamente tiene que estar bien hecha, pero no es divertida. No hay ningún tipo de placer o divertimento en ella. Y precisamente la idea es crear un contraste entre el momento de celebración del 'western' y de la violencia dentro del 'western', y ésta otra forma de contemplarla. Y es precisamente la oposición la que la hace relevante. Esto es un elemento completamente nuevo en mi filmografía. En montajes previos, era incluso más salvaje. Y tuve que atemperarlo para hacerlo soportable. No era mi intención traumatizar más de la cuenta. Al final, es casi un imperativo moral que Django acabe vengándose. Digamos que ese momento catártico hace que sea, como es, una película de aventuras y no un documental sobre las atrocidades de la época.
P.— ¿Cree que la violencia en el cine puede influir en la realidad? Le pregunto por la polémica suscitada a tenor de los atentados en Newtown (Connecticut).

R.— No estoy para nada de acuerdo. Hay mucha más violencia en los informativos y nadie habla de prohibirlos o censurarlos. La ficción es la ficción. Si alguien cree que puede imitarla en la realidad es un problema de él, un problema psíquico, no es un problema de la película. No estoy a favor de controlar la creatividad, de censurar el cine...
P.— ¿Y las armas? ¿Sería partidario de controlar la posesión de las armas en su país?

R.— Sobre este asunto no voy a hablar. No tengo una opinión al respecto. Cualquier cosa que diga, estoy seguro que se malinterpretaría. ¡Por dios, acaban de morir más de 20 personas!
P.— La película llega a la cartelera con la reelección del primer presidente negro en la Historia de Estados Unidos aún reciente. ¿Es ésta su primera película política?

R.— Créame si le digo que el hecho de que Obama sea presidente no me afectó lo más mínimo. Me interesaba la historia, nada más, independientemente de cualquier hecho de la política actual. Sí es cierto que ya me ha ocurrido que gente (blanca, por supuesto) al enterarse de lo que trata Django me dicen: «A santo de qué un asunto así. Ya tenemos un presidente negro. Todo eso es cosa del pasado». Me lo dicen como si quisieran dejar claro que ya está todo solucionado.
P.— ¿Por qué, en cualquier caso, la esclavitud como argumento?

R.— De alguna manera, y desde una perspectiva histórica, la película es una invitación a contemplar de frente el hecho más vergonzoso de la Historia de nuestro país. Y sí es cierto, y lo creo sinceramente, que a diferencia que otros países que han sido capaces de enfrentarse a las atrocidades de su pasado,Estados Unidos no lo ha hecho. La esclavitud es el equivalente americano al Holocausto. Otras naciones saben perfectamente lo que fue la esclavitud. Es sólo América la que parece no querer saber nada del asunto. Y esto afecta tanto a blancos como a negros que no quieren mantener ninguna relación con el horror de su propia Historia.
P.— ¿Cree que es sólo una casualidad que coincidan en cartel Spielberg y usted hablando de lo mismo? ¿Considera que su película es la opuesta a la 'Lincoln'? 

R.— La gente tiene una cierta tendencia a enfrentarnos. Y usted no se libra, por lo que veo. Bien, es cierto que no soy un gran fan de ese tipo de cine histórico-biográfico, pero hay pocos cineastas de su generación a los que respete más que a Spielberg. En cualquier caso, no deja de ser curioso, y tiene razón al plantear la pregunta, que dos películas comerciales, con aspiración de llegar al gran público, coincidan en plena de temporada de vacaciones y hablen de la esclavitud. No tengo explicación a la coincidencia, pero sin duda es algo positivo.
P.— ¿Cree que el cine ha ignorado el tema por algún motivo?

R.— No sé las razones. Lo que sí es cierto es que en el tiempo histórico en el que transcurren la mayor parte de los 'westerns' que hemos visto a lo largo de nuestra vida, la esclavitud era una realidad cotidiana y casi nunca lo vemos. Es así. Django es una película de aventuras pero no ignora la brutalidad de la época en la que tiene lugar. Y eso sí es nuevo. Como es nuevo, a un lado el cine 'blaxplotation', que el héroe sea negro.
P.— Con esta película vuelve a levantar las susceptiblidades de Spike Lee que ya denunció en otra ocasión, cuando estrenó 'Jackie Brown', sus excesos con la palabra 'nigger' [negrata, sería la traducción]...

R.— Si alguien me quiere acusar de que la uso más de lo que se usaba en 1855 puede hacerlo, aunque no hay constancia en ningún sitio de su afirmación. En cualquier caso, no tengo ninguna relación con esa palabra más de la que puedo tener con cualquier otra que aparece en el diccionario y no creo, sinceramente, que tenga que pedir permiso a nadie, negro o blanco, para usarla ni para hacer una película sobre negros. En cualquier caso, y para despejar dudas, ni soy racista ni tampoco esclavista.
P.— ¿Ha usado alguna vez la palabra 'afroamericano'?

R.— En mi vida. Sólo menciono 'afroamericano' para dejar claro que me niego a mencionarla.
P.— ¿Qué usa entonces?

R.— Simplemente negro (black). Además, también hay negros de Jamaica con lo que lo de 'afroamericanos', más allá de mis reparos personales, no es correcto [se ríe].
P.- ¿Es Christoph Waltz su nuevo Uma Thurman?
R.- [Se ríe] Más allá de que sea una persona extraordinaria, creo que es uno de los grandes actores de nuestro tiempo. Pero, sobre todo, me sorprende su facilidad para encontrar el 'tempo' perfecto a mis diálogos. Creo que eso mismo me ocurre con Samuel L. Jackson.

P.— Da la impresión de que vivimos un momento crítico en el cine. Todo el mundo se empeña en ofrecer algo nuevo. Paul Thomas Anderson rueda en 70 milímetros; Jackson lo hace con 48 fotogramas por segundo... ¿Hacia dónde vamos?

R.— Lo de los 70 milímetros es vieja escuela. Siempre se había empleado para dramas épicos y la verdad es que funciona muy bien en películas íntimas. Me recuerda a cuando utilicé la pantalla panorámica para 'Reservoir Dogs', que al fin y al cabo es un relato muy íntimo... Funciona 'cojonudamente' bien.
P.— ¿Y qué opina del uso de la tecnología digital?

R.— Tanto rodar como proyectar en digital es sencillamente el principio del final. Jamás lo haré. Es la muerte del cine. ¿Qué sentido tiene salir de casa para obtener lo mismo que ya consigues con un dvd en tu casa?





«El único premio que considero un trofeo por encima de cualquier otro 
es la Palma de Oro por 'Pulp Fiction'. 
Todos los demás, los Bafta, los Oscar, los Globos de Oro... 
están por detrás»

Quentin Tarantino




FILMOGRAFÍA

Quentin Tarantino cuenta en su haber con una importante filmografía, pero no toda le corresponde únicamente por ser director, también se le adjudican películas en las que ha sido productor, guionista y actor.

Como productor Quentin Tarantino tiene las siguientes películas:

2008 - Hell Ride
2007 - Hostel 2
2006 - Hostel
1996 - Tú asesina, que nosotras limpiamos la sangre (Curdled)

Como director

2012 - Django Unchained
2009 - Inglorious Bastards
2007 - Grind House: Death Proof
2005 - Sin City (Director invitado)
2005 - Peligro sepulcral (episodio de CSI: Crime Scene Investigation)
2004 - Kill Bill Vol.2
2003 - Kill Bill Vol.1
1997 - Jackie Brown
1995 - Four Rooms
1995 - Motherhood. Episodio de Urgencias
1994 - Pulp Fiction
1992 - Reservoir Dogs
1987 - My Best Friend's Birthday

Como guionista

2009 - Inglorious Bastards
2007 - Grind House: Death Proof
2005 - Peligro sepulcral (episodio de CSI: Crime Scene Investigation)
2004 - Kill Bill Vol.2
2003 - Kill Bill Vol.1
1997 - Jackie Brown
1996 - From Dusk Till Dawn (Abierto hasta el amanecer)
1995 - Four Rooms
1995 - Motherhood. Episodio de Urgencias
1994 - Asesinos Natos
1994 - Pulp Fiction
1993 - Amor a quemarropa
1992 - Reservoir Dogs
1987 - My Best Friend's Birthday

Como actor

2007 - Sukiyaki Western: Django : Dirigida por: Takashi Miike
2007 - Grind House: Planet Terror
2003 - Revelación total (voz) (Alias)
2003 - Después de las seis (Alias)
2001 - La Caja. Doble Episodio de Alias
2000 - Little Nicky
1997 - Jackie Brown (voz)
1996 - Girl 6
1996 - From Dusk Till Dawn (Abierto hasta el amanecer)
1995 - Dance Me to the End of Love
1995 - Desperado
1995 - Four Rooms
1995 - Destiny Turns on the Radio
1994 - Sleep With Me (Duerme conmigo)
1994 - Somebody to Love (Alguien a quien amar)
1994 - Pulp Fiction
1992 - Reservoir Dogs
1992 - Eddie Presley
1987 - My Best Friend's Birthday
Como podemos apreciar el trabajo de Quentin Tarantino ha sido insaciable desde que comenzó en 1991, únicamente realizó un parate entre 1997 y 2000.







Pierre Klossowski

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Pierre Klossowski

(París, 1905 - 2001) 

Escritor francés de origen polaco. Hermano del pintor Balthus y amigo de Georges Bataille, causó escándalo con Sade, mi prójimo (1947). Lo mejor de su obra narrativa es la trilogía Las leyes de la hospitalidadRoberta, esta noche (1954), La revocación del edicto de Nantes (1959) y El apuntador(1960). Es autor también de importantes ensayos (Nietzsche y el círculo vicioso, 1969; Los últimos trabajos de Gulliver, 1975).

Pierre Klossowski


Hijo de Baladine Klossowska, compañera del poeta Rilke, Pierre Klossowski figuró entre los principales colaboradores de Bataille en la fundación del grupo "Contre-Attaque" (1935), de la revista Acéphale(1936) y del Collège de Sociologie (1937-1939). También tuvo contacto con el grupo de surrealistas que capitaneaba A. Breton y se interesó por la Sociedad Psicoanalítica de Marie Bonaparte. Vinculado asimismo a la figura de W. Benjamin, que participó en las actividades del Collège, tradujo de este último el ensayo La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica, y fragmentos del ensayo sobre Goethe. De su actividad como traductor destacan, además, las traducciones de La Gaia ciencia de Nietzsche, del Tractatus de Wittgenstein, del Nietzsche de Heidegger y de la Eneida.

Tras una crisis religiosa ingresó en el seminario de Saint-Maximin, que abandonó definitivamente al final de la guerra, en 1945, después de haberse unido a la Resistencia. Su primera obra narrativa, publicada en 1950, es fruto de esta experiencia: La vocación suspendida (La vocation suspendue). Aunque escrita en tercera persona, la novela presenta nítidos rasgos autobiográficos y refleja los dos polos entre los que transcurren las obsesiones del autor, gran conocedor y estudioso de la obra del marqués de Sade: la religión y el erotismo. El protagonista abandona sus estudios eclesiásticos y se enfrenta a un mundo agitado por grandes paroxismos ideológicos y sociales. Hay un Partido Negro que ha impuesto el terror en el mundo, y que unas veces recuerda el nazismo y otras parece más bien una secta religiosa o una inquisición.

En este último papel, el Partido Negro ejerce como una especie de policía teológica que persigue a los herejes, analiza la producción de los pensadores y proyecta sus sospechas sobre diversas formas de religiosidad, desencadenando, cuando hace falta, un auténtico terror espiritual. El protagonista asiste a la persecución de una de esas devociones que se tienen por desviadas, y en torno a la cual se tejen la intriga y la delación. En la trama, compleja y oscura, se mezclan alusiones al antisemitismo y a la homosexualidad y acaban confundiéndose perseguidores y perseguidos: si la comunidad devota se beneficiara de la tolerancia, acabaría prevaleciendo y negando la tolerancia a los demás.

Es característica de ésta y de sus siguientes obras la repetición de las acciones y del análisis de las mismas, hasta el punto de que ese reiterado análisis acaba cobrando mayor importancia que la narración. En La vocación suspendida la técnica reiterativa se manifiesta en la reflexión sobre lo actuado, mientras que en Las leyes de la hospitalidad (Les lois de l'hospitalité), el autor construye una repetición de la realidad en su reflejo escénico. Esta trilogía, compuesta por Roberta, esta noche (Roberte, ce soir, 1954), La revocación del edicto de Nantes (La Révocation de l'édit de Nantes, 1959) y El apuntador (Le souffleur, 1960), aborda el espinoso tema de la prostitución conyugal. Y en El Baphomet (Le Baphomet, 1965) la reiteración alcanza su cumbre expresiva, al convertirse en metáfora de las reencarnaciones; previamente había publicado El baño de Diana (Le bain de Diane, 1956).

Entre sus trabajos teóricos destacan Sade, mi prójimo (Sade mon prochain, 1947), un ensayo en el que hizo una original interpretación del marqués de Sade; Tan funesto deseo (Un si funeste désir, 1963), y Nietzsche y el círculo vicioso (Nietzsche et le cercle vicieux, 1969). En realidad, fue tardíamente conocido cuando en la década de los sesenta la Escuela Francesa de la Trasgresión, reeditó Sade, mi prójimo y cuando la editorial Mercure de France publicó el libro sobre Nietzsche, un ensayo complejo que, entre otras muchas osadías, releía la Genealogía de la moral en clave psicosomática y rastreaba la pista de una semiótica de las pasiones en la tortuosa relación que Nietzsche mantenía con su propio organismo. Eso encumbró su nombre, hasta entonces casi secreto, junto a la onda expansiva que lideraba el espectro de Georges Bataille. Después el filósofo Gilles Deleuze y los cineastas Raúl Ruiz y Pierre Zucca, terminaron de arrancar la obra de Klossowski del subsuelo en el que respiraba, sacando a la luz las paradojas de su anacrónica modernidad.

Tanto en el campo del ensayo como en el de la narrativa los temas del mal, el erotismo y la locura son analizados por Klossowski como medios de acercamiento a una zona desconocida en torno a la que gira nuestra propia vida; para Klossowski, el peso de todo el pensamiento occidental crea un obstáculo a este acercamiento, que se presenta como una serie continua de enmascaramientos de los que hay que librarse. Klossowski erigió a Nietzsche y Sade en símbolos de un tipo de pensamiento que rompe las leyes y la lógica de la razón universal.



http://www.biografiasyvidas.com/biografia/k/klossowski.htm



Pierre Klossowski
Foto de Sophie Bassoulsir


Ante la muerte de Pierre Klossowski
Por Juan García Ponce
Letras Libres, septiembre de 2001


Difícilmente puede encontrarse una vida tan singular como la de Pierre Klossowski. Fue hijo de Baladine Klossowska y Erick Klossowski. Él era crítico de arte; ella pintora, y entre sus méritos está el haber encontrado el castillo en ruinas casi, y por supuesto sin ninguna de las exigencias de servicios, que, arreglado más o menos para ser habitado, fue el luego famoso castillo de Muzot donde Rilke, después de una paciente impaciente espera de diez años, escribió Las elegías del Duino y Los sonetos de Orfeo. El primer verso le había sido dictado por el espíritu de la inspiración en otro castillo, el de Duino, en 1912. Siendo capaz tan sólo de escribir unos cuantos versos, Rilke realizó en Muzot durante unos días Las elegías del Duino y además Los sonetos de Orfeo. El castillo estaba en el valle del Ródano. Ahí recibió en una ocasión la visita de Paul Valery. Lo esperó con la bandera francesa en una de las torres del castillo. Valéry comentó después que Rilke vivía en una peligrosa intimidad con el silencio. 

Pero si Baladine Klossowska se había trasladado con su marido y sus dos hijos a Suiza era porque, siendo alemán, Erick Klossowski tuvo que abandonar París al estallar la Primera Guerra Mundial. En Suiza, Balthasar Klossowski, más conocido con su nombre de pintor, Balthus, realizó los dibujos infantiles inspirados por la pérdida de su gato Mitsou y publicados con una breve pero magistral introducción de Rilke, quien ya era amante de Baladine, a la que le escribió cartas en francés incluidas en el grueso libro de cartas que por indicación de Rilke debía ser publicado como perteneciente a sus obras completas. Los hermanos Klossowski gozaron de la amistad de Rilke durante ese tiempo. ¿Puede encontrarse enseñanza mayor? Para entonces Pierre Klossowski deseaba ser actor y fue homosexual con varios niños de su edad. Rilke lo recomendó a André Gide para que pudiese realizar sus deseos al regresar a París. En tanto, la familia Klossowski vivió después de la guerra en Alemania. Luego regresaron a París. Pero Pierre Klossowski ya se había trasladado ahí para vivir en casa de Gide. A él le contó sus aventuras homosexuales, despertando su insaciable curiosidad. Nunca llegó a ser actor. Se inició como escritor traduciendo con Pierre Jean Jouve los Poemas de la locura de Hölderlin. Fue amigo muy cercano de Georges Bataille, para cuyo Colegio de Sociología tradujo del alemán la Antígona de Kierkegaard y dio una conferencia sobre Sade y la revolución. Después tuvo una crisis religiosa. Decidió convertirse en cura y, a pesar de la opinión de Gide contra ese propósito, pasó los años que duró la Segunda Guerra Mundial en un seminario. De ahí, cuando ya había superado su crisis religiosa, tomó sus experiencias como seminarista para escribir su primer libro, La vocation suspendue, hiriendo a varios de sus amigos católicos, a quienes utilizó como personajes. 

Conoció en una reunión en la casa de Jean Whal a Denise Morin Sinclair, quien ya había estado casada con alguien que murió en la Segunda Guerra Mundial y fue miembro muy activo de la resistencia. Con su primer marido ella había tenido una hija. Klossowski se casó con Denise. Publicó un segundo libro, Sade mon prochain, y en su tercer libro, Roberte ce soir, ya aparece Denise Morin Sinclair con el nombre de Roberte y el tema de las leyes de la hospitalidad, o sea, el préstamo de su mujer a los amigos que visitan la casa. Para evitar la temida censura de esa época ante un tema tan escabroso se proyecta publicar el libro con dibujos de su hermano, conocido ya como Balthus. Los dibujos nunca llegan a complacer por entero a Pierre Klossowski y el libro aparece con ilustraciones suyas. Georges Bataille escribe una nota en su revista Critique sobre este libro titulada "Más allá de los límites". Roberte sería el personaje de La révocation de l'Edit de Nantes y también del siguiente libro, cuyo tema es la consecuencia de haber escrito Roberte ce soir y La révocation de l'Edit de Nantes, titulado Le Souffleur. En este libro las inclusiones de personajes dobles son casi infinitas, hasta hacerlo sumamente difícil de comprender. Se incluye también un prefacio y un postfacio tan complicados como el libro. 

Klossowski nunca tendría un éxito definitivo entre los lectores. Sin embargo sus libros son extremadamente valiosos. Hay que recordar sobre este aspecto a José Lezama Lima: "sólo lo difícil es estimulante". Y en efecto, con sus complicaciones o sin ellas, para los lectores empecinados sus libros son ricos y le dan a Klossowski un carácter de primera línea entre los escritores modernos. Escribió también un libro en el que se resalta el mítico episodio en el cual Artemisa para los griegos o Diana para los romanos se baña con sus ninfas y es espiada por Acteón, quien está enamorado de la diosa y al que ésta castiga por verla convirtiéndolo en ciervo. El libro comienza lamentándose sobre cómo civilizaciones tan perfectas como la griega o la romana han podido desaparecer. 

Después publica una quinta novela, El Baphomet, cuyo tema es la persecución de los templarios acusados de homosexualidad, tal como ocurrió hace mucho tiempo cuando la Inquisición todavía tenía un poder absoluto. No obstante los templarios se crearon como una orden de monjes soldados para defender la tumba del supuesto redentor cristiano y lo hicieron con tal valor que diez de sus superiores perecieron cumpliendo esta tarea. El último de ellos, Sire Jacques de Molay, fue quemado por la Inquisición en el centro de París y en nuestros días su nombre aparece en una placa que todavía es posible ver. La acusación de homosexualidad pudo o no ser cierta, pero es utilizada por Pierre Klossowski para escribir su libro, en el cual aparece una dama llamada Valentine de Saint-Vit (Saint-Vit en lenguaje pornográfico es igual a Santa Verga) y su sobrino Ogier de Beauséant (que sería Ogier de Bellas Nalgas). Ella quiere recuperar las tierras que supone suyas y para ello decide servirse de su sobrino Ogier haciéndolo entrar a una de las comandancias-convento de la orden del templo donde debería seducir a los monjes soldados. La novela se desarrolla cuando todo esto ya ha ocurrido y Sire Jacques de Molay es el encargado por Dios de cuidar a las almas de los muertos, que ya son unos puros soplos. Su argumento incluye a Santa Teresa de Ávila, quien le informa al comandante monje que ya el cielo pertenece a otra época y ella quiere ser incluida entre los soplos para poder recuperar a un joven teólogo que siempre estuvo enamorado de ella y no puede ser otro para los lectores que San Juan de la Cruz. Hay todo un juego de reencarnaciones, de tal manera que en la última de ellas Santa Teresa es Roberte y San Juan de la Cruz el marido que la cede a sus amigos. Entonces Sire Jacques de Molay le mete a Ogier, o a su cadáver —que permanece incorrupto a pesar de haber sido ajusticiado junto con su tía por los templarios—, el alma de Santa Teresa. Ogier resucita siendo un andrógino. Pero en realidad todo ocurre durante una celebración de los fantasmas en el aniversario de su ajusticiamiento. Ogier reaparece montado sobre un oso hormiguero, el cual es Nietzsche. Y el rey Felipe participa también en ese banquete utilizando como pretexto que hay un alzamiento en su contra y ha tenido que refugiarse en el monasterio cuartel donde habitan los templarios. Por supuesto todo es ficción convertida en realidad por el arte de Pierre Klossowski. Así él participa en el banquete y la novela concluye con Ogier en la celda del personaje que es Klossowski y lleva el nombre del hermano Demian. Y termina, igual que Roberte ce soir, con un cuadro vivo cuyos protagonistas son el hermano Demian y Ogier.

Con esto se cierra el ciclo de novelas creadas por Klossowski. Si antes había escrito un libro sobre Sade, ahora hace otro sobre Nietzsche titulado Nietzsche et le cercle vicieux y, fuera de pequeñas ediciones de Sade et Fourier o de Origines culturelles et mythiques d'un certain comportement des Dames Romaines, se dedica enteramente a la pintura. Sus cuadros son enormes papeles sobre los que dibuja con lápices de colores diversas escenas que ya conocíamos por sus libros. Luego pasa a la escultura con temas igualmente parecidos a los de sus cuadros. Podemos decir que el artista utiliza diversas formas de expresión para dar vida a sus obsesiones personales. Finalmente, sin abandonar la pintura y la escultura hace con Pierre Zucca una película titulada Roberte en la cual Denise Morin Sinclaire y el propio Klossowski son los actores principales.

El círculo de la creación es interminable, pero sus creadores son humanos, demasiado humanos, para utilizar un título de Friedrich Nietzsche, y la muerte ha terminado la obra creadora de Pierre Klossowski el 12 de agosto de 2001, cuando él ya había alcanzado la edad de 96 años. Sin embargo, separada ya de su creador la obra es inmortal. En ella vivirá para siempre Pierre Klossowski.




OBRA


Pierre Klossowski escribió volúmenes enteros sobre el Marqués de Sade (Sade mi vecino, 1947) y Friedrich Nietzsche (Nietzsche y el círculo vicioso, 1969), un número de ensayos, y cinco novelas, entre estas últimas destacan el clásico erótico Roberte esta noche, parte de su trilogía Las leyes de la hospitalidad, y la transgresiva pieza El Bafomet. Tradujo textos importantes de Virgilio, Wittgenstein, Heidegger, Kafka, Nietzsche y Walter Benjamin al idioma francés, trabajó en películas y era también un prolífico ilustrador, representando varias escenas de sus novelas. Klossowski participó en varias ediciones de la revista de  Georges Bataille, Acéphale, en los años 30.

Tuvo un papel menor en la película de Robert Bresson, Au hasard Balthazar. Estuvo involucrado en algunas otras películas del director francés Pierre Zucca y del chileno Raoul ruiz, y su texto sobre Sade es citado en Saló o los 120 días de Sodoma.

Pierre Klossowski murió el 12 de agosto de 2001, de causas naturales, seis meses después de la muerte de su hermano Balthus. Sus cenizas descansan en el Cementerio de Obras de Arte de Morille, un pueblito español.


TRADUCCIONES


  • Friedrich Sieburg, Défense du nationalisme allemand, Grasset (1933)
  • Friedrich Sieburg, Robespierre, E. Flammarion (1936)
  • Ludwig Wittgenstein, Tractatus logico-philosophicus suivi de Investigations philosophiques (1961)
  • Martin Heidegger, Nietzsche (1971)
  • Friedrich Nietzsche, Le Gai Savoir
  • Walter Benjamin, L'œuvre d'art à l'époque de sa reproduction mécanisée 




BIBLIOGRAFÍA EN INGLÉS Y FRANCÉS


YearOriginal FrenchEnglish Translation
1947Sade mon prochain preceded by Le philosophe scélérat (Paris: Seuil, 1947)
Contents: Avertissement; Le philosophe scélérat. Sade mon prochain: Sade et la Révolution; Esquisse du système de Sade; Sous le masque de l'athéisme; Appendices.
Sade My Neighbor trans. by Alphonso Lingis (Northwestern University Press, 1991)
Contents: Translator's Introduction; Preface; The Philosopher Villain; Sade My Neighbor: Sade and the revolution; Outline of Sade's system; Under the Mask of Atheism.
1950La Vocation suspendue (Paris: Gallimard, 1950)-
1954Roberte ce soir (Paris: Minuit, 1954)Roberte ce soir and The Revocation of the Edict of Nantes trans. by Austryn Wainhouse (Dalkey Archive Press, 2002)
1956Le Bain de Diane (Paris: Pauvert, 1956; Gallimard, 1980)Diana at Her Bath/the Women of Rome trans. by Sophie Hawkes andStephen Sartarelli (Marsilio Publishers, 1998) ISBN 1-56886-055-2
1959La Révocation de l'édit de Nantes (Paris: Minuit, 1959)Roberte ce soir and The Revocation of the Edict of Nantes trans. by Austryn Wainhouse (Dalkey Archive Press, 2002)
1960Le Souffleur ou le théâtre de société (Paris: Jean-Jacques Pauvert, 1960)-
1963Un si funeste désir (Paris: Gallimard, 1963)
Contents: Sur quelques thèmes fondamentaux de la Gaya Scienza de Nietzsche; Gide, du Bos et le démon; En marge de la correspondance de Claudel et de Gide; Préface à Un prêtre marié de Barbey d'Aurevilly; La messe de Georges Bataille; Le langage, le silence et le communisme; Sur Maurice Blanchot; Nietzsche, le polythéisme et la parodie.
Such a Deathly Desire trans. by Russell Ford (State University of New York Press, 2007)
1965Le Baphomet (Paris: Mercure de France, 1965)The Baphomet trans. by Sophie Hawkes and Stephen Sartarelli (Marsilio Pub, 1992) ISBN 0-941419-73-8
1965Les Lois de l'hospitalité (Paris: Gallimard, 1965) (trilogy of the 'Roberte' novels: La Révocation de l'Édit de Nantes (1959), Roberte ce soir (1954), and Le Souffleur (1960))Roberte ce Soir and The Revocation of the Edict of Nantes trans. by Austryn Wainhouse with introduction by Micheal Perkins (Dalkey Archive Press, 2002)
1968Origines Culturelles et mythiques d'un certain comportement des dames romaines (Paris:Fata Morgana[disambiguation needed], 1968)-
1969Nietzsche et le cercle vicieux (Paris: Mercure de France, 1969)
Contents: Introduction; Le combat contre la culture; Les états valétudinaires à l'origine d'une sémiotique pulsionnelle; L'expérience de l'Éternel Retour; Les états valétudinaires à l'origine des quatre critères : décadence, essor, grégarité, cas singulier; Tentative d'une explication scientifique de l'Éternel Retour; Le cercle vicieux en tant que doctrine sélective; La consultation de l'obre paternelle; La plus belle invention du malade; L'euphorie de Turin; Note additionnelle à la sémiotique de Nietzsche.
Nietzsche and the Vicious Circle (London: The Athlone Press, 1997, 2000ISBN 0-485-12133-6; University of Chicago Press, 1998, ISBN 0-226-44387-6;)
Contents: Translator's Preface; Introduction; 1. The Combat against Culture; 2. The Valetudinary States at the Origin of a Semiotic of Impulses; 3. The Experience of the Eternal Return; 4. The Valetudinary States at the Origin of Four Criteria: Decadence, Vigour, Gregariousness, the Singular Case; 5. Attempt at a Scientific Explanation of the Eternal Return; 6. The Vicious Circle as a Selective Doctrine; 7. The Consultation of the Paternal Shadow; 8. The Most Beautiful Invention of the Sick; 9. The Euphoria of Turin; 10. Additional Note on Nietzsche's Semiotic; Notes; Index.
1970La Monnaie vivante (Paris: Éric Losfield, 1970)-
1984La Ressemblance (Marseille: André Dimanche, 1984)-
1987Les derniers travaux de Gulliver (Paris: Fata Morgana, 1987)-
1988Le Mage du Nord (Montpellier: Fata Morgana, 1988)-
Posthumous publications
2001Écrits d'un monomane: Essais 1933-1939 (Paris: Gallimard, 2001)-
2001Tableaux vivants: Essais critiques 1936-1983 (Paris: Gallimard, 2001).
Contents: 1. Essais d'Acéphale: Don Juan selon Kierkegaard; Création du monde; Deux interprétations récentes de Nietzsche; Le monstre. 2. Trois amitiés: Rainer Maria Rilke et lesÉlégies de Duino; Pierre Jean Jouvre romancier : Catherine Crachat; Lettre sur Walter Benjamin. 3. Les règles de l'art: De Contre-Attaque à Acéphale; Explication continuée; Fragments d'une lettre à Michel Butor. 4. Du tableau vivant, en particulier: Du tableau vivant dans la peinture de Balthus; La 'Judith de Frédéric Tonnerre; On peut toujours dire que le trait...; L'on me demandait naguère pourquoi...; La description, l'argumentation, le récit...; Le geste muet du passage matériel au dessin; Du Simulacre.
-
2001L'adolescent immortel (Paris: Gallimard, 2001)-
2003La Monnaie vivante (Paris: Gallimard, 2003)


Fuente: Wikipedia



Autor: Pierre Klossowski
Traducción: Manuel Arranz
Año: 2012

La moneda viva es un texto que resume, quizás como ningún otro, un pensamiento que muchos autores (especialmente Bataille, pero también el propio Foucault, que lo celebra en una carta al autor como el libro más importante de la época) intuyeron y no se atrevieron a formular, pues ponía en solfa la mayoría de las certezas sobre el deseo y el cuerpo que habían alimentado la literatura y la vida durante siglos. Sade fue el primero en advertir la impostura, pero a Sade había que comprenderlo, había que interpretarlo, había que leerlo concienzudamente y no banalizar su pensamiento, reduciéndolo a una patología de los instintos como ha venido haciéndose desde su descubrimiento. Y eso es lo que hizo Klossowski en este lúcido y penetrante ensayo, como también, en otro sentido, hiciera antes en Sade, mi prójimo.

Bataille, Lacan, Baudrillard, Foucault, Deleuze, Lyotard, Agamben, todos ellos y muchos otros reconocieron en La moneda viva la explicitación de lo que constituye nuestra fatalidad de hombre a lo largo de la historia, y que Foucault resume en tres palabras: deseo, valor y simulacro. Porque “… no hay más que una comunicación universal auténtica: el intercambio de los cuerpos por el lenguaje secreto de los signos corporales.” Y Maurice Blanchot, de nuevo a propósito de Sade: “Exceso, energía, disolución, estas son las palabras claves de nuestra época.”

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Pierre Klossowski


Un cementerio de obras inmortales

Esther Ferrer entierra una 'performance' en un pueblo de Salamanca


FIETTA JARQUE Morille, 3 de agosto de 2009




Hay un lugar en Castilla donde yacen sepultadas en distintas tumbas las cenizas del gran escritor, pintor, filósofo y pornógrafo francés, Pierre Klossowski; un Pontiac Grand Prix en el que dos artistas (Javier Utray y Carlos Alcolea) daban vueltas alrededor del Museo del Prado hablando de las obras que había en el interior; las canciones de Germán Coppini, músico de la movida madrileña; la maleta de un artista famoso, pobre y suicida (Alberto Greco), posiblemente con un perro pitbull en su interior y una tela con la palabra miedo bordada en rojo.
Es el Cementerio de Obras de Arte de Morille, un pueblo a 18 kilómetros de Salamanca, con apenas 200 habitantes, casas de piedra, perros dormidos a la sombra y un paisaje árido cuyo silencio sólo rompen los mugidos y cencerros de las vacas. El sábado, a la caída de la tarde, hubo un nuevo entierro, cuyo epitafio reza: "Esther Ferrer. Aquí yace laPerformance a varias velocidades (versión original) París 1987/ Salamanca 2009". Inventada, realizada y transformada en múltiples ocasiones por Esther Ferrer hasta el 1 de agosto de 2009, en que se realizó por última vez en este mismo cementerio.

Allí están enterradas las cenizas del pintor y pornógrafo Pierre Klossowski
"Quise enterrar una performance que me gustara y que hubiera hecho muchas veces", argumenta la artista, premio Nacional de Artes Plásticas en 2008. "Las performances envejecen conmigo y las he ido adaptando a mi edad. Ésta exige un esfuerzo físico que no creo que pueda seguir realizando. Ya no puedo correr tanto y si lo hago de otra manera se perdería la esencia", admite. "Prefiero que muera siendo lo que fue".
La acción consiste en que la artista sale corriendo en una dirección concreta, al detenerse se sienta sobre una silla y habla para sí. La velocidad de la carrera es menor en cada ocasión, mientras que sus palabras van subiendo en volumen hasta terminar magnificándolas a través de un megáfono, en contraste con una carrera que al final es tan lenta que casi le hace perder el equilibrio. Desde 1987, la ha ejecutado en ciudades como París, Madrid, Colonia o Marsella. Esther Ferrer, con 72 años, la realizó por última vez el sábado a la caída de la tarde.
El cortejo fúnebre partió del ayuntamiento de Morille, encabezado por Ferrer, el alcalde, Domingo Sánchez Blanco -artista e ideólogo de la iniciativa-, algunos amigos, y gran parte de los habitantes del pueblo. Después de ejecutar la acción, metió en una caja la silla, el megáfono y la partitura original de la pieza, la cerró y clavó el primer clavo. Los asistentes fueron clavando el resto de la tapa. No hubo lágrimas. A Esther Ferrer no le interesa emocionar. "Otra de las razones por las que he querido enterrar esta performance es porque, con la edad, me quedo sin aliento y eso añade un componente dramático en el público que prefiero evitar. No me interesa manipular las emociones de los espectadores, es un recurso demasiado fácil. Quiero que piensen, no que sientan".
Hay ahora poco más de una docena de tumbas. El terreno de 50.000 metros cuadrados ha sido cedido por el ayuntamiento. La idea original de Domingo Sánchez Blanco y Javier Utray (fallecido en 2008) tuvo su primera realización con el entierro de las cenizas de Klossowski y del Pontiac en una cámara acorazada en diciembre de 2005. Pero, ¿hay algo que ver en este lugar? Para empezar, cada una de las lápidas tiene un epitafio provocador. Poemas o enunciados inquietantes. Este anti-museo tiene además el misterio al que alude El Principito, de Saint-Exupéry: "Ésta es la caja. El cordero que quieres está dentro". No se ve, se imagina. Como dice Sánchez Blanco: "Un lugar perdido para obras de arte desubicadas".
http://elpais.com/diario/2009/08/03/revistaverano/1249250407_850215.html



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